ART NOUVEAU 1880-1914 “Línea determinante, línea enfática, línea delicada, línea expresiva, línea controlada y unificadora.” Walter Crane, 1889 La época de los pioneros de la arquitectura moderna y del diseño, en términos de N. Pevsner, estuvo dominada por el llamado Art Nouveau. Este movimiento internacional que se extendió por Europa y Estados Unidos desde finales de la década de 1880 hasta la primera guerra mundial (1914-1918). Después de la preocupación decimonónica por los estilos históricos, este movimiento artístico constituyó un firme y exitoso intento de crear un arte profundamente moderno, caracterizado por el énfasis puesto en la línea (ondulada, representativa, abstracta o geométrica) representada con atrevimiento y simplicidad. Muchos de estos pioneros fueron figuras significativas del estilo, otros mantuvieron alguna relación con él, pero a veces estuvieron también al margen o se opusieron abiertamente, como en el caso de Loos. Era, pues, un momento complejo, en el que se produjo una clara voluntad de romper con el pasado académico y se afirmó rotundamente la fidelidad a la propia época, una afirmación de carácter explícitamente moderno y cosmopolita. A pesar de las diferencias dentro del mismo movimiento, se aprecia una preferencia por un colorido tenue, a base de tonos suaves, intermedios, que contribuyen a crear unos ambientes evocadores, cercanos, a la ensoñación simbolista y totalmente alejados de la prosaica realidad. El Art Nouveau se convierte, pues, en el arte propio de una sociedad muy especial, que vive en un ambiente idealizado y optimista, fruto del largo período de paz y de la prosperidad derivada del impresionante desarrollo industrial y tecnológico. Un momento en el que, a falta de ideales o preocupaciones religiosas o sociales, predominan la sensibilidad, el refinamiento y la exquisitez estética que, apoyados en esas posibilidades económicas promueven una frenética actividad artística. Hacia la década de 1920 las características de este movimiento llevadas hasta sus últimas consecuencias dió origen al Art Déco, aunque las cualidades de este último movimiento difieren sustancialmente del Art Nouveau Tal actividad alcanza a todas las ramas del arte, desde la arquitectura, la escultura y la pintura, al mobiliario, las artes gráficas, la joyería, la vidriería, el hierro forjado, el textil, etc., con la particularidad de que, ahora, frente a la destacada jerarquía de otra épocas, todas son tratadas igual. Es importante señalar que los términos modernism del inglés y modernisme del francés no se refieren a esta tendencia artística de fin de siglo sino que hacen referencia específica a las vanguardias o al arte moderno. Art Nouveau: Revistas y Exposiciones La denominación Art Nouveau -que proviene de la tienda abierta en París en 1985 por Samuel Bing, un comerciante alemán, buen conocedor del arte japonés- se generalizó pronto y aún hoy es la más utilizada, si bien este estilo se difundió internacionalmente y en cada país alcanzó ciertos matices diferenciales de acuerdo con la propia tradición cultural, adoptando denominaciones muy variadas. En Alemania el Jugendstil (por la revista Jugend); en Austria, la Secession (nombre de una asociación de artistas), Paling Stijl (estilo anguila) y estilo de Les Vingt (en relación al grupo de Les Vingt) en Bélgica; estilo moderno en Rusia y, en Italia, Stile Nouille, Stile Floreale, o Liberty (nombre de una firma comercial londinense), en España e Hispanoamérica fue el Modernismo. Éstas y muchas otras denominaciones que circularon en la época revelan la búsqueda y la afirmación de un estilo, y son también el exponente de esa idea de novedad y de modernidad. Algunas aluden a otros aspectos que nos remiten a la importancia de Inglaterra, del arte japonés, a aspectos decorativos o a los medios de difusión del estilo: las revistas, las exposiciones y el comercio. Las revistas tuvieron, en efecto, un papel ciertamente muy importante y algunas fueron notorias: The Studio (Inglaterra), La Revue Blanche (Francia), Jugend y Pan (Alemania), Ver Sacrum (Austria), Joventut y Luz (Cataluña). Las exposiciones, como las organizadas en Inglaterra por la sociedad Arts & Crafts; las de Bruselas, por Les XX o la Libre Esthétique; las de Viena, por la Secesión; o las exposiciones internacionales, como la de París de 1900, la Esposizione Internazionale dÁrte Decorative de Turín (1902) y la St. Louis World´s Fair (1902) fueron también una plataforma destacada en la difusión internacional del Art Nouveau. A lo que habría que añadir la publicidad, con el desarrollo del cartelismo, e incluso algunos espectáculos, como las actuaciones de la bailarina estadounidense Loïe Fuller, con sus danzas serpentinas. Características del estilo Aunque el Art Nouveau presenta aspectos variados en cada país, conserva algunos rasgos comunes. Además, de esa aspiración a independizarse del pasado al rechazar el historicismo académico (aunque lo cierto es que se inspiró en modelos antiguos, en especial lo llamativo o lo exótico, como el arte y la decoración japoneses, la iluminación y la joyería celta y sajona y la arquitectura celta); se caracteriza por la importancia que da a las artes decorativas o a la integración de todas las artes en torno a la arquitectura, por su gusto por el arabesco, por los ritmos curvilíneos y por la asimetría tanto en el diseño de las plantas y alzados de las construcciones como en la decoración interior de las mismas, aunque hubo también manifestaciones de una geometría rectilínea y angulosa. De allí que se generaran dos principales corrientes, una basada en la línea intrincada, asimétrica y sinuosa (Francia y Bélgica) y la otra que escogió un enfoque más rectilíneo (Escocia, Austria) Se desarrolló una iconografía muy peculiar a base de estilizaciones de temas naturalistas por lo que en la mayoría de casos, la representación de la naturaleza es poco realista y más bien sofisticada con frecuentes referencias simbólicas: los lirios, el girasol, la hiedra, los sauces, las plantas de tallo largo que permiten un juego lineal ondulante o las de formas orgánicas redondeadas que permiten entrelazarse con el motivo central. Entre los animales abundan los cisnes, las libélulas, los pavos reales, las mariposas, o animales fantásticos como los dragones. El impacto de los descubrimientos científicos, sobre todo los de Charles Darwin, hizo que la utilización de formas naturales dejase de considerarse romántica o escapista y pasase a ser moderna y progresista. Las figuras femeninas soñadoras, misteriosas, sensuales, con cabellos largos y ondulantes y ropajes flameantes con profusión en los drapeados (pliegues), o transformadas en hadas o en o en mujeres de acentuado erotismo formaban parte también de esa iconografía. Motivos diversos de carácter exótico para Occidente: influencias de los mosaicos bizantinos o de estampas japonesas por ejemplo. Aplicación envolvente del motivo tomando alguna de las características anteriormente mencionadas en contraposición con las características habituales del elemento a decorar. El elemento destacado de tipo orgánico envuelve o se une con el elemento que decora. Sin duda, el aspecto ornamental, decorativo y simbólico es uno de los más visibles del Art Nouveau, e impregnó todos los campos de la producción artística como ya se señaló líneas arriba, lo que permite referirse al Art Nouveau como a los inicios de lo que sería la moderna disciplina del diseño. Antecedentes Los antecedentes del Art Nouveau se localizan en el país donde primero aparece la reacción frente a las consecuencias de la industrialización: Inglaterra. William Morris (1834-1896) es una de las personalidades más destacadas. Morris denunció la fealdad y la corrupción de los productos artísticos de su época, el desordenado y sórdido desarrollo de las ciudades responsabilizando a la máquina de ello; criticó la división del trabajo, que reduce al obrero a un autómata, y propugnó un retorno al modelo medieval para reformar el arte y al mismo tiempo la sociedad. Para Morris, el arte sólo puede salvarse de la decadencia producida por la máquina si el artista se convierte en artesano y el artesano en artista. Aspiraba a reducir la distancia entre artes mayores y artes menores, porque “no quiero el Arte para unos pocos, como no quiero la educación para unos pocos o la libertad para unos pocos”. La grave contradicción de Morris reside en que precisamente porque odiaba la máquina, sus productos sólo fueron “para unos pocos”. Sin embargo, es interesante recalcar el objetivo perseguido por el movimiento de desaparecer la tradicional división entre artes mayores y artes menores, entre Arte con mayúsculas (arquitectura, escultura y pintura) y arte con minúsculas, es decir, artes aplicadas, mismas que adquieren la monumentalidad de la arquitectura; la escultura se convierte en objeto decorativo y lo útiles cotidianos se transforman, a su vez, en piezas de diseño, en obras escultóricas. El arte deviene así en un elemento esencial, definitorio de esa etapa histórica que se conoce como belle époque, en la que, parafraseando un poema de Baudelaire: “Todo era orden y belleza, lujo, reposo y voluptuosidad”. A través de las sucesivas empresas que creó para llevar a la práctica sus ideas: Morris, Marshall, Faulkner & Co. (1861), Morris & Co. (1875), y la Kelmscott Press (1891), Morris tuvo un papel destacado en el cambio de estilo respecto a los productos existentes, y sobre todo, en elevar el nivel de calidad de los mismos en todas las artes, incluida la arquitectura, al mismo tiempo que, en sus preocupaciones por la relación entre arte y sociedad, iniciaba uno de los temas del Movimiento Moderno en arquitectura. Muchos diseñadores Arts & Crafts de segunda generación como C. R. Asbee, Charles Voysey, M. H. Baillie Scout, Walter Crane y Arthur Mackmurdo, son considerados como figuras de transición entre el movimiento Arts & Crafts y el Art Nouveau. El primer diseño claramente identificado como Art Nouveau es la cubierta de un libro de 1883 dedicado a las iglesias de Christopher Wren realizadas por el diseñador y arquitecto Arthur Mackmurdo, así como el diseño para un respaldo de una silla también creado por él. Inicios: El Art Nouveau en Bélgica: Horta y Van de Velde En una Bruselas de intenso clima cultural, en el que se combinaban las teorías simbolistas y racionalistas francesas con las tendencias prerrafaelitas y los estilos decorativos ingleses, se suele situar la primera manifestación del Art Nouveau: la casa Tassel (1892-1893), de Víctor Horta (1861-1847). Es una casa de tres plantas, de fachada estrecha, en la que la estructura de hierro se presenta visible (vigas y columnas), pero sobre todo el interior donde el nuevo estilo halla una expresión extremadamente coherente. Los ritmos ondulantes aparecen en el suelo, en las paredes, en las vidrieras, incluso en los soportes metálicos que actúan a la vez de elemento estructural y de elemento ornamental flexible sinuoso. Con la casa Solvay (1895-1900), Horta realizó también otra obra significativa del nuevo estilo, diseñando incluso muebles, lámparas, alfombras, todos los detalles del interior. Pero su aportación más importante a la arquitectura moderna fue la casa del Pueblo (1896-1899), sede del Partido Socialista Belga. Era (fue demolida en 1965) una construcción de gran audacia, en que combinaba materiales diversos; había, sobre todo, un atrevido uso del hierro y de grandes superficies acristaladas. En el auditorio, que estaba situado en los pisos superiores, Horta concibió un espacio en el que el hierro proporcionaba una estructura transaparente, simple y lógica, suavizando su rudeza funcional con las curvaturas flexibles del Art Nouveau. Junto a Horta, Henry Van de Velde (1863-1975) fue también una figura notable. Muy influido por las ideas de Morris, destacó en el diseño de muebles, la decoración de interiores, el cartelismo, la joyería y en todas las artes en general, al tiempo que, con sus conferencias y escritos, ejercía una influencia notable en el desarrollo del arte belga y alemán. La Exposición Universal de París (1900) significó un hito destacado. Fueron especialmente impactantes las instalaciones coordinadas (en diseño y color) de obras de arte junto a muebles y tapices, expuestas por iniciativa de la Maison de l´Art Nouveau ("Casa del Arte Nuevo"), Al igual que ésta, otras casas comerciales, como la londinense Liberty & Co. (Arthur Lasenby Liberty) y la neoyorquina Tiffany's (Louis Comfort Tiffany), se identificaron tan estrechamente con la nueva estética que sus nombres se utilizaron también como denominaciones de la misma. El modernismo alcanzó su apogeo en la Prima Esposizione Internazionale d'Arte Decorativa Moderna ("Primera Exposición Internacional del Arte Decorativo Moderno") de 1902 en Turín, donde expusieron diseñadores de todos los países europeos. El “Style Métro” francés: Guimard y Lalique y otros importantes exponentes En Francia, el Art Nouveau se conoció también con el nombre de “Style Métro”, porque las estaciones del Metro de París, realizadas por Hector Guimard (1867-1942) en 1899-1900, eran una de las creaciones más típicas del estilo: el hierro se curva y se retuerce creando farolas como flores, y el cristal se combina con el hierro en las marquesinas, en una extraña mezcla de tecnología y arte, de abstracción y de naturaleza. Junto a esta obra destacan las producciones de la Escuela de Nancy –con Émille Gallé (1846-1904)-, tanto en mobiliario como en cristal. Sin olvidar las extraordinarias joyas de René Lalique (1860-1845), que figuran entre lo más representativo del Art Nouveau francés. Los productos de la escuela de Nancy eran lujosos y caros, e incorporaban estructuras curvilíneas y decoraciones con motivos realistas de plantas e insectos. Otros miembros importantes del grupo fueron los hermanos Auguste (18531909) y Antonin (1864-1930) Daum, ambos artesanos del cristal; el carpintero Louis Majorelle (1859-1929), Eugène Vallin (1856-1825) y el diseñador Victor Prouvé (1858-1943). En cuanto a la arquitectura moderna, hay que citar, al margen del nuevo estilo, las aportaciones de Auguste Perret y de Tony Granier. Ambos se inscriben en la línea de la tradición académica y racionalista francesa, aunque el primero fue un pionero en la utilización visible del hormigón armado en arquitectura, y el segundo, con su proyecto para una ciudad industrial, enunció ya conceptos del Movimiento Moderno. El diseño escocés: Charles Rennie Mackintosh Si los motivos florales del Art Nouveau tuvieron su origen en la obra de Mackmurdo, fue el estilo único de los cuatro de Glasgow –Charles Rennie Mackintosh (1868-1928), su mujer Margaret Macdonald (1865-1933), su hermana Frances Macdonald (1874-1921) y el marido de ésta Herbert McNair (1870-1845)- el que influyó directamente sobre el desarrollo de la versión posterior, más geométrica, del Art Nouveau. Los cuatro trabajaron en varios campos: pintura, grafismo, arquitectura, interiorismo, mobiliario, vidrio, metal, ilustraciones para libros y hierro forjado. La ornamentación típicamente austera de sus diseños y sus colores apagados, las líneas verticales curvadas y los estilizados movimientos de rosas, huevos y hojas ejercieron una gran influencia en la época. En Escocia, Charles Rennie Mackintosh (1868-1928) ofrece una nueva interpretación del Modern Style. Su obra maestra en la Escuela de Arte de Glasgow (1898-1899), ampliada en 1907-1909. Sus muros sólidos y austeros parecen evocar las antiguas fortalezas del país, al tiempo que la simplicidad y los grandes ventanales apuntan a soluciones que son muy modernas. En los diseños de interiores y en el mobiliario de Mackintosh se hace patente una ornamentación lineal a base de verticales, paralelas y cuadrados; aparecen también temas naturalistas, pero estilizados y geometrizados en una refinada red lineal y de delicado cromatismo. La cuadratura que presentan muchos de los diseños de Mackintosh le acercan a la arquitectura y al diseño futuros. Por ello no resulta sorpendente que su obra fuese admirada en los años del Art Déco (1925), como también lo fueron las obras de los vieneses. La Secessión vienesa La Viena de fin de siglo, la Viena de Freud, de Wittgenstein, de Mahler, de Schönberg, de Loos, fue también la Viena de la Secesión, en la que destacan los arquitectos Otto Wagner, Joseph Maria Olbrich, Joseph Hoffman, y el pintor Gustav Klimt. Otto Wagner (1841-1918), que había trabajado en la línea de la tradición historicista, en 1894 empezó a defender la necesidad de una renovación radical de la arquitectura en sus clases impartidas en la Academia de Arte de Viena, y con él y sus discípulos se inició efectivamente algo nuevo. En 1897 se creó un grupo de artistas, La Secession cuyo órgano de expresión fue la revista Ver Sacrum. El grupo promovió exposiciones y se puso en contacto con los artistas extranjeros más innovadores. Pronto contó con un edificio, el palacio de la Secesión, encargado a Olbrich (1867-1908), quien inscribió en la fachada un lema significativo: “A cada época su arte, al arte su libertad”. Olbrich, discípulo de Wagner, trabajó a partir de 1899 en la colonia de artistas Matildenhöhe, de Darmstadt, un conjunto residencial con un local para exposiciones, destinado a un grupo de artistas protegidos por el gran duque Ernst Ludwig de Hesse. Olbrich proyectó las viviendas (excepto la de Peter Behrens), la “torre nupcial”, el centro de exposiciones, los jardines, y diseñó también las publicaciones de la colonia. Con gran libertad, conjugó los diseños geométricos de la Secesión con algunas referencias a la arquitectura inglesa, en un conjunto en que la rica volumetría arquitectónica se adereza con puntuales ornamentos en color a base de cerámica, relieves muy planos o esculturas. Es una de sus mejores creaciones, a la vez que una expresión muy lograda de la unión de las artes a la que aspiró en toda esta época. Joseph Hoffmann creó en 1903, junto con el diseñador Koloman Moser y el banquero Fritz Wärdorfer, los Wiener Werkstätte. Estos célebre talleres vieneses, dirigidos artísticamente por Hoffmann y Moser, realizaron numerosos trabajos en oro y plata, muebles y toda clase de objetos de diseño, con un preciosismo y una sobriedad tales que, internacionalmente el arte austríaco de calidad. hasta 1932, representaron Hoffmann con los artistas de esos talleres, fue también el autor de una de las obras más completas del estilo de la Secesión: el palacio Stoclet (1905-1911) de Bruselas, una obra de arte toral. Es un conjunto suntuoso de blancas superficies, con las aristas subrayadas por filetes de bronce dorado. En el interior, se cuida al máximo cualquier detalle u objeto, y los murales que decoran el comedor son de Gustav Klimt (1862- 1918) titulado: La espera,1906. Además de ser el primer presidente de la Secesión, Klimt fue el pintor más significativo del grupo. Sus composiciones decorativas y simbólicas aparecen cargadas de un erotismo que provocó más de un escándalo en Viena. En los mosaicos del palacio Stoclet elaboró unos frisos en los que se aprecia la madurez de su estilo. Combinó un tratamiento naturalista en los cuerpos de las figuras, siempre muy estilizados, con un fondo plano, en el que desarrolló un juego decorativo de formas abstractas, a veces con sugestión de collage, y con la presencia del oro. Al igual que Edward Munch, Klimt oscila entre el simbolismo, el modernismo y el decadentismo por lo que no es raro encontrarlo en cualquiera de éstas tendencias en los estudios sobre historia del arte. Su temática, de claro recuerdo simbolista (Las tres edades de la mujer, 1905; el beso, 1909), y hasta los mismos retratos (Fritz Reider, 1906) quedan diluidos en una composición abstracta, compartimentada, decorativa y bidimensional. Una pintura, en definitiva, extremadamente refinada, quintaesencia del decadentismo vienés, en la que no faltan la exquisitez del dibujo ni el lujo orientalizante expresado en la decoración arabesca y bizantina, con deliciosos destellos derivados del Rococó austriaco. La suntuosidad de Klimt no es seguramente inconsciente, y si resulta decorativa, es porque expresa en sus estructuras entretejidas una tensión constante entre el éxtasis y el pavor, entre la vida y la muerte, de tal forma que incluso los retratos, situados en una decoración intemporal. Pueden interpretarse como surgidos de la fatalidad. El sueño, la esperanza, la muerte, son temas recurrentes de la obra –el beso también- . Pero si es cierto que el poder de seducción de la vida se hace más patente con la presencia de la amenaza de la muerte y de su vecindad con ella, entonces puede reconocerse en el despliegue formal de esta obra, que en modo alguno anticipa explícitamente un fin próximo, una aspiración a la dicha y a la eternidad –como un testamento en el que se expresan los deseos y temores de una época-. Pues la desconcertante bidimensionalidad con la que Klimt rodea sus personajes, es comparable al fondo de oro del arte bizantino, que, al anular el espacio, niega también el tiempo, una forma de eternidad. Pero en Klimt no encontramos las figuras austeras frontales, del arte antiguo sino los cuerpos extáticamente acurrucados, la delicada piel femenina, pero enmarcada en oro como los iconos de la iglesia de oriente. El cartel modernista La referencia a los carteles lleva a otra de las tres grandes artes en sentido tradicional, la pintura, que, como arte tradicional, no tiene mucho campo de acción en este movimiento. En efecto, la característica plenitud del art nouveau no favorece precisamente el tratamiento tridimensional habitual en el cuadro de caballete. Sin embargo, la concepción bidimensional. Basada en la simple combinación de tintas y en el linealismo decorativo, hacen de la época art nouveau la edad de oro del cartel litográfico y de la ilustración. Dos de los aspectos, por cierto, más modernos y vanguardistas del movimiento, pues además de identificarse plenamente con el espíritu del momento, ya que el anuncio publicitario es consecuencia directa del consumismo propio de una sociedad que “vive a la moda”, contribuyen a su mayor difusión, sacando la obra de arte de los círculos cerrados, estrictamente académicos, en que solía desenvolverse. En clase se había tratado el caso de Henri Toulousse-Lautrec dentro del postimpresionismo, se señaló que su temática giró en torno a los cabarets, burdeles y circos principalmente y si bien estos tópicos no son del gusto típico del Art Nouveau, el tratamiento dado a ellos si lo es: su afición a las curvas sinuosas y elípticas, su dominio del dibujo, que hace de la línea la principal forma de expresión, la reducción de los colores, el tratamiento de las figuras como simples figuras silueteadas, y la simplificación espacial, no sólo coinciden con las principales características del Art Nouveau, sino que fueron, sin duda alguna, la base del éxito de sus carteles. Su capacidad de síntesis, aplanando y simplificando el espacio, al aprovechar las perspectivas forzadas de su maestro Degas y de las estampas japonesas, y reduciendo el texto al mínimo, además de integrarlo en la estructura de la obra al tratar los rótulos no como signos añadidos a la composición pictórica, sino como unos elementos más de la misma, aumenta la inmediatez del mensaje. Así, capta la atención del espectador, aspecto esencial, porque sus cuadros iban destinados primordialmente a un público en su mayoría primario. Además, facilita su rápida lectura y comprensión, sin dar ocasión a la distracción, razón de la profunda atracción que ejercen en el joven Picasso. Y en definitiva, se convierten en piezas maestras de la imagen publicitaria y, por tanto, de la cultura y el mundo modernos, carteles como: Moulin Rouge, la Goulue (1891), Jane Avril au Jardin de Paris (1893) y Divan Japonais (1893), por citar sólo algunos ejemplos. Uno de los artistas gráficos más aplaudidos del Art Nouveau fue el pintor y diseñador checo afincado en París Alphonse Mucha (1860-1939), cuyos carteles, muy apreciados por el público representaban a sensuales mujeres en entornos prolíficamente florales, como el de la famosa actriz Sarah Bernhardt. Las formas femeninas constituyeron el tema principal de muchos diseños Art Nouveau, al igual que en el caso del simbolismo, el esteticismo, y el decadentismo, aunque la mujer típica del Art Nouveau solía ser más alegórica, una especie de figura de cuentos de hadas màs que una mujer fatal. La ilustración Igualmente destaca el inglés A. Beardsley (1872-1898), si bien su medio de expresión más característico es la ilustración gráfica. Su formalismo, en clara deuda con Whistler y con la estampa japonesa, así como con el prerrafaelita Burne-Jones, hace que su arte se distinga por el contraste de tonos distribuidos en grandes planos, la fluidez lineal y la simplificación espacial, acentúa la bidimensionalidad, adecuándose a la técnica de la impresión, y su compenetración con el texto, con lo que sus ilustraciones se convierten en piezas esenciales del mismo. Por ello, es el ilustrador preferido de editores y escritores, como Oscar Wilde (1854-1900). Alcanzó la fama en 1894 con sus ilustraciones para el drama de Salomé de O. Wilde), y su radical estilo decorativo en blanco y negro asombró a sus contemporáneos tanto o más que la depravación de sus temas. Por otra parte, su temática cercana a los simbolistas, su insistencia en el mito de la mujer fatal y en los motivos eróticos y decadentes tratados con cierta pose y distanciamiento no exento de dosis satírica, explican el rechazo frontal de la sociedad victoriana, mientras su obra se convierte en una de las fuentes más importantes del formalismo y espíritu Art Nouveau en occidente. Durante un breve período de tiempo fue editor artístico de The Yellow Book, una publicación periódica que presentaba la obra de muchos escritores y artistas asociados al decadentismo y al Art Nouveau. La alianza de Beardsley con Wilde le trajo fama, pero también precipitó su caída. Cuando Wilde fue acusado de sodomía, en 1895, los manifestantes atacaron las oficinas de la editorial de The Yellow Book, y Beardsley fue destituido. Durante los últimos tres años de su vida (murió con tan sólo veinticinco años) trabajó para un nuevo periódico, The Savoy, editado por Leonard Smithers, para el que Beardsley también produjo ilustraciones (por muchos consideradas pornográficas) para ediciones privadas de clásicos como Lisístrata, de Aristófanes. La pintura Art Nouveau Gustav Klimt (1862-1918) El pintor austríaco Gustav Klimt es uno de los que mejor refleja el espíritu Art Nouveau. Su pintura, gracias a las revistas y, sobre todo, a la presencia de las obras de Mackintosh en la Secesión, pierde la corporeidad de la primera época para resolverse en un juego de ritmos, de planos, de líneas, de arabescos, de tonos, de texturas. De este modo, su temática de claro recuerdo simbolista (Las tres edades de la mujer, 1905; el beso, 1909), y hasta los mismos retratos (Fritz Rieder, 1906) quedan diluidos en una composición abstracta, compartimentada, decorativa y bidimensional, que favorece su condición de pintor muralista y su adecuación a Wiener-Werkstätte, con obras como el Palacio Stoclet (La espera, 1906). Una pintura, en definitiva extremadamente refinada, quintaesencia del decadentismo vienés, en la que no faltan ni la exquisitez del dibujo ni el lujo orientalizante. Jan Théodore Toorop (1858-1928) Holandés y de origen y formación javaneses, su arte es místico y se resuelve en una serie de trazos y líneas curvas que pueden parecer simples composiciones abstractas, ayudadas por lo poco habitual del color, en especial cuando se está fuera de la espiritualidad que las inspira. Ferdinad Hodler (1853-1918) Suizo y cuyo dibujo es extremadamente duro, muy adecuado al mural, representa de manera atractiva y sugestiva la heroica historia de su país en los bancos y edificios públicos. Es importante señalar, que como “movimientos” aparecidos a finales de siglo, los límites y rasgos distintivos entre el simbolismo, el decadentismo, y el Art Nouveau están poco definidos. La misma obra puede ser admirada por su contenido simbolista, su tema decadente y sus líneas Art Nouveau. Un ejemplo de esto lo constituye la Madonna de Munch (1895), que también trata el tema de la “mujer fatal”, un aspecto muy presente en las obras simbolistas, Art Nouveau y decadentistas, y que resurgiría más adelante en la literatura y el arte surrealistas. Estados Unidos: Tiffany El principal difusor del Art Nouveau en Estados Unidos fue Luis Comfort Tiffany (1848-1933). Sus suntuosos y ricamente coloreados objetos de vidrio (lámparas, cuencos, ventanas de vidrio entintado, jarrones, etc.) le dieron fama tanto en Europa como en Norteamérica. Pierre Bonnard, Edouard Vuillard y Toulouse-Lautrec se encontraban entre los pintores que realizaron diseños para que él los plasmara en vidrio. Durante unos años, el Art Nouveau parecía imparable, y logró extenderse por el este hasta Rusia, por el norte hasta Escandinavia y por el sur hasta Italia. En Dinamarca, el platero, Georg Jensen (1866-1935) se hizo famoso por sus joyas y objetos de decoración, mucho de los cuales todavía se producen hoy en día. Sin embargo, fue la enorme popularidad del Art Nouveau la que lo condujo a su declive, pues la proliferación de imitadores de segunda y tercera fila provocó la saturación del mercado. Los gustos cambiaron, y el público pedía un nuevo tipo de arte decorativo para expresar la modernidad, el arte Déco. En los años veinte, los únicos nombres que recibía eran peyorativos: estilo branche de persil (estilo rama de perejil) y estilo guimauve (estilo malvavisco) en Francia y Brandwurmstil (estilo tenia) en Alemania. No fue hasta finales de los sesenta, con el renovado interés por las artes decorativas, cuando el Art Nouveau volvería a valorarse y apreciarse. No obstante, su gran influencia siempre ha sido innegable. La fe de sus seguidores en las propiedades expresivas de la forma, la línea y el color, y su énfasis en la creación de obras de arte “global”, fue muy inspiradora. Sus incursiones en la semiabstracción tuvieron lugar ya más entrado el nuevo siglo, de la mano de los artistas y arquitectos que desarrollaron el expresionismo, el arte no objetivo y la arquitectura moderna. Principales colecciones: Colección Mackintosh, Glasgow, Escocia. Morse Museum of American Art. Winter Park, Florida. Museo Mucha, Praga, República Checa. Musée de lÉcole de Nancy, Nancy, Francia. Victor & Alberta Museum, Londres. Ejercicios de recuperación de conocimientos 1.- Organizar equipos de seis integrantes y realizar una presentación digital en sobre el Art Nouveau en México. 2.- Si eres de la orientación de Diseño Editorial o Ilustración, elige una ilustración de A. Beardsley y analiza dicha imagen (composición, color, líneas, influencias, etc.) 3.- Si eres de la orientación de soportes Tridimensionales elige un objeto de uso cotidianos representativo del Art Nouveau y explica sus cualidades y desventajas. 4.- Si perteneces a la orientación de fotografía investiga de que manera se vinculo la fotografía con el proceso del diseño de los carteles. 5.- Investiga sobre alguno de los edificios diseñados por Antoni Gaudí: características, significados simbólicos, y modernismo en España.