Los derechos humanos y su aporte a la igualdad de género en Chile

Anuncio
fundación centro de estudios de la mujer
SEMINARIO PROCESOS POLÍTICOS E IGUALDAD DE GÉNERO
23 y 24 de agosto de 2010 – 9:00 a 18:00 hrs.
Academia Chilena de Ciencias, (Almirante Montt 454, Metro Bellas Artes)
Los derechos humanos y su aporte a la igualdad de género en
Chile1
Lorena Fríes
versión preliminar
1
Lorena Fries. Master en Derecho Internacional de los Derechos Humanos. Directora del Instituto Nacional
de Derechos Humanos
Los derechos humanos y su aporte a la igualdad de género en Chile2
Este trabajo tiene por objeto dar cuenta del impacto que tiene la agenda
internacional –multilateral- de derechos humanos de las mujeres en el
avance en materia de igualdad y no discriminación de género a nivel
nacional. Para ello, junto con fijar cuál es el lugar de los derechos
humanos de las mujeres –y en particular la CEDAW- en el marco del
Derecho Internacional de los Derechos Humanos, se describen y analizan
las principales recomendaciones hechas a Chile en esta materia y se
evalúa el grado de incorporación de las mismas por el Estado chileno.
1. Antecedentes para mejor resolver: El Derecho Internacional de los
Derechos Humanos
El tejido normativo y doctrinario internacional de los derechos humanos
ha tenido un gran desarrollo en la última mitad del siglo XX. Dentro de
este marco, el reconocimiento de los derechos humanos de las mujeres
es quizás uno de los aportes más significativos, tanto porque refieren a la
mitad de la humanidad, como por las redefiniciones que a partir de dicho
reconocimiento han producido en el campo de dichos derechos.
Sin duda, el fin de la guerra fría y el comienzo de la era de la
globalización económica y cultural han contribuido a fortalecer el proceso
de internacionalización de los derechos humanos, superando el marco en
el que tuvieron origen, esto es, los Estados Modernos y su anclaje en la
idea de territorios y soberanías nacionales. Estos mismos procesos sin
embargo, generan nuevos desafíos para el reconocimiento universal de
los derechos humanos, que dicen relación con la necesidad de reenmarcar los debates en materia de justicia y de derechos humanos en
una lógica capaz por una parte, de dar cuenta de la creciente
interconexión y redes entre grupos que demandan reconocimiento y
protección de derechos y centros de poder políticos, económicos y
mediáticos que superan con creces la idea de que es el Estado el único
sujeto de derecho a nivel internacional.
El rol que han jugado los movimientos feministas en los procesos de
reconocimiento y protección de derechos de las mujeres ha sido central
en términos de los cuestionamientos a la tradición liberal y occidental
que marcan el orígen y derrotero de los derechos humanos. Esa crítica,
compartida por el sur global pero también por los colectivos
históricamente discriminados ha dado lugar a uno de los procesos mas
interesantes en este campo; la universalización de los derechos en
2
Lorena Fries. Master en Derecho Internacional de los Derechos Humanos. Directora del Instituto Nacional
de Derechos Humanos
2
contraposición a la mera afirmación de universalidad de los derechos. Se
trata de dinámicas simultáneas que se tejen desde los ámbitos locales,
nacionales y regionales, y también en sentido inverso, esto es, de
procesos internacionales que impactan en las agendas nacionales y
locales.
Dada la cada vez mayor interrelación de estos niveles, la cristalización de
este proceso de universalización ya sea en la legislación nacional o en
tratados convenciones que reconoce y /o protege derechos humanos de
las mujeres, contribuye a sedimentar umbrales –por lo pronto
discursivos- de convivencia respecto de los cuales no debiera haber
retroceso o si lo hubiera sería a un costo muy alto para quienes están en
los espacios de toma de decisión. Y es que el discurso jurídico, junto con
legitimar las relaciones de poder existentes, también sirve para su
transformación.3
En efecto, en el campo del derecho internacional de los derechos
humanos y aún cuando son los Estados los sujetos de derecho por
excelencia, la finalidad de dicho derecho posibilita su transformación
constante. Así el derecho de los derechos humanos obliga a los Estados –
que se han sometido por voluntad propia al ratificar tratados o aceptar
competencia de organismos internacionales- a garantizar a los/las
ciudadanos/as, un conjunto de bienes simbólicos y materiales para un
mejor vivir, y amparar y proteger a dichos ciudadanos/as cuando el
Estado, estando obligado, no lo hace.
Ahora bien, el flujo desde el discurso jurídico nacional hacia el discurso
jurídico internacional y viceversa será mas o menos coherente e
integrado dependiendo del grado de trabas de tipo jurídico,
institucionales y culturales que existan. En el caso chileno y en
particular en relación con el reconocimiento y protección de los derechos
humanos de las mujeres, este flujo no ha sido constante y más bien se
muestra dificultoso, producto de trabas generales en relación con la
recepción del Derecho Internacional de los Derechos Humanos y
producto de resistencias políticas y culturales que en torno a los temas
de género existen en el país y particularmente en las élites políticas.
Respecto del primer punto, esto es, de las trabas generales para
recepcionar el derecho de los derechos humanos, a pesar de la reforma
constitucional que incluyó el reconocimiento del Derecho Internacional
de los Derechos Humanos como límite de la soberanía y fuente de
derecho interno, hay ambigüedad en los poderes y órganos del Estado
3
Ruiz, Alicia. La construcción jurídica de la subjetividad no es ajena a las mujeres en El Derecho en el
Género y el Género en el Derecho. Haydee Birgin (edit), Colección Identidad, Mujer y Derecho. Editorial
Biblos, Buenos Aires, 2003, pág. 21-22
3
respecto de su legitimidad, cuestión que se traduce en el debate que
existe en torno al lugar jerárquico que ocupa este derecho en la
normativa jurídica nacional.
Respecto de las reticencias culturales y políticas con los temas de género
y en particular con la agenda de igualdad y derechos de las mujeres, si
bien ha habido avances en el reconocimiento de derechos, este que es el
primer paso para la exigibilidad de los mismos, es aún deficitario. La
agenda de derechos humanos y de los derechos humanos de las mujeres
no ha sido parte integral del debate y tiende a ser marginado y
postergado en aras del consenso al interior de los bloques políticos y
entre ellos. La falta de un discurso político directo y claro que asuma de
manera central la igualdad y no discriminación de género ha limitado
sino anulado la posibilidad de debate y deliberación democrática de estos
temas, quedando secuestrados en los discursos más conservadores de la
sociedad chilena.
No obstante cabe señalar que esto que sucede con los derechos de las
mujeres sucede en general con el tema de derechos humanos. En
sociedades en las que el ámbito público se reduce muchas veces a la
suma de los intereses particulares, en un Chile que sigue estando
marcado por una noción de derechos humanos ligada a las violaciones
graves vividas durante la dictadura, y en un marco en el que aún falta
para darle materialidad al enfoque de derechos de la política pública,
cuesta más que estos temas de reconocimiento y protección de derechos
se instalen en la agenda pública.
Es en este contexto que me dispongo a hablar sobre los derechos
humanos de las mujeres y su impacto en la transformación de las
relaciones desiguales de género en Chile.
2. Se tenga presente: Los derechos humanos de las mujeres y la
CEDAW
En términos formales, la Convención sobre Eliminación de todas las
Formas de Discriminación contra las Mujeres es una de las convenciones
de derechos humanos que reúne el mayor número de ratificaciones. Se
trata también del instrumento con mayor número de reservas las que
refieren mayoritariamente a asuntos de participación política y de
familia, evidenciando el carácter sistémico de la discriminación hacia las
mujeres. Cuenta además con 25 Recomendaciones Generales que
permiten determinar el sentido y alcance de los derechos reconocidos por
la convención, así como las obligaciones que estas implican en concreto
para los Estados-Parte.
4
La Convención sobre Eliminación de todas las Formas de Discriminación
hacia las Mujeres (CEDAW), constituye junto con otras convenciones que
tienen como eje un sujeto de derechos en particular, un hito en términos
del reclamo por el derecho a la igualdad y no discriminación en el goce y
ejercicio de los derechos humanos. Si bien desde sus inicios formales en
la Declaración Universal de Derechos Humanos y posteriormente en los
pactos sobre derechos civiles y políticos, y económicos, sociales y
culturales la igualdad ha sido central como cláusula general y como
derecho –igualdad ante y de la ley-, no es menos cierto que en la práctica
la propuesta de universalidad fue superada por la necesidad de
emprender procesos de universalización a partir de los grupos y
colectivos que frente al parámetro de lo humano aparecían como
diferentes jerarquizados e invisibilizados.
En concreto, para dar fuerza a la igualdad fue necesario lidiar primero
con la diferencia, cuyo primer paso fue el reconocimiento de los/las
diferentes; mujeres, pueblos indígenas, afrodescendientes, niños y niñas,
etc. La CEDAW cristaliza en clave jurídica la diferencia de género al
reconocer a las mujeres como un sujeto colectivo además discriminado.
Pone de manifiesto que las mujeres en los instrumentos internacionales
de carácter se encontraban invisibilizadas y subsumidas en una
generalización masculina, reflejo de la realidad. Hace suya la crítica
feminista y en particular su deconstrucción de este sujeto universal que
pasa por general los intereses masculinos.
El concepto de no discriminación es en la convención el que articula los
derechos que se reconocen y la igualdad pasa a ser el modelo o
parámetro a seguir. La definición de discriminación, si bien encuentra su
origen en la Convención Internacional sobre la Eliminación de toda
Forma de Discriminación Racial, es una definición que incluye la
discriminación por intención y por resultado. En definitiva, toda
distinción que tenga por intención o por resultado menoscabar, limitar o
anular el ejercicio de los derechos convencionales en igualdad con el
hombre, es discriminación.
Cabe señalar sin embargo, que el modelo de igualdad que asume la
convención es restrictivo en el sentido que es el hombre la medida de la
titularidad de derechos humanos. En efecto, la igualdad constituye un
parámetro que permite medir la distancia que tienen aquellos que hay
que igualar para acceder al goce y ejercicio de derechos. Dependiendo de
la interpretación que se haga de dicha igualdad si abarcará temas o
derechos que se encuentran fuera del juicio de comparación.
En todo caso y para salvar la situación que deviene de un concepto
formal o de jure de la igualdad, que se sustenta por sobretodo en su
enunciado de igual trato, la convención reconoce la igualdad de facto y
5
señala que esta es una forma de avanzar hacia el enunciado formal. Los
Estados por lo tanto se obligan a incluir medidas especiales de carácter
temporal encaminadas a acelerar la igualdad de facto entre el hombre y
la mujer, las que si bien constituyen un trato diferenciado, no son
consideradas una discriminación.
Producto del desarrollo práctico de la igualdad en el campo de los
derechos, el Comité de la CEDAW juzgó necesario emitir una observación
general4 sobre medidas especiales de carácter temporal, con el objeto de
fijar mas claramente el concepto de igualdad y por tanto de las medidas
de discriminación positivas como parte de dicho concepto.
Explicitamente señaló que:
“…un enfoque jurídico o programático puramente formal, no es suficiente
para lograr la igualdad de facto con el hombre, que el Comité interpreta
como igualdad sustantiva. Además, la Convención requiere que la mujer
tenga las mismas oportunidades desde un primer momento y que disponga
de un entorno que le permita conseguir la igualdad de resultados. No es
suficiente garantizar a la mujer un trato idéntico al del hombre. También
deben tenerse en cuenta las diferencias biológicas que hay entre la mujer y
el hombre y las diferencias que la sociedad y la cultura han creado. En
ciertas circunstancias será necesario que haya un trato no idéntico de
mujeres y hombres para equilibrar esas diferencias. El logro del objetivo de
la igualdad sustantiva también exige una estrategia eficaz encaminada a
corregir la representación insuficiente de la mujer y una redistribución de
los recursos y el poder entre el hombre y la mujer.”5
Junto con superar el enunciado de igual trato, asimila la igualdad de
facto a la igualdad sustantiva o de resultados, superando casi una
década de discursos en torno al género vinculado a la igualdad de
oportunidades, enfoque que se sitúa entre el concepto aristotélico de
igualdad y lo que el comité define como igualdad sustantiva. En efecto, la
igualdad de oportunidades, no permitiría superar situaciones sistémicas
de discriminación puesto que el supuesto, esto es, el hecho de apuntar a
intervenir con medidas en el punto de partida de los sujetos en su acceso
a las oportunidades, no garantizaría que en el camino no se vieran
afectados/as por otras barreras de diversa índole.
Este enfoque permite al Comité de la CEDAW superar una de las
mayores críticas desde el mundo feminista, esto es un modelo de
igualdad cuyo parámetro era el hombre y que por tanto no consideraba
la discriminación en base a la etnia, edad, nacionalidad, orientación
sexual etc. al interior del colectivo de mujeres.
4
5
Comité CEDAW, ONU. Observación General Nº 25 de 2005
Op.cit párr. 8
6
La igualdad y no discriminación en los términos que la establece la
convención debe operar en todas las dimensiones de la vida de las
mujeres, incluyendo la que realizan en el ámbito doméstico y de la
familia.6 Esta afirmación rompe entonces con la herencia de una
ciudadanía y titularidad de derechos anclada sólo en el ámbito público a
la que las mujeres acceden con una carga discriminatoria que tiene su
origen en la invisibilidad, subordinación y desvalorización del mundo
doméstico y familiar.7 La consideración del espacio privado como un
ámbito de regulación de los derechos humanos se verá reflejado en la
denuncia global sobre la violencia de que son objeto las mujeres en todo
el mundo y en el gradual reconocimiento de los derechos sexuales y
reproductivos.
En efecto, las Conferencias Mundiales de Derechos Humanos (Viena
1993), de la Mujer (Beijing 1995) y sobre Población (El Cairo 1995)
permitirán actualizar los contenidos de la CEDAW y en general las
convenciones y pactos en derechos humanos, las que junto a las redes
globales de feministas y defensoras de derechos humanos tendrán
impacto en los ámbitos regionales8 y nacionales9.
La búsqueda de la igualdad no sólo obliga al Estado a garantizar que
todo el quehacer público se oriente en esta dirección, sino que también
que adopte medidas para modificar los patrones socio-culturales que
reproducen estereotipos que interiorizan a las mujeres.
Hago estas precisiones respecto de la igualdad y a las obligaciones que
tiene por tanto el Estado en esta materia porque es el punto de partida
para analizar el impacto que ha tenido el este cuerpo de normas y
principios internacionales que reconocen y protegen los derechos de
hombres y mujeres.
3. En lo principal: Chile en materia de igualdad de género.
El retorno a la democracia en Chile fue el punto de partida para la
reinserción en la comunidad internacional. A principios de los 90 el
Estado chileno se esmeró en ratificar un conjunto de instrumentos en
materia de derechos humanos que habían quedado rezagados por
6
CEDAW, ONU. Artículo 1
Comité CEDAW, ONU. Recomendación General Nº 22 y 24
8
Adopción de a Convención para Prevenir, Sancionar y Erradicar la Violencia hacia las Mujeres, OEA
1994. Asi mismo, en el ámbito regional la gradual protección que han recibido los derechos sexuales y
reproductivos se expresa en la jurisprudencia de la CIDH; el caso Maria Memerita Mestanza vs Perú y el
caso de Paulina del Cármen Ramirez vs México.
9
En un lapso menor a una década al menos en América Latina se habían aprobad leyes especiales de
sanción a la violencia contra las mujeres o intrafamiliares y emergían debates en torno al reconocimiento de
los derechos sexuales y reproductivos
7
7
razones obvias durante la dictadura. En el campo de las demandas de
género el gobierno de Patricio Aylwin reconoció la deuda de igualdad con
las mujeres y se creo el SERNAM. Durante el gobierno de Frei Ruiz-Tagle
vieron luz un conjunto de reformas legislativas que en su sentido mas
profundo buscaron reactualizar las relaciones de género a partir de un
concepto de igualdad ante la ley. En ese sentido se derogaron normas
que explícitamente discriminaban a las mujeres y se igualaron derechos
para en el matrimonio y respecto de los hijos e hijas. La agenda
internacional de derechos humanos de las mujeres impactó en la política
chilena y se legisló en torno a la violencia intrafamiliar para proteger a
los individuos, ahora visibilizados desde la mirada de los derechos
humanos, en el ámbito privado.
Los desafíos de estos gobiernos estaban puestos claramente en combatir
la pobreza en la que un 40 y pico % de la población había quedado
sumergida. Así, temas mas conflictivos que podríamos decir ponían un
mayor énfasis en la autonomía de las mujeres que en la igualdad con el
hombre, se vieron postergados.
Bajo el gobierno de Ricardo Lagos, el discurso de la igualdad cambio
hacia una concepción ligada a la generación de oportunidades. Se partió
de la base de que las mujeres como colectivo no accedían al goce y
ejercicio de los mismos derechos que los hombres y que ello era el
producto de una discriminación sistémica, cuestión que se intervenía en
la medida que se nivelaba el punto de partida para el acceso a dichos
derechos. Esta concepción de la igualdad ya había sido superada por el
Comité de la CEDAW como ya vimos en consideración a que si bien
avanza generando el piso de las oportunidades no logra afectar las
barreras que durante la trayectoria de vida impiden a las mujeres llegar
a resultados igualitarios y que en definitiva dicen relación con la
redistribución de recursos y de poder entre hombres y mujeres, e incluso
dentro del propio colectivo de mujeres.
La Pdta. Bachelet abre en temas de género un nuevo período. En
términos de igualdad se acerca mas a la idea de igualdad sustantiva lo
que se ve reflejado en la instalación de la medida paritaria en el gabinete
y el reconocimiento y valoración del rol que cumplen las mujeres en el
ámbito doméstico y de la crianza con la reforma al sistema previsional.
Esta igualdad de resultados o sustantiva se entronca con la posibilidad
de una mayor autonomía de las mujeres, es decir con la posibilidad de
elección de las mujeres y la igualdad de condiciones en la partida y en el
trayecto que garantizan la realización de esos planes de vida. No se trata
por lo tanto de una mirada dicotómica entre igualdad y libertad sino que
de una igualdad que asegura dicha libertad.
8
A pesar de este intento que le valió la adhesión mayoritaria de las
mujeres, no se logró institucionalizar esta mirada y mas bien quedó
abierta a la capacidad que tengan las mujeres y los sectores aliados para
institucionalizar en este nuevo contexto, una enfoque sustantivo de la
igualdad que incluye por tanto la autonomía de las mujeres.
Por cierto que cuando se habla de autonomía como producto de la
igualdad, se supera el juicio comparativo y se entra más bien a afirmar
derechos propios. La igualdad sustantiva o de resultados implica la
generación de capacidades y de poder para superar la visión liberal e
individualista de la autonomía para domiciliarla en una interacción
social, política y económica que promueve el agenciamiento de
capacidades. Las medidas especiales de carácter temporal son propias de
esta etapa puesto que buscan incorporar la diferencia como parte de la
igualdad y desligarla de la jerarquización social que lleva a la
discriminación y desigualdad.
Esta caracterización -a grandes rasgos- de los procesos de igualdad en
Chile han tenido siempre como telón de fondo los avances
internacionales en materia de derechos humanos de las mujeres. La
referencia internacional ha permitido, al menos discursivamente instalar
ciertos debates si bien no siempre se han traducido en derechos
concretos para las mujeres. A pesar del mandato jurídico que tiene el
Estado de Chile en términos de respetar y garantizar los derechos de las
mujeres las recomendaciones que hacen los órganos internacionales, en
particular el comité de la CEDAW, no siempre han caído en tierra fértil.10
4. Otrosí: Recomendaciones para un goce y ejercicio efectivo de los
derechos humanos de las mujeres
En efecto, desde 1999 varios órganos supervisores de los derechos
humanos han apuntado sus recomendaciones a superar la
discriminación que existen en Chile hacia las mujeres. Los ejes centrales
de dichas recomendaciones que incluyen al Comité de la CEDAW, el
Comité de Derechos Humanos, el Comité de Derechos Económicos,
Sociales y Culturales, el comité de los Derechos del Niño y la Niña y el
Comité contra la Tortura son:
-
Participación política
Reconocimiento de derechos sexuales y reproductivos
Superación de la discriminación en el trabajo
10
Comité CEDAW, ONU. Observaciones Finales del Comité para la Eliminación de la Discriminación
contra la Mujer: Chile. CEDAW/C/CHI/CO/4, 2006, párr.8, 9, 23 y 30
9
Es interesante señalar que se trata de tres temas que hacen de manera
crucial a la autonomía de las mujeres tanto en el campo de la política,
económica y social y en la personal. No se trata de fronteras que puedan
ser divididas y mas bien se trata de tres ámbitos que desde el derecho
definen la condición de sujeto.
En el ámbito de la participación política, las recomendaciones han sido
claras en enfatizar la necesidad de reformar el sistema binominal y
adoptar medidas afirmativas que garanticen el acceso de las mujeres a
los espacios de representación y designación. Así, el Comité de la
CEDAW ha señalado que:
“Al mismo tiempo que acoge con satisfacción los recientes progresos
en los puestos de adopción de decisiones en la vida pública, el
Comité expresa su preocupación por el hecho de que la participación
de la mujer en el Parlamento , en los municipios, y en el servicio
exterior, siga siendo escasa.
14. El Comité insta al Estado Parte a que intensifique sus esfuerzos
encaminados a reformar el sistema electoral binominal, que es
desfavorable para la representación política de la mu jer, y a que
adopte medidas, en particular medidas especiales de carácter
temporal, destinadas a acelerar la igualdad de facto entre la mujer y
el hombre a fin de incrementar la participación de la mujer en la vida
política, particularmente en el Parlamento y los municipios, de
conformidad con lo dispuesto en el párrafo 1 del artículo 4 de la
Convención y la recomendación general 25 del Comité sobre las
medidas especiales de carácter temporal, y la recomendación
general 23 sobre la mujer en la vida pública. El Comité recomienda
que el Estado Parte adopte medidas a fin de aumentar el número de
mujeres que cursan estudios para seguir una carrera en el servicio
exterior, a fin de cumplir los compromisos relativos a la igualdad de
género establecidos en el Programa de Mejoramiento de la Gestión, y
cumplir las obligaciones del Estado Parte en virtud del artículo 8 de
la Convención.”
En relación a la autonomía sexual y reproductiva y su garantía a través
del reconocimiento de los derechos en este campo el Comité de la
CEDAW señala:
“…19. El Comité expresa su preocupación por la insuficiencia del
reconocimiento y la protección de los derechos relacionados con la
salud reproductiva de la mujer en Chile” y exhorta al “Estado Parte
a que adopte medidas concretas para mejorar el acceso de la mujer
a la atención de la salud, en particular los servicios de salud sexual
y reproductiva, de conformidad con el artículo 12 de la Convención y
la recomendación general 24 del Comité sobre la mujer y la salud”
10
En materia de derechos sexuales y reproductivos, el mismo comité pone
acento en uno de los problemas que sigue arrastrando Chile y que dice
relación con el embarazo adolescente. Al respecto señala que:
“…17. El Comité toma nota de la meta del Estado Parte de reducir
los embarazos de adolescentes en un 45% para el año 2015, y acoge
con satisfacción las medidas adoptadas a este respecto sobre el
particular, así como las medidas destinadas a garantizar el derecho
a la educación de las jóvenes embarazadas y las madres jóvenes.
No obstante, al Comité le siguen suscitando preocupación las altas
tasas de embarazos de adolescentes y el aumento de los niveles
embarazo de la primera etapa de la adolescencia, que sigue siendo
la causa más importante de los abandonos escolares por parte de
las niñas.
18. El Comité exhorta al Estado Parte a que fortalezca las medidas
destinadas a prevenir los embarazos no deseados entre las
adolescentes. Ello debería incluir medidas legales, en particular el
enjuiciamiento de los hombres que mantienen relaciones sexuales
con niñas menores de edad, así como medidas educativas para las
niñas y los niños que favorezcan las uniones y la procreación
responsables. El Comité también exhorta al Estado Parte a que
adopte medidas adecuadas para la continuación de la educación de
las madres jóvenes, así como su acceso a la escolaridad, y a que
supervise la efectividad de estas medidas e informe sobre los
resultados conseguidos en su próximo informe.”
“20…exhorta al Estado Parte a que adopte medidas concretas para
mejorar el acceso de la mujer a la atención de la salud, en particular
los servicios de salud sexual y reproductiva, de conformidad con el
artículo 12 de la Convención y la recomendación general 24 del
Comité sobre la mujer y la salud. Pide al Estado Parte que fortalezca
las medidas destinadas a la prevención de los embarazos no
deseados,en particular haciendo que sean más ampliamente
disponibles y asequibles todos los tipos de anticonceptivos seguros y
métodos de planificación de la familia, sin ninguna restricción, y
aumentando los conocimientos y la concienciación acerca de la
planificación de la familia entre las mujeres y también entre los
hombres.
Insta al Estado a que adopte todas las medidas necesarias para
garantizar que las mujeres no tengan que buscar procedimientos
médicos inseguros, como los abortos ilegales por falta de servicios
adecuados en relación con el control de la fecundidad
Por su parte, desde una posición cada vez mas extendida en el sistema
de Naciones Unidas en relación a promover una maternidad voluntaria y
11
deseados diferentes comités expresan preocupación
criminalización total del aborto. Así, el comité señala que:
frente
a
la
“Le sigue suscitando preocupación el hecho de que el aborto en
cualquier circunstancia constituya un delito enjuiciable con arreglo a
la legislación chilena, lo que puede llevar a las mujeres a la
búsqueda de abortos inseguros e ilegales, con los consiguientes
riesgos para su vida y su salud, así como por el hecho de que los
abortos clandestinos sean la causa principal de mortalidad
materna11”
y por tanto,
“… recomienda que el Estado Parte considere la revisión de las leyes
relativas al aborto con miras a suprimir las disposiciones punitivas
aplicables a las mujeres que se someten a abortos y les dé acceso a
servicios de calidad para tratar las complicaciones derivadas de
abortos inseguros y reduzca las tasas de mortalidad materna, de
conformidad con la recomendación general 24, relativa a la mujer y
la salud, y la Declaración y Plataforma de Acción de Beijing.12”
El Comité de Derechos Humanos, órgano supervisor del cumplimiento
del Pacto Internacional de Derechos civiles y Políticos, uno de los órganos
mas prestigiados en Naciones Unidas reafirma lo dicho por el Comité y:
“…expresa nuevamente su preocupación por la legislación
indebidamente restrictiva del aborto, especialmente en casos en que
la vida de la madre esté en peligro. Lamenta que su gobierno no
tenga planeado legislar en la materia. (Artículo 6 del Pacto)”
Sugiere al Estado que modifique su legislación de forma que se ayude a
las mujeres a evitar embarazos no deseados y que éstas no tengan que
recurrir a abortos clandestinos que podrían poner en peligro sus vida y
señala que debería admás revisar la legislación sobre el aborto con miras
a que concuerde con el Pacto.
El Comité de Derechos Económicos, Sociales y Culturales será mucho
mas enfáticos que sus comités pares puesto que recomienda
directamente al Estado que revise su legislación y despenalice el aborto
cuando se trate de abortos terapéuticos, y cuando el embarazo sea
consecuencia de uan violación o incesto.13
11
Op.cit. en cita nº10, pàrr.19
Op.cit párr.20
13
Comité de Derechos Económicos, Sociales y Culturales, ONU. Observaciones finales:Chile., párr.52,
CESCR/C/CHI/CO/4
12
12
Discriminación Laboral
Por último en el ámbito del trabajo y en tanto poderoso agente de
individuación, varios comités han manifestado preocupación respecto de
la significativa diferencia salarial entre el hombre y la mujer, que
aumenta con la edad de la mujer, su nivel de educación y las
responsabilidades en el trabajo, observándose que las mujeres que
desempeñan cargos directivos reciben como promedio un 50% menos
que la remuneración percibida por los hombres.14
Refiere por otra parte a las tasas de desempleo, mayor en el caso de las
mujeres a pesar de que tienen a que la fuerza de trabajo femenina tiene
mejores niveles de educación y a la informalidad que caracteriza el
trabajo femenino, llamando a una mayor fiscalización en este tema.
Con la misma preocupación el Comité de Derechos Humanos le sugiere
al Estado que:
“…redoble sus esfuerzos para combatir la discriminación
contra las mujeres, en el empleo, mediante medidas tales como la
inversión de la carga de la prueba en causas de discriminación, a
favor de las empleadas, de manera que se solicite al empleador la
explicación de la existencia de los nives bajos de empleo, de
responsabilidad y de salario con respecto a la mujer.”15
El órgano especializado en este tema en el campo de los derechos
humanos, el Comité de Derechos Económicos, Sociales y Culturales insta
al Estado de Chile
“ …insta al Estado Parte a que adopte medidas efectivas contra las
muchas barreras que impiden la participación de la mujer en el
mercado laboral. En particular, debería fomentar condiciones de
empleo que respeten la vida familiar y proporcionar suficientes
recursos y apoyo a los programas que permiten a los progenitores
conjugar la familia y el empleo, como las guarderías que tiene
pensado crear el Servicio Nacional de la Mujer. También le
recomienda que incorpore en su ordenamiento jurídico el principio de
igual remuneración por trabajo de igual valor para hombres y
mujeres.16”
En estos tres aspectos que refieren a la posibilidad de mayor autonomía
de las mujeres, se avanzó con más o menos éxito durante estos últimos
cuatro años. Desde el debate de la reforma al sistema binominal y las
14
CEDAW, Comentarios Finales del Comité de la Discriminación .2006, pàrr. 12. CEDAW/C/CHI/CO/4
Comité de Derechos Humanos, ONU. Observaciones Finales del Comité de Derechos Humanos;Chile,
2007, párr. 18. CCPR/C/CHL/CO/5
16
Comité de Derechos Económicos, Sociales y Culturales, ONU. Observaciones Finales: Chile, párr.36
CESCR/C/CHI/CO/4
15
13
cuotas, pasando por la adopción de la ley sobre igualdad de
remuneraciones y la reforma previsional, el debate y finalmente la
adopción de la ley que permite la distribución gratuita de la PAE se
instalaron las bases para emprender un camino decidido hacia la
igualdad sustantiva y el reconocimiento pleno de los derechos de las
mujeres.
Sin embargo, las señales que tenemos de la mirada que tiene el actual
gobierno sobre las relaciones de género, requieren de un alerta para no
regresar a aquello de lo que nos costó tanto salir. Sin duda, no se puede
mirar al poder, en este caso del gobierno y de la derecha como un todo
monolítico. Cualquier análisis de discurso permite ver que en este campo
hay fisuras e insterticios en los que aún no se gana la pelea dentro de la
derecha.
Desde aquellas y aquellos que estamos por el pleno reconocimiento y
protección de los derechos humanos de las mujeres, se abre una etapa
que requiere de evaluaciones profundas que nos sacudan de una
práctica que nos llevó a pedir lo posible para pasar a otra que dice
relación con la convicción de que estamos en una democracia que es
capaz de tolerar el desgobierno que permita el autogobierno de las
mujeres.
14
Descargar