El retrato de Carlota; Ana Alcolea

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Carlota es la primera vez que viajaba sola en avión, estaba muy nerviosa, asÃ- que se puso a hablar con la
señora que tenia al lado hasta que se dio cuenta que era extranjera y que encima se habÃ-a dormido. Se puso
a leer el libro que su madre le habÃ-a regalado. Cuando el avión aterrizo en Venecia, vio a Ãngela, era
rubia y llevaba el pelo recogido. TenÃ-a grandes ojos castaños y unos treinta y cinco años aunque no los
aparentaba.
AllÃ- en Venecia Carlota se iba a dar cuenta de que era una niña muy tonta, e iba a vivir experiencias
inolvidables.
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La casa de la tÃ-a Ãngela, era algo extraña para Carlota. Antiguamente formaba parte de un palacio
veneciano. En la planta principal estaba la cocina, el recibidor, el comedor, con una mesa alargada. El salón
estaba lleno de objetos de diferentes épocas y paÃ-ses, también habÃ-a un gran piano de cola negra que
ocupaba parte de la estancia. No habÃ-a casi un centÃ-metro de pared que no estuviera tapado por un cuadro,
por una máscara o por un espejo veneciano.
En la segunda planta estaban los dormitorios y desde allÃ- se subÃ-a al ático, q era el rincón secreto de
Ãngela.
En la pared del descansillo habÃ-a un cuadro que desde el primer momento le llamo mucho la atención a
Carlota. La mujer del cuadro se apoyaba en un gran piano de cola, era el del salón. Era rubia como Ãngela
y llevaba un extraño collar colgado del cuello.
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A la mañana siguiente Ãngela le enseño el jardÃ-n a carlota, estuvieron ablando un rato, hasta que
carlota le pregunto si la señora del cuadro era su bisabuela, Ãngela sorprendida por el descubrimiento de
carlota le pregunto que como habÃ-a descubierto, Carlota le contesto, que le habÃ-a parecido verla en algunas
fotos de casa, y que se parecÃ-a mucho a ella. Ãngela le contó que su muerte fue un tanto extraña, carlota
quiso seguir preguntando pero en ese momento llego un vecino, asÃ- que se acabo la conversación.
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Ãngela siempre llevaba colgado del cuello un extraño medallón; Carlota al darse cuenta que nunca se
separaba de el, le pregunto que era ese medallón, Ãngela tras hacerse de rogar le dijo a carlota que se lo
habÃ-a regalado un amigo de Ãfrica y que era una muela de leopardo. Carlota no se quedó satisfecha y
siguió preguntando pero Ãngela se negaba a contestar cualquier pregunta.
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La bisabuela también llevaba un collar muy extraño, Carlota no lo veÃ-a bien desde abajo asÃ- que
cogió una silla y una lupa, y se puso a observar detenidamente el collar.
Las perlas eran extrañasCarlota no habÃ-a visto ningunas como esas.
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Carlota llevaba unos dos dÃ-as encerrada en casa desde su llegada a Venecia, la veÃ-a una ciudad pequeña,
y pensó que no se podrÃ-a perder, asÃ- que se fue a dar una vuelta. Llegó a una plaza donde habÃ-a una
gran estatua, de la cual habÃ-a oÃ-do hablar en sociales. Cuando se retiraba mirando la estatua chocó con un
chico, con tan mala suerte de que se le cayeran todos los papeles al suelo, el chico pidió ayuda y le dijo q
mirara por donde pasaba, y se fue corriendo porque tenia mucha prisa.
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A Carlota le hubiera gustado aprender a tocar el piano, pero no pudo. Ãngela le contó que cuando era
niña su madre quiso que ella y su hermana (la madre de Carlota).
Ãngela le dijo a Carlota que un par de dÃ-as a la semana iba un joven a tocar el piano, decÃ-a que tenÃ-a un
sonido muy particular y que no hay otro como ese. El joven se llamaba Ferrando y tenÃ-a más o menos la
edad de Carlota.
Ãngela y Carlota comenzaron a hablar de la bisabuela, tema que a Carlota le encantaba.
Carlota dijo que le encantarÃ-a parecerse a su bisabuela, Ãngela le dijo que habÃ-a algo en lo que eran
iguales, y es que las dos se llamaban Carlota
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Al dÃ-a siguiente, sobre las cinco y media sonó el timbre, era Ferrando que iba a tocar el piano. Ãngela
llamo a Carlota para presentárselo, cuando bajó por los escalones se quedo emparrada mirando el retrato de
la bisabuela porque pensaba que el jarrón era diferente, que no era el mismo, y se calló, con tan mala suerte
de caer encima de Ferrando. Cuando lo vio se dio cuenta que era el mismo con el que se habÃ-a tropezado en
la plaza, menos mal que no se habÃ-a fijado en la cara. Ferrando le contó a Carlota que tocaba el violÃ-n y
que preferÃ-a dejarlo en casa porque el ultimo dÃ-a por poco una niña lo rompe. Ferrando le dijo a Ãngela
que le habÃ-a escrito una canción, pero cuando se chocó con aquella niña se le mojó, aunque pudo
recuperarla. Cuando acabó de tocarla Carlota pensó que era algo muy desagradable, pero claro ella no
sabÃ-a nada de música, Ãngela dijo que era preciosa. A Carlota por poco se le escapa que era ella la de la
plaza, pero con suerte Ãngela la salvó.
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Al dÃ-a siguiente Ferrando fue otra vez a casa de Ãngela para ensayar con el piano, ya que tenÃ-a un
examen en el conservatorio. A la tÃ-a Ãngela le llegó una inspiración asÃ- que nos dejo en el salón y
ella se fue a su rincón a escribir, Carlota preparo un chocolate caliente para ella y para Ferrando. Cuando
Ferrando acabó de tocar el y Carlota estuvieron hablando un rato, y fue cuando ella se dio cuenta que estaba
enamorada. Escucharon un grito de la tÃ-a Ãngela y los dos corrieron a ver que pasaba, estaba tirada en el
suelo y muy pálida, tenÃ-a entre las manos unos pétalos de rosa secos. Ferrando y Carlota no entendieron
nada hasta que les dijo q miraran el retrato de la bisabuela, no habÃ-a flores en el jarrón, ninguno de los tres
se explicaba que podÃ-a haber pasado. Ãngela le contó a Carlota que la habitación donde ella dormÃ-a
era la de la abuela, Carlota se sobresalto muchÃ-simo y no se lo podÃ-a creer, cuando volvió a mirar el
retrato, tampoco estaba el collar, Carlota no sabia que hacer estaba muy nerviosa, sin embargo Ãngela y
Ferrando estaban mas relajados.
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Por la noche Carlota no se podÃ-a dormir pensando en que allÃ- mismo habÃ-a muerto su abuela, giró de
un lado al otro, vio la cómoda y encima el joyero de la abuela, se le ocurrió ir a mirarlo pero no vio nada, lo
cerro y cuando lo volvió abrir habÃ-a una cuenta, era como las del collar del retrato, estaba segura, pero no
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querÃ-a pensar que las flores y el collar estaban relacionadas con la misteriosa muerte de su bisabuela. Cerró
los ojos muy fuertes y pensó que al dÃ-a siguiente se la darÃ-a a Ãngela.
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A la mañana siguiente Carlota le preguntó a Ãngela por el collar, esta le contestó que habÃ-an estado
buscándolo por toda la casa, y que no habÃ-an encontrado nada de nada, entonces Carlota sacó la cuenta
del collar, y Ãngela no sabia que decir.
Ãngela insistÃ-a que era el fantasma de Carlota que les estaba mandando señales para descubrir su
misteriosa muerte, aunque Carlota no querÃ-a creérselo.
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Una tarde Carlota subió a ver Ãngela que estaba en el torreón. Era más grande de lo que parecÃ-a, con
muchÃ-simos libros y figuritas raras. Comenzaron a hablar de todo lo que estaba pasando y Ãngela le dijo
que tendrÃ-a que resolver el misterio junto con Ferrando, porque ella estaba muy ocupada escribiendo su
libro.
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El carnaval se acercaba y Carlota estaba segura que ella no se iba a disfrazar, desde pequeña en el colegio
no le habÃ-a gustado y ahora no iba a ser la primera vez. Ãngela llegó con el vestido que se iba a poner
ella, pero no se lo enseñó. Después bajó una gran caja roja donde estaba el vestido que se tenÃ-a que
poner Carlota, y sacó un bonito vestido rojo, con su capa, su capucha y su antifaz, solo faltaba el collar
Carlota habÃ-a cambiado completamente de idea, el vestido le encantaba, y ahora estaba segura que se lo iba
a poner, además era el vestido que se ponÃ-a la bisabuela.
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Por la tarde estaban sentadas las dos en el salón y a Carlota le apeteció una taza de chocolate; cuando se
dirigÃ-a a la cocina se fijó en la vitrina q tenia su tÃ-a con una taza preciosa, con los bordes dorados y que
tenÃ-a los mismos mosaicos que estaban en el techo. Ãngela le ofreció que se lo tomara ahÃ- en esa taza,
Carlota no sabia que responder asÃ- que ella y Ãngela fueron a limpiarla, cuando se dieron cuenta que
dentro habÃ-a algo. Ãngela lo cogió cuidadosamente y vieron que era una cuenta del collar de la bisabuela.
Las dos estaban desconcertadas, asÃ- q Ãngela volvió a decir q seria otra pista de Carlota, Carlota seguÃ-a
sin dar crédito a lo que pasaba asÃ- que cogió su taza y se fue a tomar el chocolate.
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Una tarde Carlota subió a preguntarle a Ãngela que donde tomaba el chocolate Carlota, Ãngela le
contesto con una sonrisa y le dijo q llamara a Ferrando que irÃ-an a verlo. Era el café Florián. Cuando
llegaron Carlota vio que era muy elegante, y entraron. Dentro en las paredes estaban pintadas las mismas
musas de la taza que estaba en casa, pero no se pudieron sentar ahÃ-, se sentaron en otra sala que estaba llena
de cristales, Carlota se quedó mirándolos y le pareció ver a la bisabuela con el traje de carnaval, asustada
salió corriendo por la puerta, se tranquilizó y volvió a entrar. Ãngela y Ferrando extrañados le
preguntaron que le habÃ-a pasado y le dijeron q estaba en los carnavales de Venecia, que nada de lo q pasaba
era normal, Carlota estaba empezando a asumir que nada era normal.
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Cuando volvÃ-an a casa un grupo de disfrazados rodeó a Carlota, pero Ãngela y Ferrando estaban tan
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distraÃ-dos hablando de música q ni se enteraron. Carlota no sabia por donde ir ni que hacer, vio un hombre
mayor y decidió ir a preguntarle, el hombre al principio no le respondÃ-a nada claro, pero al final le dijo q el
también iba cerca de donde ella querÃ-a ir asÃ- que le dijo q la siguiera. Los dos iban caminando cuando
de repente se apareció Ferrando corriendo, vio q el hombre que acompañaba a Carlota era su profesor de
piano, el anciano al enterarse que era la sobrina de Ãngela le contó que eran muy amigos y también
habÃ-a conocido a su bisabuela. El anciano se fue y Ferrando y Carlota siguieron caminando. Pasaron por un
puente y un gondolero dijo algunas palabras en veneciano, y Ferrando le dijo a Carlota que el gondolero le
habÃ-a dicho que porque no abrazaba a esa chica tan guapa que era un tonto, Carlota estaba deseando que
pasara eso, y cuando Ferrando se disponÃ-a ha acercarla hacia el, otro grupo de gente disfrazada los volvió a
rodear, Carlota empezaba a estar harta del carnaval, asÃ-que volvieron a casa rápidamente.
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Por la noche, Carlota ya muy cansada decidió subir a descansar un rato a su habitación.
Empezó a pensar todo lo que le habÃ-a pasado, y recordó que habÃ-a visto el vestido, asÃ- que lo sacó y
se lo probó cuando llegó a la peluca algo le molestaba detrás, lo cortó con las tijeras y empezaron a caer
bolas de cristal, como las del collar. Entonces se colocó la mascara y se miró al espejo, pensó que en el
espejo tenia que haber algo, asÃ- que lo cogió lo puso en la cama y le dio la vuelta. En la esquina inferior
habÃ-a un pequeño compartimento, en el cual habÃ-a mas cuentas de cristal. Ãngela y Ferrando cansados
de llamarla y que no contestara subieron, y vieron todo lo que habÃ-a descubierto, detrás del cuadro estaba
la empresa que lo habÃ-a echo y decidieron ir al dÃ-a siguiente Carlota y Ferrando a visitarla.
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Por la mañana Carlota se despertó muy pronto porque tenÃ-a que ir a la isla de Murano a visitar la fabrica
de Moretti. Cuando bajó a desayunar, Ãngela le dio el jarabe de rosas que ella misma hacia, porque no les
quedaba leche. Carlota le pregunto que de donde la habÃ-a sacado y que como se hacia. Ãngela como casi
siempre se tocaba el medallón que nunca se quitaba, Ãngela fue a buscar el libro donde la encontró, que
era de Carlota, pero no lo encontró, y en ese momento sonó el timbre, seguro que era Ferrando que llegaba
puntual.
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No tardaron mucho en salir de casa. Fueron caminando por Venecia hasta llegar, donde cogÃ-an el vaporetto.
Ferrando dejó que se pusiera Carlota en el lado de la ventana para poder ver las maravillosas vistas. Carlota
sintió que se estaba mareando, y que iba a vomitar, asÃ- que se salió corriendo y vomito fuera del
vaporetto, Ferrando salio corriendo para ver que le habÃ-a pasado, Carlota no le dijo que habÃ-a vomitado,
pero como habÃ-a mucha humedad, se metieron dentro y se sentaron los dos abrazados, hasta que llegaron a
la isla.
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Cando llegaron a la isla de Murano no sabÃ-an que hacer, donde ir. Pero vieron un cartel que ponÃ-a:
Moretti, maestro del cristal, pero claro era domingo y estaba todo cerrado, llamaron a la puerta y salió una
señora que les indico donde estaba la casa del señor Moretti. Cuando llegaron la puerta se abrió sola, y al
ver que no habÃ-a nadie se presentaron. El señor Moretti estaba en su despacho y les hico pasar enseguida
cuando se entero que llevaban un antiguo collar. Le explicaron parte de la historia y el señor Marcelo
Moretti buscó los informes sobre el collar que seguro que su padre tenÃ-a guardados. Les comunicó que
faltaba la pieza más grande y el broche, que efectivamente tenÃ-a un pequeño tornillo de bronce, y que
este habÃ-a podido causar la muerte de bisabuela, ya que cuando se oxidaba crecÃ-a moho venenoso.
También les dijo que quien lo habÃ-a pagado habÃ-a sido el señor Arnolfi, el padre del maestro de
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Ferrando, el mismo que habÃ-a acompañado a Carlota.
Carlota y Ferrando salieron de la casa y fuera habÃ-a mucha niebla.
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Cuando fueron a coger el vaporetto para volver a casa, se dieron cuenta de que lo habÃ-an perdido, asÃ- que
fueron a dar vueltas por Murano. Carlota decidió que era el momento perfecto para contarle Ferrando lo de la
plaza, cuando se lo contó Ferrando se echó a reÃ-r y pensó que era una gran coincidencia. Ferrando
también querÃ-a decirle algo a Carlota, y justo cuando estaban frente a frente se besaron, cosa que Carlota
estaba deseando. Enseguida llegó el vaporetto y dentro la volvió a besar.
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Le contaron lo que habÃ-an descubierto a Ãngela, y les dijo que fueran a ver al señor Arnolfi. Fueron por
la tarde a su casa, que era un antiguo palacio.
Cuando le enseñaron a Arnolfi las cuentas del collar se puso muy nervioso y les empezó a contar toda la
historia.
El padre del señor Arnolfi y Carlota habÃ-an estado enamorados desde pequeños pero se casaron con
otras personas y tuvieron hijos, aunque se seguÃ-an viendo a escondidas.
Una tarde el señor Anolfi mandado por su padre fue a llevarle flores a Carlota, habÃ-a una nota en la cuál
ponÃ-a: a las 5 en el Florián Arnolfi fue a la hora que habÃ-an quedado su padre y Carlota, se sentó donde
los podÃ-a ver bien, vio que estaban hablando, y que cuando carlota se despisto su padre le echó algo en el
vaso, Arnolfi asustado por lo que pudiera ser eso se fue a casa.
Mas tarde fue a casa de Carlota a ver si estaba bien, pero no estaba con fiebre y mareos, la acompañó a la
cama, fue a avisar a un medico y cuando le subió un vaso de agua, se dio cuenta que estaba muerta. Arnolfi
asustado fue a quitarle el collar que le habÃ-a regalado su padre, y se rompió; las recogió y las metió en el
compartimento del cuadro y en el piano. Cuando llegó el medico vio que tenia el pequeño agujero en el
cuello del broche y dijo que habÃ-a muerto por eso, Arnolfi tenia en el bolsillo guardados el broche y la
cuenta grande.
Cuando el señor Arnolfi acabo de contarles la historia estaban con la boca abierta.
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Ferrando y Carlota siguieron preguntándole a Arnolfi, les contó que el broche lo tiro al canal que las bolas
desaparecieron del piano, y que la grande estaba en una caja del violÃ-n de Ferrando. Arnolfi habÃ-a ido a
buscar las bolas, pero nunca las habÃ-a encontrado, por eso cuando las vio se quedó tan sorprendido.
Arnolfi les dijo que lo mejor seria que hablaran con Ãngela.
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A la mañana siguiente Ferrando fue a casa, y Ãngela llamó a Carlota. Comenzaron a contarle a Ãngela
todo lo del señor Arnolfi, entonces Carlota acuso a Ãngela de haber sido ella la causante de todo, Ãngela
comenzó a contar que tenia que hacer algo para tener a Carlota entretenida mientras ella acababa su novela.
El cambio en los cuadros, era simplemente que habÃ-a dos cuadros, las cuentas de cristal las encontraron
Ãngela y la madre de carlota de pequeñas jugando, y ahora Ãngela las habÃ-a distribuido asÃ- aposta.
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Carlota no sabÃ-a como sentirse, acababa de vivir una aventura muy emocionante.
El señor Arnolfi le envió un libro a Carlota, el libro que habÃ-a estado buscando Ãngela.
Ahora ya tenÃ-an todas las cuentas del collar, asÃ- que Carlota mando a Ferrando a Murano a raparlo,
mientras ella se preparaba para el martes de carnaval.
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Por la mañana Carlota y Ãngela se prepararon, a Carlota le llegó el collar ya arreglado y se lo puso. Al
poco tiempo llegó Ferrando, y se fueron los dos a dar una vuelta por Venecia. Mas tarde habÃ-a quedado
con el señor Moretti y Ãngela en el Florián.
En el café Florián Carlota y Ferrando presentaron a Ãngela y a Moretti y se fueron rápido, a Carlota
solo le quedaba un dÃ-a y lo querÃ-a pasar con el.
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Ferrando y Carlota se habÃ-an despedido por la noche, y Ãngela le llevo al aeropuerto antes de irse le dio un
paquete donde estaba la novela que Ãngela habÃ-a escrito, le dijo que sin querer le habÃ-a ayudado
muchÃ-simo a escribirla, que ella la habÃ-a escrito y Carlota la habÃ-a vivido. Se dieron un fuerte abrazo y
Carlota se subió al avión.
Una vez arriba lo abrió y vio que se llamaba El retrato de Carlota lo ojeó un poco y vio que estaba todo lo
que le habÃ-a pasado durante esa semana.
OPINIÓN PERSONAL
El libro me ha gustado, y me ha parecido muy interesante, porque toda la novela esta intrigante, y no sabes
que va a pasar después. Para mi es una de esas novelas, que cuando empiezas no puedes parar de leer y
cuando paras, solo piensas el porque de las cosas, y no te la puedes quitar de la cabeza.
Me ha parecido muy bonita la historia de Carlota y Ferrando, dos jóvenes que por casualidad se encuentran y
acaban enamorándose.
Me ha gustado la idea de Ãngela de preparar todo eso para poder acabar la novela, y al final gracias a
Carlota la ha terminado.
La forma de narrarlo todo es muy personal, y la forma en que describe Venecia, sus canales y los palacios,
ami me entraban ganas de trasladarme allÃ- y poder vivir todo lo que estaba viviendo Carlota. En resumen no
me importarÃ-a volver a leerla dentro de unos años.
DESCRIPCIÓN DE LOS PERSONAJES.
Carlota: Es una niña de 15 años que va a cuarto de ESO, es muy realista, y hasta que llega a Venecia no
aprende a dejar llevar su imaginación.
Ãngela: Es una chica de unos 35 años aunque no los aparenta, rubia con grandes ojos. Es una escritora de
novelas bastante conocida.
Ferrando: Es un chico de Venecia, de unos 16 años. Con el pelo de melenita y rizado. Es todo un fanático
de la música y toca muy bien el piano y el violÃ-n.
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