VIVIR EL DOMINGO Carta de Juan Pablo II Dies Domini, FICHA INTRODUCTORIA I. Introducción A través de las fichas, que hoy comenzamos a leer, les presentamos cinco síntesis de la Carta de Juan Pablo II Dies Domini, donde Su Santidad nos plantea la necesidad de reflexionar sobre el sentido profundo del domingo para vivirlo como verdadero Día del Señor. Nuestra vida transcurre en días, semanas, meses y años, el tiempo va dejando su huella y aprendizaje en nuestra historia, pero ¿nos hemos puesto a reflexionar sobre cómo vivimos el tiempo?, por ejemplo ¿Qué significa cada día de la semana para ti? Y sobre todo ¿Qué significa el domingo en tu vida? II. Reflexión con la Palabra Antes de entrar de lleno a leer la Carta Dies Domini, detengamos en la Palabra del Señor, leamos un pasaje del Evangelio que habla sobre “el primer día de la semana” San Marcos 16, 1-7 Pasado el sábado, María Magdalena, María, la madre de Santiago, y Salomé compraron perfumes para ungir el cuerpo de Jesús. 2 A la madrugada del primer día de la semana, cuando salía el sol, fueron al sepulcro. 3 Y decían entre ellas: "¿Quién nos correrá la piedra de la entrada del sepulcro?". 4 Pero al mirar, vieron que la piedra había sido corrida; era una piedra muy grande. 5 Al entrar al sepulcro, vieron a un joven sentado a la derecha, vestido con una túnica blanca. Ellas quedaron sorprendidas, 6 pero él les dijo: "No teman. Ustedes buscan a Jesús de Nazaret, el Crucificado. Ha resucitado, no está aquí. Miren el lugar donde lo habían puesto. 7 Vayan ahora a decir a sus discípulos y a Pedro que él irá antes que ustedes a Galilea; allí lo verán, como él se lo había dicho". 1 1 Sin duda es un texto que hemos escuchado alguna vez, sobre todo en tiempo de pascua, pero hoy, ¿Qué te llama la atención del texto? ¿Por qué el autor resaltará la idea “del primer día de la semana”? Vale la pena recordar que para el pueblo judío el día sábado1, el séptimo día, era sagrado. En muchos pasajes de los evangelios se recuerda que era un día dedicado a la oración. Tiene su origen en el comportamiento de Dios en el comienzo de todo, el libro del Génesis narra el momento de la creación donde el Dios crea todas las cosas, las bendice y descansa. “Y el séptimo día descansó; por eso bendijo el Señor el día sábado y lo hizo sagrado” (Ex 20,11), pero este mandamiento no sólo se refiere al descanso contemplativo, sino también a la salvación que él mismo realizó a favor de su pueblo liberándolo de la esclavitud de Egipto. En la lectura de la carta Dies Domini iremos descubriendo como este aspecto sagrado del sábado se va trasladando al día Domingo en el mundo cristiano. III. Leamos la “Introducción de la carta Dies Domini”. Juan Pablo II inicia la presentación general de la carta, haciendo notar que es una herencia apostólica diciendo: “El día del Señor ha tenido siempre, en la historia de la Iglesia, una consideración privilegiada por su estrecha relación con el núcleo mismo del misterio cristiano… el domingo Sábado o Shabbat, del hebreo שבת, significa descanso; los demás días se denominan como en el libro del Génesis: Primero, segundo, tercero, cuarto, quinto, sexto y shabbat. 1 2 recuerda, en la sucesión semanal del tiempo, el día de la resurrección de Cristo. Es la Pascua de la semana, en la que se celebra la victoria de Cristo sobre el pecado y la muerte, la realización en él de la primera creación y el inicio de la «nueva creación». Es el día de la evocación adoradora y agradecida del primer día del mundo y a la vez la prefiguración, en la esperanza activa, del «último día», cuando Cristo vendrá en su gloria y «hará un mundo nuevo»” (DD 1). El Domingo2 es el eco del gozo, primero titubeante y después arrebatador, que los Apóstoles experimentaron la tarde de aquel mismo día, cuando fueron visitados por Jesús resucitado y recibieron el don de su paz y de su Espíritu (cf. DD1). El Domingo es el día originario en el que se fundamenta la fe cristiana, es el «día del Señor» y es el «señor de los días».(cf. DD2). Asi lo dice el Concilio Vaticano II dice « La Iglesia, desde la tradición apostólica que tiene su origen en el mismo día de la resurrección de Cristo, celebra el misterio pascual cada ocho días, en el día que se llama con razón "día del Señor" o domingo ».(SC 106) En diversos países se ha reconocido la necesidad del día de descanso, entregado a cada trabajador, para que luego de una semana de trabajo, pueda compartir y descansar en familia, “pero –dice el Papa - hoy, en los mismos Países en los que las leyes establecen el carácter festivo de este día, la evolución de las condiciones socioeconómicas a menudo ha terminado por modificar profundamente los comportamientos colectivos y por consiguiente la fisonomía del domingo”. (DD4). Por este motivo “parece necesario más que nunca recuperar las motivaciones doctrinales profundas que son la base del precepto eclesial, para que todos los fieles vean muy claro el valor irrenunciable del domingo en la vida cristiana” (DD6) El nombre latino de los días de la semana deriva del imperio romano en la época precristiana, donde fueron dedicados a ciertos dioses representados en cuerpos celestes: lunes (Luna), martes (Marte), miércoles (Mercurio), jueves (Júpiter) y viernes (Venus), sábado procede de la fiesta hebrea Saabbath y domingo de la palabra latina domínicus o sea ‘del dóminus’, ‘del Señor’. 2 3 El Domingo no responde sólo a la necesidad de descanso, sino también a la exigencia de «hacer fiesta». Santificar el domingo es, sobre todo, la participación en la Eucaristía y también un descanso lleno de alegría cristiana y de fraternidad. (cf. DD7) Este es un día que constituye el centro mismo de la vida cristiana abramos pues nuestro tiempo a Cristo para que él lo pueda iluminar y dirigir, para la humanización profunda de nuestras relaciones y de nuestra vida. (cf . DD7) Para profundizar: ¿Qué aspectos nuevos descubres en el significado del domingo? ¿Cómo podemos enriquecer nuestra “santificación del Domingo? IV Oración: Alabamos al Padre creador porque nos hace redescubrir el sentido profundo del domingo, porque nos sigue creando y modelando. Con nuestra Biblia abierta, podemos rezar la siguiente oración Te damos gracias, Padre Santo, porque nos has creado para que vivamos y seamos felices. Te pedimos que sepamos ser responsables de este don tan maravilloso que nos ha hecho y que un día podamos alcanzar y gozar de la vida eterna que nos ha prometido. Te damos gracias, Señor Jesús, porque quisiste ser en todo semejante a nosotros para darnos ejemplo y que podamos seguir tus huellas. Te pedimos que, siguiéndote como buenos discípulos, imitemos tu ejemplo y vivamos coherentemente con la fe, la esperanza y la caridad que has puesto en nuestros corazones. Te damos gracias, Espíritu Santo, porque has querido habitar en nosotros como en un templo haciéndonos hijos del Padre y miembros de Cristo. Te pedimos que con tu fuerza y tu ayuda seamos siempre dóciles a la voluntad de Dios, busquemos en todo momento vivir unidos a Cristo y nuestro corazón sea capaz de amar y de servir, y que pueda esperar confiado la resurrección en el último día. Amén 4