Métodos de control de las garrapatas

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Métodos de control de las garrapatas
Ana L. García Pérez (1), Marta Barral (2)
Publicado en Ovis, 1999,65
(1) Dra. en Veterinaria. Investigadora del Instituto Vasco de Investigación y Desarrollo
Agrario (NEIKER).
(2) Dra. en Veterinaria. Técnico del Instituto Vasco de Investigación y Desarrollo Agrario
(NEIKER).
Instituto Vasco de Investigación y Desarrollo Agrario (NEIKER)Berreaga 1. 48160 Derio
(Bizkaia). Tf. 94 4522295 Fax. 94 4522335 E-mail: [email protected]
RESUMEN
El control de las garrapatas y de las enfermedades que éstas transmiten es un campo
extremadamente difícil. La aplicación de acaricidas es la medida de uso más habitual para el
control profiláctico y terapéutico de estos ectoparásitos, aunque presenta ciertos
inconvenientes, como la selección de cepas resistentes de garrapatas, la aparición de
residuos químicos en la carne y leche o la contaminación del medio ambiente resultante del
uso de estos fármacos. Es importante, y de cara al futuro, pensar en el concepto de lucha
integrada que se basa en sistemas de gestión específicos que recurren a numerosas
tecnologías e integran tanto moléculas, formulaciones químicas, nuevos métodos de
aplicación, lucha biológica y mecánica, control inmunológico y genético, entre otros, evitando
los inconvenientes citados y procurando el beneficio económico para el productor. No se
excluye la utilización de los productos químicos, pero se tienen en cuenta todos los posibles
sistemas de lucha.
Hoy por hoy el control de las garrapatas se basa casi exclusivamente en la aplicación de
insecticidas. Sin embargo, la aparición de estirpes de artrópodos resistentes a los
insecticidas, el número limitado de éstos en el mercado, y el impacto medioambiental que
conlleva la utilización de estos compuestos, han sido algunas de las razones que han
impulsado la puesta en marcha de una nueva forma de trabajo, la lucha integrada, que
combina la utilización de diferentes recursos, como la lucha biológica y mecánica, el control
inmunológico y genético, la modificación del habitat, etc.1 aunque, de momento, sólo se ha
empleado a escala muy reducida. En este último capítulo vamos a repasar los principales
compuestos químicos que se utilizan en el control de estos artrópodos (Tabla 1), así como
otros métodos de control alternativos, complementarios, o en fase de investigación.
Tabla I. Algunos compuestos con actividad insecticida y/o acaricida utilizados en ganado
ovino para el control de garrapatas
PRODUCTO
ACTIVO
Conc./dosis
Aplicación
Periodo espera
(3)
COUMAFOS
0,25%
baño,
rociado
aspersión, 21 días
DELTAMETRINA
0,005%
baño,
rociado2
aspersión, 3 días
CIPERMETRINA
0,01%
baño,
rociado2
aspersión, 3 días
PERMETRINA
0,01%
baño,
rociado
aspersión, 3 días
FLUMETRINA1
0,003%
baño,
rociado
aspersión, 3 días
FENCLORFOS + 0,12%+0,13%
DICLORVOS
baño,
rociado
aspersión, 28 días
FOXIM
0,05%
baño,
rociado
aspersión, 28 días
PROPETANFOS
0,03%
baño,
rociado
aspersión, 15 días
DIAZINON
0,02%
baño,
rociado
aspersión, 15 días
DIAZINON
0,03-0,05%
baño,
rociado
aspersión, 28 días
(1) En ciertos paises son taambién productos de elección para el tratamiento de la sarna
psoróptica
(2) También existen formulaciones "pour-on"
(3) Periodo de espera antes de llevar a los animales al matadero
1. CONTROL QUIMICO
Sus ventajas a corto plazo son notables, por lo que su uso no puede ser sustituido por
ningún otro sistema por el momento. La rapidez de sus efectos y la sencillez de su aplicación
son conocidos, pero hay que tener en cuenta el riesgo de toxicidad para el manipulador y
para el propio animal, el coste económico de la aplicación continuada, y la aparición de
resistencias, así como el riesgo de accidentes ecológicos.
Primeramente aparecieron los insecticidas organoclorados, que a pesar de su excelente
eficacia tuvieron que ser sustituidos por otros menos estables en el medio ambiente y de
menor persistencia en los tejidos animales: los organofosforados y carbamatos. En los años
70 se realizó un avance considerable en el desarrollo de piretroides sintéticos competitivos.
Las ventajas de su utilización han sido variadas: alto grado de biodegradabilidad, baja
toxicidad de sus metabolitos y rápida excreción. En la actualidad y como consecuencia de la
aparición de resistencias a estos productos, principalmente a los organofosforados y
piretroides sintéticos, se está experimentando con los llamados insecticidas ‘biorracionales’.
Representan una nueva generación de productos químicos destinados al control de insectos,
y cuya estrategia se basa en un buen conocimiento de aquellos procesos fisiológicos o
mecanismos de comunicación específicos de los insectos, y en la obtención de agentes
capaces de perturbarlos. Así, los análogos de hormonas juveniles y los inhibidores de la
síntesis de quitina (benzoilfenilureas), abren nuevas posibilidades en el control de los
ectoparásitos.
Según su estructura química, a continuación se citan los principales grupos:
1.1. Organoclorados
Fueron los primeros insecticidas sintéticos que se desarrollaron específicamente para
tratamiento del ganado. Se han utilizado ampliamente en todo el mundo, con gran
aceptación debido a su bajo coste y gran eficacia insecticida. Son compuestos altamente
solubles en los lípidos y, debido a su escasa volatilidad, son muy persistentes. Actúan por
contacto, estimulando el sistema nervioso central de los artrópodos, dando lugar a
excitabilidad, incoordinación, parálisis y muerte de éstos 2. Son bastante tóxicos para los
animales, observándose en ocasiones fenómenos de irritabilidad tras su aplicación, debida
probablemente a isómeros irritantes presentes en productos poco purificados. Actualmente,
la utilización de los organoclorados está restringida e incluso penalizada en algunos países,
debido a su gran persistencia y estabilidad en el medio ambiente, y a su acumulación en los
tejidos grasos. En el campo veterinario, los compuestos utilizados han sido toxafeno,
clordano, lindano. En España todavía se sigue comercializando este último para el
tratamiento de ectoparásitos del ganado a falta de restricciones oficiales en su aplicación.
1. 2. Organofosforados
Los insecticidas organofosforados actúan inhibiendo la acción de la colinesterasa a nivel de
los ganglios nerviosos y bloqueando la transmisión nerviosa, causando la parálisis y muerte
del parásito 2 . Son productos de absorción rápida; la mayoría se excretan rápidamente y la
persistencia en tejidos es mínima, ya que, tras el ataque de enzimas, sufren un proceso de
hidrólisis y oxidación en los tejidos del hospedador. La toxicidad de los organofosforados
depende de diversos factores: la raza, edad, especie animal, estado nutricional,
administración simultánea de otros fármacos, etc.3 . Se suele recomendar proteger a los
animales del estrés durante las horas consecutivas al tratamiento. Los compuestos más
utilizados son: diazinón, fentión, malatión, neguvón, coumafós, propetanfós, foxim, fosmet,
etc.
La manipulación de estos productos encierra cierto peligro para el manipulador 4 por lo que
es imprescindible utilizar medidas de protección como guantes y mascarilla, evitando la
inhalación del insecticida o el contacto con la piel. Respecto al impacto ambiental, los peces
son especialmente susceptibles a los organofosforados, por lo que hay que evitar que los
desechos de los baños u otros dispositivos viertan en lugares que encierren riesgo de
contaminación.
1. 3. Carbamatos
Actúan de la misma manera que los organofosforados pero su acción anticolinesterasa es
más fácilmente reversible, por lo que son menos tóxicos. El compuesto más conocido es el
carbaril, pero hasta el momento no se ha utilizado en el tratamiento de garrapatas en
rumiantes.
1. 4. Formamidinas
Las formamidinas actúan inhibiendo la acción de la monoamino oxidasa (MAO), que es una
enzima que metaboliza aminas neurotransmisoras muy abundantes en el sistema nervioso
de garrapatas y de otros ácaros 2 . El amitraz es un insecticida de este grupo especialmente
recomendado para el control de garrapatas, y también es eficaz frente a piojos y algunos
tipos de sarna.
1. 5. Piretroides
A partir de los años 70 se desarrollaron los piretroides sintéticos de segunda y tercera
generación, fotoestables y que han resultado ser muy eficaces y persistentes en el
tratamiento de plagas en animales (cipermetrina, permetrina, etc.). Posteriormente han
surgido compuestos análogos, como el flucitrinato y fenvalerato, que poseen diferencias
notables en sus moléculas (carecen de anillo ciclopropano), pero tienen un modo de acción
similar. Tanto las piretrinas naturales y sintéticas, como sus análogos, son ésteres donde los
componentes alcohol y ácido carboxílico presentan formas isoméricas, de manera que cada
piretroide puede poseer varios isómeros, de distinto nivel de actividad biológica. En general,
los isómeros cis del alcohol 3- fenoxibencil y sus análogos •-ciano sustituidos, son
biológicamente más activos que los isómeros trans. Actúan como insecticidas de contacto,
causando una acción paralizante sobre los insectos 5.
La mayoría de estos productos son relativamente atóxicos para las aves, pero muy tóxicos
para los peces y otros organismos acuáticos. La toxicidad para los mamíferos varía
enormemente con la mezcla de isómeros, formulación y disolvente en que son aplicados. Los
piretroides sintéticos más recientes tienden a presentar una mayor toxicidad en mamíferos,
provocando sensibilización en piel y mucosas. Por ello, los manipuladores deben de
protegerse con mascarilla y guantes durante la aplicación de los productos al ganado.
En ganado ovino son especialmente activos frente a las garrapatas, dando periodos de
persistencia prolongados especialmente si los animales han sido esquilados con anterioridad
6,7 .La cipermetrina al 2.5%, la deltametrina al 1%, y la flumetrina al 1%, han controlado de
forma óptima la parasitación por garrapatas, con excelentes reducciones tras los
tratamientos y con una persistencia del efecto entre 3 y 8 semanas 6,7,8 .En varios de estos
ensayos también se ha conseguido controlar los brotes de enfermedades transmitidas por
garrapatas 6,9 .
1. 6. Macrólidos
Las avermectinas (ivermectina, doramectina) y las milbemicinas (moxidectina) pertenecen al
grupo de las lactonas macrocíclicas o macrólidos y son productos de fermentación de
actinomicetos del género Streptomyces. Son compuestos muy potentes que muestran
actividad sobre un amplio espectro de parásitos internos y externos. No causan muerte
repentina a las garrapatas, ni un desprendimiento inmediato del hospedador, sino que
actúan interrumpiendo su proceso de alimentación, muda y reproducción 10 . En el ganado
vacuno se ha comprobado su eficacia en la especie de un único hospedador Boophilus
microplus, observándose que tratamientos continuados impiden la alimentación de las
hembras y por consiguiente su reproducción, obteniendo reducciones significativas de las
poblaciones de ixódidos en el medio ambiente. Sin embargo, sobre las especies de ixódidos
de dos y tres hospedadores que afectan al ganado ovino de nuestro país no se ha observado
tal eficacia, de hecho estos productos no están registrados en el mercado para este fin en la
especie ovina.
1. 7. Benzoilfenil ureas
Este grupo de nuevos compuestos, reguladores del crecimiento, actúan inhibiendo la síntesis
dequitina que es el componente más importante de la cutícula de los insectos, impidiendo así
lamuda de las fases larvarias. Ejerce su actividad sobre huevos y larvas, pero no frente a
estados adultos. Al tratar directamente los huevos o las hembras grávidas, las larvas no
desarrollan unacutícula lo suficientemente fuerte para eclosionar del huevo. En algunos
países se ha utilizado el diflubenzurón en el tratamiento y prevención de la parasitación por
moscas (Lucilia cuprina) y piojos (Damalinia spp) en el ganado ovino, pero no hay
experiencia frente a las especies de garrapatas de las ovejas. En ganado vacuno por el
contrario sí que se ha ensayado el compuesto fluazuron, que ha dado excelentes resultados
frente a Boophilus microplus, pero con el inconveniente de un prolongado periodo de
supresión tras el tratamiento 11.
1. 8. Selección del producto y del modo de aplicación
La parasitación por garrapatas se controla con eficacia mediante baños y duchas,
procedimientos "pour-on", etc. Respecto a la elección del método de aplicación del
insecticida, éste depende del tamaño del rebaño, de la edad de los animales a tratar y de su
estado productivo (lactantes, gestantes), de la infraestructura de la explotación (mangas de
manejo, bañeras), de la presencia simultánea de otros parásitos (moscas, piojos, oestros,
helmintos) etc. En definitiva hay que rentabilizar la inversión económica realizada,
consiguiendo la eliminación total de la plaga tras la administración del producto.
Las formulaciones y métodos de aplicación son variados, aunque los baños con una solución
de insecticida han sido la forma de aplicación clásica (Fotografía 1). Se considera que éste es
el método más eficaz para que el producto penetre bien por toda la superficie del animal,
teniendo que estar los animales sumergidos en la solución de insecticida al menos 1 minuto.
Tienen la desventaja de precisar una instalación costosa (para que resulte una inversión
rentable la explotación ha de tener entre 200 y 300 cabezas) y abundante mano de obra.
Pero sobre todo, el principal inconveniente de los baños es lograr la concentración óptima del
insecticida para asegurar que cada oveja reciba su dosis. Cada cierto número de animales
que pasan por la fosa del baño, es necesario rellenar con más solución que contenga una
concentración adecuada del ingrediente activo. Estudios realizados en condiciones de campo
demuestran que la concentración raramente se suele encontrar en los niveles recomendados
por el fabricante. Así mismo no hay que despreciar el impacto de los vertidos de las bañeras
en el medio ambiente.
Recientemente se ha denunciado el riesgo que ciertas formulaciones de organofosforados
aplicadas en forma de baño suponen para el manipulador 4 con alteraciones del sistema
nervioso central, por lo que su uso requiere ciertas precauciones y la utilización de
mascarilla, guantes, etc (Fotografía 2).
Las duchas consisten en unos dispositivos circulares o túneles rectangulares en los que
grupos de 10-20 animales son rociados con 30-50 litros de insecticida a presión desde el
suelo, techo y paredes, de forma que se deposita superficialmente sobre ellos (Fotografía 3).
Tienen unos depósitos de 200-2000 litros, con un colector donde el insecticida es filtrado y
vuelto a reutilizar. Tiene la ventaja frente al procedimiento anterior de que el estrés que
sufren los animales es limitado, y hay una buena penetración del producto si los animales
tienen una longitud de la lana adecuada (Fotografía 4), y están entre 3 y 4 minutos dentro
de la ducha. Es un método recomendable para el tratamiento contra garrapatas, y otros
ectoparásitos (melófagos, piojos y moscas). Sin embargo, a veces el insecticida no llega
totalmente a determinadas zonas corporales como el pabellón auricular, la zona inguinal,
etc., que son lugares de concentración de algunas especies de ácaros de la sarna.
Cuando la lana es larga, el procedimiento de la ducha tiende a aplanarla, impidiendo que la
piel se moje y, por lo tanto, que el aire que queda entre la lana se sustituya por insecticida.
En el baño, por el contrario, la lana queda flotando y el insecticida contacta bien con la piel;
ésto junto con los movimientos del animal para intentar salir del baño, hace que el producto
penetre bien en las zonas inguinales y perianales 12 .
El procedimiento ‘pour-on’ consiste en la aplicación del insecticida a lo largo de la línea
dorso-lumbar, desde la cabeza a la base de la cola, con la dosis adecuada al peso de cada
animal (Fotografía 5). Este tipo de administración se ha desarrollado casi simultáneamente
con los piretroides sintéticos, que son ampliamente utilizados con este método. La ventaja de
esta administración radica en el reducido coste en mano de obra y en que no necesita
ninguna inversión. Además es un método fácil, rápido y simple, que evita estrés y
traumatismos en los animales. Su eficacia depende de una correcta aplicación: los animales
deben estar esquilados y la dosis debe calcularse en función del peso de los individuos más
pesados del rebaño. El producto se mueve a través del estrato córneo y de los espacios
intercelulares, dispersándose por la superficie corporal. La máxima absorción de producto
activo queda en el lugar de aplicación y conforme se produce la migración del compuesto,
ésta da lugar a un gradiente de concentraciones, alcanzándose la más baja en la zona
ventral. Esta distribución del insecticida sólo es adecuada para garrapatas y otros
ectoparásitos (moscas, piojos), pero no para los ácaros de la sarna, ya que la concentración
de piretroides que se alcanza en la superficie de la zona ventral y lateral está por debajo de
las concentraciones letales para los ácaros.
Los crotales impregnados con insecticida son otra opción, poco utilizada en pequeños
rumiantes, que supone poca mano de obra, seguridad para el manipulador y para el animal,
y no son contaminantes del medio. Se han utilizado sobre todo en Australia y Gran Bretaña
para la prevención contra moscas, garrapatas y piojos, proporcionando periodos de
protección prolongados, siempre que se apliquen cuando los animales están esquilados. El
insecticida se va liberando por contacto con la piel, dando diferentes gradientes de
insecticida. Por este motivo también se les ha implicado en el desarrollo de resistencias.
1. 9. Momento de administración
La administración de un insecticida debe realizarse cuando el riesgo de exposición de las
ovejas a los ectoparásitos es más elevado. En cuanto a la frecuencia, los tratamientos han de
limitarse todo lo que sea posible, no sólo para ahorrar costes, sino también para evitar el
desarrollo de resistencias.
Para las garrapatas el tratamiento debe aplicarse en función del manejo del rebaño ya que
algunas especies pueden estar activas todo el año, al menos alguno de sus estadios. Son los
periodos del año en que el ganado pastorea en zonas arbustivas de monte, donde las
infecciones alcanzan mayor intensidad (Fotografía 6). En el caso de la existencia de una
enfermedad transmitida por garrapatas en un área, interesa mantener la parasitación por
éstas a un nivel por debajo del cual no puedan darse nuevos brotes de enfermedad, pero que
permita a la vez una estabilidad enzoótica; es decir, un contacto con el agente patógeno que
proporcione un nivel de inmunidad natural 13 . Por el contrario un control total y continuo
puede conducir a la reaparición de la enfermedad.
1. 10. Aparición de resistencias a los insecticidas
En las garrapatas, el fenómeno de resistencia no está tan extendido como en las poblaciones
de moscas. Los casos más frecuentes se han citado en el género Boophilus del ganado
vacuno. El desarrollo de las resistencias ha sido más lento con las garrapatas de dos y tres
hospedadores, debido en primer lugar a que sus generaciones se pueden prolongar durante
varios meses o años, y en segundo lugar a que suelen parasitar también a otros
hospedadores alternativos, razones por las cuales la presión de selección de resistencias es
menor. Entre las recomendaciones para evitar la aparición de resistencias están la rotación
de compuestos activos, y la reducción de su aplicación a las épocas de máxima actividad, y a
las dosis y concentraciones recomendadas, para evitar la exposición de los artrópodos a
dosis subletales.
2. OTROS METODOS DE CONTROL
Aunque la aplicación de insecticidas sigue siendo el método de control más popular, también
hay que tener en cuenta otros medios de lucha no química con el objetivo de impedir el
desarrollo de los ácaros mediante acciones de tipo directo o indirecto sobre su supervivencia
o desarrollo, bien modificando el biotopo, exponiéndoles a predadores, modificando su
potencial reproductor, impidiendo su contacto con el hospedador, etc.
2.1. Control biológico
Los métodos de lucha biológicos representan una de las alternativas más atractivas de los
nuevos métodos de control, e incluyen el efecto de agentes naturales bien adaptados a los
biotopos donde se pretenden aplicar, como bacterias, hongos, arañas, hormigas,
escarabajos, roedores, pájaros, etc. Es un tipo de control que no puede utilizarse
individualmente, sino en combinación con compuestos químicos u otros métodos. Los
resultados más prometedores se han obtenido con los hongos de los géneros Beauveria y
Metarhizium, y los nematodos de las Familias Steinernematidae y Heterorhabditidae 15.
También se ha estudiado experimentalmente el efecto tóxico o repelente de ciertas
gramíneas y leguminosas en garrapatas. Por ejemplo, Desmodium, cubierta de pelos en
forma de ganchos, dificulta los movimientos de estos ácaros, mientras que otras plantas
secretan sustancias de acción tóxica o repelente sobre larvas o adultos (Melinis minutiflora,
Andropogon gayanus, Pennisetum clandestinum, Stylosanthes)13,14,16 . No obstante, existen
pocos ensayos que demuestren el verdadero interés agronómico y veterinario de estos
nuevos métodos de control.
2.2. Control genético
La manipulación genética implica reducir el potencial reproductivo de una población,
alterando o reemplazando el material genético. Puede resultar ser uno de los puntos clave en
los programas de control integrado, dando lugar en un futuro a la creación de cepas de
artrópodos que, portando los genes responsables de la sensibilidad a insecticidas, o
simplemente factores letales, mutaciones o genes defectuosos, los introduzcan en la
población 14,17 . Las técnicas de ADN recombinante ofrecen unas buenas expectativas en el
control de plagas por artrópodos, pero la manipulación genética es compleja y cara, además
de conllevar riesgos asociados a la liberación de artrópodos transgénicos al medio ambiente,
que todavía no se han evaluado 17 .
Con garrapatas existen algunos ensayos. La esterilización de argásidos mediante radiaciones,
y su liberación al medio natural, consiguió reducir a niveles mínimos la población fértil 13 . Se
han intentado otros métodos, mediante hibridación entre diferentes especies dentro de un
mismo género de ixódidos, que dan lugar a machos estériles y hembras fértiles, que ponen
miles de huevos pero que no eclosionan. La producción en masa de tales híbridos promete
ser una alternativa interesante.
Existen compuestos derivados de plantas, con actividad antagonista de las hormonas
juveniles de insectos, que alteran la metamorfosis en las fases larvarias y la actividad
reproductora en el estado adulto. Uno de estos compuestos, el precoceno-II, ocasionó
esterilidad parcial o completa en hembras de Dermacentor variabilis que habían sido tratadas
durante la fase de huevos 13 .
2.3. Control inmunológico
El control inmunológico es otro componente importante del control integrado de los
ectoparásitos en el futuro. Hasta el momento se ha desarrollado vacunas para el ganado
vacuno 11 frente a garrapatas de la especie Boophilus microplus. Los antígenos utilizados
(antígenos ocultos o ‘concealed antigens’) proceden del intestino medio de las garrapatas e
inducen la respuesta inmune del hospedador, difícilmente neutralizable por el parásito, pues
junto con la sangre ingiere anticuerpos, complemento y otras células del sistema inmune.
Ello conlleva a la lísis de las células del intestino de las garrapatas, que mueren en
proporciones elevadas y las que sobreviven tienen una reducida capacidad para alimentarse
y para la puesta de huevos 18 .
2.4. Resistencia del hospedador
Aunque los mecanismos que desencadenan la resistencia natural del hospedador no se
conocen bien, hay evidencias que señalan hacia ciertas reacciones de hipersensibilidad a los
antígenos salivares en la piel de los animales, o hacia antígenos excretores-secretores
producidos por ciertos ectoparásitos, que dan lugar al cese de la alimentación de los
parásitos 19 .
El estado nutritivo del hospedador es un factor muy importante en la respuesta orgánica a
los parásitos. Así, cualquier déficit en este sentido potencia la acción de los artrópodos 16 .
La resistencia a la parasitación por moscas, garrapatas, ácaros de la sarna, melófagos o
piojos parece estar relacionada directamente con el grado de suplementación de la dieta. Así
mismo, cualquier mejora cualitativa en el pasto, particularmente en épocas difíciles, refuerza
la respuesta del animal a la infestación 16 .
La cría y selección de ganado resistente a la acción patógena de los parásitos es otro de los
objetivos propuestos a corto plazo 20 .
2.5. Mejora del manejo del rebaño
Otra alternativa es la retirada estacional de los animales de las zonas de pastoreo cuando la
actividad de las garrapatas es mayor (Fotografía 7). Esta es una medida difícil de llevar a
cabo porque resulta antieconómica, ya que en la mayoría de los países de clima templado el
período de máxima actividad de las garrapatas coincide con un mayor desarrollo del pasto y,
si los animales se tienen alejados de los recursos herbáceos hay que darles un aporte
alimenticio complementario. Otra medida a tener en cuenta sería la realización de pastoreo
nocturno para evitar las horas del día en las que las garrapatas se muestran más activas.
Otra práctica común es la rotación de pastos, que si se combina con la siega de la
vegetación, puede lograr que las poblaciones de garrapatas disminuyan 14,16 . Todas estas
medidas en ocasiones resultan difíciles de realizar. Las medidas de control -factibles a corto
plazo- son las variaciones en el manejo del pastoreo, combinadas con la aplicación de
acaricidas, limitándose así la distribución de los parásitos que dependen del ganado para
extenderse.
2.6. Alteración del habitat
La modificación del habitat de las garrapatas es otro método de control. Por ejemplo,
métodos tradicionales como la mejora de praderas mediante drenajes, la eliminación
periódica de forma mecánica de la vegetación arbustiva de las zonas problema, la quema
controlada o el empleo de tratamientos herbicidas, alteran su microclima, y las garrapatas
quedan expuestas tanto al sol directo de los meses calurosos como al frío invernal 13,21 . Se
puede emplear en combinación con otras medidas de control para conseguir unos resultados
óptimos. Como desventaja cabe señalar que ha de repetirse periódicamente para seguir
manteniendo estas condiciones de forma duradera. Antes de llevar a cabo este tipo de
actuaciones conviene valorar el coste económico y el impacto ambiental que suponen,
comparándolas con la simple aplicación de un acaricida sobre los animales. En las zonas
peligrosas, con elevadas poblaciones de garrapatas y riesgo de transmisión de
enfermedades, se han aplicado insecticidas sobre la vegetación 22 . El uso de insecticidas
puede tener consecuencias negativas por el impacto ambiental negativo que pueden
ocasionar, ya que actúan no sólo contra las garrapatas sino también contra el resto de fauna
terrestre, siendo algunos productos del mercado muy persistentes en el medio. Las
garrapatas se encuentran normalmente dispersas entre la vegetación y a no ser que estén a
la espera de un hospedador, se quedan en zonas protegidas y abrigadas entre la vegetación
arbustiva. Por lo general, los insecticidas, si no se aplican con los equipos adecuados, no
penetran bien entre la vegetación densa; por eso, su eficacia en estos tipos de habitat puede
ser baja. Las formulaciones presentadas en granulado no presentan este problema 22 . Estos
tratamientos se deben repetir de forma periódica para mantener el control; sin embargo,
este tipo de actuación además de dañar el medio ambiente, a largo plazo, puede producir
resistencias.
2.7. Modelos matemáticos
Los modelos matemáticos elaborados a partir de datos cuantitativos representan una
herramienta de gran valor en el control de parásitos 20,13 . En ellos se combinan una serie de
ecuaciones que permiten simular el efecto de ciertas variables como la abundancia de
hospedadores, el tipo de vegetación, la temperatura y la humedad entre otros, sobre la
abundancia de algunos ectoparásitos. Se trata de predecir la dinámica que siguen las
poblaciones en relación con el tipo de habitat y las condiciones climáticas, y podrían resultar
muy útiles a la hora coordinar las diferentes estrategias de control a emplear en una zona:
tratamientos insecticidas, cambios de manejo, etc. Para poder desarrollar estos modelos es
necesario conocer la biología de una determinada especie, sus necesidades y hábitos de vida,
y después hay que comprobar la eficacia de la simulación con datos reales obtenidos en el
campo.
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