DOCUMENTO DE TRABAJO La sociedad civil en las nuevas formas

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La sociedad civil en las nuevas formas de gobernabilidad
Civil society and new forms of governability
José Gpe. Vargas Hernández
Centro Universitario del Sur
Universidad de Guadalajara
Prol. Colón SN
Cd. Guzmán, Jalisco, 49000
México
Telefax: +52 341 41 25189
E-mail: [email protected]
Resumen
Este trabajo tiene como objetivo analizar las relaciones existentes entre la sociedad civil y la
emergencia de nuevas formas de gobernabilidad en un ambiente de globalización económica.
Palabras clave: sociedad civil, nuevas formas de gobernabilidad.
Abstract
This paper is aimed to analyze the rexisting relatinships between the civil society and the
emergence of new forms of governability.
Key words: civil society, new forms of gobernability.
Introducción
El ser humano es un ser eminentemente social, que busca establecer lazos de identidad y
amistad con otro. En establecimientos organizacionales, los diversos grupos de personas
usan estos lazos para apoyos sociales y para la consecución del trabajo (Mehra, Kilduff y
Brass, 1998). La sociedad civil es la forma de autoorganización social más natural y orgánica
de todas las formas de organización. La sociedad civil se encuentra según Wolfe (1989) en
“familias, comunidades, redes de amistad, conexiones solidarias en los lugares de trabajo,
voluntarismo, grupos espontáneos y movimientos”.
Como un sistema hegemónico en las naciones del mundo, el capitalismo destruye las
formas de organización social y económica diferenciadas que se oponen a su dinámica, para
imponer una forma única de organización social y de la producción. Una sociedad civil
vigorosa fortalece al gobierno democrático. El Estado se transforma mediante procesos de
democratización y por la forma en que la sociedad civil se organiza para garantizar la
fundamentación política.
2. Globalización económica y Estado nacional.
Los procesos de globalización económica afectan la democratización de las estructuras
del Estado. Los procesos de globalización económica son inextricables e interdependientes de
las instituciones y los procesos sociales y políticos, como en el caso de las relaciones de los
Estados y el Estado-nación. El debate sobre la relación entre la globalización económica y el
Estado nacional presenta dos frentes. Un primer frente se enfoca a considerar la
gobernabilidad del Estado nación como rebasada por la globalización económica y un
segundo frente que sigue considerando que el Estado nación no solo retiene sus funciones
reguladoras, sino que continúa siendo el principal promotor del desarrollo y el soporte de las
relaciones internacionales de los pueblos.
Sin embargo, al menos en los Estados latinoamericanos es muy difícil determinar que los
procesos de gobernabilidad como los procesos de democratización sean un efecto de la
globalización. A diferencia del trabajo, el capital transnacional no se encuentra regulado, pero
actúa sobre aquél mediante arreglos institucionales que lo sujetan al control directo de los
Estados nacionales. La participación de los diferentes actores políticos, sociales y los agentes
económicos mediante procesos de distribución de poder para solucionar los conflictos de
intereses, incide en la formación de los arreglos institucionales. Los arreglos institucionales
que limitan el desarrollo de la sociedad son el resultado de los conflictos distributivos del poder
para tener acceso a los beneficios de los bienes en propiedad privada o colectiva.
De acuerdo con Bardham (2001), “los arreglos institucionales de una sociedad son a
menudo el resultado de conflictos distributivos estratégicos entre diferentes grupos sociales, y
la desigualdad en la distribución del poder y los recursos puede a veces bloquear el
realineamiento de estas instituciones hacia formas conducentes al desarrollo de todos”. Rodrik
(1998) demuestra que los costos de los shocks externos se multiplican por los conflictos
distributivos generados y disminuye la productividad de los recursos de la sociedad.
Así, el Estado nacional no solamente protege sino que también promueve el desarrollo del
poder del capital transnacional con el apoyo de las instituciones supranacionales. El Estado
nacional se ha convertido en un instrumento de colaboración del desarrollo del capitalismo
transnacional. Los gobiernos de los Estados imperialistas transnacionales y las instituciones
financieras internacionales de mayor influencia comparten un concepto del desarrollo global y
del alivio de la pobreza centrado en la expansión económica sin límites de los mercados
abiertos y de la liberalización del comercio.
La elite capitalista transnacional requiere de procesos reguladores para estabilizar al
sistema capitalista. Las elites económicas que gobiernan en las democracias de mercado
realizan campañas intensas para convencer a la ciudadanía mundial en el mito de un poder
sin precedentes. La superestructura formada por las instituciones transnacionales diseña las
políticas que los Estados nacionales deben implementar. El Estado queda así en cautiverio,
atrapado en la red de los intereses de los grupos nacionales dominantes que buscan la
transnacionalización de la acumulación de sus capitales, mediante la penetración de las
estructuras del poder del capitalismo global.
Estructura de redes de la sociedad civil
Powell (1990) distinguió la red organizacional de los mercados y las jerarquías. La
creciente complejidad en los medios ambientes que enfrentan las organizaciones provocan
estructuras internas crecientemente diferenciadas y complejas, tales como las estructuras de
redes para compartir diferentes tipos de información, datos, conocimientos y activos, en donde
el funcionamiento de cualquier parte de la estructura se entiende en función de las demás.
Las redes involucran una inversión en las relaciones, un sentido de beneficio mutuo, un nivel
de confianza y un nivel de coordinación. En contraste a las jerarquías, las redes no se
mantienen juntas a través de las relaciones de empleo o administradas sobre la base de
reglas y rutinas burocráticas.
El impacto político de la comunidad como una forma en que la sociedad se organiza para
lograr sus fines señala el cambio de una sociedad gobernada por un sistema de democracia
representativa a una democracia participativa donde la participación directa de los ciudadanos
tiene más relevancia. La evolución de la organización política de la sociedad en comunidades
organizadas se orienta para lograr sus fines mediante la práctica de un democracia
participativa que apoya al Estado para administrar el interés público. La organización del
esfuerzo y el conocimiento de la comunidad representa un potencial significativo para la
promoción de su propio desarrollo. En una burocracia, el objetivo es codificar el conocimiento
valioso tan rápido como sea posible. Las burocracias convencionales se organizan para
reflejar el principio de especialización. En el nuevo enfoque se organiza a las personas más
como activos a desarrollarse y recursos estratégicos renovables que como costos a controlar
y partes de operación reemplazables.
En una economía basada en objetos físicos la organización logra retornos del despliegue
de su conocimiento para ofrecer mejores productos. Las rentas económicas pueden ganarse
por la empresa que crea nuevo conocimiento y lo mantiene para su propio beneficio en un
pseudomonopolio. La estructuración es un proceso de madurez gradual y especificación de
papeles, conductas e interacciones de las comunidades organizacionales, cuyas fronteras y
patrones de conducta no son siempre del todo fijas, sino que están bajo definición y sujetas a
revisión y defensa.
.El capital social se distribuye desigualmente en los diferentes grupos socioeconómicos que
forman parte de la sociedad civil dependiendo de los niveles de educación e ingreso
existentes. El capital social fortalece las relaciones y capacidades de la sociedad civil. La
sociedad civil se organiza en forma política fuera del Estado. Es de hecho, un forma de
organización de la sociedad que es anti-política, con interese demasiado fragmentados.
El concepto prevaleciente de sociedad civil es que es un sistema de asociaciones civiles
autorreguladas, descentralizadas y voluntarias, basadas en una vida moral y organizadas en
forma autónoma del Estado. El concepto sociedad civil, de acuerdo a Razcón (2002), como
medida para contener los sectarismos ideológicos, se volvió “compañero del neoliberalismo en
la medida en que se convirtió en la conciencia crítica del nuevo modelo económico, mientras
el rechazo a la lucha por el poder se tradujo en fundaciones, organismos no gubernamentales
y civiles, basados fundamentalmente en la filantropía. Surgió así la gran estructura de la
financiación con nuevos centros de poder, que sí establecieron vínculos concretos con los
grupos de acceso al poder político del Estado. El concepto sociedad civil predominante nada
tuvo que ver con la idea de Gramsci, pues ése sí se conectaba con los partidos y las vías al
poder a fin de construir nuevas hegemonías en la sociedad, para transformarse ella y a las
instituciones. Es decir, no es posible transformar una sociedad y el Estado sin una idea o
proyecto global sobre la economía, el Estado, las leyes; y la sociedad civil requiere
instrumentos propios para organizarse y organizar a todos los estratos de la sociedad”.
La función central de las conductas y prácticas asociativas se fundamentan en relaciones
interdependientes de confianza mutua, reciprocidad e intercambio en el desarrollo de nuevas
formas de ejercicio de derechos ciudadanos que se conquistan a través de luchas políticas y
sociales y que definen los derechos civiles que se originan del Estado y cuya burocracia liberal
es quien debe garantizarlos además. La jaula de acero de la burocracia está saturada de
racionalidades teóricas, formales y prácticas. Se pueden regular la economía y los
intercambios partiendo del respeto a los derechos, tanto a los derechos civiles y políticos
como a los económicos sociales y culturales.
Esta referencia a los derechos fundamentales se vuelve cada día más central en las
movilizaciones y las reivindicaciones de los movimientos sociales del mundo. Los diferentes
elementos que intervienen en la caracterización de
un movimiento social, incluyen: El
comportamiento específico de los actores individuales u organizacionales, las relaciones que
los vinculan estrecha y recíprocamente, la identificación y solidaridad de los movimientos que
aseguran su persistencia aún cuando no tengan activismo.
Los movimientos sociales tienen un papel fundamental en las aportaciones de una
contestación global
mediante el establecimiento de redes transnacionales que, luego de
mitigar imaginables querencias etnocéntricas, pueden ofrecer un contrapeso a los procesos de
globalización del capitalismo neoliberal. La protesta en los tiempos actuales se caracteriza por
una madeja de organizaciones coordinadas en nuevas formas de organización en red que
enfatizan los códigos culturales y los roles de identidad de las comunidades Las nuevas
formas de protesta, movilización y organización para el cambio social generan una fuerte
expectación y atracción en los medios y en la opinión pública, y no es menos el interés que
despierta por parte del pensamiento social, tales como el enfoque de los nuevos movimientos
sociales (NMS). Lo que caracteriza a los nuevos movimientos sociales, afirma Rodríguez
Girart (2002) es precisamente que “sus prácticas de resistencia, de redefinición de la vida
política, pública o cotidiana, se estructuran en torno a las condiciones y cartografías por las
que el poder actual se vehicula. Vemos que las condiciones para el control y la uniformidad
sirven también para constituir nuevas prácticas de libertad, organización y alternativa. Como
vemos, o veremos, estas redefiniciones nutren la capilaridad y las transformaciones que
experimenta el control y el poder dominante, pero nutren también las formas y posibilidades
de la acción colectiva destinada a transformar la vida social”.
Los grupos que resisten al proyecto neoliberal se encuentran fragmentados y dispersos
tanto en ideología, en política como en organización en redes horizontales, de tal forma que
su desunión para formular sus denuncias no representan un reto significativo al poder
hegemónico. De acuerdo con el análisis de Razcón (2002), el abandono de la lucha por el
poder de quienes mantuvieron la actividad en las comunidades y sus problemas no sólo causó
grave daño político e ideológico, sino que estableció de facto una forma de convivencia con
los poderes de la globalización: "ustedes son el poder malo del gobierno; nosotros, el poder
bueno de lo pequeño". Rechazando "lo político", concebido como sinónimo de perversión, el
pensamiento civil en resistencia se refugió en la estrechez de las generalidades, hasta llegar
al agotamiento teórico.
La teoría de acción colectiva delimita que el capital social formado por redes de
reciprocidad, cooperación voluntaria y compromiso, contribuye a la formación de la
comunidad. La composición de los nuevos movimientos sociales se presenta en un proceso
de amalgamiento de elementos cognitivos y relaciones de poder entre los individuos, grupos y
organizaciones que se interrelacionan en estructuras segmentadas y multifacéticas
constituir un colectivo.
para
Las nuevas formas de protesta son instrumentalmente mediáticas que hacen uso de
estrategias que exhiben las debilidades y flaquezas de los actores mediante acciones
descentralizadas, impulsadas y coordinadas muchas de las veces espontáneamente por los
nuevos movimientos sociales. La mediación de las tecnologías de la información y la
comunicación en la sociedad contemporánea influye en el desarrollo de los nuevos
movimientos sociales mediante la regeneración de las temáticas que constituyen el objeto
mismo de la lucha política para ejercer mayores efectos globales desde actividades locales.
Las tecnologías de la información y la comunicación contribuyen a afirmar y mantener lazos
emocionales y de identificación entre los diferentes actores políticos mediante redes de
interacción que legitiman la transmovilización política. Además, facilitan los contactos
interactivos entre las diversas redes con heterogéneas enclaves culturales y las movilizan a la
acción colectiva. Los nuevos movimientos sociales emergen, se organizan y se desarrollan en
función de sus infraestructuras y capacidades para establecer ciertos códigos de
comunicación que facilita la acción colectiva mediante una articulación tecnológica que
comprime lo local con lo global. De acuerdo a Castells (2000)"La conexión global-local, que es
la nueva forma de control y de movilización social en nuestra sociedad."
La tecnología de la información y la comunicación articulan y tienden el entramado de la
estructura y funciones de las relaciones simbólicas para la organización de los movimientos
para la acción colectiva mediante la politización de la vida cotidiana.
Los nuevos movimientos sociales tratan de redefinir la historicidad enfrascándose en una
lucha cultural para construir identidades colectivas mediante la articulación de nuevos
escenarios y nuevos proyectos sin que necesariamente se vinculen a intereses políticos. Las
dimensiones espaciales y temporales son modificadas por las tecnologías de la información y
la comunicación, lo cual afecta las formas de acción colectiva y por tanto, la configuración de
las identidades sociales y comunitarias. Diani (1990) analiza estos efectos en las
organizaciones que movilizan recursos de participación, organizaciones que se centran en
recursos profesionales y redes transnacionales para concluir que los movimientos sociales
deben ser interpretados en sus estructuras de redes y en sus procesos de construcción de
identidades sociales, políticas y culturales. Los nuevos movimientos sociales significativos
problematizan la identidad y cuestionan nuevos estilos de vida y significados culturales más
allá de inquietudes polítias y con énfasis en conocimientos, saberes y códigos culturales de
especial importancia para las sociedades actuales (Rodríguez Girart, 2002).
De acuerdo a Melucci (2001:166) "La principal idea acerca de los 'nuevos' movimientos
sociales está en relación con la necesidad de superar la imagen de los movimientos como
actores históricos unificados que desempeñan un papel central en los conflictos estructurales.
He subrayado el hecho de que, debido a razones estructurales, la ubicación y los actores
implicados en conflictos sociales pueden ser más variables, centrarse más en temas
específicos y asumir un papel simbólico frente al resto de la sociedad." Touraine (1991:389)
argumenta que un movimiento social, “es una acción colectiva orientada a la implementación
de valores culturales centrales contra los intereses e influencias de un enemigo definido en
términos de relaciones de poder.
Un movimiento social es una combinación de conflictos sociales y de participación
cultural." La acción colectiva es una respuesta al problema del individuo en las sociedades
postindustriales cuyos recursos simbólicos aumentan el potencial de "individuación", de forma
que favorecen la autonomía, la autodefinición, la posibilidad del metaconocimiento y la
metacomunicación (Rodríguez Giralt, 2002). Sin embargo, según Melucci (1998:371), "El
mismo movimiento por el que estos sistemas sociales distribuyen estos recursos para la
individualización sirve de manera simultánea para fortalecer las formas de control y
transferirlas a ese nivel básico en el que se da forma al significado y la identidad individual."
Rodríguez Giralt (2002) argumenta que las tecnologías de la proximidad tienen un papel
activo en la disolución de fronteras, han transformado la práctica, la organización y el discurso
de los movimientos sociales contemporáneos, tanto instrumental, organizacional y más
profundamente ha dado origen a nuevos modos de relación y de comunicación, que permiten
la gestión de conocimientos, la creación de comunidades y el intercambio de significados en
otro régimen de relaciones. De acuerdo a Rodríguez Giralt (2002) estos cambios permitirán
argumentar que las luchas culturales y sociales contemporáneas, debido en parte al influjo
tecnológico, viran su sentido, pasando la política a la cosmopolítica actual la que permite
reunir actores muy diversos —incluso ontológicamente— en un mismo escenario, precario y
global, donde el intercambio de propiedades, la negociación y las alianzas, por ejemplo entre
humanos y no humanos, es moneda común. Los componentes de una estructura de red de
intercambio comprenden una red de actores individuales o colectividades, los recursos
valiosos que se distribuyen entre estos actores y sus oportunidades y relaciones de
intercambio existentes (Ritzer, 1993).
La cosmopolítica asume que los entrecruzamientos entre cualquier tipo de relación
humana y cualquier clase de cuerpo, incluso lo no humano, con el apoyo de tecnologías que
permiten reunir actores muy diversos en un mismo escenario global en relaciones
permanentes e intensas para intercambio de propiedades, la negociación y las alianzas
políticas, etc. Al abrir espacios de participación política, los nuevos movimientos sociales
trascienden el terreno de la política para situarse en acciones de la cosmopolítica que
permiten la elaboración permanente de compromisos que se sitúan en los planos humanos y
no humanos. Rodríguez Girart (2002) sentencia que “si algún rasgo caracteriza a los nuevos
movimientos sociales es precisamente ése: la continua reformulación de tal relación, y la
(re)creación de esos lazos gracias a la contribución de las denominadas TIC”.
A través de Latinoamérica se pueden encontrar movimientos a ras de suelo que emergen
de los grupos étnicos, comunidades indígenas y los sectores más explotados de la población
como el caso de la rebelión indígena de Chiapas y la conciencia étnica del movimiento de
Afro-brasileños. Los partidos políticos más controversiales, las organizaciones sindicales y
campesinas, los nuevos movimientos sociales en Latinoamérica se han establecido como
fuerzas tanto a nivel local como nacional, a pesar de que muchos de estos movimientos
tienden a ser clientelistas con relaciones jerárquicas que son una copia del medio ambiente
político basado en el patronazgo y el caciquismo. La fragmentación y dispersión ideológica,
política y organizativa de los movimientos sociales de resistencia ha provocado una implosión
del pragmatismo al interior de los partidos políticos cuyo efectos supeditan la democracia
electoral a los intereses y prerrogativas de los grupos de la elite político burocrática que tratan
de mantener el poder estatal.
La principal causa de la crisis de los partidos políticos es el surgimiento de formas no
democráticas de legitimación que los vuelve incapaces de promover los cambios sociales. El
sistema de partidos no ha podido sustituir las funcionales del presidencialismo como árbitro
para la resolución de conflictos y
disputas que surgen entre los diferentes actores con
intereses económicos, sociales y políticos. El sistema de partidos políticos entra en crisis y
son rebasados por una sociedad civil mas demandante y participativa, y por los medios de
comunicación que se asumen como actores políticos para servir de intermediarios en las
demandas de la sociedad.
El análisis de los nuevos movimientos sociales debe considerar la gran heterogeneidad y
diferencias y particularidades de su composición social y sus interacciones en función de
elementos contextuales que imprimen dinámicas cambiantes a la lógica del comportamiento
social. La perspectiva americana de los nuevos movimientos sociales se centra en las
elecciones racionales y el cálculo de costes y beneficios para explicar la acción colectiva con
una orientación política, cultural, etc. La corriente europea, pone un marcado énfasis en los
procesos de identidad y su preeminencia, poco racional, en toda acción colectiva. De acuerdo
a Rodríguez Giralt (2002) ambas aproximaciones ofrecen marcos de interpretación útiles e
interesantes de la acción colectiva, pero, lejos de resolver su ambición holística, no han hecho
más que multiplicar las paradojas e interrogantes que se ciernen sobre la explicación de la
acción colectiva.
Muchos de los nuevos movimientos han surgido de los movimientos y partidos viejos,
usando las nuevas tácticas y buscando el apoyo de la opinión pública internacional. Algunos
de estos nuevos movimientos sociales n solamente mantienen conexiones internacionales
con movimientos similares en otros países, son que también mantienen ligas con partidos
políticos progresistas, agencias no gubernamentales internacionales y organizaciones
religiosas internacionales con quienes desean formar alianzas a fin de promover sus temas
específicos así como metas más generales de justicia social, redistribución económica
y
democratización política. Estas estructuras alternativas y relaciones de poder emergen en
oposición a las existentes. Por lo tanto, en muchos de los casos no tienen éxito en la
transformación de la naturaleza de las relaciones de poder o no contribuyen como se espera
en la construcción de una sociedad más justa, democrática y equitativa.
Los movimientos sociales internacionales recientes capaces de combatir los poderes
económico-financieros, son los primeros signos del descubrimiento colectivo de la necesidad
vital del internacionalismo o, mejor aún, de la internacionalización de los modos de
pensamiento y de las formas de acción. Las teorías de movimientos sociales, de procesos de
genética organizacional y las actividades emprendedoras que dan origen a nuevas empresas,
así como el trabajo empírico de los ecologistas sobre las comunidades organizacionales y
estudios de la sociedad y la ley, involucran la introducción de nuevos tipos de actores e
intereses, nuevos repertorios de acciones y nuevos arreglos estructurales, interacciones
críticas entre las instituciones y los individuos.
Son las mismas luchas políticas que en el ámbito del Estado-nación cuestionan la
legitimidad de sus gobiernos pero no la legitimidad misma del Estado. Los limites de la
legalidad no son los mimos de lo legítimo. Así, un elevado desarrollo económico puede
coexistir con un debilitamiento de las relaciones de confianza y cooperación cívica (Grootaert,
1998). Las relaciones de confianza interpersonal, cooperación
y compromiso cívico
aprendidas en asociaciones crean un capital social que influye en el desarrollo económico y el
desempeño democrático de las instituciones.
El eslabón perdido entre los ámbitos micro y macro del desarrollo social, sostiene (Lechner,
2000),
es “una desventaja a la hora de analizar conjuntamente las relaciones de confianza
generalizada y de asociatividad y, por otra parte, las normas de reciprocidad y de compromiso
cívico vigentes en la sociedad.” Las relaciones de confianza entre los individuos y el
compromiso cívico dependen de las oportunidades y las restricciones que ofrece el contexto
histórico-social. La asociatividad y la confianza entre los individuos en una sociedad, como
condiciones del capital social están disminuyendo debido en parte a la “destrucción creativa”
de los procesos de modernización e indican que están en proceso de transformación. Weber
define el espíritu del capitalismo como el conjunto de elementos éticos que inspiran a los
empresarios en sus acciones a favor de la acumulación del capital. Así,
el capitalismo
establece una nueva relación moral de las personas con su trabajo. En el análisis de Hayek,
“el empresario trabaja en un contexto de libre competencia, inversiones y precios adecuados
al beneficio esperado. El mercado proporciona al empresario información sobre la oferta y la
demanda, y las coordina. Los productores, independientes entre sí, reciben indicadores de los
consumidores acerca de los bienes que deben producir y a qué precios. Aspiran a vender
bienes y prestar servicios de la mejor manera posible, vendiéndolos al precio más barato para
atraer clientes. Es la smithiana mano invisible del mercado. El contenido del Estado es sólo
garantizar al mercado la posibilidad de ejercer su función sin obstaculizar su trabajo y
protegerlo de injerencias ajenas” (Estefanía, 2002).
Sin embargo, el desarrollo del capitalismo como sistema económico ha degradado el
desarrollo social. Los procesos de destrucción creativa del capitalismo, según Schumpeter,
explican con más acierto el desarrollo del capitalismo internacional en su fase superior, la
globalización, que la interpretación neoliberal de Hayek de que “el empresario, bajo su
responsabilidad, decide qué produce, qué servicios ofrece y cómo lo hace; en la actividad
empresarial, es totalmente libre. El consumidor, por su parte, es libre de elegir, de acuerdo
con su renta, entre los valores y servicios que le ofrece el empresario” (Estefanía, 2002). La
exaltación del individualismo es una característica de los procesos de modernización
capitalista que tiene implicaciones en las propuestas de las instituciones democráticas, la
familia, etc. Esta perspectiva sociológica predijo correctamente la difusión
de las
orientaciones occidentales modernas y las formas institucionales para las tierras menos
desarrolladas.
La escuela sociológica completa vino a enfocarse más tarde en esta difusión global de las
formas institucionales del centro avanzado a la periferia del sistema internacional. No menos
importante entre estas predicciones fue la expectativa que los factores demográficos
responderían a la modernización y que en articular, las tasas de fertilidad declinarían. Los
resultados recientes han invalidado estas expectativas. Las teorías de la modernización no
predijeron bien otras consecuencias de estos procesos de difusión. La reacción a los errores
predictivos
al acercamiento de la modernización no surgieron primero de la sociología
Norteamericana sino d su contraparte Latinoamericana fuertemente influenciada por la
economía política marxista. Con estas raíces teóricas firmemente plantadas en la economía
política marxista, los trabajos sobre la dependencia dejó de lado todas las consideraciones de
valores e ideas y culpó de la pobreza del Tercer Mundo a las corporaciones multinacionales y
sus gobiernos protectores. Desde este pinto de vista alternativo, la modernización fue el
venero ideológico del capitalismo occidental cuyas incursiones en el resto del mundo lo
mantuvo en un permanente retrazo. El subdesarrollo no fue el pecado de una omisión de
países en el margen d la industrialización moderna, sino activamente un proceso viejo e el
cual los términos comerciales fueron arreglado en detrimento de los Estados débiles
productores de bienes primarios (Portes, 1997). En cada región avanzadas y plurales por
igual, del sistema capitalista internacional,
los procesos de adelgazamiento industrial,
reestructuración y relocalización han sido justificados por la amenaza y demandas de la
competencia global.
En vez de sostener el crecimiento económico y una mayor igualdad social, la
modernización de las sociedades del tercer mundo produjo varias consecuencias negativas no
esperadas tales como el prematuro incremento de los estándares de consumo con muy poca
relación a los niveles locales de productividad; la bifurcación estandarizada entre las elites
capaces de participar en el consumo moderno y masas concientes de ello pero excluidas,
presiones migratorias en tanto que los individuos y sus familias buscan ganar acceso a la
modernidad moviéndose directamente a los países de donde proviene la modernidad (Portes,
1997). La expansión de los procesos de una globalización mitificada ha contribuido a la
exaltación de un nuevo individualismo, el cual según (Giddens, 1999), “está asociado a la
disfumación de la tradición y de la costumbre en nuestras vidas, un fenómeno relacionado con
el impacto de la globalización entendida de un modo más amplio que la influencia de los
mercados
La asociatividad de las organizaciones tradicionales formales disminuye mientras se
aumenta la participación en asociaciones con objetivos específicos y claros. La asociatividad
forma parte de las virtudes de los ciudadanos que participan en la gobernabilidad democrática
y limita los excesos populistas, corporativistas y clientelares de los gobiernos.
Las políticas dirigidas a desregular los mercados, la privatización y la liberalización el
reforzamiento extraordinario de la negociación de un grupo privilegiado de actores colectivos
cuyas demandas gana acceso directo a los grupos de más altos del poder político-burocrático
gubernamental.
La
gobernabilidad
trasciende
los
meros
problemas
de
la
acción
gubernamental para proyectarse como un atributo social con capacidad para delinear y dirigir
un proyecto de desarrollo. La gobernabilidad tiene varias dimensiones entre las cuales se
cuentan la política, económica, social, cultural, etc., las cuales se presentan en diferentes
escalas: local, regional, nacional y global.
Por lo tanto, la calidad de la gobernabilidad democrática no solamente está en disparejo
con los fundamentos materiales de la ciudadanía sino que estos experimentos democráticos
frágiles también están en peligro porque hacen caso omiso de las expectativas y razonables y
legítimas de la población, magnificando la fortaleza de la clase dominante como resultado de
reforzar el papel de las relaciones de poder no institucionalizadas (Boron, 1995). Es
sintomático que la gobernabilidad democrática se construya sobre una estructura de
instituciones débiles que no pueden canalizar las demandas de los nuevos movimiento
sociales ni concretan acuerdos conforme a un proyecto de desarrollo. Los mecanismos de
coordinación y comunicación horizontal con la ciudadanía permiten la creación de un sistema
complejo de redes que facilita la participación democrática para la toma de decisiones y para
la implementación de las políticas públicas. La toma de decisiones debe realizarse al más
cercano nivel de la población involucrada.
Los derechos ciudadanos se conquistan a través de las prácticas democráticas que
resultan de una redistribución del poder político. Las redes de poder atrapan a los ciudadanos
y los somete a la lógica de una esfera de influencias y competencias con altos costos para
quienes optan por alternativas diferentes que implican la negación de las telarañas de poder.
Ramos (2001) concluye que la red de poder democrático se activa en un proceso cíclico que
fluctúa entre la mercantlización y la estatalización, la adhesión y la apatía, la participación y la
inhibición”.
Los derechos políticos por el régimen político y los derechos sociales por el
aparato social del Estado y la sociedad. Tanto el Estado y la sociedad son dos actores
sociales que promueven el desarrollo el cual puede ser más justo y equitativo.
La sociedad civil se basa en normas de reciprocidad, confianza e intercambio mutuo que
tienen lugar dentro de ciertos espacios institucionales y que median la relación entre los
hogares y las instituciones que controlan y tienen el poder sobre los recursos económicos,
políticos y culturales. Los sistemas institucionales pueden limitar los alcances del crecimiento
económico y el desarrollo social. La definición o el concepto de sociedad civil implica recurrir a
referencias filosóficas, económicas, políticas, sociales, culturales, históricas, funcionales, etc.
Los sistemas políticos tienen como una de sus características la formación de mecanismos de
interacción con sus constituyentes.
La hegemonía del inmenso poder económico-financiero de las grandes corporaciones
transnacionales penetra los sistemas políticos mediante el ejercicio de un poder autoritario
que monopoliza los mercados y los controla desde centros estratégicos
de decisiones
basadas en la lógica de la reproducción y acumulación del capital. El poder económico de las
corporaciones se expresa cuando de las 100 mayores economías del mundo, 51 son
corporaciones globales y 49 son países. Las ventas combinadas de las 200 corporaciones
más grandes, son mayores que las economías combinadas de todos los países, por debajo de
la novena economía del mundo y doblan los ingresos de cuatro quintos de la población más
pobre de la humanidad, de acuerdo a datos citados por Ortegón Espadas (2000). La dinámica
de la nueva composición de la distribución poblacional más orientada a los centros urbanos
que a los rurales y el impacto de las políticas económicas neoliberales han dado como
resultado el empobrecimiento paulatino de amplios sectores de población urbana que carecen
de lo necesario para lograr un nivel de vida digno y que solo viven en niveles de subsistencia.
En 1970 el 10% de los ciudadanos más ricos del mundo poseían 19 veces más riqueza
que el 10% más pobre. En 1997, esa relación se había incrementado a 27 por 1 y el 1% de la
población del mundo tenía los mismos ingresos que el 57% de los más pobres. Sólo 25
millones de ricos estadounidenses (que constituyen el 0.4% de la población planetaria) tenían
unos ingresos combinados mayores que los de 2 mil millones de pobres de la tierra en (es
decir, el 43% de la población total) Las tecnocracias locales están más estrechamente
relacionadas con las redes de las instituciones transnacionales que con las redes de las
instituciones nacionales a las que imponen autoritariamente sus decisiones y políticas.
Redes globalizadas de las corporaciones transnacionales controlan los espacios globales y
reconfiguran las relaciones territoriales. Los procesos de globalización transforman las
relaciones entre las corporaciones transnacionales y los Estados nacionales. La fuerte
concentración de capitales en las grandes corporaciones transnacionales presiona a los
Estados nacionales para alcanzar los máximos beneficios.
Por lo tanto, las decisiones democráticas populares tienen poca influencia en las
decisiones de los centros nacionales e internacionales de poder y de distribución de recursos.
Las corporaciones transnacionales son entidades económicas y políticas que adquieren
poderes emanados de las fusiones entre el capital y el Estado para promover sus intereses,
mediante la creación de una superestructura transnacional cuyas funciones se orientan a la
reproducción del mismo sistema capitalista.
El capitalismo transnacional construye un sistema de instituciones que se sobreponen a las
estructuras del Estado-nación, exceden sus funciones, facilitan las redes de integración
supranacional entre los grupos que pertenecen a un mismo estrato, reconfiguran las fuerzas
sociales globales en grupos dominantes y grupos dominados profundizando la división global
entre los que se benefician de los procesos de globalización y los que no.
Las redes de
interrelación entre actores y movimientos con su contexto institucional
espacial desempeñan un papel importante en los proceso de transformación social o de
protesta, por lo que su formación y acción colectiva crea una identidad pública no sujeta a
fronteras de ningún tipo. El capital transnacional tiene la capacidad de poder para disolver su
compromiso por el bienestar de la clase trabajadora, la que independientemente de sus
delimitaciones territoriales, constituye una reserva para el capitalismo transnacional. Así, en
esta coyuntura histórica, más que como una característica propia, el capital transnacional
tiene un amplio poder por sobre las clases populares.
En la arena económica internacional, las decisiones en las instituciones financieras se
toman bajo la influencia directa de la comunidad financiera, los ministros de finanzas y los
gobernadores de los bancos centrales quienes buscan obtener mayor independencia de los
aparatos democráticos de los estados nacionales. El poder capitalista o hegemón cuenta con
los recursos y el poder para imponer como una hegemonía transnacional las reglas del
desarrollo del capitalismo global a través de estructuras supranacionales.
La transnacionalización de las instituciones económicas, políticas y sociales es un proceso
resultante de la transición y transformación de las instituciones nacionales atacadas por la
reestructuración continua del sistema de acumulación capitalista bajo el fenómeno de la
globalización. La transición de una economía basada en materiales.
La difusión de los valores y el proyecto económico dejaron poco espacio a la
reconceptualización del desarrollo en términos de éxito en el mercado. La implementación de
las políticas de ajuste estructural en los países del tercer mundo ha producido consecuencias
inesperadas algunas contrarias a las metas de desarrollo original. Estas tendencias apuntan a
las limitaciones del modelo hegemónico actual y a a necesidad de una alternativa teórica. A
pesar de que fue promovido por las organizaciones financieras internacionales, y aplicado
uniformemente en los países del tercer mundo, el programa neoliberal ha dado resultados
dispares. Donde ocurren estos incidentes, quienes apoyan el ajuste neoliberal culpan a su
aplicación imperfecta que se requiere de más tiempo para que tenga efectos positivos. Sus
justificaciones solo ruegan el cuestionamiento. Si el modelo neoliberal es propiamente
aplicado solo donde es exitoso y es impropiamente aplicado donde no lo es, el argumento se
convierte en circular. Similarmente, el requerimiento de más tiempo se convierte en abierto
hace imposible la falsificación de cualquier predicción.
En el caso de México, las agencias financieras internacionales y otros defensores del
ajuste estructural estuvieron hablando de su éxito hasta que llegó el momento de la crisis y
por tanto revelaron las imperfecciones de su aplicación. El contexto socio-histórico de México,
un país grande y complejo, notablemente diferente de Chile en el tiempo de la aplicación
neoliberal. Chile basó su poder en mantener la distancia social de la sociedad civil y
reprimiendo a la oposición, mientras que en México, el Estado buscó perpetuar su hegemonía
abarcando a la sociedad entera a través de redes complejas de patronazgo. El régimen
mexicano nación de una acción revolucionaria contra una dictadura aristocrática que puso
atención a las demandas de os más necesitados y suavemente cooptó o reprimió a sus
disidentes.
El desarrollo fue una cuestión de instalar la correcta orientación de valores y normas en
las culturas del mundo no occidental así como permitir su gente entrar en la riqueza moderna
creando las instituciones económicas y políticas del mundo occidental avanzado. Por eso
mismo, el fenómeno de la pobreza es un concepto relativo porque existe en la medida en que
también existe riqueza, es decir, el problema realmente a resolver es el de la distribución
equitativa de los recursos que polariza y confronta a la sociedades. La transnacionalización
del Estado presupone la transnacionalización del capital y de la sociedad civil no sin provocar
conflictos en el centramiento del Estado nación o en la dualidad nacional- global. Existen
muchas lógicas en la moderna sociedad que compiten y son inconsistentes, pero la presencia
y extensión de los conflictos permanece para ser evaluados empíricamente.
El Estado nación proporcionó las estructuras necesarias sobre las que el sistema
capitalista nacional se desarrolló pero se convirtió en el principal obstáculo para la expansión
espacial de una nueva clase capitalista que apoyada en la innovación tecnológica puede
operar en todo el globo. La transferencia del poder del capital del Estado-nación al espacio
global requiere el diseño de instituciones supranacional para escapar del control de las
instituciones locales y nacionales. Esto origina conflictos por las contradicciones propias del
sistema capitalista entre los intereses de los agentes económicos globales y los Estadosnación, las cuales se resuelven mediante la toma del Estado como rehén de los agentes
capitalistas. En los años sesenta "sólo" 3 dólares llegaban al Norte por cada dólar que tomaba
la dirección del Sur; a finales de los noventa, después de treinta años de crecimiento sin
precedentes y de una globalización cada vez mayor, la relación se había incrementado a 7 por
1.
Los procesos de globalización promovidos por las grandes corporaciones transnacionales
defienden sus intereses infiltrando sus
decisiones en los gobiernos nacionales y no son
receptivos para aceptar modificación de las reglas que imponen a través de las instituciones
financieras internacionales. El nuevo marco de la globalización financiera, las instituciones
financieras internacionales se han convertido en instrumentos que contribuyen a imponer, a
menudo con la complicidad táctica de los Estados imperiales y la resignación de los Estados
nacionales, políticas de privatizaciones y de liberalización de los mercados detrás de planes
de ajuste estructural. La implantación formal de esta perspectiva en los Estados
latinoamericanos fue denominada ajuste estructural y consistió básicamente de siete pasos: la
apertura unilateral de los mercados foráneos, privatización extensiva de las empresas del
Estado, desregulación de bienes, servicios y mercados laborales, liberalización del mercado
de capital, con una privatización extensiva de los fondos de pensiones, ajuste fiscal basado en
una reducción drástica de del gasto público, reestructuración y adelgazamiento de los
programas sociales apoyados por el Estado con un enfoque d esquemas compensatorios para
los grupos más necesitados y el fin de la política industrial y cualquier otra forma de
capitalismo de Estado y concentración de la administración macroeconómica (Portes, 1997).
La reestructuración de las economías impuesta a los países menos desarrollados, a través
de los programas de ajuste estructural, tiene como criterio técnico lograr la eficiencia en
sustitución del criterio social, para facilitar los procesos de acumulación y reproducción del
capital transnacional.
Los procesos de liberalización comercial más que impulsar el crecimiento, incrementa la
pobreza al desplazar a trabajadores de empleos poco productivos no a empleos de alta
productividad, sino al desempleo, debido a que los programas de ajuste estructural están
diseñados para garantizar tasas de interés más altas en los países con condiciones poco
favorables para inversión desplazando así los recursos de los sectores ineficientes. Las
instituciones nacidas de Bretton Woods, El Banco Mundial y el Fondo Monetario Internacional,
se han ido alejando progresivamente de sus funciones iniciales para convertirse en
instrumentos a través de los cuales el mercado financiero internacional impone a los países
dependientes y endeudados sus preceptos organizativos: el ajuste estructural. El apoyo para
manejar las crisis de la deuda de los países menos desarrollados fue aprovechado por el
capitalismo transnacional para imponer el funcionamiento de sus estructuras
y exigir el
cumplimiento de condiciones.
La principal condición impuesta es la reestructuración de las economías mediante
programas de corte neoliberal denominados de “ajuste estructural” orientados a reducir la
intervención del Estado en la economía, a la privatización de las empresas del sector público y
a la liberalización de los flujos comerciales y financieros internacionales a efecto de ir
ajustando paulatinamente las economías nacionales a la economía global. El objetivo es
estandarizar las políticas económicas y comerciales entre las naciones para facilitar la
movilización del capital transnacional
La política económica neoliberal es la responsable de que la deuda externa crezca
exponencialmente e imposibilite la aplicación de políticas sociales capaces de dinamizar las
economías internas de los países más endeudados. Una política económica aplicada
contrariamente a la dictada por las instituciones financieras internacionales salvó de las crisis
a Malasia en plena crisis, Rusia después de “defauliar” y devaluó su moneda contrariando las
prescripciones neoliberales y China que tiene controles de capital, no privatizó muy rápido y
obtuvo más inversión extranjera directa que ningún otro país del mundo, fuera de Estados
Unidos. De acuerdo a Stiglitz cuando México volvió a poner en marcha su economía no fue el
dinero del FMI lo que cambió las cosas. Lo que restableció la economía fue el comercio y el
dinero que fue a financiar las exportaciones. el dinero del FMI no va a las empresas. (Seoane
y Luzzani, 2002). Las políticas económicas neoliberales aplicadas al sistema mundial
capitalista reproducen y profundizan las relaciones desiguales entre los países y entre los
diferentes grupos sociales dentro de cada nación.
El Tribunal Internacional de los Pueblos sobre la Deuda ha declarado que “las políticas
económicas y de ajuste del FMI se mostraron desastrosas para los países que se sometieran
a ellas y sirven para aumentar todavía mas la deuda externa y los otros pasivos externos de
esos países, forzando una moratoria sin fin de las deudas sociales y ambientales, de las que
son acreedores los niños y niñas, los pueblos indígenas, las mujeres y hombres trabajadores
de campo y de la ciudad, los negros y negras y la naturaleza”. El Tribunal Internacional de los
Pueblos sobre la Deuda sostienen que la deuda externa de los Países del Sur, por haber sido
constituida fuera de los marcos legales nacionales e internacionales, y sin consulta a la
sociedad, por haber favorecido casi exclusivamente las elites en detrimento de la mayoría de
la población, y por herir la soberanía nacional, es ilegítima, injusta e insustentable ética,
jurídica y políticamente.
La discriminación y la exclusión social son dos fenómenos que demeritan los sistemas
democráticos e impiden los procesos de institucionalización democrática.
En los procesos de preinstitucionalización, las organizaciones innovan independientemente
buscando soluciones técnicas viables a los problemas locales. Las organizaciones legítimas y
competitivas tienden a innovar a partir de un estándar y por tanto contribuyen a legitimar los
cambios de los adoptadores de las innovaciones. La institucionalización de estándares
normas y prácticas dentro de los campos organizacionales tienden a perpetuarse a través de
procesos deliberados y políticos. Parsons (1960) distingue los niveles técnico, administrativo e
institucional de la organización. El nivel técnico se convierte en el racional que busca una
eficiente producción. Las estructuras y formas organizacionales son irracionales o no
racionales en su carácter. Los mitos culturales como un producto de la irracionalidad de las
masas son el aglutinante necesario para la cohesión social y la unidad nacional. Sin embargo,
un lado oscuro en el que la irracionalidad social se convierte en algo más que una profunda
negación al servicio de la maldad. El nivel institucional, social o de medio ambiente se enfoca
en los procesos de legitimación y significado.
Las fuerzas institucionales y racionales son fuentes alternativas de estructuras y
conductas no necesariamente en conflicto, sin embargo se reconoce que los procesos
institucionales sobrepasan a los racionales mediante el establecimiento de reglas de
racionalidad. El concepto de racionalidad es más amplio que el dominio de la racionalidad
formal, instrumental, con un propósito, o medio-fin. Los mitos racionalizados tienen diferentes
componentes de racionalidad. Los cuatro tipos de racionalidad son: la racionalidad práctica
que calcula en forma pragmática los medios para sortear las dificultades, la racionalidad
teórica o construcción de conceptos abstractos precisos como la deducción, atribución de
causalidad, la formación de significados simbólicos, la racionalidad sustantiva o preferencia
por valores últimos, y la racionalidad formal por el cálculo de medios-fines. Los tipos de
racionalidad que informan la acción racional son la racionalidad sustantiva que informa la
acción valoral-racional y la racionalidad formal que informa la acción racional instrumental.
La racionalidad formal informa la acción racional de medios-fines.
La racionalidad
sustantiva ordena la acción con relación al valor postulado en el pasado, presente o potencial,
o agrupamiento de valores donde la conducta se evalúa por sí misma, independientemente
de sus prospectos de éxito. El papel de los valores es central al viejo institucionalismo pero el
neoinstitucionalismo se orienta más a los procesos cognitivos. El neoinstitucionalismo enfatiza
las instituciones que definen el comportamiento de los actores frente a su medio social. El
enfoque de la economía institucional sobre el desarrollo se hace desde dos perspectivas
teóricas, la teoría de la información imperfecta y el análisis comparativo de los procesos de
desarrollo, las cuales fundamentan los arreglos institucionales. La información estratégica que
tienen los diferentes actores explica su comportamiento estratégico en la racionalidad del
diseño de los arreglos institucionales. El diseño de las instituciones pragmáticas se hace en
función de contratos deliberados que tienen como base la teoría de la información imperfecta
y los costos de transacción. Las instituciones orgánicas son el resultado impredecible de la
evolución gradual de la persecución de intereses individuales.
El neoinstitucionalismo económico analiza las fallas de los mecanismos del Estado y sus
ineficacias. El Estado, el mercado y la comunidad son mecanismos de coordinación y
gobernabilidad imperfectos, que presentan cada uno diferentes ventajas y desventajas, pero
que se complementan. La economía neoinstitucional demuestra las deficiencias e
incapacidades del Estado como mecanismo de gobernabilidad y coordinación que garanticen
los acuerdos y compromisos sobre la propiedad.
Las deficiencias institucionales de los mercados financieros bloquearon el desarrollo en
algunos países. Es cuestionable en la teoría económica neoinstitucional el hecho de que las
instituciones disfuncionales que no alcanzan los niveles óptimos, permanezcan durante mucho
tiempo y prolonguen el subdesarrollo, debido a causas fundamentalmente de mecanismos de
auto-refuerzo en procesos de dependencia. De acuerdo a la teoría neoinstitucional de la
economía, el subdesarrollo es resultado de las fallas del Estado para proveer las estructuras
de governance necesarias para garantizar las instituciones que apuntalan el desarrollo de los
pueblos. El neoinstitucionalismo recomienda un Estado fuerte pero limitado en sus funciones.
Los conceptos de racionalidad sustantiva y de racionalidad práctica informados por las
obligaciones sociales y morales son posibles rutas a incorporar el concepto de valores. La
adopción de un conjunto de valores distintivos por las organizaciones las identifica y si sus
estructuras son cuestionadas, mantener la identidad es una lucha para preservar su conjunto
de valores. El impacto de los cambios de la racionalidad en las identidades individual y
organizacional es una importante dimensión de la teoría institucional (Townley, 2002).
La racionalidad teórica involucra un dominio consciente de la realidad a través de la
construcción de conceptos abstractos precisos. La racionalidad práctica guía las acciones en
rutinas diarias, provee patrones de acción para los medios de trato con las dificultades
prácticas inmediatas. Los medios ambientes son plurales, racionales múltiples legítimos. En la
dimensión de racionalidad, las reglas institucionales inventan la racionalidad.
La razón
práctica (phronesis) como una virtud aristotélica contrasta con la lógica del instrumentalismo,
así como la acción racional contrasta con la acción práctica como un argumento
constructivista social que toma en cuenta la situación y el contexto que guían la acción y
proveen el marco de referencia para la acción razonable.
El nuevo institucionalismo atiende a los campos organizacionales como unidades de
análisis. Los campos se definen como aquellas organizaciones que en lo agregado,
constituyen un área reconocida de la vida institucional. La noción de legitimidad entendida
como una fuerza que constriñe a las organizaciones y las presiona a la acción, identifica a las
organizaciones aptas para ser las innovadoras y las primeras adoptadoras. El desarrollo
científico y tecnológico de los Estados fortalece la legitimidad de sus gobiernos Los factores
institucionales que se refieren a las fuentes de coercividad, mimetismo o isomorfismo
normativo se relacionan con la legitimidad e involucran responder a las restricciones legales o
regulatorias o a la difusión de estándares entre organizaciones similares. Los factores
específicos, técnicos o institucionales que afectan la responsabilidad del cambio normativo
tienen efectos similares en las organizaciones privadas y públicas.
Organizaciones privadas y del mercado son persuadidas por la lógica de le eficiencia
económica y las organizaciones públicas y no del mercado por la lógica de la apropiabilidad.
La responsabilidad a lógicas diferentes resultan en heterogeneidad de adopción de nuevas
prácticas y en la forma en que adoptan. Los factores técnicos e institucionales afectan la
responsabilidad institucional. Las fuerzas que generan responsabilidad a las nuevas normas
son diferentes en el sector público y el privado. La difusión de las nuevas normas
institucionales es lenta y no afecta todas sus partes. Los factores que generan heterogeneidad
en las organizaciones que responden al cambio institucional, es la lógica usada para
influenciar las organizaciones, la competitividad de los mercados en los que las
organizaciones operan y la aplicación generalizada a las organizaciones públicas y privadas
que desempeñan la misma tarea para atender a la misma población.
Las organizaciones públicas son más responsivas que las privadas a los cambios a los
cambios en el medio ambiente normativo, debido a que las organizaciones privadas actúan
como organizaciones del mercado y las organizaciones públicas como organizaciones no del
mercado. Un elemento definitorio de las organizaciones del mercado es que su efectividad
está directamente determinada por los clientes. La conformidad en el sector privado a las
presiones institucionales se determina por las metas organizacionales que dan mayor peso a
los estándares técnicos y económicos para medir el desempeño.
La institucionalización puede prescribir normativamente ciertas respuestas o adaptaciones
a las nuevas condiciones manteniendo el status quo institucional, a pesar de que las
organizaciones no se adhieren perpetuamente a las instituciones Las prácticas innovadoras
pueden ir más allá hasta alcanzar la
semi institucionalización a la institucionalización
completa la cual ocurre con la adopción de ideas cognoscitivamente legítimas que al ser
aceptadas por generaciones se convierten en patrones de conducta definitivos. Esta
legitimidad pragmática se fundamenta en la conexión entre nuevas ideas y los resultados
económicos. Los procesos institucionales
pueden dar cierta estabilidad a los campos
organizacionales, aunque estos siempre están evolucionando y no son estáticos, resolviendo
mediante consenso negociado socialmente las diferencias de interpretación. Las prácticas se
reproducen mediante procesos regulatorios e interactivos.
Por el proceso de desinstitucionalización, las instituciones se debilitan y desaparecen y
junto con ellas, las prácticas y mentalidades asociadas, las cuales son sustituidas por otras
nuevas. La eficacia de las instituciones en solucionar problemas de las organizaciones más
allá de los beneficios funcionales que proporcionan, contribuye a su emergencia y
permanencia. No obstante, nuevas prácticas alternativas que representan ventajas críticas
introducen nuevas habilidades y aprendizajes capaces de desplazar a las instituciones
existente para sustituirlas por otras nuevas.
La desinstitucionalización es la erosión o discontinuidad de una práctica o actividad
organizacional institucionalizada provocada por presiones funcionales, sociales y políticas que
reorientan la tendencia hacia la homegeneidad y convergencia en campos organizacionales.
El concepto de campo organizacional representa un nivel intermedio entre la organización y la
sociedad y es instrumental a los procesos por los cuales las expectativas y prácticas
socialmente construidas
se diseminan y reproducen. Los significados compartidos y las
creencias colectivas de los campos organizacionales son reforzados por los procesos
regulatorios de la agencias gubernamentales las cuales presionan normativamente por
conformidad en las comunidades. Para que la comunidad logre la eficiencia como mecanismo
de coordinación, se requiere una membresía estable y sujeta a normas y una estructura que
sustente la capacidad de poder para sancionar el incumplimiento de los acuerdos. Las
estructuras institucionales de las comunidades no siempre son aprovechadas para lograr la
eficiencia en una relación más estrecha con la igualdad. La gobernabilidad democrática de las
estructuras institucionales de un sistema
económico, político y social facilita las reglas
formales e informales de las redes de interrelaciones entre diferentes agentes y actores
estratégicos necesarias para los procesos de toma de decisiones colectivas y resolución de
sus diferencias de intereses. No existe una relación directa entre igualdad y eficiencia porque
los pobres carecen de las propiedades necesarias para disparar mecanismos de
responsabilidad que controlen el poder del Estado. Los costos de transacción aumentan con la
desigualdad en los acuerdos de cooperación. A pesar de las limitaciones burocrático-políticas
y su incompatibilidad con los objetivos, el Estado puede intentar alcanzar una mayor igualdad
sin menoscabo de la eficiencia.
Un campo es un conjunto o comunidad de organizaciones que en forma agregada
constituyen un área de la vida institucional mediante patrones de interacción e influencia en
sistemas compartidos de significados. El campo organizacional incide en la construcción
social de la realidad constituida por la objetivación de intercambios tipificados o categarizados
de las organizaciones, los cuales reducen la ambigüedad e incertidumbre. Las presiones
políticas resultan de cambios en los intereses y en la distribución del poder que apoya y
legitima los arreglos institucionales existentes, como resultado de crisis de desempeño,
cambios del medio ambiente y otros factores organizacionales que cuestionan la legitimidad
de las instituciones.
Los cambios en el poder derivan de la posesión de activos tangibles e insumos de poder
derivados de la posesión del conocimiento e información. Las nuevas asimetrías del poder son
un reto clave para las nuevas formas organizacionales. La interdependencia cuestiona los
supuestos de las ventajas que representan el control de recursos dentro de las fronteras de
una organización específica. Poder y rendición de cuentas para su uso fueron puestos por los
propietarios para su control por los altos directivos de las organizaciones burocráticas
tradicionales, se ha convertido en un asunto más complejo en aquellas organizaciones donde
existe una multiplicidad de accionistas y cuya forma de organización es más horizontal. El
estudio de la racionalidad facilita el análisis de la estabilidad de los arreglos organizacionales,
su inercia, cambio y conflicto.
Los ecologistas de la población sugieren que el medio ambiente selecciona a las
organizaciones cuyos elementos estructurales proveen los más altos valores de ajuste,
enfatizan el proceso competitivo como impulsor del cambio institucional y sugieren además
que las organizaciones fundadas con una forma específica combinadas con diferencias en las
tasas de sobrevivencia entre organizaciones con diferentes formas producen cambio
institucional. La creciente densidad de las organizaciones con una forma conlleva una mayor
legitimidad la cual se aprecia en una estadística vital. (Hannan and Freeman, 1989). Las
reglas institucionales inventan la racionalidad. El énfasis original de Weber es en analizar el
cambio institucional, analizando las dimensiones de la racionalidad, lo que requiere un cambio
de énfasis de la acción racional a las formas de racionalidad.
Las interpretaciones de las condiciones económicas de los actores son moderadas por una
lógica institucional del más amplio medio ambiente que define las normas, valores y creencias
que estructuran la cognición de los actores organizacionales y proveen el entendimiento
colectivo para formular las decisiones de acuerdo a sus intereses. La racionalización es un
proceso que involucra la emancipación de la tradición y que conduce a la diferenciación de la
sociedad en distintas actividades y esferas de valor autónomas y con sus propias normas y
obligaciones. Los diferentes estratos sociales tienen procesos de racionalización específicos y
diferentes grupos sociales pueden responder en formas diversas a los tipos de racionalidad
inherentes a los mitos racionalizados.
Cada esfera de valor tiene patrones de acción y formas de vida que son definidas como
racionales de aquellas otras esferas de vida que se consideran irracionales, lo que determina
el concepto de lógica institucional. La lógica institucional determina la importancia de los
problemas Cuando la lógica institucional cambia, presiona a las formas organizacionales
existentes a modificarse en sus estructuras, las que a su vez afectan la governance. Las
nuevas formas organizacionales tratan de responder a la interdependencia, la velocidad, el
poder y el desmembramiento.
La interdependencia organizacional es el grado en que una organización opera en forma
interdependiente con otras organizaciones restringidas por los limites impuestos por las
capacidades de procesamiento de la información y la distancia física. El uso de formas de
organización modulares se fundamenta en esta interdependencia
de organizaciones
mediante el uso de alianzas, arreglos de trabajo alternativo, tales como las organizaciones
contingentes y contratos de manufacturas. La imagen e identidad de los grupos son parte de
los recursos críticos de las organizaciones modulares. Las organizaciones que siguen
estrategias generales y las que siguen estrategias de nichos ocupan diferentes recursos
ambientales y para dar respuestas innovadoras se forman conexiones interdependientes a
otras organizaciones especializadas en otras industrias tales como estructuras de apoyo
comunitario. Las organizaciones tienden a usar las formas modulares cuando se incrementa la
heterogeneidad del medio ambiente. El nivel de interdependencia que prevalece ahora no
tiene precedentes. Los resultados de cualquiera de las partes se relacionan con las acciones y
los resultados de otros jugadores, por lo que el cambio de un componente de un sistema
interdependiente produce cambios impredecibles en otros.
Una mayor velocidad es la característica de todos los aspectos de las funciones de las
organizaciones, desde las comunicaciones internas al desarrollo de productos para el
intercambio competitivo. La velocidad tiene efectos en el decrecimiento de las imperfecciones
del mercado, el incremento de la volatilidad a que deben responder las organizaciones y el
decremento
de
los
tiempos
de
estímulo
respuesta
involucrados
en
actividades
organizacionales prosaicas. Las formas organizacionales se caracterizan por la identificación
y diseminación de las metas colectivas, la regulación de los flujos de recursos
organizacionales y la identificación y gobierno de derechos y obligaciones, funciones y
papeles de los miembros de la organización. Existe un hueco entre el desarrollo rápido de
nuevas formas organizacionales en práctica y la capacidad de las perspectivas existentes en
la teoría.
Los
conceptos
de
organización
postburocrática,
postmoderna,
la
organización
postemprendedora y la firma flexible se refieren a nuevos principios organizacionales y
expresan los nuevos paradigmas en las formas organizacionales. Otros aspectos específicos
de estos paradigmas incluyen el federalismo, la corporación virtual, la corporación
reingenierada, la compañía creadora de conocimiento, la organización “ambidexterus”, de alto
desempeño o sistemas de trabajo de alto compromiso, la organización híbrida y la “solución
transnacional”, etc. La solución transnacional es una visión de una red integrada en la cual el
centro corporativo guía los procesos de coordinación y cooperación entre las unidades
subsidiarias en un clima de toma de decisiones compartidas, mezcla la jerarquía con la red y
retiene la creación del valor en una corporación (Bartlett and Ghoshal, 1998). Cambios en las
metas de las organizaciones para responder a la incertidumbre, el enfoque estratégico en el
diseño de procesos y estructuras, un énfasis en lo social e interpersonal y una reemergencia
de la legitimidad Las presiones sociales se originan en la diferenciación de grupos, la
existencia de mentalidades y prácticas divergentes o discordantes, etc.
La organización de los mercados bajo procesos de integración económica en el sistema
capitalista globalizador, arrastra consigo las necesarias transformaciones de los sistemas
político y social, dando lugar a un desplazamiento en los procesos de institucionalización
política y social. Los estados nacionales ejercieron su autonomía en la producción y
distribución de bienes, enviando los excedentes mediante mecanismos intervencionistas a las
instituciones de un Estado-nación caracterizado por un sistema capitalista de producción
autártico ligado a los circuitos internacionales del comercio y las finanzas.
La sociedad civil se conceptualiza también como una esfera directamente conectada al
ámbito del Estado por medio de una red de autoridades administrativas autogobernadas y
otros cuerpos cooperativos, pero de carácter anti-político. La autoridad elegida por la
ciudadanía tiene la capacidad para coordinar las relaciones inter-agencia. El lugar en el que la
sociedad entra en relación con el Estado constituye la sociedad civil, la cual no actúa como un
sujeto sino como un espacio o esfera donde expresan y se manifiestan sus instituciones y
entidades que la forman.
Por lo tanto la sociedad civil no debe ser considerada como un sujeto, sino como una
esfera o espacio donde se expresan determinados intereses. El mismo carácter anti-político
de la sociedad civil fragmenta los intereses y limita sus aportaciones a la construcción de las
instituciones. Los Estados controlan y limitan las prácticas políticas de la sociedad mediante
el establecimiento de fronteras, como por ejemplo, la articulación del discurso político.
Por lo tanto, los gobiernos locales pueden contribuir a crear las condiciones para que se
garantice la confianza entre los diferentes agentes y actores que conciertan las políticas y
estrategias del desarrollo. Son los agentes sociales los que realizan los procesos sociales del
desarrollo. La sociología del desarrollo se relaciona con los mecanismos que reproducen
desigualdad y los medios para eliminarla parecer haber perdido su razón de ser. La perdida
del piso en la tierra se debe por el dominio de un acercamiento al desarrollo nacional centrado
en el mercado y a la voluntad de los gobiernos para seguir los dictados de la política de las
organizaciones internacionales financieras.Así, el lugar en que se efectúan mediaciones y
contestaciones entre la sociedad y el Estado y con las macro instituciones del poder
económico y cultural, es lo que Rocco (1999) denomina sociedad civil. Estos sitios de
mediación son los lugares de la vida diaria, donde los individuos y los grupos entran en
contacto mediante normas, fronteras, tradiciones, y redes que definen las relaciones
institucionales, etc.
Según Honneth (1999), este concepto "sitúa el núcleo civil de una sociedad a igual
distancia de la esfera económica y política de la sociedad". La ausencia de una cultura
institucional impide el logro de mejores resultados, incluyendo la autonomía. La sociedad civil
al ser parte de la superestructura facilita la operabilidad de las relaciones con otras instancias
al mismo nivel, como el Estado-aparato y que difieren de las contradicciones que se generan
entre las fuerzas productivas y las relaciones de producción. Es necesario transformar el
marco jurídico en que funcionan las jurisdicciones internacionales con el objeto de permitir a
la sociedad civil (ciudadanos y sus asociaciones) actuar ante la justicia en las jurisdicciones
nacionales como en el escalón internacional contra los
Estados, las empresas o las
organizaciones internacionales.
El concepto de sociedad civil, del Inglés civil society, tal como lo conceptualizó Adam
Ferguson, se refiere a "Todas las instituciones y organizaciones civiles que preceden al
Estado, ya que son la condición previa a cualquier resistencia por parte de los ciudadanos,
contra la dictadura de la burocracia de partido." En este sentido, Thoreau ha dicho que los
hombres reconocen el derecho a la revolución, como el derecho a rechazar la obediencia,
lealtad y a resistir un gobierno cuando su tiranía e ineficiencia son insoportables (Honneth,
1999) El término anglosajón de civil society hace referencia más al concepto de sociedad
civilizada que al de sociedad natural.
El concepto de civil society hace alguna referencia al concepto de societas civiles de
Aristóeteles con que se denominaba a la forma de comunidad de la pólis. En el libro II cap. 2
{1261 a} refuta Aristóteles la tesis platónico-socrática de que el Estado o Polis deba ser lo más
unitario posible. "La Pólis -dice Aristóteles- no es un unidad de la manera que algunos
afirman. Y lo que algunos llaman el mayor bien común en realidad lo destruye", "No hay pues
que buscar la unicidad de la sociedad en grado exagerado". Para Aristóteles la familia es la
forma social más unitaria, pero no la más autosuficiente. El estado-ciudad es autosuficiente no
siendo tan unitario, pues la autosuficiencia es preferible a la unicidad. Todo estado-ciudad que
tienda a mayor unicidad tiende a dejar de ser un estado-ciudad para convertirse en una
especie de alianza militar. Pues una pólis se caracteriza por una pluralidad de individuos que
son diferentes.
Así la sociedad civil comprende las “instituciones, entidades, personalidades que
representan y manifiestan los intereses de las clases sociales, pero sobretodo de las clases
dominadas “mediante la actuación de instituciones e individuos que no pueden representar
esos intereses en el Estado (espacio) o sociedad política”.
El Estado institucionaliza las relaciones de clases en una configuración de la producción
social, aunque las clases sociales y los grupos actúan dentro y fuera de los estados. Los
estados como sistemas coercitivos de autoridad son relaciones de clases y prácticas de clase
congeladas y operacionalizadas mediante instituciones. Los estados son instrumentos que
refuerzan y reproducen las relaciones de clase y las prácticas embebidas en los estados La
globalización económica del capital es un fenómeno que implica la transformación de las
relaciones de clase y de los estados.
Un fatalismo económico es alentado por el discurso mediático-político sobre las
necesidades ineluctables de la globalización, el imperio de los mercados financieros con
conducción por gobiernos socialdemócratas que, al prolongar la política de los gobiernos
conservadores, hacen que ésta aparezca como la única posible. Las estructuras
institucionales de los estados-nación pueden persistir en la época de la globalización, pero se
modifica la concepción de estructuras. (Robinson, 2000). Las grandes corporaciones
requieren de estructuras institucionales de governance que acoten la aplicación de la teoría
del principal – agencia y limite los problemas derivados, como en el caso del denominado
oportunismo ex post. La sociedad civil “Es un espacio donde las clases y las fracciones de
clase, expresan sus intereses a través de diferentes instituciones, organismos e individuos, los
cuales se confrontan y resuelven a nivel de la superestructura en una formación social
determinada” (Urquiza y Ulloa, 2001).
Las clases dominantes cuentan con otras instituciones de la superestructura para expresar
y manifestar sus intereses, tales como el Derecho, el Estado, la ideología, etc. En este sentido
el concepto de sociedad civil se expande hasta comprender los conceptos de ciudadanía y
derechos humanos. Salamon y Anheier, (1997) ven a la sociedad civil como “la plétora de
organizaciones privadas, sin fines de lucro y no gubernamentales que han emergido en las
décadas recientes en virtualmente cada esquina del mundo para proveer vehículos a través
de los cuales los ciudadanos pueden ejercer iniciativa individual en la persecución privada de
los propósitos públicos”.
En un concepto más amplio, la sociedad civil comprende
a las diversas instituciones
sociales, económicas del mercado, la libre asociación de los ciudadanos para debatir, la que
tiene que ir acompañada de la libertad de expresión. Una sociedad civil vigorosa fortalece al
gobierno democrático. El capital social fortalece las relaciones y capacidades de la sociedad
civil. El vínculo social es un recurso del capital social para el desarrollo económico, el cual se
presenta en forma neutral para ser aprovechado mediante diferentes estrategias. El capital
social es un recurso acumulable que crece si se hace uso o se devalúa si no es renovado. Las
instituciones económicas, sociales y políticas son determinantes en las decisiones y procesos
sociales. Así, la sociedad civil no es un sujeto en sí misma, sino la esfera en la actúan y
realizan sus actividades las instituciones y entidades que la forman. En la sociedad civil se
involucran fuerzas que se contraponen en sus intereses irreconciliables, muchas de las veces.
Urquiza y Ulloa (2001) hacen una distinción operativa al interior de la sociedad civil entre lo
que denomina la “sociedad civil del capital” y la sociedad civil descapitalizada”. El concepto de
“sociedad civil del capital” lo expresa como “el conjunto de individuos y organismos privados
que controlan el gran capital, y que por tanto, poseen intereses comunes y guardan una
mayor afinidad ideológica”, mientras que la “sociedad civil descapitalizada está caracterizada
por la no propiedad del capital y por situarse frente a él como una masa asalariada, y por
tanto, por asumir o “deber asumir” una posición existencial de lucha contra la explotación y
buscar una mayor participación de los beneficios del trabajo que garantice una adecuada
sobrevivencia humana”. Distingue Aristóteles entre la homonoia o concordia, el acuerdo que
reina entre los ciudadanos y la mera homodoxía o igualdad de pareceres. Pues no se trata de
que los ciudadanos opinen lo mismo de cualquier cosa, sino de la misma cosa.
La concordia es la amistad de la ciudad. La concordia supone un diálogo o deliberación
entre los ciudadanos. Solamente dialogando puedo saber qué intereses nos igualan y nos
distinguen y podemos obrar coordinadamente y no cada uno por su cuenta y riesgo, como
cuando compramos o vendemos acciones en la bolsa. Esto es comparable al paralelogramo
de fuerzas de la física. Si cada uno tira de un cuerpo para un lado distinto, el cuerpo se mueve
en una dirección que es distinta de la deseada por cada uno. Ahora bien ese diálogo
coordinador de nuestras acciones no es otra cosa que la actividad que estudia Aristóteles en
su Retórica. Hablando se entiende la gente, decimos. Pero hablando bien y con entendimiento
del otro. La Retórica es el Organon de la acción común, de la política. La Retórica no es tanto
el duíscurso de la verdadero cuanto el discurso de lo bueno.
Sin embargo, la caracterización dual de la sociedad civil en términos de quien tiene capital
y no lo tiene es confusa sino se delimitan los sujetos, las instituciones que representan sus
intereses y el espacio o esfera donde resuelven sus conflictos. La dualización de la sociedad
es un fenómeno que resulta de los beneficios que reciben los individuos de los procesos de
globalización y que genera profundas desigualdades entre los ricos que tienen acceso y los
excluidos o marginados que no lo tienen. Las desigualdades económicas y sociales
persistentes
entre los países del mundo avanzado y muchos países del Tercer mundo
colonial y semicolonial... La clase trabajadora urbana, los campesino, los jornaleros rurales los
bajos sectores asalariados de la clase media, los miembros del creciente sector informal y las
comunidades indígenas son los excluidos o marginados de la arena política. Tomados juntos
hay varias clases y sectores que representan entre dos tercios y tres cuartos de la población
total, dependiendo del perfil de cada nación latinoamericana.
Un análisis crítico de los efectos del capitalismo revela que ha creado extremas
desigualdades en la región así como en el mundo entero. La polarización económica resulta
de los crecientes procesos de desigualdad que enfrentan términos internacionales y
situaciones locales explosivas. La mitad de la población mundial, 3 mil millones de gente viven
con un ingreso per cápita anual que promedia $350 dólares. América Latina y el Caribe
presentan las mayores disparidades en la distribución del ingreso en donde el 5% de la
población más rica concentra un cuarto del ingreso nacional y el 10% de la población más rica
contra el 40 % del ingreso, mientras que el 30% de la población más pobre solo tiene el 7.5%
del ingreso total.
El índice promedio de desigualdad de América Latina fue de 0,52 en coeficiente de Gini
con un mínimo de 0.43 para Uruguay y un máximo de 0,59 para Brasil (Klochkovsky, 2001).
Así la polarización entre el pobre y el rico se profundiza más aceleradamente. La creciente
tasa de desigualdad genera más pobreza e incrementa los niveles de violencia social. De
acuerdo a los expertos, la pobreza tiene expresiones, comportamientos y causas diversas,
ligadas a una compleja geopolítica, a un modelo económico cuestionado y a los cambios en la
demografía, que requieren nuevas explicaciones para impulsar políticas adecuadas (Memoria
del Foro Pobreza Ignorada, México, 2002).Las manifestaciones de este avance del
capitalismo emergente se enmarcan en la paradoja consistente en que mientras se centra en
función de los mecanismos autorreguladores del mercado, por otro lado desencadena
reacciones en contrario para contrarrestar y compensar los efectos de los mecanismos
perversos del mercado.
Visto desde la perspectiva global y a través de los lentes conceptuales de la integración
contemporánea en la economía capitalista global, se ha reforzado, sino acentuado esta
extrema desigualdad así como las relaciones injustas de subordinación y dominación que
mantiene y complementa esta desigualdad. La economía capitalista del mercado tiene un
carácter social. La naturaleza de la integración regional en la economía capitalista global ha
reforzado las formas extremas de desigualdad e injusticia ampliamente esparcidas que
prevalecen en esta parte del mundo. Región es el espacio territorial en el que se materializan
las fuerzas mundiales, nacionales, regionales y locales (Ortegón Espadas, 2000). Es en la
región donde se materializan los impactos de los agentes transnacionales.
Así, su teoría dicotómica de la sociedad civil, intenta establecer “la línea divisoria entre la
gran empresa unida a los altos dirigentes del Estado-aparato y la gran mayoría restante,
mayoría que encierra potencialidades similares de cara al cambio social.” Bajo el modelo
hegemónico neoliberal, los empresarios asaltan al Estado y concentran el poder económico y
político. El sistema corporativo de los procesos de globalización promueve una ideología
elitista y autoritaria que García Morales (2000) denomina como “totalitarismo empresarial”
transnacional. La creación de medios ambientes empresariales data de poco más de un siglo.
El programa de la globalización que el empresariado viene promoviendo desde los años
Setenta es regresivo, caracterizado por una reducción de la intervención pública, movilidad y
flexibilidad de los trabajadores, ayuda pública a la inversión privada mediante asistencia fiscal,
reducción de los aportes patronales, etcétera. El neoliberalismo es hábil presentar las
exigencias inflexibles de contratos de trabajo leoninos bajo la apariencia de la "flexibilidad". Un
análisis crítico de las sutiles estrategias de las reformas de los gobiernos socialdemócratas
puede resumirse en el concepto de "flexplotación", para señalar una reducción de las horas de
trabajo y una multiplicación de los empleos temporarios y de tiempo parcial.
La estructura social de las sociedades contemporáneas experimentó cambios profundos,
entre los cuales el más importante es la disminución, en la industria, de los obreros frente a
los "operadores", quienes, más ricos en capital cultural, podrán concebir nuevas formas de
organización, nuevas armas de lucha y nuevas solidaridades. La organización como una red
de mentes distribuidas, en donde la autoridad, el poder, la responsabilidad y los recursos son
descentralizados en equipos de unidades semiautónomas que consisten de staff
semiautónomo, profesional y conocedor. La coherencia y la motivación son proveídas por una
visión y una cultura compartidas. La esencia de la organización virtual es la administración de
una actividad orientada por metas de forma que es independiente de los medios de su
realización. La organización virtual descansa en los pilares de la producción de información, la
estandarización de la interacción y la abstracción de los derechos de propiedad (Mowshowitz,
1994). La escuela de la economía de los derechos de propiedad argumentan que la propiedad
común de los bienes genera ineficiencias, pero sin embargo, se puede contra argumentar que
la privatización también es ineficiente ya que otorga más poder para negociar a aquellos que
adquieren la propiedad privada. Estos propietarios se convierten en dominantes porque
obtiene mayores beneficios del disfrute de bienes, sobretodo cuando estos son de carácter
público..
La orientación empresarial del Estado que busca la rentabilidad y la calidad total en todos
los servicios que ofrece a un mercado de consumidores más que a ciudadanos, asume el
bienestar como una función del poder adquisitivo de quien cuenta con los recursos para
comprarla. La identidad ciudadana se abandona y quiere ser sustituida por la condición de
súbditos imperiales y consumidores-clientes. La creación de medios ambientes empresariales
data de poco más de un siglo. Hacia dentro del Estado nación se presenta la lucha de clase
para lograr el aseguramiento del acceso a los recursos mediante la conquista del poder. La
propuesta para el análisis del cambio institucional es opuesta a la democracia mayoritaria y
negociadora como el punto de partida.
El cambio global no es uniforme sino híbrido que combina nuevos y viejos elementos en
sus formas de opresión y progreso. Las naciones-estados, organizaciones y administradores
son actores que responden a los retos de las instituciones existentes. La micropolítica del
cambio institucional es el resultado de las interacciones entre diversos actores, actividades y
significados. El aprendizaje es el recurso de cambio institucional más fundamental que es
limitado por la falta de sistemas confiables de comunicación entre las organizaciones, su
indisposición para compartir información y la falta de datos en los requerimientos de la
implementación y una práctica eficaz. El cambio institucional modifica el carácter y la
integridad de las organizaciones. Su diversidad se deriva de fuentes exógenas, percepciones
e interpretaciones que da significado a las instituciones bajo una lógica institucional. Los
niveles del cambio institucional van desde lo micro interpersonal y suborganizacional al nivel
macro societal y global.
Las fuentes de cambio institucional que presionan a las normas o prácticas
institucionalizadas son las funcionales, las políticas y las sociales. Las funcionales surgen de
problemas percibidos en niveles de desempeño o utilidad asociadas con las prácticas
institucionales, ligadas a cambios del medio ambiente, tales como la competencia intensiva
por recursos escasos. El sistema de medición del desempeño estratégico es uno de los
componentes de la Nueva Administración Pública. Como tipos polares, las democracias con
un mínimo de puntos de veto son mayoritarias en carácter, mientras que las democracias de
negociación contienen un máximo de puntos de veto. El cambio institucional radical que entra
en conflicto con las instituciones existentes se promueve cuando los campos organizacionales
son permeables a ideas y modelos de otros campos, cuando estos campos están acoplados
con laxitud y caracterizados por disenso ideológico y cuando el cambio es congruente con los
valores e intereses de los actores más poderosos.
Los puntos de veto son instrumentos institucionales que pueden ser o no usados por los
actores políticos, dependiendo de sus estrategias. Puede también ser el caso que los actores
políticos pueden elegir que puntos de veto quieren usar (Kaiser, 1997). La sociedad civil
conceptualizada como el espacio donde se expresan las mayorías por sí mismas o a través de
sus instituciones, es considerarla como una instancia de resolución de conflictos económicos,
políticos y sociales, o que bien los trasciende en forma de demandas al espacio estatal.
Los conflictos que resultan
de la competencia entre las empresas transnacionales y
multinacionales trascienden las instituciones de los Estados nacionales porque estos no
cuentan con las funciones reguladoras para solventar las diferentes situaciones que emergen
de la protección de intereses de los grandes capitales transnacionales altamente
especulativos. Los estados-nacionales son unidades jurídicas y geográficas, y a veces
unidades culturales. Los conflictos inter Estados tienen su origen en las resistencias que estos
tienen a los procesos de globalización orientados a expandir la influencia y el poder de los
capitales transnacionales para su propio beneficio. La sociedad ejerce su poder de
dominación y de resistencia mediante prácticas de los códigos de información los cuales son
impuestos no solamente por el Estado sino también en la ideología, las practicas culturales y
las acciones cotidianas . La política de baja intensidad o subpolitics (Beck, 1998) es poco
organizada, y se establece a partir de prácticas de consumo. Las redes de resistencia global
responden, en su matriz
anclados en
más profunda, al designio de erradicar muchos de los vicios
la izquierda tradicional, al amparo de partidos burocratizados, sindicatos
desprovistos de una vocación contestataria y organizaciones no gubernamentales a menudo
volcadas en una defensa de bien pagados puestos de trabajo.
Las corporaciones transnacionales se expanden globalmente aprovechando las
situaciones políticas. Los procesos de globalización han provocado la resistencia activa de
muchas comunidades y grupos que anteriormente eran pasivos quienes ven su propia
sobrevivencia amenazada por los efectos culturales y económicos asociados con la acelerada
integración de sus sociedades en la economía capitalista global. A pesar de que existen
abrumadores argumentos contra las realidades y efectos del neoliberalismo y la globalización,
afirma Razcón (2002) la crítica carece de implicaciones estratégicas, porque no existe
voluntad para construir conceptualmente una sociedad eficiente, real, ante la economía de
mercado, la imposición de los intereses trasnacionales, la subordinación y la dependencia, y el
belicismo del imperialismos. Por lo tanto, la globalización ha estimulado la movilización política
de los grupos y comunidades oprimidas que han estado previamente subordinadas y
marginalizadas. Las organizaciones comunitarias locales establecen acuerdos de cooperación
que reducen las fricciones por conflictos distributivos pero pueden aumentar los costos fijos de
organización para compartir en forma más equitativa los beneficios.
La desigualdad
obstaculiza el consenso para los cambios de políticas que respondan a la inestabilidad
generada por crisis.
La sociedad civil del capital puede guiar las acciones y manipular los comportamientos y
voluntades de la sociedad civil descapitalizada. El Estado-aparato sigue una política de
dualidad, mientras que con la sociedad civil capitalizada entra en procesos de negociación de
políticas e intereses y resolución de conflictos, desprecia con trato diferenciado a la sociedad
civil no capitalizada la cual es fácilmente manipulable para fines corporativos electorales. La
dualización social es un fenómeno que es resultado de las oportunidades de acceso a los
beneficios del modelo de desarrollo capitalista que tienen los individuos y que genera
profundas desigualdades. La administración del desarrollo debe superar los viejos esquemas
y moldes creados en torno a la dicotomía entre un modelo de desarrollo centrado en una
economía planificada, propiedad del Estado y una economía centrada en el mercado y en la
privatización de los medios de producción. El surgimiento de un modelo de desarrollo híbrido
debe administrar en todos los niveles de gobierno, en forma flexible, la coordinación y
armonización de los intereses públicos con los privados y los de la comunidad. Los ricos
tienen acceso completo a todos los beneficios que el sistema les brinda, mientras que en el
otro extremo, los excluidos y marginados carecen de las oportunidades mínimas. Los sectores
tradicionalmente excluidos de la acción política resisten los cambios y se expresan en
participar para un proceso de refundación de la nueva sociedad.
El concepto de sociedad civil como sujeto, asume “roles y representaciones que
corresponden a sujetos específicos” (Urquiza y Ulloa, 2001) tales como los partidos políticos,
las organizaciones no gubernamentales, etc., toma ventaja de sus posiciones dentro del
espacio, para la defensa de sus propios intereses. Si México permitió a las industrias
maquiladoras de Estados Unidos en la región de la frontera, someterse a los contratos de los
sindicatos de trabajadores mexicanos, estas industrias simplemente se moverían a cualquier
otra parte y los procesos de industrialización se pararían. Los países de nueva
industrialización están preocupados en formalizarse a sí mismos, en contra de sus
competidores así con en contra de sus mismas leyes formales para obtener una ventaja
competitiva en su producción relativa a más áreas reguladas de la economía mundial (Castells
and Portes, 1989).
El incremento notable en los últimos años de las organizaciones sociales y las
organizaciones no gubernamentales, consolidan la participación activa de los movimientos de
liberación, de derechos humanos y de democratización, en amplios programas de desarrollo
económico, político y social. La emergencia de las organizaciones no gubernamentales en los
decenios de 1980 y 1990 coinciden con en el mismo momento en que se liquidaba el bloque
socialista y la URSS como una respuesta desde la sociedad civil, frente a las aberraciones
estatalistas que habían impregnado al grueso de la izquierda. Los movimientos de resistencia
global irrumpieron cuando la revolución no gubernamental tampoco cumple sus promesas.
Los esfuerzos para organizar y unir los sectores marginados con el propósito de
representar sus intereses en los centro de poder del Estado han resultado en ser
políticamente difícil y muy peligroso. Además de la reacción violenta de los militares y los
grupos paramilitares de la derecha. La movilización política de estos sectores ha sido
obstruida por las formas tradicionales de cooptación tales como el patronazgo, el clientelismo
y el corporativismo que las elites políticas ha usado efectivamente en la mayoría de los casos
para subordinar y dividir a los sectores de la población. En las últimas décadas, las
organizaciones sociales han adoptado diversas formas, sin fines de lucro, arreglos que
separan las jerarquías administrativas de las técnicas bajo un conjunto de procesos
postindustriales, con mayor flexibilización de fronteras que permiten formaciones corporativas.
Las organizaciones no del mercado son aquellas cuyos resultados no son evaluados en
los mercados externos a las organizaciones por medio de transacciones voluntarias, usan
tecnologías para producir resultados que son difíciles de evaluar y su éxito descansa en la
habilidad para satisfacer criterios de evaluación determinados socialmente por lo que busca
legitimarse a través de la conformidad con prácticas organizacionales.
La organización
corporativa examina los determinantes económicos que modifican la forma unitaria a la forma
multidimensional en las grandes organizaciones, la cual se desarrolla en las industrias de
producción masiva debido a las innovaciones tecnológicas que hacen posible la
estandarización y las economías de escala para atender los mercados masivos. Las dos
teorías apuntalan las interacciones estratégicas como el fundamento para el equilibrio múltiple
de las instituciones, cuyos resultados no adscriben valores de óptimo. El crecimiento se
presenta en una interrelación inestable entre las economías de escala y la especialización con
los costos de transacción. El aprovechamiento de las economías de escala a partir de
innovaciones tecnológicas y especialización requiere del diseño de complejas estructuras de
arreglos institucionales que faciliten las interrelaciones y negociaciones de los diferentes
actores y absorban los niveles de incertidumbre.
Con el objeto de asegurar el respeto a los derechos y la consideración de los derechos
económicos, sociales y culturales en la regulación de las economías nacionales y mundial, se
debe admitir la sumisión a la justicia de los derechos económicos, sociales y culturales. Los
foros se convierten en lugares simbólicos porque se manifiestan y se expresan los diferentes
movimientos en contrapoder, en convergencia o en resistencia, con articulaciones desde las
mismas bases. La izquierda y las fuerzas progresivas en Latinoamérica se han debilitado y
desorientado
por
los
mayores
desarrollos
globales,
tales
como
los
movimientos
revolucionarios, así como sus propias fallas para desarrollar una estrategia efectiva que
movilice a la población contra el proyecto neoliberal de los regímenes civiles de centro
derecha en la región.
La mayoría de los partidos y movimientos progresistas en Latinoamérica reconocen que
están seriamente lesionados por sus fracasos para ofrecer una alternativa efectiva al opresor
proyecto neoliberal y como resultado establecen un diálogo internacional dirigido a desarrollar
una nueva identidad y una estrategia para la nueva era. Sin embargo, las fuerzas progresivas
políticas pueden cambiar el desarrollo de los acontecimientos en dirección de una mayor
democracia política, mejorar los estándares de vida y justicia social si pueden formular una
estrategia efectiva que les permita tener éxito para movilizar a la mayoría de la población en
esta dirección.
Los contrapoderes son “lazos, experiencias alternativas, solidaridad que se crea entre la
gente. Los contrapoderes son las múltiples instancias en las que se desarrolla la política…son
los contrapoderes que plantean los interrogantes fundamentales sobre el mundo que está
construyendo el capitalismo. En el seno de los contrapoderes se van elaborando las nuevas
resistencias, nuevas exigencias, nuevas prácticas políticas, nuevas formas de lucha y de vida.
El impulso vital y la creatividad están en los contrapoderes”, (Proceso, 2001). La multiplicidad
de los movimientos sociales es su fortaleza y lo que más teme el proyecto de la ideología
única hegemónica del capitalismo. Por primera vez el mundo parece convergir hacia una
ideología común del desarrollo, que promete riqueza cada vez mayor para todos, en
todas
partes. La sociedad civil como espacio debe contener a las instituciones, organismos e
individuos que representan los intereses de las clases sociales.
Las instituciones sociales tienen diferentes formas organizativas que van desde aquellas
fundamentales que representan intereses económico y sociales, hasta aquellas que
representan al conocimiento, la información y la ideología. Las instituciones sociales,
económicas y políticas determinan las decisiones y los procesos sociales. La sociedad civil
compendia un grupo heterogéneo de individuos y colectividades cuya característica común es
que no forman parte del Estado, y que son capaces de movilizarse como actores políticos
para la defensa de sus intereses y para la promoción de cambios económicos, sociales,
políticos, culturales, etc. Las dimensiones del cambio económico, político y social mundial son
determinadas por la reestructuración del capitalismo globalizador. El término globalización
adquirió a mediados del decenio de 1990 un eco mediático en el magma del nuevo orden
internacional aireado en 1991 que permitió arrinconar la imagen negativa que arrastra el
capitalismo.
Administrar
el cambio es la administración dinámica (Dowbor, 2001) de un
proceso permanente de ajuste de segmentos diferentes de reproducción social. El cambio
tecnológico requiere de una administración dinámica capaz de ajustarse a nuevas situaciones.
Una condición para alcanzar el desarrollo es administrar nuestros recursos en una forma más
racional.
Las representaciones colectivas de la realidad de los individuos inciden en los anhelos de
cambio. Al cambiar el orden de la vida social debido a los impactos de la globalización en las
diferenciaciones en las estructuras sociales, también se modifican las estructuras culturales y
sociales. Las nuevas estructuras sociales incrustadas en los circuitos globales, tienen
intereses de acumulación capitalista en un escenario y espacio mayor que las simples
demarcaciones territoriales nacionales en donde surgieron, bajo la protección del Estado
nación. La conceptualización materialista histórica del Estado como una relación social
insertada en estructuras sociales que adoptan formas institucionales diferentes
Por sí
mismas, las empresas transnacionales no tienen las estructuras ni el poder que si tienen los
Estados nacionales para transformar las estructuras políticas, económicas y sociales que
facilitan la libre circulación y los movimientos financieros, así como los flujos comerciales
internacionales.
En esta forma, se filtran a través de las percepciones del medio ambiente de los actores
políticos. Los actores políticos estratégicos, así como los económicos y los sociales
aprovechan las estructuras de poder para ejercer influencia sobre los procesos de toma de
decisiones que les favorezcan sus propios intereses. Al aumentar el tamaño de la agencia en
las estructuras burocráticas, con controles jerárquicos, la autoridad se distorsiona. Las formas
burocráticas familiares incluyen el control jerárquico y las relaciones de autoridad, fronteras
relativamente fijas y autoridad de arriba hacia abajo.Las ilusiones acerca de los bajos costos
de cooperación pueden prevalecer. Los grandes actores pueden iniciar acción y subsidiar
otros participantes. Se tienen que considerar los factores contextuales como variables que
intervienen, las cuales engrandecen o disminuyen el rango de alternativas que los actores
políticos piensan están disponibles para las situaciones de la toma de decisiones.
Este compendio heterogéneo de componentes que actúan en la esfera de la sociedad civil,
de acuerdo a Murillo Castaño (2000), constituye un “modelo que valora la pluralidad y el
respeto a las diferencias, culturales, étnicas y religiosas. Un modelo que aprecia y respeta la
existencia de diferencias (sic) expresiones de acción colectiva, tendientes a la articulación y a
la representación de intereses...un modelo que propugna por el fortalecimiento y la progresión
de la democracia como el régimen político acorde con el logro de la justicia social sin importar
que esta se da en los Estados de Derecho a secas o en los estados Sociales de Derecho”. La
acción colectiva puede eliminar las restricciones y deficiencias del “dilema del prisionero si se
acuerdan metas en conjunto por todos los miembros de una comunidad.
Los costos de la acción colectiva de quienes resisten el cambio institucional, como en el
caso de los dictadores, no les resulta racional emprenderlo. A menos que los ganadores del
cambio compensen a los perdedores bajo la situación potencialmente Pareto superior, las
instituciones ineficientes tienden a permanecer para mantener el desequilibrio asimétrico de
los conflictos distributivos. Si los conflictos distributivos inciden en la disfuncionalidad de las
instituciones, a su vez también inciden en los costos de la acción colectiva. La fragmentación y
expansión de las demandas sociales exigidas a través de la acción colectiva a gobiernos
limitados por instituciones, autoridad y recursos, es el problema argumentado en el trabajo de
Crozier, Hungtington y Watanuki (1975).
Los conflictos distributivos obstaculizan la
descentralización de la gobernabilidad. A escala local, las disfuncionalidades institucionales
pueden ser mayores por la falta de coordinación con la burocracia del Estado y la carencia de
sensibilidad para detectar las necesidades comunitarias para administrar programas de
desarrollo.
El funcionamiento de la democracia depende en buena medida en la construcción del
capital social. Actualmente se plantea como problema la pérdida de la confianza en las
instituciones y en el liderazgo (Pahrr y Putnam, 2000) Las disfunciones de la democracia
deslegitiman la autoridad, sobrecargan y desequilibran la acción gubernamental, fragmentan
los partidos políticos y estimulan el “parroquialismo nacionalista” e inciden en la falta de
gobierno y puntualizan la necesidad de governance o gobernanza (Prats, 2001) para lograr la
gobernabilidad.
En la nueva economía institucional, los aspectos políticos limitan los beneficios del
comercio, como en las situaciones específicas de negociaciones asimétricas debido a que
prevalecen intereses creados que originan conflictos distributivos. La acción colectiva causa
el cambio institucional a partir de la coordinación de esfuerzos que originan los diferentes
movimientos sociales, cuyos costos son elevados si no se eliminan los problemas de
oportunismo de los costos o free rider y compartir los beneficios de la negociación.
La acción colectiva tiene que ser estimulada por las instituciones que facilitan las
actividades y relaciones de las personas. Los grandes actores pueden iniciar acción y
subsidiar otros participantes. La acción colectiva y la cohesión comunitaria dependen más de
lazos interpersonales débiles que de lazos interpersonales fuertes los cuales incrementan la
cohesión de quien es parte del grupo y la exclusión de quien no lo es.El pobre confrontó al rico
con un problema de acción colectiva: cómo crear arreglos colectivos para controlar los efectos
externos de la pobreza, al mismo tiempo que prevenir que otros ricos obtengan ganancias de
sus acciones sin contribuir, (De Swaan Abram, 1997)
El desarrollo actual de la sociedad civil ha sido motivo de diversos análisis. Según Bruyn
(1999), los conservadores la denominan el “sector voluntario”. Los filósofos la ven como la
”esfera pública” de la sociedad evolucionando dentro de una esfera privada de la misma
sociedad, aunque algunas de las redes de acción social constituyen parte de esta “esfera
pública” por su forma y contenido de la vida social. Los movimientos sociales tienen una
producción colectiva de códigos y valores, símbolos, discursos y significados culturales como
sistemas de interpretación y acción de la realidad que mediante prácticas cognitivas ( Jamson
y Eyerman 1991) generan conocimiento. Por sobre el comportamiento instrumental, los
significados y conceptos son articulados en la acción social simbólica que tiene lugar en
redes, donde se establecen y reproducen los vínculos de solidaridad y comunidad. Las redes
sociales por donde se transfieren los flujos de la información y el conocimiento constituyen el
capital social que articula diferentes recursos, mejora “la eficiencia adaptativa de la estructura
económica” y consolida mecanismos de concertación social, por lo que en tales ocasiones “el
capital aparece más nítidamente como “fuerza productiva” (Lechner, 2000). Las redes sociales
horizontales que enlazan individuos con niveles similares de poder y status, generan mayor
confianza y reciprocidad que las redes sociales verticales.
Las redes sociales facilitan la difusión de prácticas y estructuras institucionalizadas pero el
impacto de estas redes sociales difieren entre las esferas públicas y privadas. Las redes
sociales facilitan las interacciones directas para formar aglomeramientos de individuos o
clanes que delimitan cambios en los sistemas de controles. En la forma de organización en
clanes los procesos de socialización contribuyen a lograr la congruencia de los objetivos y
logra ventajas sobre las organizaciones burocráticas o las relaciones de mercado en casos en
que se eleva la evaluación del desempeño y baja la incongruencia de los objetivos (Ouchi,
1980). De acuerdo a Redding (1990) las redes sociales de relaciones directas o clanes de
empresarios del Sudeste Asiático crearon sistemas dependientes del control patrimonial.
Los tipos de acción social de Weber son el afectivo basado en la emoción, el tradicional
basado en el hábito, el valoral-racional (wertrational) basado en valores, y la racionalidad
medio-fin basada en el cálculo. La acción social es racional basada en ideas y elección
consciente, categorizada por Weber las racionalidades afectivas y tradicional como cerca de la
frontera que denominó como acción orientada, (Weber, 1978:25) mientras que la racional
valoral y la acción racional medios-fines son más reflectivas o autoconscientes. Un aspecto
relevante de todo programa de gobierno es que este tenga por objeto la promoción de un
mayor acceso de la población a los bienes culturales, educativos e informativos. Esenciales a
la democracia son las posibilidades que tiene la población para tener acceso al conocimiento y
el respeto a su derecho a la información que garantizan una participación efectiva.El capital
social es un recurso acumulable que crece si se hace uso o se devalúa si no es renovado.
Sin embargo, las formas voluntarias privadas están limitando las responsabilidades
públicas de los Estados-nación por el bienestar de sus ciudadanos. El concepto de bienestar
está determinado por el cómo el ser humano, sujeto de bienestar, se encuentra, cuya
preocupación debe centrarse en indicadores más con base en los fines que consigue y de los
que está en disposición de hacerlo, que en los medios del bienestar como los indicadores. El
concepto utilitarista o bienestarista de bienestar se centra en los medios, mientras que el
concepto centrado en los fines del bienestar humano está referido a en las realizaciones
individuales a partir del ejercicio de la propia libertad, por lo que la realización de los fines
como indicadores del bienestar humano depende de la voluntad o agencia personal. Equiza
(2001) señala como bases de las críticas al utilitarismo, la identificación errónea de bienestar
con utilidad en la elección, felicidad y satisfacción del deseo, considera que la ordenación por
suma es trivial, no elimina la cuestión de la desigualdad y no incorpora las diferencias de
partida y agencia entre las personas. El bienestar considerado como conducta de elección
incorpora más elementos que la búsqueda y satisfacción del bienestar.
Los teóricos culturales la ven como “la resolución de tensiones entre los principios
opuestos en la modernidad” como por ejemplo: individual contra comunidad, público contra
privado, con orientación hacia la sociedad postmoderna. Muchos de los habitantes de la
región viven bajo condiciones que pueden ser descritas como modernidad desigual más que
postmodernidad, Esta tendencia y otras son las causantes de lo que Wagner (1996) denomina
el final de la modernidad organizada.
La revolución cultural alentada por los movimientos sociales del 68, radicalmente
cuestionan los fundamentos de la cultura occidentalizada, centrada en el individualismo y la
racionalidad, porque destruyen el tejido social. Cuando los movimientos populares nacionales
son fuertes, estos trascienden en un internacionalismo solidario. Los movimientos populares
anteriores a la década de los setenta del siglo pasado se articulaban con la lógica
revolucionaria cuyo objetivo era la toma del poder. Una subjetividad en contra del sistema
capitalista emerge y se instala ideológicamente en los movimientos populares aunque liberada
de un programa político radical que denota la ausencia de un modelo coherente desde la
izquierda misma, pero siempre bajo un mismo denominador, la búsqueda de mejores
condiciones de vida. Muchos de los miembros progresistas de la intelligensia han asumido en
los años recientes una posición política relativamente moderada, dando por resultado un
distanciamiento de las clases populares y se acomodan a la ideología ortodoxa neoliberal
prevaleciente. Muchos de los partidos y movimientos políticos que eran de izquierda, han
asumido un perfil bajo en la escena política. Otras organizaciones de izquierda han caído en
desarreglo ideológico considerable.
La importancia de estos movimientos radica la apertura a la búsqueda de nuevas
oportunidades, alternativas, formación de redes solidarias, creación de espacios de
contrapoder, etc., como parte de procesos necesarios para la liberación de los pueblos. La
nueva radicalidad ya no tiene como objetivo la toma del poder porque en la nueva lógica el
poder para liberar y modificar estructuras sociales radica en la misma base y no en la
impotencia de la cúspide.
Thoreau ha dicho que todos los hombres reconocen el derecho a la revolución, como el
derecho a rechazar la obediencia y la lealtad y a resistir un gobierno cuando su tiranía e
ineficiencia son insoportables. De hecho, la imposición de los valores de la cultura occidental
ha provocado muchas disfuncionalidades en los pueblos colonizados. Las grandes
corporaciones transnacionales socavan la soberanía y autonomía de los pueblos colonizados
o recolonizados, para una toma de decisiones independiente en la regulación de su propia
economía. Estas corporaciones limitan la capacidad de los Estados para regular sus propias
economías y para tomar sus propias decisiones.
Por lo tanto, los Estados recolonizados, “actúan para servir los intereses de capitalistas
extranjeros…Sin un estado (recolonizado) fuerte los objetivos imperialistas estarían en peligro.
La fuerza se mide en este contexto por la capacidad de los actores del estado y las
instituciones para llevar a cabo importantes cambios estructurales y asegurar su establización
contra la mayoría de movimientos sociales populares, sindicatos y partidos políticos” Petras
(2001d). La estrategia orientada a limitar o reducir las funciones del Estado está enfocada a
desviar la acción de los movimientos sociales hacia su integración a las organizaciones no
gubernamentales, a efecto de poder controlarlas desde la misma estructura del poder del
Estado.
Las actividades de estas organizaciones no representan peligro ni riesgo alguno para las
estructuras del poder de las elites económico-políticas, ni para el Estado nación, para las
instituciones financieras internacionales, para los Estados imperialistas y para las
corporaciones transnacionales. La elite económico-política y sus agentes realizan campañas
para legitimar la ideología neoliberal del capitalismo transnacional que promueve
el libre
mercado. Las instituciones financieras internacionales que actúan como agentes de la elite
económico política, redefinieron el desarrollo en los ochentas como “una participación exitosa
en el mercado mundial” que incluye una política de amplia liberalización (Robinson, 2000),
basado en la “rearticulación de cada país a los mercados mundiales a través de la
introducción de nuevas actividades económicas ligadas a la acumulación capitalista”. Los
países que se someten
al programa de ajuste estructural aceptan la construcción de
instituciones afines a los intereses del capitalismo transnacional.
El avance de las grandes corporaciones transnacionales y de las elites políticas
transnacionales ocurre en contradicciones entre los intereses de los grupos dominantes
hegemónicos en la transversalidad ascendente de lo nacional a lo transnacional. El
surgimiento de elites político-burocráticas con una formación gerencialista, bajo un Estado
transnacional, que se orientan al control y el poder en las decisiones para la formulación e
implantación de políticas económicas globales, garantiza el avance de los procesos de
reproducción del sistema capitalista y la acumulación del capital y contribuye a la formación de
clases. La integración de los grupos dominantes de las naciones se realiza mediante
estrategias de formación de redes transnacionales que facilitan los flujos e intercambios que
requiere el sistema capitalista globalizador.
Los procesos de globalización dan lugar a la creación de redes del mercado integrada por
las relaciones de las elites capitalistas transnacionales que se movilizan desde arriba y a
redes de contrapoderes y resistencia transnacional que se moviliza desde dentro y desde
abajo, mediante mecanismos de alianzas y asociaciones, para contrarrestar los alcances de la
otra. En parte, las políticas económicas nacionales son ajustadas a las presiones de las elites
capitalistas nacionales integradas a las redes del capitalismo transnacional, más que a las
presiones externas de las instituciones globales. El Estado transnacional crecientemente
desarrolla mecanismos militares para la ejecución de la política económica, pero ha sido
incapaz de regular los flujos de capitales
especulativos que generan incertidumbre e
inestabilidad al propio sistema capitalista.
A pesar de las tendencias neoliberales que limitan las funciones y actividades del Estado,
su participación sigue siendo fuerte para regular los procesos económicos. En las sociedades
fuertes administra la mitad del producto social, racionalizando sus actividades como la manera
más efectiva apara elevar la productividad social. De acuerdo al análisis de Dowbor (2001),
segmentos sustanciales de la sociedad han empezado a pensar en términos de un “pequeño y
eficiente Estado”, para justificar los procesos caóticos de privatización, posponiendo el
problema esencial de a quien y cómo debe servir el Estado. El principal punto en la acción no
es cortar partes del gobierno sino hacerlas trabajar mejor y con otros fines.
El Estado neo-colonial es activo, regulador e intervencionista al igual que el Estado de
Bienestar o el Estado populista, pero sus actividades, reglas e intervenciones se orientan a
servir los intereses del capital extranjero y de la clase capitalista transnacional (Petras,
2001d). La crisis del Estado de Bienestar puso en evidencia la necesidad de reinventar la
ciudadanía y el gobierno. Así, la función principal del nuevo Estado regulador es mantener la
estabilidad de los mercados financieros para proteger los movimientos especulativos de los
capitales de la volatilidad de los mercados emergentes, mediante la movilización de recursos
financieros de otras fuentes, pero principalmente los provenientes de mayores cargas
impositivas a contribuyentes con ingresos bajos.
El desmantelamiento de la economía social del modelo del estado de Bienestar, el nuevo
modelo de Estado neoliberal se torna intervencionista y regulador para proteger los grandes
intereses hegemónicos de las grandes corporaciones transnacionales y sus aliados los
Estados imperiales, siempre contando con el apoyo sumiso de las elites gobernantes locales.
Si se mira al Estado neoliberal como una continuidad del Estado Benefactor, se legitima la
nueva correlación de fuerzas sociales que surge de las transformaciones del capitalismo y se
establecen la estructura y la infraestructura para la creación de Estado transnacional. Además,
los Estados neoliberales ejecutan las políticas económicas, monetarias, fiscales, etc.,
proporcionan la estabilidad y control político social mediante el establecimiento de un sistema
represivo cuando el aparato ideológico falla. La retórica de los neoliberales acerca del papel
limitado del Estado en la Economía lo redirige lejos de servir a las necesidades de los
sectores populares de la población en beneficio de los intereses de las clases sociales altas.
Uno de los elementos más impresionantes de la escena política contemporánea es la alta
responsabilidad de los gobiernos a la satisfacción de las necesidades de la mayoría de la
población a pesar de los mecanismos formales de la política democrática que se establece en
la región latinoamericana.
Es esencial que la democracia y la transparencia estén igualmente organizadas a nivel
popular en los niveles locales afectados por las
intervenciones de las Instituciones
Financieras Internacionales. La información hacia las sociedades locales debe ser sistemática.
Las intervenciones de las Instituciones Financieras Internacionales deben ser objeto de
debate y de la intervención parlamentaria nacional. Esto significa poner en tela de juicio el
actual sistema de condicionalidades contrarias a la idea de cooperación como también al
restablecimiento del equilibrio entre los desiguales vínculos existentes entre países ricos y
países en desarrollo. Los procesos de "Globalización" han perdido el rumbo teórico. Los
supuestos beneficios de un mercado global justo y eficiente se basan en nociones
fundamentales de la teoría del "equilibrio competitivo general", pero tal como ha señalado el
profesor británico Paul Ormerod, "...el equilibrio competitivo exigiría la observancia de unos
requisitos que nadie cumple, de tal manera que si tales conceptos todavía persisten se debe a
los intereses de la profesión económica y a los lazos existentes entre la ideología política
dominante y las conclusiones empíricas de la teoría del equilibrio general".
La existencia de un sistema imperialista tiene sentido en la medida que se comprende la
importancia que tienen las actividades de los Estados imperialistas que siguen los dictados de
los capitales transnacionales para la apertura de nuevos mercados. La globalización es “una
oscura mancha que se viene extendiendo al interior de la economía mundial y comienza a
dominar el escenario y éste es el espacio productivo ganado por la gran corporación . De
modo que lo que se indica como “globalización” no es otra cosa que la cutícula externa de una
inmensa internacionalización concentradora del capital que tiene su sujeto activo en la
Corporación Transnacional (García Morales, 2001). La economía-mundo capitalista es un
sistema que “incluye una desigualdad jerárquica de distribución basada en la concentración de
ciertos tipos de producción (producción relativamente monopolizada, y por lo tanto de alta
rentabilidad), en ciertas zonas limitadas” de acuerdo a Wallerstein (1998), y que además
“pasan a ser sedes de la mayor acumulación de capital…que permite en reforzamiento de las
estructuras estatales, que a su vez buscan garantizar la supervivencia de los monopolios”. Las
decisiones político-económicas permean la economía mundo.
Los Estados imperiales apoyan directamente a las instituciones financieras internacionales
porque les sirven como instrumentos de penetración y control en los Estados neocoloniales,
los que a su vez se alinean conforme a los lineamientos requeridos para convertirse en los
garantes de la defensa de los intereses de los capitales transnacionales. La nueva estructura
neocolonial del Estado se organiza para la transferencia de valores y recursos a las metrópolis
donde se ubican las grandes corporaciones transnacionales, las cuales buscan lograr
mayores eficiencias en sus economías de escala y de alcance mediante un nuevo sistema de
organización laboral que ha entrado en una etapa de especialización colonial como base de la
creación de ventajas competitivas.
Las estructuras supranacionales de las instituciones financieras internacionales apoyan a
las grandes corporaciones transnacionales mediante el poder de influencia que tienen en los
gobiernos nacionales para formular políticas públicas de corte neocolonialista que concentra
los capitales en los grandes centros corporativos.
Esta relación estrecha de apoyo contribuye a desarrollar una clase transnacional
hegemónica que reproduce y acumula el capital mediante el control en el ámbito internacional
de los procesos de producción, distribución y consumo. La internacionalización de los
mercados tiene una tendencia globalizadora que estandariza y homogeneiza patrones de
consumo, comportamientos, comunicaciones y sistemas de producción y organización.
Las estructuras burocrático administrativas de los Estados nacionales delimitan el ejercicio
de la autoridad política y económica transnacional en el sistema emergente global. que
reproduce las relaciones de la clase capitalista transnacionalizada.
La dinámica de cambio que incorpora las organizaciones establecidas y emergentes y los
procesos de poder que involucran una contención transgresora y una autoridad
intitucionalizada dentro de la política prescrita. El prestigio de la organización es importante
para impulsar los cambios en cualquier campo organizacional. Los procesos transnacionales
involucran múltiples organizaciones o poblaciones de organizaciones en industrias y
sociedades. Una nueva clase transnacional se forma en un proceso de acumulación del
capital que redefine sus relaciones con el Estado-nación. Así, “la fragmentación y
descentralización global del proceso de producción redefine la acumulación del capital y las
clases en relación con el Estado-nación” (Robinson, 2000).
La fragmentación de los procesos de producción global redefinen la acumulación del
capital en relación al Estado, el cual realiza la función de mediación entre las relaciones del
capital con las clases sociales. Las instituciones financieras internacionales son parte de las
extensiones de las redes formadas por los Estados
imperialistas para mantener la
supremacía política y económica sobre los Estados neocoloniales, los cuales se subordinan a
sus dictados, siguen el modelo de corte neoliberal y se convierten en los actores más
dinámicos a favor del proyecto hegemónico.
Son las empresas transnacionales y multinacionales las que configuran el actual poder que
tienen los Estados imperialistas, las cuales derivan a sus comparsas, las instituciones
financieras internacionales a efecto de controlar los flujos de la economía internacional y
mundial, dotadas con suficiente poder para evaluar sancionar el comportamiento económico
de los Estados nacionales mediante premios a ganadores y castigos a perdedores, los que
finalmente afectan los niveles de vida de los ciudadanos.
Contrariamente a la retórica de los empresarios y la clase capitalista transnacional, el
Estado seguirá desempeñando un rol importante que requieren el fortalecimiento de sus
funciones de regulación, cuya finalidad es eliminar los riesgos que pueden atentar contra sus
inversiones y garantizar la reproducción y el acrecentamiento de sus capitales. La regulación
mundial no puede ser definida únicamente en términos institucionales: las cuestiones de
derecho tienen su importancia. Es necesario que las Instituciones Financieras Internacionales
se sometan al derecho internacional, especialmente a los protocolos y a los acuerdos que han
suscripto la mayoría de los Estados miembros.
El Estado sigue siendo un actor de la globalidad y de la economía política mundial
importante, cuyas funciones son relevantes para la promoción y el control de la estructura
hegemónica del sistema capitalista imperial. Los analistas y teóricos de los procesos de
globalización se equivocan cuando sentencian la muerte prematura del Estado nación, cuando
en realidad se aprecia fuertes procesos de transformación de sus funciones en la economía
política mundial.
De hecho, el elemento central del concepto de sociedad civil es la práctica que tiene como
base una actividad asociacionista y que tiene lugar fuera de la esfera de influencia de las
funciones del Estado y fuera de las estructuras formales de las organizaciones e instituciones
oficialistas. El vínculo social es un recurso del capital social para el desarrollo económico, el
cual se presenta en forma neutral para ser aprovechado mediante diferentes estrategias. El
capital social es un recurso acumulable que crece si se hace uso o se devalúa si no es
renovado. El capital social fortalece las relaciones y capacidades de la sociedad civil. La
sociedad civil se organiza en forma autónoma al Estado, pero no como un sujeto sino un
espacio o esfera donde se expresan intereses. Sin embargo, tanto la sociedad civil como el
Estado son actores sociales del desarrollo.
La sociedad civil es evolutiva, pasa por procesos de transformación, hasta llegar a
desarrollarse en redes formales e informales de individuos voluntarios. La facilidad de acceso
que tienen los individuos a las redes formales e informales para la consecución de sus
objetivos, se posibilita por lo que ofrecen los contactos con estas mismas redes, en los
términos de recursos instrumentales, tales como el apoyo y el consejo relacionado con las
actividades, y por los recursos emocionales como la amistad. La sociedad civil se enfoca al
entendimiento y a los diferentes modos conscientes y a las prácticas de la naturaleza
comunitaria de las culturas y prácticas diarias de los ciudadanos, sus valores y creencias, etc.,
fuera de las instituciones del Estado y en donde las instituciones y entidades que la forman
desarrollan sus actividades y funciones. Las instituciones consideradas como organizaciones
que hacen infusiones de valores, desplazan sus metas y se transforman a sí mismas a partir
de sus misiones para adaptarse al medio ambiente, resolver problemas de lucha de poder e
incrementar la eficiencia.
De acuerdo a Selznick (1949, 1957), los valores institucionales y sus prácticas son
precarios y sujetos a desplazamiento cuando son mal definidos, confusos o en conflicto, lo
requerimientos técnicos están en conflicto con su mantenimiento, las organizaciones tienen
crisis financieras o demandas por eficiencia, en dependencia de constituyentes que no los
apoyan, las organizaciones carecen de legitimidad y reconocimiento, disentimientos en la
política interna, las elites que los protegen carecen de autonomía, poder o compromiso.
Las formas de organización comunitarias pueden ser menos efectivas en sociedades
modernas, multiculturales, con mayor desigualdad económica. Una erosión de las creencias
colectivas sólo se explica en la medida en que se fragmentan los fundamentos políticos,
religiosos, culturales, etc. Para resolver este problema, la composición homogénea de la
sociedad como característica del Estado nacional es suplido por una concepción de Estado
que acepta una sociedad más plural y multicultural. De acuerdo con Robinson (2000), un
rasgo clave de la globalización es la subrogación del Estado nacional como el principio
organizador del capitalismo que perpetuamente rehace el mundo en nuevas configuraciones
en donde los espacios transnacionales suplantan a los nacionales.
En todo caso, es, como sostiene Bruyn (1999), un orden basado en normas sociales,
contratos, costumbres, tradiciones, reglas, convencionalismos, etc. En situaciones de amistad,
las personas tienen la tendencia a interactuar preferentemente con quienes son sus similares,
en situaciones caracterizadas como de homofilia, formando redes informales de apoyo. La
sociedad civil constituye una red de individuos privados unidos por sus relaciones legales
(contrato social) y se concibe su esfera como una comunidad de valores compartidos basada
en las múltiples asociaciones de los ciudadanos (Honneth, 1999). El nivel de comunidad de la
organización
se está orientando más hacia procesos de democracia participativa que
modifican las relaciones de la dicotomía entre lo público y lo privado. Una sociedad civil
vigorosa fortalece al gobierno democrático. Los ciudadanos como sujetos de derechos y
obligaciones actúan en forma individual o colectiva, ya sea con personalidad propia o como
una forma organizativa. El capital social fortalece las relaciones y capacidades de la sociedad
civil.
Sin embargo, cuando existen presiones exclusionarias de grupos mayoritarios, la
formación de redes informales basadas en procesos de formación de amistad de los
individuos que comparten las mismas características distintivas, sustenta las bases para su
propia identificación social. De acuerdo con esta teoría de la distintividad (McGuirre, 1984), los
miembros numéricamente sub representados en los grupos mayoritarios, exhiben tendencias
más fuertes para la manifestación expresiva de su segregación (Mehra and Brass, 1998), la
cual también puede convertirse en el instrumento para la defensa de sus intereses y la
consecución de sus propios objetivos. Por qué algunas redes son más efectivas que otras,
es un tema que está siendo investigado y cuestionado por los teóricos (Provan and Sebastian,
1998) La sociedad del conocimiento se fundamenta en la flexibilidad de los flujos que
proporcionan las redes locales, nacionales y globales. Más que los puntos de vista de las
organizaciones como estructuras estables diseñadas para absorber la incertidumbre, las
nuevas organizaciones se construyen en la flexibilidad y la capacidad para manejar cambio
constante, por lo que es importante lograr la alineación de los componentes organizacionales
para preservar la flexibilidad y construir sistemas que se enfrenten con esta paradoja. La
eficiencia e innovación, el control de operación global y local, al visión centralizada y la
autonomía descentralizada, etc.
En las organizaciones de la sociedad civil descansa un potencial de cambio económico,
político y social. La sociedad local y regional es uno de los principales actores del desarrollo
que puede ser más justo, equilibrado y equitativo. La formación social es la evolución
diferencial de las sociedades, en su marco propio y en su relación con las fuerzas externas, de
acuerdo con Santos (1996), en donde la organización local de la sociedad y del espacio,
reproduce el orden internacional.
Las acciones y las formas operativas de una sociedad civil pueden abrir, profundizar y
ampliar los procesos de cambio para la institucionalización de una cultura democrática
sustentada en un código de principios democráticos. La cultura política, sostiene Orozco
(2001) “hace referencia a aquel sistema de creencias, actitudes y prácticas que posee una
población sobre el mundo que le rodea. Una cultura política democrática cree en ciertos
valores que propician la equidad, la participación, la tolerancia, el sentido de igualdad política,
la confianza social y la solidaridad”. El surgimiento de nuevas culturas políticas bajo el
concepto de “Nueva Política”, implica que los actores sociales y políticos adquieren nuevos
símbolos y medios para dar lugar a nuevas formas de identidad ciudadana y de participación
política. Las nuevas tecnologías de la información y de la comunicación instrumentalizan la
comunicación política y transforman la práctica. La implantación de un sistema democrático
liberal requiere de cultura política e instituciones El desarrollo supera el enfoque de provisión
de bienes y competencias individuales y se orienta a los procesos de institucionalización que
garanticen el ejercicio de la conducta de elección de elementos que van más allá de la simple
búsqueda y satisfacción del bienestar.
El cuestionado sistema de méritos en la función pública constituye una forma moderna de
la institucionalización orientada por una economía de libre mercado, se fundamenta en los
bienes económicos, bienes jurídicos y funciones sociales. Las fuerzas del libre mercado no
resuelven por sí solas los problemas sociales. A mayor complejidad de las relaciones de poder
entre los diferentes agentes y actores económicos y políticos, la sociedad civil tiende a ser
más democrática. En la sociedad civil, los ciudadanos tienen las posibilidades de ejercitar su
libertad y en los términos de igualdad de oportunidades. El impacto que tiene la sociedad civil
para resolver los grandes problemas contemporáneos de una sociedad más democrática,
todavía está por verse.
Las organizaciones voluntarias y el voluntarismo parecen ser los elementos centrales de la
sociedad civil de acuerdo con Decaer y Van den Broque (1998) Estos autores proponen la
“voluntariedad como el principio guía de la sociedad civil y las asociaciones como sus actores
colectivos dominantes. Las redes de actores individuales y colectivos “representan un nexo
sobresaliente en la relación entre las personas y los sistemas funcionales” (Lechner, 2000).
El capital social fortalece las relaciones y capacidades de la sociedad civil. Un prerrequisito
de participación en la sociedad civil es la entrega: la voluntad para sostenerse a sí mismo en
un curso de acción y tomar responsabilidades.” El hecho que las organizaciones privadas
sean voluntarias para proporcionar servicios limitados a la ciudadanía, atenta contra la función
y la responsabilidad pública que tiene el Estado para proporcionar esos servicios, buscando el
bienestar general de la ciudadanía. Es la sociedad civil la que instituye la función pública
mediante la creación de un arreglo constitucional.
El sistema de mérito está estrechamente vinculado con el desarrollo del capital social en
base en
la confianza entre los individuos que aprovecha de las ventajas del desarrollo
tecnológico. Por lo tanto, el sistema de mérito se fundamenta en la confianza y proporciona
seguridad jurídica para lograr una mayor eficiencia en el mercado. El sistema de méritos en la
función pública neutraliza la presión de actores político-administrativos y de los diferentes
grupos de interés. El arreglo institucional del sistema de méritos que sustituyó al patronazgo
político fue impulsado cuando las coaliciones políticas son la respuesta al cambiante entorno
competitivo de las condiciones de una economía de mercado.
Los diferentes arreglos institucionales que dan soporte a los diferentes sistemas de
patronazgo o confianza política y el de méritos están orientados por la acción colectiva para la
resolución de problemas. Pero ambos sistemas que fundamentan la confianza política y el
mérito deben combinarse en un arreglo institucional que responda a las interrelaciones entre
los requerimientos de los aparatos político-burocrático-administrativos. El sistema de méritos
en la función pública se caracteriza por los requerimientos para la obtención de
nombramientos mediante la presentación de exámenes, restringir la movilidad y la exigencia
de la neutralidad en asuntos políticos, bajo el aseguramiento de un cuerpo regulatorio
independiente (Prats; 2001).El sistema de patronazgo facilita la manipulación y el control
socio-político y burocrático.
Así, los proyectos económicos y políticos nacionales deben estar suficientemente apoyados
y respaldados por la voluntariedad entre las fuerzas sociales y políticas. Esto a través de
consensos que inician con las disposiciones para buscar los acuerdos, para establecer las
estrategias de negociación y para materializarlos en resultados que beneficien a todos los
actores sociales (Latapí Sarre, 1998) La negociación, más que la voluntad general, es el
instrumento complementario para resolver las diferencias en cualquier sistema democrático. El
Estado es el principal actor social que debe impulsar un desarrollo equilibrado y equitativo
entre las diferentes regiones.
La toma de decisiones idealmente toma forma a través del debate y los argumentos
constituyen el medio de intercambio. El grado del poder que ejercitan los agentes de
participación popular, tales como las organizaciones voluntarias y los movimientos populares
en los procesos de toma de decisiones, puede ser interpretado políticamente, como un
instrumento para el “apoderamiento” (empowerment) de los estratos socioeconómicos de más
bajo nivel. Las bases socioculturales facilitan el desarrollo del capital social y su recuperación
resulta de la combinación de cambios estructurales y estrategias deliberadas de los agentes
económicos y actores políticos y sociales.
Bajo un acercamiento pragmático (Schönwälder, 1997) de la participación popular en los
procesos de descentralización de los gobiernos locales, vista como una herramienta de las
políticas del Estado, las organizaciones voluntarias locales representan un papel importante
en el éxito de programas de descentralización para la provisión de los bienes públicos. Los
procesos de descentralización se orientan a transferir recursos del sector público central a los
gobiernos locales y de conformidad con sus características propias debe permitírseles
administrarse sus recursos con mayor flexibilidad en sus mecanismos financieros. Los
procesos de democratización y privatización de los servicios públicos constituyen el punto
central de la descentralización de funciones de los gobiernos locales, los cuales deben de
convertirse en los principales catalizadores de las fuerzas sociales de las comunidades,
involucradas en el logro de los objetivos a corto, mediano y largo plazo. Las relaciones
inversas o trade offs de la delegación de autoridad a la burocracia central para suministrar
servicios públicos en función de los objetivos y la relación costo-eficiencia del gasto público,
es uno de los problemas que obstaculizan la gobernabilidad descentralizada en relación con
los conflictos distributivos.
Para Linklater (1998), en las comunidades políticas surgen las luchas por la
transformación que dan lugar a la inclusión o a la exclusión, debido a que los grupos
dominantes privan a ciudadanos de sus derechos legales y políticos, porque los grupos menos
privilegiados lo son debido a que sus derechos legales y políticos por sí mismos no mejoran
su situación si no se acompañan de una mejor distribución de la riqueza y el poder y
finalmente, y porque se preservan las diferencias culturales entre los ciudadanos.
La inviabilidad e incapacidad de los gobiernos municipales para alcanzar y mantener la
gobernabilidad puede ser alcanzada mediante el desarrollo de redes voluntarias e informales
de solidaridad en programas de participación local, de tal forma que se mantenga un equilibrio
entre gobernantes y gobernados
TIPOS DE REDES DE GOVERNANCE
Medios y
Tecnologías
(Estado de las
Fines (Estado de las preferencias sobre los resultados
creencias en la
posibles y esperados)
relación de
causalidad
Incertidumbre
Incertidumbre
Consenso
Controversia
1. inspiración/
2. colegial-
3. Colegial-
mercado:
consensual:
competitiva/colegi
transformación del Búsqueda del
al de mediación:
liderazgo o de la
consenso y la
Representación de
estructura para
colaboración
expertos y actores
permitir que las
políticos
decisiones
relevantes, reglas
emerjan
de decisión
formales.
Certidumbre
4. Colegial-
5.Jerárquica:
6. Colegial-
consensual:
Decisión
competitiva/Colegi
Técnicas de
programada y
al de mediación:
“brainstroming”,
mediante uso de
Representación de
Delphi y grupo
autoridad formal.
actores políticos
nominal.
clave, reglas de
decisión formales.
Controversia
7. Adversarial:
8. Adjudicativa:
9. Indeterminada:
Promoción y
reglas formales de La estructura debe
defensa
argumentación y
ser percibida
multipartidistas,
decisión, con el
como legítima. No
con juicios
juicio
es convniente el
desinteresados de desinteresado de
uso de la jerarquía
una tercera parte;
ni la estructura
una tercera parte.
preocupación por
para facilitar la
incluir
representación.
representación de
actores políticos
clave y expertos
Fuente: Hult y Walcott (1989:101)
La sociedad del conocimiento se fundamenta en la flexibilidad de los flujos que proporcionan
las redes locales, nacionales y globales Las capacidades centrales de las organizaciones
dependen del conocimiento tácito que contienen e inseparable de la tecnología de las
organizaciones que constituyen la ventaja competitiva desde la perspectiva basada en los
recursos que no son imitables o transferibles y que por lo tanto no pueden adquirirse en los
mercados. Este acercamiento se asocia con la teoría evolucionista de la firma.
Las organizaciones acumulan y almacenan conocimientos que afectan su tecnología de
producción, lo que es considerado como un capital no medible distinto de los conceptos de
capital humano o físico del modelo de crecimiento estándar y denominado como capital del
conocimiento de la organización. Este capital de la organización es un capital específico de la
empresa producido, implícito e intrínseco a la misma organización, adquirido mediante un
aprendizaje de “hacer” endógeno.
Mucho del incremento del ritmo del cambio tecnológico después de la Revolución de
tecnologías viene implícitamente representadas, de tal forma que este incremento ocurre ya
que hay un aprendizaje sustancial de estas nuevas tecnologías representadas. Dada la
rapidez del ritmo del cambio técnico anterior a la tecnología de la información, parece posible
que las organizaciones no tenían tanto conocimiento construido acerca de las tecnologías
implícitamente representada al inicio de esta revolución como lo tuvieron al inicio de la
Segunda Revolución Industrial (Atkeson y Kehoe, 2001). Las tecnologías de la información y
la comunicación (TIC) son vistas como nuevas formas de organización social y como procesos
de transformación y cambio económico, político, social, cultural, etc., mediante la formación de
comunidades u organizaciones de protesta y la emergencia de movimientos con nuevas
inquietudes y reivindicaciones. En las diferentes formas de organización social, la mediación
tecnológica juega un papel crucial en las funciones de los movimientos. Siguiendo a Melucci
(1996:84) "Hoy en día, a medida que estamos cada vez más tratando con movimientos que no
pueden referirse a ninguna condición social específica, la cuestión de cómo un colectivo
deviene eso se ha vuelto más prominente." Los "nuevos movimientos sociales" emergen
organizadamente con el soporte de las tecnologías con un enfoque transformador de las
condiciones de desequilibrio estructural y disfuncionalidad en las propias sociedades más
avanzadas y globalizadas.
Los nuevos movimientos sociales actúan como fuerzas que resisten las presiones
sistémicas que empujan hacia la conformidad, reivindican nuevos espacios de autorrealización
y construcción de significados generadores de códigos culturales alternativos a los
dominantes, construyen nuevas identidades colectivas con nuevos procesos de acción.
Según Casquette, (1998) y Riechmann, (1994) explican la emergencia de los nuevos
movimientos sociales politizan la vida cotidiana de los ciudadanos que rechazan la dicotomía
público/privado y la subordinación de la esfera sociocultural respecto de la política. Por su
parte, Melucci (1996:101) sostiene que la emergencia es diferencial como resultado de la
transición de una sociedad industrial a una sociedad "compleja" o de la información, debido a
que al incrementarse los aparatos de control y de manipulación, provocan reacción contra la
“definición heterónoma de la identidad; surgen demandas de reapropiación a través de las
cuales los individuos reclaman la vuelta de su derecho a ser ellos mismos."
El mayor cambio en la tecnología de la información es desmembrar el desempeño de la
propiedad de los activos. En el tiempo, la construcción del conocimiento en organizaciones
específicas, conocido como capital de la organización es particularmente importante en el
sector manufacturero.Las estrategias de descentralización que han perseguido varios
gobiernos han sido motivadas por darle un mayor poder a la gente. En el caso de la provisión
de bienes públicos por particulares, éstos persiguen utilidades más que acciones meramente
caritativas.
Aparte de movilizar recursos locales, estas organizaciones voluntarias se constituyen en
intermediarias entre el Estado y la población, proveyendo invaluable información acerca de las
comunidades-meta y permitiendo a los tomadores de decisiones enfocar mejor sus políticas.
La participación de las asociaciones en la sociedad civil representa un potencial democrático
que
une los movimientos populares al sistema político, estabilizando y fortaleciendo sus
instituciones. Según Orozco (2001), la participación política ciudadana se refiere el grado en
que se involucra individuo y de la sociedad en señalar pautas o agendas de acción social y
política que afectan sus intereses”. De acuerdo a la investigación de la organización World
Audit (2001), en las sociedades existe una relación directa entre la participación política y la
corrupción. Por lo tanto en aquellas sociedades donde la participación política es baja, los
niveles de corrupción son altos y a la inversa, la corrupción es baja en los países donde la
participación política es alta.
Así la participación política es un factor que facilita el desarrollo democrático de las
sociedades. Los elementos de la participación política que garantizan su existencia son, de
acuerdo a Orozco (2001), la inclusión social y política, la cultura política, la educación y
opinión informada del ciudadano, el contacto con ideas y disfrute de libertad, la calidad de
vida, el buen gobierno y una sociedad activa y organizada. El buen gobierno propicia
beneficios que facilitan la participación ciudadana, mantienen la estabilidad política, garantizan
la transparencia y la existencia de un estado de derecho que crea confianza entre los
ciudadanos (Orozco, 2001).
Las demandas de aquellos movimientos progresistas se establecen para lograr la
ampliación y profundización de los procesos democráticos y para luchar en contra de sistemas
de explotación económica, social y política. Miguel Benasayag (Proceso, 2000) sentencia que
“La dinámica actual de las luchas contra el neoliberalismo es subversiva precisamente porque
se desarrolla a partir de las multiplicidades. Y mientras más múltiple sea, más subversiva.” A
mayor complejidad existente entre las relaciones de poder existentes entre los diferentes
actores y agentes económicos y políticos, existen más posibilidades de que la sociedad civil
se democratice. Junto con estos pasos económicos formales el neoliberalismo también trajo
consigo cambios socio-culturales en forma más difusa pero también importantes: la
reevaluación de las utilidades capitalistas como deseables y congruentes con los intereses
nacionales, una devaluación concomitante del trabajo organizado e industria protegida como
paraísos de rentas y eficiencias económicas, el apoyo de la inversión foránea como necesaria
para el crecimiento sostenido, la renovada fe en el mercado con efectos de “derrame” para la
redención de la desigualdad social y la reorientación de las fuentes de orgullo nacional de la
resistencia a la hegemonía extranjera y hacia la inserción de los más habilidosos en los
círculos del comercio global.
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