Pon GuidoS CuerpoExtensiónDiscapacidad 2013

Anuncio
Cuerpo y extensión en la discapacidad
Licenciado Santiago Guido
Docente Universidad de la República (UDELAR), Instituto Superior de Educación Física
(ISEF).
Departamento Salud. Asignatura Educación física adaptada para personas con
discapacidad.
Resumen
El siguiente artículo trata
de cómo lo socialmente aceptado como saludable, y lo
considerado como cuerpo sano ha determinado y determina las consideraciones sociales
acerca de la discapacidad, en particular respecto al cuerpo y como abordamos desde
nuestra práctica en educación física esta circunstancia mediante una educación en derechos
humanos.
Referencias territoriales
Este artículo surge de nuestra intervención en territorio a través del Programa Integral
Metropolitano (PIM) en el Espacio de Formación Integral (EFI) Discapacidad.
El trabajo en territorio pertenece a Villa García, kilometro 20.800 de Ruta 8 en el Centro
“Estación Esperanza” perteneciente al INAU.
Villa Garcia es el barrio más al Noreste de Montevideo y limita con Canelones, es uno de los
barrios con más de 100 años de antigüedad y su área de influencia va desde el Km 17,
donde hoy se encuantra Zona América hasta el barrio de Los Aromos que ubicado en
Canelones.
Estación Esperanza es Hogar permanente de discapacitados intelectuales varones de 16 a
48 años. Depende de la División atención integral de tiempo completo del INAU.
Allí trabajamos con docentes y estudiantes de Educación física, Nutrición y Psicología
coordinados por la docente Delia Bianchi (docente PIM).
Introducción
Para comenzar este análisis resulta necesario realizar una breve aproximación conceptual.
La Organización Mundial de la Salud en la Clasificación Internacional del Funcionamiento,
de la Discapacidad y de la Salud (CIF) (OMS, 2001) con la idea de adoptar criterios
comunes de trabajo desde la asistencia sanitaria al empleo, la educación y la integración
social, ha optado por precisar terminológicamente tres conceptos (deficiencia, discapacidad
y minusvalía), ampliamente utilizados y orientados hacia los respectivos campos médico,
rehabilitador y social.
Entonces entiéndase por deficiencia según la OMS (2001) a toda perdida o anormalidad de
una estructura o función fisiológica, anatómica o psicológica.
Deficiencia hace referencia a las anormalidades de la estructura corporal y de la apariencia
y a la función de un órgano o sistema, cualquiera que sea su causa. Representa un
trastorno en el ámbito de lo fisiológico, anatómico o de determinada función psíquica.
Bajo esta línea la OMS (2001) agrega que discapacidad es toda restricción o ausencia
(debida a una deficiencia) de la capacidad de realizar una actividad en la forma o dentro del
margen que se considera normal para un ser humano.
Una discapacidad refleja las consecuencias de la deficiencia desde el punto de vista del
rendimiento funcional y de la actividad del individuo. Representan trastornos en el ámbito de
la persona.
Minusvalía según la OMS (2001) es una situación desventajosa para un individuo
determinado, consecuencia de una deficiencia o una discapacidad, que limita o impide el
desempeño de un rol que es normal en su caso (en función de la edad, sexo y factores
sociales y culturales).
Hace referencia a las desventajas que experimenta el individuo como consecuencia de la
deficiencia que padece. Reflejan una interacción y adaptación al entorno determinada por su
incapacidad, donde sobresale su déficit por sobre sus capacidades.
Según estos criterios una enfermedad provocaría una deficiencia, esta deficiencia produciría
una discapacidad para realizar determinadas acciones y, a su vez, esta discapacidad
provocaría una minusvalía socialmente considerada.
Inclusión
La inclusión es un conjunto de procesos que buscan eliminar o minimizar las barreras
sociales, económicas, culturales, entre otras, que limitan la posibilidad de participación en la
vida social de las personas en situación de vulnerabilidad, en muchos casos dichas
personas integran grupos minoritarios, tales como etnias afrodescendiente, personas en
situación discapacitados, etc. Tanto los procesos que reducen las barreras como éstas
específicamente pueden darse en distintos sectores, en el sector político (políticas públicas,
leyes, etc.), en la comunidad, en las distintas instituciones educativas, entre otros.
La inclusión tiene como principio fundamental valorar la diversidad y ser una respuesta a la
misma, ya que la sociedad es diversa, debido a su carácter plural y dinámico. Desde este
lugar que la diversidad ocupa es que se la considera como un hecho que enriquece
culturalmente a la sociedad.
En muchas ocasiones se utiliza el término inclusión como sinónimo de integración, pero la
diferencia radica en que el segundo alude a una adaptación del grupo o persona en
situación de vulnerabilidad al espacio que desea o tiene derecho a acceder. La integración
busca que las personas formen parte de un determinado espacio, pero sin que haya un
sentido de pertenencia del mismo, los sujetos son “colocados”, queriendo que los mismos se
acoplen al funcionamiento de dicho espacio. Se utiliza el término colocar con un sentido
intencional, ya que se considera que la integración supone homogeneizar, normalizar e
igualar a los sujetos.
Hoy en día la integración es un término muy utilizado, y es la estrategia educativa de
muchas por no decir todas las instituciones. La sociedad uruguaya a nuestro entender sigue
desde diferentes políticas una cultura integracionista de poblaciones minoritarias ya sea en
centros educativos, culturales, políticos, etc.
Por su parte, el término inclusión, refiere a la adaptación de los espacios a ese grupo o
persona, y así garantizar el pleno goce de sus derechos como individuo parte de cierta
sociedad. Sobre esta distinción conceptual Edgar Eusse (2007) en Educación Física y
discapacidad: prácticas corporales inclusivas, considera que es importante reconocer que
ambos términos presentan grandes diferencias que hacen a que determinada institución se
enmarque o no en un verdadero camino inclusivo.
Diversidad
En el diccionario de la Real academia española (2001), existen dos definiciones para el
concepto diversidad. La primera lo define con tres palabras: variedad, desemejanza y
diferencia; mientras que la segunda la define como “abundancia, gran cantidad de varias
cosas distintas” RAE (2001). López y Ferrari (2008) plantean que la diversidad de la especie
humana se visualiza en diferentes culturas, genotipos, lenguas, religiones, organizaciones
sociales, diferentes formas de ver el mundo y a su vez cada ser humano es único por su
forma de ser. “La cultura, las relaciones, las ideas, todo se construye a partir de las
diferencias y del aporte único que cada uno es capaz de hacer.” López y Ferrari (2008,
p.30). El problema que expresan los autores es que las diferencias a lo largo de la historia
se han utilizado para discriminar y excluir a determinados grupos, por lo que en la educación
que recibimos en nuestra vida existen mensajes que consideran a lo diferente como algo
malo. Nos presentan los modelos estándar de cómo ser, cómo pensar y como plantean los
autores, quién es más o menos valioso. Trabajar desde una perspectiva de diversidad
implica aceptar que todos tenemos el mismo valor y por ende merecemos el mismo respeto,
reconocer la importancia de la diversidad de las personas. Por el contrario como plantean
los autores y como sucede en la mayoría de las sociedades, lo diferente se “tolera”; se tolera
algo que nos molesta, por lo que se entiende que si me molesta, lo diferente es algo malo
que yo puedo tolerar porque actualmente está mal vista esa discriminación, no porque
realmente respeto la diversidad.
Estrechamente relacionado al término diversidad, los autores D´Elia y Maingon (2004), traen
el concepto de equidad definiéndolo como “un principio asociado a valoraciones éticas,
morales y políticas sobre la idea de lo que es justo.” D´Elia y Maingon (2004, p.7).
La equidad según los autores implica exigir que se haga lo necesario, lo básico, lo
fundamental para evitar que las diferentes acciones en la sociedad afecten de manera
negativa la calidad de vida de las personas, además que se considera ética y moralmente
inadmisible el hecho de que no se haga lo posible por evitarlo. Las acciones anteriormente
mencionadas pueden ser decisiones, oportunidades, prácticas y condiciones que
desfavorecen a las personas menos aventajadas, por lo que se considera que la equidad es
de carácter social y no individual. Este concepto tiene como objetivo eliminar las desventajas
injustas causadas por las diferencias, que impiden una igualdad social. “Como afirma
Calderón <<Si no se reconoce que, respetando las diferencias, todos somos iguales, nunca
se eliminará la exclusión del otro distinto de uno.>> (2002, p.114).” (D´Elia y Maingon, 2004,
p.14). El concepto de igualdad como plantean los autores, suele utilizarse equívocamente
como sinónimo de equidad, sin embargo ambos términos se relacionan directamente y se
necesitan el uno al otro. Una sociedad donde sus integrantes no se reconozcan como
iguales no es posible que se brinden las mismas oportunidades a todos, por lo que no será
equitativa, como por el contrario en una sociedad donde todos sean tratados igual, la
igualdad social estará limitada porque todos tenemos necesidades distintas. ...todos
tenemos valores, necesidades y aspiraciones distintas que deben ser igualmente válidas
dada nuestra igual condición de seres humanos semejantes; y todos presentamos
desigualdades en relación con aspectos o esferas importantes para llevar una vida plena y
también de acuerdo con la connotación sociocultural de nuestras múltiples identidades. Esto
quiere decir que la diversidad significa dar mayor importancia a las diferencias... (D´Elia y
Maingon 2004, p. 13)
Marco legal en el Uruguay
En estos últimos tiempos, en Uruguay se ha ratificado a la Convención de Naciones Unidas
sobre los derechos de las personas con discapacidad (basada en la Declaración Universal
de los Derechos Humanos) y promulgado la ley N° 18.418. El objetivo de esta ley es que la
personas en situación de discapacidad puedan vivir plenamente y participar de todos sus
derechos de la vida de forma independiente, en igualdad de condiciones, abarcando desde
la utilización de diferentes tecnologías, transporte, acceso a información y comunicación,
tanto en las zonas rurales como urbanas, intentando eliminar o minimizar las barreras,
reduciendo así su aislamiento y dependencia. Cuando se habla de barreras, se hace
referencia a los diferentes obstáculos físicos, lingüísticos, económicos, culturales, etc., que
se interponen ante una acción, pensamiento o participación de un sujeto o grupo
determinado. En dicha ley se establece que es el Estado el que debe garantizar el acceso
de todas las personas a la vida social
El 13 de diciembre de 2006 se ha aprobado la Convención Internacional sobre los Derechos
de las Personas con Discapacidad. Esta Convención es el resultado de un largo proceso, en
el que participaron varios actores: Estados miembros de la ONU, Observadores de la ONU,
Cuerpos y organizaciones importantes de la ONU, Relator Especial sobre Discapacidad,
Instituciones de derechos humanos nacionales, y Organizaciones no gubernamentales,
entre las que tuvieron un papel destacado las organizaciones de personas con discapacidad
y sus familias.
Este nuevo instrumento supone importantes consecuencias para las personas con
discapacidad, y entre las principales se destaca la “visibilidad” de este grupo ciudadano
dentro del sistema de protección de derechos humanos de Naciones Unidas, la asunción
indubitada del fenómeno de la discapacidad como una cuestión de derechos humanos, y el
contar con una herramienta jurídica vinculante a la hora de hacer valer los derechos de
estas personas.
A pesar de que las personas con discapacidad eran destinatarias, al igual que el resto de
seres humanos, de la protección establecida por los Tratados mencionados, en muchos
casos dichas normas no se aplicaban, o se aplicaban de manera diferente –desventajosapara este grupo social. Sumado a ello, hubo grandes deficiencias tanto por parte de los
Gobiernos como por parte de los órganos de supervisión de los Tratados, a la hora de
supervisar su cumplimiento en relación con las personas con discapacidad.
Estas insuficiencias han sido resaltadas a partir de Informes elaborados en el marco de
Naciones Unidas, que tuvieron amplia repercusión y resultan de gran interés. Entre otras
cuestiones, en dichos informes se llegó a la conclusión de que las personas con
discapacidad eran de algún modo “invisibles” dentro del sistema de derechos humanos de la
ONU. A diferencia de otros grupos -tales como mujeres y niños y niñas- las personas con
discapacidad no contaban con un instrumento jurídicamente vinculante ni con un Comité que
velara por la protección de sus derechos de manera expresa. Se contaba, sin embargo, con
un instrumento específico sobre los derechos de las personas con discapacidad, pero que
no tenía rango de norma jurídicamente vinculante: las Normas Uniformes sobre la Igualdad
de Oportunidades de las Personas con Discapacidad.
Cuerpo y discapacidad
Ahora bien, sería imperioso aclarar cuáles son estas minusvalías socialmente consideradas.
Asumimos como presupuesto de partida, siguiendo las propuestas teóricas de BOURDIEU
(2000), que “la posición de un agente en el espacio social y, específicamente, en el propio
de las sociedades capitalistas, está determinada por su trayectoria social, ascendente o
descendente, y por sus propiedades corporales, sean éstas socialmente elogiadas o
estigmatizadas”.
En este sentido, comprobábamos que la posesión de una discapacidad o, más precisamente
de un cuerpo discapacitado, implica para su portador una desposesión o una falta de, en lo
que refiere a su capital simbólico, la cual se manifiesta de manera práctica en limitaciones
en su capacidad de manipulación tanto del cuerpo propio como del espacio físico.
De esta forma las personas con discapacidad, al tener un “diagnóstico” desde el discurso
médico, como “deficientes”, desde una óptica capitalista, a nuestro entender deben de ser
considerados como oprimidos.
A partir del rótulo de minusválido, deficiente, tullido o lisiado, la deficiencia se naturaliza.
Afirmando este concepto MOTTEZ (2006), le otorga a la discapacidad un carácter relativo y
seria el conjunto de lugares y de roles sociales de los cuales un individuo o una categoría de
individuos se encuentran excluidos en razón de una deficiencia
Bajo la forma de enfermo o deficiente, se plantea un vínculo de dominación que, muy lejos
de ser natural, es un producto histórico de carácter arbitrario.
Siguiendo está línea de análisis habría que agregar que la discapacidad trae consigo
asociado la imputación de un cuerpo patógeno, antiestético, inservible en contra oposición
de un cuerpo de Adonis sano, bello, productivo
Prescripción que desalentó la posibilidad de la autonomía y la vida independiente de las y
los discapacitados, de la conformación de parejas y familias con el objetivo de evitar la
reproducción de lo monstruoso, y fundamentalmente, excluyó del trabajo.
De este estigma social
de las personas con discapacidad y desde una concepción
capitalista deriva el modelo de abordaje denominado del Déficit.
Nos basaremos en el texto de Edgar Eusse (2007) titulado “Educación Física. Prácticas
corporales inclusivas”, el autor plantea que la educación de las personas en situación de
discapacidad se ha desarrollado según las diferentes concepciones que han surgido a lo
largo de la historia en relación la filosofía de la educación y del cuerpo. Surgiendo así tres
modelos y por ende diferentes percepciones de la discapacidad.
Modelo del déficit
Según BERNAL (2001), el Modelo del Déficit o Médico se destaca por generar métodos
exhaustivos de clasificación. Luego en el fenómeno social de la estigmatización, la dirección
educativa y el desarrollo personal quedaban de alguna manera, marcados por el
diagnóstico. En esta perspectiva surge con gran énfasis la intervención de especialistas y de
grupos multidisciplinarios haciendo hincapie en lo patológico.
Para establecer tanto los criterios de "curabilidad" y de "educabilidad" hay que determinar el
grado de deterioro intelectual causado por la anomalía.
El primer modelo es el tradicional asistencialista, según el cual los discapacitados son
excluidos, rechazados y marginados.
El modelo del déficit, objetiva la deficiencia en el cuerpo físico, excluyendo toda referencia
cultural.
Modelo de la normalización o Rehabilitador
Otro modelo es el Modelo de normalización o rehabilitación. Este surgió en los años 60 en
los países escandinavos. Esta normalización debía permitir que las personas con
discapacidad llevaran una existencia lo más próxima a lo normal como fuera posible, donde
la discapacidad es tratada como un problema individual. Se encontraban a cargo de equipos
multidisciplinarios quienes fomentan un proceso rehabilitador, intentando su ingreso al
mercado laboral; ya que se considera en este que la persona puede ser capacitada para
formar parte de equipos de trabajo productivos, predominando una propuesta de tipo
conductista.
La integración debe entonces permitir a la persona discapacitada normalizar sus
experiencias en el seno de la comunidad, esto implica que el ser sea un miembro activo de
la sociedad y que pueda gozar de los mismos derechos.
Modelo “Social” o de la “Autonomía Personal Cívico- Social y Político”
El tercer modelo es el denominado de la “Autonomía Personal Cívico- Social y Político”. En
este modelo en cambio se enfocan energías y acciones hacia el campo educativo en función
de un nuevo concepto, el de personas con Necesidades Educativas Especiales (NEE). Los
derechos de las personas con discapacidad: lograr un nivel de independencia adecuado,
desarrollar su capacidad para la autonomía personal, y la participación activa en su proceso
de construcción de proyectos de vida y de transformación social. Desde la perspectiva de la
autonomía personal el núcleo del programa de integración ya no reside en el individuo sino
que está en el entorno.
En dicho modelo se pone en juego el contexto en el que la persona se mueve, el cual se
considera un problema social que debe resolverse con una acción social de concientización
y cambio de mentalidad para lograr la completa inclusión de la persona con discapacidad.
Se busca la autonomía del sujeto mediante cambios ambientales y actitudinales que
generan limitantes en la persona, ya que el entorno en la que se encuentra influye en el
desempeño de la misma.
Si nos posicionamos en este modelo donde se enfocan las energías y acciones hacia el
campo educativo desde la posibilidad o no el déficit, visto el individuo como sujeto de
derecho la diversidad es aceptada como un valor y no como un problema.
Los conceptos de educación intercultural y de educación en la diversidad cobran vital
importancia, puesto que promueven un modelo inclusivo de sociedad, lo diferente adquiere
un valor sustancial como reconocimiento de la identidad.
Avanzando hacia la inclusión
El modelo de Normalización sin duda fue un avance pero, qué implica el hecho de permitir a
un ser humano que se eduque, que pueda recrearse, que pueda practicar un deporte. A
nuestro entender supone que esa persona pida permiso para realizar derechos que le son
propios por el mero hecho de haber nacido.
Bajo la mirada del Modelo de Normalización se determina una población, se la clasifica, se
la entrena y readapta a través de dispositivos técnicos e institucionales específicos con el
objetivo de reinsertarla en la “carrera” de la vida social.
Frente a esta política que categoriza las diferencias para normalizarlas siguiendo un modelo
hegemónico, la cuestión que podemos plantearnos ahora sería: ¿es posible pensar las
diferencias desde el paradigma de los derechos humanos, siendo la diversidad un valor
fundamental en sí mismo y no una desventaja? Nosotros creemos que es posible y nuestras
intervenciones en territorio van dirigidas con ese fin.
Desde el modelo social de la discapacidad las personas con alguna discapacidad pueden
lograr sus derechos: un nivel de independencia adecuado, desarrollar su capacidad para la
autonomía personal, y la participación activa en su proceso de construcción de proyectos de
vida y de transformación social. Desde la perspectiva de la autonomía personal o social de
la discapacidad el núcleo del programa de integración ya no reside en el individuo sino que
está en el entorno.
Extensión y discapacidad
Hay tres elementos que han caracterizado la concepción y la tarea extensionista según
Martins (2006):
a) la articulación con las tareas de investigación y enseñanza;
b) la necesidad del abordaje interdisciplinario e interprofesional del trabajo,
c) la integración de docentes, estudiantes y egresados en el trabajo en el medio.
Esto implica instrumentar un trabajo grupal, no sólo desde diversas miradas disciplinarias
sino también desde diversos lugares profesionales, que permitan articular los diversos
saberes del equipo con los de la comunidad con la que se trabaja.
En la matriz universitaria se encuentra el núcleo epistémico que marca la necesidad de
generación de saberes básicos y aplicados como única garantía de genuina independencia,
soberanía y desarrollo de criterios propios, autónomos y críticos.
Los profesionales que optaron por ser docentes universitarios se inscriben en un paradigma
que define la educación como un bien social al que todos deben poder acceder, respaldada
por un Estado garante de la accesibilidad, laicidad y gratuidad de la misma, velando por la
calidad de su oferta educativa. Así la universidad en su conjunto es un actor social
destinado a reflexionar a propósito del conocimiento, donde por momentos el docente no
parece estar consciente de cual es su lugar en estos compromisos, de la relevancia de su
papel social y la naturaleza de las responsabilidades de su función y la de la universidad en
el dialogo con la sociedad en la formación universitaria. (Pons,A.2008))
Es el conocimiento básico y aplicado producido en el ámbito universitario el que se debe
poner a disposición de las necesidades que presenta el país y su gente. Por lo tanto, se
propone que el desarrollo de este espacio de formación se basa en problemas específicos
emergentes de la realidad que demanden ser analizados para que, conjugando saberes, se
generen soluciones originales y auténticas; tal el caso de la discapacidad.
Educar en derechos humanos es incluir
A mi entender el abordaje integral de la discapacidad y su intención de destigmatizar el
concepto vigente de cuerpo es lo que caracteriza esta práctica universitaria.
Agregando a este concepto el educar en derechos humanos es abordar la discapacidad
desde el modelo social basado en la declaración universal de los derechos humanos
La educación en Derechos Humanos a nivel formal e informal es una tarea imprescindible
para construir una cultura de paz cuyo eje sea el reconocimiento y respeto de los derechos
de todas las personas independientemente de sus diferencias o (entiéndase el déficit desde
la perspectiva tradicional) naturales.
La complejidad del mundo moderno, las desigualdades económicas, las debilidades
institucionales de los Estados, tornan cada vez más apremiante la necesidad de educar
desde esta perspectiva axiológica, y posibilitar los cambios institucionales y sociales
requeridos para construir una sociedad inclusiva y tolerante.
La educación en derechos humanos es el instrumento idóneo para que las personas no sólo
conozcan sus derechos, sino para que también actúen en la vida diaria en sintonía con los
valores inherentes a una cultura de respeto a los derechos de todos y todas, a las
diferencias y valoración de la diversidad, construyendo una ciudadanía responsable.
Hasta el presente el tema de la educación en derechos humanos ha sido percibido en
nuestro país, fundamentalmente, como una actividad de especialistas, desarrollada en
ámbitos académicos específicos. Hoy el Estado uruguayo es consciente de que la
educación en derechos humanos desde una perspectiva interdisciplinaria debe llegar a
todos los ámbitos de la comunidad y desde la comunidad a todos los ámbitos incluidos el
universitario.
Debe por lo tanto incorporarse los contenidos pedagógicos en todos los niveles de la
enseñanza, de acuerdo a su especificidad, y debe trabajarse simultáneamente en la
universidad desde la enseñanza investigación y extensión.
La búsqueda de una mayor equidad, la lucha contra todo tipo de discriminación, la
aceptación de la diversidad y la seguridad ciudadana son objetivos prioritarios de toda
sociedad democrática. Estas actitudes deben de promoverse explícitamente en la
Universidad en especial aquellas con intenciones transformadoras y emancipadoras.
No es suficiente con conocer los derechos que cada individuo posee en tanto persona
humana, sino que debe existir el marco apropiado para que todos los derechos se realicen,
es decir, tengan efectiva vigencia.
Todos sabemos que el derecho de por sí solo no alcanza, sino que la vida del derecho está
ligada a la voluntad humana, a la acción, a actuar realmente en consonancia con mis
derechos y los del otro.
Por eso es que existe un valor primordial que subyace en toda ésta temática que es el valor
de la solidaridad con las otras personas humanas con las cuales convivimos en un espacio y
tiempo determinados.
Los compromisos y las responsabilidades en tanto integrantes de una comunidad no deben
visualizarse en abstracto, sino en el presente.
Han sido muchas las generaciones pasadas que han trabajado y luchado para obtener, por
ejemplo, las conquistas jurídicas plasmadas en los distintos instrumentos nacionales e
internacionales de derechos humanos, que hoy conocemos. Pero este proceso evolutivo de
construcción del marco de dignidad inherente a toda persona humana, hoy demanda nuevos
esfuerzos para responder a los desafíos que plantea el siglo XXI.
Si queremos cambiar el futuro, y hacerlo mejor para las nuevas generaciones debemos
trabajar hoy y ahora para lograrlo.
”Las batallas que se libren a través de la educación serán lentas; posiblemente tomará
generaciones enteras cambiar estereotipos, destruir prejuicios, abolir dogmatismos.
Pera esas batallas son las únicas y auténticas batallas por la paz. Y son las únicas
batallas de las que debemos ser soldados.”
Elizabeth Odio
Bibliografía
BOURDIEU, P (2000) La dominación masculina. Anagrama.
BERNAL, J (2001) Juegos y actividades adaptadas. Gymnos, Madrid
D´ELIA, Y. y MAINGON, T. (2004). “La equidad en el desarrollo humano: estudio conceptual
desde el enfoque de igualdad y diversidad.”. Editorial: Torino. Venezuela
EUSSE CASTRO, E. (2007) Educación Física y discapacidad. Prácticas corporales
inclusivas. Funanmulos Editores. Medellín
LÓPEZ, P. y FERRARI, F. (2008). “Apuntes para el trabajo en sexualidad desde los
enfoques de género, derechos y diversidad.”. Gurises Unidos. Uruguay.
MARTINS, P (2006) Alcances educativos de la extensión. Conceptualizaciones iniciales.
Ponencia presentada en la Jornada sobre extensión universitaria, desarrolladas en la
Facultad de Psicología de la UdelaR y organizadas por la CSEAM, 19 de octubre de 2006,
Montevideo.
MOTTEZ, B, (2006). Les Sourds existent-ils? Textes réunis et présentés. L’Harmattan,Paris
OMS (2001). Clasificación internacional del funcionamiento de la discapacidad y de la salud.
Ministerio de trabajo y asuntos sociales. Madrid.
PONS.A. (2008) El mejor docente es el mejor investigador. Debates teóricos, metodológicos
y políticos sobre la formación docente universitaria. CSE.UR. Serie temas de Enseñanza.
Montevideo Uruguay.
Documentos relacionados
Descargar