Ética y Conciencia Quirúrgica Definición de conciencia Conciencia, en el uso moderno, término que denota varios factores esenciales en la experiencia moral. Así el reconocimiento y aceptación de un principio de conducta obligada se denomina conciencia. En teología y ética, el término hace referencia al sentido inherente de lo bueno y lo malo en las elecciones morales, al igual que a la satisfacción que sigue a la acción considerada como buena y a la insatisfacción y remordimiento que resulta de una conducta que se considera mala. Definición de la ética Analizando al ser humano en un ámbito social al que corresponde podemos notar que este esta sujeto a un conjunto de normas que rigen el orden de la sociedad al cual pertenece dicho individuo, en ese sentido el ser humano como producto social es un conjunto de conocimientos adquiridos a través de todo el desarrollo no solo de su vida si no que estos conocimientos son la consecuencia del devenir histórico de la sociedad. Todo ser humano que se encuentra sujeto a normas impuestas por la sociedad es un sujeto que pertenece a una determinada cultura y es el conjunto de normas impuestas por la sociedad a la cual se le denomina moral, este termino es muy distante del termino de ética ya que la moral se refiere a todas aquellas normas impuestas por la sociedad y la ética se refiere a la connotación de bien o mal que le entregamos a esas normas, es decir, la ética se refiere a la clasificación e interpretación que demos a las normas sociales. Ética y moral La ética desde el punto de vista filosófico equivale al conocimiento de cómo funciona un carro y se fabrica, que diferencias tecnológicas existen entre las distintas marcas. La moral es praxis, acción, conducta observable. El término de ética proviene del griego “Ethosy”, la acepción más difundida se presenta a partir de Aristóteles y significa: temperamento, carácter, hábito, modo de ser. Ética quirúrgica La ética medica en el ámbito de la disciplina quirúrgica, es parte del manejo integral del enfermo quirúrgico, influida por el carácter del cirujano, por su formación y entrenamiento, y por su sensibilidad para apreciar lo que es correcto. El acto quirúrgico, sin duda, representa una invasión y agresión cruenta al paciente, tal vez una de las formas mas demostrativas de cómo un enfermo puede poner, literalmente, su vida en manos de un médico depositando toda su confianza en él. La cirugía tiene el objetivo supremo de curar, o al menos mejorar al enfermo, con la convicción de que, en un momento dado, es la mejor si no la única opción terapéutica que permite, dentro de lo humanamente posible, ofrecer la eliminación de una patología bajo el sustento de una consciente capacidad profesional y un comportamiento ético. Lo ético no solo debe estar en un acto quirúrgico, ni en lo que sucede en una sala de cirugía, ni siquiera en la cirugía como profesión, lo ético debe estar en toda la vida y conducto del personal quirúrgico, de modo que todos sus actos profesionales y no profesionales sean éticamente validos, desde el estudio del paciente, la realización de estudios de apoyo al diagnostico, la información al paciente, la obtención del consentimiento el acto quirúrgico los cuidados postoperatorios etc. En la cirugía por la clara sucesión de causas (patología quirúrgica) y efectos (actos quirúrgicos), por la definitiva invasión física y real por el cirujano sobre el cuerpo de un enfermo, es donde la relación médico-paciente adquiere dimensiones de gran impacto. El profesional de Sala de Operaciones no trata solo cuerpos humanos trata pacientes que son seres humanos, quienes recurren al hospital y aceptan ser intervenidos quirúrgicamente porque están padeciendo, sintiendo, imaginando, sufriendo e incluso llegan con miedo y tristeza por algo que amenaza su integridad. Tienen limitaciones e impotencias por las que buscan ayuda, la que el profesional de salud debe estar presto a proporcionar. Dicha ayuda debe ser prestada con actitudes y decisiones de profundo significado ético. La conducta ética en el quirófano implica poner el bienestar del paciente por sobre todas las cosas y siempre escoger medidas que favorecen la seguridad del paciente. El paciente quirúrgico Los seres humanos tenemos un ciclo vital: nacemos, crecemos, nos relacionamos con otros, tenemos un trabajo, formamos una familia, envejecemos y finalmente morimos. Este se altera cuando aparece una enfermedad que amenaza la vida. La enfermedad o la alteración de la salud tienen connotaciones psicológicas importantes, que de una u otra forma tienen impacto sobre la respuesta y evolución a los tratamientos instaurados ya sean estos médicos o quirúrgicos. Una condición patológica intensa o prolongada desorganiza el aparato psíquico, amenaza la integración mente-cuerpo, afecta la capacidad de desear y la actividad de pensar. Las enfermedades son sentidas por el hombre como una prueba y se constituyen en amenazas para el cuerpo físico. El paciente por ser un humano, es inteligente y libre, corporal, social y espiritual; no es solamente un mecanismo biológico compuesto de tejidos, órganos y sistemas. Así el paciente, dueño del cuerpo sobre el cual el médico interviene, percibe lo que le sucede desde la totalidad de su ser; la atención que se le otorgue debe contemplar la diversidad de sus necesidades biológicas, psicológicas, sociales y espirituales (de carácter ético y religioso); la atención entonces deberá tener en cuenta estos factores que provienen, no tanto del cuerpo enfermo sino del sujeto que sufre la enfermedad. Aspectos psicológicos del paciente quirúrgico Las necesidades emocionales del paciente estarían determinadas por su capacidad de adaptarse a las situaciones que le representen peligro, de adaptarse al riesgo que la cirugía represente y enfrentarse a temores y ansiedades asociadas con acontecimientos de su historia. La enfermedad y el proceso quirúrgico, leve o grave, trae consigo una serie de pérdidas: intimidad, autodeterminación, rutina diaria compañía, confort de hogar, imagen corporal. Se da un efecto de dificultad en cualquiera de las distintas etapas de la experiencia quirúrgica, desde el momento de la indicación de la operación hasta cada alternativa del proceso. Temores más habituales Pérdida del control, asociada principalmente con la anestesia. Los pacientes pueden preocuparse por sus acciones mientras se encuentran bajo sus efectos, pérdida de intimidad, dependencia total hasta para las funciones más básicas, etc. El temor a lo desconocido, consecuencia de la incertidumbre del resultado quirúrgico o por falta de experiencia previa. El temor a la anestesia, incluyendo reacciones a la inducción, situaciones de emergencia médica o de “despertar” intraoperatorio. A menudo suele estar relacionado con los dos casos anteriores. Dormirse y ya no despertarse. El temor al dolor o a la analgesia postoperatoria, inadecuada y a los efectos secundarios como nauseas y vómitos postoperatorios. Temor a la muerte, lo cual constituye un miedo “legitimo”, ya que ninguna operación ofrece, a pesar de los avances anestésico/quirúrgicos de hoy en día, una seguridad. Temor a la separación del grupo de apoyo usual, como del esposo, familia, siendo atendido por extraños durante gran parte de este periodo altamente estresante. Temor a la alteración de los patrones de vida, ya que el ingreso hospitalario y procedimiento quirúrgico interfiere con las actividades personales, familiares, laborales y sociales. Temor a la mutilación, o pérdida de parte del cuerpo. La cirugía interrumpe la integridad corporal y amenaza a su imagen. Otras preocupaciones son fuente también de ansiedad preoperatorio y están ligadas a la aceptación de la realidad del cuerpo que se lo percibe vulnerable y mortal; así como la posibilidad de daños en la imagen corporal como consecuencia de la cicatriz que queda como marca. El impacto emocional puede variar de acuerdo al carácter de la cirugía, si está es reparadora y mutilante. Aunque se tenga la seguridad de la finalidad curativa de la cirugía, sin embargo, se vive el proceso como de amenaza a la integridad física y por eso se dan con frecuencia también los temores de fragmentación corporal. Surgen fantasías y temores relacionados al órgano que va a ser intervenido, pues éste tiene un significado que puede estar ligado a la funcionalidad o a otras capacidades, por ejemplo, en cuanto compromete la identidad del paciente. La pérdida de la autonomía y funcionalidad y, en ocasiones, la excesiva pasividad del proceso son otras de las circunstancias que dan motivos a malestar. El ambiente hospitalario frío y ajeno, lleno de ruidos extraños que marcan cada pulsación del cuerpo o diferentes funciones orgánicas son factores que producen ansiedad y que recuerdan constantemente la enfermedad. Por ello y para evitar frases como “yo esto lo sabia, ya me imaginaba, ¿y ahora qué será de mí?”, “no doctor, no me operaré, tengo miedo de morir, de no despertarme, de que me pase algo durante la operación”. Es importante y resulta beneficioso indagar con tacto los temores y las preocupaciones, que por lo general no son de fácil relato, solo se logran conocer cuando se ofrece un espacio para ello. Así como contar con el consentimiento del paciente para el procedimiento que se va a realizar. El valor que da la información y al consentimiento por parte del paciente tiende a resaltar si autonomía y su capacidad para resolver y decidir sobre su futuro y sobre los tratamientos que recibirá. Se evita el paternalismo médico que en ocasiones es autoritario y hasta omnipotente. Con respecto a la información, es frecuente que como el paciente está presionado por malas noticias y por una realidad amenazante, sus mecanismos psicológicos de defensa le impidan que escuche o que comprenda la información. Necesidades del paciente quirúrgico Todo paciente quirúrgico tiene necesidades como: 1. La aceptación: la describen como: “… una forma inicial de crear un entorno terapéutico al aceptar al enfermo como un individuo con necesidades, con características propias y que deben ser aceptadas ante su derecho de respetar al enfermo”. 2. Interés comprende: “… la genuinidad del profesional de enfermería al manifestare su deseo de ayudar al enfermo” 3. El respeto es: “…la aceptación incondicional” 4. La honestidad es: “…Dar información adecuada suficiente y oportuna a la persona, familia y comunidad de acuerdo con sus necesidades, solicitud y capacidad de comprensión” 5. La asistencia, constituye la esencia del cuidado de enfermería en el radican la protección de la vida humana, lo que se convierte en el centro de la reflexión, el objeto del conocimiento del saber y del quehacer del profesional de enfermería. 6. El permiso: es el consentimiento para la intervención. 7. La seguridad significa que: “… el enfermo se siente confiado y con garantía de su protección física, así como su protección emocional”. 8. La concreción: “la precisión y claridad con que se expresa el profesional de la cirugía hacia el enfermo”. * Tomarles la mano representa alivio* El compromiso del instrumentalista quirúrgico con el paciente y el equipo tratante “Al quirófano vamos confiados, puesta siempre la fe en nuestro Dios para poder cumplir con el indefenso, que en nosotros confió. Atrás suele quedar la familia, la fatiga y el propio dolor. Sólo importa que la cirugía salga airosa de aquella misión”. HIMNO DE LOS IQ Introducción El diccionario define la palabra compromiso como “una obligación contraída, palabra dada, fe entregada”, o como “un convenio moral por el cuál un individuo se adscribe a una ideología”. Por lo tanto, no existe ningún contrato escrito de por medio; tan sólo es la palabra, la fe, lo que se entrega. Es importante entender el concepto actual de paciente como un cliente quirúrgico, o usuario, como se le suele denominar, que tiene derechos como tal, porque paga por un servicio, de modo que si encuentra algo erróneo en el acto tiene pleno derecho a establecer una demanda o querella, ya que está pagando por dicho servicio, lo que nos obliga a tener mucho cuidado y cautela en lo que hacemos, para no ser parte de un problema que puede tener graves y lamentables consecuencias. El compromiso ético-quirúrgico con el paciente Este compromiso implica cuatro conceptos fundamentales: Humanización Honestidad Vocación Capacitación Y que incluyen: 1. Protección física contra: Quemaduras Caídas Tiempo perdido Agentes anestésicos Técnica aséptica 2. Protección emocional Psicológica Dignidad Medio ambiente Ansiedad y miedo La humanización se entiende como el ideal de entregar una atención personalizada al paciente, que se plantea como un ideal, pero que no es imposible. Para esto es importante saludar e identificarse frente al paciente, todo esto dentro del recinto quirúrgico, instantes antes de que se inicie la intervención, momento en que es posible preguntarle su nombre, ganar su confianza, preguntarle de que parte se va a operar, etc., mostrando, ante todo, un gran respeto ante él. Hoy en día, este aspecto se ha perdido un poco. Los celulares no dejan de sonar dentro de pabellón, el tránsito de personal es muy alto y se escuchan gritos entre ellos, cosas que sin duda desconciertan al paciente. La honestidad debe unirse a la confianza y la modestia. La confianza parte del mismo momento en que se realiza el lavado quirúrgico, momento en que se aplica todo el concepto de esterilización; la modestia en cambio, se refiere a que siempre podemos y tenemos que aprender de los demás, como así también, los demás de nosotros. Claro está que en este importante proceso tiene que imperar el respeto por los demás y la denominación del orgullo propio, para así poder aprender de nuestros pares. La capacitación se refiere a la necesidad de estar siempre informándose, actualizándose, adoptando nuevas técnicas, conociendo a fondo los equipos nuevos que se implementan en los pabellones día a día, etc. Apoyo emocional Está demostrado que el estado emocional del paciente durante el preoperatorio va a influir en la cantidad de analgésicos que va a necesitar más tarde, en la presencia de vómitos… Proporcionar una información que disipe sus temores, dudas, miedos o angustia, va a favorecer en su cooperación en la intervención y en el postoperatorio. Compromiso ético con el equipo quirúrgico La ética, en este caso, se manifiesta con el profesionalismo y el respeto en el ambiente laboral, en el momento del acto quirúrgico. El profesionalismo se refiere a que antes de la intervención, todos nuestros quehaceres estén debidamente realizados, y por otra parte, es respeto y la manutención de un correcto ambiente laboral tienen que estar siempre presentes. Este respeto debe extenderse a todos los participantes del acto y a todos los presentes dentro del pabellón; todo esto logrará el tan ansiado buen ambiente laboral. El profesionalismo se entiende como que el instrumentista quirúrgico debe prever con anticipación los actos quirúrgicos del siguiente modo: preparando el instrumental y todos los implementos a usar mucho antes de la cirugía. Por ello se habla de respeto a los tiempos de llegada, y con cumplir las otras normas al respecto. Por eso se dice que el instrumentista quirúrgico cumple funciones antes, durante y después del acto quirúrgico. Respecto al respeto, nosotros no podemos ponernos a discutir con nuestro cirujano, tratando de mantener la disciplina, de modo que se mantenga la empatía con el equipo quirúrgico. Recordemos que el pabellón en sí posee un ambiente tenso, lleno de estrés, pero si con los consejos aquí descritos logramos bajar dicho nivel de tensión, lograremos un óptimo ambiente para trabajar, cosa que irá en directo beneficio del éxito de la operación. Nosotros como instrumentistas somos responsables de esto, nunca lo olvidemos. El compromiso quirúrgico del instrumentista para con el cirujano incluye: Inspección de mater4ial, recuento de éste y funcionamiento del equipo. Todo esto, idealmente debería hacerse frente a una enfermera, o frente al personal del pabellón para que todo quede constatado. Los equipos también tienen que ser revisados y saber como funcionan. Luego debemos tener la habilidad y la destreza para hacer las consultas, para ser a la vez consultadas, y así tener el tan necesario dominio de la tarea, facilidad de la ejecución y la eficiencia requerida. Nunca olvidemos la responsabilidad que tenemos respecto al equipo quirúrgico. La asepsia y antisepsia, y por ultimo la ética. La responsabilidad frente al equipo como instrumentista hoy en día nos atañe mucho más ahora que en las décadas anteriores. Y esta puede tener consecuencias legales y penales, ya que existen las figuras de negligencia, olvido, etc., a los cuales no estamos ajenos, y que debemos evitar a toda costa. ¿Cómo respondemos a nuestro equipo si no tuvimos la ética de decir me faltó una gasa? Lo importante es ser siempre honestos, y confesar nuestras faltas a tiempo. Nunca olvidemos que también el manejo de la asepsia y antisepsia dependen exclusivamente del instrumentista quirúrgico. Desde el minuto que comienza nuestro lavado de manos comienzan todos los factores y elementos que aquí hemos sucintamente mencionado: la profesionalidad, es respeto, la honestidad, etc. Cuando hacemos estos procedimientos nadie nos observa, nadie nos controla, tan solo trabaja nuestra propia conciencia, y el resto del equipo, además del paciente, confía en nuestra honestidad y ética. En nosotros, por lo tanto se deposita una gran confianza que no debe ser traicionada. Como conclusión podríamos agregar que hoy en día, enfrentar una mesa instrumental es un gran compromiso moral, vocacional y judicial. No estamos solos, hay un paciente detrás, que nos puede demandar, y por ello los instrumentistas quirúrgicos deben estar muy atentos en ver lo que se está haciendo, prestar mucho oído para escuchar el cirujano qué es lo que desea, y mucho cerebro para entender y comprender qué es lo que el cirujano quiera que entendamos. Situaciones que debilitan la conciencia y ética quirúrgica La apatía en el equipo. Estrés, fatiga, mala salud. Problemas personales. Ética y derecho penal Se comete delito en las siguientes condiciones: 1. 2. 3. 4. 5. Omisión: Negligente: Imprudencia: Dolo: Preterintención: no hacer, descuido dejar de hacer, falta de aplicación, falta de responsabilidad. acción temeraria, inexcusable, punible. engaño intencional, fraude, simulación. causa un mal superior al planeado.