L DerechosHumanosLibertades 2004

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Promoviendo los Derechos Humanos y la Salud Mental
Los derechos humanos y libertades
fundamentales de las personas
con discapacidad por enfermedad
mental
Catalogación hecha por el Centro de Documentación OPS/OMS en el Perú
Los derechos humanos y libertades fundamentales de las personas con
discapacidad por enfermedad mental / Ministerio de Salud; Defensoría del Pueblo;
Organización Panamericana de la Salud. Lima: Organización Panamericana de la
Salud, 2004.
133 p. (Cuadernos de Promoción de la Salud Nº 8)
SALUD MENTAL / DERECHOS HUMANOS / PERSONAS CON
DISCAPACIDAD / RETARDO MENTAL
(OPS/PER/04.07)
ISBN 9972-785-97-1
Hecho el Depósito Legal Nº 150 105 2004-1693
Diseño de carátula tomado de campaña “Salud Mental y Derechos Humanos - Un nuevo
enfoque”. Organización Panamericana de la Salud.
Este documento ha sido revisado por Malena Pineda de la Defensoría del Pueblo y por Ricardo
Bustamantes del Ministerio de Salud.
Contenido
CONTENIDO
Presentación
7
Primera Parte: Situación de los Derechos Humanos y Libertades
Fundamentales de las Personas con Discapacidad por Enfermedad Mental
9
Palabras de bienvenida
Dra. Maria Andrée Diouf, Representante de la OPS/OMS en el Perú
11
Los Derechos Básicos y Libertades Fundamentales de las Personas con
Discapacidad por Enfermedad Mental en el Perú: Marco Legal y Situación
Actual
Walter Albán, Defensor del Pueblo del Perú __________________________________ 14
La OPS/OMS y la Promoción de los Estándares Internacionales de
Protección de los Derechos Humanos de las Personas con Discapacidad
por Enfermedad Mental en las Américas
Heidi V. Jiménez y Javier Vásquez, Departamento de Asuntos Jurídicos
OPS/OMS __________________________________________________________ 21
El Derecho Internacional como un Instrumento Esencial para la Promoción
y Protección de los Derechos Humanos y las Libertades Fundamentales de
las Personas con Discapacidades Mentales y sus Familiares
Javier Vásquez, Departamento de Asuntos Jurídicos OPS/OMS ___________________ 28
Testimonios __________________________________________________________ 37
Conclusiones del Taller __________________________________________________ 45
Segunda Parte: Normas e Instrumentos Internacionales de Protección de los
Derechos Humanos de las Personas con Discapacidad por Enfermedad Mental _______ 51
Convención Americana sobre Derechos Humanos _____________________________ 53
Protocolo Adicional a la Convención Americana sobre Derechos Humanos
en materia de Derechos Económicos, Sociales y Culturales
«Protocolo de San Salvador» _____________________________________________ 75
Declaración de los Derechos del Retrasado Mental _____________________________ 84
Principios para la Protección de los Enfermos Mentales y el Mejoramiento
de la Atención de la Salud Mental-ONU _____________________________________ 86
Normas Uniformes sobre la Igualdad de Oportunidades para las
Personas con Discapacidad _______________________________________________ 98
Declaración de Caracas sobre la Reestructuración de la Atención
Psiquiátrica en la Atención Primaria ________________________________________ 123
Recomendación de la Comisión Interamericana de Derechos Humanos
sobre la Promoción y Protección de los Derechos de las Personas con
Discapacidad Mental __________________________________________________ 126
Convención Interamericana para la Eliminación de Todas las Formas de
Discriminación contra las Personas con Discapacidad __________________________ 130
P RESENTACIÓN
En la tarea de promoción y protección de los derechos de las personas con discapacidad
relativa a su salud mental, las Naciones Unidas aprobaron en diciembre de 1991, los
«Principios para la Protección de los Enfermos Mentales y para el Mejoramiento de la
Atención de la Salud Mental». Estos principios establecen líneas orientadoras para una
adecuada protección de los derechos fundamentales de las personas con este tipo de
discapacidad, así como para el establecimiento y funcionamiento de instituciones
dedicadas a la atención de la salud mental.
Los problemas de salud mental en nuestro país se han visto agravados de manera
significativa debido a factores socio-económicos y culturales, como consecuencia de la
crisis política, las diversas expresiones de violencia, el creciente consumo de sustancias
adictivas, la alta tasa de desempleo, y la grave situación de pobreza en la que vive la
mayoría de peruanos. A ello debemos añadir el gran desconocimiento que existe por
parte de la población con discapacidad y sus familiares, acerca de los derechos que les
asisten y sus mecanismos de protección.
Esta problemática motivó que, en octubre de 2002, el Ministerio de Salud, la Defensoría
del Pueblo y la Organización Panamericana de la Salud / Organización Mundial de la
Salud organizaran en la ciudad de Lima el taller denominado «Promoción y protección
de los derechos humanos y libertades fundamentales de las personas con discapacidades
mentales y sus familiares». Las conclusiones, recomendaciones, principales ponencias e
instrumentos internacionales sobre la materia forman parte del presente documento.
Durante el desarrollo del referido taller se analizó el marco jurídico que protege los
derechos y libertades fundamentales de las personas que presentan este tipo de
discapacidad, y el rol del derecho internacional en la tarea de promoción y protección
de los mismos. Este enfoque fue complementado con testimonios de personas con
discapacidad y de sus familiares, posibilitando así una mejor aproximación a sus
problemas.
El propósito es promover la participación de las personas involucradas y sus familiares
en la defensa de sus derechos. Asimismo, abrir un espacio para la interacción entre estas
personas, autoridades y representantes de la sociedad civil, permitiendo la generación
de actitudes positivas frente a la discapacidad mental y el diseño de políticas orientadas
a una adecuada atención de este grupo poblacional con mayor vulnerabilidad.
Esperamos que este documento constituya un material útil para transmitir algunas de las
ideas y reflexiones que se compartieron en el taller, y que contribuya a plasmar acciones
concretas en el propósito trazado, tanto en el Perú como en los países de la región.
Walter Albán Peralta
Defensor del Pueblo
PRIMERA PARTE
Situación de los Derechos Humanos y
Libertades Fundamentales de las
Personas con Discapacidad por
Enfermedad Mental
Primera
Parte
PALABRAS DE BIENVENIDA DE LA DRA. MARIE ANDRÉE DIOUF
REPRESENTANTE DE LA OPS/OMS EN EL PERÚ
Hemos dado grandes pasos en el campo de la salud física durante este centenario. Sin
embargo, la salud mental ha quedado relegada. Si miramos la salud mental con un enfoque
integrador y dinámico constataremos que nos estamos muriendo en vida, o que cada día
morimos un poco por falta de salud mental. En muchos países la centralización de los
enfermos mentales en hospitales psiquiátricos, excluidos del resto de enfermos, sus
condiciones de vida en dichos hospitales, sumados al aumento de suicidios, de cuadros
depresivos, a la generalización de la violencia, al incremento del consumo de drogas, del
abuso sexual y el incesto, de la delincuencia, de la corrupción y el narcotráfico, nos alertan
sobre un alto índice de morbilidad y mortalidad que podríamos reducir si nos ponemos los
lentes de la salud mental.
Ciertamente, la salud mental, al haberse erigido como la cenicienta de la salud, constituye la
última barrera que al final del camino encontramos para levantar y poder hablar de una
condición humana digna, de una calidad de vida en un marco de equidad, de derechos
humanos y de estilos de vida saludables para nuestros pueblos.
Definitivamente, el estado de la salud mental es un indicador del grado de desarrollo y
calidad humana de los países, y no lo podemos seguir soslayando. Por esta razón, nuestra
Organización se encuentra empeñada en la tarea de impulsar «un proceso sistemático
destinado a crear conciencia sobre lo que puede hacerse para mejorar la situación de la
salud mental en el mundo». Requerimos del compromiso de los gobiernos y de una voluntad
concertadora multisectorial y comunitaria, pues si aspiramos a una salud mental para todos,
es imprescindible que también sea una tarea de todos.
La OMS/OPS dedicaron el Informe Mundial de la Salud del año 2001 a la Salud Mental. En
el infor me: «Nuevos Conocimientos, Nuevas Esperanzas», se presentan diez
recomendaciones que los países podrían aplicar para mejorar la salud mental. Dichas
recomendaciones se pueden adaptar a cada país en función de sus necesidades y recursos:
1.
2.
3.
4.
5.
6.
Dispensar tratamiento en la atención primaria
Asegurar la disponibilidad de medicamentos psicotrópicos
Prestar asistencia en la comunidad
Educar al público
Involucrar a las comunidades, las familias y los consumidores
Establecer políticas, programas y legislación a escala nacional
Cuaderno de
Promoción de
la Salud Nº 8
11
7. Desarrollar los recursos humanos
8. Establecer vínculos y alianzas con otros sectores
9. Vigilar la salud mental de las comunidades
10. Apoyar nuevas investigaciones
Estas diez recomendaciones se sostienen en los aspectos débiles encontrados en los países
y en la incidencia, prevalencia y magnitud de los grandes problemas de salud mental que
amenazan este milenio a nuestros pueblos.
Por ejemplo, se calcula que unos 121 millones de personas sufren actualmente depresión. Y
que dentro de éstas, las mujeres (9,5%) padecen más este trastorno que los hombres (5,8%).
Otro ejemplo, son los 24 millones de personas que sufren de esquizofrenia, los 50 millones
de personas que sufren de epilepsia, los 37 millones de personas con demencia y Alzheimer,
los cuales en gran parte de los países enfrentan problemas que atentan contra sus derechos.
Asimismo, debemos incluir a los 1200 millones de personas que fuman tabaco, y los 70
millones que tienen dependencia al consumo de alcohol y si a esto agregamos los problemas
de morbilidad y mortalidad generados por la violencia estructural, es decir, violencia urbana,
violencia política, violencia familiar, violaciones, pandillas juveniles, bandas y guerras,
constataremos que la salud mental es una tarea de todos y todas.
Según el Informe Mundial sobre Violencias presentado este mes en Ginebra, cada año más
de 1,6 millones de personas en todo el mundo mueren por hechos violentos. Los expertos en
salud pública señalan que esos datos no son sino la punta del iceberg, puesto que la mayor
parte de los actos violentos se cometen puertas adentro, quedan sin registrar y dan cuenta de
los grandes problemas de derechos humanos que esconden.
Estos ejemplos son suficientemente ilustrativos para poner en evidencia no sólo la magnitud
de los problemas de salud mental que enfrentamos, sino también para visibilizar la
trascendencia de los problemas y trastornos de salud mental que nos resistimos a reconocer.
Por otro lado, dichos ejemplos también nos permiten inferir que con los enfoques actuales
de atención no estamos dando una respuesta humana, óptima, eficaz y eficiente para mitigar
el dolor de tantas personas y sus familias que lo padecen, muchas veces, de manera silenciosa,
sin recursos, sin derechos y sin esperanzas.
Tan importante como atender a las personas que ya padecen un problema o trastorno de
salud mental es prevenir y promover, de manera temprana, medidas preventivas y pautas de
crianza que ayuden a los padres de familia a formar a sus hijos y a potenciar los vínculos
familiares que contribuyan en la labor de los agentes comunitarios para promover estilos de
vida saludables y entornos saludables.
Pensamos que queda mucho por hacer y que una agenda concertada pasa por involucrar a
las personas afectadas y a la comunidad en el cuidado de su propia salud mental.
12
Cuaderno de
Promoción de
la Salud Nº 8
Primera
Parte
Así, entonces, saludamos la iniciativa de promoción y protección de los derechos humanos
y libertades fundamentales de las personas con discapacidades mentales y sus familiares a
fin de debatir y construir propuestas colectivas. Igualmente, nos sumamos a todas aquellas
sinergias orientadas a colocar la salud mental en la agenda pública y a reformar la atención
de la salud mental hacia un enfoque comunitario, participativo y ciudadano.
Esta iniciativa no sólo es un reto y un compromiso con la equidad y los derechos humanos,
sino también es una esperanza.
Cuaderno de
Promoción de
la Salud Nº 8
13
LOS DERECHOS HUMANOS BÁSICOS Y LAS LIBERTADES FUNDAMENTALES
DE LAS PERSONAS CON DISCAPACIDAD POR ENFERMEDAD MENTAL EN EL
PERÚ: MARCO LEGAL Y SITUACIÓN ACTUAL
Walter Albán Peralta, Defensor del Pueblo en funciones
En el ámbito internacional, la proclamación de 1981 como el «Año Internacional de los
Impedidos» por la Naciones Unidas, significó un importante avance político hacia el
tratamiento de la discapacidad desde la perspectiva de los derechos humanos. A partir de
entonces, la filosofía de «participación e igualdad plenas» constituyó el marco del desarrollo
de la normatividad internacional a favor de las personas con discapacidad.
En este sentido, el «Programa de Acción Mundial para los Impedidos», aprobado por la
Asamblea General de las Naciones Unidas en su resolución 37/52 del 3 de diciembre de
1982, introduce el principio de «igualdad de oportunidades» como un ámbito nuevo de
intervención, así como el reconocimiento del derecho de las personas con discapacidad y de
sus organizaciones de participar en la toma de decisiones en los asuntos de su interés.
Posteriormente, las «Normas Uniformes sobre la Igualdad de Oportunidades para las Personas
con Discapacidad», aprobadas mediante resolución 48/96 del 20 de diciembre de 1993,
establecen de manera precisa la función de los Estados en la ejecución de políticas orientadas
a la plena integración y al desarrollo en condiciones de igualdad de las personas con
discapacidad, señalando en su capítulo IV un mecanismo de supervisión para medir su
grado de aplicación.
No obstante el gran avance de la normatividad internacional referida a la defensa y promoción
de los derechos humanos de las personas con discapacidad, siguen existiendo grandes
problemas respecto a su vigencia y respeto. Esta situación adopta dimensiones mayores al
tratarse de personas con discapacidad por trastornos mentales por ser las más vulnerables
dentro de este sector poblacional, lo que se refleja en violaciones constantes a sus derechos
fundamentales, entre ellos: el derecho a la libertad personal, el derecho a un trato digno, el
derecho a la identidad, el derecho a manifestar su consentimiento informado1, el derecho al
debido proceso y a la tutela jurisdiccional efectiva, entre otros.
Al respecto, los «Principios para la Protección de los Enfermos Mentales y para el
Mejoramiento de la Atención de Salud Mental», adoptados por la Asamblea General de las
1 El consentimiento informado, es una declaración de voluntad efectuada por el paciente el cual luego de recibir información
suficiente respecto a su enfermedad y al procedimiento o intervención quirúrgica que se le propone médicamente
aconsejable como la más correcta para la solución de su problema de salud, decide prestar su conformidad y someterse a
tal intervención.
14
Cuaderno de
Promoción de
la Salud Nº 8
Primera
Parte
Naciones Unidas en su resolución 46/119 del 17 de diciembre de 1991, establecen directrices
claras sobre la protección de los derechos fundamentales de las personas con discapacidad
mental, así como para el establecimiento de instituciones psiquiátricas y para la atención de
la salud mental.
Estos principios establecen que todas las personas que padezcan una enfermedad mental, o
que estén siendo atendidas por esta causa, tienen derecho a no ser discriminadas por este
motivo y al respeto de su dignidad. En este sentido, tienen derecho a la protección contra la
explotación económica, sexual o de otra índole, el maltrato físico y el trato degradante.
Asimismo, todas las personas que padezcan una enfermedad mental tendrán el derecho a
ejercer todos los derechos civiles, políticos, económicos, sociales y culturales reconocidos
en la Declaración Universal de los Derechos Humanos, el Pacto Internacional de Derechos
Económicos Sociales y Culturales, el Pacto Internacional de Derechos Civiles y Políticos y
otros instrumentos pertinentes, tales como el conjunto de principios para la protección de
todas las personas sometidas a cualquier forma de detención o prisión.
Adicionalmente, señalan la importancia que tiene el que todo paciente sea tratado y atendido,
en la medida de lo posible, en la comunidad en que vive. Asimismo, se establece el derecho
que tienen los pacientes de ser tratados en un ambiente lo menos restrictivo posible.
Igualmente, cabe resaltar el derecho que tienen las personas con discapacidad mental a no
recibir tratamiento sin su consentimiento informado, ni a ser internados o retenidos en una
institución psiquiátrica, salvo en los casos en que esto sea necesario para proteger la salud o
la seguridad de la persona que se trate o de otras personas, así como sus derechos básicos y
libertades fundamentales, conforme a las limitaciones establecidas por ley.
En relación a las personas con discapacidad por trastorno mental que se encuentran internados
en una institución psiquiátrica, debe ponerse especial énfasis al respeto de su derecho a
tener vida privada, a la libertad de comunicación, a la libertad de religión o creencias. Del
mismo modo, tienen derecho a contar con instalaciones para actividades de recreo y
esparcimiento, instalaciones educativas, entre otros.
Estos principios, deben interpretase en concordancia con las disposiciones contenidas en
las Normas Uniformes, las cuales están orientadas a lograr la participación activa de las
personas con discapacidad en sus respectivas comunidades, así como su desarrollo integral
en condiciones de igualdad.
En el ámbito regional, el Protocolo Adicional a la Convención Americana sobre los Derechos
Humanos en Materia de Derechos Económicos, Sociales y Culturales «Protocolo de San
Salvador» reconoce que toda persona afectada por una disminución en sus capacidades
físicas o mentales tiene derecho a recibir una atención especial con el fin de alcanzar el
máximo desarrollo de su personalidad.
La Declaración de Caracas, adoptada en la «Conferencia Regional para la Reestructuración
de la Atención Psiquiátrica en América Latina», y auspiciada por la OPS/OMS y la OEA en
Cuaderno de
Promoción de
la Salud Nº 8
15
1990, estableció los estándares de protección en materia de derechos humanos y salud
mental. Con relación a la atención psiquiátrica, señala que los recursos, cuidados y
tratamientos provistos deben salvaguardar, invariablemente, la dignidad de las personas y
los derechos humanos y civiles y propender a la permanencia del enfermo en su medio
comunitario. Asimismo, establece que la reestructuración de la atención psiquiátrica ligada
a la atención primaria de salud y en el marco de sistemas descentralizados de salud, permite
la promoción de modelos alternativos centrados en la comunidad y dentro de sus redes
sociales.
Esta Declaración también recomienda el ajuste de la legislación nacional de manera que
asegure el respeto de los derechos humanos y civiles de las personas con discapacidades
mentales. Por estas consideraciones, insta a los ministerios de Salud y de Justicia, a los
parlamentos, a los sistemas de Seguridad Social y a otros prestadores de servicios, a las
organizaciones de profesionales, a las asociaciones de usuarios, a las universidades y a otros
centros de capacitación, así como a los medios de comunicación a apoyar la reestructuración
de la atención psiquiátrica a fin de asegurar su desarrollo para beneficio de las poblaciones
de la Región.
En el mismo sentido, la «Convención Interamericana para la Eliminación de todas las Formas
de Discriminación contra las Personas con Discapacidad», ratificada por el Perú mediante
Resolución Legislativa N° 27484, publicada en el diario oficial «El Peruano» el 18 de junio
de 2001, establece el compromiso de los Estados parte de trabajar prioritariamente en las
áreas de detección temprana e intervención, tratamiento, rehabilitación, educación, formación
ocupacional y el suministro de servicios globales para asegurar un nivel óptimo de
independencia y calidad de vida para las personas con discapacidad.
Todas estas normas establecen obligaciones y/o pautas orientadoras relativas a las políticas
que deben implementar los Estados a favor de las personas con discapacidad, las cuales
requieren ser observadas por el Estado peruano.
En el Perú, la Constitución Política del Estado consagra en su artículo 7° que «la persona
incapacitada para velar por si misma a causa de una deficiencia física o mental tiene derecho
al respeto de su dignidad y a un régimen legal de protección, atención, readaptación y
seguridad».
Asimismo, la Ley General de la Persona con Discapacidad, Ley N° 27050, norma de desarrollo
constitucional emitida el 6 de enero 1999, establece los lineamientos orientadores de la
labor de las entidades del Estado en materia de discapacidad, con el objeto de que puedan
desarrollarse en condiciones que garanticen el principio de igualdad de oportunidades y su
plena integración en la sociedad.
En nuestro país, los problemas de salud mental se han visto agravados de manera muy
significativa debido a factores socio-económicos y culturales, como consecuencia de la crisis
política, las diversas expresiones de violencia tanto familiar como delincuencial, el creciente
consumo de sustancias adictivas, las altas tasas de desempleo, las limitaciones en la educación
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Cuaderno de
Promoción de
la Salud Nº 8
Primera
Parte
y la grave situación de pobreza en que vive la mayoría de peruanos.
Es preciso señalar, que un importante número de las víctimas que la violencia política
desatada en 1980 dejó en nuestro país, adquirió diversas formas de discapacidad física,
mental y/o sensorial.
La Defensoría del Pueblo, de acuerdo con su mandato constitucional de defensa de los
derechos fundamentales de la persona y la comunidad, brinda atención prioritaria desde el
inicio de sus funciones a la labor defensa de los derechos de aquellos sectores de la población
que se encuentran en mayor estado de vulnerabilidad, encontrándose entre ellas las personas
con discapacidad. Sin embargo, en el caso específico de las personas con discapacidad por
trastornos mentales, hemos recibido un reducido número quejas . Esta situación no hace sino
evidenciar el desconocimiento de los derechos que asisten a este sector de la población, tanto
por parte de las propias personas con discapacidad como de sus familiares, así como sobre
adonde acudir frente a su vulneración.
Se sabe que la atención a la población con discapacidad por trastornos mentales, en especial la
que se encuentra internada en centros psiquiátricos, dista mucho de los estándares contemplados
en los instrumentos internacionales que la vinculan a los derechos humanos.
Al respecto, debemos llamar la atención sobre la situación de aquellas personas con discapacidad
por trastornos mentales que se encuentran recluidas en los centros penitenciarios del país. En
el segundo informe defensorial sobre la situación del establecimiento penitenciario de régimen
cerrado ordinario de Lurigancho, de octubre de 2002, hemos podido constatar la existencia en
dicho penal de al menos 23 internos que tienen discapacidad mental. De éstos, 15 tienen
esquizofrenia, 3 tienen retardo mental y 5 otro tipo de discapacidades por trastornos mentales.
Además, existe un alto número de internos que reciben asistencia ambulatoria. Asimismo, se
ha verificado que dos de los internos con discapacidades mentales se encuentran recluidos
desde 1974 y 1976, y que no cuentan con ningún tipo de documentación.
Los internos psiquiátricos se encuentran en un ambiente ubicado en el sótano del penal, el
cual presenta graves filtraciones que producen el deterioro de su estructura, a tal punto que el
área destinada al comedor ha sido reubicada en un pasadizo que es a la vez utilizado como
ambiente de terapia. Las cuadras destinadas a albergar a los internos son oscuras, presentan
manchas de humedad y cuentan con dos servicios higiénicos en muy mal estado de conservación.
Los internos con problemas mentales requieren de una alimentación especial, debido a los
sucesivos cuadros de depresión que presentan. Esto, sin embargo, no se cumple, hecho que
agrava su estado de salud, originando cuadros de TBC.
A fin de conocer la situación por la que atraviesan las personas con discapacidad por trastornos
mentales en el país y sus demandas particulares, la Defensoría del Pueblo realizó reuniones de
trabajo con ellas, sus familiares, y con profesionales vinculados al tema de la salud mental.
Como resultado de la información proporcionada por los participantes, se pudo llegar a las
siguientes conclusiones:
Cuaderno de
Promoción de
la Salud Nº 8
17
Con relación al respeto de los derechos de las personas con discapacidad
por trastornos mentales:
Alto grado de vulnerabilidad
Muchas de éstas personas se encuentran en estado de abandono en los centros psiquiátricos,
lo que las pone en situación de indefensión frente a la vulneración de sus derechos fundamentales,
como es el respeto a su dignidad y a un trato adecuado.
Estigmatización y discriminación
Este problema se extiende incluso al entorno familiar, generando discriminación y prejuicios
que originan el desinterés de los familiares en apoyar el proceso de rehabilitación de dichas
personas. En muchos casos se produce el ocultamiento del familiar con discapacidad por
temor al rechazo social.
Vulneración de su derecho a la identidad
Esta situación se presenta tanto en aquellas personas con discapacidad por trastornos mentales
que viven con sus familias, como en aquellas que deambulan por las calles, o también en las
internadas en establecimientos psiquiátricos y que se encuentran en situación de abandono.
Ejemplo de ello son los cerca de 180 pacientes internados en el Hospital Víctor Larco Herrera,
los cuales no cuentan con el Documento Nacional de Identidad.
En este sentido, la Defensoría del Pueblo coordinará una reunión de trabajo con funcionarios
del RENIEC, a efectos de poder realizar una campaña de inscripción a los pacientes
indocumentados que son atendidos en dicho centro hospitalario. Esta iniciativa podría
extenderse al interior del país y replicarse en otros establecimientos de salud.
Con relación a la atención y tratamiento de salud mental:
Falta de continuidad en políticas de salud mental por parte de las autoridades de
salud que asumen cargos de dirección
Este hecho repercute en los tratamientos y terapias de rehabilitación aplicados a las personas
con trastorno mental en los establecimientos psiquiátricos, produciendo en los pacientes lo
que se denomina rodamiento terapéutico, es decir, el cambio permanente de tratamiento
debido a la diversidad de perspectivas y apreciaciones que en el ámbito de la salud mental
tienen tales funcionarios.
Concentración en Lima de los servicios de atención psiquiátrica ofrecidos por los
establecimientos de salud
La mayor parte de los servicios de salud mental de régimen cerrado se encuentran concentrados
en la ciudad de Lima; las excepciones son Piura y Cerro de Pasco (Huariaca). Esta política del
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Cuaderno de
Promoción de
la Salud Nº 8
Primera
Parte
sector salud no permite una efectiva atención a los pacientes con trastornos mentales severos
que viven en diferentes departamentos del país, y que tienen que ser derivados necesariamente
a los establecimientos ubicados en dicha ciudad.
Falta de atención a los pacientes psiquiátricos en los centros hospitalarios
En casos de urgencia médica, queda al arbitrio del Jefe de Emergencia de turno, el permitir la
atención de los pacientes con trastorno psiquiátrico. Asimismo, muchos profesionales médicos
consideran el internamiento del paciente psiquiátrico como ultima opción, aceptándolo sólo
en casos extremos o cuando a su criterio el caso lo amerita.
Excesivo costo del tratamiento farmacológico
El costo promedio mensual de los tratamientos farmacológicos oscila entre los S/. 500 y S/.
800, dependiendo de la adquisición de medicamentos genéricos o de marca. La escasez de
recursos económicos que usualmente presenta la población con trastornos mentales y sus
familiares no permite que éstos reciban un adecuado tratamiento, lo que redunda en la
agudización y cronicidad de dichos trastornos.
Falta de acceso a la seguridad social y a los seguros privados
El listado de exclusiones del Seguro Integral de Salud establece claramente que aquellas
personas que padezcan de enfermedades mentales, emocionales o estén bajo curas de reposo,
no son alcanzadas por sus beneficios. No obstante ello, pueden ser atendidos niños, niñas,
adolescentes o adultos, mientras se encuentren en un centro de educación especial, y no se
trate de afecciones generadas por su discapacidad.
Falta de marco normativo nacional y de políticas públicas dirigidas a prevenir y
promover acciones en materia de salud mental.
Si bien la Ley General del Salud, Ley N° 26842, señala que toda persona tiene derecho a la
protección de su salud, y que toda persona que presenta discapacidad física, mental o sensorial
tiene derecho al tratamiento y rehabilitación, no existen políticas especificas dirigidas a la
prevención de las enfermedades mentales, así como tampoco a la promoción y difusión del
tema dentro de la comunidad.
No existe una política de seguimiento a los pacientes ambulatorios que fueron dados de alta
clínica en los establecimientos de salud mental. Tampoco se promueven suficientes programas
de visita domiciliaria a los familiares por parte de las asistentas sociales y profesionales de la
salud. Debe resaltarse que tan sólo se destina el 1% del presupuesto nacional de salud a la
atención de la salud mental en el país.
Por estas consideraciones, es necesario adoptar una política nacional y una ley específica en
materia de salud mental que se vinculen no sólo con estrategias para la implementación de
los instrumentos internacionales de derechos humanos, sino también con el rol que cumplen
los organismos de derechos humanos en la protección de las personas con discapacidades
mentales.
Cuaderno de
Promoción de
la Salud Nº 8
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La Defensoría del Pueblo reafirma su compromiso de contribuir a la defensa y promoción
de los derechos de las personas con discapacidad en nuestro país y, en este sentido, hace un
llamado a las instituciones públicas y privadas para que eliminen cualquier forma, práctica
o modelo de discriminación y exclusión social que violente los derechos humanos de las
personas con discapacidad por trastornos mentales. Asimismo, se compromete a promover
por medios apropiados y dinámicos los estándares internacionales y normas convencionales
de derechos humanos que protegen las libertades fundamentales y los derechos civiles,
políticos, económicos, sociales y culturales de las personas con discapacidad mental.
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Cuaderno de
Promoción de
la Salud Nº 8
Primera
Parte
LA OPS/OMS Y LA PROMOCIÓN DE LOS ESTÁNDARES
INTERNACIONALES DE PROTECCIÓN A LAS PERSONAS CON DISCAPACIDAD
POR ENFERMEDAD MENTAL EN LAS AMÉRICAS
Heidi V. Jiménez y Javier Vásquez
Departamento de Asuntos Jurídicos OPS/OMS
La Organización Mundial de la Salud (OMS), teniendo en consideración la urgencia de dar
una mayor importancia a la protección y promoción de la salud mental, ha emprendido la
campaña “Sí a la atención, no a la exclusión” que consiste en distintos eventos que están
teniendo lugar en todas partes del mundo, y que están orientados a crear conciencia sobre el
gran impacto que tienen las enfermedades mentales en la población, así como el estigma y
discriminación asociadas a las mismas. Así, la OMS dedicó el Día Mundial de la Salud,
celebrado el 7 de abril, al tema de salud mental. Por otro lado, la 54 Asamblea Mundial de la
Salud, celebrada en Ginebra del 14 al 22 de mayo, también tuvo como tema central la
protección de la salud mental al igual que el Informe de Salud Mundial 2001. Tanto el
Departamento de Asuntos Jurídicos como el Programa de Salud Mental de la OPS/OMS
han decidido colaborar con esta campaña a través de innovadoras aplicaciones del derecho
internacional que tienen como objetivo la promoción y protección de los derechos básicos
del paciente mental. El propósito de este artículo es, precisamente, dar a conocer los
estándares internacionales y algunas de las iniciativas específicas que la OPS/OMS está
desarrollando en esta área.
Estándares inter nacionales que protegen a las personas con
enfermedades mentales
Los instrumentos generales de derechos humanos protegen a todas las personas sin distinción
alguna por motivo de raza, color, sexo, idioma, religión, opiniones políticas o de cualquier
otra índole, origen nacional o social, posición económica, nacimiento o cualquier otra
condición social. Consecuentemente, las personas con discapacidad mental se encuentran
protegidas por instrumentos generales de derechos humanos tales como la Declaración
Universal de Derechos Humanos1; el Pacto Internacional de Derechos Civiles y Políticos2;
1
2
3
A.G. Res. 217 A (III), ONU Doc. A/810 p. 71 (1948).
A.G. Res. 2200, 21 ONU GAOR Sup. (No.16) 52, ONU Doc. A/6316 (1966). Entró en vigor el 23 de marzo de 1976
y 85 Estados la han ratificado.
A.G. Res. 2200A(XXI), 21 ONU GAOR Sup. (No. 16) 49, ONU Doc. A/6316 (1966). Entró en vigor el 3 de enero
de 1976 y 88 Estados lo han ratificado.
Cuaderno de
Promoción de
la Salud Nº 8
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el Pacto Internacional de Derechos Económicos, Sociales y Culturales3; la Declaración
Americana de los Derechos y Deberes del Hombre4, la Convención Americana sobre
Derechos Humanos5 y la Convención Europea para la Protección de Derechos Humanos y
Libertades Fundamentales6, entre otros.
Por otro lado, debido a la protección que requiere el paciente mental por su particular condición
de vulnerabilidad, impotencia y abandono, distintos organismos internacionales han
establecido estándares especiales de protección en materia de salud mental y derechos básicos.
Estos estándares hacen parte del derecho internacional y en su gran mayoría se trata de
declaraciones e informes promulgados por la Asamblea General y la Comisión de Derechos
Humanos de las Naciones Unidas, respectivamente.
Erica Irene Daes, Relatora Especial para la Subcomisión encargada de la Prevención de
Discriminaciones y Protección de Minorías, órgano que forma parte de la Comisión de
Derechos Humanos de las Naciones Unidas7, en su informe final Principios, Directrices y
Garantías para la Protección de Personas Detenidas a Título de Padecer Enfermedades Mentales o
Desórdenes Mentales, define enfermedad mental como “cualquier enfermedad psiquiátrica o
de otro tipo que deteriora sustancialmente la salud mental” (la traducción es nuestra)8. En
este mismo informe, la persona con discapacidad mental es definida como aquella que
“…debido a una enfermedad mental, requiere cuidado, tratamiento o control para su propia
protección, la protección de otros o de la comunidad, y quien durante el transcurso de su
enfermedad es incapaz de manejarse asímisma o sus asuntos” (la traducción y el subrayado
son nuestros)9.
Por su parte, la Declaración de los Derechos del Retrasado Mental10 constituyó la primera invocación
de las Naciones Unidas para la adopción de medidas de protección de las personas con
retardo mental en el plano nacional e internacional.
4
5
6
7
8
9
10
199 OEA res. XXX. OEA/Ser.L.V/182 doc. 6 rev.1, p.17 (1992).
OEA, Off. Rec., OEA/Ser.L./V.II.23 doc. 21 rev. 6 (1979). Entró en vigor el 18 de julio de 1978, y 25 Estados la han
ratificado.
213 U.N.T.S. 221, E.T.S. No. 5. Entró en vigor el 3 de septiembre de 1953, y 21 Estados la han ratificado.
El Consejo Económico y Social de las Naciones Unidas estableció en 1946 la Comisión de Derechos Humanos. Su
principal función es la redacción de recomendaciones, declaraciones y convenciones sobre la protección de derechos
humanos. La Subcomisión se encarga de redactar estudios y recomendaciones con relación a la protección de minorías
o grupos especialmente vulnerables.
United Nations, Economic and Social Council, Commission on Human Rights, Sub-Commission on Prevention of
Discrimination and Protection of Minorities; Principles, Guidelines and Guarantees for the Protection of Persons
Detained on Grounds of Mental Ill-Health or Suffering from Mental Disorder, U.N. Doc. E/CN.4/Sub.2/1983/17, at
23. (Special Rapporteur Erica Irene Daes): «…Any psychiatric or other illness which substantially impairs mental
health…»
Idem: «[A] person who, owing to mental illness, requires care, treatment or control for his own protection, or the
protection of others or the protection of the community and for the time being is incapable of managing himself or his
affairs.»
A.G. Res. 2856, 26 U.N. GAOR Sup. (No. 29), at 99, ONU Doc. A/8429 (1971). Distintas publicaciones de salud
mental se refieren a este documento como Declaración de los Derechos de las Personas con Retraso Mental [el subrayado
es nuestro]. Ver Derechos Humanos y Salud Mental en México, Mental Disability Rights International (MDRI),
Washington D.C. 2000, p. 2 y Derechos Humanos y Salud Mental en el Uruguay, Mental Disability Rights International
(MDRI), Washington College of Law, American University, 1995, p. 3.
22
Cuaderno de
Promoción de
la Salud Nº 8
Primera
Parte
En 1991, la Asamblea General aprobó los Principios para la Protección de los Enfermos Mentales
y para el Mejoramiento de la Atención de la Salud Mental 11 (en adelante Principios de Salud
Mental). Estos principios son considerados como el estándar internacional más completo y
detallado que protege a las personas con discapacidad mental, y constituyen una guía
importante para los Estados en la tarea de delinear los sistemas de salud mental y evaluar las
prácticas adoptadas por los mismos.12
Dichos principios establecen que las personas que padecen de una enfermedad mental tienen
derecho a ejercer todos los derechos y libertades fundamentales reconocidos en las
declaraciones y convenciones generales de derechos humanos a las cuales se ha hecho
referencia. Según estos principios, los derechos civiles, políticos, económicos, sociales,
culturales y libertades fundamentales más importantes del paciente mental incluyen:
• Derecho de igualdad ante la ley (Principio 1.4)
• Derecho a la atención médica (Principio 1.1)
• Derecho a ser tratado con humanidad y respeto (Principio 1.2)
• Derecho a ser atendido en la comunidad (Principio 7)
• Derecho a proporcionar consentimiento informado antes de recibir cualquier tratamiento
(Principio 11)
• Derecho a la privacidad (Principio 13)
• Libertad de comunicación (Principio 13)
• Libertad de religión (Principio 13)
• Derecho a una admisión voluntaria (Principio 15 y 16)
• Derecho a garantías judiciales (Principio 17)
Otro estándar de protección importante para la protección de las personas con discapacidad
mental son las Normas Uniformes sobre Igualdad de Oportunidades para las Personas con
Discapacidades13, aprobadas por la Asamblea General en 1993. Estas Normas constituyen
una guía interpretativa de gran importancia para hacer efectivos los derechos básicos y
libertades fundamentales consagrados en instrumentos internacionales de fuerza vinculante
con relación a personas discapacitadas. Tienen como objetivo principal que las personas
que padecen discapacidades físicas o mentales puedan acceder a todas las oportunidades
laborales, sociales, y culturales en pie de igualdad respecto a las demás.
La OPS/OMS y la promoción de los estándares internacionales en las
Américas
En términos generales, los servicios de salud mental disponibles en muchos de nuestros
Estados miembros son escasos e ineficientes y la orientación de los mismos es inadecuada.
Esto se debe a que la atención psiquiátrica generalmente se basa en instituciones que
11
12
13
A.G. res. 119,46 ONU GAOR Supp. (No. 49), Anexo at 188-92, ONU Doc. A/46/49 (1991).
Veáse Eric Rosenthal and Leonard S. Rubenstein, International Human Rights Advocacy under the Principles for the
Protection of Persons with Mental Illness 16 INT’L J.L. & Psychiatry 257, 273 (1993).
A.G. res. 48/96, 48 ONU GAOR Supp. (No. 49) 202, ONU Doc. A/48/49 (1993).
Cuaderno de
Promoción de
la Salud Nº 8
23
funcionan con un presupuesto muy limitado, y que se encuentran aisladas social y
geográficamente.14
De acuerdo a lo señalado por la OPS/OMS15, el Centro de Derechos Humanos de las Naciones
Unidas16 y la Comisión de Derechos Humanos de las Naciones Unidas17, los derechos y
libertades fundamentales frecuentemente violados en instituciones psiquiátricas incluyen el
derecho a ser tratado con humanidad y respeto, el derecho a una admisión voluntaria, el
derecho a la privacidad, la libertad de comunicación, el derecho a recibir tratamiento en la
comunidad, el derecho a proporcionar consentimiento informado antes de recibir cualquier
tratamiento y el derecho a recurrir a un tribunal independiente e imparcial que determine la
legalidad de la detención.
Como respuesta a esta situación, el Programa de Salud Mental de la OPS/OMS lanzó en
1990 la Iniciativa para la Reestructuración de la Atención Psiquiátrica, con el apoyo de los Centros
de Colaboración OMS y organizaciones regionales e internacionales. Como parte de esta
iniciativa, ese mismo año la OPS/OMS auspició la Conferencia Regional para la Reestructuración
de la Atención Psiquiátrica en América Latina, en la cual se adoptó la Declaración de Caracas.18
La Declaración de Caracas es un instrumento de gran valor en lo que se refiere a la promoción
de servicios comunitarios. Aboga por una atención psiquiátrica participativa, integral,
continua y preventiva, en donde el hospital psiquiátrico no constituya la única modalidad
asistencial, principalmente porque “…aisla al enfermo de su medio […] y crea condiciones
desfavorables que ponen en peligro los derechos humanos y civiles del enfermo…”
Con relación a otros derechos del paciente mental, la Declaración establece “que los recursos,
cuidados y tratamientos provistos deben salvaguardar invariablemente la dignidad personal
y los derechos humanos y civiles…” También se recomienda que las legislaciones de los
países se ajusten “de manera que aseguren el respeto de los derechos humanos y civiles de
los enfermos mentales…”
La Declaración de Caracas hace referencia implícita a los estándares internacionales de
protección al señalar que “…las organizaciones, asociaciones y demás participantes […] se
comprometen mancomunada y solidariamente a abogar y desarrollar en los países programas
que promuevan la reestructuración, y al monitoreo y defensa de los derechos humanos de
los enfermos mentales de acuerdo a las legislaciones nacionales y los compromisos
internacionales respectivos…” (el subrayado es nuestro).
14
15
16
17
18
Itzak Levav, Helena Restrepo y Carlyle Guerra de Macedo, The Restructuring of Psychiatric Care in latin America: A
new policy for Mental Health Services, 15 J. PUBLIC HEALTH & POLICY 71, (1994).
OPS/OMS, Programa de Salud Mental, Diagnóstico sobre el estado de los derechos humanos de las personas con
enfermedad mental en países de Centro América. Informe Final, Tegucigalpa, 1998. Este informe diagnosticó la
situación en cinco países: Costa Rica, El Salvador, Honduras, Nicaragua y Panamá.
United Nations, Center for Human Rights, Study Series Human Rights and Disabled Persons, 1993, at 27 (Special
Rapporteur Leandro Despouy)
Infome Daes, supra nota 8, p. 24-27.
En 1990, la Organización Panamericana de la Salud (OPS) convocó a distintas organizaciones, asociaciones, profesionales
de salud mental y juristas a la Conferencia Regional para la Reestructuración de la Atención Psiquiátrica en América
Latina (1990), celebrada en Caracas. Una reproducción completa de la Declaración de Caracas puede ser consultada en
Itzak Levav, Helena Restrepo y Carlyle Guerra de Macedo, The Restructuring of Psychiatric Care in Latin America: A
new policy for Mental Health Services, 15 J. PUBLIC HEALTH & POLICY 71 (1994).
24
Cuaderno de
Promoción de
la Salud Nº 8
Primera
Parte
Si bien es cierto que los estándares internacionales a los cuales hemos hecho referencia
detallan los derechos de los pacientes mentales, desafortunadamente éstos han tenido escasa
promoción y no han sido, en la mayoría de los casos, incorporados en las legislaciones
nacionales.19 Por este motivo, la OPS/OMS, como Oficina Regional de la OMS y agencia
especializada de la Organización de Estados Americanos (OEA), estima esencial que estos
estándares internacionales y normas generales sean difundidas entre autoridades
gubernamentales, otras agencias de las Naciones Unidas, organizaciones intergubernamentales, ONG’s, procuradurías de derechos humanos, instituciones nacionales de
derechos humanos, profesionales de salud mental, abogados, jueces, estudiantes de derecho,
usuarios, sus familiares y demás personas involucradas en la promoción de políticas de
salud mental.
Las disposiciones que protegen específicamente a las personas con enfermedades mentales
son un instrumento muy importante para la reestructuración de la atención psiquiátrica que
lleva a cabo la OPS/OMS y son, además, un componente esencial de la normativa de
derechos humanos y libertades fundamentales aceptadas a nivel internacional.
El limitado conocimiento de estos estándares es uno de los factores que da lugar a frecuentes
violaciones de los derechos básicos y libertades fundamentales de las personas con
enfermedades mentales y, consecuentemente, su difusión contribuiría al respeto de estos
derechos.20 Esta falta de información afecta negativamente a las personas con enfermedades
mentales en áreas tales como el trabajo, la educación, la formación de una familia, la libertad
de circulación e, incluso, a veces llega a causar tratamientos inhumanos y degradantes en
hospitales psiquiátricos.21 De hecho, violaciones en hospitales psiquiátricos, tales como
tratamiento inhumano y degradante o condiciones de vida deplorables, tienen efectos
negativos en la salud de los pacientes mentales; por ello esta difusión también contribuye
positivamente a la rehabilitación, tratamiento y prevención de enfermedades mentales. Existe,
entonces, un evidente vínculo entre la diseminación del derecho internacional y salud mental,
cuya consecuencia más importante es, como se ha indicado, una mejor promoción de salud
mental. Ciertamente, la OPS/OMS esta llevando a cabo esta divulgación y busca lograr,
eventualmente, la incorporación de las normas y estándares internacionales que protegen
los derechos del paciente mental en políticas, planes y leyes nacionales de salud mental.
Actividades específicas de la OPS/OMS
Como parte de la Iniciativa para la Reestructuración de la Atención Psiquiátrica, el Departamento
de Asuntos Jurídicos y el Programa de Salud Mental de la OPS/OMS han iniciado actividades
conjuntas para promocionar los derechos básicos y libertades fundamentales de las personas
con discapacidades mentales y sus familiares. Esta colaboración tiene como objetivo la
19
20
21
Informe final OPS/OMS, supra nota 15.
Ver I. Levav & R. González Uzcátegui, Rights of Persons with mental illness in Central America, 101 Acta Psychiatrica
Scandinavica Supp. 84 (2000).
Jonathan M. Mann, Health and Human Rights, 1 HEALTH AND HUMAN RIGHTS 5 (1994).
Cuaderno de
Promoción de
la Salud Nº 8
25
implementación de la Resolución CD40/R19 del Consejo Directivo de la OPS/OMS que
exhorta a los Estados miembros a hacer un esfuerzo por mejorar las legislaciones que protegen
los derechos humanos de estas personas.22
En base a esta colaboración, en 1998 el Programa de Salud Mental publicó el informe
titulado “Diagnóstico sobre el estado de los derechos humanos de las personas con enfermedad mental en
países de Centro América”.23 Este estudio concluyó que ninguno de los países estudiados
contaba con un instrumento legal específico de protección de los derechos de las personas
con discapacidades mentales y sus familiares. La divulgación de estándares internacionales
en materia de salud mental es una de las estrategias planteadas por este diagnóstico y, por
ello, la OPS/OMS publicará próximamente un análisis y recopilación de los instrumentos
internacionales más importantes que protegen los derechos básicos y libertades fundamentales
de las personas con enfermedades mentales.
En el ámbito del sistema de las Naciones Unidas, de los sistemas regionales europeo e
interamericano, así como de ONG’s, se considera que los documentos seleccionados en
esta publicación han tenido escasa difusión y, por lo tanto, será una importante guía para las
autoridades de salud, organizaciones internacionales, agencias especializadas de las Naciones
Unidas, ONG’s, profesionales del derecho, personal de salud mental, asociaciones de usuarios,
sus familiares y demás personas involucradas en la protección de los derechos de las personas
con discapacidad mental, y en la tarea de elaborar planes, políticas y legislaciones de salud
mental. De igual forma, esta publicación será una guía importante para organismos
internacionales de protección de derechos humanos (tal como la Comisión y la Corte
Interamericana de Derechos Humanos) y tribunales nacionales en su tarea de interpretar
convenciones internacionales o legislaciones nacionales, respectivamente, en los informes
o decisiones que sean pronunciados en materia de salud mental.
Otra de las actividades previstas por el Departamento de Asuntos Jurídicos y el Programa
de Salud Mental es la creación de redes nacionales, integradas por individuos y organizaciones
(gubernamentales y no-gubernamentales) vinculadas a la promoción y protección de la salud
mental, que sean capaces de diseminar e implementar (en instituciones psiquiátricas y en la
sociedad civil) los referidos estándares internacionales y normas generales de protección.
Con este propósito, el próximo mes de mayo y con el apoyo de las oficinas de campo de la
OPS/OMS y la Oficina Central de la OMS, se llevarán a cabo los primeros talleres de
capacitación en Costa Rica y Nicaragua.
El derecho internacional es, pues, un componente esencial de la campaña “Sí a la atención,
no a la exclusión”. De hecho, el Departamento de Asuntos Jurídicos de la OPS/OMS está
colaborando con el Departamento de Salud Mental de la OMS con relación al uso,
interpretación y estrategias para la implementación de los estándares y normas generales de
derecho internacional que protegen a las personas con enfermedades mentales y a sus
familiares. Como parte de esta iniciativa, el 2 y 3 de abril del año en curso, se celebró en
22
23
I. Levav & R. González Uzcátegui, supra nota 20, at 84.
OPS/OMS Informe Final, Supra nota 15.
26
Cuaderno de
Promoción de
la Salud Nº 8
Primera
Parte
Ginebra un congreso internacional sobre Derecho y Salud Mental cuyo objetivo fue discutir
acciones concretas para implementar el uso de los instrumentos que protegen al paciente
mental. Participaron expertos en derecho y salud mental de los cinco continentes, tanto de
la OMS y sus oficinas regionales, como de organizaciones gubernamentales y nogubernamentales.
Por su parte, otras organizaciones internacionales han mostrado interés en el trabajo
desarrollado por la OPS/OMS en este campo. Así, el 28 de febrero de 2001, el Departamento
de Asuntos Jurídicos y el Programa de Salud Mental fueron invitados por la Comisión
Interamericana de Derechos Humanos (CIDH), organismo de la Organización de Estados
Americanos (OEA) encargado de la promoción y protección de derechos humanos, a
presentar el tema “Situación de las Personas con Discapacidades Mentales en el Hemisferio”. Esta
presentación hizo parte de las audiencias generales que celebra este organismo todos los
años. Anteriormente, en 1999, la CIDH se había referido a las personas con discapacidad
mental como un grupo especialmente vulnerable, y también había indicado que estas personas
no se encuentran en condiciones de manejar su propia persona. Consecuentemente, requieren
de cuidados, tratamiento y supervisión para su propia protección.24
La OPS/OMS solicitó a la Comisión tomar acciones inmediatas para proteger la vida e
integridad personal de miles de adultos y niños que se encuentran detenidos en instituciones
psiquiátricas o abandonados en las calles. Como parte de su intervención, la OPS/OMS
presentó las normas y estándares establecidos por el derecho internacional que protegen a
las personas con discapacidades mentales, y explicó las actividades que la OPS/OMS está
llevando a cabo para promocionar los derechos de estas personas.
La OPS/OMS recomendó a la CIDH tener en cuenta que en su calidad de organismo
internacional de derecho público especializado en salud, la misma podría cooperar
técnicamente con la CIDH en casos específicos acordados por ambos organismos. De igual
forma la OPS/OMS solicitó a la Comisión incluir el tema de salud mental en aquellos
informes especiales que se publiquen sobre la situación general de derechos humanos en los
Estados.
Ciertamente, el derecho internacional es un instrumento esencial para alcanzar una mejor
promoción de la salud mental, y la OPS/OMS, al igual que otras organizaciones
internacionales, tienen por delante la importante tarea de continuar diseminando a todo
nivel la normativa internacional existente en esta materia. Este nuevo reto podría dar lugar
a acciones concretas orientadas a prevenir el impacto negativo que tienen las enfermedades
mentales en la salud de la población mundial y, al mismo tiempo, podría suscitar nuevas
iniciativas en las que el derecho internacional también sea utilizado para la promoción y
protección de otras áreas de salud pública.
24
Informe No. 29/99, Caso No. 11.427, 102 Período Ordinario de Sesiones, aprobado por la Comisión Interamericana de
Derechos Humanos en su sesión No. 1424 del 9 de marzo de 1999.
Cuaderno de
Promoción de
la Salud Nº 8
27
EL DERECHO INTERNACIONAL COMO UN INSTRUMENTO ESENCIAL PARA
LA PROMOCIÓN Y PROTECCIÓN DE LOS DERECHOS HUMANOS Y LAS
LIBERTADES FUNDAMENTALES DE LAS PERSONAS CON DISCAPACIDADES
MENTALES Y SUS FAMILIARES
Javier Vásquez, Departamento de Asuntos Jurídicos OPS/OMS
I. Introducción
En la región de las Américas muy pocos países han aprobado leyes que, específicamente,
protejan los derechos básicos y libertades fundamentales de las personas con discapacidades
mentales y sus familiares.1 En la mayoría de estos países, estos derechos son protegidos -en
algunos casos- por leyes generales aplicables también al resto de las personas (disposiciones
constitucionales, civiles, penales, laborales o procesales) o por leyes sobre discapacidad en
general que garantizan solamente algunos de los derechos de estas personas2. En el caso del
Perú existen leyes que protegen los derechos de las personas con discapacidades en general;
no obstante no han incorporado toda la normativa internacional existente es esta materia, y
no protegen ampliamente los derechos de las personas con discapacidades mentales.3
Surge entonces la interrogante de si existe un mecanismo de protección que, ante la ausencia
de disposiciones específicas en materia de salud mental, pueda garantizar a las personas con
discapacidades mentales y a sus familiares el pleno disfrute de los derechos básicos y libertades
fundamentales en pie de igualdad respecto a otros seres humanos. Efectivamente, sí existe
este mecanismo de promoción y protección, y ha sido establecido por el derecho internacional.
1 Argentina, Bahamas, Barbados, Brasil, Canada, Chile, Guyana, México, Jamaica, Trinidad and Tobago y los Estados
Unidos tienen leyes de salud mental. Bolivia, Colombia, Costa Rica, Cuba, República Dominiacana, Ecuador, El
Salvador, Guatemala, Honduras, Nicaragua, Panamá, Paraguay y Perú tienen leyes sobre discapacidad en general o
disposiciones constitucionales, civiles, penales, procesales o laborales que garantizan sólo algunos derechos a estas
personas. Ver Pan American Health Organization/World Health Organization (PAHO/WHO), Public Policy and
Health Program, Psychiatric Care and Mental Health Legislation in the English-speaking Caribbean Countries, Technical
Report Series No. 71, Washington D.C. 1999 y Organización Panamericana de la Salud/Organización Mundial de la
Salud (OPS/OMS), Programa de Salud Mental, Diagnóstico sobre el estado de los derechos humanos de las personas con
enfermedad mental en países de Centroamérica, Washington D.C. 1998.
2 Ver Constitución Nacional de Perú: Capítulo 1: derecho a la vida, a la integridad personal, igualdad ante la ley, libertad
de conciencia y religión, libertad de opinión y expresión, a residencia, derecho de asociación, al trabajo, a la libertad, al
matrimonio, a la salud, a la educación y al voto.
3 En Perú, los derechos de estas personas se encuentran protegidos por la Ley General de la Persona con Discapacidad,
promulgada el 18 de diciembre de 1998.
28
Cuaderno de
Promoción de
la Salud Nº 8
Primera
Parte
De hecho, los instrumentos generales de derechos humanos establecidos por el derecho
internacional protegen a todas las personas sin distinción alguna por motivo de raza, color,
sexo, idioma, religión, afiliación política, origen nacional, extracción social, posición
económica o cualquier otra característica. Consecuentemente, las personas con discapacidad
mental se encuentran protegidas por instrumentos generales establecidos por el derecho
internacional para la defensa de los derechos humanos, tales como la Declaración Universal
de Derechos Humanos4; el Pacto Internacional de Derechos Civiles y Políticos5; el Pacto
Internacional de Derechos Económicos, Sociales y Culturales6; la Declaración Americana
de los Derechos y Deberes del Hombre7, la Convención Americana sobre Derechos
Humanos,8 y su Protocolo adicional en materia de derechos económicos, sociales y culturales,9
y la Convención Europea para la Protección de Derechos Humanos y Libertades
Fundamentales10, entre otros.
Vale la pena mencionar que las personas con discapacidades mentales se encuentran también
protegidas por la Convención Interamericana para la Eliminación de todas las Formas de
Discriminación de las Personas con Discapacidad,11 adoptada por la Asamblea General de
la OEA el 8 de junio de 1999. Sus objetivos son prevenir y eliminar todas las formas de
discriminación contra las personas con discapacidad física o mental y propiciar su plena
integración en la sociedad. Con relación a los menores con discapacidad mental, los mismos
se encuentran también protegidos por la Convención de las Naciones Unidas sobre los
Derechos del Niño.12
Asimismo, debido a la protección que requieren las personas con discapacidades mentales
por su particular condición de vulnerabilidad, impotencia y abandono, distintos organismos
internacionales han establecido estándares especiales para la promoción y protección de los
derechos básicos y libertades fundamentales de estas personas y sus familiares. Tales
estándares, o si se quiere, lineamientos, también pertenecen al ámbito del derecho
internacional, y son en su gran mayoría, declaraciones, recomendaciones e informes
4 A.G. Res. 217 A (III), ONU Doc. A/810 p. 71 (1948).
5 A.G. Res. 2200, 21 ONU GAOR Sup. (No.16) 52, ONU Doc. A/6316 (1966). Entró en vigor el 23 de marzo de 1976
y 85 Estados la han ratificado.
6 A.G. Res. 2200A(XXI), 21 ONU GAOR Sup. (No. 16) 49, ONU Doc. A/6316 (1966). Entró en vigor el 3 de enero
de 1976, y 88 Estados lo han ratificado.
7 199 OEA res. XXX. OEA/Ser.L.V/182 doc. 6 rev.1, p.17 (1992).
8 OEA, Off. Rec., OEA/Ser.L./V.II.23 doc. 21 rev. 6 (1979). Entró en vigor el 18 de julio de 1978 y 25 Estados la han
ratificado. Perú ratificó este documento el 28 de julio de 1978, y aceptó la competencia de la Corte Interamericana de
Derechos Humanos el 21 de enero de 1981.
9 OEA, No. 69 (1988), sucrita el 17 de noviembre de 1988, Documentos básicos en materia de derechos humanos en el
sistema Interamericano,OEA/Ser.L.V/II.82 doc. 6 rev. 1, p. 67 (1992). Entró en vigor el 16 de noviembre de 1999, y
ha sido ratificado por 12 Estados. Perú ratificó esta Convención el 4 de junio de 1995.
10 213 U.N.T.S. 221, E.T.S. No. 5. Entró en vigor el 3 de septiembre de 1953, y 21 Estados la han ratificado.
11 A.G./res. 1608 (XXIX-0/99), 7 junio 1999. Esta Convención entró en vigor el 14 de septiembre de 2001, y hasta el
momento ha sido ratificada por Costa Rica, México, Argentina, Uruguay y Panamá.
12 Adoptada por la Asamblea General de las Naciones Unidas el 20 de noviembre de 1989, entró en vigencia el 2 de
septiembre de 1990, y ratificada por Chile el 13 de agosto de 1990. En su artículo 23, los Estados parte reconocen el
derecho de los niños que sufren impedimentos físicos o mentales a recibir cuidados especiales y establece las medidas que
deben tomar dichos Estados para garantizar el desarrollo individual del menor.
Cuaderno de
Promoción de
la Salud Nº 8
29
promulgados por la Asamblea General y la Comisión de Derechos Humanos de las Naciones
Unidas, la OPS/OMS, la Comisión Interamericana de Derechos Humanos (CIDH) y el
Tribunal Europeo de Derechos Humanos. A continuación me referiré a los estándares
internacionales más importantes en esta materia.
II. Estandares establecidos por el sistema de Naciones Unidas
y por el sistema interamericano
La Declaración de los Derechos de las Personas con Retraso Mental13, adoptada en
1971, constituye la primera invocación de las Naciones Unidas para que se adopten medidas
de protección a las personas con retardo mental en el plano nacional e internacional. Este
documento establece que las personas con retraso mental tiene los mismos derechos que las
demás personas, y que incluyen, entre otros, la atención médica, el tratamiento físico, la
educación, la capacitación, la rehabilitación y la orientación que les permita desarrollar al
máximo su capacidad.
En 1991, la Asamblea General de Naciones Unidas aprobó los Principios para la Protección
de los Enfermos Mentales y el Mejoramiento de la Atención de la Salud Mental14 (en
adelante Principios de Salud Mental).
Dado la especificidad de los Principios de Salud Mental, la OPS/OMS considera que este
documento es un instrumento esencial para la interpretación y aplicación de las convenciones
internacionales de derechos humanos. Estos principios son considerados como el estándar
internacional más completo y detallado, y presentan una guía para el establecimiento de
sistemas nacionales de salud mental y la evaluación de la práctica de los mismos.
Consecuentemente, dedicaré la mayor parte de mi exposición al análisis de algunos de estos
principios debido a que también son una referencia importante para las discusiones en los
grupos de trabajo esta tarde.
En términos generales, este documento reconoce que las personas que padecen de una
enfermedad mental tienen derecho a ejercer todos los derechos y libertades fundamentales
reconocidos internacionalmente (consagrados en documentos tales como la Declaración
Universal de Derechos Humanos y la Declaración Americana de los Derechos y Deberes
del Hombre, la Convención Americana sobre Derechos Humanos, la Convención Europea
para la Protección de Derechos Humanos y Libertades Fundamentales y el Pacto Internacional
de Derechos Civiles y Políticos, entre otros).
Algunos de estos Principios también estan recogidos en las Normas Uniformes sobre
Igualdad para las Personas con Discapacidad15 (en adelante Normas Uniformes),
13 A.G. res. 2856 (XXVI), 26 ONU GAOR Supp. (No. 29) p. 93, ONU Doc. A/8429 (1971).
14 A.G. res. 46/119,46 ONU GAOR Supp. (No.49) p.189, ONU Doc. A/46/49 (1991).
15 Standard Rules on the Equalization of Opportunities for Persons with Disabilities, G.A. res 48/96, 48 U.N. GAOR
Supp. (No. 49) at 202, U.N. Doc. A/48/49 (1993).
30
Cuaderno de
Promoción de
la Salud Nº 8
Primera
Parte
aprobadas por la Asamblea General de las Naciones Unidas, y constituyen un importante
estándar para interpretar los derechos básicos y libertades fundamentales con relación a las
personas con discapacidad que aparecen en otros instrumentos internacionales. Algunos de
estos principios han sido adoptados en documentos internacionales aprobados por organismos
Interamericanos, tales como la Declaración de Caracas (aprobada por la OPS/OMS)16 y
la Recomendación de la Comisión Interamericana de Derechos Humanos (OEA)
sobre la Promoción y Protección de las Personas con Discapacidad Mental17 (en
adelante la Recomendación de la CIDH). Todos estos estándares internacionales han sido
incluídos en sus carpetas para consulta.
Lamentablemente, no contamos con el tiempo para hacer un análisis exhaustivo de todos
los derechos civiles, políticos, económicos, sociales, culturales y libertades fundamentales
consagradas en los Principios de Salud Mental; sin embargo, haremos referencia a los derechos
y libertades más importantes de las personas con discapacidades mentales, que han sido
establecidos tanto por los documentos arriba mencionados del Sistema de las Naciones
Unidas, como por aquellos propios del Sistema Interamericano, por constituir (dichos
documentos) una importante guía en el diseño de las políticas nacionales de salud mental.
• Derecho a la atención médica (Principio 1.1)
Este principio básicamente establece que todas las personas tienen derecho a la mejor
atención disponible en materia de salud mental, que será parte del sistema de asistencia
sanitaria y social. Las Normas Uniformes también se refieren a este derecho, y en su
artículo 2º establecen que los Estados deben asegurar la prestación de atención médica
eficaz a las personas con discapacidad.
En cuanto a la Declaración de Caracas, la misma se refiere a los cuidados y tratamientos
médicos y señala que éstos deben “…salvaguardar invariablemente la dignidad personal
y los derechos humanos y civiles…y basarse en criterios racionales y técnicamente
adecuados…” Por ejemplo, con relación a criterios racionales y técnicamente adecuados,
los principios de Naciones Unidas establecen que no se pueden llevar a cabo prácticas
tales como la esterilización como tratamiento a la enfermedad mental.
• Derecho a ser tratado con humanidad y respeto (Principios 1.2 y 1.3)
El principio de salud mental 1.2 establece que todas las personas que padezcan una
enfermedad mental o que estén siendo atendidas por esta causa, serán tratadas con
humanidad y con respeto a la dignidad inherente de la persona humana. Por su parte, el
principio 1.3 prohíbe el tratamiento inhumano y degradante al señalar que todas las
personas que padezcan una enfermedad mental tienen derecho a la protección contra la
explotación económica, sexual o de otra índole, el maltrato físico o de otra índole y el
16 En 1990 la Organización Panamericana de la Salud (OPS/OMS) convocó a distintas organizaciones, asociaciones
profesionales de salud mental y juristas a la Conferencia Regional para la Reestructuración de la Atención Psiquiátrica en
América Latina (1990) celebrada en Caracas. En el marco de esta conferencia se aprobó la Declaración de Caracas.
17 Informe Anual de la Comisión Interamericana de Derechos Humanos (CIDH), OEA/Ser./L/V/II.111, doc. 20 rev., 16
de abril 2001.
Cuaderno de
Promoción de
la Salud Nº 8
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tratamiento degradante. Con relación a la explotación económica, los principios establecen
que cuando la persona con discapacidad mental trabaja en la institución, se le debe pagar
lo mismo que se le pagaría a una persona fuera de la institución, de conformidad a la
legislación nacional o las prácticas locales.
Las Normas Uniformes también se refieren a este derecho en su artículo 9º el cual reconoce
que las personas con discapacidad son vulnerables al maltrato en la familia, en la
comunidad o en las instituciones, y necesitan que se las eduque sobre la manera de
evitarlo. Ciertamente, el derecho a ser tratado con humanidad y respeto constituye per se
un derecho fundamental de cualquier ser humano protegido por las convenciones generales
de derechos humanos, tal como la Convención Americana (artículo 5.2). No obstante,
en el caso de las personas con discapacidad mental, principalmente en el caso de aquellas
internadas en instituciones psiquiátricas o centros penitenciarios, se debe observar una
mayor vigilancia de su cumplimiento precisamente por la posición de impotencia que es
común en personas con discapacidades mentales. Es, precisamente, esta posición de
impotencia lo que ha hecho que las personas con discapacidad mental sean consideradas
como un grupo especialmente vulnerable que requiere una protección especial, sobre
todo en lo referente a su integridad física, psíquica y moral.18
• Derecho de igualdad ante la ley (Principio 1.4)
Se trata del derecho a la no discriminación. En los términos del Principio 1.4 se entiende
por discriminación cualquier distinción, exclusión o preferencia cuyo resultado sea impedir
o menoscabar el disfrute de los derechos en pie de igualdad. Este derecho, también está
consagrado en muchas otras declaraciones y convenciones internacionales como la
Declaración Universal de Derechos Humanos, la Declaración Americana de los Derechos
y Deberes del Hombre y la Convención Americana sobre Derechos Humanos, sólo por
mencionar algunos.
En cuanto a estándares interamericanos, es importante mencionar que en la
Recomendación de la CIDH, este organismo de derechos humanos se refiere a la igualdad
ante la ley que tienen las personas con discapacidades mentales respecto a los demás. En
este documento se recuerda a los usuarios y sus familiares que “…estén conscientes de
que las personas con discapacidad mental tienen los mismos derechos y libertades
fundamentales que el resto de los seres humanos, y que existen principios internacionales
que protegen a estas personas, especialmente debido a su particular condición de
vulnerabilidad e impotencia...”
• Derecho a ser atendido en la comunidad (Principio 7)
El principio de salud mental 7 establece que toda persona que padezca una enfermedad
mental tendrá derecho a vivir y a trabajar, en la medida de lo posible, en la comunidad, y
18 Ver Informe anual de la Comisión Interamericana de Derechos Humanos (CIDH), OEA/Ser.L/V/II.102 Doc.6 rev. 16
de abril de 1999, Victor Rosario Congo. Informe No. 63/99, Caso 11.427 (Ecuador).
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Cuaderno de
Promoción de
la Salud Nº 8
Primera
Parte
cuando el tratamiento se administre en una institución psiquiátrica, el paciente tendrá
derecho a ser tratado, siempre que sea posible, cerca de su hogar o del hogar de sus
familiares. Asimismo tendrá derecho a regresar a la comunidad lo antes posible.
Es importante señalar que las Normas Uniformes se refieren a la rehabilitación de las
personas con discapacidades mentales en la comunidad, y señalan que debe alentarse a
las personas con discapacidad y a sus familiares a participar directamente en la
rehabilitación.
En el sistema interamericano, tanto la Declaración de Caracas como la Recomendación
de la CIDH establecen lineamientos en cuanto al derecho de la persona con discapacidad
mental a vivir y ser tratado en la comunidad. De hecho, la Declaración de Caracas hace
hincapié sobre el derecho del paciente mental a ser atendido en su comunidad, y aboga
por una atención psiquiátrica participativa, integral, continua y preventiva donde el hospital
psiquiátrico no constituya la única modalidad asistencial. La Declaración hace referencia
al derecho del paciente mental a ser tratado con humanidad y respeto al afirmar que el
hospital psiquiátrico “…aisla al enfermo de su medio…y crea condiciones desfavorables
que ponen en peligro los derechos humanos y civiles del enfermo…”.
En cuanto a la Recomendación de la CIDH, en su numeral 4, este organismo recomienda
a los Estados “promover e implementar a través de legislación y planes nacionales de
salud mental la organización de servicios comunitarios de salud mental cuyos objetivos
sean la plena integración de las personas con discapacidad mental en la sociedad y la
participación de organizaciones profesionales, asociaciones de usuarios y familiares,
sus amistades, organizaciones de asistencia social y otros miembros de la comunidad
en la rehabilitación del paciente mental.”
• Derecho a proporcionar consentimiento informado antes de recibir
tratamiento (Principio 11)
El principio de salud mental 11 establece que no se administrará ningún tratamiento a un
paciente sin su consentimiento informado, salvo con las excepciones que se explican en
este principio.
De acuerdo a este artículo, por consentimiento informado se entiende el consentimiento
obtenido libremente sin amenazas ni persuasión indebida, después de proporcionar al
paciente información adecuada y comprensible en una forma y lenguaje que este pueda
comprender. Este principio es particularmente importante con relación a algunas prácticas,
tal como los tratamientos psicoquirúrgicos u otros tratamientos irreversibles que
específicamente no se pueden practicar si afectan la integridad de la persona (de
conformidad con las convenciones generales de derechos humanos, se entiende por
integridad la integridad física, psíquica y moral).
Cuaderno de
Promoción de
la Salud Nº 8
33
• Derecho a la privacidad, a practicar actividades recreativas y
deportivas, a la educación y a adquirir artículos para su vida diaria y
libertad de comunicación y religión (Principio 13)
El principio 13 de Salud Mental se refiere, principalmente, a las condiciones que deben
existir en las instituciones psiquiátricas, y establece que a todo paciente en una institución
psiquiátrica se le debe respetar su privacidad, la libertad de comunicarse con otras personas
en la institución, enviar y recibir comunicaciones, la libertad de recibir visitas, la libertad
de acceso a servicios postales, prensa, radio, televisión y la libertad de practicar su religión.
Este principio también se refiere a la importancia de que en las instituciones existan
instalaciones para practicar actividades recreativas, deportivas, educativas e instalaciones
donde el paciente pueda adquirir artículos esenciales para su vida diaria.
Con relación al derecho a la comunicación, la comunicación con el personal de salud
mental es esencial para que el paciente pueda tener conocimiento sobre su diagnóstico
completo y tratamiento. En lo que se refiere al derecho a la privacidad, el diagnóstico,
tratamiento, expedientes personales y, en general, cualquier información que se encuentre
en la institución psiquiátrica, es de carácter confidencial y no debe ser divulgada a otras
personas con el fin de proteger la privacidad y reputación del paciente.
Los artículos 5º, 6º, 7º, 11º y 12º de las Normas Uniformes también se refieren a estos
derechos. La Convención Americana y el Protocolo de San Salvador protegen derechos
íntimamente vinculados a las condiciones de vida que deben existir en las instituciones
psiquiátricas.19
Respecto a las condiciones en instituciones psiquiátricas, la CIDH en su recomendación
hace importantes observaciones a los Estados. Este documento, en su recomendación 6
señala que los Estados deben adoptar las medidas que sean necesarias para que en todas
las instituciones de salud mental se expongan los derechos del paciente en lugares visibles,
tales como salas de espera, servicios de admisión, y otros lugares frecuentados por
familiares y pacientes. Por otro lado, su recomendación 7 establece que se debe apoyar
en las instituciones la creación de organismos que supervisen el cumplimiento de las
normas de derechos humanos y que involucren a pacientes, sus familiares, sus
representantes y personal de salud mental.
• Derecho a una admisión voluntaria (Principio 15 y 16)
El principio de salud mental 15 establece que cuando una persona necesite tratamiento
en una institución psiquiátrica se hará todo lo posible por evitar una admisión involuntaria.
La detención de una persona en un hospital psiquiátrico puede tener lugar cuando sea
necesario proteger a la comunidad o al paciente mismo de cualquier daño que éste pudiera
19 Ver Convención Americana (artículo 12º, libertad de conciencia y religión y artículo 13º, libertad de pensamiento y
expresión) y Protocolo de San Salvador (artículo 14º, derecho a los beneficios de la cultura; artículo y artículo 13º,
derecho a la educación).
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Cuaderno de
Promoción de
la Salud Nº 8
Primera
Parte
causar por motivo de su enfermedad o cuando sea necesario proporcionar a la persona
tratamiento médico para evitar el deterioro de su salud (Principio de Salud Mental 16).
De acuerdo al principio 16, la detención involuntaria de una persona con discapacidad
mental debe ser hecha de acuerdo a un dictámen médico. La detención involuntaria de
un paciente en una institución psiquiátrica es una medida muy seria que tiene repercusiones
respecto a distintas normas de derecho internacional, principalmente por el hecho de
que dicha detención puede restringir arbitrariamente la libertad personal (garantizada
por la Convención Americana en su artículo 7) y, por consiguiente, otros derechos básicos
y libertades fundamentales. De no contarse con condiciones, procedimientos e instancias
específicas establecidas por la legislación nacional para admitir voluntariamente a los
pacientes en las instituciones psiquiátricas, dichas personas son sometidas a una detención
arbitraria contraria a lo establecido por el artículo 7º de la Convención.
• Derecho a garantías judiciales (Principio 17)
Las personas con discapacidad mental que se encuentran recluídas involuntariamente en
instituciones psiquiátricas, al igual que cualquier otro ser humano privado de su libertad,
tienen derecho a ser escuchadas por una autoridad competente con el propósito de
determinar la legalidad de su detención. Este es el derecho a las garantías judiciales que
consagran las distintas declaraciones y convenciones internacionales de derechos humanos
mencionadas anteriormente, tal como la Convención Americana (artículo 8º), la cual
establece que toda persona tiene derecho a ser oída, con las debidas garantías y dentro de
un plazo razonable por un juez o tribunal competente, independiente e imparcial
establecido por la legislación nacional.
Para proteger este derecho, el Principio de Salud Mental 17 establece que las legislaciones
nacionales deben establecer los llamados “órganos de revisión” que son órganos judiciales
u otros órganos independientes establecidos por la legislación nacional, los cuales tienen
la responsabilidad de informar al paciente, al representante personal del paciente o a sus
familiares acerca de cuál es la situación de la detención involuntaria del paciente y/o
retención en un hospital psiquiátrico.
Estos “órganos de revisión”, de acuerdo al Principio de Salud Mental 17.3 deben examinar
periódicamente los casos de pacientes que hayan sido admitidos involuntariamente en
una institución psiquiátrica. Esta es una medida muy importante porque una vez que
desaparecen las condiciones de salud mental que dieron origen a la admisión del paciente,
las autoridades médicas tendrían la obligación de dar de alta a la persona como paciente
involuntario. De no existir esta revisión los hospitales psiquiátricos podrían convertirse
en centros penitenciarios donde los pacientes permanecen indefinidamente detenidos a
pesar de no haber cometido delito alguno. El único objetivo de la hospitalización
involuntaria, tal como se ha señalado, debe ser tratamiento médico o protección del
paciente y/o la comunidad, pero no mera custodia. Este derecho, cobra mucha
importancia con relación a la determinación de la capacidad o incapacidad del paciente
para administrar sus propios bienes y a la posibilidad de apelar la decisión de un tribunal
nacional con relación a su incapacidad de proceder legalmente.
Cuaderno de
Promoción de
la Salud Nº 8
35
Me gustaría terminar esta presentación haciendo referencia a la aplicación y al monitoreo
de los Principios de Salud Mental y demás estándares internacionales en esta materia.
Según el Principio 23, corresponde a los Estados miembros aplicar los referidos principios,
adoptando medidas pertinentes de carácter legislativo, judicial, administrativo o educativo,
y darles amplia difusión. Sin embargo, han tenido hasta el momento escasa divulgación
en la región de las Américas.
Por su parte la Recomendación de la CIDH, en su numeral 2 establece recomendaciones
a los Estados con relación a la aplicación de los Principios de Salud Mental y demás
estándares internacionales que se han mencionado en esta presentación. Así, se
recomienda a los Estados miembros tomar medidas de carácter legislativo, judicial,
administrativo, educativo y de otra índole para divulgar por medios apropiados y
dinámicos (entre autoridades gubernamentales, ONGs, profesionales de salud mental,
abogados, jueces y otras personas involucradas en la promoción de políticas de salud
mental) los estándares internacionales y normas generales de derechos humanos que
protegen las libertades fundamentales y derechos civiles, políticos, económicos, sociales
y culturales de las personas con discapacidades mentales. Muchas gracias.
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Cuaderno de
Promoción de
la Salud Nº 8
Primera
Parte
TESTIMONIOS
TESTIMONIO DE LA SEÑORA GLADYS CANALES MARTÍNEZ
Vida antes de la detención
Casada, madre de dos niños de 11 y 04 años de edad. Vivía con su familia en El Agustino.
Había construido mi casa en el terreno que pagábamos mensualmente a la Cooperativa Los
Forjadores. Trabajaba en el Municipio de Jesús María, en el parqueo vehicular, y mi esposo
era obrero de construcción civil. Nuestra vida transcurría normal, tranquilamente hasta el
24 de octubre de 1993, en que fui detenida junto con mi esposo por miembros de la
DINCOTE. Esto ocurrió en mi casa a las 04:00 de la madrugada mientras dormíamos.
Una mujer que había querido acogerse a la ley de arrepentimiento había señalado mi casa
como lugar donde se encontraban unos terroristas de SL (Sendero Luminoso). Fuimos llevados
a la DINCOTE del Callao. Ahí nos torturaron física y psicológicamente para que nos
autoinculpáramos de algo que nunca fuimos. Sin embargo, así lo hicimos para salvar nuestras
vidas y la de nuestros familiares.
Nuestros hijos quedaron en total abandono, nuestra casa también. Mi mamá los recogió
posteriormente y los cuidó. Nuestra casa fue saqueada, y el terreno pasó a propiedad de la
cooperativa.
Mi esposo fue condenado a 4 años de cárcel y yo a 20 años, siendo ambos inocentes. Cuando
él salió del penal sólo encontró a nuestro hijos que habían crecido sin sus padres, con personas
mayores, con muchas carencias afectivas y materiales. Imagínense, entonces, lo que encontré
yo cuando al cabo de 8 años de estar recluida en un penal salí indultada por el Presidente
Paniagua, gracias a que la Comisión ad Hoc de Indultos demostró mi inocencia.
Mi familia fue destruida psicológica y espiritualmente, mis hijos ya son mayores de edad,
crecieron sin sus padres, crecieron prácticamente solos. No tenían un verdadero hogar, con
el estigma de tener a sus padres acusados de ser terroristas, pues la sociedad se había encargado
de hacerles creer eso. Quedé sin trabajo, sin posibilidades de recuperarlo y hasta de recuperar
a mi familia. Al salir del penal encontré una nieta, otra vida y otros problemas.
El estado emocional de mi familia y el mío es crítico, los lazos afectivos fueron destruidos,
la vida continuó sin que esos lazos se volvieran a unir.
Cuaderno de
Promoción de
la Salud Nº 8
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En el penal se sufre mucho, hay carencias de todo tipo, y ese sufrimiento y malestar psicológico
son muy difíciles de sobrellevar. Hay sólo una psicóloga para cerca de 400 internas en el
penal de mujeres de Chorrillos, la atención no es buena y está sujeta al tiempo y a la buena
voluntad de las autoridades.
La injusticia, la estigmatización de la sociedad hacia nosotros repercute en nuestra salud
mental; es continua nuestra depresión, los casos de psicosis o paranoia continúan a pesar de
haber recobrado la libertad. Seguimos presos de nuestra angustia a pesar de estar en libertad.
Semanalmente mi familia y yo recibimos gratuitamente terapias gracias a las psicoterapeutas
de la Coordinadora Nacional de Derechos Humanos. Ese tratamiento nos ha servido de
mucha ayuda, del Estado no hemos recibido nada a pesar que éste cometió un error con
nosotros; no contamos con seguro alguno, no tenemos dinero para medicinas.
Le pedimos al Estado, a las autoridades pertinentes del sector Salud, Justicia, del Congreso,
Poder Judicial que reparen el daño que nos hicieron. No pensemos en el dinero, pensemos
en la reparación de la salud física y psicológica, del trabajo, de la educación, de la
vivienda y en todas aquellas cosas que perdimos y que son de difícil acceso para nosotros.
Pedimos el respeto y el reconocimiento a nuestros derechos humanos, a la vida, a la integridad
física y moral, a la salud, al trabajo.
TESTIMONIO DEL SEÑOR ELÍAS ROJAS ALVARADO
Vida antes del accidente
Sub Oficial Técnico de 3era de la PNP. Trabajaba en la DIN en la zonas de emergencia de
Uchiza, Tocache, Tingo María, Tananta y otros. Me dedicaba a dar seguridad a los pueblos
del sector y luchar contra el terrorismo y narcotráfico desde agosto de 1987 hasta fines de
1989. Fui guardaespaldas del magistrado Hugo Sibina Hurtado.
Semanas antes de regresar a Lima, el puesto policial de Uchiza es atacado por terroristas del
MRTA y de SL. Los terroristas logran desarmar y secuestran a 17 miembros de la PNP
quienes son llevados a la plaza de armas, desnudados y asesinados frente al pueblo. Yo y
otros compañeros logramos salvarnos refugiándonos cerca al río.
A las pocas semanas cuando regresaba de Uchiza a Tocache, junto con 11 efectivos policiales,
fuimos interceptados y atacados por un grupo de terroristas. Con algunos compañeros
repelimos el ataque; los sobrevivientes escapamos hacia Tananta y Tocache. Como
guardaespaldas de tres jefes policiales de Tocache era fácilmente identificable, y mi nombre
y apelativo comenzó a circular por diversos poblados de la zona con amenazas terroristas.
Mis jefes decidieron entonces trasladarme a Lima.
38
Cuaderno de
Promoción de
la Salud Nº 7
Primera
Parte
Atentado
El 6 de noviembre de 1989, a dos semanas de haber llegado a Lima, me encontraba trabajando
y desplazándome en una moto cuando fui atacado desde una camioneta por presuntos
miembros terroristas del MRTA. Fui trasladado al hospital más cercano, los médicos
certificaron que tenía traumatismo intracraneal, hemorragia y ruptura de la coroides
producidas por proyectiles de arma de fuego.
Al borde de la muerte soy trasladado al hospital de Policía en estado inconsciente. Así
permanezco durante tres meses hasta que desperté y no sentí mi cuerpo, no podía
incorporarme, caminar, orinar, comer; no recordaba lo que había pasado, no hablaba,
prácticamente me encontraba destrozado y lleno de vendajes.
Tratamiento
Comienza una etapa de rehabilitación y de aprender a hablar, caminar, comer, recordar,
reconocer a mi familia, a vivir como si fuera un niño recién nacido.
Como resultado de este atentado fui dado de baja por acto de servicio, y elevado al grado de
técnico de 1era. Tuve la suerte de recibir la adecuada atención por parte de mi institución y
del Hospital de la Policía. Las terapias y rehabilitaciones dieron resultado positivo
produciéndose al cabo de 7 años mi recuperación del habla, del conocimiento, de la vista de
uno de los ojos y del movimiento de los miembros superiores e inferiores.
Hasta la fecha soy atendido mensualmente por médicos de la sanidad de la PNP de
neurocirugía, oftalmología y salud mental. A todos ellos y a Dios les debo gratitud y
reconocimiento a su dedicada labor. Sin embargo, ésta no ha sido la suerte para muchos
otros pacientes compañeros, quienes habiendo luchado contra el terrorismo y la delincuencia
al servicio de nuestra patria y de los ciudadanos han quedado mutilados, discapacitados y
con muchos traumas.
Carencias
No hay suficientes medicinas en el hospital para los diferentes tratamientos que se deben
seguir por lo que no se cumple con las recetas ambulatorias del departamento del Fospoli Fondo de Salud Policial; por lo tanto, gastamos el 35% de nuestro sueldo en medicinas. Yo
continúo mensualmente mis consultas y terapias físicas de natación, martes y jueves, desde
1990, en el gimnasio y sauna del Cuartel del Rímac.
Necesidades
Físicamente me encuentro bien y psicológicamente mejor, tengo además el apoyo de mi
familia, pero falta que mi institución reconozca el traslado de mi residencia a Iquitos donde
vive toda mi familia. Este pedido fue declarado IMPROCEDENTE porque injustamente
no cumplo con el requisito de haber prestado servicios a mi institución durante 30 años, ya
que el atentado lo sufrí a los 14 años de servicio, quedando en estado de discapacidad por
servicios prestados a mi patria.
Cuaderno de
Promoción de
la Salud Nº 7
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Solicito a las autoridades pertinentes, al Presidente de la República, a los congresistas, al
Ministro del Interior, a la Defensoría del Policía, que con criterio de conciencia y justicia
presten una mejor atención a los enfermos que sufrimos distintas discapacidades y nos
reparen adecuadamente por el servicio prestado a nuestra patria y a nuestros compatriotas.
TESTIMONIO DEL SEÑOR VICENTE ENCARNACIÓN HERRERA
Vida antes de que familiares adquieran discapacidad mental
Nosotros vivíamos en Alto Marona, Tarapoto (a una hora de camino de la carretera marginal
de la selva), y nuestra vida era tranquila. Nos dedicábamos al cultivo de arroz, yuca, café,
cacao y plátano, criando además algunos animales para venta y consumo propio. En este
tiempo, tanto mis padres como mi hermana gozaban de buena salud, y realizaban sus
actividades con toda normalidad.
Circunstancias en que adquieren la discapacidad mental
El trastorno mental de mi hermana Lucía Encarnación (36 años), quien tiene esquizofrenia
paranoica irreversible, empezó cuando, a mediados de 1989, una columna de cerca de 150
miembros de Sendero Luminoso llegan al caserío donde vivíamos; los terroristas, si bien,
permanecieron por un día, advirtieron a toda la población que de no contar con su
colaboración, adjudicarían las tierras a otros que apoyaran sus actividades subversivas.
Un vez retirada la columna senderista, retornan al cabo de tres meses, y es cuando se llevan
a mi hermana, que en ese momento tenía 22 años de edad, aproximadamente. Ella
desaparece, y luego de seis meses regresa a mi casa; conjuntamente con otras personas en su
misma condición habían logrado escapar de sus captores. Durante el tiempo de desaparición
de mi hermana, mi padre la buscó desesperadamente por toda la selva, tratando de saber
algo de su paradero, pero no logró nada.
A su regreso, nos cuenta que había sufrido abusos sexuales por parte de los altos mandos de
Sendero Luminoso, especialmente de uno de ellos, que no la dejaba tranquila. También fue
testigo del ajusticiamiento de su enamorado, por querer escaparse, y quien, como ella, había
sido llevado por los senderistas. La actitud que ella tomaba, en ese tiempo, era de alejamiento
y solía llorar todo el tiempo, reprochando, incluso a mi padre, el hecho de no haber sido él a
quien se llevara la columna senderista. Su vida cambió por completo, pues ya no era la
misma persona.
Con respecto a mi papá, el adquiere la discapacidad mental (esquizofrenia paranoide), recién
hace dos años, en Huánuco, producto de todas las dificultades familiares por las que pasamos
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Cuaderno de
Promoción de
la Salud Nº 8
Primera
Parte
(desempleo, enfermedad de mi hermana, pobreza extrema, abandono de sus bienes en
Pucayacu, Tingo María). El se alteraba de forma imprevista, llegando incluso a amenazar
físicamente con una arma blanca a mi hermano menor, y tildándolo de vago, ocioso,
irresponsable, a pesar que mi hermano se preocupaba por encontrar algún puesto de trabajo.
Con el trascurso del tiempo, mi papá se vuelve más agresivo y empeora cuando lo despiden
del PAR, en donde trabajaba como vigilante.
Luego de ocurridos los hechos en Pucayacu, dejamos todos nuestros bienes y nos mudamos
a Huánuco, lugar en donde residen mis padres, pues yo ya radico en Lima, por el problema
de mi hermana. También quiero manifestar que mi hermana fue víctima de una violación en
Huánuco, durante una de sus salidas prolongadas de las que solía regresar sin manifestar
palabra alguna; producto de este hecho nació mi sobrina Estrella, quien lleva mi apellido y
está a mi cuidado, pues sufre de epilepsia.
Tratamiento que recibieron y reciben sus familiares
En Huánuco, mi hermana no tuvo tratamiento alguno ni fue internada, ya que mi madre
pensaba que después de dar a luz recobraría su salud mental, hecho que no ocurrió y, por el
contrario, mi hermana empeoró y empezó a agredir a la gente en las calles, siendo denunciada
incluso ante la PNP de dicho lugar. Tales denuncias no procedieron debido a su estado de
salud.
Actualmente, mi hermana esta internada en el Hospital Víctor Larco Herrera de Lima, en el
pabellón de indigentes, lugar en donde fue internada debido a los buenos oficios del presidente
del Cuerpo Médico de dicho hospital, dado que en un inicio no se permitió el internamiento,
ofreciéndome, en vez de ello, atención ambulatoria. Ella recibe medicamentos para su
enfermedad, así como terapias para su rehabilitación: tejido, costura y manualidades.
Sobre el caso de mi papá, aún no está internado y sólo recibe medicación para su enfermedad
psiquiátrica, siendo atendido en el Hospital Regional Herminio Valdizán de la ciudad de
Huánuco, adonde acude cada vez que se siente muy mal. Las medicinas prescritas, no pueden
ser adquiridas por mi padre por su alto costo, alterando así su estado de salud mental.
Quiero añadir que la situación actual de mi familia en Huánuco (padres, hermano y sobrina
con discapacidad física), es difícil, puesto que no cuentan con ingreso económico estable,
siendo apoyados algunas veces por las cantidades mínimas de dinero que les mando
mensualmente, y que no logra cubrir las necesidades de mi familia. Incluso, mi madre se
encuentra delicada de salud, por un tumor en el estómago; por razones económicas no ha
podido ser intervenida en algún centro hospitalario. Yo no cuento con un trabajo estable y,
esporádicamente, tengo ingresos económicos a través de trabajos eventuales como chofer,
o realizando labores de limpieza en casas de personas a las que se me recomienda.
Cuaderno de
Promoción de
la Salud Nº 8
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Dificultades encontradas para el internamiento que presenta el centro
hospitalario
Para internar a mi hermana tuve que afrontar muchas dificultades, pues todos los hospitales
me denegaron el internamiento, aduciendo que no había camas, presupuesto; sugerían que
la tuviera en mi casa y recibiera tratamiento ambulatorio por parte de dichos centros de
salud.
Ante tales dificultades, solicité la ayuda del entonces PROMUDEH, para que mi hermana
fuera internada en el Hospital Larco Herrera, ya que en este hospital señalaban que tenían
presupuesto limitado y sólo podían atenderla por consulta externa. También solicité el apoyo
de la Coordinadora Nacional de Derechos Humanos, la cual me manifestó que no podía
hacer nada al respecto, y que más bien agotara todos los medios para el internamiento en
cualquier centro de salud. Finalmente, mi hermana fue internada gracias al apoyo del doctor
José Ortiz, presidente del Cuerpo Médico del Hospital Larco Herrera, donde, actualmente
recibe tratamiento médico especializado.
Ante todas estas dificultades, ya no he intentado internar a mi papá, a pesar de que sus
médicos en Huánuco así lo prescriben. Cada vez que lo he solicitado, las autoridades
hospitalarias me manifiestan que no hay camas, presupuesto, y otras razones.
Solicitud o recomendaciones
Solicito a las autoridades pertinentes que al conocer mi caso, me ayuden a conseguir un
trabajo para poder solventar los gastos que requiere el tratamiento médico de mi hermana,
mi padre y mi sobrina, quien actualmente tiene 3 años, va al colegio y recibe tratamiento en
el Hospital del Niño.
Solicito al gobierno, destinar un presupuesto especial al Hospital Larco Herrera, y así se
pueda cubrir las necesidades de los pacientes.
Asimismo, sugiero que el gobierno realice una campaña para empadronar y recoger a todos
los enfermos mentales que deambulan por las calles, para darles el cuidado y tratamiento
pertinentes.
TESTIMONIO DEL SEÑOR JORGE LANDÁZURI SEBASTIANI (BRIGADIER
DE LA 4TA. REGIÓN DE BOMBEROS VOLUNTARIOS DEL PERÚ)
Cómo adquirió la discapacidad mental
Adquirí hipoxia perinatal y trauma del parto antes del nacimiento; esto se debe al retraso del
parto y produce un shock eléctrico que afecta al niño. Desde temprana edad recibí tratamiento
sicológico y neurológico en el Hospital Víctor Larco Herrera.
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Cuaderno de
Promoción de
la Salud Nº 8
Primera
Parte
Problemas presentados durante su tratamiento en el Hospital Larco
Herrera
Fui presidente de la Asociación de Epilépticos Adolescentes y Jóvenes por nueve años.
Durante mi gestión (1948 para adelante) el hospital sí ofrecía un buen servicio para los
enfermos neurológicos, pues el abastecimiento de medicinas era óptimo al contar con
donaciones por parte de los laboratorios. Asimismo, se contaba con más pabellones para la
atención médica a los pacientes. También se recibía a los pacientes para su internamiento o,
en todo caso, se les atendía por consultorios externos. Hoy, la situación es distinta, porque
los pacientes son derivados al Instituto de Ciencias Neurológicas, dirigido por la doctora
Mazzoti.
En cuanto a los medicamentos éstos tienen que ser adquiridos por los mismos pacientes. La
mayoría de estos medicamentos son caros, perjudicando así el tratamiento de los pacientes,
pobres o en extrema pobreza
Tratamiento que recibió y que recibe actualmente
Para mi tratamiento recibí medicamentos como Epamín y Fenobarbital, pero lo que más me
ayudó a superar mi enfermedad fue la educación especial que recibí en el Colegio San José,
a cargo de los hermanos maristas, en Huacho, colegio que en sus inicios brindaba el servicio
educativo especial.
Actualmente, continúo asistiendo a mis consultas médicas mensuales en EsSalud, las mismas
que son de resultado favorable, y sigo tomando los mismos medicamentos, los cuales son
proporcionados por EsSalud. Hasta el momento no tengo problemas para recibirlos. Sobre
mi estado de salud, no he tenido crisis y permanezco en un estado de normalidad.
Vida personal y familiar
Tanto de parte de mis padres y hermanas no tuve el apoyo necesario para superar mi
enfermedad, tampoco en lo referido a mis estudios superiores seguidos en la universidad. Si
bien mi madre no me rechazó y me demostró cariño, no me brindó el apoyo debido, más
bien tomaba una actitud indiferente hacia mí al no preocuparse por mi salud.
Quien me apoyó constantemente fue un tío materno, tanto en la etapa en que recibí tratamiento
médico como en aquella en donde seguí estudios superiores.
Tuve la oportunidad de estudiar dos carreras universitarias: psicología y educación especial.
Soy casado, padre de un hijo y abuelo de dos nietas.
En el tiempo que decidí contraer matrimonio, mi esposa ya tenía conocimiento de mi
enfermedad, incluso previo al matrimonio se hizo la consulta neurológica y psiquiátrica
sobre mi estado de salud.
Cuaderno de
Promoción de
la Salud Nº 8
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Desde un principio, la familia de mi esposa me brindó todo tipo de apoyo, pues sabía que
yo podía llevar la carga familiar; además, contaba con un trabajo que me permitiría hacerme
responsable tanto de mi esposa como de mis hijos. En ese tiempo trabajaba como director
de bienestar en el entonces Ministerio de Hacienda, posteriormente ejercí dicho cargo en el
Ministerio de Industria.
De mi familia siempre ha recibido pleno apoyo en todo momento, tanto para mis consultas
médicas y para mis demás actividades, como la que realizo en el Cuerpo de Bomberos
Voluntarios.
Desde los años 50 soy miembro de este Cuerpo de Bomberos, cuyos integrantes conocen de
mi enfermedad, y no me han discriminado para nada, permitiéndome realizar todas las
actividades propias de un bombero. Actualmente, ocupo el cargo de secretario de la Comisión
de Salud y Sanidad.
Sugerencia personal
Debido a mi labor como bombero, mis compañeros y yo al ser solicitados mediante el Nº
116, nos dirigimos con la unidad correspondiente, al lugar donde ocurre una emergencia. Si
el servicio es de calle, ocurre el primer problema: la no identificación del paciente (no
cuenta con DNI) situación que entorpece su traslado a los centros médicos especializados
en salud mental.
Sugiero a los familiares que sean sensibles con sus parientes que tienen discapacidad mental,
y que no se abandone a los enfermos de la calle, ello sería de mucha utilidad para que los
hospitales de salud mental puedan permitir el internamiento de los pacientes intelectuales,
neurológicos y neurosiquiátricos. Pido a la Defensoría del Pueblo exigir que los pacientes
sean identificados, para ello debe coordinar con el RENIEC, y así este organismo extienda
un carné o documento de identificación. Finalmente, sugiero que se sancione a los familiares
que abandonan a sus parientes que presentan trastorno mental.
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Cuaderno de
Promoción de
la Salud Nº 8
Primera
Parte
CONCLUSIONES DEL TALLER
DERECHOS HUMANOS BÁSICOS Y LIBERTADES FUNDAMENTALES DE LAS
PERSONAS CON DISCAPACIDADES MENTALES Y SUS FAMILIARES
Javier Vásquez, Organización Panamericana de la Salud
I. Participantes
Participaron 70 personas, las cuales representaban a distintos sectores del gobierno, sociedad
civil y asociaciones de usuarios y familiares, tales como, Defensoría del Pueblo, Congreso de
la República, Defensoría del Policía, Hospital Especializado Victor Larco Herrera, Hospital
Especializado Hermilio Valdizán, Instituto Especializado de Salud Mental Honorio DelgadoHideyo Noguchi, Medicina Legal del Ministerio Público, Hospital Regional Las Mercedes,
Hospital María Auxiliadora, Universidad Particular Cayetano Heredia, Dirección Regional
de Salud de Tacna, Centro de Salud Pérez Carranza, Ministerio de Salud, Colegio de
Psicólogos, Hospital de la Sanidad de las Fuerzas Policiales, Hospital Guillermo Almenara
–Essalud, Hospital Edgardo Rebagliati Martins – Essalud, Centro Educativo Mater Purísima,
Colegio Médico, Unidad de Educación Especial, Sociedad Peruana de Síndrome de Down y
la Asociación Nacional de Padres y Familiares de Niños y Jóvenes con Discapacidad.
II. Resultados del Taller sobre derechos humanos
En el primer día los grupos de trabajo discutieron el tema « Situación actual de los derechos
básicos y las libertades fundamentales de las personas con discapacidades mentales en el
Perú».
Síntesis de las participaciones
• El Defensor del Pueblo manifestó que la institución a su cargo había recibido un reducido
número de quejas. Esta situación evidencia el desconocimiento de los derechos que asisten
a este sector de la población y los mecanismos que poseen frente a su vulneración, tanto
por parte de las propias personas con discapacidad mental, como por parte de sus familiares.
• De acuerdo a lo manifestado por el Defensor del Pueblo no se brinda asistencia médicopsiquiátrica en prisiones, y se presentan casos de internos que han estado privados de su
libertad por 28 años sin revisión judicial y sin este tipo de atención médica.
• Según lo expuesto por el Defensor, actualmente existen 180 personas internadas en el
Hospital Especializado Víctor Larco Herrera, las cuales no tienen Documento Nacional
de Identidad-DNI.
Cuaderno de
Promoción de
la Salud Nº 8
45
• La Defensoría del Pueblo solicitó la cooperación técnica de la OPS/OMS para iniciar un
programa piloto de capacitación a abogados de esta institución. Ello con el propósito de
supervisar a las instituciones psiquiátricas, el cumplimiento de los instrumentos
internacionales de derechos humanos y de la legislación nacional aplicable.
• Como práctica común, las personas con emergencia psiquiátrica no son atendidas en los
servicios de emergencia de los hospitales generales. Las emergencias de salud mental, en
realidad, suelen ser atendidas sólo en las emergencias de las instituciones psiquiátricas.
• No existe aún una política nacional de salud mental.
• El congresista Javier Diez Canseco solicitó apoyo a la OPS/OMS para el desarrollo de
un diagnóstico sobre la situación de personas con discapacidad mental, documento que
serviría de base para la elaboración de un proyecto de ley sobre los derechos y libertades
fundamentales de las personas con discapacidades mentales y sus familiares.
• El personal de salud mental que trabaja en hospitales psiquiátricos no ha sido capacitado
en el tema de los derechos humanos de las personas con trastornos mentales, siendo
importante su entrenamiento en este campo.
• Igualmente, se requiere la capacitación de fiscales y jueces que tramitan procesos legales
en los que se decide el internamiento y se determina si la persona carece de capacidad
jurídica por motivo de su discapacidad mental. Para lograr este propósito es necesario
contar con el apoyo técnico de profesionales especializados en salud mental.
• Los educadores en las escuelas tampoco están familiarizados con el tema de derechos
humanos.
• Los participantes solicitaron que la Defensoría del Pueblo realice visitas periódicas a los
hospitales psiquiátricos, capacite en el tema al personal de las cárceles e instituciones
psiquiátricas y revise la situación de las personas con discapacidades mentales que se
encuentran internadas en centros penitenciarios.
• Los participantes coincidieron con la posición de que aun cuando vivir en la comunidad
es un derecho fundamental de cualquier persona, en estos momentos no es posible proceder
con la desinstitucionalización de las personas internadas en hospitales psiquiátricos en la
medida que no se cuenta con las condiciones mínimas necesarias, y más, específicamente,
con servicios basados en la comunidad.
• En un porcentaje significativo no existe conocimiento por parte del personal de salud
acerca de la normativa internacional de derechos humanos.
• Se requiere de grupos de apoyo y vigilancia dentro de los hospitales psiquiátricos,
monitorear el cumplimiento de la normativa internacional y nacional de derechos humanos,
y que, además, se involucre a las asociaciones de familiares. Para una mayor efectividad
esta medida debería de ser establecida por ley.
• Los medios de comunicación deberían de ser sensibilizados y capacitados con relación a
la discriminación y derechos de las personas con discapacidades mentales de tal forma
que la difusión de información sobre personas con problemas de salud mental no se
convierta, en sí, en un mecanismo que coadyuve al estigma de este gripo poblacional.
• Es fundamental incorporar el tema de salud mental en los niveles primarios de atención.
• Existen programas dirigidos a la mujer y a las víctimas de terrorismo; no obstante, se
requiere mayor énfasis en el componente de salud mental.
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Cuaderno de
Promoción de
la Salud Nº 8
Primera
Parte
• Se remarcó que el Consejo Nacional de Discapacidad (CONADIS) carece de programas
para proteger a las personas con discapacidades mentales. Esto obedece, principalmente,
al hecho de que los mismos no han sido establecidos por la ley nacional sobre discapacidad.
• No existe una ley específica que proteja los derechos humanos y libertades fundamentales
de las personas con problemas de salud mental y de sus familiares.
• Las municipalidades con el apoyo del Ministerio de Salud deben incorporar en sus planes
de trabajo acciones que protejan los derechos de las personas con discapacidades mentales.
El segundo día los grupos de trabajo discutieron el tema «Acciones y estrategias que puedan
ser adoptadas por entidades gubernamentales, sociedad civil, usuarios y familiares, de
conformidad con los estándares internacionales y normas generales de derechos humanos
con el objetivo de formar una red local que promocione y proteja los derechos de las personas
con discapacidades mentales y sus familiares».
Síntesis de las participaciones
• Es importante iniciar la capacitación de la policía, la fiscalía y el Poder Judicial en el tema
de derechos humanos de las personas con discapacidades mentales.
• Se hacen necesarias acciones multidisciplinarias para promocionar y proteger los derechos
mencionados, que involucren a las asociaciones de familiares y organizaciones no
gubernamentales relacionadas con salud mental.
• Iniciar junto con el Registro Nacional de Identificación y Estado Civil- RENIEC y el
Ministerio de Salud, el proceso de tramitación del Documento Nacional de Identidad –
DNI de todas aquellas personas que aún se encuentran indocumentadas en las distintas
instituciones psiquiátricas.
• Difundir los Principios de Salud Mental de las Naciones Unidas y demás normas
internacionales en la sociedad civil y entre autoridades gubernamentales, utilizando a los
medios de comunicación. Asimismo, incorporar dichos principios como parte de la política
nacional de salud mental y en las eventuales leyes que se formulen.
• Incorporar en el plan nacional de salud mental la creación y fortalecimiento de servicios
basados en la comunidad.
• El personal de los establecimientos especializados expresaron su interés en recibir mayor
capacitación en esta esfera.
• Para lograr una promoción y protección más efectiva de los derechos y libertades de las
personas con discapacidad mental, se hace necesaria una mayor colaboración entre las
entidades de la sociedad civil y las organizaciones gubernamentales. Del mismo modo, es
importante la designación de una institución que facilite la cooperación entre los distintos
sectores. Los participantes propusieron que esa función fuera llevada a cabo por la OPS
en Perú.
• Se solicitó que la OPS/OMS apoye en la difusión de la normativa internacional y que
colabore técnicamente con las partes interesadas para incorporar en políticas, planes y
legislación dicha normativa y demás estándares internacionales.
Cuaderno de
Promoción de
la Salud Nº 8
47
III. Recomendaciones
Además de las recomendaciones planteadas por los participantes en el taller sobre derechos
humanos de las personas con discapacidades mentales y sus familiares, se propone a
contrapartes nacionales y/o a la Organización Panamericana de la Salud, según corresponda,
las recomendaciones siguientes:
1. Se recomienda a las autoridades encargadas de las distintas instituciones psiquiátricas
(Hospital Especializado de Salud Mental Víctor Larco Herrera, Hospital Especializado
de Salud Mental Hermilio Valdizán e Instituto Especializado de Salud Mental Honorio
Delgado- Hideyo Noguchi) iniciar, con el apoyo del Registro Nacional de Identificación
y Estado Civil-RENIEC y otras autoridades nacionales vinculadas, la tramitación del
Documento Nacional de Identificación –DNI de todas aquellas personas que aún se
encuentran indocumentadas en dichas instituciones y permanecen actualmente
internadas sin contar con este documento.
2. Teniendo en consideración los planteamientos y propuestas presentadas por el Defensor
del Pueblo en el marco de este taller, se recomienda a esta institución iniciar la supervisión
del cumplimiento de las obligaciones internacionales en materia de derechos humanos
en las instituciones psiquiátricas.
Con este fin, se recomienda a la Organización Panamericana de la Salud en Perú facilitar
este proceso en constante comunicación con la Unidad de Salud Mental del Ministerio
de Salud, de tal forma que la Defensoría del Pueblo pueda recibir toda la información y
capacitación técnica necesaria para llevar a cabo un monitoreo de los derechos y libertades
de las personas con discapacidad mental. Ello de conformidad con los estándares
internacionales existentes en esta materia.
3. Considerando la propuesta presentada por los representantes del Ministerio de Salud en
el área de salud mental, se recomienda a esta entidad la incorporación, dentro del plan
nacional de salud mental, de la normativa internacional existente en derechos humanos.
Para ello, el Programa Regional de Salud Mental reitera su disposición de colaborar
técnicamente con esta institución en la formulación de dicho documento. Se recomienda
a la representación de la OPS en Perú dar seguimiento a la propuesta de dicha institución
referente al envío de una versión preliminar del Plan Nacional de Salud Mental para ser
revisado por el Programa Regional de Salud Mental, de conformidad con el derecho
internacional de los derechos humanos.
4. Teniendo en cuenta la intervención del congresista Javier Diez Canseco, la reunión que
el mismo sostuvo con los representantes de la OPS en Perú y de la Unidad de Salud
Mental del Ministerio de Salud durante el desarrollo del taller, así como la celebración
del año de los derechos de la persona con discapacidad en Perú (2003), se recomienda a
la representación de la OPS dar seguimiento a la propuesta del Dr. Diez Canseco sobre la
colaboración técnica que la OPS/OMS pudiera ofrecer para la formulación de una ley
que proteja los derechos humanos de las personas con discapacidades mentales.
Concretamente, se recomienda realizar las gestiones necesarias para que la Unidad de
Salud Mental del Ministerio de Salud pueda llevar a cabo reuniones con aquellos
congresistas que actualmente se encuentran trabajando en el mencionado proyecto de
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Cuaderno de
Promoción de
la Salud Nº 8
Primera
Parte
ley. El congresista propuso que la OPS/OMS pudiera asesorar al equipo encargado de la
redacción de dicho documento sobre normas generales de derechos humanos y estándares
referentes a la formulación de leyes en salud mental.
5. Se recomienda a la Organización Panamericana de la Salud en el Perú, al Ministerio de
Salud y a la Defensoría del Pueblo publicar la memoria del taller, de tal forma que se
difundan sus resultados y los instrumentos internacionales que protegen los derechos
humanos de las personas con discapacidades mentales.
6. Considerando el compromiso adquirido por algunas instituciones al concluir el taller, se
recomienda a la representación de la OPS en Perú continuar convocando a las personas
e instituciones que asistieron al taller para que participen en reuniones técnicas e iniciativas
concretas, y facilitar la constitución de una red nacional de apoyo, promoción y protección
de los derechos humanos de las personas con discapacidades mentales.
Cuaderno de
Promoción de
la Salud Nº 8
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SEGUNDA PARTE
Normas e Instrumentos
Internacionales de Protección de los
Derechos Humanos de las Personas
con Discapacidad por Enfermedad
Mental
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la Salud Nº 8
Segunda
Parte
CONVENCIÓN AMERICANA SOBRE DERECHOS HUMANOS. SERIE SOBRE TRATADOS, OEA, NO. 36,
1144, SERIE SOBRE TRATADOS DE LA ONU, 123, ENTRADA EN VIGOR 18 DE JULIO DE 1978,
REIMPRESO EN DOCUMENTOS BÁSICOS CONCERNIENTES A LOS DERECHOS HUMANOS EN EL SISTEMA
INTERAMERICANO, OEA/SER.L.V/II.82 DOC.6.REV.1 P. 25 (1992).
Preámbulo
Los Estados Americanos signatarios de la presente Convención,
Reafirmando su propósito de consolidar en este continente, dentro del cuadro de las
instituciones democráticas, un régimen de libertad personal y de justicia social fundado en
el respeto de los derechos esenciales del hombre;
Reconociendo que los derechos esenciales del hombre no nacen del hecho de ser nacional
de determinado Estado, sino que tienen como fundamento los atributos de la persona humana,
razón por la cual justifican una protección internacional de naturaleza convencional
coadyuvante o complementaria de la que ofrece el derecho interno de los Estados americanos;
Considerando que estos principios han sido consagrados en la Carta de la Organización de
los Estados Americanos, en la Declaración Americana de los Derechos y Deberes del Hombre
y en la Declaración Universal de los Derechos Humanos, que han sido reafirmados y
desarrollados en otros instrumentos internacionales, tanto del ámbito universal como regional;
Reiterando que, con arreglo a la Declaración Universal de los Derechos Humanos, sólo
puede realizarse el ideal del ser humano libre, exento del temor y de la miseria, si se crean
condiciones que permitan a cada persona gozar de sus derechos económicos, sociales y
culturales, tanto como de sus derechos civiles y políticos, y
Considerando que la Tercera Conferencia Interamericana Extraordinaria (Buenos Aires, 1967)
aprobó la incorporación a la propia Carta de la Organización de normas más amplias sobre
derechos económicos, sociales y educacionales, y resolvió que una convención interamericana
sobre derechos humanos determinara la estructura, competencia y procedimiento de los
órganos encargados de esa materia,
Han convenido en lo siguiente:
Cuaderno de
Promoción de
la Salud Nº 8
53
PARTE I - DEBERES DE LOS ESTADOS Y DERECHOS PROTEGIDOS
CAPÍTULO I - ENUMERACIÓN DE DEBERES
Artículo 1. Obligación de Respetar los Derechos
1. Los Estados partes en esta Convención se comprometen a respetar los derechos y
libertades reconocidos en ella y a garantizar su libre y pleno ejercicio a toda persona
que esté sujeta a su jurisdicción, sin discriminación alguna por motivos de raza,
color, sexo, idioma, religión, opiniones políticas o de cualquier otra índole, origen
nacional o social, posición económica, nacimiento o cualquier otra condición social.
2. Para los efectos de esta Convención, persona es todo ser humano.
Artículo 2. Deber de Adoptar Disposiciones de Derecho Interno
Si en el ejercicio de los derechos y libertades mencionados en el artículo 1º no estuviere
ya garantizado por disposiciones legislativas o de otro carácter, los Estados partes se
comprometen a adoptar, con arreglo a sus procedimientos constitucionales y a las
disposiciones de esta Convención, las medidas legislativas o de otro carácter que
fueren necesarias para hacer efectivos tales derechos y libertades.
CAPÍTULO II - DERECHOS CIVILES Y POLITICOS
Artículo 3. Derecho al Reconocimiento de la Personalidad Jurídica
Toda persona tiene derecho al reconocimiento de su personalidad jurídica.
Artículo 4. Derecho a la Vida
1. Toda persona tiene derecho a que se respete su vida. Este derecho estará protegido
por la ley y, en general, a partir del momento de la concepción. Nadie puede ser
privado de la vida arbitrariamente.
2. En los países que no han abolido la pena de muerte, ésta sólo podrá imponerse por
los delitos más graves, en cumplimiento de sentencia ejecutoriada de tribunal
competente y de conformidad con una ley que establezca tal pena, dictada con
anterioridad a la comisión del delito. Tampoco se extenderá su aplicación a delitos
a los cuales no se la aplique actualmente.
3. No se restablecerá la pena de muerte en los Estados que la han abolido.
4. En ningún caso se puede aplicar la pena de muerte por delitos políticos ni comunes
conexos con los políticos.
5. No se impondrá la pena de muerte a personas que, en el momento de la comisión
del delito, tuvieren menos de dieciocho años de edad o más de setenta, ni se le
aplicará a las mujeres en estado de gravidez.
6. Toda persona condenada a muerte tiene derecho a solicitar la amnistía, el indulto o
la conmutación de la pena, los cuales podrán ser concedidos en todos los casos. No
se puede aplicar la pena de muerte mientras la solicitud esté pendiente de decisión
ante autoridad competente.
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Cuaderno de
Promoción de
la Salud Nº 8
Segunda
Parte
Artículo 5. Derecho a la Integridad Personal
1. Toda persona tiene derecho a que se respete su integridad física, psíquica y moral.
2. Nadie debe ser sometido a torturas ni a penas o tratos crueles, inhumanos o
degradantes. Toda persona privada de libertad será tratada con el respeto debido a
la dignidad inherente al ser humano.
3. La pena no puede trascender de la persona del delincuente.
4. Los procesados deben estar separados de los condenados, salvo en circunstancias
excepcionales, y serán sometidos a un tratamiento adecuado a su condición de
personas no condenadas.
5. Cuando los menores puedan ser procesados, deben ser separados de los adultos y
llevados ante tribunales especializados, con la mayor celeridad posible, para su
tratamiento.
6. Las penas privativas de la libertad tendrán como finalidad esencial la reforma y la
readaptación social de los condenados.
Artículo 6. Prohibición de la Esclavitud y Servidumbre
1. Nadie puede ser sometido a esclavitud o servidumbre, y tanto éstas, como la trata
de esclavos y la trata de mujeres están prohibidas en todas sus formas.
2. Nadie debe ser constreñido a ejecutar un trabajo forzoso u obligatorio. En los
países donde ciertos delitos tengan señalada pena privativa de la libertad
acompañada de trabajos forzosos, esta disposición no podrá ser interpretada en el
sentido de que prohíbe el cumplimiento de dicha pena impuesta por juez o tribunal
competente. El trabajo forzoso no debe afectar a la dignidad ni a la capacidad
física e intelectual del recluido.
3. No constituyen trabajo forzoso u obligatorio, para los efectos de este artículo:
a. Los trabajos o servicios que se exijan normalmente de una persona recluida en
cumplimiento de una sentencia o resolución formal dictada por la autoridad
judicial competente. Tales trabajos o servicios deberán realizarse bajo la
vigilancia y control de las autoridades públicas, y los individuos que los efectúen
no serán puestos a disposición de particulares, compañías o personas jurídicas
de carácter privado;
b. El servicio militar y, en los países donde se admite exención por razones de
conciencia, el servicio nacional que la ley establezca en lugar de aquél;
c. El servicio impuesto en casos de peligro o calamidad que amenace la existencia
o el bienestar de la comunidad, y
d. El trabajo o servicio que forme parte de las obligaciones cívicas normales.
Artículo 7. Derecho a la Libertad Personal
1. Toda persona tiene derecho a la libertad y a la seguridad personales.
2. Nadie puede ser privado de su libertad física, salvo por las causas y en las condiciones
fijadas de antemano por las Constituciones Políticas de los Estados partes o por las
leyes dictadas conforme a ellas.
3. Nadie puede ser sometido a detención o encarcelamiento arbitrarios.
4. Toda persona detenida o retenida debe ser informada de las razones de su detención
y notificada, sin demora, del cargo o cargos formulados contra ella.
Cuaderno de
Promoción de
la Salud Nº 8
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5. Toda persona detenida o retenida debe ser llevada, sin demora, ante un juez u otro
funcionario autorizado por la ley para ejercer funciones judiciales y tendrá derecho
a ser juzgada dentro de un plazo razonable o a ser puesta en libertad, sin perjuicio
de que continúe el proceso. Su libertad podrá estar condicionada a garantías que
aseguren su comparecencia en el juicio.
6. Toda persona privada de libertad tiene derecho a recurrir ante un juez o tribunal
competente, a fin de que éste decida, sin demora, sobre la legalidad de su arresto o
detención y ordene su libertad si el arresto o la detención fueran ilegales. En los
Estados partes cuyas leyes prevén que toda persona que se viera amenazada de ser
privada de su libertad tiene derecho a recurrir a un juez o tribunal competente a fin
de que éste decida sobre la legalidad de tal amenaza, dicho recurso no puede ser
restringido ni abolido. Los recursos podrán interponerse por sí o por otra persona.
7. Nadie será detenido por deudas. Este principio no limita los mandatos de autoridad
judicial competente dictados por incumplimiento de deberes alimentarios.
Artículo 8. Garantías Judiciales
1. Toda persona tiene derecho a ser oída, con las debidas garantías y dentro de un
plazo razonable, por un juez o tribunal competente, independiente e imparcial,
establecido con anterioridad por la ley, en la sustanciación de cualquier acusación
penal formulada contra ella, o para la determinación de sus derechos y obligaciones
de orden civil, laboral, fiscal o de cualquier otro carácter.
2. Toda persona inculpada de delito tiene derecho a que se presuma su inocencia
mientras no se establezca legalmente su culpabilidad. Durante el proceso, toda
persona tiene derecho, en plena igualdad, a las siguientes garantías mínimas:
a. Derecho del inculpado de ser asistido gratuitamente por el traductor o intérprete,
si no comprende o no habla el idioma del juzgado o tribunal;
b. Comunicación previa y detallada al inculpado de la acusación formulada;
c. Concesión al inculpado del tiempo y de los medios adecuados para la preparación
de su defensa;
d. Derecho del inculpado de defenderse personalmente o de ser asistido por un
defensor de su elección y de comunicarse libre y privadamente con su defensor;
e. Derecho irrenunciable de ser asistido por un defensor proporcionado por el
Estado, remunerado o no según la legislación interna, si el inculpado no se
defendiere por sí mismo ni nombrare defensor dentro del plazo establecido por
la ley;
f. Derecho de la defensa de interrogar a los testigos presentes en el tribunal y de
obtener la comparecencia, como testigos o peritos, de otras personas que puedan
arrojar luz sobre los hechos;
g. Derecho a no ser obligado a declarar contra sí mismo ni a declararse culpable, y
h. Derecho de recurrir del fallo ante juez o tribunal superior.
3. La confesión del inculpado solamente es válida si es hecha sin coacción de ninguna
naturaleza.
4. El inculpado absuelto por una sentencia firme no podrá ser sometido a nuevo
juicio por los mismos hechos.
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Cuaderno de
Promoción de
la Salud Nº 8
Segunda
Parte
5. El proceso penal debe ser público, salvo en lo que sea necesario para preservar los
intereses de la justicia.
Artículo 9. Principio de Legalidad y de Retroactividad
Nadie puede ser condenado por acciones u omisiones que en el momento de cometerse
no fueran delictivos según el derecho aplicable. Tampoco se puede imponer pena más
grave que la aplicable en el momento de la comisión del delito. Si con posterioridad a
la comisión del delito la ley dispone la imposición de una pena más leve, el delincuente
se beneficiará de ello.
Artículo 10. Derecho a Indemnización
Toda persona tiene derecho a ser indemnizada conforme a la ley en caso de haber sido
condenada en sentencia firme por error judicial.
Artículo 11. Protección de la Honra y de la Dignidad
1. Toda persona tiene derecho al respeto de su honra y al reconocimiento de su
dignidad.
2. Nadie puede ser objeto de ingerencias arbitrarias o abusivas en su vida privada, en
la de su familia, en su domicilio o en su correspondencia, ni de ataques ilegales a su
honra o reputación.
3. Toda persona tiene derecho a la protección de la ley contra esas ingerencias o esos
ataques.
Artículo 12. Libertad de Conciencia y de Religión
1. Toda persona tiene derecho a la libertad de conciencia y de religión. Este derecho
implica la libertad de conservar su religión o sus creencias, o de cambiar de religión
o de creencias, así como la libertad de profesar y divulgar su religión o sus creencias,
individual o colectivamente, tanto en público como en privado.
2. Nadie puede ser objeto de medidas restrictivas que puedan menoscabar la libertad
de conservar su religión o sus creencias o de cambiar de religión o de creencias.
3. La libertad de manifestar la propia religión y las propias creencias está sujeta
únicamente a las limitaciones prescritas por la ley y que sean necesarias para proteger
la seguridad, el orden, la salud o la moral públicos o los derechos o libertades de los
demás.
4. Los padres, y en su caso los tutores, tienen derecho a que sus hijos o pupilos
reciban la educación religiosa y moral que esté de acuerdo con sus propias
convicciones.
Artículo 13. Libertad de Pensamiento y de Expresión
1. Toda persona tiene derecho a la libertad de pensamiento y de expresión. Este derecho
comprende la libertad de buscar, recibir y difundir informaciones e ideas de toda
índole, sin consideración de fronteras, ya sea oralmente, por escrito o en forma
impresa o artística, o por cualquier otro procedimiento de su elección.
2. El ejercicio del derecho previsto en el inciso precedente no puede estar sujeto a
previa censura sino a responsabilidades ulteriores, las que deben estar expresamente
Cuaderno de
Promoción de
la Salud Nº 8
57
fijadas por la ley y ser necesarias para asegurar:
a. El respeto a los derechos o a la reputación de los demás, o
b. La protección de la seguridad nacional, el orden público o la salud o la moral
públicas.
3. No se puede restringir el derecho de expresión por vías o medios indirectos, tales
como el abuso de controles oficiales o particulares de papel para periódicos, de
frecuencias radioeléctricas, o de enseres y aparatos usados en la difusión de
información o por cualesquiera otros medios encaminados a impedir la comunicación
y la circulación de ideas y opiniones.
4. Los espectáculos públicos pueden ser sometidos por la ley a censura previa con el
exclusivo objeto de regular el acceso a ellos para la protección moral de la infancia
y la adolescencia, sin perjuicio de lo establecido en el inciso 2.
5. Estará prohibida por la ley toda propaganda en favor de la guerra y toda apología
del odio nacional, racial o religioso que constituyan incitaciones a la violencia o
cualquier otra acción ilegal similar contra cualquier persona o grupo de personas,
por ningún motivo, inclusive los de raza, color, religión, idioma u origen nacional.
Artículo 14. Derecho de Rectificación o Respuesta
1. Toda persona afectada por informaciones inexactas o agraviantes emitidas en su
perjuicio a través de medios de difusión legalmente reglamentados y que se dirijan
al público en general, tiene derecho a efectuar por el mismo órgano de difusión su
rectificación o respuesta en las condiciones que establezca la ley.
2. En ningún caso la rectificación o la respuesta eximirán de las otras responsabilidades
legales en que se hubiese incurrido.
3. Para la efectiva protección de la honra y la reputación, toda publicación o empresa
periodística, cinematográfica, de radio o televisión tendrá una persona responsable
que no esté protegida por inmunidades ni disponga de fuero especial.
Artículo 15. Derecho de Reunión
Se reconoce el derecho de reunión pacífica y sin armas. El ejercicio de tal derecho
sólo puede estar sujeto a las restricciones previstas por la ley, que sean necesarias en
una sociedad democrática, en interés de la seguridad nacional, de la seguridad o del
orden públicos, o para proteger la salud o la moral públicas o los derechos o libertades
de los demás.
Artículo 16. Libertad de Asociación
1. Todas las personas tienen derecho a asociarse libremente con fines ideológicos,
religiosos, políticos, económicos, laborales, sociales, culturales, deportivos o de
cualquiera otra índole.
2. El ejercicio de tal derecho sólo puede estar sujeto a las restricciones previstas por
la ley que sean necesarias en una sociedad democrática, en interés de la seguridad
nacional, de la seguridad o del orden públicos, o para proteger la salud o la moral
públicas o los derechos y libertades de los demás.
3. Lo dispuesto en este artículo no impide la imposición de restricciones legales, y
aun la privación del ejercicio del derecho de asociación, a los miembros de las
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Cuaderno de
Promoción de
la Salud Nº 8
Segunda
Parte
fuerzas armadas y de la policía.
Artículo 17. Protección a la Familia
1. La familia es el elemento natural y fundamental de la sociedad y debe ser protegida
por la sociedad y el Estado.
2. Se reconoce el derecho del hombre y la mujer a contraer matrimonio y a fundar una
familia si tienen la edad y las condiciones requeridas para ello por las leyes internas,
en la medida en que éstas no afecten al principio de no discriminación establecido
en esta Convención.
3. El matrimonio no puede celebrarse sin el libre y pleno consentimiento de los
contrayentes.
4. Los Estados partes deben tomar medidas apropiadas para asegurar la igualdad de
derechos y la adecuada equivalencia de responsabilidades de los cónyuges en cuanto
al matrimonio, durante el matrimonio y en caso de disolución del mismo. En caso
de disolución, se adoptarán disposiciones que aseguren la protección necesaria de
los hijos, sobre la base única del interés y conveniencia de ellos.
5. La ley debe reconocer iguales derechos tanto a los hijos nacidos fuera de matrimonio
como a los nacidos dentro del mismo.
Artículo 18. Derecho al Nombre
Toda persona tiene derecho a un nombre propio y a los apellidos de sus padres o al de
uno de ellos. La ley reglamentará la forma de asegurar este derecho para todos, mediante
nombres supuestos, si fuere necesario.
Artículo 19. Derechos del Niño
Todo niño tiene derecho a las medidas de protección que su condición de menor
requieren por parte de su familia, de la sociedad y del Estado.
Artículo 20. Derecho a la Nacionalidad
1. Toda persona tiene derecho a una nacionalidad.
2. Toda persona tiene derecho a la nacionalidad del Estado en cuyo territorio nació si
no tiene derecho a otra.
3. A nadie se privará arbitrariamente de su nacionalidad ni del derecho a cambiarla.
Artículo 21. Derecho a la Propiedad Privada
1. Toda persona tiene derecho al uso y goce de sus bienes. La ley puede subordinar tal
uso y goce al interés social.
2. Ninguna persona puede ser privada de sus bienes, excepto mediante el pago de
indemnización justa, por razones de utilidad pública o de interés social y en los
casos y según las formas establecidas por la ley.
3. Tanto la usura como cualquier otra forma de explotación del hombre por el hombre,
deben ser prohibidas por la ley.
Artículo 22. Derecho de Circulación y de Residencia
1. Toda persona que se halle legalmente en el territorio de un Estado tiene derecho a
circular por el mismo y a residir en él con sujeción a las disposiciones legales.
Cuaderno de
Promoción de
la Salud Nº 8
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2. Toda persona tiene derecho a salir libremente de cualquier país, inclusive del propio.
3. El ejercicio de los derechos anteriores no puede ser restringido sino en virtud de
una ley, en la medida indispensable en una sociedad democrática, para prevenir
infracciones penales o para proteger la seguridad nacional, la seguridad o el orden
públicos, la moral o la salud públicas o los derechos y libertades de los demás.
4. El ejercicio de los derechos reconocidos en el inciso 1 puede asimismo ser restringido
por la ley, en zonas determinadas, por razones de interés público.
5. Nadie puede ser expulsado del territorio del Estado del cual es nacional, ni ser
privado del derecho a ingresar en el mismo.
6. El extranjero que se halle legalmente en el territorio de un Estado parte en la
presente Convención, sólo podrá ser expulsado de él en cumplimiento de una
decisión adoptada conforme a la ley.
7. Toda persona tiene el derecho de buscar y recibir asilo en territorio extranjero en
caso de persecución por delitos políticos o comunes conexos con los políticos y de
acuerdo con la legislación de cada Estado y los convenios internacionales.
8. En ningún caso el extranjero puede ser expulsado o devuelto a otro país, sea o no
de origen, donde su derecho a la vida o a la libertad personal está en riesgo de
violación a causa de raza, nacionalidad, religión, condición social o de sus opiniones
políticas.
9. Es prohibida la expulsión colectiva de extranjeros.
Artículo 23. Derechos Políticos
1. Todos los ciudadanos deben gozar de los siguientes derechos y oportunidades:
a. De participar en la dirección de los asuntos públicos, directamente o por medio
de representantes libremente elegidos;
b. De votar y ser elegidos en elecciones periódicas auténticas, realizadas por sufragio
universal e igual y por voto secreto que garantice la libre expresión de la voluntad
de los electores, y
c. De tener acceso, en condiciones generales de igualdad, a las funciones públicas
de su país.
2. La ley puede reglamentar el ejercicio de los derechos y oportunidades a que se
refiere el inciso anterior, exclusivamente por razones de edad, nacionalidad,
residencia, idioma, instrucción, capacidad civil o mental, o condena, por juez
competente, en proceso penal.
Artículo 24. Igualdad ante la Ley
Todas las personas son iguales ante la ley. En consecuencia, tienen derecho, sin
discriminación, a igual protección de la ley.
Artículo 25. Protección Judicial
1. Toda persona tiene derecho a un recurso sencillo y rápido o a cualquier otro recurso
efectivo ante los jueces o tribunales competentes, que la ampare contra actos que
violen sus derechos fundamentales reconocidos por la Constitución, la ley o la
presente Convención, aun cuando tal violación sea cometida por personas que
actúen en ejercicio de sus funciones oficiales.
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Promoción de
la Salud Nº 8
Segunda
Parte
2. Los Estados partes se comprometen:
a. A garantizar que la autoridad competente prevista por el sistema legal del Estado
decidirá sobre los derechos de toda persona que interponga tal recurso;
b. A desarrollar las posibilidades de recurso judicial, y
c. A garantizar el cumplimiento, por las autoridades competentes, de toda decisión
en que se haya estimado procedente el recurso.
CAPÍTULO III - DERECHOS ECONÓMICOS, SOCIALES Y CULTURALES
Artículo 26. Desarrollo Progresivo
Los Estados partes se comprometen a adoptar providencias, tanto a nivel interno
como mediante la cooperación internacional, especialmente económica y técnica, para
lograr progresivamente la plena efectividad de los derechos que se derivan de las
normas económicas, sociales y sobre educación, ciencia y cultura, contenidas en la
Carta de la Organización de los Estados Americanos, reformada por el Protocolo de
Buenos Aires, en la medida de los recursos disponibles, por vía legislativa u otros
medios apropiados.
CAPÍTULO IV - SUSPENSIÓN DE GARANTÍAS, INTERPRETACIÓN
Y APLICACIÓN
Artículo 27. Suspensión de Garantías
1. En caso de guerra, de peligro público o de otra emergencia que amenace la
independencia o seguridad del Estado parte, éste podrá adoptar disposiciones que,
en la medida y por el tiempo estrictamente limitados a las exigencias de la situación,
suspendan las obligaciones contraídas en virtud de esta Convención, siempre que
tales disposiciones no sean incompatibles con las demás obligaciones que les impone
el derecho internacional y no entrañen discriminación alguna fundada en motivos
de raza, color, sexo, idioma, religión u origen social.
2. La disposición precedente no autoriza la suspensión de los derechos determinados
en los siguientes artículos: 3 (Derecho al Reconocimiento de la Personalidad
Jurídica); 4 (Derecho a la Vida); 5 (Derecho a la Integridad Personal); 6 (Prohibición
de la Esclavitud y Servidumbre); 9 (Principio de Legalidad y de Retroactividad);
12 (Libertad de Conciencia y de Religión); 17 (Protección a la Familia); 18 (Derecho
al Nombre); 19 (Derechos del Niño); 20 (Derecho a la Nacionalidad), y 23
(Derechos Políticos), ni de las garantías judiciales indispensables para la protección
de tales derechos.
3. Todo Estado parte que haga uso del derecho de suspensión deberá informar
inmediatamente a los demás Estados Partes en la presente Convención, por
conducto del Secretario General de la Organización de los Estados Americanos,
de las disposiciones cuya aplicación haya suspendido, de los motivos que hayan
suscitado la suspensión y de la fecha en que haya dado por terminada tal suspensión.
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Promoción de
la Salud Nº 8
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Artículo 28. Cláusula Federal
1. Cuando se trate de un Estado parte constituido como Estado Federal, el gobierno
nacional de dicho Estado parte cumplirá todas las disposiciones de la presente
Convención relacionadas con las materias sobre las que ejerce jurisdicción legislativa
y judicial.
2. Con respecto a las disposiciones relativas a las materias que corresponden a la
jurisdicción de las entidades componentes de la federación, el gobierno nacional
debe tomar de inmediato las medidas pertinentes, conforme a su constitución y
sus leyes, a fin de que las autoridades competentes de dichas entidades puedan
adoptar las disposiciones del caso para el cumplimiento de esta Convención.
3. Cuando dos o más Estados partes acuerden integrar entre sí una federación u otra
clase de asociación, cuidarán de que el pacto comunitario correspondiente contenga
las disposiciones necesarias para que continúen haciéndose efectivas en el nuevo
Estado, así organizado, las normas de la presente Convención.
Artículo 29. Normas de Interpretación
Ninguna disposición de la presente Convención puede ser interpretada en el sentido
de:
a. Permitir a alguno de los Estados partes, grupo o persona, suprimir el goce y ejercicio
de los derechos y libertades reconocidos en la Convención o limitarlos en mayor
medida que la prevista en ella;
b. Limitar el goce y ejercicio de cualquier derecho o libertad que pueda estar reconocido
de acuerdo con las leyes de cualquiera de los Estados Partes o de acuerdo con otra
convención en que sea parte uno de dichos Estados;
c. Excluir otros derechos y garantías que son inherentes al ser humano o que se derivan
de la forma democrática representativa de gobierno, y
d. Excluir o limitar el efecto que puedan producir la Declaración Americana de
Derechos y Deberes del Hombre y otros actos internacionales de la misma
naturaleza.
Artículo 30. Alcance de las Restricciones
Las restricciones permitidas, de acuerdo con esta Convención, al goce y ejercicio de
los derechos y libertades reconocidas en la misma, no pueden ser aplicadas sino
conforme a leyes que se dictaren por razones de interés general y con el propósito
para el cual han sido establecidas.
Artículo 31. Reconocimiento de Otros Derechos
Podrán ser incluidos en el régimen de protección de esta Convención otros derechos y
libertades que sean reconocidos de acuerdo con los procedimientos establecidos en
los artículos 76 y 77.
CAPÍTULO V - DEBERES DE LAS PERSONAS
Artículo 32. Correlación entre Deberes y Derechos
1. Toda persona tiene deberes para con la familia, la comunidad y la humanidad.
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Segunda
Parte
2. Los derechos de cada persona están limitados por los derechos de los demás, por la
seguridad de todos y por las justas exigencias del bien común en una sociedad
democrática.
PARTE II - MEDIOS DE LA PROTECCIÓN
CAPÍTULO VI - DE LOS ORGANOS COMPETENTES
Artículo 33
Son competentes para conocer de los asuntos relacionados con el cumplimiento de
los compromisos contraídos por los Estados partes en esta Convención:
a. La Comisión Interamericana de Derechos Humanos, llamada en adelante la
Comisión, y
b. La Corte Interamericana de Derechos Humanos, llamada en adelante la Corte.
CAPÍTULO VII - LA COMISIÓN INTERAMERICANA DE
DERECHOS HUMANOS
Sección 1. Organización
Artículo 34
La Comisión Interamericana de Derechos Humanos se compondrá de siete miembros,
que deberán ser personas de alta autoridad moral y reconocida versación en materia
de derechos humanos.
Artículo 35
La Comisión representa a todos los miembros que integran la Organización de los
Estados Americanos.
Artículo 36
1. Los miembros de la Comisión serán elegidos a título personal por la Asamblea
General de la Organización de una lista de candidatos propuestos por los gobiernos
de los Estados miembros.
2. Cada uno de dichos gobiernos puede proponer hasta tres candidatos, nacionales
del Estado que los proponga o de cualquier otro Estado miembro de la Organización
de los Estados Americanos. Cuando se proponga una terna, por lo menos uno de
los candidatos deberá ser nacional de un Estado distinto del proponente.
Artículo 37
1. Los miembros de la Comisión serán elegidos por cuatro años y sólo podrán ser
reelegidos una vez, pero el mandato de tres de los miembros designados en la
primera elección expirará al cabo de dos años. Inmediatamente después de dicha
elección se determinarán por sorteo en la Asamblea General los nombres de estos
tres miembros.
2. No puede formar parte de la Comisión más de un nacional de un mismo Estado.
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Promoción de
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Artículo 38
Las vacantes que ocurrieren en la Comisión, que no se deban a expiración normal del
mandato, se llenarán por el Consejo Permanente de la Organización de acuerdo con
lo que disponga el Estatuto de la Comisión.
Artículo 39
La Comisión preparará su Estatuto, lo someterá a la aprobación de la Asamblea
General, y dictará su propio Reglamento.
Artículo 40
Los servicios de Secretaría de la Comisión deben ser desempeñados por la unidad
funcional especializada que forma parte de la Secretaría General de la Organización y
debe disponer de los recursos necesarios para cumplir las tareas que le sean
encomendadas por la Comisión.
Sección 2. Funciones
Artículo 41
La Comisión tiene la función principal de promover la observancia y la defensa de los
derechos humanos, y en el ejercicio de su mandato tiene las siguientes funciones y
atribuciones:
a. Estimular la conciencia de los derechos humanos en los pueblos de América;
b. Formular recomendaciones, cuando lo estime conveniente, a los gobiernos de los
Estados miembros para que adopten medidas progresivas en favor de los derechos
humanos dentro del marco de sus leyes internas y sus preceptos constitucionales,
al igual que disposiciones apropiadas para fomentar el debido respeto a esos
derechos;
c. Preparar los estudios e informes que considere convenientes para el desempeño de
sus funciones;
d. Solicitar de los gobiernos de los Estados miembros que le proporcionen informes
sobre las medidas que adopten en materia de derechos humanos;
e. Atender las consultas que, por medio de la Secretaría General de la Organización
de los Estados Americanos, le formulen los Estados miembros en cuestiones
relacionadas con los derechos humanos y, dentro de sus posibilidades, les prestará
el asesoramiento que éstos le soliciten;
f. Actuar respecto de las peticiones y otras comunicaciones en ejercicio de su autoridad
de conformidad con lo dispuesto en los artículos 44 al 51 de esta Convención, y
g. Rendir un informe anual a la Asamblea General de la Organización de los Estados
Americanos.
Artículo 42
Los Estados partes deben remitir a la Comisión copia de los informes y estudios que
en sus respectivos campos someten anualmente a las Comisiones Ejecutivas del
Consejo Interamericano Económico y Social y del Consejo Interamericano para la
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Segunda
Parte
Educación, la Ciencia y la Cultura, a fin de que aquella vele porque se promuevan los
derechos derivados de las normas económicas, sociales y sobre educación, ciencia y
cultura, contenidas en la Carta de la Organización de los Estados Americanos,
reformada por el Protocolo de Buenos Aires.
Artículo 43
Los Estados partes se obligan a proporcionar a la Comisión las informaciones que
ésta les solicite sobre la manera en que su derecho interno asegura la aplicación efectiva
de cualesquiera disposiciones de esta Convención.
Sección 3. Competencia
Artículo 44
Cualquier persona o grupo de personas, o entidad no gubernamental legalmente
reconocida en uno o más Estados miembros de la Organización, puede presentar a la
Comisión peticiones que contengan denuncias o quejas de violación de esta Convención
por un Estado parte.
Artículo 45
1. Todo Estado parte puede, en el momento del depósito de su instrumento de
ratificación o adhesión de esta Convención, o en cualquier momento posterior,
declarar que reconoce la competencia de la Comisión para recibir y examinar las
comunicaciones en que un Estado parte alegue que otro Estado parte ha incurrido
en violaciones de los derechos humanos establecidos en esta Convención.
2. Las comunicaciones hechas en virtud del presente artículo sólo se pueden admitir
y examinar si son presentadas por un Estado parte que haya hecho una declaración
por la cual reconozca la referida competencia de la Comisión. La Comisión no
admitirá ninguna comunicación contra un Estado parte que no haya hecho tal
declaración.
3. Las declaraciones sobre reconocimiento de competencia pueden hacerse para que
ésta rija por tiempo indefinido, por un período determinado o para casos específicos.
4. Las declaraciones se depositarán en la Secretaría General de la Organización de
los Estados Americanos, la que transmitirá copia de las mismas a los Estados
miembros de dicha Organización.
Artículo 46
1. Para que una petición o comunicación presentada conforme a los artículos 44 ó 45
sea admitida por la Comisión, se requerirá:
a. Que se hayan interpuesto y agotado los recursos de jurisdicción interna, conforme
a los principios del Derecho Internacional generalmente reconocidos;
b. Que sea presentada dentro del plazo de seis meses, a partir de la fecha en que el
presunto lesionado en sus derechos haya sido notificado de la decisión definitiva;
c. Que la materia de la petición o comunicación no esté pendiente de otro
procedimiento de arreglo internacional, y
Cuaderno de
Promoción de
la Salud Nº 8
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d. Que en el caso del artículo 44 la petición contenga el nombre, la nacionalidad,
la profesión, el domicilio y la firma de la persona o personas o del representante
legal de la entidad que somete la petición.
2. Las disposiciones de los incisos 1.a. y 1.b. del presente artículo no se aplicarán
cuando:
a. No exista en la legislación interna del Estado de que se trata el debido proceso
legal para la protección del derecho o derechos que se alega han sido violados;
b. No se haya permitido al presunto lesionado en sus derechos el acceso a los
recursos de la jurisdicción interna, o haya sido impedido de agotarlos, y
c. Haya retardo injustificado en la decisión sobre los mencionados recursos.
Artículo 47
La Comisión declarará inadmisible toda petición o comunicación presentada de acuerdo
con los artículos 44 ó 45 cuando:
a Falte alguno de los requisitos indicados en el artículo 46;
b. No exponga hechos que caractericen una violación de los derechos garantizados
por esta Convención;
c. Resulte de la exposición del propio peticionario o del Estado manifiestamente
infundada la petición o comunicación o sea evidente su total improcedencia, y
d. Sea sustancialmente la reproducción de petición o comunicación anterior ya
examinada por la Comisión u otro organismo internacional.
Sección 4. Procedimiento
Artículo 48
1. La Comisión, al recibir una petición o comunicación en la que se alegue la violación
de cualquiera de los derechos que consagra esta Convención, procederá en los
siguientes términos:
a. Si reconoce la admisibilidad de la petición o comunicación solicitará
informaciones al Gobierno del Estado al cual pertenezca la autoridad señalada
como responsable de la violación alegada, transcribiendo las partes pertinentes
de la petición o comunicación. Dichas informaciones deben ser enviadas dentro
de un plazo razonable, fijado por la Comisión al considerar las circunstancias de
cada caso;
b. Recibidas las informaciones o transcurrido el plazo fijado sin que sean recibidas,
verificará si existen o subsisten los motivos de la petición o comunicación. De
no existir o subsistir, mandará archivar el expediente;
c. Podrá también declarar la inadmisibilidad o la improcedencia de la petición o
comunicación, sobre la base de una información o prueba sobrevinientes;
d. Si el expediente no se ha archivado y con el fin de comprobar los hechos, la
Comisión realizará, con conocimiento de las partes, un examen del asunto
planteado en la petición o comunicación. Si fuere necesario y conveniente, la
Comisión realizará una investigación para cuyo eficaz cumplimiento solicitará,
y los Estados interesados le proporcionarán, todas las facilidades necesarias;
e. Podrá pedir a los Estados interesados cualquier información pertinente y recibirá,
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Cuaderno de
Promoción de
la Salud Nº 8
Segunda
Parte
si así se le solicita, las exposiciones verbales o escritas que presenten los
interesados;
f. Se pondrá a disposición de las partes interesadas, a fin de llegar a una solución
amistosa del asunto fundada en el respeto a los derechos humanos reconocidos
en esta Convención.
2. Sin embargo, en casos graves y urgentes, puede realizarse una investigación previo
consentimiento del Estado en cuyo territorio se alegue haberse cometido la violación,
tan sólo con la presentación de una petición o comunicación que reúna todos los
requisitos formales de admisibilidad.
Artículo 49
Si se ha llegado a una solución amistosa con arreglo a las disposiciones del inciso 1.f.
del artículo 48, la Comisión redactará un informe que será transmitido al peticionario
y a los Estados partes en esta Convención, y comunicado después, para su publicación,
al Secretario General de la Organización de los Estados Americanos. Este informe
contendrá una breve exposición de los hechos y de la solución lograda. Si cualquiera
de las partes en el caso lo solicitan, se les suministrará la más amplia información
posible.
Artículo 50
1. De no llegarse a una solución, y dentro del plazo que fije el Estatuto de la Comisión,
ésta redactará un informe en el que expondrá los hechos y sus conclusiones. Si el
informe no representa, en todo o en parte, la opinión unánime de los miembros de
la Comisión, cualquiera de ellos podrá agregar a dicho informe su opinión por
separado. También se agregarán al informe las exposiciones verbales o escritas que
hayan hecho los interesados en virtud del inciso 1.e. del artículo 48.
2. El informe será transmitido a los Estados interesados, quienes no estarán facultados
para publicarlo.
3. Al transmitir el informe, la Comisión puede formular las proposiciones y
recomendaciones que juzgue adecuadas.
Artículo 51
1. Si en el plazo de tres meses, a partir de la remisión a los Estados interesados del
informe de la Comisión, el asunto no ha sido solucionado o sometido a la decisión
de la Corte por la Comisión o por el Estado interesado, aceptando su competencia,
la Comisión podrá emitir, por mayoría absoluta de votos de sus miembros, su
opinión y conclusiones sobre la cuestión sometida a su consideración.
2. La Comisión hará las recomendaciones pertinentes y fijará un plazo dentro del cual
el Estado debe tomar las medidas que le competan para remediar la situación
examinada.
3. Transcurrido el período fijado, la Comisión decidirá, por la mayoría absoluta de
votos de sus miembros, si el Estado ha tomado o no medidas adecuadas y si publica
o no su informe.
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Promoción de
la Salud Nº 8
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CAPÍTULO VIII - LA CORTE INTERAMERICANA DE DERECHOS
HUMANOS
Sección 1. Organización
Artículo 52
1. La Corte se compondrá de siete jueces, nacionales de los Estados miembros de la
Organización, elegidos a título personal entre juristas de la más alta autoridad
moral, de reconocida competencia en materia de derechos humanos, que reúnan
las condiciones requeridas para el ejercicio de las más elevadas funciones judiciales
conforme a la ley del país del cual sean nacionales o del Estado que los proponga
como candidatos.
2. No debe haber dos jueces de la misma nacionalidad.
Artículo 53
1. Los jueces de la Corte serán elegidos, en votación secreta y por mayoría absoluta
de votos de los Estados partes en la Convención, en la Asamblea General de la
Organización, de una lista de candidatos propuestos por esos mismos Estados.
2. Cada uno de los Estados partes puede proponer hasta tres candidatos, nacionales del
Estado que los propone o de cualquier otro Estado miembro de la Organización de
los Estados Americanos. Cuando se proponga una terna, por lo menos uno de los
candidatos deberá ser nacional de un Estado distinto del proponente.
Artículo 54
1. Los jueces de la Corte serán elegidos para un período de seis años y sólo podrán ser
reelegidos una vez. El mandato de tres de los jueces designados en la primera elección,
expirará al cabo de tres años. Inmediatamente después de dicha elección, se
determinarán por sorteo en la Asamblea General los nombres de estos tres jueces.
2. El juez elegido para reemplazar a otro cuyo mandato no ha expirado, completará el
período de éste.
3. Los jueces permanecerán en funciones hasta el término de su mandato. Sin embargo,
seguirán conociendo de los casos a que ya se hubieran abocado y que se encuentren
en estado de sentencia, a cuyos efectos no serán sustituidos por los nuevos jueces
elegidos.
Artículo 55
1. El juez que sea nacional de alguno de los Estados partes en el caso sometido a la
Corte, conservará su derecho a conocer del mismo.
2. Si uno de los jueces llamados a conocer del caso fuere de la nacionalidad de uno de
los Estados partes, otro Estado parte en el caso podrá designar a una persona de su
elección para que integre la Corte en calidad de juez ad hoc.
3. Si entre los jueces llamados a conocer del caso ninguno fuere de la nacionalidad de
los Estados partes, cada uno de éstos podrá designar un juez ad hoc.
4. El juez ad hoc debe reunir las calidades señaladas en el artículo 52.
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Segunda
Parte
5. Si varios Estados partes en la Convención tuvieren un mismo interés en el caso, se
considerarán como una sola parte para los fines de las disposiciones precedentes. En
caso de duda, la Corte decidirá.
Artículo 56
El quórum para las deliberaciones de la Corte es de cinco jueces.
Artículo 57
La Comisión comparecerá en todos los casos ante la Corte.
Artículo 58
1. La Corte tendrá su sede en el lugar que determinen, en la Asamblea General de la
Organización, los Estados partes en la Convención, pero podrá celebrar reuniones
en el territorio de cualquier Estado miembro de la Organización de los Estados
Americanos en que lo considere conveniente por mayoría de sus miembros y previa
aquiescencia del Estado respectivo. Los Estados partes en la Convención pueden,
en la Asamblea General por dos tercios de sus votos, cambiar la sede de la Corte.
2. La Corte designará a su Secretario.
3. El Secretario residirá en la sede de la Corte y deberá asistir a las reuniones que ella
celebre fuera de la misma.
Artículo 59
La Secretaría de la Corte será establecida por ésta y funcionará bajo la dirección del
Secretario de la Corte, de acuerdo con las normas administrativas de la Secretaría
General de la Organización en todo lo que no sea incompatible con la independencia
de la Corte. Sus funcionarios serán nombrados por el Secretario General de la
Organización, en consulta con el Secretario de la Corte.
Artículo 60
La Corte preparará su Estatuto y lo someterá a la aprobación de la Asamblea General,
y dictará su Reglamento.
Sección 2. Competencia y Funciones
Artículo 61
1. Sólo los Estados partes y la Comisión tienen derecho a someter un caso a la decisión
de la Corte.
2. Para que la Corte pueda conocer de cualquier caso, es necesario que sean agotados
los procedimientos previstos en los artículos 48 a 50.
Artículo 62
1. Todo Estado parte puede, en el momento del depósito de su instrumento de
ratificación o adhesión de esta Convención, o en cualquier momento posterior,
declarar que reconoce como obligatoria de pleno derecho y sin convención especial,
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Promoción de
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la competencia de la Corte sobre todos los casos relativos a la interpretación o
aplicación de esta Convención.
2. La declaración puede ser hecha incondicionalmente, o bajo condición de
reciprocidad, por un plazo determinado o para casos específicos. Deberá ser
presentada al Secretario General de la Organización, quien transmitirá copias de la
misma a los otros Estados miembros de la Organización y al Secretario de la Corte.
3. La Corte tiene competencia para conocer de cualquier caso relativo a la
interpretación y aplicación de las disposiciones de esta Convención que le sea
sometido, siempre que los Estados partes en el caso hayan reconocido o reconozcan
dicha competencia, ora por declaración especial, como se indica en los incisos
anteriores, ora por convención especial.
Artículo 63
1. Cuando decida que hubo violación de un derecho o libertad protegidos en esta
Convención, la Corte dispondrá que se garantice al lesionado en el goce de su
derecho o libertad conculcados. Dispondrá asimismo, si ello fuera procedente, que
se reparen las consecuencias de la medida o situación que ha configurado la
vulneración de esos derechos y el pago de una justa indemnización a la parte
lesionada.
2. En casos de extrema gravedad y urgencia, y cuando se haga necesario evitar daños
irreparables a las personas, la Corte, en los asuntos que esté conociendo, podrá
tomar las medidas provisionales que considere pertinentes. Si se tratare de asuntos
que aún no estén sometidos a su conocimiento, podrá actuar a solicitud de la
Comisión.
Artículo 64
1. Los Estados miembros de la Organización podrán consultar a la Corte acerca de la
interpretación de esta Convención o de otros tratados concernientes a la protección
de los derechos humanos en los Estados americanos. Asimismo, podrán consultarla,
en los que les compete, los órganos enumerados en el Capítulo X de la Carta de la
Organización de los Estados Americanos, reformada por el Protocolo de Buenos
Aires.
2. La Corte, a solicitud de un Estado miembro de la Organización, podrá darle
opiniones acerca de la compatibilidad entre cualquiera de sus leyes internas y los
mencionados instrumentos internacionales.
Artículo 65
La Corte someterá a la consideración de la Asamblea General de la Organización en
cada período ordinario de sesiones un informe sobre su labor en el año anterior. De
manera especial y con las recomendaciones pertinentes, señalará los casos en que un
Estado no haya dado cumplimiento a sus fallos.
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Segunda
Parte
Sección 3. Procedimiento
Artículo 66
1. El fallo de la Corte será motivado.
2. Si el fallo no expresare en todo o en parte la opinión unánime de los jueces,
cualquiera de éstos tendrá derecho a que se agregue al fallo su opinión disidente o
individual.
Artículo 67
El fallo de la Corte será definitivo e inapelable. En caso de desacuerdo sobre el sentido
o alcance del fallo, la Corte lo interpretará a solicitud de cualquiera de las partes,
siempre que dicha solicitud se presente dentro de los noventa días a partir de la fecha
de la notificación del fallo.
Artículo 68
1. Los Estados partes en la Convención se comprometen a cumplir la decisión de la
Corte en todo caso en que sean partes.
2. La parte del fallo que disponga indemnización compensatoria se podrá ejecutar en
el respectivo país por el procedimiento interno vigente para la ejecución de
sentencias contra el Estado.
Artículo 69
El fallo de la Corte será notificado a las partes en el caso y transmitido a los Estados
partes en la Convención.
CAPÏTULO IX - DISPOSICIONES COMUNES
Artículo 70
1. Los jueces de la Corte y los miembros de la Comisión gozan, desde el momento de
su elección y mientras dure su mandato, de las inmunidades reconocidas a los agentes
diplomáticos por el derecho internacional. Durante el ejercicio de sus cargos gozan,
además, de los privilegios diplomáticos necesarios para el desempeño de sus funciones.
2. No podrá exigirse responsabilidad en ningún tiempo a los jueces de la Corte ni a los
miembros de la Comisión por votos y opiniones emitidos en el ejercicio de sus
funciones.
Artículo 71
Son incompatibles los cargos de juez de la Corte o miembros de la Comisión con otras
actividades que pudieren afectar su independencia o imparcialidad conforme a lo que se
determine en los respectivos Estatutos.
Artículo 72
Los jueces de la Corte y los miembros de la Comisión percibirán emolumentos y gastos
de viaje en la forma y condiciones que determinen sus Estatutos, teniendo en cuenta la
importancia e independencia de sus funciones. Tales emolumentos y gastos de viaje será
fijados en el programa-presupuesto de la Organización de los Estados Americanos, el
Cuaderno de
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que debe incluir, además, los gastos de la Corte y de su Secretaría. A estos efectos, la
Corte elaborará su propio proyecto de presupuesto y lo someterá a la aprobación de la
Asamblea General, por conducto de la Secretaría General. Esta última no podrá
introducirle modificaciones.
Artículo 73
Solamente a solicitud de la Comisión o de la Corte, según el caso, corresponde a la
Asamblea General de la Organización resolver sobre las sanciones aplicables a los
miembros de la Comisión o jueces de la Corte que hubiesen incurrido en las causales
previstas en los respectivos Estatutos. Para dictar una resolución se requerirá una mayoría
de los dos tercios de los votos de los Estados miembros de la Organización en el caso de
los miembros de la Comisión y, además, de los dos tercios de los votos de los Estados
partes en la Convención, si se tratare de jueces de la Corte.
PARTE III - DISPOSICIONES GENERALES Y TRANSITORIAS
CAPÍTULO X - FIRMA, RATIFICACIÓN, RESERVA, ENMIENDA,
PROTOCOLO Y DENUNCIA
Artículo 74
1. Esta Convención queda abierta a la firma y a la ratificación o adhesión de todo
Estado miembro de la Organización de los Estados Americanos.
2. La ratificación de esta Convención o la adhesión a la misma se efectuará mediante el
depósito de un instrumento de ratificación o de adhesión en la Secretaría General de
la Organización de los Estados Americanos. Tan pronto como once Estados hayan
depositado sus respectivos instrumentos de ratificación o de adhesión, la Convención
entrará en vigor. Respecto a todo otro Estado que la ratifique o adhiera a ella
ulteriormente, la Convención entrará en vigor en la fecha del depósito de su
instrumento de ratificación o de adhesión.
3. El Secretario General informará a todos los Estados miembros de la Organización
de la entrada en vigor de la Convención.
Artículo 75
Esta Convención sólo puede ser objeto de reservas conforme a las disposiciones de la
Convención de Viena sobre Derecho de los Tratados, suscrita el 23 de mayo de 1969.
Artículo 76
1. Cualquier Estado parte directamente y la Comisión o la Corte por conducto del
Secretario General, pueden someter a la Asamblea General, para lo que estime
conveniente, una propuesta de enmienda a esta Convención.
2. Las enmiendas entrarán en vigor para los Estados ratificantes de las mismas en la
fecha en que se haya depositado el respectivo instrumento de ratificación que
corresponda al número de los dos tercios de los Estados partes en esta Convención.
En cuanto al resto de los Estados partes, entrarán en vigor en la fecha en que
depositen sus respectivos instrumentos de ratificación.
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Segunda
Parte
Artículo 77
1. De acuerdo con la facultad establecida en el artículo 31, cualquier Estado parte y
la Comisión podrán someter a la consideración de los Estados partes reunidos con
ocasión de la Asamblea General, proyectos de protocolos adicionales a esta
Convención, con la finalidad de incluir progresivamente en el régimen de protección
de la misma otros derechos y libertades.
2. Cada protocolo debe fijar las modalidades de su entrada en vigor, y se aplicará sólo
entre los Estados partes en el mismo.
Artículo 78
1. Los Estados partes podrán denunciar esta Convención después de la expiración de
un plazo de cinco años a partir de la fecha de entrada en vigor de la misma y
mediante un preaviso de un año, notificando al Secretario General de la
Organización, quien debe informar a las otras partes.
2. Dicha denuncia no tendrá por efecto desligar al Estado parte interesado de las
obligaciones contenidas en esta Convención en lo que concierne a todo hecho que,
pudiendo constituir una violación de esas obligaciones, haya sido cumplido por él
anteriormente a la fecha en la cual la denuncia produce efecto.
CAPÍTULO XI - DISPOSICIONES TRANSITORIAS
Sección 1. Comisión Interamericana de Derechos Humanos
Artículo 79
Al entrar en vigor esta Convención, el Secretario General pedirá por escrito a cada
Estado Miembro de la Organización que presente, dentro de un plazo de noventa
días, sus candidatos para miembros de la Comisión Interamericana de Derechos
Humanos. El Secretario General preparará una lista por orden alfabético de los
candidatos presentados y la comunicará a los Estados miembros de la Organización
al menos treinta días antes de la próxima Asamblea General.
Artículo 80
La elección de miembros de la Comisión se hará de entre los candidatos que figuren
en la lista a que se refiere el artículo 79, por votación secreta de la Asamblea General
y se declararán elegidos los candidatos que obtengan mayor número de votos y la
mayoría absoluta de los votos de los representantes de los Estados miembros. Si para
elegir a todos los miembros de la Comisión resultare necesario efectuar varias
votaciones, se eliminará sucesivamente, en la forma que determine la Asamblea
General, a los candidatos que reciban menor número de votos.
Sección 2. Corte Interamericana de Derechos Humanos
Artículo 81
Al entrar en vigor esta Convención, el Secretario General pedirá por escrito a cada
Estado parte que presente, dentro de un plazo de noventa días, sus candidatos para
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jueces de la Corte Interamericana de Derechos Humanos. El Secretario General
preparará una lista por orden alfabético de los candidatos presentados y la comunicará
a los Estados partes por lo menos treinta días antes de la próxima Asamblea General.
Artículo 82
La elección de jueces de la Corte se hará de entre los candidatos que figuren en la lista
a que se refiere el artículo 81, por votación secreta de los Estados partes en la Asamblea
General y se declararán elegidos los candidatos que obtengan mayor número de votos
y la mayoría absoluta de los votos de los representantes de los Estados partes. Si para
elegir a todos los jueces de la Corte resultare necesario efectuar varias votaciones, se
eliminarán sucesivamente, en la forma que determinen los Estados partes, a los
candidatos que reciban menor número de votos.
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Cuaderno de
Promoción de
la Salud Nº 8
PROTOCOLO ADICIONAL A LA CONVENCIÓN AMERICANA SOBRE DERECHOS HUMANOS EN MATERIA
DE DERECHOS ECONÓMICOS, SOCIALES Y CULTURALES «PROTOCOLO DE SAN SALVADOR». SERIE
SOBRE TRATADOS, OEA, NO. 69 (1988), SUSCRITA 17 DE NOVIEMBRE DE 1988, REIMPRESO EN
DOCUMENTOS BASICOS RELACIONADOS A LOS DERECHOS HUMANOS DEL SISTEMA INTERAMERICANO,
OEA/SER.L.V/II.82 DOC.6 REV.1 P. 67 (1992).
Preámbulo
Los Estados partes en la Convención Americana sobre Derechos Humanos «Pacto de San
José de Costa Rica».
Reafirmando su propósito de consolidar en este Continente, dentro del cuadro de las
instituciones democráticas, un régimen de libertad personal y de justicia social, fundado en
el respeto de los derechos esenciales del hombre;
Reconociendo que los derechos esenciales del hombre no nacen del hecho de ser nacional
de determinado Estado, sino que tienen como fundamento los atributos de la persona humana,
razón por la cual justifican una protección internacional, de naturaleza convencional
coadyuvante o complementaria de la que ofrece el derecho interno de los Estados americanos;
Considerando la estrecha relación que existe entre la vigencia de los derechos económicos,
sociales y culturales y la de los derechos civiles y políticos, por cuanto las diferentes categorías
de derechos constituyen un todo indisoluble que encuentra su base en el reconocimiento de
la dignidad de la persona humana, por lo cual exigen una tutela y promoción permanente
con el objeto de lograr su vigencia plena, sin que jamás pueda justificarse la violación de
unos en aras de la realización de otros;
Reconociendo los beneficios que derivan del fomento y desarrollo de la cooperación entre
los Estados y de las relaciones internacionales;
Recordando que, con arreglo a la Declaración Universal de los Derechos Humanos y a la
Convención Americana sobre Derechos Humanos, sólo puede realizarse el ideal del ser
humano libre, exento del temor y de la miseria, si se crean condiciones que permitan a
cada persona gozar de sus derechos económicos, sociales y culturales, tanto como de sus
derechos civiles y políticos;
Teniendo presente que si bien los derechos económicos, sociales y culturales fundamentales
han sido reconocidos en anteriores instrumentos internacionales, tanto de ámbito universal
como regional, resulta de gran importancia que éstos sean reafirmados, desarrollados,
perfeccionados y protegidos en función de consolidar en América, sobre la base del respeto
integral a los derechos de la persona, el régimen democrático representativo de gobierno
así como el derecho de sus pueblos al desarrollo, a la libre determinación y a disponer
Cuaderno de
Promoción de
la Salud Nº 8
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libremente de sus riquezas y recursos naturales, y considerando que la Convención
Americana sobre Derechos Humanos establece que pueden someterse a la consideración
de los Estados partes reunidos con ocasión de la Asamblea General de la Organización
de los Estados Americanos proyectos de protocolos adicionales a esa Convención con la
finalidad de incluir progresivamente en el régimen de protección de la misma otros derechos
y libertades,
Han convenido en el siguiente Protocolo Adicional a la Convención Americana sobre
Derechos Humanos “Protocolo de San Salvador”:
Artículo 1
Obligación de Adoptar Medidas
Los Estados partes en el presente Protocolo Adicional a la Convención Americana
sobre Derechos Humanos se comprometen a adoptar las medidas necesarias tanto de
orden interno como mediante la cooperación entre los Estados, especialmente
económica y técnica, hasta el máximo de los recursos disponibles y tomando en cuenta
su grado de desarrollo, a fin de lograr progresivamente, y de conformidad con la
legislación interna, la plena efectividad de los derechos que se reconocen en el presente
Protocolo.
Artículo 2
Obligación de Adoptar Disposiciones de Derecho Interno
Si el ejercicio de los derechos establecidos en el presente Protocolo no estuviera ya
garantizado por disposiciones legislativas o de otro carácter, los Estados partes se
comprometen a adoptar, con arreglo a sus procedimientos constitucionales y a las
disposiciones de este Protocolo, las medidas legislativas o de otro carácter que fueren
necesarias para hacer efectivos tales derechos.
Artículo 3
Obligación de no Discriminación
Los Estados partes en el presente Protocolo se comprometen a garantizar el ejercicio
de los derechos que en él se enuncian, sin discriminación alguna por motivos de raza,
color, sexo, idioma, religión, opiniones políticas o de cualquier otra índole, origen
nacional o social, posición económica, nacimiento o cualquier otra condición social.
Artículo 4
No Admisión de Restricciones
No podrá restringirse o menoscabarse ninguno de los derechos reconocidos o vigentes
en un Estado en virtud de su legislación interna o de convenciones internacionales, a
pretexto de que el presente Protocolo no los reconoce o los reconoce en menor grado.
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Cuaderno de
Promoción de
la Salud Nº 8
Segunda
Parte
Artículo 5
Alcance de las Restricciones y Limitaciones
Los Estados partes sólo podrán establecer restricciones y limitaciones al goce y ejercicio
de los derechos establecidos en el presente Protocolo mediante leyes promulgadas
con el objeto de preservar el bienestar general dentro de una sociedad democrática,
en la medida que no contradigan el propósito y razón de los mismos.
Artículo 6
Derecho al Trabajo
1. Toda persona tiene derecho al trabajo, el cual incluye la oportunidad de obtener los
medios para llevar una vida digna y decorosa a través del desempeño de una
actividad lícita libremente escogida o aceptada.
2. Los Estados partes se comprometen a adoptar las medidas que garanticen plena
efectividad al derecho al trabajo, en especial las referidas al logro del pleno empleo,
a la orientación vocacional y al desarrollo de proyectos de capacitación técnico
profesional, particularmente aquellos destinados a los minusválidos. Los Estados
partes se comprometen también a ejecutar y a fortalecer programas que coadyuven
a una adecuada atención familiar, encaminados a que la mujer pueda contar con
una efectiva posibilidad de ejercer el derecho al trabajo.
Artículo 7
Condiciones Justas, Equitativas y Satisfactorias de Trabajo
Los Estados partes en el presente Protocolo reconocen que el derecho al trabajo al
que se refiere el artículo anterior supone que toda persona goce del mismo en
condiciones justas, equitativas y satisfactorias, para lo cual dichos Estados garantizarán
en sus legislaciones nacionales, de manera particular:
a. Una remuneración que asegure como mínimo a todos los trabajadores condiciones
de subsistencia digna y decorosa para ellos y sus familias y un salario equitativo e
igual por trabajo igual, sin ninguna distinción;
b. El derecho de todo trabajador a seguir su vocación y a dedicarse a la actividad que
mejor responda a sus expectativas y a cambiar de empleo, de acuerdo con la
reglamentación nacional respectiva;
c. El derecho del trabajador a la promoción o ascenso dentro de su trabajo, para lo
cual se tendrán en cuenta sus calificaciones, competencia, probidad y tiempo de
servicio;
d. La estabilidad de los trabajadores en sus empleos, de acuerdo con las características
de las industrias y profesiones y con las causas de justa separación. En casos de
despido injustificado, el trabajador tendrá derecho a una indemnización o a la
readmisión en el empleo o a cualesquiera otra prestación prevista por la legislación
nacional;
e. La seguridad e higiene en el trabajo;
f. La prohibición de trabajo nocturno o en labores insalubres o peligrosas a los menores
de 18 años y, en general, de todo trabajo que pueda poner en peligro su salud,
seguridad o moral. Cuando se trate de menores de 16 años, la jornada de trabajo
Cuaderno de
Promoción de
la Salud Nº 8
77
deberá subordinarse a las disposiciones sobre educación obligatoria y en ningún
caso podrá constituir un impedimento para la asistencia escolar o ser una limitación
para beneficiarse de la instrucción recibida;
g. La limitación razonable de las horas de trabajo, tanto diarias como semanales. Las
jornadas serán de menor duración cuando se trate de trabajos peligrosos, insalubres
o nocturnos;
h. El descanso, el disfrute del tiempo libre, las vacaciones pagadas, así como la
remuneración de los días feriados nacionales.
Artículo 8
Derechos Sindicales
1. Los Estados partes garantizarán:
a. El derecho de los trabajadores a organizar sindicatos y a afiliarse al de su elección,
para la protección y promoción de sus intereses. Como proyección de este
derecho, los Estados partes permitirán a los sindicatos formar federaciones y
confederaciones nacionales y asociarse a las ya existentes, así como formar
organizaciones sindicales internacionales y asociarse a la de su elección. Los
Estados partes también permitirán que los sindicatos, federaciones y
confederaciones funcionen libremente;
b. El derecho a la huelga.
2. El ejercicio de los derechos enunciados precedentemente sólo puede estar sujeto a
las limitaciones y restricciones previstas por la ley, siempre que éstos sean propios
a una sociedad democrática, necesarios para salvaguardar el orden público, para
proteger la salud o la moral públicas, así como los derechos y las libertades de los
demás. Los miembros de las fuerzas armadas y de policía, al igual que los de otros
servicios públicos esenciales, estarán sujetos a las limitaciones y restricciones que
imponga la ley.
3. Nadie podrá ser obligado a pertenecer a un sindicato.
Artículo 9
Derecho a la Seguridad Social
1. Toda persona tiene derecho a la seguridad social que la proteja contra las
consecuencias de la vejez y de la incapacidad que la imposibilite física o
mentalmente para obtener los medios para llevar una vida digna y decorosa. En
caso de muerte del beneficiario, las prestaciones de seguridad social serán aplicadas
a sus dependientes.
2. Cuando se trate de personas que se encuentran trabajando, el derecho a la seguridad
social cubrirá al menos la atención médica y el subsidio o jubilación en casos de
accidentes de trabajo o de enfermedad profesional y, cuando se trate de mujeres,
licencia retribuida por maternidad antes y después del parto.
Artículo 10
Derecho a la Salud
1. Toda persona tiene derecho a la salud, entendida como el disfrute del más alto
nivel de bienestar físico, mental y social.
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Cuaderno de
Promoción de
la Salud Nº 8
Segunda
Parte
2. Con el fin de hacer efectivo el derecho a la salud, los Estados partes se comprometen
a reconocer la salud como un bien público y particularmente a adoptar las siguientes
medidas para garantizar este derecho:
a. La atención primaria de la salud, entendiendo como tal la asistencia sanitaria
esencial puesta al alcance de todos los individuos y familiares de la comunidad;
b. La extensión de los beneficios de los servicios de salud a todos los individuos
sujetos a la jurisdicción del Estado;
c. La total inmunización contra las principales enfermedades infecciosas;
d. La prevención y el tratamiento de las enfermedades endémicas, profesionales y
de otra índole;
e. La educación de la población sobre la prevención y tratamiento de los problemas
de salud, y
f. La satisfacción de las necesidades de salud de los grupos de más alto riesgo y
que por sus condiciones de pobreza sean más vulnerables.
Artículo 11
Derecho a un Medio Ambiente Sano
1. Toda persona tiene derecho a vivir en un medio ambiente sano y a contar con
servicios públicos básicos.
2. Los Estados partes promoverán la protección, preservación y mejoramiento del
medio ambiente.
Artículo 12
Derecho a la Alimentación
1. Toda persona tiene derecho a una nutrición adecuada que le asegure la posibilidad
de gozar del más alto nivel de desarrollo físico, emocional e intelectual.
2. Con el objeto de hacer efectivo este derecho y a erradicar la desnutrición, los Estados
partes se comprometen a perfeccionar los métodos de producción, aprovisionamiento
y distribución de alimentos, para lo cual se comprometen a promover una mayor
cooperación internacional en apoyo de las políticas nacionales sobre la materia.
Artículo 13
Derecho a la Educación
1. Toda persona tiene derecho a la educación.
2. Los Estados partes en el presente Protocolo convienen en que la educación deberá
orientarse hacia el pleno desarrollo de la personalidad humana y del sentido de su
dignidad y deberá fortalecer el respeto por los derechos humanos, el pluralismo
ideológico, las libertades fundamentales, la justicia y la paz. Convienen, asimismo,
en que la educación debe capacitar a todas las personas para participar efectivamente
en una sociedad democrática y pluralista, lograr una subsistencia digna, favorecer
la comprensión, la tolerancia y la amistad entre todas las naciones y todos los
grupos raciales, étnicos o religiosos, y promover las actividades en favor del
mantenimiento de la paz.
3. Los Estados partes en el presente Protocolo reconocen que, con objeto de lograr el
pleno ejercicio del derecho a la educación:
Cuaderno de
Promoción de
la Salud Nº 8
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a. La enseñanza primaria debe ser obligatoria y asequible a todos gratuitamente;
b. La enseñanza secundaria en sus diferentes formas, incluso la enseñanza
secundaria técnica y profesional, debe ser generalizada y hacerse accesible a
todos, por cuantos medios sean apropiados, y en particular por la implantación
progresiva de la enseñanza gratuita;
c. La enseñanza superior debe hacerse igualmente accesible a todos, sobre la base
de la capacidad de cada uno, por cuantos medios sean apropiados y, en particular,
por la implantación progresiva de la enseñanza gratuita;
d. Se deberá fomentar o intensificar, en la medida de lo posible, la educación básica
para aquellas personas que no hayan recibido o terminado el ciclo completo de
instrucción primaria;
e. Se deberá establecer programas de enseñanza diferenciada para los minusválidos
a fin de proporcionar una especial instrucción y formación a personas con
impedimentos físicos o deficiencias mentales.
4. Conforme con la legislación interna de los Estados partes, los padres tendrán derecho
a escoger el tipo de educación que habrá de darse a sus hijos, siempre que ella se
adecue a los principios enunciados precedentemente.
5. Nada de lo dispuesto en este Protocolo se interpretará como una restricción de la
libertad de los particulares y entidades para establecer y dirigir instituciones de
enseñanza, de acuerdo con la legislación interna de los Estados partes.
Artículo 14
Derecho a los Beneficios de la Cultura
1. Los Estados partes en el presente Protocolo reconocen el derecho de toda persona a:
a. Participar en la vida cultural y artística de la comunidad;
b. Gozar de los beneficios del progreso científico y tecnológico;
c. Beneficiarse de la protección de los intereses morales y materiales que le
correspondan por razón de las producciones científicas, literarias o artísticas de
que sea autora.
2. Entre las medidas que los Estados partes en el presente Protocolo deberán adoptar
para asegurar el pleno ejercicio de este derecho figurarán las necesarias para la
conservación, el desarrollo y la difusión de la ciencia, la cultura y el arte.
3. Los Estados partes en el presente Protocolo se comprometen a respetar la indispensable
libertad para la investigación científica y para la actividad creadora.
4. Los Estados partes en el presente Protocolo reconocen los beneficios que se derivan
del fomento y desarrollo de la cooperación y de las relaciones internacionales en
cuestiones científicas, artísticas y culturales y, en este sentido, se comprometen a
propiciar una mayor cooperación internacional sobre la materia.
Artículo 15
Derecho a la Constitución y Protección de la Familia
1. La familia es el elemento natural y fundamental de la sociedad y debe ser protegida
por el Estado, quien deberá velar por el mejoramiento de su situación moral y material.
2. Toda persona tiene derecho a constituir familia, el que ejercerá de acuerdo con las
disposiciones de la correspondiente legislación interna.
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Cuaderno de
Promoción de
la Salud Nº 8
Segunda
Parte
3. Los Estados partes mediante el presente Protocolo se comprometen a brindar adecuada
protección al grupo familiar y en especial a:
a. Conceder atención y ayuda especiales a la madre antes y durante un lapso razonable
después del parto;
b. Garantizar a los niños una adecuada alimentación, tanto en la época de lactancia
como durante la edad escolar;
c. Adoptar medidas especiales de protección de los adolescentes a fin de garantizar
la plena maduración de sus capacidades física, intelectual y moral;
d. Ejecutar programas especiales de formación familiar a fin de contribuir a la creación
de un ambiente estable y positivo en el cual los niños perciban y desarrollen los
valores de comprensión, solidaridad, respeto y responsabilidad.
Artículo 16
Derecho de la Niñez
Todo niño sea cual fuere su filiación tiene derecho a las medidas de protección que su
condición de menor requieren por parte de su familia, de la sociedad y del Estado. Todo
niño tiene el derecho a crecer al amparo y bajo la responsabilidad de sus padres; salvo
circunstancias excepcionales, reconocidas judicialmente, el niño de corta edad no debe
ser separado de su madre. Todo niño tiene derecho a la educación gratuita y obligatoria,
al menos en su fase elemental, y a continuar su formación en niveles más elevados del
sistema educativo.
Artículo 17
Protección de los Ancianos
Toda persona tiene derecho a protección especial durante su ancianidad. En tal cometido,
los Estados partes se comprometen a adoptar de manera progresiva las medidas necesarias
a fin de llevar este derecho a la práctica y en particular a:
a. Proporcionar instalaciones adecuadas, así como alimentación y atención médica
especializada, a las personas de edad avanzada que carezcan de ella y no se encuentren
en condiciones de proporcionársela por sí mismas;
b. Ejecutar programas laborales específicos destinados a conceder a los ancianos la
posibilidad de realizar una actividad productiva adecuada a sus capacidades respetando
su vocación o deseos;
c. Estimular la formación de organizaciones sociales destinadas a mejorar la calidad de
vida de los ancianos.
Artículo 18
Protección de los Minusválidos
Toda persona afectada por una disminución de sus capacidades físicas o mentales tiene
derecho a recibir una atención especial con el fin de alcanzar el máximo desarrollo de su
personalidad. Con tal fin, los Estados partes se comprometen a adoptar las medidas que
sean necesarias para ese propósito y en especial a:
a. Ejecutar programas específicos destinados a proporcionar a los minusválidos los
recursos y el ambiente necesario para alcanzar ese objetivo, incluidos programas
laborales adecuados a sus posibilidades y que deberán ser libremente aceptados por
Cuaderno de
Promoción de
la Salud Nº 8
81
ellos o por sus representantes legales, en su caso;
b. Proporcionar formación especial a los familiares de los minusválidos a fin de ayudarlos
a resolver los problemas de convivencia y convertirlos en agentes activos del desarrollo
físico, mental y emocional de éstos;
c. Incluir de manera prioritaria en sus planes de desarrollo urbano la consideración de
soluciones a los requerimientos específicos generados por las necesidades de este
grupo;
d. Estimular la formación de organizaciones sociales en las que los minusválidos puedan
desarrollar una vida plena.
Artículo 19
Medios de Protección
1. Los Estados partes en el presente Protocolo se comprometen a presentar, de
conformidad con lo dispuesto por este artículo y por las correspondientes normas
que al efecto deberá elaborar la Asamblea General de la Organización de los Estados
Americanos, informes periódicos respecto de las medidas progresivas que hayan
adoptado para asegurar el debido respeto de los derechos consagrados en el mismo
Protocolo.
2. Todos los informes serán presentados al Secretario General de la Organización de
los Estados Americanos, quien los transmitirá al Consejo Interamericano Económico
y Social y al Consejo Interamericano para la Educación, la Ciencia y la Cultura, a
fin de que los examinen conforme a lo dispuesto en el presente artículo. El
Secretario General enviará copia de tales informes a la Comisión Interamericana
de Derechos Humanos.
3. El Secretario General de la Organización de los Estados Americanos transmitirá
también a los organismos especializados del sistema interamericano, de los cuales
sean miembros los Estados partes en el presente Protocolo, copias de los informes
enviados o de las partes pertinentes de éstos, en la medida en que tengan relación
con materias que sean de la competencia de dichos organismos, conforme a sus
instrumentos constitutivos.
4. Los organismos especializados del sistema interamericano podrán presentar al
Consejo Interamericano Económico y Social y al Consejo Interamericano para la
Educación, la Ciencia y la Cultura informes relativos al cumplimiento de las
disposiciones del presente Protocolo, en el campo de sus actividades.
5. Los informes anuales que presenten a la Asamblea General el Consejo
Interamericano Económico y Social y el Consejo Interamericano para la Educación,
la Ciencia y la Cultura contendrán un resumen de la información recibida de los
Estados partes en el presente Protocolo y de los organismos especializados acerca
de las medidas progresivas adoptadas a fin de asegurar el respeto de los derechos
reconocidos en el propio Protocolo y las recomendaciones de carácter general que
al respecto se estimen pertinentes.
6. En el caso de que los derechos establecidos en el párrafo a) del artículo 8 y en el
artículo 13 fuesen violados por una acción imputable directamente a un Estado
parte del presente Protocolo, tal situación podría dar lugar, mediante la participación
de la Comisión Interamericana de Derechos Humanos, y cuando proceda de la
Corte Interamericana de Derechos Humanos, a la aplicación del sistema de
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Cuaderno de
Promoción de
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Segunda
Parte
peticiones individuales regulado por los artículos 44 a 51 y 61 a 69 de la Convención
Americana sobre Derechos Humanos.
7. Sin perjuicio de lo dispuesto en el párrafo anterior, la Comisión Interamericana de
Derechos Humanos podrá formular las observaciones y recomendaciones que
considere pertinentes sobre la situación de los derechos económicos, sociales y
culturales establecidos en el presente Protocolo en todos o en algunos de los Estados
partes, las que podrá incluir en el Informe Anual a la Asamblea General o en un
Informe Especial, según lo considere más apropiado.
8. Los Consejos y la Comisión Interamericana de Derechos Humanos en ejercicio de
las funciones que se les confieren en el presente artículo tendrán en cuenta la
naturaleza progresiva de la vigencia de los derechos objeto de protección por este
Protocolo.
Artículo 20
Reservas
Los Estados partes podrán formular reservas sobre una o más disposiciones específicas
del presente Protocolo al momento de aprobarlo, firmarlo, ratificarlo o adherir a él,
siempre que no sean incompatibles con el objeto y el fin del Protocolo.
Artículo 21
Firma, Ratificación o Adhesión y Entrada en Vigor
1. El presente Protocolo queda abierto a la firma y a la ratificación o adhesión de
todo Estado parte de la Convención Americana sobre Derechos Humanos.
2. La ratificación de este Protocolo o la adhesión al mismo se efectuará mediante el
depósito de un instrumento de ratificación o de adhesión en la Secretaría General
de la Organización de los Estados Americanos.
3. El Protocolo entrará en vigor tan pronto como once Estados hayan depositado sus
respectivos instrumentos de ratificación o de adhesión.
4. El Secretario General informará a todos los Estados miembros de la Organización
de la entrada en vigor del Protocolo.
Artículo 22
Incorporación de otros Derechos y Ampliación de los Reconocidos
1. Cualquier Estado parte y la Comisión Interamericana de Derechos Humanos podrán
someter a la consideración de los Estados partes, reunidos con ocasión de la
Asamblea General, propuestas de enmienda con el fin de incluir el reconocimiento
de otros derechos y libertades, o bien otras destinadas a extender o ampliar los
derechos y libertades reconocidos en este Protocolo.
2. Las enmiendas entrarán en vigor para los Estados ratificantes de las mismas en la
fecha en que se haya depositado el respectivo instrumento de ratificación que
corresponda al número de los dos tercios de los Estados partes en este Protocolo.
En cuanto al resto de los Estados partes, entrarán en vigor en la fecha en que
depositen sus respectivos instrumentos de ratificación.
Cuaderno de
Promoción de
la Salud Nº 8
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DECLARACIÓN DE LOS DERECHOS DEL RETRASADO MENTAL, A.G. RES.2856 (XXVI), 26 U.N.
GAOR SUPP. (Nº 29) P. 93, ONU DOC. A/8429 (1971).
La Asamblea General,
Consciente de la obligación de los Estados Miembros de las Naciones Unidas, contraída en
virtud de la Carta, de adoptar medidas conjunta o separadamente, en cooperación con la
Organización, para promover niveles de vida más elevados, trabajo permanente para todos
y condiciones de progreso y desarrollo económico y social,
Reafirmando su fe en los derechos humanos y las libertades fundamentales y en los principios
de paz, de dignidad y valor de la persona humana y de justicia social proclamados en la
Carta,
Recordando los principios de la Declaración Universal de Derechos Humanos, los pactos
internacionales de derechos humanos, la Declaración de los Derechos del Niño y las normas
de progreso social ya enunciadas en las constituciones, las convenciones, las recomendaciones
y las resoluciones de la Organización Internacional del Trabajo, la Organización de las
Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura, la Organización Mundial de la
Salud, el Fondo de las Naciones Unidas para la Infancia y otras organizaciones interesadas,
Subrayando que en la Declaración sobre el Progreso y el Desarrollo en lo Social se ha
proclamado la necesidad de proteger los derechos de los física y mentalmente desfavorecidos
y de asegurar su bienestar y su rehabilitación,
Teniendo presente la necesidad de ayudar a los retrasados mentales a desarrollar sus aptitudes
en las más diversas esferas de actividad, así como de fomentar en la medida de lo posible su
incorporación a la vida social normal,
Consciente de que, dado su actual nivel de desarrollo, algunos países no se hallan en situación
de dedicar a estas actividades sino esfuerzos limitados,
Proclama la presente Declaración de los Derechos del Retrasado Mental y pide que se adopten
medidas en el plano nacional o internacional para que sirvan de base y de referencia común
para la protección de estos derechos:
1. El retrasado mental debe gozar, hasta el máximo grado de viabilidad, de los mismos
derechos que los demás seres humanos.
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Cuaderno de
Promoción de
la Salud Nº 8
Segunda
Parte
2. El retrasado mental tiene derecho a la atención médica y el tratamiento físico que
requiera su caso, así como a la educación, la capacitación, la rehabilitación y la
orientación que le permitan desarrollar al máximo su capacidad y sus aptitudes.
3. El retrasado mental tiene derecho a la seguridad económica y a un nivel de vida
decoroso. Tiene derecho, en la medida de sus posibilidades, a desempeñar un empleo
productivo o alguna otra ocupación útil.
4. De ser posible, el retrasado mental debe residir con su familia o en un hogar que
reemplace al propio, y participar en las distintas formas de la vida de la comunidad.
El hogar en que viva debe recibir asistencia. En caso de que sea necesario internarlo
en un establecimiento especializado, el ambiente y las condiciones de vida dentro
de tal institución deberán asemejarse en la mayor medida posible a los de la vida
normal.
5. El retrasado mental debe poder contar con la atención de un tutor calificado cuanto
esto resulte indispensable para la protección de su persona y sus bienes.
6. El retrasado mental debe ser protegido contra toda explotación y todo abuso o
trato degradante. En caso de que sea objeto de una acción judicial, deberá ser
sometido a un proceso justo en que se tenga plenamente en cuenta su grado de
responsabilidad, atendidas sus facultades mentales.
7. Si algunos retrasados mentales no son capaces, debido a la gravedad de su
impedimento, de ejercer efectivamente todos sus derechos, o si se hace necesario
limitar o incluso suprimir tales derechos, el procedimiento que se emplee a los
fines de esa limitación o supresión deberá entrañar salvaguardas jurídicas que
protejan al retrasado mental contra toda forma de abuso. Dicho procedimiento
deberá basarse en una evaluación de su capacidad social por expertos calificados.
Asimismo, tal limitación o supresión quedará sujeta a revisiones periódicas y
reconocerá el derecho de apelación a autoridades superiores.
Cuaderno de
Promoción de
la Salud Nº 8
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PRINCIPIOS PARA LA PROTECCIÓN DE LOS ENFERMOS MENTALES Y EL MEJORAMIENTO DE LA ATENCIÓN
DE LA SALUD MENTAL, A.G. RES. 46/119, 46 U.N. GAOR SUPP.(Nº 49) P. 189, ONU DOC.
A/46/49 (1991).
Aplicación
Los presentes Principios se aplicarán sin discriminación alguna por motivos de discapacidad,
raza, color, sexo, idioma, religión, opinión política o de otra índole, origen nacional, étnico
o social, estado civil o condición social, edad, patrimonio o nacimiento.
Definiciones. En los presentes Principios:
a) Por «defensor» se entenderá un representante legal u otro representante calificado;
b) Por «autoridad independiente» se entenderá una autoridad competente e
independiente prescrita por la legislación nacional;
c) Por «atención de la salud mental» se entenderá el análisis y diagnóstico del estado
de salud mental de una persona, y el tratamiento, el cuidado y las medidas de
rehabilitación aplicadas a una enfermedad mental real o presunta;
d) Por «institución psiquiátrica» se entenderá todo establecimiento o dependencia de
un establecimiento que tenga como función primaria la atención de la salud mental;
e) Por «profesional de salud mental» se entenderá un médico, un psicólogo clínico, un
profesional de enfermería, un trabajador social u otra persona debidamente
capacitada y calificada en una especialidad relacionada con la atención de la salud
mental;
f) Por «paciente» se entenderá la persona que recibe atención psiquiátrica; se refiere a
toda persona que ingresa en una institución psiquiátrica;
g) Por «representante personal» se entenderá la persona a quien la ley confiere el
deber de representar los intereses de un paciente en cualquier esfera determinada o
de ejercer derechos específicos en nombre del paciente y comprende al padre o
tutor legal de un menor a menos que la legislación nacional prescriba otra cosa;
h) Por «órgano de revisión» se entenderá el órgano establecido de conformidad con el
principio 17 para que reconsidere la admisión o retención involuntaria de un paciente
en una institución psiquiátrica.
Cláusula general de limitación
El ejercicio de los derechos enunciados en los presentes Principios sólo podrá estar
sujeto a las limitaciones previstas por la ley que sean necesarias para proteger la salud
o la seguridad de la persona de que se trate o de otras personas, o para proteger la
seguridad, el orden, la salud o la moral públicos o los derechos y libertades
fundamentales de terceros.
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Cuaderno de
Promoción de
la Salud Nº 8
Segunda
Parte
Principio 1
Libertades fundamentales y derechos básicos
1. Todas las personas tienen derecho a la mejor atención disponible en materia de
salud mental, que será parte del sistema de asistencia sanitaria y social.
2. Todas las personas que padezcan una enfermedad mental, o que estén siendo
atendidas por esa causa, serán tratadas con humanidad y con respeto a la dignidad
inherente de la persona humana.
3. Todas las personas que padezcan una enfermedad mental, o que estén siendo
atendidas por esa causa, tienen derecho a la protección contra la explotación
económica, sexual o de otra índole, el maltrato físico o de otra índole y el trato
degradante.
4. No habrá discriminación por motivo de enfermedad mental. Por «discriminación»
se entenderá cualquier distinción, exclusión o preferencia cuyo resultado sea impedir
o menoscabar el disfrute de los derechos en pie de igualdad. Las medidas especiales
adoptadas con la única finalidad de proteger los derechos de las personas que
padezcan una enfermedad mental o de garantizar su mejoría no serán consideradas
discriminación. La discriminación no incluye ninguna distinción, exclusión o
preferencia adoptada de conformidad con las disposiciones de los presentes
Principios que sea necesaria para proteger los derechos humanos de una persona
que padezca una enfermedad mental o de otras personas.
5. Todas las personas que padezcan una enfermedad mental tendrán derecho a ejercer
todos los derechos civiles, políticos, económicos, sociales y culturales reconocidos
en la Declaración Universal de Derechos Humanos, el Pacto Internacional de
Derechos Económicos, Sociales y Culturales, el Pacto Internacional de Derechos
Civiles y Políticos y otros instrumentos pertinentes, tales como la Declaración de
los Derechos de los Impedidos y el Conjunto de Principios para la protección de
todas las personas sometidas a cualquier forma de detención o prisión.
6. Toda decisión de que, debido a su enfermedad mental, una persona carece de
capacidad jurídica, y toda decisión de que, a consecuencia de dicha incapacidad,
se designe a un representante personal, se tomará sólo después de una audiencia
equitativa ante un tribunal independiente e imparcial establecido por la legislación
nacional. La persona de cuya capacidad se trate tendrá derecho a estar representada
por un defensor. Si la persona de cuya capacidad se trate no obtiene por sí misma
dicha representación, se le pondrá ésta a su disposición sin cargo alguno en la
medida de que no disponga de medios suficientes para pagar dichos servicios. El
defensor no podrá representar en las mismas actuaciones a una institución
psiquiátrica ni a su personal, ni tampoco podrá representar a un familiar de la
persona de cuya capacidad se trate, a menos que el tribunal compruebe que no
existe ningún conflicto de intereses. Las decisiones sobre la capacidad y la necesidad
de un representante personal se revisarán en los intervalos razonables previstos en
la legislación nacional. La persona de cuya capacidad se trate, su representante
personal, si lo hubiere, y cualquier otro interesado tendrán derecho a apelar esa
decisión ante un tribunal superior.
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Promoción de
la Salud Nº 8
87
7. Cuando una corte u otro tribunal competente determine que una persona que padece
una enfermedad mental no puede ocuparse de sus propios asuntos, se adoptarán
medidas, hasta donde sea necesario y apropiado a la condición de esa persona,
para asegurar la protección de sus intereses.
Principio 2
Protección de menores
Se tendrá especial cuidado, conforme a los propósitos de los presentes Principios y en
el marco de la ley nacional de protección de menores, en proteger los derechos de los
menores, disponiéndose, de ser necesario, el nombramiento de un representante legal
que no sea un miembro de la familia.
Principio 3
La vida en la comunidad
Toda persona que padezca una enfermedad mental tendrá derecho a vivir y a trabajar,
en la medida de lo posible, en la comunidad.
Principio 4
Determinación de una enfermedad mental
1. La determinación de que una persona padece una enfermedad mental se formulará
con arreglo a normas médicas aceptadas internacionalmente.
2. La determinación de una enfermedad mental no se efectuará nunca fundándose en
la condición política, económica o social, en la afiliación a un grupo cultural, racial
o religioso, o en cualquier otra razón que no se refiera directamente al estado de la
salud mental.
3. Los conflictos familiares o profesionales o la falta de conformidad con los valores
morales, sociales, culturales o políticos o con las creencias religiosas dominantes
en la comunidad de una persona en ningún caso constituirán un factor determinante
del diagnóstico de enfermedad mental.
4. El hecho de que un paciente tenga un historial de tratamientos o de hospitalización
no bastará por sí solo para justificar en el presente o en el porvenir la determinación
de una enfermedad mental.
5. Ninguna persona o autoridad clasificará a una persona como enferma mental o
indicará de otro modo que padece una enfermedad mental salvo para fines
directamente relacionados con la enfermedad mental o con las consecuencias de
ésta.
Principio 5
Examen médico
Ninguna persona será forzada a someterse a examen médico con objeto de determinar
si padece o no una enfermedad mental, a no ser que el examen se practique con
arreglo a un procedimiento autorizado por el derecho nacional.
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Cuaderno de
Promoción de
la Salud Nº 8
Segunda
Parte
Principio 6
Confidencialidad
Se respetará el derecho que tienen todas las personas a las cuales son aplicables los
presentes Principios, a que se trate confidencialmente la información que les concierne.
Principio 7
Importancia de la comunidad y de la cultura
1. Todo paciente tendrá derecho a ser tratado y atendido, en la medida de lo posible,
en la comunidad en la que vive.
2. Cuando el tratamiento se administre en una institución psiquiátrica, el paciente
tendrá derecho a ser tratado, siempre que sea posible, cerca de su hogar o del hogar
de sus familiares o amigos y tendrá derecho a regresar a la comunidad lo antes
posible.
3. Todo paciente tendrá derecho a un tratamiento adecuado a sus antecedentes
culturales.
Principio 8
Normas de la atención
1. Todo paciente tendrá derecho a recibir la atención sanitaria y social que corresponda
a sus necesidades de salud y será atendido y tratado con arreglo a las mismas normas
aplicables a los demás enfermos.
2. Se protegerá a todo paciente de cualesquiera daños, incluidos la administración
injustificada de medicamentos, los malos tratos por parte de otros pacientes, del
personal o de otras personas u otros actos que causen ansiedad mental o molestias
físicas.
Principio 9
Tratamiento
1. Todo paciente tendrá derecho a ser tratado en un ambiente lo menos restrictivo
posible y a recibir el tratamiento menos restrictivo y alterador posible que
corresponda a sus necesidades de salud y a la necesidad de proteger la seguridad
física de terceros.
2. El tratamiento y los cuidados de cada paciente se basarán en un plan prescrito
individualmente, examinado con el paciente, revisado periódicamente, modificado
llegado el caso y aplicado por personal profesional calificado.
3. La atención psiquiátrica se dispensará siempre con arreglo a las normas de ética
pertinentes de los profesionales de salud mental, en particular normas aceptadas
internacionalmente como los Principios de ética médica aplicables a la función del
personal de salud, especialmente los médicos, en la protección de personas presas
y detenidas contra la tortura y otros tratos o penas crueles, inhumanos o degradantes,
aprobados por la Asamblea General de las Naciones Unidas. En ningún caso se
hará uso indebido de los conocimientos y las técnicas psiquiátricos.
4. El tratamiento de cada paciente estará destinado a preservar y estimular su
independencia personal.
Cuaderno de
Promoción de
la Salud Nº 8
89
Principio 10
Medicación
1. La medicación responderá a las necesidades fundamentales de salud del paciente y
sólo se le administrará con fines terapéuticos o de diagnóstico y nunca como castigo
o para conveniencia de terceros. Con sujeción a las disposiciones del párrafo 15 del
principio 11 infra, los profesionales de salud mental sólo administrarán
medicamentos de eficacia conocida o demostrada.
2. Toda la medicación deberá ser prescrita por un profesional de salud mental
autorizado por la ley y se registrará en el historial del paciente.
Principio 11
Consentimiento para el tratamiento
1. No se administrará ningún tratamiento a un paciente sin su consentimiento
informado, salvo en los casos previstos en los párrafos 6, 7, 8, 13 y 15 del presente
principio.
2. Por consentimiento informado se entiende el consentimiento obtenido libremente
sin amenazas ni persuasión indebida, después de proporcionar al paciente
información adecuada y comprensible, en una forma y en un lenguaje que éste
entienda, acerca de:
a) El diagnóstico y su evaluación;
b) El propósito, el método, la duración probable y los beneficios que se espera
obtener del tratamiento propuesto;
c) Las demás modalidades posibles de tratamiento, incluidas las menos alteradoras
posibles;
d) Los dolores o incomodidades posibles y los riesgos y secuelas del tratamiento
propuesto.
3. El paciente podrá solicitar que durante el procedimiento seguido para que dé su
consentimiento estén presentes una o más personas de su elección.
4. El paciente tiene derecho a negarse a recibir tratamiento o a interrumpirlo, salvo
en los casos previstos en los párrafos 6, 7, 8, 13 y 15 del presente principio. Se
deberá explicar al paciente las consecuencias de su decisión de no recibir o
interrumpir un tratamiento.
5. No se deberá alentar o persuadir a un paciente a que renuncie a su derecho a dar su
consentimiento informado. En caso de que el paciente así desee hacerlo, se le
explicará que el tratamiento no se puede administrar sin su consentimiento
informado.
6. Con excepción de lo dispuesto en los párrafos 7, 8, 12, 13, 14 y 15 del presente
principio, podrá aplicarse un plan de tratamiento propuesto sin el consentimiento
informado del paciente cuando concurran las siguientes circunstancias:
a) Que el paciente, en la época de que se trate, sea un paciente involuntario;
b) Que una autoridad independiente que disponga de toda la información
pertinente, incluida la información especificada en el párrafo 2 del presente
principio, compruebe que, en la época de que se trate, el paciente está
incapacitado para dar o negar su consentimiento informado al plan de
tratamiento propuesto o, si así lo prevé la legislación nacional, teniendo presentes
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Cuaderno de
Promoción de
la Salud Nº 8
Segunda
Parte
la seguridad del paciente y la de terceros, que el paciente se niega irracionalmente
a dar su consentimiento;
c) Que la autoridad independiente compruebe que el plan de tratamiento propuesto
es el más indicado para atender a las necesidades de salud del paciente.
7. La disposición del párrafo 6 supra no se aplicará cuando el paciente tenga un
representante personal facultado por ley para dar su consentimiento respecto del
tratamiento del paciente; no obstante, salvo en los casos previstos en los párrafos
12, 13, 14 y 15 del presente principio, se podrá aplicar un tratamiento a este paciente
sin su consentimiento informado cuando, después que se le haya proporcionado la
información mencionada en el párrafo 2 del presente principio, el representante
personal dé su consentimiento en nombre del paciente.
8. Salvo lo dispuesto en los párrafos 12, 13, 14 y 15 del presente principio, también se
podrá aplicar un tratamiento a cualquier paciente sin su consentimiento informado
si un profesional de salud mental calificado y autorizado por ley determina que ese
tratamiento es urgente y necesario para impedir un daño inmediato o inminente al
paciente o a otras personas. Ese tratamiento no se aplicará más allá del período
estrictamente necesario para alcanzar ese propósito.
9. Cuando se haya autorizado cualquier tratamiento sin el consentimiento informado
del paciente, se hará, no obstante, todo lo posible por informar a éste acerca de la
naturaleza del tratamiento y de cualquier otro tratamiento posible, y por lograr que
el paciente participe en cuanto sea posible en la aplicación del plan de tratamiento.
10. Todo tratamiento deberá registrarse de inmediato en el historial clínico del paciente
y se señalará si es voluntario o involuntario.
11. No se someterá a ningún paciente a restricciones físicas o a reclusión involuntaria
salvo con arreglo a los procedimientos oficialmente aprobados de la institución
psiquiátrica y sólo cuando sea el único medio disponible para impedir un daño
inmediato o inminente al paciente o a terceros. Esas prácticas no se prolongarán
más allá del período estrictamente necesario para alcanzar ese propósito. Todos
los casos de restricción física o de reclusión involuntaria, sus motivos y su carácter
y duración se registrarán en el historial clínico del paciente. Un paciente sometido
a restricción o reclusión será mantenido en condiciones dignas y bajo el cuidado y
la supervisión inmediata y regular de personal calificado. Se dará pronto aviso de
toda restricción física o reclusión involuntaria de pacientes a los representantes
personales, de haberlos y de proceder.
12. Nunca podrá aplicarse la esterilización como tratamiento de la enfermedad mental.
13. La persona que padece una enfermedad mental podrá ser sometida a un
procedimiento médico u operación quirúrgica importantes únicamente cuando lo
autorice la legislación nacional, cuando se considere que ello es lo que más conviene
a las necesidades de salud del paciente y cuando el paciente dé su consentimiento
informado, salvo que, cuando no esté en condiciones de dar ese consentimiento,
sólo se autorizará el procedimiento o la operación después de practicarse un examen
independiente.
14. No se someterá nunca a tratamientos psicoquirúrgicos u otros tratamientos
irreversibles o que modifican la integridad de la persona a pacientes involuntarios
de una institución psiquiátrica, y esos tratamientos sólo podrán, en la medida en
Cuaderno de
Promoción de
la Salud Nº 8
91
que la legislación nacional lo permita, aplicarse a cualquier otro paciente cuando
éste haya dado su consentimiento informado y cuando un órgano externo
independiente compruebe que existe realmente un consentimiento informado y
que el tratamiento es el más conveniente para las necesidades de salud del paciente.
15. No se someterá a ensayos clínicos ni a tratamientos experimentales a ningún paciente
sin su consentimiento informado, excepto cuando el paciente esté incapacitado
para dar su consentimiento informado, en cuyo caso sólo podrá ser sometido a un
ensayo clínico o a un tratamiento experimental con la aprobación de un órgano de
revisión competente e independiente que haya sido establecido específicamente
con este propósito.
16. En los casos especificados en los párrafos 6, 7, 8, 13, 14 y 15 del presente principio,
el paciente o su representante personal, o cualquier persona interesada, tendrán
derecho a apelar ante un órgano judicial u otro órgano independiente en relación
con cualquier tratamiento que haya recibido.
Principio 12
Información sobre los derechos
1. Todo paciente recluido en una institución psiquiátrica será informado, lo más pronto
posible después de la admisión y en una forma y en un lenguaje que comprenda, de
todos los derechos que le corresponden de conformidad con los presentes Principios
y en virtud de la legislación nacional, información que comprenderá una explicación
de esos derechos y de la manera de ejercerlos.
2. Mientras el paciente no esté en condiciones de comprender dicha información, los
derechos del paciente se comunicarán a su representante personal, si lo tiene y si
procede, y a la persona o las personas que sean más capaces de representar los
intereses del paciente y que deseen hacerlo.
3. El paciente que tenga la capacidad necesaria tiene el derecho de designar a una
persona a la que se debe informar en su nombre y a una persona que represente sus
intereses ante las autoridades de la institución.
Principio 13
Derechos y condiciones en las instituciones psiquiátricas
1. Todo paciente de una institución psiquiátrica tendrá, en particular, el derecho a ser
plenamente respetado por cuanto se refiere a su:
a) Reconocimiento en todas partes como persona ante la ley;
b) Vida privada;
c) Libertad de comunicación, que incluye la libertad de comunicarse con otras
personas que estén dentro de la institución; libertad de enviar y de recibir
comunicaciones privadas sin censura; libertad de recibir, en privado, visitas de
un asesor o representante personal y, en todo momento apropiado, de otros
visitantes; y libertad de acceso a los servicios postales y telefónicos y a la prensa,
la radio y la televisión;
d) Libertad de religión o creencia.
2. El medio ambiente y las condiciones de vida en las instituciones psiquiátricas deberán
aproximarse en la mayor medida posible a las condiciones de la vida normal de las
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Cuaderno de
Promoción de
la Salud Nº 8
Segunda
Parte
personas de edad similar e incluirán en particular:
a) Instalaciones para actividades de recreo y esparcimiento;
b) Instalaciones educativas;
c) Instalaciones para adquirir o recibir artículos esenciales para la vida diaria, el
esparcimiento y la comunicación;
d) Instalaciones, y el estímulo correspondiente para utilizarlas, que permitan a los
pacientes emprender ocupaciones activas adaptadas a sus antecedentes sociales
y culturales y que permitan aplicar medidas apropiadas de rehabilitación para
promover su reintegración en la comunidad. Tales medidas comprenderán
servicios de orientación vocacional, capacitación vocacional y colocación laboral
que permitan a los pacientes obtener o mantener un empleo en la comunidad.
3. En ninguna circunstancia podrá el paciente ser sometido a trabajos forzados. Dentro
de los límites compatibles con las necesidades del paciente y las de la administración
de la institución, el paciente deberá poder elegir la clase de trabajo que desee realizar.
4. El trabajo de un paciente en una institución psiquiátrica no será objeto de
explotación. Todo paciente tendrá derecho a recibir por un trabajo la misma
remuneración que por un trabajo igual, de conformidad con las leyes o las costumbres
nacionales, se pagaría a una persona que no sea un paciente. Todo paciente tendrá
derecho, en cualquier caso, a recibir una proporción equitativa de la remuneración
que la institución psiquiátrica perciba por su trabajo.
Principio 14
Recursos que deben disponer las instituciones psiquiátricas
1. Las instituciones psiquiátricas dispondrán de los mismos recursos que cualquier
otro establecimiento sanitario y, en particular, de:
a) Personal médico y otros profesionales calificados en número suficiente y locales
suficientes, para proporcionar al paciente la intimidad necesaria y un programa
de terapia apropiada y activa;
b) Equipo de diagnóstico y terapéutico para los pacientes;
c) Atención profesional adecuada;
d) Tratamiento adecuado, regular y completo, incluido el suministro de
medicamentos.
2. Todas las instituciones psiquiátricas serán inspeccionadas por las autoridades
competentes con frecuencia suficiente para garantizar que las condiciones, el
tratamiento y la atención de los pacientes se conformen a los presentes Principios.
Principio 15
Principios de admisión
1. Cuando una persona necesite tratamiento en una institución psiquiátrica, se hará
todo lo posible por evitar una admisión involuntaria.
2. El acceso a una institución psiquiátrica se administrará de la misma forma que el
acceso a cualquier institución por cualquier otra enfermedad.
3. Todo paciente que no haya sido admitido involuntariamente tendrá derecho a
abandonar la institución psiquiátrica en cualquier momento a menos que se cumplan
los recaudos para su mantenimiento como paciente involuntario, en la forma prevista
Cuaderno de
Promoción de
la Salud Nº 8
93
en el principio 16 infra; el paciente será informado de ese derecho.
Principio 16
Admisión involuntaria
1. Una persona sólo podrá ser admitida como paciente involuntario en una institución
psiquiátrica o ser retenida como paciente involuntario en una institución psiquiátrica
a la que ya hubiera sido admitida como paciente voluntario cuando un médico
calificado y autorizado por ley a esos efectos determine, de conformidad con el
principio 4 supra, que esa persona padece una enfermedad mental y considere:
a) Que debido a esa enfermedad mental existe un riesgo grave de daño inmediato
o inminente para esa persona o para terceros; o
b) Que, en el caso de una persona cuya enfermedad mental sea grave y cuya
capacidad de juicio esté afectada, el hecho de que no se la admita o retenga
puede llevar a un deterioro considerable de su condición o impedir que se le
proporcione un tratamiento adecuado que sólo puede aplicarse si se admite al
paciente en una institución psiquiátrica de conformidad con el principio de la
opción menos restrictiva.En el caso a que se refiere el apartado b del presente
párrafo, se debe consultar en lo posible a un segundo profesional de salud mental,
independiente del primero. De realizarse esa consulta, la admisión o la retención
involuntaria no tendrá lugar a menos que el segundo profesional convenga en
ello.
2. Inicialmente la admisión o la retención involuntaria se hará por un período breve
determinado por la legislación nacional, con fines de observación y tratamiento
preliminar del paciente, mientras el órgano de revisión considera la admisión o
retención. Los motivos para la admisión o retención se comunicarán sin demora al
paciente y la admisión o retención misma, así como sus motivos, se comunicarán
también sin tardanza y en detalle al órgano de revisión, al representante personal
del paciente, cuando sea el caso, y, salvo que el paciente se oponga a ello, a sus
familiares.
3. Una institución psiquiátrica sólo podrá admitir pacientes involuntarios cuando haya
sido facultada a ese efecto por la autoridad competente prescrita por la legislación
nacional.
Principio 17
El órgano de revisión
1. El órgano de revisión será un órgano judicial u otro órgano independiente e imparcial
establecido por la legislación nacional que actuará de conformidad con los
procedimientos establecidos por la legislación nacional. Al formular sus decisiones
contará con la asistencia de uno o más profesionales de salud mental calificados e
independientes y tendrá presente su asesoramiento.
2. El examen inicial por parte del órgano de revisión, conforme a lo estipulado en el
párrafo 2 del principio 16 supra, de la decisión de admitir o retener a una persona
como paciente involuntario se llevará a cabo lo antes posible después de adoptarse
dicha decisión y se efectuará de conformidad con los procedimientos sencillos y
expeditos establecidos por la legislación nacional.
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Cuaderno de
Promoción de
la Salud Nº 8
Segunda
Parte
3. El órgano de revisión examinará periódicamente los casos de pacientes involuntarios
a intervalos razonables especificados por la legislación nacional.
4. Todo paciente involuntario tendrá derecho a solicitar al órgano de revisión que se
le dé de alta o que se le considere como paciente voluntario, a intervalos razonables
prescritos por la legislación nacional.
5. En cada examen, el órgano de revisión determinará si se siguen cumpliendo los
requisitos para la admisión involuntaria enunciados en el párrafo 1 del principio 16
supra y, en caso contrario, el paciente será dado de alta como paciente involuntario.
6. Si en cualquier momento el profesional de salud mental responsable del caso
determina que ya no se cumplen las condiciones para retener a una persona como
paciente involuntario, ordenará que se dé de alta a esa persona como paciente
involuntario.
7. El paciente o su representante personal o cualquier persona interesada tendrá
derecho a apelar ante un tribunal superior de la decisión de admitir al paciente o de
retenerlo en una institución psiquiátrica.
Principio 18
Garantías procesales
1. El paciente tendrá derecho a designar a un defensor para que lo represente en su
calidad de paciente, incluso para que lo represente en todo procedimiento de queja
o apelación. Si el paciente no obtiene esos servicios, se pondrá a su disposición un
defensor sin cargo alguno en la medida en que el paciente carezca de medios
suficientes para pagar.
2. Si es necesario, el paciente tendrá derecho a la asistencia de un intérprete. Cuando
tales servicios sean necesarios y el paciente no los obtenga, se le facilitarán sin
cargo alguno en la medida en que el paciente carezca de medios suficientes para
pagar.
3. El paciente y su defensor podrán solicitar y presentar en cualquier audiencia un
dictamen independiente sobre su salud mental y cualesquiera otros informes y
pruebas orales, escritas y de otra índole que sean pertinentes y admisibles.
4. Se proporcionarán al paciente y a su defensor copias del expediente del paciente y
de todo informe o documento que deba presentarse, salvo en casos especiales en
que se considere que la revelación de determinadas informaciones perjudicaría
gravemente la salud del paciente o pondría en peligro la seguridad de terceros.
Conforme lo prescriba la legislación nacional, todo documento que no se proporcione
al paciente deberá proporcionarse al representante personal y al defensor del
paciente, siempre que pueda hacerse con carácter confidencial. Cuando no se
comunique al paciente cualquier parte de un documento, se informará de ello al
paciente o a su defensor, así como de las razones de esa decisión, que estará sujeta
a revisión judicial.
5. El paciente y su representante personal y defensor tendrán derecho a asistir
personalmente a la audiencia y a participar y ser oídos en ella.
6. Si el paciente o su representante personal o defensor solicitan la presencia de una
determinada persona en la audiencia, se admitirá a esa persona a menos que se
considere que su presencia perjudicará gravemente la salud del paciente o pondrá
Cuaderno de
Promoción de
la Salud Nº 8
95
en peligro la seguridad de terceros.
7. En toda decisión relativa a si la audiencia o cualquier parte de ella será pública o
privada y si podrá informarse públicamente de ella, se tendrán en plena
consideración los deseos del paciente, la necesidad de respetar su vida privada y la
de otras personas y la necesidad de impedir que se cause un perjuicio grave a la
salud del paciente o de no poner en peligro la seguridad de terceros.
8. La decisión adoptada en una audiencia y las razones de ella se expresarán por
escrito. Se proporcionarán copias al paciente y a su representante personal y defensor.
Al determinar si la decisión se publicará en todo o en parte, se tendrán en plena
consideración los deseos del paciente, la necesidad de respetar su vida privada y la
de otras personas, el interés público en la administración abierta de la justicia y la
necesidad de impedir que se cause un perjuicio grave a la salud del paciente y de no
poner en peligro la seguridad de terceros.
Principio 19
Acceso a la información
1. El paciente (término que en el presente principio comprende al ex paciente) tendrá
derecho de acceso a la información relativa a él en el historial médico y expediente
personal que mantenga la institución psiquiátrica. Este derecho podrá estar sujeto
a restricciones para impedir que se cause un perjuicio grave a la salud del paciente
o se ponga en peligro la seguridad de terceros. Conforme lo disponga la legislación
nacional, toda información de esta clase que no se proporcione al paciente se
proporcionará al representante personal y al defensor del paciente, siempre que
pueda hacerse con carácter confidencial. Cuando no se proporcione al paciente
cualquier parte de la información, el paciente o su defensor, si lo hubiere, será
informado de la decisión y de las razones en que se funda, y la decisión estará
sujeta a revisión judicial.
2. Toda observación por escrito del paciente o de su representante personal o defensor
deberá, a petición de cualquiera de ellos, incorporarse al expediente del paciente.
Principio 20
Delincuentes
1. El presente principio se aplicará a las personas que cumplen penas de prisión por
delitos penales o que han sido detenidas en el transcurso de procedimientos o
investigaciones penales efectuados en su contra y que, según se ha determinado o
se sospecha, padecen una enfermedad mental.
2. Todas estas personas deben recibir la mejor atención disponible en materia de
salud mental, según lo estipulado en el principio 1 supra. Los presentes Principios
se aplicarán en su caso en la medida más plena posible, con las contadas
modificaciones y excepciones que vengan impuestas por las circunstancias. Ninguna
modificación o excepción podrá menoscabar los derechos de las personas
reconocidos en los instrumentos señalados en el párrafo 5 del principio 1 supra.
3. La legislación nacional podrá autorizar a un tribunal o a otra autoridad competente
para que, basándose en un dictamen médico competente e independiente, disponga
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Cuaderno de
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Segunda
Parte
que esas personas sean internadas en una institución psiquiátrica.
4. El tratamiento de las personas de las que se determine que padecen una enfermedad
mental será en toda circunstancia compatible con el principio 11 supra.
Principio 21
Quejas
Todo paciente o ex paciente tendrá derecho a presentar una queja conforme a los
procedimientos que especifique la legislación nacional.
Principio 22
Vigilancia y recursos
Los Estados velarán por que existan mecanismos adecuados para promover el
cumplimiento de los presentes Principios, inspeccionar las instituciones psiquiátricas,
presentar, investigar y resolver quejas y establecer procedimientos disciplinarios o
judiciales apropiados para casos de conducta profesional indebida o de violación de
los derechos de los pacientes.
Principio 23
Aplicación
1. Los Estados deberán aplicar los presentes Principios adoptando las medidas
pertinentes de carácter legislativo, judicial, administrativo, educativo y de otra
índole, que revisarán periódicamente.
2. Los Estados deberán dar amplia difusión a los presentes Principios por medios
apropiados y dinámicos.
Principio 24
Alcance de los principios relativos a las instituciones psiquiátricas
Los presentes Principios se aplican a todas las personas que ingresan en una institución
psiquiátrica.
Principio 25
Mantenimiento de los derechos reconocidos
No se impondrá ninguna restricción ni se admitirá ninguna derogación de los derechos
de los pacientes, entre ellos los derechos reconocidos en el derecho internacional o
nacional aplicable, so pretexto de que los presentes Principios no reconocen tales
derechos o de que sólo los reconocen parcialmente.
Cuaderno de
Promoción de
la Salud Nº 8
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NORMAS UNIFORMES
SOBRE LA IGUALDAD DE OPORTUNIDADES PARA LAS PERSONAS
CON DISCAPACIDAD
Las Normas Uniformes sobre la Igualdad de Oportunidades para las Personas con
Discapacidad fueron aprobadas por la Asamblea General de las Naciones Unidas en su
cuadragésimo octavo período de sesiones, mediante Resolución 48/96, del 20 de diciembre
de 1993.
Introducción
Antecedentes y necesidades actuales
1. En todas partes del mundo y en todos los niveles de cada sociedad hay personas
con discapacidad. El número total de personas con discapacidad en el mundo es
grande y va en aumento.
2. Tanto las causas como las consecuencias de la discapacidad varían en todo el mundo.
Esas variaciones son resultado de las diferentes circunstancias socioeconómicas y
de las distintas disposiciones que los Estados adoptan en favor del bienestar de sus
ciudadanos.
3. La actual política en materia de discapacidad es el resultado de la evolución
registrada a lo largo de los 200 últimos años. En muchos aspectos refleja las
condiciones generales de vida y las políticas sociales y económicas seguidas en
épocas diferentes. No obstante, en lo que respecta a la discapacidad, también hay
muchas circunstancias concretas que han influido en las condiciones de vida de las
personas que la padecen: la ignorancia, el abandono, la superstición y el miedo son
factores sociales que a lo largo de toda la historia han aislado a las personas con
discapacidad y han retrasado su desarrollo.
4. Con el tiempo, la política en materia de discapacidad pasó de la prestación de
cuidados elementales en instituciones a la educación de los niños con discapacidad
y a la rehabilitación de las personas que sufrieron discapacidad durante su vida
adulta. Gracias a la educación y a la rehabilitación, esas personas se han vuelto
cada vez más activas y se han convertido en una fuerza motriz en la promoción
constante de la política en materia de discapacidad. Se han creado organizaciones
de personas con discapacidad, integradas también por sus familiares y defensores,
que han tratado de lograr mejores condiciones de vida para ellas. Después de la
segunda guerra mundial, se introdujeron los conceptos de integración y normalización
que reflejaban un conocimiento cada vez mayor de las capacidades de esas personas.
5. Hacia fines del decenio de 1960, las organizaciones de personas con discapacidad
que funcionaban en algunos países empezaron a formular un nuevo concepto de la
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Cuaderno de
Promoción de
la Salud Nº 8
Segunda
Parte
discapacidad. En él se reflejaba la estrecha relación existente entre las limitaciones
que experimentaban esas personas, el diseño y la estructura de su entorno y la
actitud de la población en general. Al mismo tiempo, se pusieron cada vez más de
relieve los problemas de la discapacidad en los países en desarrollo. Según las
estimaciones, en algunos de ellos el porcentaje de la población que sufría
discapacidades era muy elevado y, en su mayor parte, esas personas eran sumamente
pobres.
Medidas internacionales anteriores
6. Los derechos de las personas con discapacidad han sido objeto de gran atención en
las Naciones Unidas y en otras organizaciones internacionales durante mucho
tiempo. El resultado más importante del Año Internacional de los Impedidos (1981)
fue el Programa de Acción Mundial para los Impedidos, aprobado por la Asamblea
General en su resolución 37/52. El Año Internacional de los Impedidos y el
Programa de Acción Mundial promovieron enérgicamente los progresos en esta
esfera. Ambos subrayaron el derecho de las personas con discapacidad a las mismas
oportunidades que los demás ciudadanos y a disfrutar en un pie de igualdad de las
mejoras en las condiciones de vida resultantes del desarrollo económico y social.
También por primera vez se definió la discapacidad como función de la relación
entre las personas con discapacidad y su entorno.
7. En 1987 se celebro en Estocolmo la Reunión Mundial de Expertos para examinar
la marcha de la ejecución del Programa de Acción Mundial para los Impedidos al
cumplirse la mitad del Decenio de las Naciones Unidas para los Impedidos. En la
Reunión se sugirió la necesidad de elaborar una doctrina rectora que indicase las
prioridades de acción en el futuro. Esta doctrina debía basarse en el reconocimiento
de los derechos de las personas con discapacidad.
8. En consecuencia, la Reunión recomendó a la Asamblea General que convocara
una conferencia especial a fin de redactar una convención internacional sobre la
eliminación de todas las formas de discriminación contra las personas con
discapacidad para que la ratificasen los Estados al finalizar el Decenio.
9. Italia preparó un primer esbozo de la Convención y lo presentó a la Asamblea
General en su cuadragésimo segundo período de sesiones. Suecia presentó a la
Asamblea General en su cuadragésimo cuarto período de sesiones otras propuestas
relativas a un proyecto de convención. Sin embargo, en ninguna de esas ocasiones
pudo llegarse a un consenso sobre la conveniencia de tal convención. A juicio de
muchos representantes, los documentos sobre derechos humanos ya existentes
parecían garantizar a las personas con discapacidad los mismos derechos que a las
demás.
Hacia la formulación de normas uniformes
10. Guiándose por las deliberaciones de la Asamblea General, el Consejo Económico
y Social, en su primer período ordinario de sesiones de 1990, convino finalmente
en ocuparse de elaborar un instrumento internacional de otro tipo. En su resolución
1990/26, el Consejo autorizó a la Comisión de Desarrollo Social a que examinara
en su 32º período de sesiones la posibilidad de establecer un grupo especial de
Cuaderno de
Promoción de
la Salud Nº 8
99
trabajo de expertos gubernamentales de composición abierta, financiado con
contribuciones voluntarias, para que elaborara normas uniformes sobre la igualdad
de oportunidades para los niños, los jóvenes y los adultos con discapacidad, en
estrecha colaboración con los organismos especializados del sistema de las
Naciones Unidas, otros órganos intergubernamentales y organizaciones no
gubernamentales, en especial las organizaciones de personas con discapacidad.
El Consejo pidió también a la Comisión que finalizase el texto de esas normas
para examinarlas en 1993 y presentarlas a la Asamblea General en su cuadragésimo
octavo período de sesiones.
11. Los debates celebrados posteriormente en la tercera comisión de la Asamblea
General durante el cuadragésimo quinto período de sesiones pudieron de manifiesto
la existencia de un amplio apoyo para la nueva iniciativa destinada a elaborar las
normas uniformes sobre la igualdad de oportunidades para las personas con
discapacidad.
12. En el 32º período de sesiones de la Comisión de Desarrollo Social, la iniciativa
sobre las normas uniformes recibió el apoyo de gran número de representantes y
los debates culminaron con la aprobación de la resolución 32/2, en la que se
decidió establecer un grupo especial de trabajo de composición abierta, de
conformidad con la resolución 1990/26 del Consejo Económico y Social.
Finalidad y contenido de las Normas Uniformes sobre la Igualdad de Oportunidades
para las Personas con Discapacidad
13. Las Normas Uniformes sobre la Igualdad de Oportunidades para las Personas
con Discapacidad se han elaborado sobre la base de la experiencia adquirida durante
el Decenio de las Naciones Unidas para los Impedidos (1983-1992). La Carta
Internacional de Derechos Humanos, que comprende la Declaración Universal
de Derechos Humanos, el Pacto Internacional de Derechos Económicos, Sociales
y Culturales, y el Pacto Internacional de Derechos Civiles y Políticos, la Convención
sobre los Derechos del Niño y la Convención sobre la Eliminación de todas las
Formas de Discriminación contra la Mujer, así como el Programa de Acción
Mundial para los Impedidos, constituyen el fundamento político y moral de estas
Normas.
14. Aunque no son de cumplimiento obligatorio, estas Normas pueden convertirse
en normas internacionales consuetudinarias cuando las aplique un gran número
de estados con la intención de respetar una norma de derecho internacional. Llevan
implícito el firme compromiso moral y político de los Estados de adoptar medidas
para lograr la igualdad de oportunidades. Se señalan importantes principios de
responsabilidad, acción y cooperación. Se destacan esferas de importancia decisiva
para la calidad de vida y para el logro de la plena participación y la igualdad. Estas
Normas constituyen un instrumento normativo y de acción para personas con
discapacidad y para sus organizaciones. También sientan las bases para la
cooperación técnica y económica entre los Estados, las Naciones Unidas y otras
organizaciones internacionales.
15. La finalidad de estas Normas es garantizar que niñas y niños, mujeres y hombres
con discapacidad, en su calidad de ciudadanos de sus respectivas sociedades,
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Parte
puedan tener los mismos derechos y obligaciones que los demás. En todas las
sociedades del mundo hay todavía obstáculos que impiden que las personas con
discapacidad ejerzan sus derechos y libertades y dificultan su plena participación
en las actividades de sus respectivas sociedades. Es responsabilidad de los Estados
adoptar medidas adecuadas para eliminar esos obstáculos. Las personas con
discapacidad y las organizaciones que las representan deben desempeñar una
función activa como copartícipes en ese proceso. El logro de la igualdad de
oportunidades para las personas con discapacidad constituye una contribución
fundamental al esfuerzo general y mundial de movilización de los recursos humanos.
Tal vez sea necesario prestar especial atención a grupos tales como las mujeres,
los niños, los ancianos, los pobres, los trabajadores migratorios, las personas con
dos o más discapacidades, las poblaciones autóctonas y las minorías étnicas.
Además, existe un gran numero de refugiados con discapacidad que tienen
necesidades especiales, a las cuales debe prestarse atención.
Conceptos fundamentales de la política relativa a la discapacidad
16. Los conceptos indicados a continuación se utilizan a lo largo de todas las Normas.
Se basan esencialmente en los conceptos enunciados en el Programa de Acción
Mundial para los Impedidos. En algunos casos, reflejan la evolución registrada
durante el Decenio de las Naciones Unidas para los Impedidos.
Discapacidad y minusvalía
17. Con la palabra «discapacidad» se resume un gran número de diferentes limitaciones
funcionales que se registran en las poblaciones de todos los países del mundo. La
discapacidad puede revestir la forma de una deficiencia física, intelectual o
sensorial, una dolencia que requiera atención médica o una enfermedad mental.
Tales deficiencias, dolencias o enfermedades pueden ser de carácter permanente
o transitorio.
18. Minusvalía es la pérdida o limitación de oportunidades de participar en la vida de
la comunidad en condiciones de igualdad con los demás. La palabra «minusvalía»
describe la situación de la persona con discapacidad en función de su entorno.
Esa palabra tiene por finalidad centrar el interés en las deficiencias de diseño del
entorno físico y de muchas actividades organizadas de la sociedad, por ejemplo,
información, comunicación y educación, que se oponen a que las personas con
discapacidad participen en condiciones de igualdad.
19. El empleo de esas dos palabras, «discapacidad» y «minusvalía», debe considerarse
teniendo en cuenta la historia moderna de la discapacidad. Durante el decenio de
1970, los representantes de organizaciones de personas con discapacidad y de
profesionales en la esfera de la discapacidad se opusieron firmemente a la
terminología que se utilizaba a la sazón. Las palabras «discapacidad» y «minusvalía»
se utilizaban a menudo de manera poco clara y conjuga, lo que era perjudicial
para las medidas normativas y la acción política. La terminología reflejaba un
enfoque médico y de diagnóstico que hacía caso omiso de las imperfecciones y
deficiencias de la sociedad circundante.
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Promoción de
la Salud Nº 8
101
20. En 1980, la Organización Mundial de la salud aprobó una clasificación
internacional de deficiencias, discapacidades y minusvalías, que sugería un enfoque
más preciso y, al mismo tiempo, relativista. Esta clasificación, que distingue
claramente entre deficiencia, discapacidad y minusvalía, se ha utilizado
ampliamente en esferas tales como la rehabilitación, la educación, la estadística,
la política, la legislación, la demografía, la sociología, la economía y la antropología.
Algunos usuarios han expresado preocupación por el hecho de que la definición
del término minusvalía que figura en la clasificación puede aún considerarse de
carácter demasiado médico y centrado en la persona, y tal vez no aclare
suficientemente la relación recíproca entre las condiciones o expectativas sociales
y las capacidades de la persona. Esas inquietudes, así como otras expresadas por
los usuarios en los 12 años transcurridos desde la publicación de la clasificación,
se tendrán en cuenta en futuras revisiones.
21. Como resultado de la experiencia acumulada en relación con la ejecución del
Programa de Acción Mundial y del examen general realizado durante el Decenio
de las Naciones Unidas para los Impedidos, se profundizaron los conocimientos y
se amplió la comprensión de las cuestiones relativas a la discapacidad y de la
terminología utilizada. La terminología actual reconoce la necesidad de tener en
cuenta no sólo las necesidades individuales (como rehabilitación y recursos técnicos
auxiliares) sino también las deficiencias de la sociedad (diversos obstáculos a la
participación).
Prevención
22. Por prevención se entiende la adopción de medidas encaminadas a impedir que se
produzca un deterioro físicos intelectual, psiquiátrico o sensorial (prevención
primaria) o a impedir que ese deterioro cause una discapacidad o limitación
funcional permanente (prevención secundaria). La prevención puede incluir
muchos tipos de acción diferentes, como atención primaria de la salud, puericultura
prenatal y posnatal, educación en materia de nutrición, campañas de vacunación
contra enfermedades transmisibles, medidas de lucha contra las enfermedades
endémicas, normas y programas de seguridad para la prevención de accidentes en
diferentes entornos, incluidas la adaptación de los lugares de trabajo para evitar
discapacidades y enfermedades profesionales, y prevención de la discapacidad
resultante de la contaminación del medio ambiente u ocasionada por los conflictos
armados.
Rehabilitación
23. La rehabilitación es un proceso encaminado a lograr que las personas con
discapacidad estén en condiciones de alcanzar y mantener un estado funcional
óptimo desde el punto de vista físico, sensorial, intelectual, psíquico o social, de
manera que cuenten con medios para modificar su propia vida y ser más
independientes. La rehabilitación puede abarcar medidas para proporcionar o
restablecer funciones o para compensar la perdida o la falta de una función o una
limitación funcional. El proceso de rehabilitación no supone la prestación de
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Parte
atención médica preliminar. Abarca una amplia variedad de medidas y actividades,
desde la rehabilitación más básica y general hasta las actividades de orientación
especifica, como por ejemplo la rehabilitación profesional.
Logro de la igualdad de oportunidades
24. Por logro de la igualdad de oportunidades se entiende el proceso mediante el cual
los diversos sistemas de la sociedad, el entorno físico, los servicios, las actividades,
la información y la documentación se ponen a disposición de todos, especialmente
de las personas con discapacidad.
25. El principio de la igualdad de derechos significa que las necesidades de cada
persona tienen igual importancia, que esas necesidades deben constituir la base
de la planificación de las sociedades y que todos los recursos han de emplearse de
manera de garantizar que todas las personas tengan las mismas oportunidades de
participación.
26. Las personas con discapacidad son miembros de la sociedad y tienen derecho a
permanecer en sus comunidades locales. Deben recibir el apoyo que necesitan en
el marco de las estructuras comunes de educación, salud, empleo y servicios
sociales.
27. A medida que las personas con discapacidad logren la igualdad de derechos, deben
también asumir las obligaciones correspondientes. A su vez, con el logro de esos
derechos, las sociedades pueden esperar más de las personas con discapacidad.
Como parte del proceso encaminado a lograr la igualdad de oportunidades deben
establecerse disposiciones para ayudar a esas personas a asumir su plena
responsabilidad como miembros de la sociedad.
Preámbulo
Los Estados,
Conscientes de que los Estados, en la Carta de las Naciones Unidas, se han comprometido
a actuar individual y colectivamente en cooperación con la Organización para promover
niveles de vida más elevados, trabajo permanente para todos, y condiciones de progreso y
desarrollo económico y social,
Reafirmando el compromiso de defender los derechos humanos y las libertades fundamentales,
la justicia social y la dignidad y el valor de la persona humana, proclamado en la Carta,
Recordando en particular las normas internacionales en materia de derechos humanos que
se enuncian en la Declaración Universal de Derechos Humanos, el Pacto Internacional de
Derechos Económicos, Sociales y Culturales y el Pacto Internacional de Derechos Civiles y
Políticos.
Destacando que esos instrumentos proclaman que los derechos en ellos reconocidos se
deben conceder por igual a todas las personas sin discriminación,
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Promoción de
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Recordando las disposiciones de la Convención sobre los Derechos del Niño, que prohibe la
discriminación basada en la discapacidad y que requiere la adopción de medidas especiales
para proteger los derechos de los niños con discapacidad, y la Convención Internacional
sobre la Protección de los Derechos de todos los Trabajadores Migratorios y de sus Familiares,
que establece algunas medidas de protección contra la discapacidad,
Recordando, asimismo, las disposiciones de la Convención sobre la Eliminación de todas
las Formas de Discriminación contra la Mujer, destinadas a salvaguardar los derechos de las
niñas y mujeres con discapacidad,
Teniendo en cuenta la Declaración de los Derechos de los Impedidos, la Declaración de los
Derechos del Retrasado Mental, la Declaración sobre el Progreso y el Desarrollo en lo Social,
los Principios para la Protección de los Enfermos Mentales y para el Mejoramiento de la
Atención de la Salud Mental y otros instrumentos pertinentes aprobados por la Asamblea
General,
Teniendo en cuenta también las recomendaciones y los convenios pertinentes aprobados
por la Organización Internacional del Trabajo, en especial los que se refieren a la participación
en el empleo, sin discriminación alguna, de las personas con discapacidad,
Conscientes de la labor y las recomendaciones pertinentes de la Organización de las Naciones
Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura, en particular la Declaración sobre la
Educación para Todos, de la Organización Mundial de la Salud, del Fondo de las Naciones
Unidas para la Infancia y de otras organizaciones interesadas,
Teniendo en cuenta el compromiso contraído por los Estados con respecto a la protección
del medio ambiente,
Conscientes de la devastación causada por los conflictos armados y deplorando la utilización
de los escasos recursos disponibles para la producción de armamentos,
Reconociendo que el Programa de Acción Mundial para los Impedidos y la definición de
«igualdad de oportunidades» que figura en él representan la firme y sincera aspiración de la
comunidad internacional de lograr que esos diversos instrumentos y recomendaciones
internacionales sean prácticos y revistan una importancia concreta,
Reconociendo que el objetivo del Decenio de las Naciones Unidas para los Impedidos (19831992) que consistía en ejecutar el Programa de Acción Mundial, sigue teniendo validez y
requiere la adopción de medidas urgentes y sostenidas,
Recordando que el Programa de Acción Mundial se basa en conceptos que tienen igual
validez y urgencia para los países en desarrollo que para los países industrializados,
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Segunda
Parte
Convencidos de que hay que intensificar los esfuerzos si se quiere conseguir que las personas
con discapacidad puedan participar plenamente en la sociedad y disfrutar de los derechos
humanos en condiciones de igualdad,
Subrayando nuevamente que las personas con discapacidad, sus padres, tutores o quienes
abogan en su favor, y las organizaciones que los representan deben participar activamente,
junto con los Estados, en la planificación y ejecución de todas las medidas que afecten a sus
derechos civiles, políticos, económicos, sociales y culturales,
Cumpliendo lo dispuesto en la resolución 1990/26 del Consejo Económico y Social, de 24
de mayo de 1990, y basándose en la lista detallada de las medidas concretas que se precisan
para que las personas con discapacidad se hallen en condiciones de igualdad con los demás,
que figura en el Programa de Acción Mundial.
Los Estados han aprobado las Normas Uniformes sobre la Igualdad de Oportunidades para
las Personas con Discapacidad que se enuncian a continuación, con objeto de:
a) Poner de relieve que todas las medidas en la esfera de la discapacidad presuponen
un conocimiento y una experiencia suficientes acerca de las condiciones y
necesidades especiales de las personas con discapacidad;
b) Destacar que el proceso mediante el cual cada uno de los aspectos de la organización
de la sociedad se ponen a disposición de todos, representa un objetivo fundamental
del desarrollo socioeconómico;
c) Señalar aspectos decisivos de las políticas sociales en la esfera de la discapacidad,
incluido, cuando proceda, el fomento activo de la cooperación económica y técnica;
d) Ofrecer modelos para el proceso político de adopción de decisiones necesario para
la consecución de la igualdad de oportunidades, teniendo presente la existencia de
una gran diversidad de niveles económicos y técnicos, así como el hecho de que el
proceso debe reflejar un profundo conocimiento del contexto cultural en el que se
desarrolla, y el papel fundamental que las personas con discapacidad desempeñan
en dicho proceso;
e) Proponer la creación de mecanismos nacionales para establecer una estrecha
colaboración entre los Estados, los órganos del sistema de las Naciones Unidas,
otros órganos intergubernamentales y las organizaciones de personas con
discapacidad;
f) Proponer un mecanismo eficaz de supervisión del proceso por medio del cual los
Estados tratan de lograr la igualdad de oportunidades para las personas con
discapacidad.
I. REQUISITOS PARA LA IGUALDAD DE PARTICIPACIÓN
Artículo 1. Mayor toma de conciencia
Los Estados deben adoptar medidas para hacer que la sociedad tome mayor conciencia
de las personas con discapacidad, sus derechos, sus necesidades, sus posibilidades y
su contribución.
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Promoción de
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1. Los Estados deben velar por que las autoridades competentes distribuyan
información actualizada acerca de los programas y servicios disponibles para las
personas con discapacidad, sus familias, los profesionales que trabajen en esta
esfera y el público en general. La información para las personas con discapacidad
debe presentarse en forma accesible.
2. Los Estados deben iniciar y apoyar campañas informativas referentes a las personas
con discapacidad y a las políticas en materia de discapacidad a fin de difundir el
mensaje de que dichas personas son ciudadanos con los mismos derechos y las
mismas obligaciones que los demás, y de justificar así las medidas encaminadas a
eliminar todos los obstáculos que se opongan a su plena participación.
3. Los Estados deben alentar a los medios de comunicación a que presenten una
imagen positiva de las personas con discapacidad; se debe consultar a ese respecto
a las organizaciones de esas personas.
4. Los Estados deben velar por que los programas de educación pública reflejen en
todos sus aspectos el principio de la plena participación e igualdad.
5. Los Estados deben invitar a las personas con discapacidad y a sus familias, así
como a las organizaciones interesadas, a participar en programas de educación
pública relativos a las cuestiones relacionadas con la discapacidad.
6. Los Estados deben alentar a las empresas del sector privado a que incluyan en
todos los aspectos de sus actividades las cuestiones relativas a la discapacidad.
7. Los Estados deben iniciar y promover programas encaminados a hacer que las
personas con discapacidad cobren mayor conciencia de sus derechos y posibilidades.
Una mayor autonomía y la creación de condiciones para la participación plena en
la sociedad permitirán a esas personas aprovechar las oportunidades a su alcance.
8. La promoción de una mayor toma de conciencia debe constituir una parte importante
de la educación de los niños con discapacidad y de los programas de rehabilitación.
Las personas con discapacidad también pueden ayudarse mutuamente a cobrar
mayor conciencia participando en las actividades de sus propias organizaciones.
9. La promoción de una mayor toma de conciencia debe formar parte integrante de la
educación de todos los niños y ser uno de los componentes de los cursos de
formación de maestros y de la capacitación de todos los profesionales.
Artículo 2. Atención médica
Los Estados deben asegurar la prestación de atención médica eficaz a las personas con
discapacidad.
1. Los Estados deben esforzarse por proporcionar programas dirigidos por equipos
multidisciplinarios de profesionales para la detección precoz, la evaluación y el
tratamiento de las deficiencias. En esa forma se podría prevenir, reducir o eliminar
sus efectos perjudiciales. Esos programas deben asegurar la plena participación de
las personas con discapacidad y de sus familias en el plano individual y de las
organizaciones de personas con discapacidad a nivel de la planificación y evaluación.
2. Debe capacitarse a los trabajadores comunitarios locales para que participen en
esferas tales como la detección precoz de las deficiencias, la prestación de asistencia
primaria y el envío a los servicios apropiados.
3. Los Estados deben velar por que las personas con discapacidad, en particular
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Segunda
Parte
lactantes y niños, reciban atención médica de igual calidad y dentro del mismo
sistema que los demás miembros de la sociedad.
4. Los Estados deben velar por que todo el personal médico y paramédico esté
debidamente capacitado y equipado para prestar asistencia médica a las personas
con discapacidad y tenga acceso a tecnologías y métodos de tratamiento pertinentes.
5. Los Estados deben velar por que el personal médico, paramédico y personal conexo
sea debidamente capacitado, para prestar asesoramiento apropiado a los padres a
fin de no limitar las opciones de que disponen sus hijos. Esta capacitación debe ser
un proceso permanente y basarse en la información más reciente de que se disponga.
6. Los Estados deben velar por que las personas con discapacidad reciban regularmente
el tratamiento y los medicamentos que necesiten para mantener o aumentar su
capacidad funcional.
Artículo 3. Rehabilitación
Los Estados deben asegurar la prestación de servicios de rehabilitación para las personas
con discapacidad a fin de que logren alcanzar y mantener un nivel óptimo de autonomía y
movilidad.
1. Los Estados deben elaborar programas nacionales de rehabilitación para todos los
grupos de personas con discapacidad. Dichos programas deben basarse en las
necesidades reales de esas personas y en el principio de plena participación e
igualdad.
2. Esos programas deben incluir una amplia gama de actividades, como la
capacitación básica destinada a mejorar el ejercicio de una función afectada o a
compensar dicha función, el asesoramiento a las personas con discapacidad y a
sus familias, el fomento de la autonomía y la prestación de servicios ocasionales
como evaluación y orientación.
3. Deben tener acceso a la rehabilitación todas las personas que la requieran, incluidas
las personas con discapacidades graves o múltiples.
4. Las personas con discapacidad y sus familias deben estar en condiciones de
participar en la concepción y organización de los servicios de rehabilitación que
les conciernan.
5. Los servicios de rehabilitación deben establecerse en la comunidad local en la
que viva la persona con discapacidad. Sin embargo, en algunos casos, pueden
organizarse cursos especiales de rehabilitación a domicilio, de duración limitada,
si se estima que ésa es la forma más apropiada para alcanzar una determinada
meta de capacitación.
6. Debe alentarse a las personas con discapacidad y a sus familias a participar
directamente en la rehabilitación, por ejemplo, como profesores experimentados,
instructores o asesores.
7. Los Estados deben valerse de la experiencia adquirida por las organizaciones de
las personas con discapacidad cuando formulen o evalúen programas de
rehabilitación.
Artículo 4. Servicios de apoyo
Los Estados deben velar por el establecimiento y la prestación de servicios de apoyo
Cuaderno de
Promoción de
la Salud Nº 8
107
a las personas con discapacidad, incluidos los recursos auxiliares, a fin de ayudarles a
aumentar su nivel de autonomía en la vida cotidiana y a ejercer sus derechos.
1. Entre las medidas importantes para conseguir la igualdad de oportunidades, los
Estados deben proporcionar equipo y recursos auxiliares, asistencia personal y
servicios de intérprete según las necesidades de las personas con discapacidad.
2. Los Estados deben apoyar el desarrollo, la fabricación, la distribución y los servicios
de reparación del equipo y los recursos auxiliares, así como la difusión de los
conocimientos al respecto.
3. Con ese fin, deben aprovecharse los conocimientos técnicos de que se disponga
en general. En los Estados en que exista una industria de alta tecnología esta
debe utilizarse plenamente a fin de mejorar el nivel y la eficacia del equipo y
recursos auxiliares. Es importante estimular el desarrollo y la fabricación de recursos
auxiliares más sencillos y menos costosos en lo posible mediante la utilización de
materiales y medios de producción locales. Las personas con discapacidad podrían
participar en la fabricación de esos artículos.
4. Los Estados deben reconocer que todas las personas con discapacidad que
necesiten equipo o recursos auxiliares deben tener acceso a ellos según proceda,
incluida la capacidad financiera de procurárselos. Puede ser necesario que el equipo
y los recursos auxiliares se faciliten a gratuitamente o a un precio lo suficientemente
bajo para que dichas personas o sus familias puedan adquirirlos.
5. En los programas de rehabilitación para el suministro de dispositivos auxiliares y
equipo, los Estados deben considerar las necesidades especiales de las niñas y los
niños con discapacidad por lo que se refiere al diseño y a la durabilidad de los
dispositivos auxiliares y el equipo, así como a su idoneidad en relación con la
edad de los niños a los que se destinen.
6. Los Estados deben apoyar la elaboración y la disponibilidad de programas de
asistencia personal y de servicios de interpretación, especialmente para las personas
con discapacidades graves o múltiples. Dichos programas aumentarían el grado
de participación de las personas con discapacidad en la vida cotidiana en el hogar,
el lugar de trabajo, la escuela y durante su tiempo libre.
7. Los programas de asistencia personal deben concebirse de forma que las personas
con discapacidad que los utilicen ejerzan una influencia decisiva en la manera de
ejecutar dichos programas.
II. ESFERAS PREVISTAS PARA LA IGUALDAD DE PARTICIPACIÓN
Artículo 5. Posibilidades de acceso
Los Estados deben reconocer la importancia global de las posibilidades de acceso
dentro del proceso de lograr la igualdad de oportunidades en todas las esferas de la
sociedad. Para las personas con discapacidades de cualquier índole, los Estados deben
a) establecer programas de acción para que el entorno físico sea accesible y b) adoptar
medidas para garantizar el acceso a la información y la comunicación.
a) Acceso al entorno físico
1. Los Estados deben adoptar medidas para eliminar los obstáculos a la
participación en el entorno físico. Dichas medidas pueden consistir en elaborar
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Segunda
Parte
normas y directrices y en estudiar la posibilidad de promulgar leyes que aseguren
el acceso a diferentes sectores de la sociedad, por ejemplo, en lo que se refiere a
las viviendas, los edificios, los servicios de transporte público y otros medios de
transporte, las calles y otros lugares al aire libre.
2. Los Estados deben velar por que los arquitectos, los técnicos de la construcción
y otros profesionales que participen en el diseño y la construcción del entorno
físico puedan obtener información adecuada sobre la política en materia de
discapacidad y las medidas encaminadas a asegurar el acceso.
3. Las medidas para asegurar el acceso se incluirán desde el principio en el diseño
y la construcción del entorno físico.
4. Debe consultarse a las organizaciones de personas con discapacidad cuando se
elaboren normas y disposiciones para asegurar el acceso. Dichas organizaciones
deben asimismo participar en el plano local, desde la etapa de planificación
inicial, cuando se diseñen los proyectos de obras públicas, a fin de garantizar al
máximo las posibilidades de acceso.
b) Acceso a la información y la comunicación
5. Las personas con discapacidad y, cuando proceda, sus familias y quienes abogan
en su favor deben tener acceso en todas las etapas a una información completa
sobre el diagnóstico, los derechos y los servicios y programas disponibles. Esa
información debe presentarse en forma que resulte accesible para las personas
con discapacidad.
6. Los Estados deben elaborar estrategias para que los servicios de información y
documentación sean accesibles a diferentes grupos de personas con discapacidad.
A fin de proporcionar acceso a la información y la documentación escritas a las
personas con deficiencias visuales, deben utilizarse el sistema Braille, grabaciones
en cinta, tipos de imprenta grandes y otras tecnologías apropiadas. De igual
modo, deben utilizarse tecnologías apropiadas para proporcionar acceso a la
información oral a las personas con deficiencias auditivas o dificultades de
comprensión.
7. Se debe considerar la utilización del lenguaje por señas en la educación de los
niños sordos, así como en sus familias y comunidades. También deben prestarse
servicios de interpretación del lenguaje por señas para facilitar la comunicación
entre las personas sordas y las demás personas.
8. Deben tenerse en cuenta asimismo las necesidades de las personas con otras
discapacidades de comunicación.
9. Los Estados deben estimular a los medios de información, en especial a la
televisión, la radio y los periódicos, a que hagan accesibles sus servicios.
10. Los Estados deben velar por que los nuevos sistemas de servicios y de datos
informatizados que se ofrezcan al público en general sean desde un comienzo
accesibles a las personas con discapacidad, o se adapten para hacerlos accesibles
a ellas.
11. Debe consultarse a las organizaciones de personas con discapacidad cuando
se elaboren medidas encaminadas a proporcionar a esas personas acceso a los
servicios de información.
Cuaderno de
Promoción de
la Salud Nº 8
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Artículo 6. Educación
Los Estados deben reconocer el principio de la igualdad de oportunidades de educación
en los niveles primario, secundario y superior para los niños, los jóvenes y los adultos
con discapacidad en entornos integrados, y deben velar por que la educación de las
personas con discapacidad constituya una parte integrante del sistema de enseñanza.
1. La responsabilidad de la educación de las personas con discapacidad en entornos
integrados corresponde a las autoridades docentes en general. La educación de las
personas con discapacidad debe constituir parte integrante de la planificación
nacional de la enseñanza, la elaboración de planes de estudio y la organización
escolar.
2. La educación en las escuelas regulares requiere la prestación de servicios de
interpretación y otros servicios de apoyo apropiados. Deben facilitarse condiciones
adecuadas de acceso y servicios de apoyo concebidos para atender las necesidades
de personas con diversas discapacidades.
3. Los grupos de padres y las organizaciones de personas con discapacidad deben
participar en todos los niveles del proceso educativo.
4. En los Estados en que la enseñanza sea obligatoria, ésta debe impartirse a las niñas
y los niños aquejados de todos los tipos y grados de discapacidad, incluidos los
más graves.
5. Debe prestarse especial atención a los siguientes grupos:
(a) Niños muy pequeños con discapacidad
(b) Niños preescolares con discapacidad
(c) Adultos con discapacidad, sobre todo las mujeres.
6. Para que las disposiciones sobre instrucción de personas con discapacidad puedan
integrarse en el sistema de enseñanza general, los Estados deben:
(a) Contar con una política claramente formulada, comprendida y aceptada en las
escuelas y por la comunidad en general;
(b)Permitir que los planes de estudio sean flexibles y adaptables y que sea posible
añadirle distintos elementos según sea necesario;
(c) Proporcionar materiales didácticos de calidad y prever la formación constante
de personal docente y de Apoyo.
7. Los programas de educación integrada basados en la comunidad deben considerarse
métodos complementarios para facilitar a las personas con discapacidad una
formación y una educación económicamente viables. Los programas nacionales de
base comunitaria deben utilizarse para promover entre las comunidades la utilización
y ampliación de sus recursos a fin de proporcionar educación local a las personas
con discapacidad.
8. En situaciones en que el sistema de instrucción general no este aun en condiciones
de atender las necesidades de todas las personas con discapacidad, cabría analizar
la posibilidad de establecer la enseñanza especial, cuyo objetivo sería preparar a
los estudiantes para que se educaran en el sistema de enseñanza general. La calidad
de esa educación debe guiarse por las mismas normas y aspiraciones que las
aplicables a la enseñanza general y vincularse estrechamente con ésta. Como mínimo,
se debe asignar a los estudiantes con discapacidad el mismo porcentaje de recursos
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para la instrucción que el que se asigna a los estudiantes sin discapacidad. Los
Estados deben tratar de lograr la integración gradual de los servicios de enseñanza
especial en la enseñanza general. Se reconoce que, en algunos casos, la enseñanza
especial puede normalmente considerarse la forma más apropiada de impartir
instrucción a algunos estudiantes con discapacidad.
9. Debido a las necesidades particulares de comunicación de las personas sordas y de
las sordas y ciegas, tal vez sea más oportuno que se les imparta instrucción en
escuelas para personas con ecos problemas o en aulas y secciones especiales de las
escuelas de instrucción general. Al principio, sobre todo, habría que cuidar
especialmente de que la instrucción tuviera en cuenta las diferencias culturales a
fin de que las personas sordas o sordas y ciegas lograran una comunicación real y la
máxima autonomía.
Artículo 7. Empleo
Los Estados deben reconocer el principio de que las personas con discapacidad deben
estar facultades para ejercer sus derechos humanos, en particular en materia de empleo.
Tanto en las zonas rurales como en las urbanas debe haber igualdad de oportunidades
para obtener un empleo productivo y remunerado en el mercado de trabajo.
1. Las disposiciones legislativas y reglamentarias del sector laboral no deben
discriminar contra las personas con discapacidad ni interponer obstáculos a su
empleo.
2. Los Estados deben apoyar activamente la integración de las personas con
discapacidad en el mercado de trabajo. Este apoyo activo se podría lograr mediante
diversas medidas como, por ejemplo, la capacitación profesional, los planes de
cuotas basadas en incentivos, el empleo reservado, préstamos o subvenciones para
empresas pequeñas, contratos de exclusividad o derechos de producción prioritarios,
exenciones fiscales, supervisión de contratos u otro tipo de asistencia técnica y
financiera para las empresas que empleen a trabajadores con discapacidad. Los
Estados han de estimular también a los empleadores a que hagan asustes razonables
para dar cabida a personas con discapacidad.
3. Los programas de medidas estatales deben incluir:
(a) Medidas para diseñar y adaptar los lugares y locales de trabajo de forma que
resulten accesibles a las personas que tengan diversos tipos de discapacidad;
(b)Apoyo a la utilización de nuevas tecnologías y al desarrollo y la producción de
recursos, instrumentos y equipos auxiliares, y medidas para facilitar el acceso
de las personas con discapacidad a esos medios, a fin de que puedan obtener y
conservar su empleo;
(c) Prestación de servicios apropiados de formación y colocación y de apoyo como,
por ejemplo, asistencia personal y servicios de interpretación.
4. Los Estados deben iniciar y apoyar campañas de sensibilización con la finalidad de
lograr que se superen las actitudes negativas y los prejuicios relacionados con los
trabajadores aquejados de discapacidad.
5. En su calidad de empleadores, los Estados deben crear condiciones favorables
para el empleo de personas con discapacidad en el sector publico.
6. Los Estados, las organizaciones de trabajadores y los empleadores deben cooperar
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la Salud Nº 8
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para asegurar condiciones equitativas en materia de políticas de contratación y
ascenso, condiciones de empleo, tasas de remuneración, medidas encaminadas a
mejorar el ambiente laboral a fin de prevenir lesiones y deterioro de la salud, y
medidas para la rehabilitación de los empleados que hayan sufrido lesiones por
motivos laborales.
7. El objetivo debe ser siempre que las personas con discapacidad obtengan empleo
en el mercado de trabajo abierto. En el caso de las personas con discapacidad
cuyas necesidades no puedan atenderse en esa forma, cabe la opción de crear
pequeñas dependencias con empleos protegidos o reservados. Es importante que
la calidad de esos programas se evalúe en cuanto a su pertinencia y suficiencia para
crear oportunidades que permitan a las personas con discapacidad obtener empleo
en el mercado de trabajo.
8. Deben adoptarse medidas para incluir a personas con discapacidad en los programas
de formación y empleo en el sector privado y en el sector no estructurado.
9. Los Estados, las organizaciones de trabajadores y los empleadores deben cooperar
con las organizaciones de personas con discapacidad en todas las medidas
encaminadas a crear oportunidades de formación y empleo, en particular, el horario
flexible, la jornada parcial, la posibilidad de compartir un puesto, el empleo por
cuenta propia, y el cuidado de asistentes para las personas con discapacidad.
Artículo 8. Mantenimiento de los ingresos y seguridad social
Los Estados son responsables de las prestaciones de seguridad social y mantenimiento
del ingreso para las personas con discapacidad.
1. Los Estados deben velar por asegurar la prestación de apoyo adecuado en materia
de ingresos a las personas con discapacidad que, debido a la discapacidad o a
factores relacionados con ésta, hayan perdido temporalmente sus ingresos, reciban
un ingreso reducido o se hayan visto privadas de oportunidades de empleo. Los
Estados deben velar por que la prestación de apoyo tenga en cuenta los gastos en
que suelen incurrir las personas con discapacidad y sus familias como consecuencia
de su discapacidad.
2. En países donde exista o se esté estableciendo un sistema de seguridad social, de
seguros sociales u otro plan de bienestar social para la población en general, los
Estados deben velar por que dicho sistema no excluya a las personas con
discapacidad ni discrimine contra ellas.
3. Los Estados deben velar asimismo por que las personas que se dediquen a cuidar
a una persona con discapacidad tengan un ingreso asegurado o gocen de la
protección de la seguridad social.
4. Los sistemas de seguridad social deben prever incentivos para restablecer la
capacidad para generar ingresos de las personas con discapacidad. Dichos sistemas
deben proporcionar formación profesional o contribuir a su organización, desarrollo
y financiación. Asimismo, deben facilitar servicios de colocación.
5. Los programas de seguridad social deben proporcionar también incentivos para
que las personas con discapacidad busquen empleo a fin de crear o restablecer
sus posibilidades de generación de ingresos.
6. Los subsidios de apoyo a los ingresos deben mantenerse mientras persistan las
112
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Promoción de
la Salud Nº 8
Segunda
Parte
condiciones de discapacidad, de manera que no resulten un desincentivo para
que las personas con discapacidad busquen empleo. Sólo deben reducirse o darse
por terminados cuando esas personas logren un ingreso adecuado y seguro.
7. En países donde el sector privado sea el principal proveedor de la seguridad social,
los Estados deben promover entre las comunidades locales, las organizaciones de
bienestar social y las familias el establecimiento de medidas de autoayuda e
incentivos para el empleo de personas con discapacidad o para que esas personas
realicen actividades relacionadas con el empleo.
Artículo 9. Vida en familia e integridad personal
Los Estados deben promover la plena participación de las personas con discapacidad
en la vida en familia. También deben promover su derecho a la integridad personal y
velar por que la legislación no establezca discriminaciones contra las personas con
discapacidad en lo que se refiere a las relaciones sexuales, el matrimonio y la
procreación.
1. Las personas con discapacidad deben estar en condiciones de vivir con sus familias.
Los Estados deben estimular la inclusión en la orientación familiar de módulos
apropiados relativos a la discapacidad y a sus efectos para la vida en familia. A las
familias en que haya una persona con discapacidad se les deben facilitar servicios
de cuidados temporales o de atención a domicilio. Los Estados deben eliminar
todos los obstáculos innecesarios que se opongan a las personas que deseen cuidar
o adoptar a un niño o a un adulto con discapacidad.
2. Las personas con discapacidad no deben ser privadas de la oportunidad de
experimentar su sexualidad, tener relaciones sexuales o tener hijos. Teniendo en
cuenta que las personas con discapacidad pueden tropezar con dificultades para
casarse y para fundar una familia, los Estados deben promover el establecimiento
de servicios de orientación apropiados. Las personas con discapacidad deben tener
el mismo acceso que las demás a los métodos de planificación de la familia, así
como a información accesible sobre el funcionamiento sexual de su cuerpo.
3. Los Estados deben promover medidas encaminadas a modificar las actitudes
negativas ante el matrimonio, la sexualidad y la paternidad o maternidad de las
personas con discapacidad, en especial de las jóvenes y las mujeres con discapacidad,
que aún siguen prevaleciendo en la sociedad. Se debe exhortar a los medios de
información a que desempeñen un papel importante en la eliminación de las
mencionadas actitudes negativas.
4. Las personas con discapacidad y sus familias necesitan estar plenamente informadas
acerca de las precauciones que se deben tomar contra el abuso sexual y otras formas
de maltrato. Las personas con discapacidad son particularmente vulnerables al
maltrato en la familia, en la comunidad o en las instituciones y necesitan que se les
eduque sobre la manera de evitarlo para que puedan reconocer cuando han sido
víctimas de él y notificar dichos casos.
Artículo 10. Cultura
Los Estados deben velar por que las personas con discapacidad se integren y puedan
participar en las actividades culturales en condiciones de igualdad.
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Promoción de
la Salud Nº 8
113
1. Los Estados velarán por que las personas con discapacidad tengan oportunidad de
utilizar su capacidad creadora, artística e intelectual, no solamente para su propio
beneficio, sino también para enriquecer a su comunidad, tanto en las zonas urbanas
como en las rurales. Son ejemplos de tales actividades la danza, la música, la
literatura, el teatro, las artes plásticas, la pintura y la escultura. En los países en
desarrollo, en particular, se hará hincapié en las formas artísticas tradicionales y
contemporáneas, como el teatro de títeres, la declamación y la narración oral.
2. Los Estados deben promover el acceso de las personas con discapacidad a los
lugares en que se realicen actos culturales o en que se presten servicios culturales
tales como los teatros, los museos, los cines y las bibliotecas, y cuidar de que esas
personas puedan asistir a ellos.
3. Los Estados deben iniciar el desarrollo y la utilización de medios técnicos especiales
para que la literatura, las películas cinematográficas y el teatro sean accesibles a las
personas con discapacidad.
Artículo 11. Actividades recreativas y deportivas
Los Estados deben adoptar medidas encaminadas a asegurar que las personas con
discapacidad tengan igualdad de oportunidades para realizar actividades recreativas y
deportivas.
1. Los Estados deben iniciar medidas para que los lugares donde se llevan a cabo
actividades recreativas y deportivas, los hoteles, las playas, los estadios deportivos
y los gimnasios, entre otros, sean accesibles a las personas con discapacidad. Esas
medidas abarcaran el apoyo al personal encargado de programas de recreo y deportes,
incluso proyectos encaminados a desarrollar métodos para asegurar el acceso y
programas de participación, información y capacitación.
2. Las autoridades turísticas, las agencias de viaje, los hoteles, las organizaciones
voluntarias y otras entidades que participen en la organización de actividades
recreativas o de viajes turísticos deben ofrecer sus servicios a todo el mundo,
teniendo en cuenta las necesidades especiales de las personas con discapacidad.
Debe impartirse formación adecuada para poder contribuir a ese proceso.
3. Debe alentarse a las organizaciones deportivas a que fomenten las oportunidades
de participación de las personas con discapacidad en las actividades deportivas.
En algunos casos, las medidas encaminadas a asegurar el acceso podrían ser
suficientes para crear oportunidades de participación. En otros casos se precisarán
arreglos especiales o juegos especiales. Los Estados deberán apoyar la participación
de las personas con discapacidad en competencias nacionales e internacionales.
4. Las personas con discapacidad que participen en actividades deportivas deben
tener acceso a una instrucción y un entrenamiento de la misma calidad que los
demás participantes.
5. Los organizadores de actividades recreativas y deportivas deben consultar a las
organizaciones de personas con discapacidad cuando establezcan servicios para
dichas personas.
Artículo 12. Religión
Los Estados deben promover la adopción de medidas para la participación de las
114
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Promoción de
la Salud Nº 8
Segunda
Parte
personas con discapacidad en la vida religiosa de sus comunidades en un pie de igualdad.
1. Los Estados, en consulta con las autoridades religiosas, deben promover la adopción
de medidas para eliminar la discriminación y para que las actividades religiosas
sean accesibles a las personas con discapacidad.
2. Los Estados deben promover la distribución de información sobre cuestiones
relacionadas con la discapacidad entre las organizaciones e instituciones religiosas.
Los Estados también deben alentar a las autoridades religiosas a que incluyan
información sobre políticas en materia de discapacidad en los programas de
formación para el desempeño de profesiones religiosas y en los programas de
enseñanza religiosa.
3. También deben realizarse esfuerzos para que las personas con deficiencias sensoriales
tengan acceso a la literatura religiosa.
4. Los Estados o las organizaciones religiosas deben consultar a las organizaciones
de personas con discapacidad cuando elaboren medidas encaminadas a lograr la
participación de esas personas en actividades religiosas en un pie de igualdad.
III. MEDIDAS DE EJECUCIÓN
Artículo 13. Información e investigación
Los Estados deben asumir la responsabilidad final de reunir y difundir información
acerca de las condiciones de vida de las personas con discapacidad y fomentar la
amplia investigación de todos los aspectos, incluidos los obstáculos que afectan la
vida de las personas con discapacidad.
1. Los Estados deben reunir periódicamente estadísticas, desglosadas por sexo, y otras
informaciones acerca de las condiciones de vida de las personas con discapacidad.
Dichas actividades de reunión de datos pueden realizarse conjuntamente con los
censos nacionales y las encuestas por hogares, en estrecha colaboración con
universidades, institutos de investigación y organizaciones de personas con
discapacidad. Los cuestionarios deben incluir preguntas sobre los programas y
servicios y sobre su utilización.
2. Los Estados deben examinar la posibilidad de establecer una base de datos relativa
a la discapacidad, que incluya estadísticas sobre los servicios y programas disponibles
y sobre los distintos grupos de personas con discapacidad, teniendo presente la
necesidad de proteger la vida privada y la integridad personales.
3. Los Estados deben iniciar y fomentar programas de investigación sobre las cuestiones
sociales, económicas y de participación que influyan en la vida de las personas con
discapacidad y de sus familias. Dichas investigaciones deben abarcar las causas,
los tipos y la frecuencia de la discapacidad, la disponibilidad y eficacia de los
programas existentes, y la necesidad de desarrollar y evaluar los servicios y las
medidas de apoyo.
4. Los Estados deben elaborar y adoptar terminología y criterios para llevar a cabo
encuestas nacionales, en cooperación con las organizaciones que se ocupan de las
personas con discapacidad.
5. Los Estados deben facilitar la participación de las personas con discapacidad en la
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Promoción de
la Salud Nº 8
115
reunión de datos y en la investigación. Para la realización de esas investigaciones,
deben apoyar particularmente la contratación de personas con discapacidad
calificadas.
6. Los Estados deben apoyar el intercambio de experiencias y conclusiones derivadas
de las investigaciones.
7. Los Estados deben adoptar medidas para difundir información y conocimientos en
materia de discapacidad a todas las instancias políticas y administrativas a nivel
nacional, regional y local.
Artículo 14. Cuestiones normativas y de planificación
Los Estados deben velar por que las cuestiones relativas a la discapacidad se incluyan
en todas las actividades normativas y de planificación correspondientes del país.
1. Los Estados deben emprender y prever políticas adecuadas para las personas con
discapacidad en el plano nacional y deben estimular y apoyar medidas en los planos
regional y local.
2. Los Estados deben hacer que las organizaciones de personas con discapacidad
intervengan en todos los casos de adopción de decisiones relacionadas con los
planes y programas de interés para las personas con discapacidad o que afecten a
su situación económica y social.
3. Las necesidades y los intereses de las personas con discapacidad deben incorporarse
en los planes de desarrollo general en lugar de tratarse por separado.
4. La responsabilidad última de los Estados por la situación de las personas con
discapacidad no exime a los demás de la responsabilidad que les corresponda. Debe
exhortarse a los encargados de prestar servicios, organizar actividades o suministrar
información en la sociedad a que acepten la responsabilidad de lograr que las
personas con discapacidad tengan acceso a esos servicios.
5. Los Estados deben facilitar a las comunidades locales la elaboración de programas
y medidas para las personas con discapacidad. Una manera de conseguirlo consiste
en preparar manuales o listas de verificación, y en proporcionar programas de
capacitación para el personal local.
Artículo 15. Legislación
Los Estados tienen la obligación de crear las bases jurídicas para la adopción de medidas
encaminadas a lograr los objetivos de la plena participación y la igualdad de las personas
con discapacidad.
1. En la legislación nacional que consagra los derechos y deberes de los ciudadanos,
deben enunciarse también los derechos y deberes de las personas con discapacidad.
Los Estados tienen la obligación de velar por que las personas con discapacidad
puedan ejercer sus derechos, incluidos sus derechos civiles y políticos, en un pie de
igualdad con los demás ciudadanos. Los Estados deben procurar que las
organizaciones de personas con discapacidad participen en la elaboración de leyes
nacionales relativas a los derechos de las personas con discapacidad, así como en
la evaluación permanente de esas leyes.
2. Tal vez sea menester adoptar medidas legislativas para eliminar las condiciones
que pudieran afectar adversamente a la vida de las personas con discapacidad,
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Cuaderno de
Promoción de
la Salud Nº 8
Segunda
Parte
entre otras, el acoso y la victimización. Deberá eliminarse toda disposición
discriminatoria contra personas con discapacidad. La legislación nacional debe
establecer sanciones apropiadas en caso de violación de los principios de no
discriminación.
3. La legislación nacional relativa a las personas con discapacidad puede adoptar dos
formas diferentes. Los derechos y deberes pueden incorporarse en la legislación
general o figurar en una legislación especial. La legislación especial para las personas
con discapacidad puede establecerse de diversas formas:
(a) Promulgando leyes por separado que se refieran exclusivamente a las cuestiones
relativas a la discapacidad;
(b)Incluyendo las cuestiones relativas a la discapacidad en leyes sobre aspectos
concretos
(c) Mencionando concretamente a las personas con discapacidad en los textos que
sirvan para interpretar las disposiciones legislativas vigentes.Tal vez fuera
conveniente combinar algunas de esas posibilidades. Podría examinarse la
posibilidad de incluir disposiciones sobre acción afirmativa respecto de esos
grupos.
4. Los Estados podrían considerar la posibilidad de establecer mecanismos
reglamentarios oficiales para la presentación de demandas, a fin de proteger los
intereses de las personas con discapacidad.
Artículo 16. Política económica
La responsabilidad financiera de los programas y las medidas nacionales destinados a
crear igualdad de oportunidades para las personas con discapacidad corresponde a los
Estados.
1. Los Estados deben incluir las cuestiones relacionadas con la discapacidad en los
presupuestos ordinarios de todos los órganos de gobierno a nivel nacional, regional
y local.
2. Los Estados, las organizaciones no gubernamentales y otros órganos interesados
deben actuar de consuno para determinar la forma más eficaz de apoyar proyectos
y medidas que interesen a las personas con discapacidad.
3. Los Estados deben estudiar la posibilidad de aplicar medidas económicas, esto es,
préstamos, exenciones fiscales, subsidios con fines específicos y fondos especiales,
entre otros, para estimular y apoyar la participación en la sociedad de las personas
con discapacidad en un pie de igualdad.
4. En muchos Estados tal vez sea conveniente establecer un fondo de desarrollo para
cuestiones relacionadas con la discapacidad, que podría apoyar diversos proyectos
experimentales y programas de autoayuda en las comunidades.
Artículo 17. Coordinación de los trabajos
Los Estados tienen la responsabilidad de establecer comités nacionales de coordinación
o entidades análogas que centralicen a nivel nacional las cuestiones relacionadas con
la discapacidad.
1. El comité nacional de coordinación o las entidades análogas deben tener carácter
permanente y basarse en normas jurídicas y en un reglamento administrativo
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Promoción de
la Salud Nº 8
117
apropiado.
2. Para lograr una composición intersectorial y multidisciplinaria es probable que lo
más conveniente sea una combinación de representantes de organizaciones públicas
y privadas. Esos representantes podrían provenir de los ministerios correspondientes,
las organizaciones de personas con discapacidad y las organizaciones no
gubernamentales.
3. Las organizaciones de personas con discapacidad deben ejercer una influencia
apreciable sobre el comité nacional de coordinación, a fin de asegurar que sus
preocupaciones se transmitan debidamente.
4. El comité nacional de coordinación debe contar con la autonomía y los recursos
suficientes para el desempeño de sus funciones en relación con la capacidad de
adoptar decisiones y debe ser responsable ante la instancia superior de gobierno.
Artículo 18. Organizaciones de personas con discapacidad
Los Estados deben reconocer el derecho de las organizaciones de personas con
discapacidad a representar a esas personas en los planos nacional, regional y local.
Los Estados deben reconocer también el papel consultivo de las organizaciones de
personas con discapacidad en lo que se refiere a la adopción de decisiones cobre
cuestiones relativas a la discapacidad.
1. Los Estados deben promover y apoyar económicamente y por otros medios la
creación y el fortalecimiento de organizaciones que agrupen a personas con
discapacidad, a sus familiares y a otras personas que defiendan sus derechos. Los
Estados deben reconocer que esas organizaciones tienen un papel que desempeñar
en la elaboración de una política en materia de discapacidad.
2. Los Estados deben mantener una comunicación permanente con las organizaciones
de personas con discapacidad y asegurar su participación en la elaboración de las
políticas oficiales.
3. El papel de las organizaciones de personas con discapacidad puede consistir en
determinar necesidades y prioridades, participar en la planificación, ejecución y
evaluación de servicios y medidas relacionados con la vida de las personas con
discapacidad, contribuir a sensibilizar al público y a preconizar los cambios
apropiados.
4. En su condición de instrumentos de autoayuda, las organizaciones de personas
con discapacidad proporcionan y promueven oportunidades para el desarrollo de
aptitudes en diversas esferas, el apoyo mutuo entre sus miembros y el intercambio
de información.
5. Las organizaciones de personas con discapacidad pueden desarrollar su función
consultiva de muy diversas maneras, ya sea mediante su representación permanente
en los órganos directivos de los organismos financiados por el gobierno, ya sea
mediante su participación en comisiones públicas o el suministro de conocimientos
especializados sobre diferentes proyectos.
6. El papel consultivo de las organizaciones de personas con discapacidad debe ser
permanente a fin de desarrollar y profundizar el intercambio de opiniones y de
información entre el Estado y las organizaciones.
7. Esas organizaciones deben tener representación permanente en el comité nacional
118
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Promoción de
la Salud Nº 8
Segunda
Parte
de coordinación o en organismos análogos.
8. Se debe desarrollar y fortalecer el papel de las organizaciones locales de personas
con discapacidad para que puedan influir en las cuestiones a nivel comunitario.
Artículo 19. Capacitación del personal
Los Estados deben asegurar la adecuada formación, a todos los niveles, del personal
que participe en la planificación y el suministro de servicios y programas relacionados
con las personas con discapacidad.
1. Los Estados deben velar por que todas las autoridades que presten servicios en la
esfera de la discapacidad proporcionen formación adecuada a su personal.
2. En la formación de profesionales en la esfera de la discapacidad, así como en el
suministro de información sobre discapacidad en los programas de capacitación
general, debe reflejarse debidamente el principio de la plena participación e igualdad.
3. Los Estados deben elaborar programas de formación en consulta con las
organizaciones de personas con discapacidad, las que, a su vez, deben participar
como profesores, instructores o asesores en programas de formación del personal.
4. La formación de trabajadores de la comunidad tiene gran importancia estratégica,
sobre todo en los países en desarrollo. Debe impartirse también a las personas con
discapacidad e incluir el perfeccionamiento de los valores, la competencia y las
tecnologías adecuados así como de las aptitudes que puedan poner en practica las
personas con discapacidad, sus padres, sus familiares y los miembros de la
comunidad.
Artículo 20. Supervisión y evaluación a nivel nacional de los programas sobre
discapacidad en lo relativo a la aplicación de las Normas Uniformes
Los Estados son responsables de evaluar y supervisar con carácter permanente la
prestación de los servicios y la ejecución de los programas nacionales relativos al
logro de la igualdad de oportunidades para las personas con discapacidad.
1. Los Estados deben evaluar periódica y sistemáticamente los programas nacionales
en la esfera de la discapacidad y difundir tanto las bases como los resultados de
esas evaluaciones.
2. Los Estados deben elaborar y adoptar terminología y criterios sobre la evaluación
de servicios y programas relativos a la discapacidad.
3. Esos criterios y esa terminología deben elaborarse en estrecha cooperación con las
organizaciones de personas con discapacidad desde las primeras etapas de
formulación de conceptos y la planificación.
4. Los Estados deben participar en la cooperación internacional encaminada a elaborar
normas comunes para la evaluación nacional en la esfera de la discapacidad. Los
Estados deben alentar a los comités nacionales de coordinación a que también
participen.
5. La evaluación de los diversos programas en la esfera de la discapacidad debe
comenzar en la fase de planificación para que pueda determinarse la eficacia global
en la consecución de sus objetivos de políticas.
Cuaderno de
Promoción de
la Salud Nº 8
119
Artículo 21. Cooperación técnica y económica
Los Estados, tanto industrializados como en desarrollo, tienen la obligación de cooperar
y de adoptar medidas para mejorar las condiciones de vida de todas las personas con
discapacidad en los países en desarrollo.
1. Las medidas encaminadas a lograr la igualdad de oportunidades de las personas
con discapacidad, incluidos los refugiados con discapacidad, deben incorporarse
en los programas de desarrollo general.
2. Dichas medidas deben integrarse en todas las formas de cooperación técnica y
económica, bilateral y multilateral, gubernamental y no gubernamental. Los Estados
deben traer a colación las cuestiones relativas a la discapacidad en las deliberaciones
sobre dicha cooperación.
3. Al planificar y examinar programas de cooperación técnica y económica, debe
prestarse especial atención a los efectos de dichos programas para la situación de
las personas con discapacidad. Es sumamente importante que se consulte a las
personas con discapacidad y a sus organizaciones sobre todos los proyectos de
desarrollo destinados ellas. Unas y otras deben participar directamente en la
elaboración, ejecución y evaluación de dichos proyectos.
4. Entre las esferas prioritarias para la cooperación económica y técnica deben figurar:
(a) El desarrollo de los recursos humanos mediante el perfeccionamiento de los
conocimientos, las aptitudes, las posibilidades de las personas con discapacidad
y la iniciación de actividades generadoras de empleo para esas personas.
(b)El desarrollo y la difusión de tecnologías y conocimientos técnicos apropiados
en relación con la discapacidad.
5. Se exhorta, además, a los Estados a que apoyen el establecimiento y el
fortalecimiento de las organizaciones de personas con discapacidad.
6. Los Estados deben adoptar medidas para que el personal que participe, a todos los
niveles, en la administración de programas de cooperación técnica y económica
aumente sus conocimientos sobre las cuestiones relacionadas con la discapacidad.
Artículo 22. Cooperación internacional
Los Estados participaran activamente en la cooperación internacional relativa a la
aplicación de las normas para lograr la igualdad de oportunidades para las personas
con discapacidad.
1. En las Naciones Unidas, sus organismos especializados y otras organizaciones
intergubernamentales interesadas, los Estados deben participar en la elaboración
de una política relativa a la discapacidad.
2. Cuando proceda, los Estados deben incorporar las cuestiones relativas a la
discapacidad en las negociaciones de orden general sobre normas, intercambio de
información y programas de desarrollo, entre otras cosas.
3. Los Estados deben fomentar y apoyar el intercambio de conocimientos y experiencias
entre:
(a) Organizaciones no gubernamentales interesadas en cuestiones relativas a la
discapacidad;
(b)Instituciones de investigación y distintos investigadores cuya labor se relacione
con cuestiones relativas a la discapacidad;
120
Cuaderno de
Promoción de
la Salud Nº 8
Segunda
Parte
(c) Representantes de programas sobre el terreno y de grupos profesionales en la
esfera de la discapacidad;
(d)Organizaciones de personas con discapacidad; y
(e) Comités nacionales de coordinación.
4. Los Estados deben procurar que las Naciones Unidas y sus organismos
especializados, así como todos los órganos intergubernamentales e
interparlamentarios de carácter mundial y regional, incluyan en su labor a las
organizaciones mundiales y regionales de personas con discapacidad.
IV. MECANISMO DE SUPERVISIÓN
1. La finalidad del mecanismo de supervisión es promover la aplicación efectiva de
las Normas Uniformes. Dicho mecanismo prestará asistencia a todos los Estados
en la evaluación de su grado de aplicación de las Normas Uniformes y en la medición
de los progresos que se alcancen. La supervisión debe ayudar a determinar los
obstáculos y a sugerir medidas idóneas que contribuyan a una aplicación eficaz de
las Normas. El mecanismo de supervisión tendrá en cuenta las características
económicas, sociales y culturales que existen en cada uno de los Estados. Un
elemento importante debe ser también la prestación de servicios de consultoría y
el intercambio de experiencias e información entre los Estados.
2. Las Normas Uniformes sobre la igualdad de oportunidades para las personas con
discapacidad deben supervisarse dentro del marco de los períodos de sesiones de
la Comisión de Desarrollo Social. En caso necesario, se nombrará por un período
de tres años y con cargo a los recursos presupuestarios, a un relator especial que
cuente con amplia experiencia en materia de discapacidad y en organizaciones
internacionales para que supervise la aplicación de las Normas Uniformes.
3. Se invitará a organizaciones internacionales de personas con discapacidad
reconocidas como entidades consultivas por el Consejo Económico y Social y a
organizaciones que representen a personas con discapacidad que todavía no hayan
formado sus propias organizaciones a que, teniendo en cuenta los diferentes tipos
de discapacidad y la necesaria distribución geográfica equitativa, integren un grupo
de expertos, en el cual dichas organizaciones tendrán mayoría, con el cual el Relator
Especial y, cuando proceda, la Secretaría, puedan celebrar consultas.
4. El Relator Especial exhortará al grupo de expertos a que examine la promoción,
aplicación y supervisión de las Normas Uniformes, comunique los resultados y
proporcione asesoramiento y sugerencias al respecto.
5. El Relator Especial enviará una lista de preguntas a los Estados, a las entidades
del sistema de las Naciones Unidas y a las organizaciones intergubernamentales y
no gubernamentales, incluidas las organizaciones de personas con discapacidad.
La lista de preguntas debe referirse a los planes de aplicación de las Normas
Uniformes en los Estados. Las preguntas deben ser de carácter selectivo y abarcar
un número determinado de normas específicas para hacer una evaluación a fondo.
El Relator Especial debe prepararlas en consulta con el grupo de expertos y la
Secretaría.
6. El Relator Especial procurará entablar un diálogo directo no sólo con los Estados
Cuaderno de
Promoción de
la Salud Nº 8
121
sino también con las organizaciones no gubernamentales locales, y recabará sus
opiniones y observaciones sobre toda información que se proyecte incluir en los
informes. El Relator Especial prestará asesoramiento sobre la aplicación y
supervisión de las Normas Uniformes, y ayudará a preparar las respuestas a las
listas de preguntas.
7. El Departamento de Coordinación de Políticas y Desarrollo Sostenible de la
Secretaría, en su calidad de centro de coordinación de las Naciones Unidas sobre
las cuestiones relativas a la discapacidad, y el Programa de las Naciones Unidas
para el Desarrollo y otras entidades y mecanismos del sistema de las Naciones
Unidas, como las comisiones regionales, los organismos especializados y las
reuniones entre organismos, cooperarán con el Relator Especial en la aplicación y
supervisión de las Normas Uniformes en el plano nacional.
8. El Relator Especial, con ayuda de la Secretaría, preparará informes que serán
presentados a la Comisión de Desarrollo Social en sus períodos de sesiones 34° y
35°. Al preparar esos informes, el Relator Especial consultará al grupo de expertos.
9. Los Estados deben alentar a los comités nacionales de coordinación o a los
organismos análogos a que participen en la aplicación y vigilancia. En su calidad
de centros de coordinación de los asuntos relativos a la discapacidad en el plano
nacional, debe exhortárseles a que establezcan procedimientos destinados a
coordinar la vigilancia de las Normas Uniformes. Es menester estimular a las
organizaciones de personas con discapacidad a que participen activamente en la
vigilancia a todos los niveles del proceso.
10. Si se dispusiera de recursos extrapresupuestarios, debería crearse uno o más puestos
de Asesor Interregional sobre las Normas Uniformes a fin de prestar servicios
directos a los Estados, por ejemplo, en:
(a) La organización de seminarios nacionales y regionales de formación sobre el
contenido de las Normas Uniformes;
(b)La elaboración de directrices en apoyo de las estrategias para la aplicación de
las Normas Uniformes y
(c) La difusión de información cobre las prácticas óptimas en cuanto a la aplicación
de las Normas Uniformes.
11. En su 34º período de sesiones, la Comisión de Desarrollo Social establecerá un
grupo de trabajo de composición abierta encargado de examinar el informe del
Relator Especial y de formular recomendaciones sobre formas de mejorar la
aplicación de las Normas Uniformes. Al examinar el informe del Relator Especial,
la Comisión de Desarrollo Social, por conducto de su grupo de trabajo de
composición abierta, celebrará consultas con las organizaciones internacionales
de personas con discapacidad y con los organismos especializados, de conformidad
con los artículos 71º y 76º del reglamento de las comisiones orgánicas del Consejo
Económico y Social.
12. En el período de sesiones siguiente a la terminación del mandato del Relator
Especial, la Comisión examinará la posibilidad ya sea de renovar ese mandato, de
nombrar a un nuevo Relator Especial o de establecer otro mecanismo de vigilancia,
y formulará las recomendaciones apropiadas al Consejo Económico y Social.
13. Con objeto de promover la aplicación de las Normas Uniformes, debe alentarse a
los Estados a que contribuyan al Fondo de las Naciones Unidas para los Impedidos.
122
Cuaderno de
Promoción de
la Salud Nº 8
Segunda
Parte
DECLARACIÓN DE CARACAS SOBRE LA REESTRUCTURACIÓN DE LA
ATENCIÓN PSIQUIÁTRICA EN LA ATENCIÓN PRIMARIA - 1990
Las organizaciones, asociaciones, autoridades de salud, profesionales de salud mental,
legisladores y juristas reunidos en la Conferencia Regional para la Reestructuración de la
Atención Psiquiátrica dentro de los Sistemas Locales de Salud.
Notando,
1. Que la atención psiquiátrica convencional no permite alcanzar los objetivos
compatibles con una atención comunitaria, descentralizada, participativa, integral,
continua y preventiva;
2. Que el hospital psiquiátrico, como única modalidad asistencial, obstaculiza el logro
de los objetivos antes mencionados al:
a) Aislar al enfermo de su medio, generando de esa manera mayor discapacidad
social,
b) Crear condiciones desfavorables que ponen en peligro los derechos humanos y
civiles del enfermo,
c) Requerir la mayor parte de los recursos financieros y humanos asignados por los
países a los servicios de salud mental,
d) Impartir una enseñanza insuficientemente vinculada con las necesidades de salud
mental de las poblaciones, de los servicios de salud y otros sectores.
Considerando,
1. Que la Atención Primaria de Salud es la estrategia adoptada por la Organización
Mundial de la Salud y la Organización Panamericana de la Salud, y refrendada por
los países miembros para lograr la meta Salud para Todos en el Año 2000;
2. Que los Sistemas Locales de Salud (SILOS) han sido establecidos por los países de
la Región para facilitar el logro de esa meta, por cuanto ofrecen mejores condiciones
para desarrollar programas basados en las necesidades de la población de
características descentralizadas, participativas y preventivas;
3. Que los programas de Salud Mental y Psiquiatría deben adaptarse a los principios
y orientaciones que fundamentan esas estrategias y modelos de organización de la
atenci6n de salud.
Declaran:
1. Que la reestructuración de la atención psiquiátrica ligada a la Atención Primaria
Cuaderno de
Promoción de
la Salud Nº 8
123
2.
3.
4.
5.
6.
de Salud en los marcos de los Sistemas Locales de Salud permite la promoción de
modelos alternativos centrados en la comunidad y dentro de sus redes sociales;
Que la reestructuración de la atención psiquiátrica en la Región implica la revisión
critica del papel hegemónico y centralizador del hospital psiquiátrico en la prestación
de servicios;
Que los recursos, cuidados y tratamiento provistos deben:
a) Salvaguardar, invariablemente, la dignidad personal y los derechos humanos y
civiles.
b) Estar basado en criterios racionales y técnicamente adecuados.
c) Propender a la permanencia del enfermo en su medio comunitario.
Que las legislaciones de los países deben ajustarse de manera que:
a) Aseguren el respeto de los derechos humanos y civiles de los enfermos mentales.
b) Promuevan la organizaci6n de servicios comunitarios de salud mental que
garanticen su cumplimiento.
Que la capacitación del recurso humano en Salud Mental y Psiquiatría debe hacerse
apuntando a un modelo cuyo eje pasa por el servicio de salud comunitaria y propicia
la internación psiquiátrica en los hospitales generales, de acuerdo con los principios
rectores que fundamentan esta reestructuración;
Que las organizaciones, asociaciones y demás participantes de esta Conferencia se
comprometen mancomunada y solidariamente a abogar y desarrollar en los países
programas que promuevan la reestructuración, y al monitoreo y defensa de los
derechos humanos de los enfermos mentales de acuerdo a las legislaciones
nacionales y los compromisos internacionales respectivos.
Para lo cual, Instan:
A los ministerios de Salud y de Justicia, a los parlamentos, los sistemas de Seguridad Social
y otros prestadores de servicios, las organizaciones profesionales, las asociaciones de
usuarios, universidades y otros centros de capacitación y a los medios de comunicación a
que apoyen la reestructuración de la atención psiquiátrica asegurando así su exitoso desarrollo
para el beneficio de las poblaciones de la Región.
* Este es el texto de la Declaración adoptada el 14 de noviembre 1990 por la Conferencia sobre la
Reestructuración de la Atención Psiquiátrica en América Latina dentro de los Sistema Locales de Salud
(SILOS). Convocada por la Organización Mundial de la Salud/Organización Panamericana de la
Salud (OMS/OPS) con el apoyo técnico y financiero del Instituto de Investigaciones Mario Negri de
Mi1án, del Centro Colaborador en Salud Mental de la OMS, y el auspicio de las siguientes entidades:
Asociación Mundial de Psiquiatría
Asociación Psiquiátrica de América Latina
Centro Colaborador en Salud Mental de la OMS, Universidad de Umea, Suecia
Centro de Estudios e Investigación en Salud Mental de la Región de Friuli, Trieste, Italia
Comisión Interamericana de Derechos Humanos, Organización de Estados Americanos (OEA)
Consejería de Sanidad de Asturias, España
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Cuaderno de
Promoción de
la Salud Nº 8
Segunda
Parte
Diputación Provincial de Valencia, Servicio de Salud Mental. Valencia, España
Dirección General de Ordenación Sanitaria de la Comunidad de Andalucía, España
Instituto Andaluz de Salud Mental
Federación Mundial de Salud
Servicio de Psiquiatría de la Unidad Sanitaria Local de Livorno, Italia
Servicio Psiquiátrico del Servicio Sanitario de Reggio Emilia, Italia
Sociedad Interamericana de Psicología
Sociedad Venezolana de Psiquiatría
Participaron en la reunión representantes de las entidades patrocinantes, juristas, miembros de los parlamentos
de Brasil, Chile, Ecuador, España, Mendoza (Argentina), México, Panamá, República Dominicana,
Uruguay y Venezuela; y delegaciones técnicas de Brasil, Colombia, Costa Rica, Curazao, Chile, Ecuador,
Estados Unidos de América, México, Nicaragua, Panamá, República Dominicana, Uruguay y Venezuela.
Cuaderno de
Promoción de
la Salud Nº 8
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RECOMENDACIÓN DE LA COMISIÓN INTERAMERICANA DE DERECHOS
HUMANOS SOBRE LA PROMOCIÓN Y PROTECCIÓN DE LOS DERECHOS DE
LAS PERSONAS CON DISCAPACIDAD MENTAL
En 1990, la Organización Panamericana de la Salud (OPS/OMS), oficina regional de la
Organización Mundial de la Salud (OMS) y organismo especializado de la Organización de
los Estados Americanos (OEA), auspició la Conferencia Regional para la Reestructuración
de la Atención Psiquiátrica en América Latina, donde la CIDH participó como copatrocinadora, y en la cual se adoptó la Declaración de Caracas.1
La Declaración de Caracas también establece estándares de protección en materia de derechos
humanos y salud mental. Con relación a la atención psiquiátrica señala “que los recursos,
cuidados y tratamientos provistos deben salvaguardar, invariablemente, la dignidad personal
y los derechos humanos y civiles y propender a la permanencia del enfermo en su medio
comunitario…”. En esta Declaración también se recomienda que las legislaciones de los
países se ajusten “…de manera que aseguren el respeto de los derechos humanos y civiles
de los enfermos mentales”.
La Asamblea General de las Naciones Unidas aprobó en 1991 los Principios para la
Protección de los Enfermos Mentales y para el Mejoramiento de la Atención de la Salud
Mental2 (Principios de Salud Mental). Estos principios son considerados como el estándar
internacional más completo y detallado en lo que se refiere a la protección de los derechos
de las personas con discapacidad mental y constituyen una guía importante para los Estados
en la tarea de delinear y/o reformar los sistemas de salud mental.
La CIDH tomó conocimiento de la Resolución CD.40.R19, aprobada por el Consejo
Directivo de la OPS/OMS el 26 de septiembre de 1997, en la que este organismo exhorta a
los Estados miembros a que se esfuercen por mejorar la legislación que protege los derechos
humanos de las personas con discapacidad mental.3
1 En 1990 la Organización Panamericana de la Salud (OPS/OMS) convocó a distintas organizaciones, asociaciones,
profesionales de la salud mental y juristas a la Conferencia Regional para la Reestructuración de la Atención Psiquiátrica
en América Latina (1990), celebrada en Caracas, Venezuela. En el marco de esta Conferencia se aprobó la Declaración de
Caracas. Una reproducción completa de la Declaración de Caracas puede ser consultada en Itzak Levav, Helena Restrepo
y Carlyle Guerra de Macedo, The Restructuring of Psychiatric Care in Latin America: A new policy for Mental Health
services, 15 J. PUBLIC HEALTH & POLICY, p. 71 (1994).
2 Principios para la Protección de los Enfermos Mentales y para el Mejoramiento de la Atención de la Salud Mental, G.A.
Res. 119, U.N. GAOR, 46 Sesión, Supp No. 49, Anexo, p. 188-192. U.N. Doc.A/46/49 (1991).
3 Ver I. Levav & R. González Uzcátegui, Rights of Persons with mental illness in Central America, 101 ACTA
PSYCHIATRICA SCANDINAVICA, p.84 (2000).
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Cuaderno de
Promoción de
la Salud Nº 8
Segunda
Parte
De acuerdo a la OPS/OMS,4 al Centro de Derechos Humanos de las Naciones Unidas5 y a
la Comisión de Derechos Humanos de las Naciones Unidas6 las libertades fundamentales y
derechos más frecuentemente violados en hospitales psiquiátricos incluyen el derecho a ser
tratado con humanidad y respeto, el derecho a una admisión voluntaria, el derecho a la
privacidad, la libertad de comunicación, derecho a recibir tratamiento en la comunidad,
derecho a proporcionar consentimiento informado antes de recibir cualquier tratamiento y
el derecho a recurrir a un tribunal independiente e imparcial que determine la legalidad de la
detención en un hospital psiquiátrico.
La Comisión ha verificado que en las Américas, los usuarios, sus familiares, personal de
salud mental, abogados, jueces y demás personas involucradas en la promoción y protección
de la salud mental tienen un conocimiento limitado de los estándares internacionales y
normas convencionales que protegen los derechos de las personas con discapacidad mental
y, además, que estos estándares y normas convencionales no han sido, en la mayoría de los
casos, incorporados en las legislaciones nacionales.
En abril de 1999, la Comisión Interamericana de Derechos Humanos aprobó el Informe N°
63/99 con relación a un paciente mental,7 en el cual se señala que es pertinente utilizar
estándares especiales para determinar si se ha cumplido con las normas convencionales en
casos que involucran a prisioneros o pacientes mentales recluídos en hospitales psiquiátricos
por ser considerados un grupo especialmente vulnerable. En este informe, la CIDH interpretó
las normas de la Convención Americana que consagran el derecho a la integridad personal,
el derecho a la vida y el derecho a la protección judicial a la luz de los Principios de Salud
Mental. La CIDH, en el mismo informe, coincidió con la postura de la Corte Europea de
Derechos Humanos, según la cual el estado de salud de la víctima es un factor relevante al
momento de determinar si se inflingieron penas o tratamientos inhumanos o degradantes y
por lo tanto concluyó que el encarcelamiento de una persona con discapacidad mental bajo
condiciones deplorables y sin tratamiento médico puede llegar a constituir tratamiento
inhumano o degradante, prohibido por el artículo 5(2) de la Convención Americana sobre
Derechos Humanos.
En el informe N° 63/99 la CIDH también concluyó que las personas que padecen
discapacidad mental no se encuentran en condiciones de manejar su propia persona y
consecuentemente requieren de cuidados, tratamiento y control para su propia protección.
4 Diagnóstico sobre el estado de los derechos humanos de las personas con enfermedad mental en países de Centro
América, Informe Final, Tegucigalpa, Julio 1998, Organización Panamericana de la Salud/Organización Mundial de la
Salud. Este informe diagnosticó la situación en cinco países: Costa Rica, El Salvador, Honduras, Nicaragua y Panamá.
5 United Nations, Centre for Human Rights, Study Series Human Rights and Disabled Persons, 1993, p. 27 (Special
Rapporteur Leandro Despouy).
6 United Nations, Economic and Social Council, Commission on Human Rights, Sub-Commission on Prevention of
Discrimination and Protection of Minorities; Principles, Guidelines and Guarantees for the Protection of Persons
Detained on Grounds of Mental Ill-Health or Suffering from Mental Disorder, U.N. Doc. E/CN.4/Sub.2/1983/17,
págs. 24-27 (Special Rapporteur Erica Irene Daes).
7 CIDH, Informe N° 63/99, Caso N° 11.427 (Víctor Rosario Congo), Ecuador. Informe Anual 1998.
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Promoción de
la Salud Nº 8
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Por todo lo cual,
LA COMISIÓN INTERAMERICANA DE DERECHOS HUMANOS,
RECOMIENDA:
A los Estados
1. Ratificar la Convención Interamericana para la Eliminación de todas las Formas
de Discriminación de las Personas con Discapacidad, adoptada por la Asamblea
General de la OEA el 8 de junio de 1999, cuyos objetivos son la prevención y la
eliminación de todas las formas de discriminación contra las personas con
discapacidad física o mental y propiciar su plena integración en la sociedad.
2. Tomar medidas de carácter legislativo, judicial, administrativo, educativo y de otra
índole para diseminar por medios apropiados y dinámicos (entre autoridades
gubernamentales, ONGs, profesionales de salud mental, abogados, jueces y otras
personas involucradas en la promoción de políticas de salud mental) los estándares
internacionales y normas convencionales de derechos humanos que protegen las
libertades fundamentales y derechos civiles, políticos, económicos, sociales y
culturales de las personas con discapacidad mental.
3. Reformar las leyes existentes en materia de salud mental o discapacidad en general
y, si éstas no existen, crear leyes que garanticen el respeto de las libertades
fundamentales y los derechos humanos de las personas con discapacidad mental y
sus familiares, incorporando en las mismas los estándares internacionales y las
normas convencionales de derechos humanos que protegen a las personas con
discapacidad mental.
4. Promover e implementar a través de legislación y planes nacionales de salud mental
la organización de servicios comunitarios de salud mental cuyos objetivos sean la
plena integración de las personas con discapacidad mental en la sociedad y la
participación de organizaciones profesionales, asociaciones de usuarios y familiares,
sus amistades, organizaciones de asistencia social y otros miembros de la comunidad
en la rehabilitación del paciente mental.
5. Promover a nivel de sus Defensorías de los Habitantes u Ombudsman la creación de
iniciativas específicas para la defensa de los derechos humanos de las personas con
discapacidad mental.
6. Adoptar las medidas que sean necesarias para que en todas las instituciones de
salud mental se expongan los derechos del paciente mental en lugares visibles tales
como salas de espera, servicios de admisión y otros lugares frecuentados por
familiares y pacientes.
7. Apoyar la creación de organismos que supervisen el cumplimiento con las normas
de derechos humanos en todas las instituciones y servicios de atención psiquiátrica
cuyas actividades involucren a pacientes, sus familiares, representantes de los
pacientes y personal de salud mental.
8. Establecer mecanismos de concientización, educación pública (preparación y
divulgación de material educativo, tales como folletos, afiches, videos, etc.) y
acciones tendientes a combatir la estigmatización y discriminación de las personas
con discapacidad mental, a través de organizaciones estatales y ONGs, de
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Cuaderno de
Promoción de
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Segunda
Parte
conformidad con los estándares internacionales y normas convencionales que
protegen a estas personas.
A todas las partes involucradas en la promoción de la salud mental (comités
institucionales de defensa, asociaciones de psiquiatras, psicólogos, trabajadores
sociales, enfermeras, agrupaciones cívicas, ONGs, asociaciones de usuarios y
familiares, abogados, estudiantes de derecho, etc.)
1. Que se involucren activamente en la defensa de los derechos humanos de las
personas con discapacidad mental, incluyendo en sus programas acciones concretas.
2. Que divulguen los estándares internacionales y normas convencionales que protegen
los derechos de las personas con discapacidad mental a través de reuniones,
congresos, publicaciones científicas o campañas educativas, utilizando todos los
medios de comunicación social disponibles.
3. Que hagan un esfuerzo para celebrar todos los años el 10 de octubre, declarado
Día Mundial de la Salud Mental por la OMS, y aprovechen esta ocasión para
promocionar los derechos del paciente mental.
4. Que coordinen acciones con los ministerios de Salud, cajas de Seguridad Social,
centros de salud, Defensorías de los Habitantes y demás entidades gubernamentales
encargadas de implementar políticas de salud mental para proteger los derechos de
las personas con discapacidad mental.
A los usuarios y sus familiares:
1. Que estén conscientes de que las personas con discapacidad mental tienen los
mismos derechos y libertades fundamentales que el resto de los seres humanos y
que existen principios internacionales que protegen a estas personas, especialmente
debido a su particular condición de vulnerabilidad e impotencia.
Aprobado por la Comisión en su 111º período extraordinario de sesiones, el 4 de
abril de 2001.
Cuaderno de
Promoción de
la Salud Nº 8
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CONVENCIÓN INTERAMERICANA PARA LA ELIMINACIÓN DE TODAS LAS
FORMAS DE DISCRIMINACIÓN CONTRA LAS PERSONAS CON DISCAPACIDAD
(APROBADA EN AL PRIMERA SESIÓN PLENARIA, CELEBRADA EL 7 DE JUNIO
DE 1999)
LOS ESTADOS PARTE EN LA PRESENTE CONVENCIÓN,
Reafirmando que las personas con discapacidad tienen los mismos derechos humanos y
libertades fundamentales que otras personas, y que estos derechos, incluido el de no verse
sometidos a discriminación fundamentada en la discapacidad, dimanan de la dignidad y la
igualdad que son inherentes a todo ser humano;
Considerando que la Carta de la Organización de los Estados Americanos, en su artículo 3,
inciso j) establece como principio que «la justicia y la seguridad sociales son bases de una
paz duradera»;
Preocupados por la discriminación de que son objeto las personas en razón de su discapacidad;
Teniendo presente el Convenio sobre la Readaptación Profesional y el Empleo de Personas
Inválidas de la Organización Internacional del Trabajo (Convenio 159); la Declaración de
los Derechos del Retrasado Mental (AG.26/2856, del 20 de diciembre de 1971); la
Declaración de los Derechos de los Impedidos de las Naciones Unidas (Resolución Nº
3447, del 9 de diciembre de 1975); el Programa de Acción Mundial para las Personas con
Discapacidad, aprobado por la Asamblea General de las Naciones Unidas (Resolución 37/
52, del 3 de diciembre de 1982); el Protocolo Adicional de la Convención Americana sobre
Derechos Humanos en Materia de Derechos Económicos, Sociales y Culturales «Protocolo
de San Salvador» (1988); los Principios para la Protección de los Enfermos Mentales y para
el Mejoramiento de la Atención de la Salud Mental (AG.46/119, del 17 de diciembre de
1991); la Declaración de Caracas de la Organización Panamericana de la Salud; la Resolución
sobre la Situación de las Personas con Discapacidad en el Continente Americano (AG/
RES. 1249 (XXIII-O/93)); las Normas Uniformes sobre Igualdad de Oportunidades para
las Personas con Discapacidad (AG.48/96, del 20 de diciembre de 1993); la Declaración de
Managua, de diciembre de 1993; la Declaración de Viena y Programa de Acción, aprobados
por la Conferencia Mundial de las Naciones Unidas sobre Derechos Humanos (157/93); la
Resolución sobre la Situación de los Discapacitados en el Continente Americano (AG/
RES. 1356 (XXV-O/95)); y el Compromiso de Panamá con las Personas con Discapacidad
en el Continente Americano (Resolución AG/RES. 1369 (XXVI-O/96); y
Comprometidos a eliminar la discriminación, en todas sus formas y manifestaciones, contra
las personas con discapacidad,
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Cuaderno de
Promoción de
la Salud Nº 8
Segunda
Parte
Han convenido lo siguiente:
Artículo I
Para los efectos de la presente Convención, se entiende por:
1. Discapacidad
El término «discapacidad» significa una deficiencia física, mental o sensorial, ya sea
de naturaleza permanente o temporal, que limita la capacidad de ejercer una o más
actividades esenciales de la vida diaria, que puede ser causada o agravada por el entorno
económico y social.
2. Discriminación contra las personas con discapacidad
a) El término «discriminación contra las personas con discapacidad» significa toda
distinción, exclusión o restricción basada en una discapacidad, antecedente de
discapacidad, consecuencia de discapacidad anterior o percepción de una
discapacidad presente o pasada, que tenga el efecto o propósito de impedir o anular
el reconocimiento, goce o ejercicio por parte de las personas con discapacidad, de
sus derechos humanos y libertades fundamentales.
b) No constituye discriminación la distinción o preferencia adoptada por un Estado
parte a fin de promover la integración social o el desarrollo personal de las personas
con discapacidad, siempre que la distinción o preferencia no limite en sí misma el
derecho a la igualdad de las personas con discapacidad y que los individuos con
discapacidad no se vean obligados a aceptar tal distinción o preferencia. En los
casos en que la legislación interna prevea la figura de la declaratoria de interdicción,
cuando sea necesaria y apropiada para su bienestar, ésta no constituirá
discriminación.
Artículo II
Los objetivos de la presente Convención son la prevención y eliminación de todas las formas
de discriminación contra las personas con discapacidad y propiciar su plena integración en
la sociedad.
Artículo III
Para lograr los objetivos de esta Convención, los Estados parte se comprometen a:
1. Adoptar las medidas de carácter legislativo, social, educativo, laboral o de cualquier
otra índole, necesarias para eliminar la discriminación contra las personas con
discapacidad y propiciar su plena integración en la sociedad, incluidas las que se
enumeran a continuación, sin que la lista sea taxativa:
a) Medidas para eliminar progresivamente la discriminación y promover la
integración por parte de las autoridades gubernamentales y/o entidades privadas
en la prestación o suministro de bienes, servicios, instalaciones, programas y
actividades, tales como el empleo, el transporte, las comunicaciones, la vivienda,
Cuaderno de
Promoción de
la Salud Nº 8
131
la recreación, la educación, el deporte, el acceso a la justicia y los servicios
policiales, y las actividades políticas y de administración;
b) Medidas para que los edificios, vehículos e instalaciones que se construyan o
fabriquen en sus territorios respectivos faciliten el transporte, la comunicación
y el acceso para las personas con discapacidad;
c) Medidas para eliminar, en la medida de lo posible, los obstáculos arquitectónicos,
de transporte y comunicaciones que existan, con la finalidad de facilitar el acceso
y uso para las personas con discapacidad; y
d) Medidas para asegurar que las personas encargadas de aplicar la presente
Convención y la legislación interna sobre esta materia estén capacitadas para
hacerlo.
2. Trabajar prioritariamente en las siguientes áreas:
a) La prevención de todas las formas de discapacidad prevenibles;
b) La detección temprana e intervención, tratamiento, rehabilitación, educación,
formación ocupacional y el suministro de servicios globales para asegurar un
nivel óptimo de independencia y de calidad de vida para las personas con
discapacidad; y
c) La sensibilización de la población, a través de campañas de educación
encaminadas a eliminar prejuicios, estereotipos y otras actitudes que atentan
contra el derecho de las personas a ser iguales, propiciando de esta forma el
respeto y la convivencia con las personas con discapacidad.
Artículo IV
Para lograr los objetivos de esta Convención, los Estados parte se comprometen a:
1. Cooperar entre sí para contribuir a prevenir y eliminar la discriminación contra las
personas con discapacidad.
2. Colaborar de manera efectiva en:
a) La investigación científica y tecnológica relacionada con la prevención de las
discapacidades, el tratamiento, la rehabilitación e integración a la sociedad de
las personas con discapacidad; y
b) El desarrollo de medios y recursos diseñados para facilitar o promover la vida
independiente, autosuficiencia e integración total, en condiciones de igualdad,
a la sociedad de las personas con discapacidad.
Artículo V
1. Los Estados parte promoverán, en la medida en que sea compatible con sus
respectivas legislaciones nacionales, la participación de representantes de
organizaciones de personas con discapacidad, organizaciones no gubernamentales
que trabajan en este campo o, si no existieren dichas organizaciones, personas con
discapacidad, en la elaboración, ejecución y evaluación de medidas y políticas para
aplicar la presente Convención.
2. Los Estados parte crearán canales de comunicación eficaces que permitan difundir
entre las organizaciones públicas y privadas que trabajan con las personas con
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Cuaderno de
Promoción de
la Salud Nº 8
Segunda
Parte
discapacidad los avances normativos y jurídicos que se logren para la eliminación
de la discriminación contra las personas con discapacidad.
Artículo VI
1. Para dar seguimiento a los compromisos adquiridos en la presente Convención se
establecerá un Comité para la Eliminación de todas las Formas de Discriminación
contra las Personas con Discapacidad, integrado por un representante designado
por cada Estado parte.
2. El Comité celebrará su primera reunión dentro de los 90 días siguientes al depósito
del décimo primer instrumento de ratificación. Esta reunión será convocada por la
Secretaría General de la Organización de los Estados Americanos y la misma se
celebrará en su sede, a menos que un Estado parte ofrezca la sede.
3. Los Estados parte se comprometen en la primera reunión a presentar un informe al
Secretario General de la Organización para que lo transmita al Comité para ser
analizado y estudiado. En lo sucesivo, los informes se presentarán cada cuatro
años.
4. Los informes preparados en virtud del párrafo anterior deberán incluir las medidas
que los Estados miembros hayan adoptado en la aplicación de esta Convención y
cualquier progreso que hayan realizado los Estados parte en la eliminación de todas
las formas de discriminación contra las personas con discapacidad. Los informes
también contendrán cualquier circunstancia o dificultad que afecte el grado de
cumplimiento derivado de la presente Convención.
5. El Comité será el foro para examinar el progreso registrado en la aplicación de la
Convención e intercambiar experiencias entre los Estados parte. Los informes que
elabore el Comité recogerán el debate e incluirán información sobre las medidas
que los Estados parte hayan adoptado en aplicación de esta Convención, los
progresos que hayan realizado en la eliminación de todas las formas de
discriminación contra las personas con discapacidad, las circunstancias o dificultades
que hayan tenido con la implementación de la Convención, así como las
conclusiones, observaciones y sugerencias generales del Comité para el
cumplimiento progresivo de la misma.
6. El Comité elaborará su reglamento interno y lo aprobará por mayoría absoluta.
7. El Secretario General brindará al Comité el apoyo que requiera para el cumplimiento
de sus funciones.
Artículo VII
No se interpretará que disposición alguna de la presente Convención restrinja o permita que
los Estados parte limiten el disfrute de los derechos de las personas con discapacidad
reconocidos por el derecho internacional consuetudinario o los instrumentos internacionales
por los cuales un Estado parte está obligado.
Cuaderno de
Promoción de
la Salud Nº 8
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Artículo VIII
1. La presente Convención estará abierta a todos los Estados miembros para su firma,
en la ciudad de Guatemala, Guatemala, el 8 de junio de 1999 y, a partir de esa
fecha, permanecerá abierta a la firma de todos los Estados en la sede de la
Organización de los Estados Americanos hasta su entrada en vigor.
2. La presente Convención está sujeta a ratificación.
3. La presente Convención entrará en vigor para los Estados ratificantes el trigésimo
día a partir de la fecha en que se haya depositado el sexto instrumento de ratificación
de un Estado miembro de la Organización de los Estados Americanos.
Artículo IX
Después de su entrada en vigor, la presente Convención estará abierta a la adhesión de
todos los Estados que no la hayan firmado.
Artículo X
1. Los instrumentos de ratificación y adhesión se depositarán en la Secretaría General
de la Organización de los Estados Americanos.
2. Para cada Estado que ratifique o adhiera a la Convención después de que se haya
depositado el sexto instrumento de ratificación, la Convención entrará en vigor el
trigésimo día a partir de la fecha en que tal Estado haya depositado su instrumento
de ratificación o de adhesión.
Artículo XI
1. Cualquier Estado parte podrá formular propuestas de enmienda a esta Convención.
Dichas propuestas serán presentadas a la Secretaría General de la OEA para su
distribución a los Estados parte.
2. Las enmiendas entrarán en vigor para los Estados ratificantes de las mismas en la
fecha en que dos tercios de los Estados parte hayan depositado el respectivo
instrumento de ratificación. En cuanto al resto de los Estados parte, entrarán en
vigor en la fecha en que depositen sus respectivos instrumentos de ratificación.
Artículo XII
Los Estados podrán formular reservas a la presente Convención al momento de ratificarla o
adherirse a ella, siempre que no sean incompatibles con el objeto y propósito de la Convención
y versen sobre una o más disposiciones específicas.
Artículo XIII
La presente Convención permanecerá en vigor indefinidamente, pero cualquiera de los
Estados parte podrá denunciarla. El instrumento de denuncia será depositado en la Secretaría
134
Cuaderno de
Promoción de
la Salud Nº 8
Segunda
Parte
General de la Organización de los Estados Americanos. Transcurrido un año, contado a
partir de la fecha de depósito del instrumento de denuncia, la Convención cesará en sus
efectos para el Estado denunciante, y permanecerá en vigor para los demás Estados parte.
Dicha denuncia no eximirá al Estado parte de las obligaciones que le impone la presente
Convención con respecto a toda acción u omisión ocurrida antes de la fecha en que haya
surtido efecto la denuncia.
Artículo XIV
1. El instrumento original de la presente Convención, cuyos textos en español, francés,
inglés y portugués son igualmente auténticos, será depositado en la Secretaría
General de la Organización de los Estados Americanos, la que enviará copia
auténtica de su texto, para su registro y publicación, a la Secretaría de las Naciones
Unidas, de conformidad con el artículo 102º de la Carta de las Naciones Unidas.
2. La Secretaría General de la Organización de los Estados Americanos notificará a
los Estados miembros de dicha Organización y a los Estados que se hayan adherido
a la Convención, las firmas, los depósitos de instrumentos de ratificación, adhesión
y denuncia, así como las reservas que hubiesen.
Estado de firmas y ratificaciones
Cuaderno de
Promoción de
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Los derechos humanos y libertades fundamentales
de las personas con discapacidad por enfermedad mental
Se terminó de imprimir en marzo de 2004
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