Esquema de la Vigilia 1.- Primera Parte: “Te he llamado” Ambientación Reflexión Proclamación de la Palabra. Signo. 2.- Segunda Parte: “Infunde tu Amor en nuestros corazones.” Monición. Proclamación de la Palabra. Signo. 3.- Tercera parte: “Id por todo el mundo”. Proclamación de la Palabra. Envío Ambientación (Primera Parte “Te he llamado”) Dios nos conoce y nos ama. Él nos llama por nuestro nombre, esto quiere decir que nos llama desde la verdad de lo que somos, desde nuestras alegrías y tristezas, nos llama con nuestros sueños temores y esperanzas, nuestra fortaleza y nuestra debilidad. Dios cuenta con nosotros para hacer de este mundo un lugar mejor, Él ha ido bordando nuestras vidas para que realicemos en ellas proyectos llenos de su amor. El Señor que nos ama nos llama a la vida, nos da su Espíritu, su palabra se dirige de un modo especial a cada una de nosotras. El Señor nos salva y detiene su mirada amorosa sobre nuestras vidas, nos llama por nuestro propio nombre. Meditemos un momento para reconocer al Señor y dador de Vida que nos habla en nuestra historia personal: ¿Cómo me llamó? ¿Sé porque lo hizo?, ¿Para que me llamó? ¿Qué quiere decirte Dios hoy? ¿Qué quiere decirle Dios al mundo a través de ti? ¿Qué te dice Dios hoy a través de la Compañía? Canto: TÚ ME SONDEAS Y ME CONOCES (Kayrol) Proclamación de la Palabra. Monición: Hemos venido aquí convocadas por Dios desde diversas situaciones. Cada una trae consigo una historia peculiar. En cada vida y cada historia, el Señor se hace presente; no hay espacio donde Él no tenga cabida, aún en medio de la oscuridad y las dificultades, su luz brilla irradiándonos su amor. Levantemos la mirada a su Luz, abramos los corazones a su amor, escuchemos su Palabra : Lectura: Hch 2, 1 -13 “Al llegar el día de Pentecostés, estaban todos juntos en el mismo lugar. De repente vino del cielo un ruido, semejante a una ráfaga de viento impetuoso, y llenó toda la casa donde se encontraban. Entonces aparecieron lenguas como de fuego, que se repartían y se posaban sobre cada uno de ellos. Todos quedaron llenos del Espíritu Santo y comenzaron a hablar en lenguas extrañas, según el espíritu los movía a expresarse. Se encontraban por aquél entonces en Jerusalén judíos piadosos venidos de todas las naciones de la tierra. Al oír ruido, acudieron en masa y quedaron desconcertados, porque cada uno los oía hablar en su propia lengua. Todos admirados decían: -¿no son galileos los que hablan? Entonces ¿cómo es que cada uno de nosotros los oímos hablar en nuestra lengua materna? Partos, medos, elamitas, y los que vivimos en Mesopotamia, Judea y Capadocia, el Ponto y Asia, Frigia y Panfilia, Egipto y la parte de Libia que limita con Cirene, los romanos que estamos de paso, judíos y prosélitos, cretenses y árabes, todos los oímos proclamar en nuestras lenguas las grandezas de Dios. Estaban todos desconcertados y confundidos, y comentaban: -¿qué significa esto? Canto ( mientras se enciende la luz del cirio) SIGNO: Se enciende el cirio Pascual Segunda parte “Infunde tu Amor en nuestros Corazones” Lectura El Espíritu Santo es el amor del Padre y del Hijo. Un amor que actúa y se revela como inspiración, impulso, fuerza y aliento de vida. Todos los dones que recibimos de Dios llevan el remite o la impronta del Espíritu. Es quien convoca a la Iglesia, a la Compañía reunida en Asamblea, les da unidad, las dirige, las instruye e impulsa a dar testimonio de su fe y amor a los mas Pobres. Todos somos templos del Espíritu: de él recibimos fuerza y energía para seguir a Jesús; bajo su soplo caminamos en la fe. El Espíritu nos capacita para vivir la comunión, no viviendo para sí, sino para los demás; urge la creación de verdaderas comunidades, donde la caridad y la fraternidad son el tejido de cada día. Para ser fieles a nuestra vocación de testigos y profetas de esperanza, para contar lo que hemos visto y oído, y ser buena noticia para los pobres, es necesario que acojamos al Espíritu Santo en nuestras vidas para dejarnos iluminar por Él, para que alumbre totalmente nuestro ser, nuestra mente, nuestro corazón y abramos nuestro corazón al Señor. Imitemos en nosotros la experiencia de Santa Luisa que se dejó tocar por el Espíritu Santo. Pensemos en la actualidad de la Compañía hoy día de Pentecostés reunida en Asamblea General que está llamada a revivir la experiencia de un constante Pentecostés. A la escucha del Espíritu Santo, tratemos de fortalecer las motivaciones que iluminan y dan pleno sentido a nuestro estilo de vida personal, comunitaria y de servicio a los Pobres, siendo verdaderamente PROFECÍA Y ESPERANZA, AHORA Y POR TODAS PARTES. Confiemos a María, la única Madre de la Compañía, la elección de nuestra Madre General, las intenciones de nuestra Asamblea y pidamos para todas las Hermanas participantes y nuestras comunidades una constante apertura al Espíritu. Canto (Secuencia) Proclamación de la Palabra: Evangelio: Jn 20, 19-23. “Paz a vosotros… Recibid el Espíritu Santo” Reflexión (Una Hermana) Al recibir estos Dones seamos consciente e interioricemos el regalo que Dios quiere hacernos en este momento, lo recibimos con verdadero espíritu de fe y no dejemos que caiga en tierra reseca, al contrario, seamos capaces de labrar, preparar el surco, sembrar, cuidar, regar … para que a lo largo de todo este año seamos fecundas y demos frutos sabrosos del que puedan beneficiarse las personas que entraran en contacto con nosotras (Se van entregando los dones) Se responde cantando: “ Espíritu Santo, ven, transfórmanos e infunde tu amor en nuestros Corazones ”. Sabiduría: Te rogamos, Señor, para que seamos sabiduría y sal de la tierra. Que nuestra sal de Hijas de la Caridad no se vuelve sosa, porque entonces no sirve para nada. Danos, Señor, el don de la sabiduría. Entendimiento: Ilumina, Señor, nuestro corazón, para que sepamos descubrir tu voluntad y el camino de nuestra vocación. Queremos ser luz para los demás y llevar la luz del Evangelio a todo el mundo. Consejo: Te pedimos por la Compañía reunida en asamblea, por nuestra Madre General para que viva en fidelidad su vocación de servicio siguiendo a Cristo Servidor, que tu gracia la asista durante los próximos seis años. Fortaleza: Señor, tú dijiste: “El que quiera seguirme, que cargue con su cruz y me siga”. Aquí estamos, dispuestas a hacer tu voluntad. Que tu Espíritu nos ayude en nuestras debilidades. Ciencia: Que todos los que se dedican a la investigación y a la enseñanza lo hagan para el verdadero progreso de la humanidad. Que también haya jóvenes dispuestas a dar a conocer lo que supera toda ciencia: el amor de Dios revelado en Jesucristo. Piedad: Espíritu Santo, Maestro interior, enséñanos a orar. Te pedimos por toda las Hijas de la Caridad del mundo para que sepamos contemplarte en el corazón y en la vida de los Pobres a ejemplo de Cristo adorador. Santo temor de Dios: Señor, ayúdanos a vivir una vida entregada al servicio de los demás, limpia en nuestras costumbres y fiel a tu voluntad, según el espíritu de las Bienaventuranzas y el estilo de vida que marcan nuestras Constituciones. En pie Gesto de la unción (Se ungen las manos con óleo) Monición El día de nuestro bautismo fuimos ungidas con óleo y pasamos a ser reyes, profetas y sacerdotes para siempre. El óleo significó nuestra incorporación a la comunidad cristiana: fuimos señaladas con la cruz, en el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo. Las que ya estamos confirmadas, en la entrega también hemos sido ungidas para ser, en medio del mundo, testigos fieles de Jesucristo. Ahora, recuperando ese simbolismo de la unción de las manos, como símbolo de que queremos ofrecernos a Dios y hacer lo que Él, por medio de su Espíritu, quiera de nosotras, vamos a ungirnos las manos y a continuación vamos a hacernos la señal de la cruz diciendo: “El Señor te unge para dar vida” Nos iremos acercando al altar cantando (En una mesa se coloca un recipiente con óleo, cada Hermana unge las manos de la siguiente, haciendo una cruz, la última se la hace a la primera hermana que ha salido) Canto de Unción Oración Sálmica (de pie) Espíritu Consolador, Espíritu de Verdad, que estás presente en todas partes y lo llenas todo. Tesoro de todo bien y Fuente de la vida, ven, habita en nosotras, llénanos de tus dones, purifícanos y sálvanos, haznos dóciles a tu voz, tú que eres bueno, que con el Padre y el Hijo recibes una misma adoración y gloria, por los siglos de los siglos. Amén. MOMENTO DE COMPARTIR Compartamos ahora con nuestras hermanas de comunidad nuestros mejores deseos de mejorar, servir a los pobres, sentimientos acción de gracias y compromisos 3.-Tercera parte: “Id por todo el mundo”. UNGIDAS Y ENVIADAS “El Espíritu del Señor está sobre mí, porque me ungió. Me envió a evangelizar a los pobres, a predicar a los cautivos la liberación y a los ciegos la recuperación de la vista , a libertar a los oprimidos, y a promulgar un año de gracia del Señor.” ( Lc 3, 18-19) Hoy, como en los comienzos, sigue siendo el Espíritu el que nos unge y envía. Es el viento que nos impulsa al seguimiento de Cristo en los márgenes de la sociedad, en la periferia de la civilización. El Espíritu nos alienta a vivir la pobreza como cercanía física, social y psicológica a los Pobres. Es el que nos mantiene atentas al clamor de los más necesitados, el que ilumina nuestro discernimiento y nuestra búsqueda de la Voluntad de Dios. Es el Espíritu el que impulsa a la Compañía a ser Profecía y Esperanza ahora y por todas partes. Breve reflexión ORACIÓN FINAL (quien preside) Padre Bueno, que has suscitado en esta comunidad Hermanas dispuestas a vivir el evangelio y a comprometerse con sus vidas en la construcción de tu Reino: Envía por mediación de tu Espíritu santo a cada una de ellas a la tierra Sagrada de los Pobres, Infúndeles tu aliento de Vida para que como Vicente de Paúl y Luisa de Marillac sean Profecía de la Vida y la Esperanza que brotan de la Resurrección de tu Hijo Jesucristo, Tú que vives y reinas, en la unidad del Espíritu Santo, por los siglos de los siglos. Amén CANTO: EL ESPÍRITU DE DIOS El Espíritu de Dios está sobre mí, está sobre mí, porque el Señor me ha ungido, soy el enviado del Señor. 1. Me ha enviado el Señor para llevar su palabra a los Pobres, para vendar los corazones desgarrados y anunciar a los cautivos la libertad. 2. Me ha elegido el Señor desde lugares del mundo. Él me ha dicho: tú eres mi elegido, nada temas, que contigo Yo estoy. 3. Me ha enviado el Señor como los carros que trillan las eras, para allanar todos los montes y collados y vivir en la alegría del Señor. 4. Los Pobres ansían en su sed los manantiales sedientos de agua. En Ti Señor todos han puesto su esperanza. Tú serás para los Pobres la salvación.