Sutra del Loto Saddharma-pundarika-sutra

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DAIMOKU
Dáimoku quiere decir "Gran Título", y se refiere al título del Sutra del Loto. En
sánscrito, el título es Saddharma-pundarika-sutra, que, literalmente significa "Sutra
de la flor de loto de la Ley Mística". En 406, el gran erudito Kumarajiva (344-423),
de la región de Kucha, en el Asia central, tradujo este sutra al chino, con el título
de Miao-falien-huaching, cuyos ideogramas suenan, en japonés, Myoho-rengue-kyo.
Se llama entonces dáimoku a la invocación de la Ley, Nam-myoho-rengue-kyo. El
28 de abril de 1253, Nichiren Daishonin proclamó por primera vez públicamente
que la esencia de su enseñanza yacía en invocar Nam-myoho-rengue-kyo, es decir,
Myoho-rengue-kyo con la anteposición de la palabra sánscrita Namu, (Pronunciada
Nam en la invocación) para los que Nichiren utiliza dos caracteres chinos, Nam y
Mu transmitiendo el significado de devocionar la vida. Namu deriva de la palabra
sánscrita namas y significa ‘devoción’ o la fusión perfecta de nuestra propia vida
con la verdad eterna. De modo similar, la palabra «religión», que deriva del latín,
significaba originariamente ligarse con fuerza a algo, y esta idea también está
incluida en la palabra namu. Este término posee dos significados. Uno es dedicar la
vida a o fusionar nuestra vida con la verdad eterna e inmutable; el otro es que,
mediante esta extraemos, simultáneamente, infinita energía y una inextinguible
que funciona según las circunstancias cambiantes. ¿Cuál es la verdad eterna con la
cual nos fusionamos? Es Myoho-rengue-kyo. Nam-myoho-rengue-kyo, por lo tanto,
significa dedicarse decididamente a Myoho-rengue-kyo. Significa unirse con Myohorengue-kyo, esencia de la vida cósmica, y así hacer que éste sea el ritmo de
nuestras propias vidas.
Con todo Nam es mucho más que una mera devoción. Significa no solamente
dedicarse a algo, más también tornarlo la base de toda una vida. Nam-myohorengue-kyo, por lo tanto, indica una interacción de dos vías: la devoción total a la
verdad universal de Myoho-rengue-kyo y la acción poderosa y dinámica
efectivizando esa verdad dentro de nuestras vidas. La fe y la práctica son los
procesos efectivos a través de los cuales el poder de Myoho-rengue-kyo vibra,
activa y genera la fuerza fundamental inherente a la vida.
«Myoho» significa, literalmente, Ley Mística; «myo», místico, significa ‘insondable’,
y «ho», ‘ley’. Myoho es la ley que existe dentro del impenetrable reino de la vida.
Sin embargo, ésta no es sino una interpretación de myoho. Desde otro punto de
vista, myo indica la verdadera naturaleza de la vida o realidad última, y ho, todo
fenómeno. En términos del principio de ichinen sanzen, myo indica la vida que se
manifiesta a cada momento (ichinen), y ho, los tres mil (sanzen) aspectos y facetas
diferentes que ella presenta. Todas las cosas, en un momento o en otro, asumen el
aspecto de existencia temporaria, que cambia constantemente, y en otros, están
en el estado de no-existencia. No importa en qué forma pueda manifestarse la
entidad fundamental; ella, en sí misma, es persistente y eterna. Los fenómenos (ho)
son cambiantes, pero existe una realidad constante que los impregna a todos. Esa
realidad se llama myo.
«Rengue» significa ‘flor de loto’. El loto florece y produce semillas al mismo tiempo
y, así, representa la simultaneidad de causa y efecto, que es una expresión de la
Ley Mística. Causa y efecto simultáneos significa, esencialmente, que el futuro
puede ser determinado por las causas presentes. De este modo, la ley de causa y
efecto es también el principio de la responsabilidad personal por nuestro propio
destino. Sin embargo, debido a que lo más recóndito de la vida es independiente
del karma acumulado como resultado de acciones pasadas, es posible crear una
felicidad verdadera, sin tener en cuenta el karma. Esto también está representado
por otra cualidad del loto. Crece y florece en un estanque lodoso, y, sin embargo,
está libre de cualquier contaminación, lo cual simboliza la aparición de la Budeidad
desde el interior de la vida de un hombre común. En otras palabras, la naturaleza
más profunda de la vida permanece incorrupta a pesar de las malas causas que
puedan haberse hecho. Rengue significa, entonces, revelar la naturaleza
fundamental de la realidad de la vida.
Finalmente, «kyo» significa sutra’, la voz o enseñanza de un buda. En un sentido
más amplio, incluye las actividades de todos los seres vivos y de todos los
fenómenos en el universo. El carácter chino para kyo significaba, originariamente,
una urdimbre de paño, y es tomado como símbolo de la continuidad de la vida a lo
largo del pasado, el presente y el futuro. Además, kyo indica que la iluminación del
Buda, que está corporificada como Myoho-rengue-kyo, será preservada y
transmitida por toda la eternidad.
En el gosho "La única frase esencial", el Daishonin se refiere a la naturaleza
abarcadora del título del sutra: "En el título, Nam-myoho-rengue-kyo se encuentra
incluido, sin excepción, todo el sutra, que consta de ocho volúmenes, veintiocho
capítulos y 69.384 caracteres. (...) Invocar dáimoku dos veces es lo mismo que
leer todo el sutra dos veces; cien dáimoku equivalen a haber leído el sutra un
centenar de veces, y mil dáimoku son mil recitaciones del sutra. Así pues, si usted
invoca dáimoku incesantemente, estará leyendo el Sutra del Loto en forma
constante". En otra obra, continúa: "Los que invocan Nam-myoho-rengue-kyo -el
título del Sutra del Loto- aún cuando no entiendan su significado, no sólo
comprenden el corazón del Sutra del Loto, sino la esencia de todas las enseñanzas
del Buda". En diversos escritos, el Daishonin identifica Myoho-rengue-kyo con la
verdadera entidad de todos los fenómenos, con la realidad última o verdad
absoluta y con la naturaleza de Buda inherente a todos los seres vivientes,
animados o inanimados. En un fragmento de su carta titulada "Sobre el logro de la
Budeidad", el Daishonin dice a una seguidora: "Si desea liberarse de los
sufrimientos del nacimiento y de la muerte que ha venido soportando a lo largo de
la eternidad y lograr la iluminación suprema en esta existencia, debe percibir la
verdad mística que siempre ha existido dentro de su vida. Esta verdad es Myohorengue-kyo. Por ende, invocar Myoho-rengue-kyo le permitirá captar la verdad
mística en su interior". Cuando Nichiren Daishonin se refiere al "nombre del Buda",
quiere decir Nam-myoho-rengue-kyo; como dice en el Ongi Kuden: "El nombre
honorífico del Buda originalmente dotado de las tres propiedades iluminadas es
Nam-myoho-rengue-kyo". "Recitar el sutra" se refiere a nuestro ofrecimiento de los
capítulos Hoben y Juryo en el gongyo de la mañana y de la noche. La invocación
de Nam-myoho-rengue-kyo (dáimoku) se llama Práctica Primordial y la lectura o
recitación de los capítulos "Hoben" y "Juryo" se denomina Práctica Complementaria.
El beneficio de llevar a cabo la Práctica Primordial es inmenso; cuando uno,
además, recita los capítulos mencionados, cumple la función complementaria de
aumentar y acelerar el poder benéfico de la práctica primordial. El dáimoku del
Budismo verdadero es una de las Tres Leyes Secretas y corresponde a la Sabiduría,
uno de los tres tipos de aprendizaje que los budistas deben dominar. Los otros son
los preceptos y la meditación. La sabiduría del Budismo de Nichiren Daishonin se
denomina "sabiduría infinita y permanente" (en japonés koku fudoe) porque es la
sabiduría de la Ley Mística. El dáimoku del Budismo verdadero incluye tanto el
aspecto de la fe como el de la práctica. La práctica, a su vez, comprende la
práctica para uno mismo y para los demás.
"La fe de los que invocan dáimoku con devoción al Gohonzon simultáneamente
abarca las dos direcciones: 'de la causa al efecto' y 'del efecto a la causa'. Esto
instala al Budismo de Nichiren Daishonin en una categoría propia. Nam (dedicar la
vida) de Nam-myoho-rengue-kyo significa 'regresar a' y emprender la acción
'basados en' Myoho-rengue-kyo, la Ley Mística. Por lo tanto, Nam-myoho-renguekyo abarca las dos direcciones de esta actividad. (...) Estas dos direcciones se
encuentran en el estado de iluminación del Buda. No creo que se la pudiese llamar
verdadera iluminación, si no estuvieran presentes ambas direcciones. Esta podría
ser una de las razones por las que el Sutra del Loto trata de comunicar la totalidad
de la iluminación del Buda a través de la estructura de 'las tres asambleas en los
dos lugares'".
Daisaku Ikeda y Katsuji Saito en La sabiduría del Sutra del Loto: Diálogo sobre la
religión en el siglo XXI, Sección 5, fascículo 3, p. 18
El gongyo y el dáimoku forman la causa básica para la activación del estado de
Buda. Nuestra práctica budista nos permitirá desarrollar fuerza y sabiduría, no sólo
para sobrellevar los problemas, sino también para transformarlos en fuentes de
crecimiento y beneficios, posibilitándonos así encarar la vida con suprema alegría y
confianza. Invocar dáimoku es una enseñanza "fácil de adoptar y fácil de practicar".
Cualquiera puede hacerlo; es posible realizarlo en cualquier lugar y momento. Y
constituye el método de práctica más elevado, refinado y simplificado. La práctica
de invocar dáimoku cristaliza el ardiente y sincero deseo del Buda: guiar hasta la
última persona hacia la auténtica felicidad. No puede haber nada más contrario al
Budismo que una práctica reservada a cierta clase de personas especiales.
"El célebre violinista sir Yehudi Menuhin se refirió al sonido del dáimoku en un
encuentro con el presidente Ikeda. Dijo que el Nam, de Nam-myoho-rengue-kyo,
era un sonido fuerte. La 'm' de Nam es la fuente de la vida, el sonido con el cual
empieza la palabra 'madre' y la sílaba 'ma', que es la primera que aprende un niño.
Declaró que esa 'm' era muy importante. Y también comentó que en el dáimoku el
sonido 're', de mucha relevancia, ocupaba un lugar central y crucial (en rengue). El
dáimoku es el ritmo fundamental del universo, la más venerada entre las voces. El
Daishonin escribe: 'Cuando pronunciamos Myoho-rengue-kyo una sola vez, con ese
solo sonido convocamos y manifestamos la naturaleza de buda de todos los budas
[...] y de todos los demás seres vivientes. Este beneficio es inmensurable e
ilimitado'. Y también afirma: 'Nosotros somos como el huevo, ignorantes y no
iluminados, pero cuando nos nutre la invocación de Nam-myoho-rengue-kyo [...]
somos libres de surcar el firmamento de la realidad última?".
Haruo Suda y Daisaku Ikeda en La sabiduría del Sutra del Loto: Diálogo sobre la
religión en el siglo XXI, Sección 4, fascículo 2, p. 35
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