TRABAJAR CON ARTE, VIVIR CON ARTE Hoy, después de haber pasado etapas fundamentales de mi vida, me doy cuenta cómo el camino de la creatividad facilitó ese tránsito. Tan difícil y tan fácil como la de cualquier ser humano, tan claro y tan oscuro como el día y la noche. Tan frio y tan cálido como los colores, tan egoísta y tan generoso como el amor entre los hombres. Interesada desde mi infancia en las relaciones humanas, en las que volcaba todo mi caudal afectivo, se despertó la necesidad de dibujar y pintar los rostros de personas allegadas para poder así conocerlas más allá de su imagen exterior y entender cosas no dichas, preguntas sin respuestas, producto de una cultura generacional en la que para preservar había que ocultar.. Dibujar esos rostros me permitía una profunda observación de sus expresiones. Como no eran modelos profesionales la experiencia era un camino de sorpresas, risas y enojos porque no respondían a la quietud que yo necesitaba. Practicaba la paciencia y perdonaba la impaciencia del modelo mientras sus gestos eran captados descubriendo el carácter que definía su expresión. Ocurría también que estaba profundamente centrada en ellos y pasaban a ser en ese instante lo más importante que me acontecía, mientras posaban silenciando su propio pensamiento En ese silencio casi meditativo acompañaba el encuentro, se producían emociones que iban y venían y no nos sentíamos solos, era un silencio acompañante lleno de palabras sentidas, sin sonido, pero intensas y profundas. La pintura me ofrecía momentos de gran satisfacción cuando lograba algún parecido con el modelo. Placer del encuentro. Comenzaban a danzar palabras que decían algo así como “te estoy comprendiendo, sé lo que estás sintiendo, puedo acompañar tus emociones, tengo ganas de esbozar una sonrisa y decirte todo lo que te quiero.” También sabía que con ello, con esas imágenes plasmadas en el papel, podría revivir algún momento en donde la vida se sentía de manera placentera, recuerdos de etapas felices de mi vida. que me llevaría a recuerdos nutritivos. Así transité el camino de la expresión plástica, en un proceso que acompañó mi tendencia formativa y transformativa hasta hoy, en la que desde éstos últimos años, sumé mi profesión de counselor desde el ECP. Salía de cada encuentro con mi obra aún inconclusa y/o aún confusa, fortalecida y diferente, positivamente diferente. y hoy, trabajando desde el counseling con una mirada esperanzadora y positiva que acompaña al otro desde ese lugar, me doy cuenta que el camino del aprendizaje del buen vivir puede realizarse desde varios ángulos, pero siempre se converge en la capacidad de construir que tenemos los seres humanos tanto con uno mismo como con los seres con los que nos interrelacionamos. Construimos, coconstruimos, vivimos en un continuo intercambio creativo, nos recreamos cada instante, aprendemos cada segundo. Esto fue y sigue siendo un gran aprendizaje en la profundización y ejercitación de mis actitudes resilientes. Me pregunto ¿Cuáles eran mis necesidades en cada etapa vivida en el camino artístico? ¿Qué proceso estaba viviendo y cuáles eran mis prioridades de búsqueda y respuestas? Lo primero que me viene a la memoria son las palabras de mi padre cuando estimulaba mis dibujos, figura importante y breve en mi vida que me deja el recuerdo de la “Valoración con mayúsculas.” Tras la temprana pérdida se instala en mí la necesidad de continuar a manera de presencia con algo que tangiblemente sea pasible de perpetuarse: un cuadro . Cada cuadro era como una ofrenda a su recuerdo, para demostrarle que yo estaba viva, que seguía siendo valiosa como lo era para él.. Dolor de ausencia, de todas las ausencias. Así empezó siendo un acto reparador del dolor y continuó siendo una necesidad para conectarme con mi intimidad , profunda y misteriosa, que tal vez jamás llegue a captar. Luego viene la etapa de los sueños, etapa surrealista que me permite trabajar en profundidad emociones conectadas con el temor, lo desconocido, el enojo, el dolor.. Fantasmas apenas visibles pero que nos pesan y condicionan... Luego intento pintar la naturaleza, descansé en paisajes soñados, viajé a países imaginados, inventé pueblos que sabía existían en algún lugar, trabajé mi sentimiento religioso, místico, mi necesidad de creer en alguien por falta de formación religiosa, Y llegué a lo abstracto, sin propuestas lógicas, simplemente estando, siendo, sintiendo, expresando mi integridad, sin temor a la crítica, a lo que gusta o no gusta, a lo que se debe o no se debe desde la técnica, a lo que se espera o no se espera, dejándome ser y dejando ser al espectador, con lo que recibe o quiere, con lo que puede o desea, con el color de ojos que hoy se disponga a ver. Me pasan muchas cosas en el encuentro con el arte: Mi actitud reflexiva se ahonda con la presencia de esa tela que está esperando para ser transformada, en su propia necesidad de expresión. Poco a poco descubro aspectos desconocidos y dormidos de mi existencia que me permiten crecer. A veces me defraudo y enojo porque no me gusta lo que veo, otras me dispongo a una autocomprensión más generosa, me acepto y reconozco mis debilidades , limitaciones y fortalezas Vivía y vivo desde un ángulo en donde lo emocional es prioritario. Pero también aprendí a controlar aquéllas emociones que en algún momento habían funcionado de manera negativa , no constructiva. Mis diferentes estados de ánimo, necesidades y deseos comienzan a fluir espontáneamente a través de la expresión creativa. Voy notando en mi proceso de vida mayor flexibilidad, ante mí y ante los demás y la adaptación a la realidad y acomodación a las circunstancias, en todas sus variables, se tornan más ágiles. También ejercité cómo enfrentar la postergación de objetivos cuando las circunstancias externas no fueran óptimas y aprendí creativamente a encontrar caminos que me facilitarían la agilización de las metas, limitaciones, falta de herramientas, encasillamientos, obstinación paralizante Ello me llevó a una mayor tolerancia en mis interrelaciones y respeté los límites del otro con mi presencia demandante. En cuanto a la capacidad de aceptar las frustraciones creo que hice un excelente ejercicio con este medio expresivo. La maravilla del descubrimiento y el placer del contacto con mi self, potencian mi capacidad de compartir, porque me atrevo a ser lo que soy, y porque disfruto del encanto de la alteridad., enriqueciendo la retroalimentación.., Descansar en mi autenticidad me permitió caminar con confianza. Confiar en mis tiempos bajó mi ansiedad y esa serenidad experienciada irradió la confianza que el otro necesita para conectarse con su propia confianza. La tela en blanco me espera porque confía, porque yo confío en mí, sin esa confianza no puede haber comunicación, no puede haber expresión, no puede haber fruto. Creo que ser creativo es desarrollar la capacidad de confiar, de encontrar soluciones nuevas, caminos alternativos y de aceptar los imponderables: tal como ocurre en esos accidentes que se producen en la tela y que aparecen porque tienen que estar, y no molestan porque los resignifico con mi flexibilidad. El cuadro se lee en su estructura, es lo que lo sostiene, como nos sostienen todos los aspectos que marcan nuestra identidad, pero si aparecen accidentes y los resignifico la estructura no se rompe, sólo sufre una pequeña transformación.y tal vez salga mejorada. También existe en la lectura de un cuadro el Núcleo. Sería donde convergen las líneas que marcan el equilibrio. El núcleo es mi self, volver a mirarlo, encontrarlo, potenciarlo equilibra mi vida. En ese transitar aparecen etapas en que también se agota mi capacidad creativa. Es entonces cuando me doy cuenta que necesito encontrarme. Que en algún momento me perdí . Entonces trato de hacer una cita conmigo, de comenzar un diálogo interior y a preguntarme , cómo estás hoy? qué estás sintiendo, qué te pasa, con cuáles colores está teñida hoy tu vida, adónde están tus recuerdos y cuáles son tus deseos. Y tus carencias y tus miedos? Cuántos de ellos oscurecen y limitan tu accionar. Y al contarlos, al expresarlos poco a poco pueden desaparecer, transformar la percepción de mi realidad, ésta está siendo más fácil. Estoy modificando mi pensamiento, lo estoy reconstruyendo. Actúo como caja de resonancia de mi propio pensamiento, y tal vez descubra quién está del otro lado: el otro, los demás, los que nos acompañan en nuestro devenir, los que nos miran, esos seres que reciben tus sentimientos, tu obra, que al mismo tiempo se transforma, lo comparte, se enriquece, aprende. . Comienzo a mirar a mi alrededor , me enfrento de nuevo a mi tela en blanco , vuelco manchas de colores y comienza la retroalimentación. Cuando me voy encontrando recién entonces me siento en la silla de enfrente y puedo comenzar mi ayuda profesional de counselor, en un ir y venir en un continuo acto nutricio, facilitando el encuentro del otro consigo mismo, acompañando a descubrir sus emociones, sus padecimientos humanos, y facilitando la emergencia de los míos, tal como hace el espectador de una obra que recibe el resultado creado. Maravilla del encuentro, instantes únicos. Escuchando un ciclo de música clásica en la radio, me conecto con las palabras de un presentador de la cultura “ pareciera que el ser humano necesita conectarse primero con sus monstruos, sus emociones negativas, para luego depurarlas y vencerlas con un acto creativo. El siglo XX signado por tremendas guerras al comienzo del mismo produjo asimismo grandes y maravillosos creadores en todas las artes. Nuestro ser persona también vive por momento grandes guerras interiores, se enfrenta con fantasmas temibles, sufre, se desarmoniza, pero también sale, con su poder constructivo y transformador y se traduce en un verdadero artista de la vida.”El arte es una de las herramientas más poderosas de que dispone el ser humano para conocerse a sí mismo” palabras del ensayista Guillermo Jaim Etcheverry Esta es mi experiencia, mi vivencia como persona, como profesional del counseling, como artista plástica, , voy creando como voy siendo en cada momento, sólo intento ser auténtica. Sólo deseo amar y acompañar desde el ECP, solo deseo seguir siendo juntos. Raquel Finkelstein Counselor