SOTO Andrés – Moral en una sociedad pluralista

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MORAL EN UNA SOCIEDAD PLURALISTA
Andrés Soto Sandoval
La importancia de ser protagonistas.
"He descubierto que soy persona, que tengo dignidad..." afirmaba un
adulto-joven, hace poco tiempo, luego de haber vivido todo un proceso de
formación y capacitación. Era un hombre del mundo popular, hasta el momento
marginado del sistema formado por lo que pueden acceder -en grado suficiente- a
los bienes y servicios. Al pedirle que ahondara la expresión de su experiencia,
manifestaba que su descubrimiento apuntaba a sentirse más dueño de su vida,
con más autonomía y capacidad de ejercerla, en definitiva más persona.
Hace algún tiempo, un grupo de jóvenes creó, bajo la orientación y
dirección de INFOCAP, el Instituto de formación y Capacitación Laboral, una
iniciativa que hoy recibe el nombre de “Un techo para Chile”. Estos jóvenes
miraron la realidad y vieron en ellos una consecuencia del drama de la pobreza.
Muchas familias no tenían un lugar mínimamente digno para vivir. De ahí,
decidieron capacitarse para ayudar a construir pequeñas casitas que posibilitaran
a muchos pobladores una vida de mayor calidad. La experiencia de estos jóvenes
les significó vivir el protagonismo y de esa manera la actuación de su ser
hombres y mujeres; la autonomía en su expresión más rica; su dignidad en
definitiva.
Lo anterior parece indicar que las personas y el colectivo se descubren en
lo más propio de su humanidad cuando ejercen el protagonismo, cuando realizan
activamente su existencia y no solamente padecen lo construido por otros, como
vegetales con ropaje humano.
Cuando Santo Tomás de Aquino define la ley natural ¿no está
manifestando acaso que el hombre es autor y protagonista de su historia al
participar de la ley eterna de Dios?. "Esta no se identifica tampoco, como para los
estoicos, con el orden externo que se contempla en la naturaleza, sino que
manifiesta también una dimensión personal: la providencia y el cuidado amoroso
de Dios sobre toda la creación. El universo entero se encuentra gobernado por
esa eterna y majestuosa sabiduría del Creador"1. El gobierno de Dios en el
hombre se expresa de una manera admirable. Este participa de la ley eterna de
Dios y con ello descubre cómo debe comportarse y orientar su existencia de tal
manera que puede vivir su vocación más propia2. Santo Tomás ve la ley natural
como una realidad en tres dimensiones: "Todo aquello a lo que el hombre tiene
inclinación natural, lo percibe naturalmente la razón como bueno...Existe, pues,
una primera inclinación humana al bien natural que le es común con todas las
sustancias, en cuanto que cada sustancia apetece la conservación de su ser
según su naturaleza, y según esta inclinación pertenece a la ley natural todo lo
que sirve para la vida del hombre y que impide lo contrario. En segundo lugar, se
da una inclinación humana a algunas cosas especiales de la naturaleza, que le
son comunes con los demás animales, y de acuerdo con ella pertenece a la ley
1VV.AA.
Praxis Cristiana Fundamentación, (294).
2Ibid.
1
natural lo que la naturaleza enseña a todos los animales, como es la unión del
varón y la hembra, la educación de los hijos y cosas parecidas. En tercer lugar, se
da una inclinación al bien de la naturaleza racional, que es lo más característico
suyo; así el hombre tiene una natural inclinación a conocer la verdad sobre Dios y
a vivir en sociedad. De acuerdo con esto, pertenece a la ley natural todo lo que
hace referencia a esta inclinación, como evitar la ignorancia, no ofender a
aquellos con los que debe relacionarse y otras cosas de este tipo"3. Según el
comentarista de Santo Tomás citado lo más propio de la naturaleza humana, a la
luz del aquinate, sería el protagonismo: "la naturaleza se hace quehacer y tarea
en sus propias manos, ya que la modela, orienta y desarrolla bajo los imperativos
supremos de su razón"4.
Lo dicho parece confirmar el dato de la experiencia expresada con el
ejemplo dado al comienzo y puede ayudarnos a plantear un tema más de fondo:
la formulación del discurso moral en una sociedad pluralista, la teorización de la
práctica del protagonismo en un tipo de sociedad que lo permita y posibilite5.
Algunos elementos del discurso moral.
Teorizar la práctica moral pide la consideración de categorías que ayuden
a hacerlo. Para ello puede ayudarnos enriquecer el ejemplo dado al comienzo
con otra situación. Este señor se ha descubierto más persona. Su experiencia no
nos indica que sea alguien con más dignidad sino que su realidad de persona con
derechos y deberes, el dato de ser un ser humano con toda la riqueza que
conlleva, lo ha percibido de una manera nueva, particularmente a través de esto
tan propio que hemos llamado el protagonismo, el descubrirse dueño de su vida,
lo que no niega evidentemente los condicionamientos propios de la experiencia
humana del tiempo y del espacio.
En el mismo sector popular vive una mujer bastante inteligente aunque con
las mismas limitaciones de la pobreza en sus causas y consecuencias: educación
formal incompleta, carencia importante de bienes materiales, particularmente la
alimentación y la vivienda. Vive en una población pobre en una de las zonas
pobres de Antofagasta.
Ella es inquieta y participa en la comunidad, aunque últimamente se ha
experimentado un poco alejada de ella. Ha ido creciendo en su interioridad
personal cierto sentimiento de estar vinculada a una institución cuyo centro
pretende ser la búsqueda de la humanización pero a la vez con una actitud y
práctica excesivamente intransigencia en asuntos de orden moral. Una de las
cosas que más le ha cuestionado últimamente, a nivel personal, es la necesidad
de provocarse la esterilización. En conciencia parece estar convencida de
hacerlo. Pero la censura que ha tenido que soportar de parte de gente de la
comunidad le cuestiona. Se le plantea que su posible esterilización significaría
una abierta violación de normas que indican el deber de estar, en materia sexual
3S.
Th.,I-II, 94,2 citado en Op. Cit. (296).
AA. Op. Cit. Ibid.
5El concepto protagonismo lo uso en sentido amplio con las notas que tiene el concepto de
actor pero con la carga de aquél que en grado importante no sólo padece sino también toma
decisiones últimas.
4VV.
2
y fisiológica, abierta a la vida en la expresión sexual del amor. Le cuestiona todo
esto pues cree, en conciencia, que debe tomar dicha decisión al no poder asumir
la posibilidad de tener más hijos, luego de cinco en su matrimonio, por no
disponer de los medios mínimos para educarlos y ayudarlos a crecer.
El caso señalado nos puede ayudar a tener un acercamiento con algunos
elementos del discurso moral para luego verlos articulados en el contexto de una
sociedad pluralista como la de Chile actual. Es lo que iremos viendo en el curso
más adelante.
El contexto para nuestro discurso ético.
Decir una palabra ética sobre nuestro quehacer lleva necesariamente a
mirar la realidad en la cual actuamos. Es imprescindible, por lo tanto, mirar
nuestro contexto. Algo de historia nos puede ayudar.
En el año 1784 apreció un ensayo del filósofo alemán Immanuel Kant
(1724-1804) que respondía a la siguiente pregunta: ¿Qué es la Ilustración?
Respondía así: La Ilustración “es la liberación del hombre de su culpable
incapacidad. La incapacidad significa la imposibilidad de servirse de su
inteligencia sin la guía de otros. Esta incapacidad es culpable porque su causa
no reside en la falta de inteligencia sino de decisión y valor para servirse por sí
mismo de ella sin la tutela de otro. ¿Sapere aude! ¿Ten el valor de servirte de
tu propia razón!:he aquí el lema de la Ilustración”.6
El proceso había sido largo. Los griegos, de alguna manera se habían
anticipado, pero la búsqueda del hombre a través de las preguntas
fundamentales recurriendo a fuerzas externas había primado en la historia. El
desarrollo de la vida humana hasta el inicio de la llamada Modernidad, se había
dado bajo la hegemonía del pensamiento religioso que, a nivel de las grandes
masas, se integraba con elementos mágicos y de creencias ancestrales. De
esa manera buscaban respuestas a tanta búsqueda consciente o inconsciente
acerca del sentido de la vida, del sufrimiento y del fracaso.
Ahora, en el siglo XVIII por fin, según Kant, el hombre se había liberado.
La razón quiere ser lo central, puede primar rescatando la racionalidad del ser
humano como un dato fundamental. En efecto, el hombre siempre ha buscado
responder a su inquietud por el conocimiento de la realidad. Por fin, al parecer,
podría hacerlo por sí mismo, rescatando la su racionalidad como un dato por
excelencia. La razón se convertía en el medio privilegiado para conocer y
comprender la compleja realidad. De ahí que surgiera un poderoso movimiento
intelectual que transformará el pensamiento, la conducta y las costumbres de
los seres humanos. El siglo XVIII será el siglo de la Ilustración.
El siglo de la luces, como también se le llama, al considerar a la razón
como una verdadera luz que ilumina el caminar del ser humano, sería testigo
de cambios profundos. La revolución Francesa será el hito fundamental, la
6
Sobre esto es interesante leer a Ricardo Krebs. Breve Historia Universal Editorial
Universitaria 2004 (309 ss)Historia de las ideas políticas Prelot Marcel, Lescuyer Georges, La
ley 1986 (247).
3
muestra más concreta de estos cambios. De ahora en adelante, el mundo será
otro. La economía cambiará, la política será diferente, la cultura dará otro
significado a la vida del hombre. La religión, que había tenido el primado hasta
ahora, será fuertemente cuestionada.
De ahí la aparición del Despotismo Ilustrado que se convierte en la
concreción de la doctrina del siglo XVIII. “Como dice Albert Sorel en una
fórmula que resume admirablemente la doctrina del siglo: Toda la política de
los filósofos se reduce a poner la omnipotencia del Estado al servicio de la
infalibilidad de la razón, a hacer… de la razón pura una nueva razón de
Estado”.7. Más adelante, aunque no será hasta 1814 de manera definitiva, la
irrupción de las ideas liberales harán su concreción de importantes
movimientos que significarán el alejamiento de las monarquías y la irrupción de
la democracia representativa. Según Ricardo Krebs, “las ideas liberales
prendieron ante todo entre la burguesía, los intelectuales y los estudiantes
universitarios… En el año 1812 las Cortes españolas reunidas en Cádiz habían
proclamado una constitución que se basaba en el principio de la soberanía
popular. El rey Fernando VII, al volver en el año 1814 del exilio ñeque lo había
mantenido encerrado Napoleón, abolió la constitución de Cádiz y restableció el
régimen absoluto. En el año 1820 se levantaron los liberales, exigieron la
eliminación de los privilegios de la nobleza y la secularización de los bienes de
la Iglesia y obligaron al monarca a restablecer la constitución”.8
En América española eso tiene una gran repercusión. El movimiento
emancipador a partir de las ideas liberales y aprovechando los hechos del
secuestro del Rey de España. Poco a poco los países latinoamericanos
ganaban, con un importante costo en vida humanas, la libertad política y
podían buscar sus propias formas de gobierno.
La historia que continúa responde a al viejo dicho “otra cosa es con
guitarra”. Chile, al igual que los otros países latinoamericanos tendrá que
hacerse cargo de su devenir. No obstante, el caso chileno pasa a ser un
fenómeno diferente al de los países hermanos. Dos notas lo caracterizarán: su
estabilidad política y el predominio de la razón para la elaboración de su
proyecto de país.
El siglo XIX será de búsqueda dentro de la estabilidad. Éste terminará
con el inicio de un proceso que llevará a las capas medias de la sociedad a un
mayor protagonismo social y con el germen de un no despreciable movimiento
popular. Este proceso tendrá su auge en la segunda mitad del siglo XX.
El Proceso de democratización del siglo 20.
Para algunos autores, el siglo veinte chileno ha sido de paz, estabilidad
institucional, apertura creciente del sistema político y modernización social con
7
Prelot Marcel, Lescuyer Georges Historia de las ideas políticas La Ley S.A. Buenos Aires
1986 Ibid
8 Krebs, Ricardo. Op. Cit. (366).
4
una desarrollo económico considerable.9 Chile vive, en este siglo, un proceso
paulatino de democratización que, por diversos motivos, hace crisis en 1973.
No obstante, a juicio de esos autores, el siglo nace en un ambiente de
sentimiento de crisis por el agotamiento de un sistema político y de un estilo de
vida que se mostraban inadecuados para enfrentar los desafíos que se
presentaban los nuevo tiempos. “El régimen parlamentario, la estructura social,
el sistema económico, el papel del Estado...en fin, todo el mundo oficial
demostraba su desajuste con una realidad que estaba cambiando
radicalmente”. Al mismo tiempo se producía el despertar de nuevos sectores
sociales: una creciente clase media que con el correr del tiempo adquiriría
conciencia de clase y un proletariado que iniciaba su organización. Ambos
chocaban en sus aspiraciones con las barreras infranqueables del sistema
vigente. De allí que cundiera un sentimiento antioligárquico compartido por las
nuevas generaciones que, desde la arena política e intelectual, se convirtieron
en los principales críticos de la clases social dirigente, del régimen político y del
sistema económico”10
A nivel político, el comienzo del siglo se caracteriza por el fin del llamado
parlamentarismo. A juicio de Gonzalo Izquierdo, “la implantación del sistema
parlamentario durante los años que van entre 1891 y 1925, fue consecuencia
del predominio del liberalismo entre los grupos que decidían el quehacer en
todos los planos de la vida nacional”11 Se fue implantando como reacción a las
tradicionales y excesivas atribuciones del Jefe de Estado que emanaban de la
Constitución presidencialista de 1833. “pero la consolidación del sistema
parlamentario fue, en buena medida, una consecuencia de la actitud política del
presidente Balmaceda, quien desconoció, en esta materia, tanto la tendencia
de la época como los principios que anteriormente defendiera con tanta
vehemencia, emprendiendo ahora la defensa del autoritarismo presidencial”. 12
Pero al parecer, el abuso de ciertos procedimientos hicieron fracasar la
experiencia parlamentaria.13
9 VV.AA. Chile en el siglo XX Editorial Plantea, Santiago de chile, 1990. En adelante Chile en
el siglo XX.
10 Chile en el siglo XX (19-21).
11 Gonzalo Izquierdo Historia de Chile Tomo tercero, Editorial Andrés Bello, Santiago de
Chile, 1990. (11). En adelante Historia de Chile.
12 Historia de Chile ( 11).
13 “el poder presidencial había disminuido considerablemente como consecuencia de las
reformas que se habían hecho a la institución de 1833. Sin embargo, más allá de esas
reformas, el sistema parlamentario se basó en algunas prácticas políticas que el Congreso
utilizó en su favor y que fueron las que efectivamente le permitieron controlar el poder. Una de
ellas fue la facultad que el Parlamento tenía para derribar al gabinete a través de
interpelaciones que obligaban a los ministros a concurrir al Congreso para desvirtuar cargos en
su contra, votos de desconfianza y censuras que provocaban su caída. Otra fue la facultad
para retardar las leyes periódicas que aprobaban el presupuesto, las contribuciones y algunas
leyes referentes a las Fuerzas Armadas. También fue un mecanismo típico del sistema, la
obstrucción parlamentaria usada frecuentemente por las minorías que, al no existir clausura del
debate, lo prolongaban indefinidamente con tal de impedir la aprobación de una ley. El abuso
de estos procedimientos entorpeció enormemente la tarea legislativa, produjo una constante
rotativa ministerial y significó un freno para el desarrollo de las políticas de gobierno.” Chile en
el siglo XX Pág. 31. Ver también Historia de Chile Págs 11-15. Al respecto resulta dramática la
descripción que hace de este período Mario Góngora en su Ensayo histórico sobre la noción de
Estado en Chile en los siglos XIX y XX. Editorial Universitaria 1998, Santiago de Chile. Ver el
5
El tiempo posterior es bastante conocido. Después de la implantación de
la Constitución de 1925, particularmente a mediados de siglo, en un contexto
internacional de guerra fría, ideologías absolutizantes se alternan el poder. En
1973 un golpe de Estado lleva a una profunda transformación de la sociedad.
Después de un tiempo que aún hoy se discute ampliamente, els sistema
democrático se recupera en el año 1990. Una coalición llamada Concertación
de Partidos por la Democracia asume el poder hasta el momento presente,
continuando y consolidando una realidad que hace pensar en un país con
nuevos desafíos en una cultura post moderna.
La Sociedad Emergente
Para Eugenio Tironi14 las notas fundamentales de la nueva realidad
chilena son las siguientes:
1. El rasgo medular de la sociedad emergente es su mayor nivel de
complejidad. En esta sociedad hay dos problemas casi contradictorios pero
reales e incluso apremiantes: la escasez y la abundancia. Por un lado uno
corresponde a los dramas y frustraciones de la pobreza y del arcaísmo, y el
otro corresponde a las tragedias y angustias de la modernidad. De alguna
manera convivimos drásticamente con dos modelos en un mismo país: los
dramas de los países desarrollados y los de los países subdesarrollados. Para
este autor “hay.. un riesgo que no debe ser menospreciado:
uno es que
el país sea progresivamente conducido en función de las angustias (reales) de
las clases medias y de las elites, dejando de hecho en un segundo plano las
miserias (también reales, aunque menos glamorosas y con menos prensa) de
los sectores más pobres.
2.
Otra rasgo importante de la realidad chilena es la lógica del
consumidor (elijo y pago en el mercado la alternativa más ventajosa y exijo que
se me dé exactamente lo que pagué). Esta lógica se ha internalizado en los
individuos y se ha elevado también a dominios más allá del campo económico.
Se ha pasado de una sociedad con protagonismo del Estado y después en la
Empresa, a otra centrada en el protagonismo del consumidor. La sociedad
chilena se ha transformado en una sociedad de consumo. Se trata de un
consumo de masas que se expande y pondrá en tensión la capacidad
empresarial del país.
Un tercer rasgo lo constituye la noticia como industria. Es la irrupción de
la opinión pública. Esto explica el protagonismo de los medios de comunicación
y lleva a la especialización de una actividad cada vez más importante: el
periodismo. La TV desplaza a los medios escritos e impone su estilo y ritmos a
todo el sistema social y cultural.
Otro rasgo es el poder que se dispersa. Es la dispersión del poder entre
una diversidad cada vez más plural de actores. El poder si bien sigue en manos
del gobierno, se comparte cada vez más y se acota. Crece el poder de los
municipios. El parlamento aumenta la importancia del papel fiscalizador y como
capítulo “la república aristocrática y la autocrítica de Chile” , (107-159), donde hace un
interesante estudio de la bibliografía sobre le época. A su juicio dicha época constituye la
negación del Estado portaliano, un estado de decadencia y crisis.
14 Tironi,Eugenio La irrupción de las masas y el malestar de las elites Grijalbo 1999 (225 ss)
6
creador de opinión publica. El poder judicial va tomando más peso como arbitro
de conflictos.
No menos importante es el papel de la política. Para Tironi la política va
despertando más indiferencia que entusiasmo. Pero, según este autor, todo
indica que la política alcanzará mucho mayor centralidad en los comienzos del
nuevo siglo. Se irá cuajando una petición de alternativas que marquen un
grado de ruptura con el presente, aun si ello importa un nivel no despreciable
de riesgo. Según Tironi la gente buscará en la política un sentido más global
para la vida en sociedad.
Concepto de Ética.
Queremos pensar. El ser humano es una persona. Un universo de
naturaleza espiritual dotado de libre albedrío nos dirá Jacques Maritain. Tan
libre que nadie puede violar su integridad. Pascal nos dirá que piensa y sabe
que piensa. Cuando hablamos del ser humano estamos hablando de otro nivel
en el riquísimo mundo de los seres vivos. Libre, piensa, sabe que piensa. Pero
también el ser humano tiene un horizonte. ¿Sólo tiene un horizonte? Sólo tiene
un fin?. Más aún, puede crear sus propios fines y para ellos busca y crea los
medios que lo pueden conducir al su fin. Ese fin que Aristóteles llamaba
Felicidad.
Es en la historia que el ser humano vive todo esto. Una historia
desafiante, con el color de lo claro-oscuro, donde el hombre es y a la vez se va
haciendo. Vive y posee una forma de vivir. Pero, como dice Augusto Hortal,
“nuestras vidas no consisten únicamente en desplegar un programa de
potencialidades previamente finadas para toda la especie; actuamos de forma
indiferenciada, individual y grupalmente, y nos planteamos cómo vivir y
actuar.”15 Si el ser humano tiene un fin, y éste es su felicidad, y además es libre
o posee libertad, puede acercarse a este fin, pero también podrá alejarse.
Habrá entonces formas de pensar y vivir más humanas que otras. Esto es
sumamente importante pues vivir humanamente no será algo automático sino
también una tarea por hacerse. De ahí la moralidad de su vida. Será moral una
vida que lo lleve al éxito en su empresa de ser persona, será no moral su vida,
en la medida que lo conduzca por un sendero de deshumanización. De todo
esto se ocupada la ética.
¿Qué es ética?
Aclaremos el concepto. Sigamos nuevamente a Augusto Hortal. La
palabra ética procede del griego y significa carácter, forma de ser
(originalmente: morada, lugar donde habitan los hombres o pacen los
animales). De acuerdo a su etimología, la ética significaría las cosas referentes
al carácter. El ethos puede ser tanto individual como social y se pone de
manifiesto en la manera habitual de actuar de un individuo o de un grupo.
La palabra moral originalmente era el adjetivo (morales) del sustantivó
latino “mos, moris”. Originalmente significa costumbre, y llega a significar
15
Hortal, Augusto. Ética I Edic. Pontificia Universidad de Comillas Madrid 1994 (1)
7
carácter o modo de ser a partir de la necesidad de traducir al latín el vocablo
griego “ethos”.
En el mundo clásico griego y latino, la norma por la que se juzgan las
acciones, o el objeto de la Filosofía moral, está encarnada, materializadas en
una forma habitual de ser y de actuar. Para recuperar este matiz realista de la
moral vivida en un sociedad, la sociología y la antropología cultural han
introducido el neologismo “mores”.
En nuestro lenguaje ordinario, ética y moral se usan con frecuencia como
sinónimos intercambiables, tanto para designar la moral vivida como la moral
formulada. Pero a veces se usa ética para hablar de algo más individual,
reflexivo, filosófico, mientras que “moral” se usa para lo más social,
espontáneo, religioso o teológico.
La perspectiva de proyecto moral.
El discurso ético nos sitúa en la perspectiva de proyecto. Se trata del
proyecto de construcción de un mundo más humano donde opere la experiencia
positiva de este señor con cuyo ejemplo comenzamos la presente reflexión.
Cuando El Magisterio Católico no habla del Desarrollo Integral nos sitúan en esta
clave. El desarrollo es el paso de condiciones menos humanas a condiciones
más humanas. Es un proceso en el cual se construye el proyecto de la
humanidad16. Es interesante este dato pues nos coloca en el mismo código del
protagonismo a que hemos aludido antes y da pie para hablar de lo nuclear del
discurso ético: la respuesta a la pregunta por la realización del hombre. En el
mismo código nos situó la modernidad con su convencimiento de que la historia
camina hacia el progreso creyendo en la capacidad del ser humano para construir
un mundo que está en sus manos.
El conocido moralista católico Marciano Vidal declara que "se entiende por
dimensión ética aquella condición de la realidad humana por la que ésta se
construye libre y coherentemente. La historia humana no se rige únicamente por
leyes autónomas ni se constituye según modelos previamente incorporados a un
devenir ciego e irreversible. Por el contrario, la historia humana depende, en gran
medida, de las libres y responsables decisiones de los hombres que, en cuanto
tales, están orientados por modelos que trascienden normativamente (sentido,
fines, ideales) la realidad fáctica. Esta peculiar manera de ser de la historia
16Vale
la pena citar el texto de Populorum Progressio Nº 20-21: "Así podrá realizarse, en
toda su plenitud, el verdadero desarrollo, que es el paso, para cada uno y para todos, de
condiciones de vida menos humanas, a condiciones más humanas.
Menos humanas: las carencias materiales de los que están privados del minimum vital y
las carencias morales de los que están mutilados por el egoísmo. Menos humanas: las
estructuras opresoras, que provienen del abuso del tener o del abuso del poder, de la
explotación de los trabajadores o de la injusticia de las transacciones. Más humanas: el
remontarse de la miseria a la posesión de lo necesario, la victoria sobre las calamidades
sociales, la ampliación de los conocimientos, la adquisición de la cultura. Más humanas también:
el aumento en la consideración de la dignidad de los demás, la orientación hacia el espíritu de
pobreza, la cooperación en el bien común, la voluntad de paz. Más humanas todavía: el
reconocimiento, por parte del hombre, de los valores supremos, y de Dios, que de ellos es la
fuente y el fin. Más humanas, por fin y especialmente: la fe, don de Dios acogido por la buena
voluntad de los hombres, y la unidad en la caridad de Cristo, que nos llama a todos a participar,
como hijos, en la vida del Dios vivo, Padre de todos los hombres".
8
humana es traducida a través del sentido ético, el cual significa a su vez la
configuración 'humanizadora' o 'deshumanizadora' de la realidad"17.
Lo ético o moral constituye la concreción de la realización humana. La
pregunta moral busca la respuesta a lo que "tengo que hacer" para ayudar a
conducir la historia humana a lo más propio de ella. Nos situamos en el terreno
de la humanización y hominización, en el de la búsqueda de un mundo más
humano con un hombre más hombre. Se integran aquí dos dimensiones con
tendencia a separarse, la personal y la social, en una sola realidad humana.
Detrás de lo anterior encontramos una antropología de gran riqueza. Esta
concepción del hombre apunta en el fondo a recoger un dato importante de la
experiencia del ser humano: el hecho de ser mucho más social de lo que a
primera vista parece18. Para quienes tenemos la oportunidad, como educadores,
de ayudar a formar personas desde su experiencia vida, desde sus problemas y
conquistas, este es un dato fundamental que aparece con una fuerza
condicionadora en un grado alto.
No obstante la ética, considerada en sí misma, es primariamente personal
Es cada hombre quien, desde dentro de la situación en que, en cada momento de
su vida, se encuentre, ha de proyectar y decidir lo que va a hacer. Incluso las
normas o modelos de comportamiento y de existencia, conforme a las cuales
decidimos hacer nuestra vida, han de ser libremente acepadas por cada uno de
nosotros para que el cacto y la vida sean morales. Para ello deben pasar,
previamente, por el tribunal de nuestra conciencia moral, que las calificará como
deberes. Sólo cuando, de este modo, las hacemos nuestras e incluso nos las
incorporamos por vía de hábito, puede decirse, en rigor, que nos hacemos
responsables de ellas.19
La norma moral: el polo objetivo del discurso moral.
La experiencia de lo social nos lleva a considerar uno de los polos del
discurso moral: la norma moral. Esta es posible por la condición social del hombre
que requiere de la objetivación de los valores morales en realidades que ayuden
a su vivencia y consecución histórico-geográfica. Los valores morales son
cualidades inherentes a la conducta humana, personal-social y requieren ser
objetivados en normas que posibilitan o ayudan a posibilitar su realización.
Ciertamente, sin menoscabar su importancia, al plantear la realidad de la norma
moral distinguiéndola del valor ético, estamos señalando la importancia mayor de
éste último. Desde esta distinción también se subraya la importancia de la norma
en función de lo que pretende expresar: el valor más profundo. Como dice el
teólogo Beltrán Villegas, las normas morales "existen para tutelar la vigencia de
'valores morales'. Y la conducta es realmente 'moral' cuando está motivada más
por los valores que por las normas"20. El dilema en que se encuentra la señora
17Vidal
Marciano Moral de Actitudes I P.S. Editorial. Madrid, 1981, pág 30.
2,18; Aranguren Op. Cit.; Gaudium et Spes 24-25.
19 Aranguren, José Luis. Ética y Poítica Biblioteca uev a. Madrid, 1996 (19).
20Revista Mensaje 409 (185).
18Génesis
9
del ejemplo lo podrá enfrentar en mejores condiciones si sabe distinguir, (no
separar) con suficiente claridad, entre norma moral y valor ético21.
No obstante lo anterior, el problema es más complejo. La pregunta que
cabe es pues, de dónde proceden dichas normas como modelos de conducta. Es
posible que yo mismo pueda inventar, como dice Aranguren, alguna norma de
conducta. Es el caso de los reformadores sociales por ejemplo. Sin embargo si
bien estos es posible, es altamente improbable. Lo normal es que la gente se
limite a elegir, de manera más o menos personal, entre pautas previamente
dadas. De antemano poseemos la respuesta a la mayoría de las piezas: todo un
conjunto de saberes prácticos, patrones de existencia y de comportamiento, es
decir mores. Normalmente somos socio-culturalmente condicionados, si no
determinados, en nuestra conducta. De algún modo cada persona se hace a sí
mismo, pero es verdad también que somos hechos por la sociedad en que
vivimos y por el mundo histórico-cultural a que pertenecemos.22
La Conciencia moral: el polo subjetivo del discurso moral.
La norma moral constituye el polo objetivo de la experiencia ética. Pero
también existe el polo subjetivo: la conciencia moral. Esta, que según el moralista
Marciano Vidal, es norma, tiene una fuerza normativa decisiva: "afirmamos que
ninguna acción humana puede considerarse, en concreto, buena o mala si no
dice referencia a la conciencia"23. Pero, a la vez, es norma interiorizada de moral.
Es la norma por donde pasan todas las valoraciones morales de las acciones
humanas.
El tema de la conciencia es fundamental en la ética. Sin conciencia
simplemente no hay ética. Esto que es tan básico, desde la filosofía de la
sospecha es un problema. Afirmamos que cada persona sabe lo que hace y sabe
por qué lo hace. Sin embargo sabemos también que muchas veces personas que
actúan diciendo que saben lo que hacen, no tienen idea, al menos en gran parte,
lo que están realizando. No obstante la primera afirmación no se puede dejar de
hacer: sin conciencia no podemos hablar de moral ni de ética. Es un presupuesto
básico que “quien actúa moralmente sabe (hasta cierto punto al menos) lo que
hace, lo que pretende al hacerlo y sabe si eso que hace es bueno o malo, lícito o
ilícito. A todo esto es a lo que llamamos actuar en conciencia. La persona moral
para poder ser autora de sus actos, para que éstos puedan serle imputados y
merezca alabanza o reproche por ellos, tiene que saber lo que hace, en alguna
medida al menos”.24
21Además
debería tener en cuenta otros elementos como, por ejemplo, la posibilidad de que
en su dilema se encuentren confrontados diferentes valores éticos. Un posible conflicto podría
darse entre los valores de la fecundidad y la paternidad responsable. La posibilidad de un
conflicto entre valores éticos es un tema importante en la reflexión moral y de hecho el
fenómeno se presenta en situaciones históricas determinadas. Es el caso, por ejemplo, del
conflicto entre el valor de la verdad-justicia y el valor de la necesaria estabilidad de una
institucionalidad democrática en países como Chile luego de la dictadura militar, tema muy
debatido dado el doloroso drama de las violaciones a los Derechos Humanos cuya cercanía y
fuerza de la experiencia aún tienden a paralizarnos.
22 Aranguren, José Luis. Op. Cit. (20)
23Vidal, Marciano Op. cit. (394).
24 Hortal Augusto, Op. cit.(105-106)
10
¿Pero de qué estamos hablando? Cuando hablamos de conciencia moral
nos estamos refiriendo a la capacidad de conocer y juzgar sobre la bondad o
maldad, licitud o ilicitud moral de las acciones en general y de las propias del que
las hace muy en particular. Se trata de un acto de caer en la cuenta, de saber,
conocer, sentir o juzgar sobre la bondad o maldad, licitud o ilicitud de la acción
que hacemos o que realizaremos o, por lo que hacen o pueden hacer los demás.
Hablamos de conciencia. Es decir de la condición del ser humano para
darse cuenta de lo que vive, de lo que ve, de lo quiere o siente. Por lo tanto es un
modo de vivir la vida de manera intencional, no “en las nubes”.. Pero cuando
hablamos de conciencia moral no estamos hablando de otra conciencia,
separada de lo que normalmente llamamos conciencia psicológica. Es la misma
conciencia que advierte y estima las valoraciones implicadas en nuestros
proyectos y decisiones. Es el conocimiento que acompaña nuestra vida moral y
nuestras acciones, por el que al actuar bien o mal sabemos lo que hacemos y si
eso que hacemos merece o no una aprobación.25
La conciencia, además de constituir una fuerza normativa, posee un papel
mediador entre el valor objetivo y la actuación del hombre. Ella no crea la moral,
no produce lo bueno o lo mal, no es una realidad autónoma26.
El Concilio Vaticano Segundo nos entrega una descripción de la
Conciencia moral que, desde la perspectiva de los creyentes puede ayudar a
entender el fenómeno:
"En lo más profundo de su conciencia descubre el hombre la
existencia de una ley que él no se dicta a sí mismo, pero a la cual debe
obedecer, y cuya voz resuena, cuando es necesario, en los oídos de su
corazón, advirtiéndole que debe amar y practicar el bien y que debe evitar
el mal: haz esto, evita aquello. Porque el hombre tiene una ley escrita por
Dios en su corazón, en cuya obediencia consiste la dignidad humana y por
la cual será juzgado personalmente. La conciencia es el núcleo más
secreto y el sagrario del hombre, en el que éste se siente a solas con Dios,
cuya voz resuena en el recinto más íntimo de aquélla. Es la conciencia la
que de modo admirable da a conocer esa ley, cuyo cumplimiento consiste
en el amor de Dios y del prójimo. La fidelidad a esta conciencia une a los
cristianos con los demás hombres para buscar la verdad y resolver con
acierto los numerosos problemas morales que se presentan al individuo y
a la sociedad."27.
Esta descripción conciliar nos remite al hombre, al hombre entero, en su
núcleo más profundo, ahí donde interioriza los valores que descubre expresados
en la norma y que, en vista al proyecto desafiante de humanización, pretende
hacer realidad, creando las posibilidades para hacerlo28. Es en este núcleo de
25
Hortal Augusto. Op. Cit. (107)
26Ibid.
27Gaudium
et Spes 16.
ahí la doctrina del primado de la conciencia moral recordada hace poco por monseñor
Fernando Sebastián Aguilar, Administrador Apostólico de Málaga. Ver Revista Ecclesia 2574 (6).
Extractado en Mensaje citado. Ahora bien, justamente porque la conciencia moral nos remite al
hombre en su realidad más profunda, también nos sugiere la idea de su formación. Así como el
hombre se forma en la sociedad desde el comienzo de su vida, la conciencia moral es objeto de
formación. Desde la perspectiva moral se puede afirmar incluso el deber de la formación de la
28De
11
intimidad donde la persona, cara a la verdad, puede darse cuenta de cuales son,
en definitiva, las mejores decisiones a tomar.
El Discernimiento ético.
Uno de los objetivos principales de nuestro Curso de Ética apunta a lograr
desarrollar una capacidad de discernimiento para poder decir una palabra ética
sobre nuestra realidad y para actuar éticamente en el mundo donde nos
corresponde vivir, particularmente en el ámbito de la vida personal y del ejercicio
profesional.
Como hemos afirmado en otras oportunidades, “Ser ético es una tarea
importante, no trivial, pero, paradójicamente, accesible a todos: todos podemos y
queremos ser éticos, y todos lo somos, probablemente más de lo que nos
imaginamos –como aquel personaje de Molière que se enteró, con asombro, de
que él hablaba en prosa, sin siquiera saberlo”.29
Para lograr este importante objetivo del curso introducimos un esquema
fundamental del mismo. Este consiste básicamente en un círculo hermenéutico o
de interpretación. El cuadro siguiente lo gráfica:
REALIDAD
La realidad se conoce a través de
la razón lógica (análisis) y razón
cordial.
Análisis;
razón
analítica
Intuición:
Razón cordial
INTERPRETACIÓN DE LA REALIDAD
Conciencia
moral: Polo
subjetivo del
discurso ético
Norma Moral:
Polo Objetivo del
discurso ético
Valor
es
éticos
Princip
ios
éticos
PISTAS DE ACCIÓN
PARA TRANSFORMAR
LA REALIDAD
Se trata de conducir la
realidad
éticamente
desde
situaciones
menos
humanas
a
condiciones
más
humanas
Norm
as
éticas
El círculo hermenéutico consiste básicamente en lo siguiente: nos
ubicamos frente a una realidad, la cual conocemos y requerimos valorarla
éticamente, esto es, decir sobre ella una palabra ética para conducirla a una
nueva realidad más humana. Esta realidad la conocemos a través de la razón:
análisis e intuición. Y la misma realidad conocida y analizada, la valoramos a
través de un discurso ético usando principalmente la conciencia moral y la norma
moral. Esta norma moral se inspira en y concreta los valores morales
permanentes que existen en la sociedad y se traduce también en principios
éticos que guían nuestro actuar en vistas a valorar la realidad y cambiarla para
hacerla mejor.
propia conciencia. Sobre esto resulta interesante leer a Juan Pablo Segundo Si quieres la paz
respeta la conciencia de cada hombre. Mensaje del 1 de enero de 1991.
29 Antonio Argandoña La ética en la Empresa Instituto de estudios económicos Madrid,1994.
(8).
12
Esta forma de mirar para actuar éticamente en la realidad es el
Discernimiento ético. Sobre él vamos a detenernos para entender el
fundamento principal de esta forma ética de mirarnos, mirar la realidad y actuar
en ella:
El concepto de Discernimiento.
La palabra Discernimiento se ha rescatado últimamente en gran parte
gracias al aporte de la Doctrina Cristiana. De acuerdo a dicha Doctrina, se ha
definido al discernimiento como la búsqueda activa de la voluntad de Dios en los
concreto de las estructuras históricas y en la propia estructura personal, para ser
conocida y llevada a la práctica. Es decir, a la luz del pensamiento cristiano, se
trata de un proceso de búsqueda y realización de la voluntad de Dios en la
historia humana. Ello Implica un lugar de verificación de la voluntad de Dios: no
sólo cuál es esa voluntad sino también dónde se encuentra o se puede
encontrar, para poder actuar de manera consecuente.
"La palabra 'discernimiento' es vieja como la Iglesia Católica. Se
encuentra ya en San Pablo (1 Cor, 12,10). Pero desde hace 50 años ha tomado
connotaciones nuevas. El Concilio Vaticano Segundo habló de discernir los
signos de los tiempos.30 Pablo VI habló de discernir las opciones en materia
política, social y económica, de discernir las situaciones, de discernir las
ideologías, etc.31. Luego el término ha ido entrando en el vocabulario de los
documentos episcopales y de las comunidades cristianas que participan
activamente en la vida de la Iglesia"32.
Pero la palabra Discernimiento puede ser recogida también por la ética
más allá de posturas ideológicas o religiosas, pues nos entrega y en ella
podemos encontrar, un método importante y atractivo para decir una palabra
ética sobre la realidad, sea ésta personal, social, comunitaria.
En efecto, Discernir, en sentido amplio, significa buscar, a través de
una lectura ética de la realidad, lo mejor para dicha realidad, con el fin de
llevarlo a cabo. Se trata, como hemos visto en el curso, de conducir a la
realidad desde condiciones menos humana a condiciones más humanas. O
dicho de otro modo, de provocar el desarrollo integral de todo el hombre y de
todos los hombres. Discernir es buscar, entonces, con claridad sobre lo que es
mejor para el macro y micro mundo en el cual nos desenvolvemos, lo mejor para
nosotros mismos y para todos, desarrollar en la historia un proceso de
hominización y de humanización33.
30
Ver la Constitución Conciliar del Concilio Vaticano Segundo, Gaudium et Spes. Nª11.
Ver la carta pastoral de Pablo VI, Octogésima Adveniens Nªs 4,15,49,31,35.
32 Arturo Gaete Teoría del discernimiento cristiano de la acción en Discernimiento en la acción
Federación de Comunidades de Vida Cristiana nº 13. (7). El tema de la clase está basado,
aunque libremente, en este artículo.
33 Entendemos por Hominización, el proceso en que la persona humana se hace cada vez
más persona. Humanización, ser refiere al proceso donde los hombres colectivamente son más
hombres, un mundo mejor. Ambos fenómenos son están absolutamente ligados y no se
entiende el uno sin el otro.
31
13
La Pregunta fundamental del Discernimiento.
La pregunta central del discernimiento que para la espiritualidad cristiana
es ¿Qué quiere Dios de mí?, puede ser formulada de la siguiente manera; ¿Qué
es lo mejor para mi y para los demás?, ¿Qué es lo que me humaniza y nos
humaniza más? Detrás de esto hay una filosofía de la libertad en la historia
pues se trata de que el hombre y los seres humanos buscamos libremente lo
mejor para nosotros mismos.
En esto se parece mucho a la pregunta fundamental de la ética o de la
moral: “Qué tengo o debo hacer, en determinada situación, para ser mejor yo y
hacer mejor mi realidad y la de los demás”. Se une de esta manera a las
preguntas fundamentales del ser humano desde que tiene conciencia de si
mismo: “¿Quién soy yo, o quienes somos. ¿A dónde voy y vamos? o ¿qué
sentido tiene mi y nuestra presencia en el mundo?
Supuestos del Discernimiento.
Discernir lo mejor para nosotros mismos descansa sobre dos supuestos.
El primero se puede formular así: Nuestra conciencia ética habla y podemos oír
lo que nos dice. El segundo supuesto nos indica que el mensaje de nuestra
conciencia es descifrable, por lo tanto podemos saber lo que es mejor para mí y
para los demás, es decir, el hombre escucha, tiene capacidad para escuchar su
conciencia. Por otro lado importa agregar además la presencia de una realidad
escondida y negativa que también habla y tiene que ver con el misterio
escondido del mal en el mundo, lo que los creyentes llaman pecado y muchas
veces conocemos como injusticia, intolerancia, violencia, etc. Esto hace
necesario saber distinguir qué es lo que pertenece a nuestra conciencia
verdadera o recta y qué pertenece a esa otra conciencia también existente y que
no es recta sino falsa o errónea.34 En este sentido el discernimiento es un
mecanismo o método que nos ayuda a vivir en conciencia verdadera.
La Conciencia Ética habla.
Para el pensamiento cristiano, quien nos habla no es un Dios lejano sino
un Dios que desde siempre ha estado vinculado a la historia concreta de los
hombres.(Hebreos 1,1.: Habló el Padre educando al pueblo, habló el Hijo
encarnado. Ahora habla el Espíritu: "Cuando El venga, el Espíritu de la verdad,
los irá encaminando hacia la verdad entera" (Jn. 16,13).) Desde el mero punto de
vista humanista, podemos afirmar que esta conciencia ética, que hemos definido
en clases anteriores como nuestro fuero interno, como nuestra realidad más
profunda de seres humanos, como nosotros mismos en cuanto seres con
34 La Conciencia, como hemos visto en clases, puede ser verdadera o errónea. La
conciencia errónea puede ser venciblemente errónea o invenciblemente errónea. Es decir
podemos tener una relación con la realidad y valorar adecuadamente desde el punto de vista
ético dicha realidad. Pero también dicha valoración puede ser errónea. Si es errónea, es
posible que podamos salir de dicho error. Pero también es posible que estemos imposibilitados
para salir de dicho error por variadas circunstancias de nuestra vida y cultura.
14
interioridad, nos habla permanentemente en la historia de nuestra vida que
siempre es personal y social a la vez35.
El hombre escucha.
La capacidad del hombre para escuchar lo que su conciencia habla la
desarrolla activamente a través de sus propias inquietudes. Estas inquietudes se
expresan a través de sus preguntas fundamentales. La primera pregunta del
hombre que discierne es: "Qué es lo que debo hacer con mi vida?. Ahora bien,
ese yo que pregunta es un ser abierto a la comunión con los demás y con
capacidad para leer la realidad junto al los demás y ver en ella lo que es
más humano. Ese yo no se constituye como persona si no es de alguna manera
reconocido por los demás. Esta es otra manera de afirmar nuevamente la
antropología subyacente al curso que posibilita el ejercicio del hombre ético: el
ser social. Quienes reconocen a ese yo son el Tú y el Nosotros. Veamos en qué
consisten:
a)
El tú. El primer radio del reconocimiento es la relación de uno con
un tú. Es la experiencia del que nace que constituye un primer paso para la
relación al nosotros. Desde que venimos al mundo nos relacionamos con un tú.
Sin esta relación difícilmente podremos desarrollarnos como seres humanos.
Algunos han llamado a esta parte del proceso de la persona como proceso de
socialización primaria. Es el inicio de la formación de la conciencia ética del ser
humano.
b)
El nosotros constituye el segundo radio del reconocimiento. Es
una relación vasta y compleja que comporta dos formas bastante diversas. La
primera la constituyen las microsociedades,
la segunda las
macrosociedades. Este dato tiene mucha importancia. Cada uno de nosotros,
en nuestro proceso de socialización, nos vamos haciendo y/o ayudando a hacer
a los demás, ( por lo tanto aportar a la formación de la conciencia moral de los
otros y la propia) a través de nuestra inserción no sólo en una sociedad compleja
sino también en una vasta red de microsociedades: barrio, colegio, universidad,
club, organización, empresa, etc.
En esta red de relaciones con el Tu y el nosotros vamos desarrollándonos
como personas y al ir desarrollándose nuestra conciencia ética vamos también, y
por lo mismo, internalizando los valores y normas éticas de la sociedad.36
35
Esta realidad de la persona de ser social siempre, trae consecuencias para nuestra visión
de la ética. José Luis Aranguren afirma que “si la persona es, en su constitución misma, mucho
más social de lo que los párrafos al principio citados permitían ver, es claro que “su” moral, la
que denominábamos “moral personal” es ya, desde su raíz, se quiera o no,
social….teóricamente, y así como el conflicto individuo - sociedad y el consiguiente de moral
personal versus moral social es la artificial construcción de un falso problema, porque la
sociedad concreta es que se vive conforma la mentalidad y la sensibilidad de sus miembros;
asimismo y recíprocamente, son esos miembros, en tanto que miembros, aunque se sientan
desgajados, y nunca en tanto que “individuos”, quienes modifican las vigentes pautas - morales
y, en cuanto tales, culturales- de comportamiento y, en el límite, el ethos moral mismo de la
sociedad global de que se trate. Y en esto, justamente, es en lo que consiste la dinámica, moral
y cultural, de la sociedad.” Ética de la Felicidad y otros lenguajes Tecnos , Madrid, 1988. (105106).
36 José Luis Aranguren nos dice que “el hombre real, en la mayor parte de las situaciones
que se presentan ante él, posee ya, de antemano, si no la respuesta de toutes pièces, por lo
menos “piezas”, elementos de respuesta, que le han sido proporcionados por la sociedad en
15
Pero la relación humana de comunicación se da con cierto espesor. No
somos espíritus puros si no seres encarnados, inmersos en la materia y en el
tiempo. Cada una de las relaciones hay que pensarlas en dos niveles: el nivel
de la naturaleza y el nivel de la historia. Corresponden a dos
condicionamientos en el cual se dan las relaciones del tú y del nosotros.
¿Cómo descifrar el mensaje?
La relación hasta el momento es clara: Nuestra conciencia nos habla,
podemos escucharla y de esta manera saber lo que es necesario hacer en
medio de nuestras relaciones y en medio de nuestros condicionamientos
naturales e históricos. Lo mejor para nosotros se va descubriendo poco a paco a
través de nuestra conciencia moral pero también a través de la conciencia de los
otros y de la microsociedad y macrosociedad, su cultura y su ethos. Ahora bien,
¿cómo descifrar dicho mensaje?. El mensaje se descifra mediante la razón:
intelectual y cordial.
La razón la entendemos en un sentido amplísimo. No sólo la razón
intelectual, sino también la razón cordial. El hombre en cuanto es capaz de
captar el orden y la lógica de la naturaleza física y biológica. Sus leyes van
siendo poco a poco descubiertas por la razón. El mensaje que nos llega a través
de la naturaleza es éste: "explórala y aprende a manejarla, respetándola".
Pero en el mundo de la libertad también hay un orden, pero es de otro
tipo. El hombre imprime un sentido en los acontecimientos. La libertad no es el
“poder” de hacer cualquier cosa, sino el “poder” de hacer la propia cosa, la que
responda a su autenticidad profunda, a su ley moral. El poder de la libertad sobre
los acontecimientos no es ni total ni nulo; somos una libertad condicionada, lo
que significa que la libertad tiene márgenes (físicos, biológicos, psicológicos,
sociales, históricos, etc.) y que el hombre puede dar nuevo sentido a esos
márgenes. De ahí la idea de proyecto. Siempre hay un espacio para hacer, para
crecer, para disponer de la vida, para construir la historia humana aunque sean
muy estrechos los márgenes en los cuales puedo hacerlo. El hombre, a través
de la razón cordial capta, intuye, lo que es mejor para él y para los demás.37
De este modo, la persona tiene la capacidad para conocer analíticamente
la realidad y también para intuir lo que es mejor para él. Análisis sistemático e
intuición se complementan y configuran un modo de acercamiento a la vida que
permite al ser humano tomarla en sus manos para conducirla hacia un mundo
mejor. Este es el sentido más profundo de la condición ética de la persona
humana.
que vive; todo un conjunto de saberes prácticos, patrones de existencia y de comportamiento,
mores. El hombre, por lo general, es socio-culturalmente determinado en su conducta. En cierto
sentido ...cada hombre verdaderamente se hace a sí mismo. Pero en el sentido que en este
momento nos concierne, el hombre es hecho por la sociedad en que vive y por el mundo
histórico –cultural a que pertenece....La sociedad conforma la mentalidad de sus miembros”.
Ética y Política Biblioteca Nueva Madrid 1996. (20-21).
37 Como hemos dicho en otras oportunidades, lo más propio del ser humano es su vocación
a ser protagonista de su vida. Ser ético consiste justamente en la capacidad innata de la
persona humana para poder tomar la vida propia en sus propias manos.
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