Alcances del artículo 72, inciso 2º, segunda parte, del C.P.

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JUZGADO DE CONTROL N° 3
CORDOBA
PROTOCOLO DE AUTOS
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TOMO: ...................................
FOLIO: ..................................
SECRETARÍA: Luis González.................
Córdoba, veintiocho de septiembre de dos mil doce.- Luis
Y VISTOS: Los presentes
LUIS I.
GONZALEZ
autos
caratulados
Isma<
“Control Jurisdiccional
presentado por el Dr. Néstor W. VELA GUTIERREZ a favor de J.E.R. en Srio.
1905/12 U. J. Violencia Familiar" (Expte. 931 14/09/12), radicados ante este
Juzgado de Control Nº 3, a fin de resolver la situación procesal de J. E.R., DNI n°
28.296.677, de 32 años de edad, estado civil soltero, de nacionalidad Argentina,
nacido en esta ciudad de Córdoba, provincia del mismo nombre con fecha 17 de
junio de 1980, domiciliado en calle Remonda nº 249 de Bº Alto Alberdi, también de
esta ciudad , hijo de J.A. (v) y de R.E.R. (v).
Y CONSIDERANDO: I) Que los presentes autos se radican ante este
Juzgado de Control Nº 3 a fin de resolver la situación procesal del imputado J. E.R.,
en virtud de la presentación de Control Jurisdiccional (art. 333 C.P.P.) que efectuara
su defensor, Dr. Néstor W Vela Gutierrez.
Así, el Dr. Vela Gutierrez, mediante el referido Control Jurisdiccional (art.
333 C.P.P.), solicita se disponga la inmediata libertad de su defendido (aprehendido
el 08/09/2012 y detenido en congruencia desde el 14/09/2012), "...por no estar
promovida la acción penal del delito por el cual es privado ahora de su libertad",
declarándose nulos de nulidad absoluta los actos practicados en consecuencia (v. fs.
2 vta.).
Manifiesta en su escrito impugnatorio, que su representado se encuentra
privado de la libertad ambulatoria a razón de la imputación de un delito (lesiones
leves), por el cual no fue promovida la acción penal por parte de la presunta víctima
mayor de edad, sin que se haya salvado el obstáculo de procedibilidad que autoriza a
promover la acción penal con independencia de la voluntad de aquélla.
De tal guisa, postula que no se verifican en autos las razones de "seguridad"
ni de "interés público", que según entiende la Representante del Ministerio Público,
la habilitarían a proceder de oficio.
Cita reconocida doctrina jurídica al punto de explicar el concepto de ambos
extremos de oficiosidad, y luego arguye: "Con relación a la primera (...) no se trata
de un hecho palmariamente antisocial ni se evidencia interés público en su
persecución, toda vez que habría sucedido en el interior de un domicilio entre mi
1
defendido y exclusivamente su pareja (la supuesta víctima), y sin ningún tipo de
trascendencia o connotación pública (...) a pesar de estar incluidos como un hecho
captado por la Ley de Violencia Familiar, lo que no habilita a concluir que por
dicha única y exclusiva razón, se encuentre demostrado el interés del Estado en
detrimento de la voluntad de la supuesta víctima y se habilite a actuar de oficio"
Por otro lado, en cuanto a las cuestiones de "seguridad pública", expone:
"...no existe peligro potencial para terceros en general (...) el único riesgo particular
sería para la supuesta víctima, y ella misma expresó de modo manifiesto su
desinterés en continuar con el procedimiento penal"
Finalmente concluye la defensa postulando que a su criterio se optó por la
vía incorrecta, puesto que ante la falta de promoción de la acción penal, lógico era
dejar en libertad al incoado R. y derivar el tratamiento del asunto al fuero de familia
correspondiente.
II. En el cuestionado decreto de fecha 14 de septiembre del año en curso, la
Sra. Fiscal de Instrucción del Distrito Tres, Tercer Turno resumió el devenir de la
causa de marras y fundó el decisorio allí arribado en los siguientes términos: "El
Fiscal de Instrucción del Dtto. I, Turno 4º resolvió imputar al nombrado (...)
lesiones leves (art. 89 del C.P) ya que aún cuando la damnificada D.C. haya
decidido no instar la promoción de la correspondiente acción penal -art. 72 del
C.P.- (...), dicho delito es producto de un hecho de Violencia Familiar, mediando así
una razón de interés público ante la violencia de género conforme lo previsto por el
art. 72 inc. 2 del C.P, y en consecuencia resolvió actuar de oficio en las presentes
actuaciones (...) por decreto de fecha diez de septiembre del año en curso esa
Fiscalía de Instrucción remitió la causa a este Ministerio para ser acumulada a los
autos R-25/10 (...). En esta sede se resolvió practicarle un informe médico a la
víctima y a su hija R. de seis meses de vida, quien se hallaba con su madre y en la
casa al momento del hecho. De dicho examen resultó que D.C. “presenta hematoma
de 5 cm. x 3 cm. acompañado de edema traumático subpalpebral que abarca hasta
la región malar. También presenta equimosis de color violáceo de 10 cm x 4 cm. que
compromete dorso de la mano izquierda y 1/3 inferior del antebrazo izquierdo. No
presenta signos de fractura. Se observa un punto de sutura en la cara palmar del
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dedo meñique de la mano derecha. También se observa
herida cortante superficial
Luis Isma<
GONZALEZ
de 1 cm. de longitud en región palmar LUIS
.. (4I.cm.)
del dedo anular y pulgar de la
mano derecha” y concluyó que dichas heridas “son del tipo contusas producidas por
un elemento duro y romo por ...., contusión y/o presión y las últimas lesiones
descriptas son del tipo cortantes producidas por un elemento con punta y filo por un
mecanismo de punción y/o corte. Estas últimas son compatibles con signos de
defensa y/o lucha al igual que las descriptas en el dorso de la mano y antebrazo.
Dichas lesiones no concurren en los arts. 90 y 91 del CP. (...). Adviértase que el
médico que procedió al examen señaló que la nombrada“refiere haberse caído en el
baño el viernes 07/09/12. Relata no haber sufrido golpiza. Se niega en forma
constante al examen físico” (...), y que las lesiones constatadas por el médico se
corresponden con la mera observación que realizó el funcionario policial que
intervino en el primer momento. (...) Asimismo, se llevaron a cabo los informes
psicológicos del imputado R. y de C. por parte del personal especializado del Equipo
Técnico de Violencia Familiar, elevado a autos las conclusiones sobre esta última
relatándose que “... se infiere personalidad con marcadas características de
dependencia... con ausencia de recursos defensivos para implementar ante
situaciones vividas como presión o amenaza, y dificultad para advertir situaciones
de riesgo potencial y actuar en consecuencia. A nivel vincular se infiere una relación
de tipo disfuncional con presencia de violencia de larga data ... contradicciones en
el relato ...tendencia a ocultar y modificar información en forma conciente, así como
la imposibilidad de advertir adecuadamente situaciones de riesgo para si misma o
sus hijos, con la consecuente dificultad para captar sus necesidades y efectuar los
cuidados necesarios para su bienestar, conformando un estado actual de gran
vulnerabilidad... se considera situación de alto riesgo, por lo que se sugiere
mantener medidas de restricción, y el inicio de tratamiento psicológico en Asistencia
a la Víctima del Delito. Asimismo se sugiere la realización de una valoración socio
ambiental para evaluar la situación actual de los menores...” (...) Encontrándose
aprehendido en flagrancia, el incoado fue imputado por parte del Fiscal que primero
intervino en la causa p.s.a lesiones leves (...) Sabido es que el art. 72 inc. 2do. del
C.P. prescribe que las acciones que nacen del delito de lesiones leves, dolosas o
3
culposas, son dependientes de instancia privada, estableciendo en lo sustancial, una
condición al ámbito de punibilidad y, en lo procesal, una condición de
procediblidad, cuya falta produce el efecto de impedir la instauración del proceso
criminal (...). No obstante, en el segundo párrafo de ese inciso, cede esa limitación
cuando mediaren en el caso, razones de seguridad o razones de interés público,
refiriéndose este último supuesto cuando el hecho excede el marco de lo individual
respecto de la víctima, su conocimiento y juzgamiento resulte útil, conveniente o
necesario para el orden o bienestar de la comunidad, supuesto en el cual podrá
procederse de oficio (...), concepto que estimo se encuentra presente en la causa
toda vez que el juzgamiento del tipo de conductas delictuales que se producen en un
contexto de violencia familiar superan el ámbito de lo privado o de lo individual
respecto de la víctima, resultando de interés su juzgamiento, en cumplimiento de los
compromisos contraídos internacionalmente, condición ésta –la de víctima- que se
advierte, sin hesitación alguna, del cuadro probatorio reseñado. La actuación del
Estado frente a las acciones delictivas acontecidas en un marco de violencia
doméstica o intrafamiliar fue evolucionando bajo el acogimiento de nuevos
paradigmas entre los cuales juega un papel relevante la internacionalización del
reconocimiento de los derechos humanos. Este fenómeno, si bien se ha evidenciado
con intensidad en las últimas décadas, anteriormente sólo pertenecía al ámbito
privado dentro del cual debía resolverse, criterio que fue cediendo frente a los
parámetros que aporta la normativa internacional que integra el Sistema
Internacional de Protección de los Derechos Humanos. Así también, desde la
perspectiva del género, nos ilustra la Convención de las Naciones Unidas sobre la
Eliminación de todas las formas de Discriminación contra la Mujer (Cedaw,
aprobada por ley 23179 con reserva al art. 29 párr.1º). Esta Convención y los demás
tratados incorporados configuran el llamado “bloque de constitucionalidad” a los
que se les reconoce operatividad y, como corresponde, dentro de todo el sistema
normativo, que es jerarquizado, todos los comportamientos deben encontrar una
solución tal dentro del mismo que guarde coherencia con las normas de jerarquía
superior. Por ello, desde la perspectiva señalada, corresponde acudir también a la
Convención Interamericana para Prevenir, Sancionar y Erradicar la Violencia
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Contra la Mujer o "Convención de Belem do Pará",Luis
(ratificada
por Ley Nº 24.632
Isma<
LUIS I.
del año 1996), que en su artículo 1° señala
queGONZALEZ
“...debe entenderse por violencia
contra la mujer cualquier acción o conducta, basada en su género, que cause
muerte, daño o sufrimiento físico, sexual o psicológico a la mujer, tanto en el ámbito
público como en el privado...” siendo su objetivo proteger los derechos de las
mujeres frente a las situaciones de violencia que puedan afectarlas. Además de lo
expuesto (...) la CSJN, ha subrayado una y otra vez en sus fallos, la obligatoriedad
de tener en cuenta toda la jurisprudencia elaborada por la Corte Interamericana en
materia de derechos humanos, las opiniones de la CIDH y, lógicamente, las de
nuestro máximo tribunal. Se ha dicho que “las normas contenidas en los Tratados
Internacionales sobre Derechos Humanos establecen derechos que pueden
invocarse, ejercerse y ampararse sin el complemento de disposición legislativa
alguna, lo que se funda en el deber de respetar los derechos del hombre, axioma
central del Derecho Internacional de los Derechos Humanos” (CSJN, 01/11/1999,
LL 1999). En ese marco y bajo esos parámetros, se dictó la Ley Nacional 24.417 de
Protección Contra la Violencia Familiar (publicada en el Boletín Oficial el 03-01995) y, a nivel provincial, el acogimiento de los nuevos paradigmas referenciados se
vio reflejado a través de la sanción de la Ley 9283 que en su artículo primero
declara que “Las disposiciones contenidas en la presente Ley son de orden público
e interés social y tienen por objeto la prevención, detección temprana, atención y
erradicación de la violencia familiar, definiendo tanto el marco preventivo como los
procedimientos judiciales para lograr tal cometido”. Surge del análisis de todo el
plexo normativo que debe tenerse en cuenta a la hora de resolver la presente
cuestión, que el órgano encargado de la persecución penal está obligado a actuar en
aquellas situaciones que comprometen el interés público entre las cuales se
encuentra las de violencia familiar, por lo que considero que ha sido salvado el
obstáculo de procedibilidad correspondiendo la intervención de oficio. Así las cosas,
estimo que la situación del encartado R. se encuentra aún dentro de los supuestos
del art. 280 inc. 2º del C.P.P por lo que su detención resulta procedente con el
objeto de salvaguardar los fines del proceso (...) lo que considero que corresponde
transformar la aprehensión en flagrancia de J. E. R. en detención..." (v. fs. 57/9 de
5
autos).
III. Tal como surge de lo expresado supra, el suscripto accede al
conocimiento de la presente a través del remedio impugnativo contemplado en
el art. 333 de nuestra ley adjetiva.
Al respecto, autorizada doctrina tiene dicho que: "(...) el control
jurisdiccional posterior a las medidas de coerción está asegurado por dos vías. Una
modalidad es la intervención judicial obtenida por vía de la ocurrencia u oposición
(…) La modalidad restante es la que contiene la disposición que comentamos, que
posibilita la intervención del juez por solicitud directa (…) La solicitud directa, a
diferencia de la oposición, no tiene un trámite incidental que requiera de la
intervención del fiscal para mantener o dejar sin efecto el rechazo de las diligencias,
es de mayor amplitud porque incluye la resistencia a cualquier medida coercitiva de
la libertad personal y no está sujeta tampoco a los plazos o formalidades de aquella
(…) El juez podrá disponer el mantenimiento de la libertad, su recuperación – en los
casos de aprehensión, arresto o detención (…) o denegar la petición” (Cafferata
Nores, José I. – Tarditti Aída, “Código Procesal Penal de la Provincia de Córdoba
comentado”, Ed. Mediterránea, T. 2, pp. 61 y 62).
En consecuencia, tratándose de una vía impugnativa con efecto devolutivo,
el ejercicio de la jurisdicción por parte de este Juzgado de Control sólo será asumido
dentro de los límites de los agravios mostrados por el presentante (art. 456 del
C.P.P.).
De los embates esgrimidos en el libelo presentado se desprende de forma
meridiana que la situación problematizada gira en torno a una cuestión nodal, y esto
es, si al margen de la voluntad de la supuesta ofendida de no instar la acción en un
delito como el de marras (perseguible de oficio pero dependiente de instancia
privada), concurren las razones excepcionales que la norma en cuestión admite para
proceder de oficio (art. 72, inc. 2º, segunda parte del C.P.).
Estas circunstancias particulares que avalan la oficiosidad, son pues, el
amparo de la seguridad o interés público, las cuales al ser sopesadas por el legislador,
han sido colocadas por encima del interés particular del agraviado por un delito, y
que en el caso de marras, entiende la Instrucción, canalizan a través de la nueva
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normativa en cuestiones de violencia familiar y deLuis
género
adoptada por nuestro
Isma<
LUIS
Estado a la luz del paradigma constitucional.
I. GONZALEZ
Tras un análisis pormenorizado de las constancias de marras y su contraste
con ambas hipótesis antagónicas (la de la Sra. Fiscal vs. la de la Defensa), entiende el
suscripto que el planteo formulado por la ocurrente debe prosperar por los motivos
de hecho y de derecho que a continuación se desarrollarán.
Expone la doctrina especializada que cuando la ley penal (art. 72) decide
subordinar el ejercicio de la acción penal pública a una manifestación de la voluntad
de la víctima a través de la instancia privada, no hace más que dejar en manos del
agraviado la decisión de permitir o no el inicio de la persecución penal: "El
fundamento originario de esta institución estriba en evitar a la víctima de delitos
contra la integridad sexual la revictimización que le significaría el conocimiento
público del hecho y la participación en el proceso (...) Posteriormente se ha
extendido a otras situaciones, protegiendo relaciones de familia (...) También a
otras hipótesis que sólo persiguen fines de descongestión judicial (v. gr. lesiones
leves)" -negritas agregadas-(José I. CAFFERATA NORES, Aída TARDITTI
"Código Procesal comentado de la provincia de Córdoba" T.I Ed. Mediterránea
2003 p.78/9)
Como ha explicado la doctrina judicial del Cimero Tribunal Local: "Desde
el punto de vista procesal, en razón del obstáculo que condiciona la pretensión
penal, se considera que las hipótesis contempladas en la ley sustantiva (...) importan
una excepción a la regla de la oficiosidad en lo que hace a la promoción de la
acción penal, por cuanto se reconoce primacía al interés individual sobre el interés
represivo de la sociedad, quedando supeditada la realización de la justicia penal a
una manifestación del particular autorizado a formular la instancia" (S. nº 64 del
05/11/97 in re "Venturuzzi").
Ahora bien, las situaciones especiales cuya impulso procesal la norma ha
excluido de la acción pública, no son absolutas, lo cual importa que en algunos casos
particulares se autoriza a franquear dicha barrera (la de la privacidad) en amparo del
interés o la seguridad pública.
Una vez más, ha sido la jurisprudencia la que ha venido a clarificar el
7
asunto, señalando que pese a que no existe fórmula alguna que permita la
interpretación auténtica acerca del alcance de la excepción de procedibilidad de la
instancia privada "...la limitación (...) cede cuando median razones de seguridad
pública si por su naturaleza o circunstancias el hecho resulta sintomático de un
peligro potencial para la incolumidad de las personas o bienes de los terceros en
general. El objeto de la protección pública es la preservación de la seguridad común
frente a los actos generadores de daño o peligro indeterminado para las personas o
cosas" (T.S.J. Cba snº 5 del 9/4/92 in re "Basualdo").Ya en su oportunidad, la doctrina sentada por la apelación había
sentenciado: "El interés público se muestra para la ley penal, como un ingrediente
que se apareja al concepto de `utilidad` o `beneficio público` ..." ( A. nº 53 del
11/7/84 in re "Molina").
De igual modo, los Máximos Tribunales de diferentes provincias ya habían
aclarado la hermenéutica de la norma arguyendo que: "...la trascendencia del hecho
en la superación de lo que puede constituir una `trivial reyerta` o un `episodio
individual`..." ( T.S.J. La Pampa 5/9/69 "Cambiasso" ), o "...las circunstancias del
ilícito que pudiesen llevar a poner en peligro la integridad de terceros ajenos al
episodio (...) directamente (...) [o] en forma indirecta al trascender el hecho al
mundo exterior atento al modus operandi del sujeto activo..." (T.S.J. Santa Cruz
6/9/72 "Rojas"), representan la base doctrinario-conceptual para tener por afectadas
razones de interés o seguridad pública.
En definitiva, son las conductas antisociales que por tanto, irradian sus
efectos más allá de las partes involucradas en el conflicto, las que habilitan el ingreso
del ius poenale al tratamiento de una cuestión que, por regla, hubiere quedado
reducida al ámbito privado (Conf. Omar BREGLIA ARIAS "Código Penal
Comentado" Ed. Astrea 2006 p. 146).
Con la última reforma experimentada por nuestra Carta Fundamental en el
año 1994, se reconoció jerarquía constitucional a un conjunto de documentos
internacionales sobre Derecho Humanos, que a su turno, habían sido ratificados por
nuestro país otorgándoseles rango superior respecto a las leyes internas (C.A.D.H 1984-, y P.I.D.C.P. o P.I.D.E.S.C. -1986- et al) -art. 75 inc. 22 C.N.-
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Con esta mecánica, el legislador constituyente
ha echado mano a una
Luis Isma<
LUIStocar
I. GONZALEZ
técnica particular que le ha permitido, sin
la primera parte de nuestra Carta
Magna -Dogmática-, “…emplear el atajo de las atribuciones del Congreso para
extender la amplitud de los derechos constitucionales” (María A. GELLI
"Constitución de la Nación Argentina. Comentada y Concordada" T.II. Ed. La Ley
2008 p.234).
A partir de tal posicionamiento pro homine, nuestro Estado se ve inserto en
el compromiso de adoptar todas las medidas que sean necesarias para bajar al ámbito
local los postulados consagrados y los lineamientos trazados por tales instrumentos
internacionales.
Estas medidas, involucran a todas las órbitas del modelo republicano,
efectivizándose a la sazón, mediante leyes coherentes, políticas públicas de
concreción y resoluciones judiciales consistentes, claro está, con el paradigma
constitucionalmente consagrado.
El conglomerado de Declaraciones, Tratados y Convenciones mencionados
por el inciso 22 del artículo 75 de la C.N., implica a un sinnúmero de derechos y
garantías, individuales y colectivos, en donde entran a jugar en una especie de red
axiomática, intereses como la libertad individual, la igualdad, la dignidad y la
integridad, instituciones como la familia, y también estados como la niñez, o las
delicadas cuestiones relativas al género.
Este cúmulo de principios, obligan luego al operador jurídico a realizar un
contrabalanceo, optando en el caso particular (que podrá ser el de sanción de una
nueva norma, decisión de política social o resolución judicial ad hoc), y si ello lo
demanda, entre uno y otros.
No obstante ello, no debe perderse de vista que el germen primordial del
Derecho Internacional de los Derechos Humanos, ahora constitucionalizado, no ha
sido otro que el de limitar el poder punitivo del Estado; tal como se ha dicho: "Si el
poder punitivo es irracional, su contención debe ser racional, pues la suma de dos
irracionalidades no es más que una potenciación de éstas. De allí la necesidad de
construir un sistema de contención, cuya primera característica debe ser su
teleología: debe tratarse de un sistema construido con el objeto de neutralizar las
9
pulsiones del estado de policía bajo la forma de poder punitivo. Este objetivo
político no es el invento antojadizo de ningún teórico, sino una clara inferencia de
los principios limitativos del poder punitivo que están consagrados en los textos
fundamentales (CN y Tratados Internacionales de Derechos Humanos)" (Eugenio R.
ZAFFARONI, Alejandro ALAGIA, Alejandro SLOKAR "Manual de Derecho Penal.
Parte General" Ed. Ediar 2005 p. 76)
De tal guisa, se explica la adopción en nuestro ordenamiento de un Derecho
Penal de Última Ratio, que comporta una Mínima Intervención (Principio de Mínima
Suficiencia), subsidiaria (Principio de Subsidiariedad), cuando las conductas
reprobadas no pueden ser filtradas por otras vías de solución sin efecto
criminalizador (Conf. el precedente de este Juzgado: "Amaya" S. nº 157 del
18/07/12, en donde se recurre además a la jurisprudencia sentada por la Apelación in
re "Ferreira Aliaga" A.I nº 298 del 2/08/2011, sostenida luego por dicho tribunal, y
con mayor énfasis, en “Ceaglio" A.I nº 6 del 17/02/2012)
El 07 de diciembre de 1994 fue sancionada en nuestro país la Ley Nacional
nº 24.417 de Protección contra la Violencia Familiar, en el debate parlamentario
suscitado en la Cámara Baja se dijo: "Es necesario que nuestra legislación contemple
específicamente los comportamientos agresivos dentro de la familia, particularmente
los de leves consecuencias físicas, que son de mayor frecuencia pero con profundos
daños psicológicos (...) La violencia familiar, ya sea física, moral o psíquica es
motivo de una profunda preocupación de toda la comunidad y está comprendida en
la Declaración Universal de los Derecho Humanos, la Convención sobre la
Eliminación de todo tipo de Discriminación contra la Mujer (...), y la Convención de
los Derechos del Niño (...) y en las recomendaciones del VII Congreso de las
Naciones Unidas sobre Prevención del Delito y Tratamiento del Delincuente. En
este marco, muchos legisladores, basándose en estudios realizados por
especialistas en el tema, se han preocupado por encontrar un mecanismo legal y
judicial que prevenga la problemática de la violencia doméstica (...) los que han
sido tomados en consideración al redactar el presente dictamen" -negritas
agregadas- ("Antecedentes Parlamentarios" Tomo A 1997 Ed. La Ley p. 155)
Así las cosas, al momento de la sanción de la norma, el miembro
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informante de la Cámara Alta, en clara referencia Luis
al proyecto
que a la postre se
Isma<
LUISquienes
I. GONZALEZ
convertiría en ley, dijo: "...se pretende que
son víctimas de actos violentos
puedan buscar el auxilio que el Estado está obligado a dispensar a través de los
órganos judiciales especializados sin tener que afrontar las dificultades formales
que supone la promoción de un juicio ordinario. Por ello el primer acierto que cabe
destacar de este proyecto, es que contiene normas por las cuales implementa un
procedimiento especial para que las víctimas puedan requerir el auxilio inmediato
para hacer cesar el acto violento" - negritas agregadas- ("Antecedentes
Parlamentarios" Tomo A 1997 Ed. La Ley p. 175)
Por su parte, la Ley de Violencia Familiar de la Provincia de Córdoba (Ley
nº 9.283) sancionada en el mes de marzo del año 2006, adhirió a las postulaciones
que en su momento conformaron el debate parlamentario de la normativa nacional, y
reparó en la necesidad de una actuación conjunta e integrada por parte de las diversas
agencias estatales, a fin de encontrar salidas a lo que en torno a su discusión fue
calificado como un flagelo característico de los últimos tiempos. (Conf. Versión
Taquigráfica Sesión Ordinaria de la Legislatura Provincial del 1º de marzo de 2006 )
En la oportunidad se dijo: "Aunque nos cueste creer que la violencia
familiar ha comenzado a ser una horrorosa expresión de la crisis social de los
últimos años, considero que contar con mayor conocimiento científico sobre el
problema y mayor conciencia colectiva son datos positivos, ya que estos dos puntos
nos van ayudar a enfrentarlo. Para ello la mejor arma con que podemos contar es
lograr de una vez por todas la formulación de una política global que permita
articular los recursos necesarios para dar una respuesta eficaz a tan complejo
problema, es decir, la conformación de una red que incluya reformas legislativas,
fortalecimiento de los tribunales especializados, políticas de seguridad, protección
y servicios de asistencia médica, psicológica y legal a la víctima, pero también al
agresor; apoyo económico en el momento más urgente y el respaldo de las
organizaciones comunitarias y sociales dedicadas a la atención de víctimas de
maltrato y violencia familiar" -negritas agregadas-(ibídem).
Por otro lado, y en este raid de responder desde las expresiones del Estado
Republicano a los compromisos internacionales por un lado y a las demandas
11
sociales por el otro, en el año 2009 fue promulgado el Régimen de protección
integral para prevenir, sancionar y erradicar la violencia contra las mujeres en los
ámbitos en que desarrollen sus relaciones interpersonales, comúnmente conocido
como Ley contra la Violencia de Género Nº 26.485, la cual se ciñe en sus
fundamentos a las garantías consagradas por la C.E.D.A.W (con rango
constitucional) y la Convención de Belém do Pará (con jerarquía superior a las
leyes).En el ordenamiento de mención se define a la violencia contra las mujeres
como: "...toda conducta, acción u omisión, que de manera directa o indirecta, tanto
en el ámbito público como en el privado, basada en una relación desigual de poder,
afecte su vida, libertad, dignidad, integridad física, psicológica, sexual, económica o
patrimonial, como así también su seguridad personal" (art. 4), y se reconocen como
objetivos de la ley “El desarrollo de políticas públicas de carácter interinstitucional
sobre violencia contra las mujeres” y “La remoción de patrones socioculturales
que promuevan y sostengan la desigualdad de género y las relaciones de poder
sobre las mujeres” (art. 2 incs."d" y "e" respectivamente).
En definitiva, a lo que apunta la norma, es a evitar que a través de
diferentes tipos de violencia (definidos en el artículo 5º), enraizados en modelos
androcéntricos y patriarcales, se desplieguen conductas, se tomen decisiones, o se
diseñen instituciones, que priven a las mujeres de un trato digno e igualitario con
relación al género masculino.
Por esto mismo la ley prevé la creación de un órgano especializado en la
materia (Consejo de Nacional de la Mujer -art. 8 y ss.-), y fija los lineamientos
básicos de las Políticas Públicas al efecto (capítulo III).
Entre el elenco de directivas dirigidas a los órganos del estado, repara el
régimen creado en la administración de justicia, exhortando la adopción de diversas
medidas tendientes a mejorar la eficacia de tal servicio de justicia, y enfatizando
entre varios puntos, en la necesidad de "...evitar la judicialización innecesaria de
aquellos casos que requieran otro tipo de abordaje" (art. 11 pto. 5.1 inc. "b").
Como se advierte entonces, la malla de protección hacia cuestiones tan
nodales y sensibles como las que importan la violencia familiar y la violencia de
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género, y que ha querido instituir nuestro país a través
de la órbita legislativa, y en
Luis Isma<
I. judicial,
GONZALEZ no persigue una inflación
armonía con ésta, mediante la ejecutivaLUIS
y la
punitiva, ni mucho menos que los operadores judiciales, en una suerte de realismo
jurídico, terminen creando derecho en uso de una interpretación transmutada.
Cierto es que sendas leyes se han preocupado por estas cuestiones, porque,
tal como lo hicieron a su tiempo los Organismos Internacionales de Derechos
Humanos, entendieron que traducían una problemática social que atentaba contra
instituciones fuertemente arraigadas en nuestra comunidad (familia) y que
involucraban paradigmas que debían ser superados (género).
Pese a ello, y aunque no se discute el interés social que despiertan las
conflictivas absorbidas por dichas normas, esto no importa asimilarlo a las razones
de interés o seguridad pública que autorizan la actuación de oficio frente a casos en
donde el impulso procesal se encuentra sujeto a la voluntad privada.
Es que si se piensa en el supuesto de una violencia familiar desplegada en el
ámbito íntimo de las partes, sin efectos colaterales o repercusión a terceros ajenos, y
en donde para más, la eventual agredida mantiene la firme convicción de no
accionar, actuar de todos modos promoviendo la investigación importaría, por un
lado, judicializar un conflicto a través del recurso más invasivo con que cuenta el
Estado y que a la sazón podría diluirse por otras vías, pero además, significaría
soslayar el derecho de la víctima a optar frente a situaciones en que el legislador así
lo ha permitido, siendo que no puede enarbolarse el género como un emblema de
privación de derechos, sino, más bien, de equidades.
En el caso traído a estudio la noticia criminis llega a conocimiento del
órgano instructor a través de un procedimiento que principia con la declaración de la
empleada policial María del Carmen RIVADERO, la cual informa que el día del
suceso: "siendo las 01:25 hs son comisionados por la central (...) a constituirse en
calle Remonda nº 249 de Bº Alberdi, en donde había una mujer que estaba
ensangrentada (...) una vez en el lugar, tratándose de un hospedaje, cuyo ingreso es
un pasillo y la puerta estaba abierta (...) observa a un hombre que se asoma desde
una de las puertas (...) observando que tenía sangre en la frente, a lo que le pregunta
qué le había sucedido, a lo que manifiesta que nada, que era un problema familiar
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(...) la deponente escucha que del interior de ese mismo departamento lloraba un
bebé (...) sale una mujer con un bebé en brazos y observa que el bebé tenía sangre
en su ropa y la deponente le pregunta si le había hecho algo al bebé, a lo que la
mujer le manifiesta que ese hombre era su ex pareja, que no debería estar en la casa
y que la había golpeado y le había cortado la mano con un vaso, que ella había
atinado a defenderse y lo golpeó en la frente (...) la mujer manifiesta que quería
denunciar a su ex pareja porque en varias oportunidades la había pegado (...) el
bebé aparentemente no se observa que tenga algún golpe, ya que según palabras de
la madre no le había hecho nada. Se identificó a la mujer como C., D. V. (...) al
hombre como R., J. E..." (v. fs. 01 y vta.).
Tras esta declaración inicial se efectuaron los actos probatorios de rutina
(Acta de Secuestro -fs. 04-, Acta de Aprehensión del incoado -fs. 05-, Acta de
Inspección Ocular -fs. 06-, y Croquis del lugar del hecho -fs. 07-), y también se labró
el correspondiente formulario ante la Unidad Judicial interviniente a fin de receptar
la denuncia en cuestión por parte de la supuesta agraviada.
En dicha oportunidad, C. manifestó su voluntad de abstenerse de declarar
en contra de su pareja J. E. R., agregando al respecto que "es la única familia que
tiene", expresando consecuentemente su intención de no instar la acción penal y su
negativa a ser remitida al Médico Forense, pese haber recibido asistencia en el
Hospital de Urgencias (v fs. 08).
También aclaró ante la instrucción: "Que ahora va a ir a buscar a la casa
de su madre L. a su bebé y con su bebé va a volver a al casa en la que vive con R. en
calle Silvestre Remonda nº 273", concluyendo "...no desea que se establezca ninguna
medida" (v. fs. 08 vta y 09).
No obstante la férrea postura sostenida por C., tal como se ha explicitado en
el presente, tanto el Sr. Fiscal del Distrito I, Turno IV, que interviniere en los
comienzos, como la Sra. Fiscal del Distrito III, Turno III, que lo hiciere luego,
entendieron que razones de interés y seguridad pública autorizaban la procedencia de
oficio en un suceso como el de marras donde no se había instado la acción (lesiones
leves sufridas por la nombrada conf. Informe Médico Forense fs. 46).
A partir de esta premisa se continuó avanzando en la investigación, y, amén
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JUZGADO DE CONTROL N° 3
CORDOBA
PROTOCOLO DE AUTOS
RESOLUCIÓN N°:.............................
TOMO: ...................................
FOLIO: ..................................
SECRETARÍA: Luis González.................
del Examen Médico Forense efectuado a C., al margen
de su manifiesta resistencia
Luis Isma<
LUIS I.
GONZALEZ
("Se niega en forma constante al examen
físico"
v. fs. 46), se efectuó Pericia
Psiquiátrica al prevenido R., y se realizaron Informe Psicológico con relación a éste
y a la nombrada.
La lectura conjunta de dichos estudios expertos, permite advertir la
existencia entre ambas partes involucradas en la conflictiva de una relación
tumultuosa, sesgada por la violencia, y en donde ambos refieren agresiones mutuas
(v. fs. 48 vta. –C.-, y 51 vta.-R.-).
A partir de dicha peculiaridad, cada uno de los profesionales intervinientes
reparó, de una u otra forma y acorde sus conocimientos en la materia, en la necesidad
de tratar la problemática a través de los organismos especializados previstos por el
Estado al efecto (v. gr. Juzgados de Violencia Familiar -v. fs. 40 vta., 49 vta. y 52).
No constituye ello un dato menor, puesto que al armonizar con los
postulados sentados por la normativa internacional y su correlativa nacional, (en
materia de Violencia Familiar y Violencia de Género como se expusiera), operativiza
la directiva que emana de tales ordenamientos, al tiempo de autorizar la intervención
de operadores judiciales que por estar especializados en la materia, no sólo tendrán
competencia para hacer cesar in situ el acto violento, sino también, para brindar a la
conflictiva el tratamiento más acorde a su real esencia.
Se evitará así de este modo, todo efecto criminalizador innecesario, pero
también corporificará la malla de contención que ante cuestiones tan sensibles ha
querido ofrecer el estado en procura del interés social; interés, por otro lado, que se
encuentra disociado del interés público al que refiere la preceptiva penal de fondo
(art. 72 inc. 2º del C.P.), por las razones antes expuestas.
En atención a esto, y conforme lo concluido en el Informe Psicológico
efectuado a la supuesta ofendida (personalidad con marcadas características de
dependencia, ausencia de recursos defensivos, dependencia económica y afectiva,
creencias de tipo machista e imposibilidad de advertir situaciones de riesgo, entre
otros -v. fs. 40-), a pesar de que tal valoración no permite allanar, como se ha
reiterado, el obstáculo de procedibilidad que impide la injerencia del derecho penal
en el asunto, sí permite, desde otro extremo, remitir los presentes obrados (en todo
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cuanto no sea invalidado) al Juzgado con competencia en Violencia Familiar, para
que el magistrado competente adopte las medidas más ajustadas al efecto.
Asimismo, teniendo en cuenta dichas particularidades en la eventual
ofendida, y el carácter suspensivo que supone el archivo de las actuaciones por falta
de acción, es que deben tenerse por válidos los actos hasta aquí practicados, con
excepción del decreto de imputación y la resolución de detención (ambos nulos),
puesto que una ulterior remoción del obstáculo procesal (v. gr. Instancia de la acción
por parte de CÓRDOBA), podría dar lugar, llegado el caso, a la reactivación del
proceso, entrando a jugar en el supuesto, el limitado poder punitivo del Estado
inspirado en Principios de Mínima Intervención y Subsidiariedad, resultando
altamente beneficiosas para el mismo las diligencias probatorias hasta aquí
practicadas.
Nuestro tribunal de apelaciones se ha pronunciado en tal sentido postulando
en autos "Grazioli" que: "La pretensión conforme a la cual se advierte acerca de un
supuesto incumplimiento en el sistema de remoción del obstáculo procesal normado
en el artículo 72 C.P. y en el 6º del C.P.P constituye, sustancialmente, la
interposición de una excepción por falta de acción (...) Por regla, en el caso que se
hiciere lugar a una excepción por falta de acción en virtud de no haber sido
debidamente salvado el obstáculo procesal de la instancia privada, el proceso, al
archivarse, simplemente se suspende y los actos que lo han conformado conservan
su validez, pudiendo por tanto ellos mismos constituir la base fáctica de la
continuación de ese mismo proceso, en caso de que ulteriormente se salve
adecuadamente el obstáculo en la cuestión" (Cám. Acus. Cba. A.I Nº 1, 06/02/07).
Conforme todo lo expuesto, deberá declararse absolutamente nulo el
decreto mediante el cual el Sr. Representante del Ministerio Público dispuso la
imputación del prevenido en autos como supuesto autor del delito de lesiones leves,
como así también el resolutorio a través del cual, en consonancia con aquello, ordenó
su detención, debiendo recuperar el incoado en autos y de manera inmediata, su
libertad.
Asimismo, deberá disponerse el archivo de las presentes actuaciones,
debiéndose remitir copia de todo lo actuado, al Juzgado con Competencia en
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CORDOBA
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SECRETARÍA: Luis González.................
Violencia Familiar que por turno corresponda.
Por todo lo expuesto y
Luis Isma<
LUIS
I.
GONZALEZ
normas citadas, RESUELVO:
I) DECLARAR
NULO, de nulidad absoluta, el decreto mediante el cual el Sr. Fiscal del Distrito I,
Turno IV, resolvió imputar a J.E.R. el delito de lesiones leves, como así también el
decreto de fecha 14 de septiembre del 2012, a través del cual la Sra. Fiscal del
Distrito III, Tercer Turno, resolvió transformar la aprehensión en flagrancia del
nombrado en detención, debiendo recuperar el mismo inmediatamente su libertad;
todo ello conforme a las razones de hecho y de derecho explicitadas en el presente
resolutorio (arts. 72, inc. 2º, a contrario sensu, del C.P.; 6, 185, inc. 2º y 272, ambos a
contrario sensu del C.P.P. ).
II)DISPONER EL ARCHIVO de las presentes actuaciones y remitir
copia de todo lo actuado al Sr. Juez con Competencia en Violencia Familiar que por
turno corresponda, a fin de que adopte las medidas que estime pertinente (art. 334
C.P.P. y Ley Provincial de Violencia Familiar Nº 9.283).
III) PROTOCOLÍCESE, NOTIFÍQUESE Y OPORTUNAMENTE
BAJE A FISCALÍA.
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