¿Que es Resucitar?

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MUERTE-RESURRECCIÓN = LA SEMILLA
(José María Alcober)
¡Cristo ha resucitado!. ¡Cristo ESTÁ resucitado!... ¡Cristo está plena y
totalmente vivo!... Tal es una de las afirmaciones centrales de nuestra fe...
El mensaje del Nuevo Testamento sobre la resurrección se refiere no sólo a
Jesús, sino también a nosotros. Ese mensaje nos viene a decir lo siguiente:
Si Jesús ha triunfado sobre la muerte, y ha llegado a vivir en plenitud,
a estar plenamente vivo y para siempre,... eso quiere decir que también
nosotros (: tú, y yo, y el africano, y el vecino de enfrente..) estamos
llamados a triunfar sobre la muerte, y a vivir en plenitud para
siempre... También nosotros, como Jesús, llegaremos a la plena eclosión
de nuestro ser personal en todas las dimensiones de lo que somos; a la
plenitud de nuestro vivir.
Porque el destino de Jesús es también nuestro destino; y por eso, si
Jesús ha vencido a la muerte, ¡la muerte está definitivamente vencida!...
¿Qué queremos decir cuando decimos “resurrección”?
Pero ¿qué queremos decir cuando decimos que Cristo ha
resucitado, y que nosotros resucitaremos?
No voy a entrar ahora en grandes cuestiones de exégesis, que nos
llevarías demasiado tiempo... Sólo voy a intentar decir, de modo lo más
sencillo y comprensible posible, algunas cosas que nos ayuden a comprender
qué decimos cuando decimos que Cristo ha resucitado y que también
nosotros resucitaremos...
“Resucitar” es más que simplemente “revivir”
Para entender correctamente la resurrección hay que empezar
haciendo una distinción elemental : Una cosa es “resucitar” y otra cosa muy
diferente es simplemente “revivir”... Jesús no “revivió”, sino que “resucitó”.
Nosotros, no “reviviremos”; sino que “resucitaremos”...
“Revivir” es volver a la vida que se tenía antes de la muerte; volver a
recobrar esta vida después de haberla perdido y de haber muerto... Por lo
tanto, el que revive, vuelve a ser un hombre mortal, porque vuelve a estar en
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este mundo, como antes... Eso es lo que, teóricamente, ocurrió en el caso de
Lázaro (Jn 11,43-44) o en el del hijo de la viuda de Naín (Lc 7,15)....
Pero no es eso lo que decimos de Jesús cuando decimos que resucitó...
Jesús no “revivió”, sino que “resucitó”. Nosotros, no “reviviremos”; sino que
“resucitaremos”...
“Resucitar” no es simplemente “revivir”; sino que es :
a) vencer definitivamente la muerte; y, por consiguiente, escapar ya
para siempre de ella...
... Pero al decir “resucitar” decimos aún más que simplemente escapar
definitivamente de la muerte... Si escapáramos definitivamente a la muerte,
pero sólo para seguir viviendo eternamente “esta” vida tal cual, sería, por lo
menos, aburridísimo. Para el ser humano sería una desgracia insoportable el
tener que vivir eternamente “esta” vida; “esta” vida, tan bella en tantos
aspectos, pero tan problemática en tantos otros... No morir, – decía ya
Epicteto -, sería para el ser humano lo que es para la espiga no madurar
nunca...
Por eso, al hablar de resurrección tenemos que dar un paso más :
b) Resucitar, en sentido estricto y según nosotros los cristianos, es
llegar a vivir plenamente, llegar a ser plenamente sí mismo, llegar a
realizarse plenamente a sí mismo, en todos los aspectos de nuestro ser
personal... en Dios.
De eso es de lo que hablamos cuando decimos que Jesús está
resucitado y que nosotros resucitaremos...
= “Resucitar” es llegar a la PLENA ECLOSIÓN DE TODO NUESTRO
PROPIO SER Y DE NUESTRO PROPIO VIVIR
Resucitar es llegar a vivir plenamente, llegar a ser plenamente sí
mismo, llegar a realizarse plenamente a sí mismo... Ser plenamente sí mismo,
vivir en total plenitud personal, ser y vivir totalmente feliz, porque
plenamente realizado en Dios... La resurrección es la eclosión y como el
florecimiento de toda la fuerza de vida que hay en nosotros; la eclosión
de todo nuestro ser y de toda nuestra persona... Llegar a la plenitud de
nuestro propio ser y de nuestro propio vivir,... en todos los aspectos y en
todas las dimensiones de mi ser personal... Es estar plena, total, definitiva, y
personalmente VIVO, habiendo hecho eclosionar todas las dimensiones de
mi ser personal...
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Eso es lo que le pasó a Jesús... Y eso es lo que nos pasará a nosotros...
Jesús no regresa a esta vida,... sino que entra en la Vida definitiva de Dios.
Por eso, los primeros predicadores dicen que Jesús ha sido «exaltado» por
Dios (Hch 2, 33)
Ejemplo de la semilla
Para ayudarnos a comprender un poco esto, voy a tomar el ejemplo de
la semilla, que Jesús mismo, y después San Pablo emplean :
El Ev. de Juan, 12, 24, pone en boca de Jesús estas palabras : “Os
aseguro que si el grano de trigo no cae en tierra y muere, seguirá
siendo un solo grano (nada más que un simple grano de trigo); pero si
muere, dará fruto abundante” (Jn 12, 24).
¿Qué pasa con la semilla sembrada en tierra?...
La semilla sembrada en tierra, aparentemente, se pudre y muere... El
que no sepa de agricultura, eso es lo que verá si mira el grano de trigo al
poco tiempo de ser sembrado en tierra...
Pero en realidad, ¿qué es lo que está pasando con esa semilla o con
ese grano de trigo?... Lo que está pasando en realidad es que es entonces
cuando de verdad el grano de trigo llega a realizarse a sí mismo, a dar de sí
todo lo que es, a vivir de verdad;... porque es entonces cuando empieza a
germinar, a desarrollar todas sus potencialidades, a convertirse en planta, a
florecer y a dar fruto...
Así es nuestra muerte : Aparentemente, ¡el final de todo!... En
realidad, ¡el principio de la plena realización de mí mismo, en todos los
aspectos de mi ser personal!, ¡el comienzo de la germinación de todo lo que
de vida hay en mí!...
Por eso, en ese mismo discurso en que nos habla de la semilla de trigo,
Jesús presenta su muerte (y la nuestra) como el momento de la
glorificación: “Ha llegado la hora en que el Hijo del Hombre va a ser
glorificado” (Jn 12, 23 (ver también 27-28, y 25 para nosotros)...
= Eso es lo que le pasó a Jesús : Jesús murió;... peor : a Jesús lo
asesinaron atrozmente... Pero Jesús resucitó... No “revivió”; sino que
“resucitó”... Como dice el texto que acabo de citar: el Padre Dios lo
glorificó;... o, siguiendo con el ejemplo de la semilla: Jesús, a través y más
allá de la muerte, germinó y floreció. Toda la fuerza de vida que el Padre
Dios había puesto en él, llegó al fin a eclosionar plenamente... Y ahora, Jesús
es plenamente sí mismo; y VIVE, en plenitud de vida y de felicidad.
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Eso es lo que le pasó a Jesús... Y eso es lo que nos pasará también a
nosotros...
& Podríamos decir que, en la etapa actual de nuestra vida, nos
estamos formando como semillas,... para poder germinar en el momento de
nuestra muerte...
El Padre Dios (Amor Creador Resucitado) nos acompaña
constantemente en este proceso. Su amor es como la sabia y la fuerza
interior, que va suscitando, fundamentando, sustentando, empujando
nuestro llegar a ser semilla lozana y fecunda... Y nosotros, -vivificados
desde dentro por el Amor del Padre Dios que vamos acogiendo-, vamos
llegando a ser semillas lozanas y fecundas... Lozanas y fecundas, en la
medida en que, sabiéndonos amados por el Padre Dios, vamos amando
también nosotros con hechos y de verdad en nuestra vida de cada día...
Cuando morimos, - siguiendo con el ejemplo de la semilla -, podemos
decir que lo que de verdad se pudre y se pierde en tierra, no es la semilla
como tal; sino que es sólo la paja, la cáscara de la semilla, las impurezas que
contiene la semilla... = Cuando se entierra a un ser humano, lo que se pudre
es todo lo que hay de “paja” en él : toda su debilidad, su sometimiento al
dolor, sus alienaciones, sus impurezas y limitaciones; el pecado, el egoísmo,
el desamor... Todo eso se pudre... O tomando otra parábola del evangelio de
Jesús, también podemos decir que todo lo que hay de “paja”, de anti-vida,
de inhumanidad, en nosotros y en nuestra vida, toda esa paja “será
quemada”, desaparecerá... (ver por ejemplo Mt 13, 24-30; y en S. Pablo I
Cor 3, 12-15)... La “paja” que envuelve la semilla se pudrirá en tierra... Pero
no la semilla...
La semilla, se transformará, ¡sí!;... pero para convertirse en
ÁRBOL...
Cuando nos encontremos con esa situación inevitable que es la muerte
biológica, el amor del Padre Dios (Amor Creador (=que nos hace ser y
existir) y Resucitador (=que está intentando llevarnos a la plena realización
de nosotros mismos, a la plenitud de vida)), ese Amor será como la buena
tierra que acoge y alimenta a la semilla; como la lluvia y el sol que
desencadena la germinación de la semilla... Por eso, todo lo que hay de vida
verdadera en la semilla que somos, todo eso podrá germinar, y podrá
eclosionar;... porque el Padre Dios (Amor Creador Resucitador) seguirá
estando ahí con nosotros, también como buen agricultor que cuida de su
sementera... ... (Ya sé que todo esto no son más que comparaciones... Pero
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quizás nos puedan ayudar a vislumbrar un poco la dimensión profunda de
nuestra muerte, que en realidad es nuestra resurrección...)
Eso es lo que el Padre Dios estuvo haciendo cuando los hombres
clavaron y asesinaron a Jesús sobre la cruz... No pudo bajarlo de la cruz...
Pero estuvo ahí, amando a su Hijo... Y, amándolo, lo fue llevando a la plena
realización de sí mismo, a la plenitud de la vida, a su plena eclosión,... es
decir: a la resurrección... a pesar y a través de esa muerte impuesta por la
mala voluntad de los hombres... Eso es lo que anuncia la primera predicación
de los apóstoles : “Vosotros lo matasteis clavándolo en la cruz; Dios lo
resucitó” (ese es como el refrán que los apóstoles van repitiendo: ver Hch
2,23-24; 3,15; 4,10; etc. etc.)
En ese proceso de muerte resurrección de Jesús, se hace patente
nuestro propio proceso = nuestra muerte es el paso hacia la Vida en
plenitud; nuestra muerte, en realidad, es “resurrección”... A través de la
muerte, el ser humano germinará, y llegará a ser plenamente lo que
realmente es : árbol maravilloso y frondoso... A través de la muerte, llegaré
a ser plenamente yo mismo...
Y entonces es cuando llegaré a ser capaz de ser amado y de amar de
verdad; capaz de entrar en plena comunión, con Dios, conmigo mismo, con los
otros, con el mundo,... puesto que, todo lo que hay de vida verdadera y de
amor en mí, ahora ya puede germinar y eclosionar,... porque está siendo
plenamente vivificado desde dentro por la fuerza del Amor que es Dios.
Amor del Padre, que acogemos en el Hijo, gracias al Espíritu Santo...
& Como Jesús resucitado, viviremos plenamente, viviremos en
plenitud... porque la fuerza del amor con que estamos siendo amados por el
Padre Dios - y que ya ahora, en el estadio actual de nuestra vida, nos hace
vivir, y hace que nos vayamos formando como semilla -, ese amor nos llevará
a esa plenitud de vida, hará germinar plenamente todo lo que hay de vida en
nosotros... a través de la muerte,... que es inevitable, pero no insuperable
para ese Amor...
No nacimos para morir... Moriremos, ¡sí!... Pero para vivir en plenitud...
Plenitud de vida, a la que nos está llevando la fuerza del amor con que
estamos siendo amados por el Padre Dios... y que hace nacer y crecer amor
en nosotros...
A pesar de la aparente paradoja, nuestra muerte nos encamina hacia
el pleno florecimiento de todo nuestro ser; hacia el pleno florecimiento de
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toda nuestra persona, en todos sus aspectos : corporales, psicológicos,
morales, espirituales, etc.;... hacia el pleno florecimiento de nuestra relación
con nosotros mismos, con los demás, con el mundo, y con Dios... En resumen:
Plenitud de vida de la totalidad de nuestra persona...
A partir de todo eso que acabamos de decir, permitidme profundizar un
poco algunos puntos:
En la resurrección de Cristo se nos hace patente que la muerte no es
el final... Todo lo contrario : La muerte es el punto de partida del pleno
florecimiento de todo nuestro ser. Nuestro verdadero y definitivo
nacimiento. El trance a través del cual llegamos a ser plenamente nosotros
mismos y a vivir en plenitud...
- Por eso, en primer lugar, no hay que confundir la resurrección con
la vuelta a la vida o la reviviscencia de nuestro cadáver... (Aunque hay
mucha gente que confunde una cosa con otra)... Los textos del N.T. no
describen nunca el momento de la resurrección de Jesús; y no hablan nunca
de la resurrección como una operación prodigiosa en la que “el alma” de
Jesús recupera y revivifica su “cadáver”... Sino que nos hablan de un Jesús
que está lleno de vida... porque Dios “lo ha resucitado”...
- Pero por otra parte y en segundo lugar, tampoco hay que confundir
la resurrección con la simple inmortalidad del alma... (Error éste, que
también muchos cometen). Jesús resucitado no es «un alma inmortal»... Es
un hombre completo, vivo, concreto,... con todo lo que constituye su
personalidad.
Veamos esto un poco más de cerca :
La resurrección no es la “reviviscencia” de un cadáver
Al hablar de resurrección, lo que los cristianos afirmamos y
creemos de Jesucristo, (y lo que esperamos para nosotros), no es la simple
“reviviscencia” o la recuperación y la vuelta a la vida de un cadáver;... sino
la llegada a plenitud de vida en Dios de la persona,... la plena realización
de esa persona en Dios...
Volvamos a nuestra comparación : El germinar de una semilla no
consiste en retomar su cáscara y su paja;... sino en eclosionar plenamente
todas sus potencialidades... llegando a ser un maravilloso árbol... Cayendo en
tierra y “muriendo”, la semilla desarrolla la vida, que ya estaba en ella en
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germen, y que ahora eclosiona plenamente... Cuando ya ha crecido el nuevo
tallo, lo que importa ya no es la semilla como tal : ¡Ya ha germinado!... ¡y se
ha convertido en árbol!... Lo que importa es el árbol... Y ese árbol no es una
semilla que ha recuperando su cáscara y su paja : El árbol es lo que había de
vida en esa semilla, que ahora ha eclosionada plenamente... Poco importa que
la cáscara y la paja se pudran, y que sus componentes se hayan reintegrado
a la tierra...
La resurrección (en la auténtica concepción cristiana) no es la simple
recuperación y re-animación de un cadáver; no es la vuelta a la vida de un
cadáver... Cuando hablamos los cristianos de resurrección, (:tanto cuando
decimos que Jesús resucitó, como cuando decimos que nosotros
resucitaremos), no estamos simplemente hablando de un cadáver que retomó
(en el caso de Cristo) o retomará (en nuestro caso) vida...; sino que estamos
hablando de la plena eclosión, de la plena y total realización de esa persona
que murió, (Jesús en su caso, y nosotros en el nuestro)... vivificada ahora en
su totalidad por el amor con que está siendo amada por el Padre Dios... Lo
que resucita no es ese cadáver; quien resucita es la persona, que
eclosiona plenamente...
La resurrección no es una vuelta atrás : no es la restitución o la
restauración o la recuperación de una vida perdida... Sino que es un paso
adelante : la eclosión total y plena de esa vida que ya vivimos en
germen,... que Dios nos regala,... y que él lleva a plenitud... La resurrección es
la plena realización de nosotros mismos. La eclosión y el florecimiento pleno
de la totalidad de nuestro ser personal,... en todas sus dimensiones y en
todos sus aspectos...
Y que el cadáver se quede ahí y se reintegre a la tierra, tiene poco
que ver con esto... Lo que se mete en la caja y se pudre en el cementerio es
el último desperdicio de nuestra persona. Eso ya no es la persona muerta...
Porque la persona ¡está viva!,... la persona ha llegado a su plenitud...
Recordad de nuevo lo que decíamos de la semilla : La semilla sembrada
en tierra, ha germinado, todas sus potencialidades han eclosionado,... y se ha
convertido en árbol maravilloso... La semilla ha llegado a ser lo que estaba
llamada a ser : ¡árbol maravilloso!...
Tiene su “cuerpo”, sí; pero su “cuerpo” de árbol,... aunque se
queden ahí y se pudran la cáscara y toda la paja, que fue su “cuerpo”
de semilla ...
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Así que podemos decir que yo resucitaré con “mi” cuerpo,... aunque
ese “cadáver”, - que fue, pero que ya no es “mi cuerpo”-, se quede ahí y se
pudra o se queme... Y eso mismo podemos decir de Cristo Resucitado....
De todos modos, según dicen los biólogos, ya ahora, durante nuestra
vida normal, la materia del cuerpo humano se va renovando constantemente;
de tal modo que pasados siete años nada queda ya en mi cuerpo de la
materia concreta que formaba mi cuerpo siete años atrás... Y sin embargo
“mi cuerpo” sigue siendo “mi cuerpo”, aunque se haya ido renovando toda la
materia que lo constituía;... yo sigo siendo yo, aunque la materia concreta
que “fue” mi cuerpo, ahora ya no tenga nada que ver conmigo... Así que
podemos decir que resucito con “mi” cuerpo,... aunque ese “cadáver”, - que
fue, pero que ya no es “mi cuerpo”-, se quede ahí y se pudra o lo quemen...
En otras charlas hablamos con más detalle de los textos de los
evangelios que nos hablan de la resurrección de Jesús, y en concreto de
tema de la tumba de Jesús, vacía, sin cadáver... ¿Qué pasó con ese
cadáver?... Los evangelios sólo nos dicen que no lo encontraron en la tumba...
Mateo añade que los jefes de los judíos han intentado difundir el bulo que
los discípulos han robado ese cadáver; pero no nos dicen nada más del
cadáver de Jesús... En ningún texto nos describen el momento de la
resurrección de Jesús; ningún texto del evangelio hace jamás la más mínima
alusión a un Jesús recuperando su cadáver y saliendo de la tumba...
El mensaje que los evangelistas nos quieren transmitir al hablarnos de
la tumba vacía es algo mucho más importante que informarnos simplemente
del destino de un cadáver... Y es que 1º) a Jesús no hay que buscarlo en
un sepulcro; Jesús ya no pertenece al mundo de los muertos; Jesús está
vivo; plenamente vivo;... no hay que buscarlo ni venerarlo ungiendo un
cadáver, sino que hay que descubrirlo caminando con nosotros en nuestros
caminos, y caminar con él... 2º) Que a Jesús no lo honramos yendo a llorar a
su tumba, o venerando simplemente el recuerdo de lo que fue;... sino que a
Jesús lo honramos, viviendo hoy nosotros como él vivió y como nos enseñó
cuando estaba en Galilea... Para eso, él, que ya está plenamente vivo, nos
acompaña en nuestro caminar...
= La resurrección (tanto para Cristo como para nosotros) no es una
vuelta atrás; no es la vuelta a la vida de un cadáver... Sino que es la eclosión
y el florecimiento pleno de la totalidad de nuestro ser personal,... en Dios...
Una VIDA EN PLENITUD, con Dios y en Dios...
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La resurrección no es supervivencia de mi “alma” inmortal;
sino pleno florecimiento de todo mi ser
Otra precisión importante, que completa lo que acabamos de decir :
La resurrección, (que, como acabamos de explicar no es la recuperación y la
reanimación de un cadáver), es también mucho más que la simple
supervivencia de un “alma inmortal”... Y esa vida en plenitud a la que nos va
llevando el Amor con que somos amados por el Padre Dios, esa eclosión y
florecimiento de toda nuestra persona, ese nacimiento definitivo a través
de la muerte, que llamamos “resurrección”, no concierne sólo a lo que en
nuestro lenguaje habitual llamamos nuestra “alma”, que, pretendidamente, –
en el momento de la muerte- se escaparía del “cuerpo” para ir a vivir con
Dios. No;... sino que concierne a toda nuestra persona en todos los
aspectos de nuestro ser personal...
De nuevo, acordaos de lo que decíamos al hablar de la semilla : La
semilla, se transformará, ¡sí!;... pero para convertirse en ÁRBOL... Ya lo
hemos dicho: El germinar de una semilla no consiste en retomar su cáscara y
su paja (:resucitar no es retomar el cadáver)... Pero al eclosionar
plenamente todas sus potencialidades, y dejando atrás su cáscara y su
paja,... lo que “fue” semilla, ahora ha llegando a ser el maravilloso árbol que
era en germen... : Ya no tiene “cuerpo de semilla”. Pero tiene “cuerpo”;
“cuerpo de árbol”... El “cuerpo” del árbol, en poco se parece al “cuerpo” de
la semilla... El “cuerpo glorioso” del resucitado, no es equiparable con este
“cuerpo mortal” que somos por el momento (volveremos sobre el tema del
“cuerpo resucitado”)... Pero el resucitado no se convierte en un fantasma, ni
es un alma que anda por ahí...
= Quien resucitó y vive eternamente, no es el “alma” de Cristo;
sino Cristo en persona... Resucitado, Jesús no es ni un “alma inmortal” ni
un fantasma...
Y, resucitado, tampoco yo seré ni un “alma inmortal” ni un fantasma;
sino que llegaré a ser plenamente YO... YO, totalmente eclosionado... No es
sólo “mi alma” la que vivirá después de mi muerte; sino que soy YO el que
viviré en plenitud... Soy yo quien, a través de mi muerte, germinaré,
eclosionaré, floreceré plenamente y en todos los aspectos de mi ser;...
porque soy yo -y no sólo “mi alma”- quien está siendo amado y llevado a la
plena realización de mí mismo, a mi plenitud de vida, por el Padre Dios... Y
YO (como cada ser humano) no soy, ni un “cuerpo” ni un “alma”; soy una
totalidad, corporal y espiritual a la vez; yo soy una persona, “cuerpoalma” (si
me permitís hablar así)...
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Resucitar es llegar a la plenitud de vida personal de toda mi
realidad humana (“cuerpo”)
Para los primeros creyentes, a ese Jesús resucitado que ha
alcanzado ahora toda la plenitud de la vida, no le puede faltar “cuerpo”;
un Jesús resucitado sin “cuerpo” sería cualquier cosa menos un ser humano...
Para entender bien esto hay que tener en cuenta algunas cosas
importantes :
Somos “cuerpo”
La antigua filosofía clásica (que ha influenciado mucho nuestra
manera de ver las cosas), tiende a considerar al ser humano como un
compuesto de dos partes separables : por una parte el “cuerpo”, que sería la
parte material... en que está encerrada la parte importante y espiritual, que
sería el “alma”.
Pero según el pensamiento bíblico (y también en la mayoría de los
pensadores modernos) el ser humano es visto más bien como una unidad
total, corporal y espiritual a la vez... Así que, en el lenguaje bíblico, todo el
ser humano es “carne”, en cuanto que es débil; todo el ser humano es
“cuerpo”, en cuanto que es persona con una identidad individual, distinta
pero al mismo tiempo en relación con el mundo y los otros; todo el ser
humano es “alma”, en cuanto que es un ser vivo y capaz de interioridad; todo
el ser humano es “espíritu”, en cuanto que es capaz de apertura a Dios...
El “cuerpo”, en la antropología semítica, que es la de la Biblia, no se
reduce a la parte material de un compuesto metafísico; sino que es un modo
de designar al ser humano, en cuanto que enraizado en el mundo y marcado
por su historia, sus experiencias, sus relaciones con los demás, etc.
Vistas así las cosas, hablar de resurrección “corporal” viene a
significar que lo que resucita es la persona : soy yo, marcado por todo mi
mundo de relaciones y vivencias. (Ese es el significado de “mi cuerpo”). La
resurrección lleva a plenitud a la persona concreta que soy,... con todo lo que
ha sido mi historia, mis vivencias, mis relaciones, etc. etc. que, durante mi
vida terrena, me han marcada y me han constituido en lo que soy,... y que
ahora, liberado ya de todo lo que pudo haber de negatividad en todo eso,
eclosiona plenamente en lo que hubo de vida y positividad...
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Jesús resucitado, no es ni un cadáver redivivo, ni un alma que se
aparece;... sino que es el ser humano Jesús, llegado a plenitud de vida, en
cuya plenitud recoge y hace eclosionar toda su persona, con todo lo que ha
sido su historia, sus vivencias, sus relaciones, etc. etc. que han marcada y
que han constituido su vida terrena...
Algo de eso es lo que nos quieren dar a entender de un modo gráfico
los evangelistas, en esas catequesis sobre la resurrección que son los
relatos de las apariciones de Jesús resucitado (las estudiaremos en
detalle más tarde) :
a) Esos relatos insisten en que Jesús no es un fantasma ni un “alma
inmortal”; sino el mismo Jesús que estuvo con ellos en Galilea y que fue
crucificado.... ¡Él en persona!... Al encontrarse con Jesús resucitado, no se
encuentran ni con un fantasma ni con un “alma”. Sino con la persona de
Jesús... Por eso insisten sobre su realidad “corporal”... y hasta en las marcas
de su crucifixión... (:Jesús, marcado por lo que ha vivido en este mundo).
b) Pero al mismo tiempo, esos relatos dan a entender que ese Jesús,
que es el mismo que ellos conocieron antes de su muerte, ahora ya no lo es
de la misma manera... Y, de modo gráfico, nos dicen, por ejemplo, que a
primera vista no lo reconocen,... que aparece y desaparece a su vista,... que
se hace presente aunque las puertas estén cerradas;... y de hecho, nunca
llegan a tocarlo físicamente (ni Magdalena Jn 20,17; ni siquiera Tomás Jn
20, 27-28)... Su “cuerpo” de resucitado, que parece el mismo que cuando lo
conocieron, no está sometido a los mismos condicionamientos que su
“cuerpo” antes de la resurrección...
Son pequeños indicios, a través de los cuales nos quieren dar a
entender, entre otras cosas, que : 1ª) por una parte, Jesús resucitado es la
misma persona real y completa que conocieron antes;... pero 2ª) al mismo
tiempo lo es de otra manera... = Es un ser humano, una persona concreta y
precisa, con su identidad propia, marcada por lo que ha sido su vida en este
mundo (por consiguiente, “cuerpo”) ... pero que, por ejemplo, ya no está en
nuestras coordenadas de tiempo y espacio... = Es “cuerpo”... “resucitado”.
“Cuerpo”... “resucitado”
“Cuerpo”... “resucitado”... que (tanto en el caso de Jesús, como en el
nuestro cuando resucitemos), ni es un cuerpo sometido al poder de la
muerte; ni es tampoco mi realidad física y biológica tal como es
actualmente (puesto que eso se ha convertido simplemente en mi cadáver)...
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Sino “cuerpo glorioso” –como dicen varios textos de NT.-... Es decir:
(y recordad lo que hemos explicado sobre lo que significa “cuerpo” dentro
de la mentalidad y el leguaje bíblico) : el ser humano concreto, con todo lo
que ha sido su vida y su historia (:”cuerpo”), ya totalmente impregnado y
vivificado por la fuerza de vida de Dios (:”glorioso”)...
San Pablo escribe lo siguiente : “Tal vez alguno preguntará: ¿Cómo
resucitarán los muertos? ¿Qué clase de cuerpo tendrán?. ¡Es una pregunta
tonta! Cuando se siembra, la semilla tiene que morir, para que tome vida la
planta. Lo que se siembra no es la planta que ha de brotar, sino el simple
grano, sea de trigo o de otra cosa. Dios le da la forma según su voluntad, a
cada semilla le da el cuerpo que le corresponde... Lo que se siembra (lo que
se entierra) es corruptible, y resucita incorruptible; lo que se siembra es
miserable, y resucita glorioso; lo que se siembra es débil, y resucita fuerte;
lo que se siembra es un cuerpo animal, y resucita un cuerpo espiritual” (I
Cor 15, 35-38. 42-44).
Ojo con lo que San Pablo llama “cuerpo espiritual” : En el lenguaje de
San Pablo, “cuerpo espiritual” no significa en modo alguno una especie de
cuerpo etéreo (como quizás podríamos tener tendencia a imaginar); sino el
ser humano entero, ya plenamente animado y vivificado por el Espíritu de
Dios, en todos los aspectos y dimensiones de su ser personal... (Recordad lo
que decíamos sobre el lenguaje bíblico).
En definitiva, ¿qué quiere decir que resucitaremos corporalmente?...
Inspirándome de lo que hemos dicho sobre la antropología bíblica, me
atrevería a decir que, para mí, resucitar quiere decir que : Este ser débil
que soy en todo lo que soy (:“carne”),... esta persona enraizada en el
mundo, con mi identidad y mi historia propia, y en relación con el mundo
y los demás, que soy yo (:“cuerpo”),... este que ha recibido del Padre
Dios el maravilloso don de la vida que hace de mí un viviente
(:“alma”),... la criatura capaz de abrirse y de entrar en relación
personal con Dios que yo soy (:”espíritu”)... es decir : ¡YO! (que soy
carne, cuerpo, alma, espíritu), ¡YO!... llegaré – mejor dicho: Dios
conseguirá llevarme- a que llegue a ser plenamente yo mismo, a
eclosionar y florecer plenamente, a VIVIR PLENA Y TOTALMENTE,
vivificado plenamente por la fuerza creadora-resucitadora del Amor con
que me está amando....
Y esto me sucederá a MÍ... No a mi “alma”. ¡A MÍ!... que soy carne,
cuerpo, alma, espíritu...
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Viviremos en plenitud, no porque tengamos un “alma inmortal”,
sino porque seremos amados y vivificados plenamente por el
amor que el Padre Dios nos tiene
Por eso, si no podemos confundir la resurrección con la reviviscencia
de un cadáver, no debemos tampoco confundir la “resurrección” con la
simple inmortalidad del “alma”... Quedarse en eso sería truncar y
traicionar gravemente el mensaje cristiano... Por desgracia son bastantes
los cristianos que creen más en la “inmortalidad del alma” que en la acción
vivificadora y resucitadora de Dios, que nos lleva a nuestra plenitud de vida,
en todos los aspectos de nuestro ser personal... La simple “inmortalidad del
alma” no es el mensaje del Nuevo Testamento ni la fe cristiana; sino más
bien una presentación de esa fe en el cuadro de una filosofía concreta y
discutible, neoplatónica,... que quizás pueda ser útil; pero que no es la única
posible,... y no es la que aparece en el Nuevo Testamento...
Lo radicalmente importante y el mensaje cristiano no es la
“inmortalidad del alma” (por verdadero que eso sea). Lo radicalmente
importante, y la Buena Noticia cristiana es que el Amor con que somos
amados para siempre por el Padre Dios,.. ya nos hace vivir ahora,.. y
nos hará vivir en plenitud para siempre...
Así que hay que tener dos cosas muy claras:
1ª) No viviremos eternamente, simplemente porque el alma sea
inmortal y eterna; sino que viviremos eternamente porque eternamente
seguiremos siendo amados y vivificados,... en todo nuestro ser
personal,... por el eterno Amor que nos tiene el Padre Dios...
Y 2ª): no es sólo “el alma” la que alcanza su plena realización en Dios;
sino el ser humano entero, incluida nuestra “corporalidad”.... Por eso en el
Credo decimos que “creo en la resurrección de la carne”... : toda mi
persona, a pesar de lo débil que soy (“carne”), llegará vivir en plenitud en
todas sus dimensiones, incluida mi “corporalidad”, vivificada por Dios...
No es sólo a nuestra “alma” a la que Dios “salvará” “liberándola” del
cuerpo (como diría la filosofía neoplatónica)... Sino que Dios hará eclosionar
en plenitud toda nuestra persona,... en todas sus aspectos,... con todo lo que
ha sido mi historia, mis vivencias, mis relaciones, etc. etc. que me han
marcado y me han constituido como persona en mi vida terrestre... No es
“mi alma” la que vivirá en plenitud; sino que soy YO el que viviré
Muerte-Resurrección = La Semilla
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plenamente,... vivificado en todas las dimensiones de mi ser personal, por el
eterno amor con que el Padre Dios me está amando... Soy yo quien seré
plenamente yo, en todas las dimensiones de mi persona...
Así que lo que llamamos la resurrección – superación de la muerte,
victoria sobre la muerte en la misma muerte - es la eclosión en Plenitud de
toda mi persona; la eclosión en Plenitud de esa Vida que ya vivimos en
germen, gracias a la fuerza del Amor con que somos amados por el
Padre Dios :
Plenitud de Vida de toda nuestra persona, ya que el Amor con que
somos amados por el Padre Dios vivificará plenamente todos los aspectos de
nuestro ser personal, tanto a nivel corporal, como a nivel psicológico, moral,
espiritual, relaciones con el mundo y los demás, etc. ... Por la fuerza del
amor con que somos amados por el Padre Dios, a través de la muerte -(que
es “terminar de nacer”, eclosión y florecimiento de la persona que somos)-,
llegaremos a ser y a vivir en plenitud lo que ya hemos empezado a ser y vivir
desde ahora, porque ya desde ahora estamos siendo amados por él en
Cristo...
Y concretamente: + llegaremos a vivir en plenitud la alegría de
sabernos siempre amados; amados por el Padre Dios, y amados por tantas
personas; + y llegaremos a estar plenamente vivos, amando gozosamente :
amándonos a nosotros mismos, amando al mundo y a la vida, amándonos con
cada persona, amándonos con el mismísimo Padre Dios,... totalmente
zambullidos en la Comunión de Amor Trinitario que es Dios...
¿Cómo seremos al resucitar y vivir en plenitud?
& ¿Cómo seremos al resucitar y vivir en plenitud?... ¿Podemos imaginar lo
que seremos?, ¿podemos imaginar cómo seremos?...
Quien no conozca más que el grano de trigo, ¿puede imaginar el tallo y
la espiga que van a nacer de ese grano?...
Supongamos que una persona no ha salido nunca de su ciudad de
“ciencia ficción” como las de las películas, en la que no hay ni plantas ni
árboles; y puestos a suponer, supongamos que a esa persona le gustan las
almendras... Esa persona conoce las almendras... Pero, si no sabe ni ha visto
nunca un árbol, ¿puede imaginarse el almendro?...
Por otra parte, si un día alguien le dice a ese ignorante en agricultura
que, si pone una almendra en el suelo y la riega, esa almendra se convertirá
Muerte-Resurrección = La Semilla
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en un almendro bello y frondoso, lo que el ignorante hará será reírse y
tomar por tonto al que eso le dice... Y sin embargo, así son las cosas...
Y ¿qué es el almendro?... Por muy inimaginable que sea, el almendro no
es otra cosa mas que una almendra que, sembrada en tierra, ha desarrollado
todas sus potencialidades... y se ha convertido en ese hermoso almendro...
que ese personaje, que sólo conoce las almendras, nunca podría imaginar...
Pues bien : ese personaje, ¡somos cada uno de nosotros!... Puesto que
estamos todavía en la fase de “semillas”, y no tenemos experiencia de otras
realidades, más que de las que están en esta fase de “semillas” como
nosotros,... nos es imposible imaginar a los “árboles”...
Esto no es más que una comparación; pero que quizás nos permita
barruntar varias cosas importantes :
- Primero : que, dado que estamos en el estadio de “semilla”, nos es
imposible imaginarnos a nosotros mismos o imaginar a alguien llegado
a su estadio de “árbol” (es decir: a su resurrección)... La resurrección
es el paso a la plenitud de vida, enteramente sustraída a las
limitaciones del tiempo y del espacio (que son las coordenadas de
nuestra vida actual). Por eso, como “semillas” que somos, nos es
imposible imaginar exactamente el “árbol” que seremos. Inútil
intentarlo, puesto que nuestra experiencia es sólo experiencia del
estadio de semilla...
- Pero segundo : La comparación con la semilla nos puede ayudar a
comprender que hay continuidad entre lo que somos y lo que seremos,
como hay continuidad entre la semilla y el árbol que nace de ella... No
seremos “otra cosa” sin relación con lo que somos. Sino que seremos
nosotros mismos,... plenamente realizados en lo que somos... La “otra
vida” (la vida resucitada) es “esta” vida, que ya tenemos, pero
plenamente liberada, eclosionada y vivida en plenitud,... totalmente
vivificados por Dios que nos hace vivir y ser plenamente nosotros
mismos... San Ignacio de Antioquia (uno de los primerísimos
cristianos, discípulo directo de los apóstoles), previendo su próxima
muerte escribe : ”llegado allí, seré verdaderamente persona”... En le
resurrección es cuando llegaremos a ser verdadera y plenamente
nosotros mismos, verdadera y plenamente lo que somos...
- El resucitado (tanto Jesús resucitado, como nosotros cuando
resucitemos), no es una persona distinta; pero ha accedido a una
forma distinta de vivir... porque ha llegado a ser sí mismo en plenitud.
El teólogo González Faus lo dice con un juego de palabras muy
Muerte-Resurrección = La Semilla
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acertado (atención a los acentos) : Jesús resucitado es él mismo,
aunque no es el mismo... “Él mismo”: la misma persona que predicó por
los pueblos de Galilea y que murió asesinado en una cruz;... pero no “el
mismo”: no lo es de la misma manera, puesto que ahora ha accedido a
la plenitud definitiva de la vida y de sí mismo... Podemos incluso añadir
que, puesto que ahora ya no es el mismo, es precisamente ahora
cuando ha llegado a ser plenamente él mismo : a ser plenamente lo que
es... ”Llegado allí, seré verdaderamente persona”.
San Juan nos recuerda que : “Ya somos hijos de Dios; y aunque no
esté manifiesto cómo seremos después, sabemos que cuando Jesucristo
aparezca seremos como él, porque lo veremos tal como es” (I Jn 3,2).
¿Cuándo resucitaremos?
Otra precisión, que de hecho va implícita ya en lo que venimos
diciendo : No esperamos poder vivir en plenitud en un lejano “fin del
mundo”... Estamos llamados a vivir en plenitud, desde el momento mismo de
nuestra muerte... que es el momento en que la semilla empieza a germinar,...
y que por consiguiente es nuestro verdadero nacimiento... “Te aseguro que
hoy estarás conmigo en el paraíso” – le dice Jesús al ladrón crucificado con
él (Lc 23, 43)...
Mi vida no se interrumpe con la muerte, para reiniciarse más tarde;...
(como tampoco la “vida” de la semilla se interrumpe cuando empieza a
germinar; sino más bien todo lo contrario : es entonces cuando todo lo que
hay de vida en la semilla explota y eclosiona,... aunque “muera” y se pudra su
cáscara y su paja)... Mi vida no se interrumpe con la muerte; sino que en mi
muerte, mi vida llega a plenitud...
Esta continuidad de mi vida, no tiene su base en la continuidad de mi
realidad física o biológica (ya hemos dicho que el cadáver, ahí se queda); la
continuidad de mi vida y su plena eclosión tiene su base en el amor
indefectible e ininterrumpido con que soy amado por el Padre Dios : A
través de la muerte, yo (todo yo) nazco definitivamente, termino de nacer,
eclosiono plenamente, llego a vivir en plenitud;... porque el amor con que me
ama el Padre Dios no se interrumpe : me sigue vivificando,... y, al fin,
consigue darme vida, darme a luz, vivificarme plenamente, hacerme
eclosionar plenamente... “Dios no es Dios de muertos, sino de vivos; para él
todos siguen viviendo” – dice Jesús (Lc20, 38).
En el evangelio de San Juan, a Marta – que esperaba la resurrección
simplemente para un lejano “último día” según la creencia del grupo fariseo
Muerte-Resurrección = La Semilla
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(Jn 11, 24) -, Jesús llega a decirle: “Yo soy la resurrección y la vida; el que
cree en mí, aunque muera vivirá; pues todo el que vive y cree en mí no
morirá jamás. ¿Crees esto?” (Jn 11, 25-26).
Hay una muerte; llamémosla, por llamarla de alguna manera, física?
biológica?;... la mayoría de las veces dolorosa, por lo que supone de
destrucción biológica, y por lo que supone de ruptura... Esto comporta
también un cambio radical del modo de vida... ¡Sí!... Pero la persona no muere
(: ¡la persona!; no digo sólo el alma, sino ¡la persona!)... La persona no muere...
Yo no muero,... sino que eclosiono en todo mi ser, nazco plena y
definitivamente, llego a ser plenamente yo mismo,... plenamente vivificado
por el amor con que estoy siendo amado por el Padre Dios... J.M. Castillo por
ejemplo, dice : “Lo que llamamos muerte no es propiamente una muerte, sino
una transformación o mejor dicho: una resurrección”... Recordad también lo
que dice el Prefacio oficial de la Misa de Difuntos: “Porque, para los que
creen, la vida no termina, se transforma, y deshecho nuestro cuerpo mortal,
se nos da en los cielos un cuerpo imperecedero”...
La muerte es el fin de la vida, sólo si entendemos la palabra “fin” en el
sentido de “meta alcanzada” : “¡Al fin he llegado!... ahora ya soy plena y
totalmente yo mismo, y empiezo a vivir de verdad”... “¡Al fin el amor con que
soy amado por el Padre Dios lo ha conseguido!”...
Por eso muchos teólogos hablan de “resurrección” en la misma
muerte, en el mismo momento de la muerte... (Ya sé que no todos presentan
las cosas así. Pero a mí, después de haberlo reflexionado, me parece lo más
conforme con el mensaje evangélico)... “La idea de resurrección inmediata no
sólo no es incompatible con los datos de la revelación bíblica, sino que
representa su interpretación más sólida y adecuada. La concepción
antropológica que considera la muerte como separación de cuerpo y alma, y
la resurrección escatológica como reanimación final del cuerpo, (que se ha
presentado como un contenido irrenunciable de la escatología cristiana, pero
que – añado yo – refleja más bien una concepción filosófica platónica), no es
común en el Nuevo Testamento, ni representativa de la primitiva tradición
patrística” (J Mª Hernández: “La Asunción de María, paradigma de la
escatología cristiana” en Selecciones de Teología). Se podrían citar otros
muchos grandes teólogos.
Entonces, ¿por qué se dice que Jesús resucitó “al tercer día”? ...
En varios textos bíblicos, “el tercer día” no tiene una connotación
puramente cronológica, sino un significado simbólico (un poco como nuestro
Muerte-Resurrección = La Semilla
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“a la tercera va la vencida”) y significa “el día decisivo” en el que Dios,
después de días de sufrimiento y tribulaciones, nos trae la salvación y la
vida... Así podemos leer en el profeta Oseas 6, 1-2:
“Venid, volvamos a Yahvé. Él ha desgarrado pero Él nos curará. Él ha herido
pero Él vendará nuestras heridas.
Dentro de dos días nos devolverá la vida y al tercer día nos levantará y
viviremos en su presencia”.
Los primeros cristianos creen que para Jesús ha llegado ya ese “tercer día”
definitivo. Jesús ya ha entrado en la salvación plena, para él ya ha
amanecido el “tercer día”... No quieren decir que Jesús esperó tres días
cronológicos antes de resucitar, sino que con su resurrección ese “tercer
día” (es decir: el día en que Dios nos levanta y nos hace vivir en su
presencia) ya ha llegado...
Así que: “Se puede decir con todo derecho que la resurrección
acontece en el mismo momento de la muerte”.
Lo cual no es óbice para que sólo en lo que solemos llamar el “fin del
mundo” (que en realidad significa la plena floración, la plena glorificación de
todo el Universo) se realice en plenitud nuestra total comunión con esa
“creación entera, que –como dice San Pablo en Rm 8, 19-22-, gime hasta el
presente y sufre dolores de parto”...
Quizás en otra ocasión podamos hablar de este tema.
Por el momento, quisiera insistir sobre esta buena noticia =
No nacemos para morir... Como la semilla: Morimos, sí; pero ¡para vivir
en plenitud!
Y nuestra muerte, en realidad es nuestro verdadero nacimiento.
LA “OBRA DE AMOR” DEL PADRE DIOS
1) Nuestra realidad humana:
& Mirémonos a nosotros mismos, miremos al ser humano : El ser
humano (tú, yo, el vecino, el africano, el esquimal...) es; existe; está ahí;
vive...
Cada uno de nosotros, cada ser humano : al unirse un espermatozoide
con un óvulo, nos hemos ido formando en el seno de nuestra madre, hemos
nacido, hemos ido creciendo, nos vamos desarrollando en los diferentes
aspectos de nuestra persona;... vivimos, hacemos cosas, nos pasan cosas...
Muerte-Resurrección = La Semilla
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El ser humano, no sólo es y existe, sino que está intentando “llegar a
ser” cada vez más, a vivir cada vez mejor... : el ser humano es un ser en
construcción...
Y nuestra aspiración es llegar a ser plenamente nosotros mismos,
realizarnos como personas... Vivir, vivir cada vez mejor y vivir plenamente...
Y por consiguiente, ser totalmente felices...
& Pero sucede que, ni todos, ni siempre lo conseguimos : ahí están
los fracasos de todo tipo,... toda clase de males y de sufrimientos... que nos
impiden vivir plenamente y ser felices... Y llega un momento en que todo eso
se termina : es la muerte,... y ¡se acabó lo que se daba!...
= ¡¡¡Esa es la realidad que podemos constatar cada día!!!
2) ¿Qué me dice el cristianismo sobre esta realidad?
= Los cristianos, en Cristo, hemos tenido la suerte (yo tengo la suerte) de
descubrir que Dios es Amor... Y que yo, como Cristo, (:yo,... ¡y todo ser
humano!), somos personalmente amados por el Padre Dios...
& A partir de ese descubrimiento radical (:Dios es amor, y yo soy
amado por Dios), voy descubriendo que es ese Amor con el que soy amado
quien me hace ser, existir, vivir. La fe nos dice que si vivimos y existimos
es porque estamos siendo amados por Dios, que es Amor Creador... Yo no
soy simplemente fruto de un azar o de unas fuerzas anónimas (físicas,
químicas, biológicas...); sino que soy fruto de un Amor : lo que me despierta a
la existencia, lo que me despierta a la vida, lo que suscita y sustenta mi ir
realizándome, mi ir llegando a ser yo mismo, mi ir haciéndome a mi mismo,...
es el Amor personal con que estoy siendo amado por el Padre Dios...
Eso es así, no sólo para mí mismo; sino para todo ser humano (el
vecino, el africano, el esquimal;... el que cree, y el que no cree, o el que no ha
descubierto aún esa realidad;... el bueno, y el “malo”;... ¡todos!)... Yo, como
cristiano, simplemente he tenido y tengo la gran suerte de saberlo... Pero
eso es así para todos...
Y eso es verdad, en toda la realidad, en todo el cosmos... = Todo está
siendo despertado a la existencia, y todo está siendo sustentado en su
propio devenir por la fuerza del Amor que es Dios...
- Mi fe me dice que mi mismo existir (el existir de cada persona); y
también ese mi deseo de llegar a ser yo mismo, de realizarme, de vivir, de
Muerte-Resurrección = La Semilla
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ser plenamente feliz,... todo eso es bueno y muy bueno : Es bueno que yo
exista, es bueno que yo quiera ser yo mismo, es bueno que yo quiera y luche
por ser feliz...
Más aún: todo eso tiene su raíz y su fundamento en Dios... ¡Eso mismo
es lo que quiere Dios!: que existamos, que vivamos, que lleguemos a ser
nosotros mismos, que lleguemos a ser plenamente felices!.... ¡Esa es su
Voluntad!... Y en eso está Dios trabajando constante y permanentemente...
Y ¡LO CONSEGUIRÁ!...
- Así que nuestra aspiración a vivir y a vivir cada vez mejor, a ser
plenamente nosotros mismos, y a ser felices, todo esto no es un sueño ni una
utopía... Todo esto es posible...
Y es posible, porque ¡el Padre Dios, con todo su amor, está aquí
con nosotros, acompañándonos y queriéndonos!... Y a fuerza de estar con
nosotros, acompañándonos y queriéndonos, conseguirá que lleguemos a vivir
plenamente, y a ser plenamente felices...
& Es verdad, - como decíamos -, que llega un momento en que todo
parece terminar : El ser humano se muere,... y parece que ahí termina
todo...
+ Pero la fe nos dice que no : La muerte no es el final de todo; sino
todo lo contrario : Es el paso a través del cual el ser humano llega a
realizarse plenamente...
Es como el grano de trigo : Cuando se le siembra en tierra,
aparentemente se pudre y muere;... pero en realidad es entonces cuando
empieza a germinar; desarrolla todas las potencialidades que llevaba en sí, y
llega a ser plenamente sí mismo : Una planta que florece y da fruto...
Así es el ser humano : Cuando muere, aparentemente todo ha
terminado;... pero en realidad es entonces cuando la persona desarrolla
todas sus potencialidades, llega a ser plenamente sí misma en todos los
aspectos, llega a vivir plenamente, y llega a ser plena y totalmente feliz...
= La vida es más fuerte que la muerte, porque EL PADRE DIOS,
(el Amor que es Dios), ESTÁ PERMANENTE Y CONSTANTEMENTE AHÍ,
AMÁNDONOS... Y LLEVÁNDONOS A LA PLENITUD DE LA VIDA...
3) El Proyecto de Dios y su “OBRA DE AMOR”
Ese es el Proyecto de Dios, esa es “LA OBRA DE AMOR”, (de la que
nos habla el Canon V de la Misa) que el Padre Dios quiere llevar a cabo y está
efectivamente llevando a cabo,... en mí, en cada ser humano, en el universo
Muerte-Resurrección = La Semilla
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entero... = Amándonos, y con la fuerza de su amor, nos está despertando a la
existencia, nos está haciendo ser,... está suscitando y sustentando nuestro
propio ir haciéndonos a nosotros mismos día a día... (= Dios es Amor
Creador).
Y, amándonos: con la fuerza de su Amor, la “Obra” que el Padre Dios
está llevando a cabo es llevarnos a la plena realización de nosotros mismos y
a nuestra total felicidad,... con todo lo que esto comporta de plenitud de
vida... En definitiva : que lleguemos a ser plenamente hijos e hijas del
Padre Dios, en el Hijo encarnado en Jesús, gracias a su Espíritu de Amor. Es
decir : que lleguemos a ser plenamente nosotros mismos, plenamente
realizados, plenamente vivos, y plenamente felices, integrados en la
Comunión de Amor que es la Trinidad... (= Dios es Amor Resucitador).
¿Qué es pues la fe?
& La fe es caer en la cuenta y abrirse a esa realidad de un Dios
Amor,... que está ahí, queriéndonos y “trabajándonos” con toda la fuerza de
su Amor... La fe es acoger y dejarse vivificar desde dentro por ese Amor...
La fe es fiarse de ese Amor pase lo que pase...
La fe es vivir con la confianza y la seguridad de que ese Amor (que es
Dios, y que me hace ser) me llevará a ser plenamente yo mismo, a realizarme
plenamente, a vivir en plenitud,... y por consiguiente, a ser plenamente
feliz... La fe es ir dejándose “trabajar” por ese Amor...
Y estoy firmemente convencido de que el Padre Dios, que comenzó
a hacer en vosotros “su buena obra” la irá llevando a buen fin mientras
llega el Día de Cristo Jesús (Filipenses 1, 6)
¿Y porqué estoy tan seguro de ello?....
Pues porque : Esta “OBRA DE AMOR”, el Padre Dios ya la ha
culminado en Jesús... Jesús de Nazaret vivió una vida como la nuestra,
murió como moriremos nosotros, (él murió incluso una muerte atroz de
asesinado)... Pero el Padre Dios estuvo siempre con él, amándole;... y, por su
parte, él se abrió a ese amor del Padre... Por eso el Padre Dios pudo llevarle,
a través de todo, incluso a través de la muerte, a la plenitud de la vida y de
la felicidad; es decir: a la resurrección...
= En lo ya realizado en Jesús, descubrimos que también en nosotros
el Padre Dios está llevando a cabo esa su “obra de amor”;... y con él nos
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abrimos a esa “obra de amor”, para que también en nosotros la culmine
felizmente, como la culminó en Jesús... ¡Eso es la fe!...
4) La etapa actual de nuestra vida
& Coma ya hemos dicho, en la etapa actual de nuestra vida, nos estamos
formando como semillas,... para poder germinar en el momento de nuestra
muerte...
El Padre Dios (Amor Creador Resucitador) nos acompaña
constantemente en este proceso. Su amor es como la sabia y la fuerza
interior, que va suscitando, fundamentando, sustentando, empujando
nuestro llegar a ser semilla lozana y fecunda;... para podernos hacer
eclosionar plenamente (es decir: resucitar) a través de la muerte
inevitable...
Y nosotros, -vivificados desde dentro por el Amor del Padre Dios que
vamos acogiendo y por el que nos vamos dejando “trabajar”-, vamos llegando
a ser semillas lozanas y fecundas... Lozanas y fecundas, en la medida en que,
sabiéndonos amados por el Padre Dios, vamos amando también nosotros con
hechos y de verdad en nuestra vida de cada día...
5) Lo que hay de amor generoso en nuestra vida, eso es lo que
germinará.
Y en el momento en que la semilla sea puesta en tierra, esa semilla
germinará por la fuerza del amor generoso que ha desarrollado en sí... : El
amor del Padre Dios podrá hacer germinar y llegar a plenitud a cada
persona, en la medida en que esa persona, en su libertad, haya dejado
nacer amor generoso en sí... “El amor procede de Dios” (I Jn 4, 7), y “el
amor dura por siempre” (I Cor 13, 8). Lo que hay de amor verdadero en cada
persona, lo que haya de amor verdadero en ti, germinará y ¡vivirá para
siempre!... El amor que vamos acogiendo gozosamente, y el amor que vamos
regalando generosamente, está llamado a vivir eternamente. Todo lo que va
habiendo de verdadero amor en nuestra vida, ya es Vida Eterna, porque el
amor es eterno... Eso es lo que quiere decir la famosa frase: “Al atardecer
de la vida me examinarán del amor”... En la medida en que yo sea amor, en
esa medida yo germinaré y llegaré a plenitud, ¡yo resucitaré!,... aunque se
pudra, se queme y desaparezca todo lo demás...
Todos nosotros somos en parte trigo y en parte cizaña (Mt 13, 2430)... ¡Lo que hay de trigo, germinará y eclosionará!... Es decir : ¡Lo que hay
Muerte-Resurrección = La Semilla
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de amor, eclosionará en plenitud!... El resto, se perderá, “será quemado” –
dice metafóricamente Jesús...
(No estaría mal que me preguntara : ¿Qué hay de VIDA ETERNA en
mi vida? Es decir: ¿qué hay de amor a los demás con hechos y de verdad en
mi vida de cada día?... ¡Porque eso es lo que eclosionará y vivirá en plenitud
para siempre!.... ¿O es que mi vida está hecha sólo de paja???!!! )
Por eso, ahora que estamos en la etapa de la semilla, es tan
importante amar y desvivirse por los demás, como hizo Cristo... Esto es
importante no olvidarlo : El amor es lo que hace que las semillas (que
somos nosotros) sean lozanas y fecundas,... para que puedan germinar
cuando sean enterradas en tierra...
= Dios es Dios de Vida... Y en Cristo Resucitado podemos descubrir y
tenemos la garantía de que el Padre Dios nos quiere llevar y nos está
llevando a esa nuestra Plenitud de Vida,... sin que ninguna de nuestras
“muertes” se lo pueda impedir.
NO NACEMOS PARA MORIR...
Como la semilla: MORIMOS,... ¡PARA VIVIR!,
¡Y VIVIR EN PLENITUD!
José María Alcober
De los Misioneros de África P.B.
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