Cómo tener una práctica inquebrantable

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Cómo tener una práctica inquebrantable
Por Daisaku Ikeda
Tomado del Seikyo Criollo Abril 1998
Muchas personas se enojan y acongojan ante fenómenos que son en realidad reflejos de sus
propias vidas, del estado de sus mentes y de las causas que crearon. En realidad, las personas que
nos rodean reflejan nuestra condición de vida. Nuestras preferencias personales, por ejemplo, están
reflejadas en sus actitudes. De todos modos, muchas personas no entienden esto y tienden a culpar
a otros por sus problemas. Daisaku Ikeda
Desde el momento en que abrazamos el Gohonzon que Nichiren Daishonin nos legó para nuestra
felicidad, con toda seguridad habremos escuchados ciento de veces que todo en nuestras vidas toda alegría y tristeza- es el efecto de nuestro Karma. La teoría de la responsabilidad kármica es
bastante simple de entender, pero actuar en base a ella es materia difícil. Reconocer que depende
de nosotros, especialmente algo que nos hace sentir emociones tales como ira, miedo y
resentimiento, requiere de valentía y honestidad. El Budismo clarifica nuestra posición kármica con la
inseparabilidad de la vida con su medio ambiente.
Podemos ver nuestro Karma y la única clave que indica que el problema se encuentra dentro de uno
es que se refleja en nuestro ambiente. Hasta que verdaderamente experimentamos los frutos de
aceptar nuestra responsabilidad kármica - un rompimiento o liberación de algo que nos ha plagado
casi toda la vida - tendremos la tendencia a ignorar el problema, deseando que se vaya, o
concentramos energías tratando de cambiar nuestra situación externa o el comportamiento de otra
persona.
Pero, ¡caramba!, el mismo karma continúa dándonos en la cara. Mientras pensemos que la culpa es
del otro, nuestra vida permanece consumida por la culpa que nos atribuyen los demás y atormentada
por nuestra propia inhabilidad de controlar esos fenómenos exteriores. Sin tener intenciones de
hacerlo, hemos asumido la posición de víctima. ¿Y la ira y el resentimiento, no nos hacen sentir
horribles? ¿No obstaculizan los beneficios del maravilloso Gohonzon?.
Puede que hayan escuchado esta analogía: Tomen un vaso de agua. Aparenta ser clara, pero en el
fondo se acumula una capa de sedimento. El agua es nuestra vida, esa fuerza que llamamos
naturaleza de Buda. El sedimento es nuestro Karma. Lo sucio representa la gente y los eventos de
nuestras vidas. El agua no se hubiera puesto oscura de no ser por nuestro Karma. Observen que, sin
él, sería difícil ver nuestras propias vidas, no existiría nada para purificar nuestra naturaleza de Buda
- así como ningún loto crece sin un estanque con lodo. Rehusar asumir nuestra responsabilidad
kármica disminuye el poder del Gojonzon en nuestras vidas, significa también que estamos buscando
la ley fuera de nosotros: "Pensar que otras personas deben ser responsables por nuestra felicidad, o
que no seremos felices hasta que alguien cambie, pueden ser ejemplos de buscar la Ley fuera de
nosotros". (Seikyo Times, Julio, 1990. P. 17)
Tenemos esta magnífica práctica para lograr cambios necesarios dentro de nosotros, en otras
pabras, hacer revolución humana. Debido a la inseparabilidad de la vida con el medio ambiente,
podemos ver los cambios que hemos deseado para nuestro ambiente. Puede requerir entonar mucho
Daimoku sincero para sincronizarnos con esta verdad. Asumir nuestra responsabilidad por nuestra
vida entera es un acto de valentía porque incluye abrirse al espíritu de la disculpa (Zangue). El
budismo no es pensar: "soy una mala persona", sino un reconocimiento de nuestra responsabilidad
de haber hecho las causas que crearon la situación. ¿Qué actitud debemos cultivar al enfrentar esta
dolorosa verdad que aparece de vez en cuando? Hay personas que se sienten avergonzadas,
descorazonadas o cobardes si algo negativo le ocurre. Estrictamente hablando uno degrada la ley
manteniendo esos pensamientos negativos. Cuando llega la situación crítica, todo lo que tenemos
que hacer es avanzar con nuestra cabeza en alto, resuelto, orgullosos y valientes. (Seikyo Times,
Febrero, 1990. P. 1)
Vencer los problemas de manera budista.
En el nivel mas profundo, aceptar nuestro karma es aceptar nuestra misión de bodisatvas de la tierra.
En "La Nueva Revolución Humana", el protagonista, Shin' ichi Yamamoto, busca animar a una mujer
que lamenta su karma. Cuando ella acababa de mudarse a un país nuevo y extraño, su esposo
murió repentinamente. Desesperada le dice ha Shin'ichi: "creo que debo tener un karma espantoso".
Él le asegura que "el sufrimiento y la mala fortuna que padeces existe para que puedas completar tu
única y noble misión". Y sigue diciendo: El budismo enseña que aquellos que lo practican escogieron
nacer en circunstancias adversas para poder ayudar a los demás. Deliberadamente hemos escogido
nacer en medio de personas que sufren y ahí propagar la Ley Mística. Podemos decir que karma es
otra palabra para misión. (Volumen 1, pág. 252-254)
Triunfando sobre nuestras adversidades particulares, podremos mostrar la absoluta seguridad del
Budismo del Daishonin a otros. Y para nosotros, cuando finalmente triunfamos sobre un sufrimiento
particular, lo que permanece es una sensación vibrante de libertad, una libertad y un poder de no
temer a nada por la absoluta confianza en nuestra propia naturaleza de Buda. No representaremos el
papel de víctima, sino el de vencedores. Esta es una práctica para toda la vida. Si nuestra meta es la
paz mundial, nos impulsará como un cohete a través de la más ardua de la pruebas. Mientras
vivimos el drama y hacemos este trabajo duro para nosotros mismos, debemos celebrar los aspectos
positivos de nuestra personalidad y valorizar cuán lejos hemos llegado.
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