UNIDAD CUARTA MORAL INTRODUCCIÓN En el diario vivir las personas en sus diálogos hacen referencia al comportamiento de sí mismos y de otros, relacionándolo con la moral, así por ejemplo cuando los mass media denuncian situaciones de falta de honestidad en el destino final e inversión de las regalías por concepto de la explotación petrolera en algunos municipios de la región oriental, de los “micos” que aprueban en el Congreso para asignar primas ilegales a los secretarios del mismo o de aprobar una prima extralegal para algunos sectores de trabajadores oficiales, o elimina para unos grupos el régimen especial de pensiones, pero lo deja para las fuerzas Armadas y para la Policía, o se aprueban en el Congreso, con “mensaje de urgencia de parte del Presidente de la República, leyes como la de “Justicia y Paz” y otras que favorecen a los reinsertados tanto de grupos de oposición de izquierda como de derecha; o de situaciones como el que tres miembros de la Corte Constitucional que aprobaron la reelección inmediata del presidente de la república hayan celebrado con la oposición, de inmediato se protesta y se trata como inmorales y faltos de ética a quienes hacen eso. Cabe entonces una pregunta: todos aquellos que hablan de moral, que juzgan a otros de inmorales, de faltos de ética, de corruptos, que además se rompen las vestiduras, saben objetivamente ¿qué es la moral (teoría) y cómo ésta se manifiesta (vivencia) en las personas, independientemente de opciones políticas o religiosas, de estratos sociales y de estados de vida? Aún más: ¿han tenido una formación moral y han sido capaces de convertirla en praxis diariamente, al asumir compromisos que permitan a las personas más allegadas, a la comunidad y hasta a la opinión publica tenerlos como referentes o paradigmas de su integridad moral? El asumir compromisos individuales es de vital importancia para el hombre actual en el ámbito de la moral, que cuando ésta falta inmediatamente peligran el mismo hombre y la sociedad, puesto que “las actitudes y comportamientos morales suelen ser fruto de las convicciones internas de las personas” es decir, que estas ofrecen la estructura del obrar en cuanto están conformadas por los valores, principios y opciones fundamentales que dominan en la conciencia. La cobardía del hombre a no asumir compromisos que le impliquen responsabilidad permanente y sean fruto de sus decisiones y actitudes, lo llevan a descargar en otros dicha responsabilidad, a culpabilizarlos si las cosas no resultan y no dan los frutos esperados, a buscar evasivas, a interesarse solo por sus preocupaciones y 1 conveniencias sin que los otros y el bien común le conmuevan a cambiar de actitud y de mentalidad. El objetivo de la presente reflexión sobre el tema moral es el de invitar a cada uno de los estudiantes y lectores a reflexionar sobre la moral, de tal manera que a partir de un diagnóstico que tenga en cuenta las fortalezas, las debilidades e incluso las equivocaciones, errores y el mismo pecado, sea capaz de reorientar su vida mediante el cambio de mentalidad y de actitudes que lo lleven a recrear la existencia, a darle un sentido a su vida, a ser una persona autónoma, a tomar las riendas de sus propias vidas. Para ayudar a cumplir el objetivo anterior, se presentan los siguientes subtemas a partir de la relación de la moral con la educación moral, la libertad, la ley, la ética en situación, el pecado y la conversión, y la conciencia, invitando una vez más a la autorreflexión, a la posterior socialización de la temática y al envío de sugerencias y aportes para el autor de éste apartado. JUSTIFICACIÓN Dentro de los propósitos que ha asumido la USTA, en su misión de formar integralmente a los alumnos que ingresen a ella, está el de brindar una orientación a partir de los presupuestos del Evangelio, de Tomás de Aquino y de la Orden de Predicadores, por tanto las siguientes razones justifican la reflexión alrededor del tema de la moral por ser una dimensión exclusivamente humana: - Los prejuicios y la ignorancia que hay en la opinión pública sobre lo moral. - El no asumir los compromisos por parte del ciudadano e incluso del creyente que le impliquen responsabilidad permanente y sean fruto de sus decisiones y actitudes. - El egoísmo y los intereses mezquinos de muchas personas, que los llevan a optar solo por sus preocupaciones y conveniencias sin que los otros y el bien común les conmuevan a cambiar de actitud y de mentalidad. - El no asumir roles de liderazgo descargando en otros su responsabilidad, a quienes culpabiliza si las cosas no resultan y no dan los frutos esperados, buscando siempre evasivas. - La necesidad urgente que hay dada la situación social-política, religiosa, cultural y económica del país, para que cada hombre asuma su dimensión moral y aporte de manera concreta y objetiva mediante la toma de decisiones y la asunción de compromisos que contribuyan al bien común que permita superar la crisis. PROPÓSITOS 2 El estudiante de las Facultades de Educación y de Ciencias y Tecnología a distancia de la USTA debe reconocer, valorar y asumir su dimensión moral y los compromisos que como persona tiene consigo mismo y como miembro de un grupo social con miras a humanizar las interacciones de sus relaciones consigo mismo, con los otros, con lo otro, y con el Otro. Por lo anterior se recomienda que resuelva los siguientes planteamientos: ¿Qué es la moral? ¿Por qué la moral vivida es fundamental en la construcción o destrucción del bien común en un grupo humano? ¿Qué implicaciones tiene el asumir compromisos? ¿Qué relación existe entre moral, educación, libertad, ley, ética en situación, el pecado y la conversión? ¿Sabe hasta qué punto o medida cada hombre es responsable de sus actos? ¿Sabe qué es la conciencia y cómo actuar con rectitud, certeza y veracidad? LOGROS - Identifica y valora la dimensión moral propia del ser humano - Reconoce las implicaciones que tiene el asumir compromisos morales en la construcción de la comunidad - Establece y explica la relación entre moral, educación, libertad, ley, ética en situación, el pecado y la conversión - Reconoce el ser de la conciencia y su función como norma subjetiva de moralidad - Reconoce la manera de decidir en conciencia con rectitud, verdad y certeza. 4.1 MORAL La existencia de cada ser humano, como persona, en términos de Tomás de Aquino, no es pura casualidad, se debe según la concepción católica a un llamado que Dios le ha hecho a existir como ser vivo, personal, concreto, singular, a su imagen y semejanza. El hecho de existir implica que cada individuo debe “hacerse cargo de sí”, es decir, asumir su existencia, reconocerse a sí mismo, reconocer a otros y ser reconocido por ellos, darle sentido a su existencia y elaborar un proyecto de vida que le permita trascender, reconociendo que ese Ser Superior, espera una respuesta y un compromiso: su fe y su seguimiento, pues no basta con creer sino que también se requiere vivenciar o testimoniar lo que se cree, pues “obras son amores y no buenas razones”. La existencia conlleva a interactuar y correlacionarse con otros seres inanimados y animados, los cuales ni puede ignorar ni puede despreciar, por ello el actuar no debe ni improvisarlo ni menos realizarlo de cualquier manera o por salir del paso, lo cual influye en el comportamiento y en la conducta de cada ser humano y a su vez de la comunidad tanto local como mundial, puesto que cada acción por individual que sea tiene efectos o repercusiones sociales. 3 Teniendo en cuenta que la moral y la ética son dimensiones únicas de la especie humana, éste apartado se desarrolla en los siguientes aspectos: concepción de moral, la moral y su relación con la ética y el obrar moral, la situación de la moral hoy y el resurgimiento de la moral. 4.1.1 Concepción de moral El término “moral” proviene del latín: “mos, mores”, que significa costumbre, por eso tiende a confundirse con la “ética”, pero según Sócrates creador de la ética a partir del término griego “ehtos”, que significa “carácter”, se concibe la ética como “la ciencia del carácter y de las virtudes del hombre” La moral, es definida en general como “Ciencia que trata del bien y de las acciones humanasen orden a su bondad o malicia”, o también como “el conjunto de reglas o normas del comportamiento que establecen la distinción entre lo bueno y lo malo como criterio de perfección humana”1 Generalmente la moral se asocia con costumbres, tradiciones y formas de convivencia, e incluso con la praxis de valores y de principios universales como el amor, la justicia, la verdad y otros. 4.1.2 Relación moral – ética. Se establece teniendo en cuenta las semejanzas y luego las diferencias a partir de los siguientes aspectos: definición, fuero, carácter, polaridad, contexto, esencia y dimensiones2 SEMEJANZAS 1. Las dos son exclusivas del ser humano: “nacen de la persona y se refieren a la persona” 2. Son complementarias: se dan las dos a la vez están relacionadas con los actos humanos 3. Las dos significan “costumbres” 4. En el lenguaje común se utilizan como sinónimos y por ende indistintamente, siendo el contexto el que determina la diferencia. 5. Están orientadas hacia el bien o hacia lo bueno 6. Son radicales: no admiten ningún tipo de matiz: o se es o no se es. 7. Son fruto de los valores, principios y ante todo del ejemplo con los cuales se educa en cada hogar, familia, institución y sociedad en general 10. La persona es el origen y la meta de toda actuación que pretenda ser humana y humanizadora 1 2 GONZÁLEZ ALVAREZ, Luis José. Ética latinoamericana. USTA. Bogotá. 2002. p. 26 Cf. RUIZ AMAYA; Dukeiro de Jesús. Propuesta de ética para Ingeniería. UMNG. Bogotá. 1999. p. 72 4 DIFERENCIAS ELEMENTOS MORAL ASPECTOS - DEFINICIÓN - FUERO - CARÁCTER - POLARIDAD -CONTEXTO - LA ESENCIA DIMENSIONES Conjunto de normas o reglas de comportamiento que establecen la distinción entre lo bueno y lo malo como criterio de perfección humana Interno Personal ¿Qué es lo bueno? Se relaciona con la vida o “moral vivida” (Aranguren) “Deber ser”: orientación del hombre al bien, a lo bueno, a la bondad Objetiva: es la construcción o destrucción normativa de la realidad humana, el discurso es de orden colectivista, e institucionalistaestructuralista ÉTICA Reflexión sobre el comportamiento moral en relación con la bondad y la maldad de los mismos; es el modo de ser o carácter en cuanto forma de vida adquirida o conquistada por el hombre Externo Institucional y Colectivo ¿Qué debo hacer? Es reflexión sobre la vida moral “El ser”: capacidad de opción entre bien y mal, conveniente e inconveniente Subjetiva: expresa el grado de coherencia o incoherencia del sujeto humano responsable; se da en dos aspectos. individualista y voluntarista. 4.1.3 Situación moral hoy Actualmente existen dos tendencias opuestas que identifican y caracterizan la situación moral en ésta época postmoderna, la primera habla de crisis de la moral, la segunda, de resurgimiento o vuelta de la praxis moral. 4.1.3.1 Crisis moral Cuando se habla de “crisis”, generalmente se concibe de manera negativa, identificándola como carencia, necesidad, desequilibrio, problema, pérdida, desorientación, desadaptación, etc., pero también y aunque pocas veces se concibe como algo positivo, es: un pare, un reflexionar, proceso, desarrollo, crecimiento, discernimiento, readaptación, reacomodación. Para M. Vidal3, la crisis moral nace de la “crisis de sentido”, es decir, que “la crisis moral se identifica con la pérdida de sentido”, producto de la valoración o forma de estimar la moralidad en situaciones concretas. La crisis en la forma de estimar 3 VIDAL, Marciano. La ética civil y la moral cristiana. San Pablo. Madrid. 1995. 5 se manifiesta racionalidad. en cuatro aspectos: autonomía, sospecha, objetividad y Crisis de autonomía. El hombre postmoderno está ávido de autonomía, desde el más pequeño hasta el adulto mayor la reclaman, aunque no todos reconocen que “la autonomía es una condición imprescindible de la moral”, pero, la reafirmación unidimensional de la misma ha conducido de hecho unas veces al oscurecimiento y otras a la negación de la moral: se vive sin ningún límite o parámetro, da lo mismo actuar de una u otra manera, se ponen medios ilícitos para conseguir los fines o las metas, lo cual desvirtúa el ser de la moral. Lo anterior, para Vidal, tiene las siguientes repercusiones: “a) genera una moral sin “límites”, es decir, sin la contrapartida de los factores que la superan: la “gracia” y el “pecado” b) Origina inevitablemente una moral prometeica, insensible a la “gratuidad” del don y de la promesa c) Propicia una moral “hipotética”, es decir, sin referencias absolutas” 4 El fundamento de la demanda de la moral autónoma esta en la razón autónoma, cada cual argumenta y da razones de diversa índole reclamando y demandando de manera delirante y agotadora que se le deje hacer lo que le da la gana, lo que quiera, en un concepto falso de autonomía. Crisis de sospecha “La crisis moral actual es una crisis de credibilidad”, generalmente las personas se comprometen, utilizando diversos medios y mediaciones, pero no son fieles respecto del cumplimiento de dichos compromisos: se dice sí, pero cualquier disculpa se da por no cumplir, se prometen cosas pero nunca llegan o se reciben, se promete entrega total y se debe mendigar el amor, por ende, el sujeto humano es falsificador de la moral. Los productos de la conciencia del hombre de hoy, se interpretan “desde los tres maestros de la sospecha: Marx, Nietzsche y Freud, haciendo juicios desde una conciencia falsa. En consecuencia, al realizar una lectura o hermenéutica a los productos de la moral, “Se llega a la sospecha de que la ética es una proyección enfermiza del individuo (Freud), un falseamiento ideológico de la clase social (Marx), una justificación resentida de la debilidad humana (Nietzsche). Tales sospechas no han sido todavía levantadas. Siguen pesando sobre los productos de la estimativa moral”5 4 5 Ibíd. p. 31 Ibíd. p. 31 6 Esta crisis de sospecha conduce a dudar del otro sea persona o institución, porque se pone en tela de juicio la misma facultad estimativa del hombre: “será que dice la verdad o estará mintiendo”?, “Le creo o no le creo”? ¿“Es justa la justicia o es para los de ruana”?, ¿”Es verdad que todo hombre tiene un precio”? Crisis de objetividad. La ética tiene una doble dimensión: subjetiva y objetiva, las cuales constituyen la totalidad de la dimensión moral. El hombre actual frente a ésta doble dimensión ha originado una crisis al tender hacia los dos polos: “frente a un exagerado objetivismo anterior, ha resaltado la importancia de la subjetividad”, tendencia que se constata en: “a) En la valoración de la pluralidad cultural frente a la unidad convergente supracultural; b) en el énfasis de la variación histórica frente a la continuidad de lo permanente; c) en la exaltación de la situación individual frente a la generalización de lo humano; d) en la exaltación de “lo diferente” frente al nominalismo de “lo normal”6 La crisis de objetividad influye, quiérase o no, en lo cultural y en las apreciaciones que instituciones, organismos, entes y personas que deben legislar lo hagan con “imparcialidad”, en cuanto que en la estimativa moral existe una crisis de objetividad al ser generadora de normatividad ética: “la crisis moral es crisis de objetividad y consiguientemente de normatividad” Crisis de racionalidad. Los cambios respecto de la nueva cosmovisión que tiene el hombre postmoderno han llevado a la sobrevaloración de la racionalidad, de la ciencia positiva, de la tecnificación, al “desencantamiento del universo” (M. Weber), es decir, tanto al imperio de la razón instrumental como de la ciencia positiva, donde los saberes no científicos, como las humanidades y dentro de ellas la ética, no cuenta, pues M. Weber ha dicho que “la investigación ha de prescindir de los valores”, entre cuyos efectos está el que “Muchos creyeron que el problema ético de la fundamentación de los juicios morales debía quedar definitivamente excluido del ámbito de las ciencias. Se lo relegó a las zonas de lo irracional, de lo emotivo, de lo mítico” La crisis moral actual es, por tanto, crisis de la pretendida criticidad ética. ...el discurso ético ha sufrido una permanente crisis al pretender validar públicamente su carácter crítico. La afirmación de Shopenhauer es especialmente cierta en 6 Ibíd. p. 32 7 relación con el momento actual “en todos los tiempos se ha pretendido mucha y buena moral; pero la fundamentación de la misma ha sido siempre difícil”7. Por otra parte, se reconoce la existencia de “zonas desmoralizadoras en el hombre actual”, en la vida comercial, laboral tanto oficial como privada, e incluso en el aspecto personal respecto de lo afectivo donde prima el egoísmo, la envidia, el rencor y la venganza, que han llegado a imponerse y dada la permisividad de personas e instituciones se han tolerado en contra de la misma justicia, del amor cristiano y de valores como la solidaridad, subsidiaridad y equidad. En efecto, la crisis moral es un hecho, en cuanto no se sabe con seguridad, hoy, cuáles son las bases que justifican las costumbres, tradiciones, escala jerárquica de valores y culturas, por ello se someten a serios cuestionamientos y exámenes no sólo principios, doctrinas, sino personas e instituciones, entre otras: la autoridad del Romano Pontífice, la Iglesia Católica y su tarea, el pecado, el derecho a la guerra, la vida, la ética, la moral. Todo esto porque se relativizan los principios según las culturas, la situación de hoy es diferente, dentro de una misma nación, las subculturas readaptan las leyes haciendo que dentro de sus pueblos o comunidades no rijan “las normas únicas e inmutables”, los actos son juzgados con criterios distintos, que van desde la injusticia hasta cualquier tipo de discriminación, se vive en la inseguridad, en la sospecha, en la incertidumbre. ¿Qué hacer para no llegar a tocar fondo? 4.1.3.2 Causas de la crisis moral De manera global, se pueden clasificar en dos grupos: generales y particulares: Generales Causas Particulares * * * * * Mayor capacidad crítica y universalidad Mayor capacidad crítica y universalidad Existencialismo Moral dualista Espíritu científico actual * * * * * * Enseñanza individualista y asocial Enseñanza no estimulante Enseñanza separada del dogma Enseñanza seccionada y analítica Enseñanza separada de la espiritualidad Enseñanza moral legalista Factores generales 7 Ibíd. p. 33 8 Se destacan principalmente los siguientes, sin pretender dar una mirada “universal” propiamente dicha dada la complejidad del fenómeno moral. * Mayor capacidad crítica y universalidad: frente al reconocimiento de una nueva cosmovisión donde pluralidad ideológica reina, al pasar de sociedades locales unitarias y cerradas a sociedades plurales y abiertas, las nuevas generaciones han desarrollado una mayor capacidad crítica, puesto que ya no se quedan como “seres obedientes que hacen caso a ciegas”, sino que cuestionan, confrontan y debaten las razones que se les quieren imponer con sus puntos de vista personales, dando razones del porqué de su manera de pensar y de actuar, por tanto, llegar a consensos es más difícil pero no imposible. * El existencialismo: Para Sartre “el hombre es lo que hace de sí: la existencia precede a la esencia”, es “el ser en sí”, por ende, la existencia es el único apoyo de que dispone el ser humano para la realización de “su propia vida o esencia” y aunque en el fondo “el hombre es una nada, sólo por momentos puede hacer algo, cuando libremente se emplea en algo, es “el ser para sí” y en consecuencia “la existencia humana puede estar abocada a la nada o a la trascendencia”8 Es éste contexto surgen dos tendencias o corrientes: una atea, otra, teísta. ** En la corriente atea, la libertad humana tiene un poder absoluto, ilimitado, por lo cual “el hombre está condenado a la libertad”9, de tal manera que los actos que realice, los valores, que determinan la conducta moral son fruto del ejercicio de la libertad, nada le puede cohibir, y “de buena fe” se asume incondicionalmente la propia subjetividad libre y responsable. ** En la corriente teísta, el hombre es capaz de autodeterminarse orientado por unos valores objetivos de acuerdo a como la conciencia se los da a conocer, pero los subjetiviza de acuerdo a su existencia concreta, de la cual sólo cada quien sabe y puede dar razones, es decir, que “cada hombre es el único que puede darle sentido a su propia realidad”. Según estas dos corrientes existencialistas el hombre nunca está seguro de nada, ni siquiera de su existencia, está ansioso, no encuentra ni orden ni armonía. * Espíritu científico actual. Si el hombre ha sido dotado de razón, es inteligente, busca transformar el medio, no siempre es para “humanizarlo” y por lo mismo, mejorar el nivel y calidad de vida, como se puede valorar en la “carrera por conquistarlo todo” e incluso la misma vida, cuando, más que el hombre como individuo, las asociaciones, entidades e incluso Estados y gobernantes, “no se 8 Cf. FISCHL, Johann. Manual de Historia de la filosofía. Herder. Barcelona. 1984. p.512 y Varios. Diccionario de Filosofía. El Búho. Bogotá.1986. 9 Ibíd. Varios. Diccionario. 9 detienen en la carrera por ganarle la lucha a la vida”, que incluso se llegan a utilizar medios no lícitos para cumplir tal fin. En el caso de la reproducción humana asistida o “fecundación invitro” sea con esperma del mismo esposo o de una tercera persona, la “producción en serie de células madres” a partir de embriones humanos; las multinacionales de las comunicaciones, de la virtualidad, de la tecnología e investigación de punta, las grandes sumas de dinero invertidas en la guerra sin cuartel, en espionaje, en capacitación para ser profesional o “sanguinario” o asesino a sueldo en cuanto menos tiempo invierta y logre eliminar al rival de turno, es necesario plantear algunos interrogantes, independientemente del credo o religión de las personas llámense científicos como individuo y personas concretas o como Estado y gobernantes: ¿No tiene límite “alguno” el ejercicio de la inteligencia humana? Si es así, “lo descubierto, la innovación, debe ser utilizado con qué finalidad o se puede hacer a partir del libre albedrío? ¿De los avances en tecnología, medicinas, comunicaciones, psicología, psiquiatría, etc., solo se pueden beneficiar las personas pudientes? * Moral dualista. En una sociedad tradicionalista, piramidal y conservadora donde la autoridad se entendió como reflejo de un orden divino que había que respetar y obedecer íntegramente y en la cual lo religioso era el fundamento de toda actividad humana: el hombre debía ser bueno y comportarse como tal con miras a “ganar el cielo”, a salvarse, la persona no se concibe como sujeto de derechos y deberes, sino que está subordinada a los poderes político-religiosos, lo cual lleva a una doble moral: la del señor y la del siervo. La sociedad es erigida sobre la moral del señor, de su individualismo, de los de su clase, donde los egoísmos incontrolados, la competencia agresiva y desigual, la ley del más fuerte, el dominio de una minoría, la sacralización de la técnica y de la producción y en general de los valores económicos, conlleva a la rebeldía del siervo al sentirse excluido de la sociedad, al darse cuenta que es explotado, que es servil y que sin su trabajo y aporte el orden tal como se ha llevado hasta ahora fracasaría. En efecto hay una ruptura con dichos sistemas permitiendo el paso de una sociedad dominante y opresora a una de consenso y aunque los acuerdos se quedan muchas veces escritos y se convierten en promesas, el hombre sigue reclamando la igualdad de los derechos y el respeto para ejercer los deberes. Factores internos. La experiencia de la manera como tradicionalmente se enseñó lo moral fue traumática dada la imposición, los sometimientos, el castigo y la negación de quien no “obedecía”, factores que influyeron a acelerar la crisis moral y son: * Una enseñanza no estimulante. Los contenidos no correspondían a las necesidades de las personas, al imponerse límites, hacer prohibiciones; estaba desfasada en cuanto a contenidos: era envejecida, abstracta, no incitaba ni menos conquistaba. 10 * Una enseñanza seccionada y analítica: la enseñanza fragmentada y analítica impidió una visión unitaria y coherente, no hay visión de conjunto, ni tampoco la fundamentación básica es concreta, pues la enseñanza de la filosofía moral y de la teología moral se estudiaron como dos áreas paralelas sin ninguna relación ni complementación, lo cual llevó a la confusión, al rechazo. * Una enseñanza separada de la espiritualidad: el “ser perfectos como mi Padre celestial es perfecto”, es obligatorio, pero no se enseña a todos el cómo ejercitarse para alcanzar dicha meta, la cual sólo conquistan unos pocos: aquellos que viven la ascética y la mística, es decir, aquellos que son capaces de hacer de su diario vivir “una vida de santidad” al buscar dicho perfeccionamiento en la cotidianidad y quehaceres diarios, a lo cual la mayoría no llega porque fraccionan la existencia en momentos “sagrados” de oración, cultos, prácticas rituales, y otros que son la vida ordinaria y están en relación con lo material: comida, bienes, riquezas, placer, etc. * Una enseñanza separada del dogma: la moral se imponía y las verdades de fe se repetían, incluso de memoria, pero se entendían y por ende no llevan a ninguna práctica, se enseñaban dando por su puesta la gracia y la fe por el mero hecho de ser bautizados, pero sin establecer la relación entre lo que se cree y lo que se vive, pues se peca y no siempre se acude a la recuperación de la gracia a través de la praxis sacramental, no se experimenta el ser salvado en la cotidianidad. * Enseñanza de contenido individualista y asocial. El haber estimulado una “salvación individual” en la cual el creyente debe “ser bueno” para salvarse haciendo obras de caridad, amando al prójimo y a Dios como a sí mismo, conllevó a que cada cual viva su propia moral, incluso de manera egoísta, donde el prójimo cuenta sólo para “darle” cosas, pero no como aquel a quien yo debo ayudar a salvar y a la vez quien me ayuda a salvar, pues la moral se limitó a algunos actos cuyo fin primario y esencial no era ayudar a salvar al prójimo, sino salvarse a sí mismo. Lo anterior no llevó a un compromiso social, porque se buscaba sólo salvar al individuo sin repercusión en estructuras, entidades e instituciones, desconociendo la dimensión social que tienen las acciones humanas de cada individuo, no se estimuló el conformar comunidad, se impuso más que la mansedumbre y la humildad la resignación, como sinónimo de la voluntad de Dios, no se podían cuestionar las normas y se debía creer con la fe del carbonero. * Formación moral legalista: el cristianismo posee una moral específica, que se denomina hoy como “moral de máximos”, cuyo referente y meta es la utopía del ser perfectos como el Padre celestial es perfecto (Mt 5, 48), y aunque se tenga conocimiento de la misma, e incluso se repita de memoria, el comportamiento de los cristianos no es el mismo que se pide, porque como se dijo antes se enseñó 11 desde la restricción: no haga, no diga, no vaya, no... tal como se ve en el decálogo: Dt 5, 6-21; Ex 20, 1-17. En estas condiciones, no hay claridad de conciencia en los actos, porque se tienen como referentes lo que “todos hacen o dicen”, e incluso aunque vaya abiertamente en contra de las enseñanzas y de la moral: por ejemplo, el aborto provocado, que aunque no es un método de planificación, los creyentes lo practican como tal, la infidelidad, reconociendo los riesgos de la promiscuidad, de alguna manera las parejas “ponen los cuernos”, por los motivos que sea; pero también, el celebrar los sacramentos como el de la confesión sin ninguna preparación y propósito de enmienda o de corrección para alcanzar la perfección, el comulgar cuando se está en pecado mortal porque se vive en unión libre, etc. En efecto, las actitudes y la manera de vivir la moral determina un enfoque particular de los criterios y valoraciones morales, apuntando al simple cumplimiento de la norma, cuando se pueda, y cuando no se queda así, porque al decir de muchos: “no tienen ganas...”, “no me nace...”, “la manera como se celebra es aburridora, monótona, desesperante”, “voy a... cuando quiero...” etc. En conclusión, la enseñanza de la moral dada especialmente en los templos, los confesionarios, la catequesis, las escuelas y algunas veces en los hogares se limitó a dar normas que prohibían, que restringían, que no estimularon ni el compromiso como bautizados ni menos la opción por aquellos que son “nuestro prójimo” y con quienes cada quien debe buscar y ayudar a instaurar el Reino de los cielos. 4.1.4 Resurgimiento de la moral. Frente a la crisis moral, algunos autores como Vidal afirman que “la ética es una realidad “socialmente desvalida” en cuanto vive a la intemperie y se realiza al margen de instituciones y de estructuras de poder”, pero otros afirman que no es cierto, puesto que la misma sociedad consciente de la inversión de valores, quiere retomar algunas instancias, entre ellas la moral y la axiología, para hacer una relectura, resignificarlas y reconstruir los cimientos sobre los cuales descansarán las grandes transformaciones que exigen los retos que el presente siglo trae consigo y a los cuales la humanidad debe enfrentar. Las siguientes situaciones manifiestan dicho resurgimiento La esperanza: una persona que no tenga “sueños” e ideales, que no tenga motivos para vivir ha perdido toda esperanza, pero frente a la moral y a la ética, éstas no se acaban por estar en crisis, es decir que “la crisis moral presente no significa fin o muerte de la moral. Por una parte estamos asistiendo al crepúsculo u oscurecimiento de un sistema de moral vigente; y por otra vislumbramos el nacimiento de una nueva moral. En esta 12 noche cercana a ser día, “al par de los levantes de la aurora”, como diría San Juan de la Cruz, nos preguntamos por el sentido de la crisis moral y por los rasgos de la nueva moral que buscamos. En consonancia con esa apreciación de algunos años, creo que la crisis moral actual se orienta hacia una resolución de signo positivo”10 ¿Será, entonces cierto el refrán de que: “después de la tempestad viene la calma? Pues, si se asume una actitud optimista y positiva si, porque cómo se dijo al reflexionar sobre la crisis, ésta permite crecer, replantear, asumir, planear, ejecutar para poder conquistar las metas. La reafirmación del valor de la persona humana y su dignidad: aunque el hombre es el objeto de estudio de diversas ciencias como la sociología, la psicología, la moral, la educación, etc., la nueva concepción de hombre como ser pluridimensional e hijo de Dios, en el caso del creyente, permite, al menos en teoría el que no sólo se tengan deberes sino también se demanden los derechos, lo cual se reafirma, en el caso de Colombia, en la Constitución Política Nacional de 1991 denominada como “la Constitución de los Derechos Humanos” Rehabilitación del discurso ético desde lo filosófico: el imperativo categórico de Kant ha inspirado nuevos fundamentos filosóficos que favorecen la reflexión y la argumentación de la ética, gracias a la capacidad moralizadora del hombre y a la búsqueda de trascendencia. Se han hecho nuevas propuestas como la de una “ética civil de mínimos”, como es el caso de Adela Cortina, donde pese a los pocos principios concordados, éstos sean como la base o fundamento que permita llegar a un consenso universal, sin ningún tipo de discriminación. Como compromiso y para evitar un atentado más sobre la autodestrucción de la especie humana, se requiere un “reflorecimiento” de la moral para asegurar el presente y el futuro de la especie, de una manera digna y como testimonio y coherencia de vida entre lo que se cree y lo que se vive. Basta ya de discursos y de palabrería, son urgentes e imprescindibles las obras. 4.2 EDUCACIÓN MORAL Para que la persona humana actué como ser moral, necesita que se le forme de tal manera que no sólo se limiten a darle normas o teoría respecto de la manera como debe comportase, sino también que lo ayuden en la práctica de hábitos, le den buen ejemplo y le permitan ser consecuente entre lo que se quiere que sea 10 Op. cit. VIDAL Ética civil y moral cristiana. p. 43 13 según el discurso: “un ser bueno” y lo que realmente es: un ser que busca autonomía moral. Por esto, éste subtema señala cómo debe ser el proceso de formación moral, partiendo del concepto de educación, recordando lo que es la moral y señalando las etapas de dicha formación de acuerdo a lo propuesto por Laurence Köhlberg. 4.2.1 Concepto de educación. Aunque hay muchos teóricos que trabaja el concepto de educación, se presenta a continuación la definición que trae la Ley 115 de 1994, cuyo texto es el siguiente: “La educación es un proceso de formación permanente, personal, cultural y social que se fundamenta en una concepción integral de la persona humana, de su dignidad, de sus derechos y de sus deberes”11 Se destacan los siguientes elementos en dicha definición: proceso, formación, e influencias, persona humana y dignidad, derechos y deberes. Proceso: implica que es algo dinámico, que debe ir “in crechendo”, en forma de espiral y no de círculo vicioso, que es gradual de acuerdo al patrón de desarrollo y a factores educativos y del educando que influyen en el aprendizaje, tal como lo señala María Inés Sarmiento Díaz12: * Factores educativos: contexto educativo (políticas educativas y currículo), el educador (impacto, manejo, perfil, relaciones interpersonales), la enseñanza (objetivos, organización, contenidos, métodos, actividades, recursos, práctica, transferencia, evaluación). * Factores del educando: desarrollo del educando (periodos prenatal, preescolar, escolar, adolescencia, adulto joven, edad madura, vejez), cognitivos (hemisferios cerebrales, pensamiento vertical y lateral, inteligencia, percepción, atención, retención, pensamientos, conceptos previos), afectivos (autoconcepto, autoestima, motivación, emociones), y comportamentales. Formación13 Generalmente se le identifica con: educación, un conjunto de conocimientos adquiridos, o capacitación para desempeñar de manera eficaz un oficio o profesión. En el contexto educativo, “formación” es un acto y a la vez un proceso intencionado mediante el cual, respetando la integralidad de la persona, se busca el desarrollo armónico de la misma como un ser pluridimensional, cuyo resultado es la autonomía o mayoría de edad como dice Kant. En efecto se trata de formar integralmente. 11 MINISTERIO DE EDUCACIÓN NACIONAL. Ley general de educación. Bogotá. 1994. p. 1. SARMIENTO DÍAZ, María Inés. Cómo aprender a enseñar y cómo enseñar a aprender. USTA. Bogotá. 1999. pp. 110 – 295. 13 RUÍZ AMAYA, Dukeiro de Jesús. Formación integral. PUJ. Bogotá. 2004. pp. 89 - 120. 12 14 La formación integral no es un concepto nuevo, fue un modo de vida en la sociedad griega bien relacionado con el ordenamiento y el desarrollo social de la época. Hoy, se concibe la “formación integral” como aquella que de un modo intencionado abarca y desarrolla de manera armónica y equilibrada todas las dimensiones de la persona humana, es decir, “es un proceso educativo integral que partiendo de la dignidad de la persona, busca el desarrollo armónico e integral de todas las dimensiones propias del ser humano”14 En general la formación depende en primera instancia de cada persona o individuo, por eso es personal, pero también influyen lo cultural y lo social, en cuanto éstos aspectos son definitivos, así por ejemplo, un niño que convive con la violencia incluida la muerte violenta, no puede “valorar objetivamente lo que es la vida humana” y no puede dado el contexto social y cultural desarrollar hábitos en pro de la vida porque le han enseñado a sobrevivir, a ser el más fuerte, a dominar imponerse para seguir viviendo. También, un niño que convive con personas mentirosas, deshonestas, amigas de lo ajeno, infieles, viciosas, difícilmente puede reconocer la existencia de valores y distinguir entre lo bueno y lo malo, saber de límites, de autorregulación, de autoestima y de autonomía. La persona y su dignidad15 La persona es vida, es dinamismo, es decir, un ser en continuo proceso de transformación, es así como a través por ejemplo de la Psicología, es posible conocer todo el proceso evolutivo desde la concepción, hasta la muerte, o a través de la filosofía, cómo han cambiado los conceptos sobre el hombre, o desde la sociología, es significativo reconocer, cómo a lo largo de la historia los cambios de comportamiento e interrelación de los jóvenes, siempre se salen de los esquemas trazados por los adultos, esto hace que se viva en un proceso de transformación constante. La persona, es un proceso, una sed insaciable de ver, sentir, amar, es unidad, integración, orientación al infinito, apertura a la esperanza, es en términos de Fromm, “un insaciable buscador, un eterno asombrado que pregunta siempre por el sentido de su vida, es el hombre” 16 En esta tarea, el hombre se articula y se constituye en punto virtual donde se cruzan los hilos del universo y donde se hacen historia, es allí donde tiene sus raíces la reflexión ética al rededor de la vida humana, de sí vale la pena o no el ser vivida, en qué condiciones y a qué precios? Es a decir de M. Velazco: “dar a la individualidad en nosotros una cierta significación. Porque ser personalmente es hacer acto de ser, hacerse cargo no de unas cualidades o propiedades, sino del hecho mismo del ser” 14 Ibíd. Cf. Definición de términos de ésta investigación. Op. cit. RUÍZ. Formación integral. pp. 114-115. 16 FROMM, Erich. El corazón del hombre. México: Fondo de Cultura Económica, 1964. p.136. 15 15 Pero, la persona tiene un valor intrínseco que es su dignidad, la cual es innata, viene con cada ser humano independiente de cualquier discriminación y discusión especulativa, puesto que “el hombre es objeto del amor de Dios”, ha sido creado a su imagen y semejanza, y es precisamente en el amor que Dios tiene al hombre, a cada uno en particular, y en la relación que establecen los dos donde radica “la razón más alta de la dignidad humana” (GS N° 19) La dignidad humana es una cualidad que le pertenece al hombre en cuanto tal, con independencia de los roles, trabajo, cargo y oficios que desempeñe en la vida social, y del status que ésta le asigna, por ende, “es una cualidad sacra e inviolable” La dignidad no tiene precio, pero en una sociedad de “culto a los honores”, la dignidad puede ser incrementada o degradada. Si miramos la clase política colombiana, cuántos de ellos, corruptos y “vende Patria” se hacen llamar “honorables”, cuántos “pícaros y ladrones de cuello blanco” son defendidos por otros que demandan al Estado y a sus instituciones porque menoscabaron la “dignidad y la honra” sin pruebas...? Cuántas personas que han cometido delitos, no graves, van a la cárcel y allí no son tratados como “personas” sino como animales porque no tienen para sobornar y comprar “algo de tranquilidad” en el sitio o patio que les asignaron o en aquel que quisieran estar pero no pueden? Si lo denunciado anteriormente no atenta contra la dignidad humana, qué es...? Pues de acuerdo a lo proclamado por la Iglesia Católica en el Concilio Vaticano II, es un atentado contra la dignidad, igual que: “las condiciones infrahumanas de vida, las detenciones arbitrarias, las detenciones, la esclavitud, la prostitución, la trata de blancas y de jóvenes; o las condiciones laborales degradantes, que reducen al operario al rango de mero instrumento de lucro, sin respeto a la libertad y a la responsabilidad de persona humana... Todas estas prácticas y otras parecidas son en sí mismas infamantes, degradan la civilización humana, deshonran más a sus autores que a sus víctimas y son totalmente contrarias al honor debido al Creador”17 La dignidad humana, igual que la paz en Colombia, no las garantiza un decreto o una ley, puesto que “la dignidad de la persona tiene en el mismo Dios su fundamento y perfección” (GS N° 21), por ello, la educación si debe señalar y denunciar las ofensas que se pueden cometer contra la dignidad, vengan de donde vengan, a la vez que formar para que la persona humana reconozca los derechos fundamentales de la humanidad y conozca igualmente las obligaciones o deberes para que los cumpla. Derechos y deberes 17 CONCILIO VATICANO II. BAC. Gaudium et Spec. N° 27. 16 De las situaciones más difíciles que debe enfrentar el ser humano en éste comienzo de siglo es el equilibrio entre derechos y deberes, pues cada cual reclama, exige, tutela y acude a quien sea, para que le respeten los derechos, pero, generalmente, se olvida que tiene derechos u obligaciones para consigo mismo y para con los demás. Pero, ¿qué son los derechos y los deberes? * Concepto de derecho Generalmente la expresión “derecho” es sinónimo de recto, erguido, justo, razonable. Pero ya en un contexto jurídico Radbruch define el “derecho” como “el conjunto de normas generales y positivas que regulan la vida social” 18 En esta investigación y dentro del contexto de los Derechos Humanos, se concibe el “derecho” como “facultad natural del hombre para hacer lo que conduce a los fines de su vida”19 e implica por tanto la facultad de hacer o exigir lo que la ley o la autoridad establece a favor de la persona humana individual o de un colectivo. En una concepción más amplia los derechos “son enunciados universales de los que es dable deducir aplicaciones particulares”, como en éste caso, el derecho que tienen todos los seres humano en Colombia, a una educación gratuita hasta el grado 9, y entre los cinco y los 15 años de edad, según el artículo 67 de la Carta Magna Colombiana de 1991. En conclusión, si el derecho es una facultad natural del hombre para realizar todo lo que conviene a su dignidad como ser personal, puede exigir que “el conjunto de reglas a que están sometidas las relaciones humanas en una sociedad, y cuya observancia pueden ser compelidos los individuos por la fuerza”, le sean cumplidos tanto en el ámbito individual como de la especie humana, según el caso tal como lo afirma la Declaración Universal de los Derechos Humanos. * Concepto de deber. El “deber” es sinónimo de obligación, de carga, de deuda, y se define como “aquello a que está obligado el hombre por la religión, las leyes o la conciencia”20. A manera de síntesis, para que la educación permita formar de manera integral a las personas, debe tener las siguientes características: * “Integral: que abarque todas las dimensiones que permitan a la persona construir, expresar y desarrollar su identidad en los aspectos físicos, psíquicos, afectivo cognitivo y espiritual para participar de manera activa en la vida social. 18 RADBRUCH, Gustav. Introducción a la Filosofía del Derecho. Fondo de Cultura Económica. Bogotá. 1997. p. 47 19 Diccionario de la Real Academia Española. 20 Ibíd. 17 * Auto formativa: donde cada persona sea sujeto de su propio desarrollo y a la vez esté al servicio del desarrollo de la sociedad, donde cada persona asuma una relación con el ser y el saber y mediante el pensamiento, donde encuentre respuesta a sus intereses y logre apropiarse de los elementos que le faciliten el pleno desarrollo de sus potencialidades, permitiéndole construir de esta forma una vida creativa y participativa que redunde en beneficios de la sociedad. * Progresiva: Conforme a la evolución psicosocial del ser humano, se deben elaborar estrategias que le permitan interactuar de una manera crítica, reflexiva y propositiva con la sociedad, y sin desconocer la situación histórica concreta tanto individual como comunitaria, formar a las personas para que sean agentes de cambio permanente y orgánico que se requiera. * Humanista: o sea se trata de humanizar y personalizar al hombre mediante un permanente diálogo promover el respeto, la tolerancia y la autonomía de la persona para aportar en la creación de una sociedad democrática, pacífica y pluralista en donde se reconozcan y legitimen todos los valores que determinan al ser humano, impregnando los diversos ambientes de valores del evangelio, a partir de la caridad cristiana. * Permanente: Es un esfuerzo que cubre toda la vida, donde lo que se aprenda se pueda aplicar en diversos contextos y en casos concretos, es decir, que sea una educación donde haya aprendizajes significativos. 4.2.2 Educación moral La formación de la conciencia no es una obra realizada de una vez por todas en la infancia o en la adolescencia, sino que es el continuo proceso del cristiano consistente en avanzar por las vías del Espíritu para mantenerse atento a sus impulsos. “Es una continua maduración en la sensibilidad de la obra del Espíritu en el espíritu. Es la adquisición de la verdadera madurez del hombre de Cristo en el Espíritu”(A. Múnera) Por tanto, la formación de la conciencia cristiana equivale a una verdadera evangelización y catequesis que se orienta principalmente a la profundización en el conocimiento del misterio de Cristo y termina en un discernimiento espiritual a través de la oración y el contacto íntimo del creyente con el Espíritu. Laurence Köhlberg en su propuesta del desarrollo moral en cuanto se refiere a los estadios y siguiendo la vía cognitiva-evolutiva, da algunas orientaciones, siendo necesario que el pedagogo de moral tenga en qué etapa del desarrollo tanto físico como moral están los educandos para así poder orientar el proceso formativo, desde la didáctica. 18 Nivel I Etapa Edad Pre- 0 - 14 convencional Años Ámbito Estadio Familia 14 - 16 II III Convencional Años Post- 17 años convencional Grupo y más Sociedad Clave Resultado 1 Castigo y obediencia Heteronomía 2 Satisfacer necesidades Placer 3 Aceptación por el grupo Valor del grupo 4 Sistema social estructurado Valor orden social 5 Aceptación de la sociedad 6 Búsqueda de la perfección Principios universales Contrato social Piaget aporta el estudio de los estadios del razonamiento lógico del desarrollo del pensamiento, después de que el niño aprenda a hablar se dan los tres primeros que son: intuitivo, operatorio concreto, y operativo formal. “Hasta los siete años los niños entran dentro del estadio del pensamiento lógico concreto, entonces pueden hacer ya inferencias lógicas, clasificar cosas y utilizar relaciones cuantitativas sobre cosas concretas. En la época de la adolescencia, muchos, pero no todos los individuos entran en el estadio de las operaciones formales en donde pueden razonar de forma abstracta: consideran las relaciones entre los elementos de un sistema, forman hipótesis, deducen conclusiones de las hipótesis, las prueban y examinan con la realidad. Muchos adolescentes y adultos alcanzan el estadio de operaciones formales solo de forma parcial: examinan todas las relaciones existentes entre una cosa y otra al mismo tiempo, pero no consideran todas las posibilidades y no forman hipótesis abstractas. Después vienen los estadios de percepción social o toma de rol o perspectiva social, que están unidos a los estadios morales. Finalmente alcanza la conducta moral: el actuar moralmente requiere un alto nivel de razonamiento moral: no se pueden seguir los principios morales si no se entienden o no se cree en ellos”21 Por otra parte se deben tener en cuenta las razones que tiene el alumno para actuar correctamente y en relación con cada estadio, así: en el 1 evita el castigo y el poder superior de las autoridades; en el 2, busca servir las necesidades e intereses propios en un mundo en el que hay que reconocer que otra gente tiene también sus intereses. En el 3, la necesidad de ser una “buena persona” ante uno 21 MUÑOZ Lino y VIDAL Jesús. Ética. FEP. Bogotá, 1999. p. 101-107. 19 mismo y amar y cuidar de otros, la creencia en la regla de oro, y el deseo de mantener las normas y la autoridad y estereotipos de buena conducta. En el 4, mantener la institución en funcionamiento como un todo, para evitar el colapso del sistema: “que todos lo hagan...”, teniendo conciencia de las propias obligaciones respecto de otros. En el 5, hay un sentido de obligación hacia la ley, un compromiso de fidelidad a la norma y al bienestar de todos, finalmente en el 5, como ser racional cree en la validez de los principios morales universales y los asume con sentido de compromiso social, busca en la praxis la perfección personal. 4.2.3 El tipo de formación moral Teniendo en cuenta los aportes de Paulo Freire, Piaget, Kohlberg, del Magisterio de la Iglesia en Puebla y el documento “Colombia se construye desde la educación, una tarea de todos”, de la Ley de la juventud y la experiencia, la formación integral debe tener como núcleos dinamizadores: la formación, la humanización, la liberación y la evangelización. Formación: implica la instrucción y el desarrollo de competencias, habilidades y destrezas, pero teniendo en cuenta al ser humano como totalidad y por tanto le ayude a crecer equilibrada y armónicamente en todas las dimensiones; Humanización: para que el sujeto de la formación no desconozca su identidad, su “deberse a otros”, su otridad y alteridad y los valores propios del ser humano a partir de la propuesta de Jesús presente en las Sagradas Escrituras; Liberación: de todo aquello que ata a la persona humana y le impide ser autónomo, tomar sus propias decisiones y responder por ellas, sin ser “sobrado” y tan ajeno a la realidad que se sienta como de otro planeta. Evangelización, para que los compromisos adquiridos como ser humano por el hecho de existir y de ser persona, se hagan efectivos a través del testimonio, de la coherencia de vida y pueda transparentar y continuar en el proceso de instauración del Reino de Dios en el aquí y en el ahora, para poder degustar las mieles de lo que será la salvación eterna. Si la educación moral no se replantea, en la manera como se formula, mas no en los principios, si no se aprovechan diversos medios y se implementa una nueva didáctica, difícilmente se pasará de la instrucción teórica a la práctica y por ende no habrá cambio alguno ni en el presente ni para el futuro. 4.3 LA LIBERTAD 20 Dentro de las conquistas y sueños del hombre está el de la libertad, algunos la anhelan y quieren tenerla para hacer lo que les dé la gana, otros la confunden con el libertinaje, otros creen que ser libre es hacer “locha”, vivir desprogramado, sin ideales ni proyecto de vida. Para hablar de acción moral, es necesario reconocer que la persona debe ser libre para obrar, lo cual implica dos aspectos: uno, el que no sea dependiente de ninguna coacción interna, y otro, que tome la decisión por aquello que ha conocido como bueno; por tanto, no es suficiente reconocerse libre sino que además debe saber la persona, que puede ejercer ese derecho de ser libre para que sus actos sean realmente humanos. En consecuencia, la siguiente reflexión sobre la libertad se desarrolla a partir de tres puntos que son: el concepto, la manera como debe ser ejercida la libertad y la esencia de la libertad. 4.3.1 Concepto. “La libertad es afirmación de la persona; se vive, no se ve”, no es un resto de la suma universal, es la persona quien se hace libre después de haber escogido ser libre, puesto que en ninguna parte encuentra la libertad dada y constituida, pues así como no se trata de ser indiferente, ni menos de mendigarla, y aunque nada ni nadie en el mundo le asegura que será libre, se trata de experimentar la libertad, ya que “ella se hace y me hace libre, en ella y por ella me invento, e invento conmigo mis motivos, los valores y el mundo, sin apoyo ni ayuda”, es “total y sin límites” (Sartre). “La libertad solo progresa, como el cuerpo, gracias al obstáculo, a la elección, al sacrificio”, es un acto de ser, es una tarea, una conquista, un deber y a la vez un derecho tanto en el ámbito individual como grupal en cuanto le permite al hombre ser “más humano” es decir, debe haber preocupación por las libertades como por la libertad, en cuanto aquellas no son más que oportunidades abiertas para la batalla de la libertad en cuanto esta no conoce fin. La libertad en cuanto elección y adhesión debe ser creadora frente a la ruptura de fuerzas intimidantes y de cadenas de fatalidades y probabilidades, para permitir que el mundo avance y el hombre sea más persona, pero a la vez, como “no es solo ruptura y conquista; es también, y finalmente, adhesión”. El hombre libre es aquel a quien el mundo interroga, siendo veraz en su respuesta al afirmar que es un ser responsable dada su racionalidad. La libertad humana no es absoluta, a la vez esta no crece espontáneamente sino que se conquista, tanto en cuanto “no nacemos libres, sino con capacidad de ser libres. Nos hacemos libres a medida que luchamos constantemente por mantener 21 la autonomía de nuestras decisiones” 22, cada cual se hace libre a medida que va optando de manera concreta, como una capacidad y como una actitud del ser autónomo frente a posibilidades concretas, tal como lo enseñó el Maestro de Maestros “la verdad os hará libres” y a la vez como lo asumió la USTA: buscadores de la verdad” o “facentes vertitates”, sin olvidar que “el verdadero hombre libre es aquel que responde, que se compromete” para favorecer la unión, la responsabilidad y la consagración de las personas. Si la libertad se concibe como “un poder ser y hacerse, elegir y elegirse”, es a la vez don, tarea y conquista, por eso como dimensión fundamental de la persona humana, es elemento y parte esencial para decidir, optar y asumir la responsabilidad. Sin embargo, el ejercicio de la libertad está delimitado y por ende el hombre no goza de libertad absoluta, la cual es condicionada por dificultades, límites, contradicciones e incluso estados de ánimo de cada persona. La libertad es fruto de la razón y de la voluntad y son las dos las que entran en juego cuando se realiza una acción, por tanto, “la elección es substancialmente acto de la voluntad, que incluye y presupone el acto del entendimiento”. 4.3.2 Ejercicio de la libertad. El hombre no es “tan libre como cree serlo” y pese a esas limitantes, puede decidir qué hacer con su propia existencia, por eso elige un estado de vida, una pareja, una profesión, un trabajo, una forma y/o estilo de vida, un lugar dónde residir y una vivienda o techo para reclinar la cabeza, es decir, que “la existencia de la libertad es innegable y, con matizaciones diversas está admitida de modo universal. No tendría sentido mandar o percibir algo, si el hombre no fuera libre para hacerlo o no” Por eso la libertad no es total sino limitada. Son muchísimos los elementos que la condicionan y la disminuyen: el miedo, la educación, la familia, la ignorancia, el respeto humano, el ambiente, la salud, los intereses, los complejos ocultos, e inconscientes, etc.”23 En toda acción humana hay rasgos o señales de libertad personal y a su vez fuerzas que en determinado momento y condiciones se pueden volver incontrolables, haciendo que el ejercicio de la libertad, aunque ésta es una sola y no se puede fraccionar, se de en dos niveles: externo e interno, por lo cual, algunos autores hablan de libertad externa y de libertad interna. El nivel de dicha libertad influye directamente en el grado de responsabilidad de la persona 4.3.2.1 Libertad externa 22 23 Ibíd. p 93. GOZÁLEZ FRAYLE Antonio. Yo soy el camino. 6 ed. Paulinas. Madrid. 1986. p.185 22 Es la posibilidad que tiene la persona de elegir entre varias opciones o alternativas, o sea, la elección significa selección de un objeto con preferencia de otros, lo cual demanda capacidad para comparar y realizar luego un juicio de valor. Por tanto, la elección es un acto de la voluntad que presupone un acto intelectual, que permite elegir entre varios bienes que son valiosos, como por ejemplo la elección del estado de vida, del estudio de una ciencia, de practicar determinados deportes, etc., siendo esto manifestación de que “el hombre posee un poder real y efectivo de libertad en su vida personal. La libertad, “al no ser una potencia autónoma, independiente e ilimitada”, se debate en una dualidad, que la llevan a permanecer constantemente en una condición de tensión y de antagonismo y aunque con el tiempo cada persona va madurando, no todas se sienten con mayor grado de libertad, aunque tomen decisiones con mayor rapidez, al aplicar o practicar en la cotidianidad los siguientes elementos: deseo, deliberación, elección y ejecución, y que P. Ricouer, al describir el comportamiento moral los sintetiza en tres, los cuales no sólo lo originan y lo desarrollan, sino que también hacen que la persona lo asuma de manera responsable: decidir, actuar, consentir24. Decidir: es el resultado de una búsqueda, del estar atento, del comparar diversas alternativas, es elegir para poder tomar una decisión, lo cual le permite a la persona afirmarse a sí misma saliendo del anonimato, para proyectarse y comprometerse en la acción, en cuanto “la decisión tomada por la persona presupone un proyecto, que es asumido de acuerdo a sus valores, y con la certeza que lo conduce a la meta, porque en sí misma la opción es buena”. Actuar: generalmente el obrar humano acaba en la acción, como expresión última de la proyección de la persona que ha decidido u optado, puesto que “la acción comunica la experiencia de ser uno mismo creador o transformador de la realidad”. Pero, la acción exige esfuerzo para vencer obstáculos y superar las resistencias, pues la persona no se puede darse por vencida o caer derrotada frente a la primera dificultad, requiriendo automotivarse, “tomar un segundo aire” y ser fiel al compromiso asumido para hacerlo efectivo, demostrando así, no sólo que venció sino que también posee capacidad y poder de superación. Consentir: si la persona ha elegido y actuado dentro del proceso de los actos humanos, el consentimiento representa el “último momento por el que ella queda implicada ya en una determinada situación y la adopta dinámicamente como suya” en cuanto ha hecho una “opción fundamental que implica todo su ser como persona humana”, es su meta, su fin, su tarea, su conquista, sus sueños y desvelos, es como dice el Evangelio al hablar del reino de los cielos: ser capaz de Cf. RUÍZ AMAYA, Dukeiro de Jesús. La consumación del matrimonio “humano modo”. Tesis de doctorado en Derecho Canónico. PUJ. Bogotá. 2005. p.165 24 23 renunciar a todo porque se ha encontrado “un tesoro”, “una perla preciosa de gran valor” y los quiere hacer suyos (Mt. 13, 44-46) 4.3.2.2 Libertad interna, El acto propio del libre albedrío no se agota en el moverse con plena conciencia y sin coacción cuando podría no hacerlo, sino también en el moverse en un sentido o en otro, querer un bien u otro y hacerlo a “su manera”, es decir, con sello propio, a su estilo, por eso implica, que la persona, no teniendo ningún tipo de coacción externa, en su interior y de acuerdo a su conciencia sea capaz no sólo de decidir sino también de asumir los compromisos y obligaciones de su actuar. Desde luego, el ejercicio de la libertad “... sólo es posible si el libre arbitrio goza de una doble indeterminación o indiferencia: hacia el obrar o no obrar y hacia el obrar en un sentido o en otro. No debemos entender, sin embargo, esta indiferencia en un sentido negativo, como indigencia. Por el contrario es una indiferencia que se funda en la perfección del ser de la voluntad que sobreexcede a los bienes particulares que se le presentan y no se siente atraída con necesidad por ninguno de ellos sino sólo por el bien universal”25. En efecto la opción fundamental requiere un grado suficiente madurez, el cual no es el mismo para todos, pero cuando la persona lo asume de manera consiente, libre y responsable se convierte en su quehacer diario e intencionado, como es en el caso del cristiano de alcanzar la perfección, es decir la opción la identifica con el Sumo Bien que es Dios, y sin desconectarse de la realidad o escaparse de las situaciones, se va santificando hasta llegar a verle cara a cara en el final de los tiempos. En definitiva, si el hombre lucha por ser autónomo, por ser “libre”, por qué tantas cosas lo atan? Por qué cuando se siente libre, es cuando más esclavo es? Será la libertad un “estado ideal” imposible de alcanzar? Para responder éstos y otros interrogantes es necesario reconocer que no se es libre e identificar qué situaciones impiden el ser libre o sea, señalar o diagnosticar qué lo ata? 4.3.3 Esencia de la libertad. Frente a la opción que tiene el hombre de decidirse por lo bueno o por lo malo, es necesario que tome una actitud de aceptación o de rechazo frente a dicha dualidad, de tal manera que sea capaz de descubrir la esencia de la libertad concebida como: “la facultad de obrar el bien”, pues, justo, sólo hay libertad donde 25 Ibíd. p. 167 24 hay fuerza para vencer el mal, “más la fuerza para el bien procede semejanza con Dios, de la participación de su libertad”26 de la 4.3.4 La libertad de los hijos de Dios Si el querer de Dios para la especie humana es que sea libre a partir de la verdad: “la verdad os hará libres” (Jn 8,32), acaso es “exclusiva y excluyente” la libertad de los hijos de Dios? Acaso, Dios Padre rico en misericordia puede excluir a hombres y pueblos no creyentes que existieron antes de su Hijo Jesús y de su Iglesia? Como la libertad para los seres humanos no es absoluta en cuanto la condiciona la “naturaleza humana”, sin embargo el creyente, puede avanzar hasta un grado tal que sea invadido por el Espíritu Santo y sus dones, para poder exclamar con el apóstol Pablo: El Señor es espíritu, y donde está el Espíritu del Señor, allí está la libertad” (2 Cor 3,17). Es así como la libertad de los hijos de Dios consiste en reconocer la voluntad de Dios Padre, para actuar de acuerdo a ella, superando las limitantes del pecado, en cuanto: “Esta es la libertad de los hijos de Dios, la cual incluye liberación de la esclavitud del pecado y de Satanás y libre sometimiento a la “ley de Cristo”; liberación del egoísmo y de la confianza en las obras de la ley como medio para alcanzar la propia justicia; entrega al servicio del Reino de Dios; liberación de la presión de la letra de la ley y entrega al espíritu de responsabilidad; docilidad al Espíritu Santo que conduce al servicio obediente de Dios”27 La libertad de los hijos de Dios al permitir docilidad a la acción del Espíritu Santo, facilita al creyente superar las habladurías y temores humanos para ser capaz de servir, amar, superar males y temores que se oponen a la tarea que dejó Cristo a sus seguidores: amar a Dios y al prójimo. 4.4 LA LEY Cuando se hace referencia a la ley, la opinión común la asocia con “restricción”, “prohibición”, “castigo” e incluso con “pérdida de la libertad”, manifestando que no hay claridad conceptual sobre el término, por ello el propósito de éste apartado es el de reflexionar sobre lo que es la ley, la jerarquización y clases de ley, y la obligatoriedad de la ley para el cristiano. 4.4.1 Concepto 26 Cf. CONFERERNCIA EPISCOPAL COLOMBIANA. Compromiso moral del cristiano. SPEC. Bogotá. 1985. N° 193 - 195 27 Ibíd. N° 203 25 Etimológicamente la palabra procede del término griego: “nomos”, que significa mandato o un deber expresado con carácter obligatorio para una colectividad”, mientras que en el campo de las ciencias, la ley “expresa una relación constante entre fenómenos que se pueden generalizar y predecir”. Santo Tomás presenta la siguiente definición, considerada hoy como clásica: es la “Ordenación de la razón, dirigida al bien común, y promulgada por el que tiene a su cargo la comunidad”28, se afirma igualmente que la ley constituye la norma objetiva de moralidad, frente a la conciencia que es la norma subjetiva. 4.4.2 Características de la ley Flecha, señala dos características: racionalidad y el bien común. Racionalidad: “la ley es un acto de la razón práctica más que de la voluntad”, por ello, cada ser humano ha de comportarse de acuerdo a su naturaleza “humana” ontológica y objetiva, teniendo como meta la felicidad. Cuando algunas leyes favorecen a unos grupos sociales en detrimento de la convivencia y subsistencia de otros, fomentando así la discriminación de los seres humanos, la racionalidad se debe cuestionar porque la ley se convierte en ilegítima, llamada comúnmente como “ley injusta”, por ello “la discriminación de los seres humanos, cuando es permitida o, peor aún, fomentada por la ley, denuncia la misma ilegitimidad de la ley”, y entra en contravía con el orden moral que se levanta proféticamente para denunciar el orden jurídico. Bien común: ésta característica no es contraria al bienestar de cada persona humana, por el contrario, excluye cualquier tipo de discriminación, entendiendo por bien común “la suma de aquellas condiciones de vida social mediante las cuales los hombres pueden conseguir con mayor plenitud y facilidad su propia percepción, consistente sobre todo en el respeto de los derechos y de los deberes de la persona humana” (DH 6). La consecución del bien común tendrá lugar cuando a partir de los objetivos y metas comunes, intrínsecamente todos presten su colaboración, se hagan y sientan parte del mismo, aporte cada uno de acuerdo a sus posibilidades, cuando lo hagan suyo y aunque se dé en el ámbito externo, cada cual entienda que es parte de ese todo, que en la medida que lo asuman se alcanzará con mayor prontitud, puesto que “ese conjunto de condiciones de vida social que hacen posible a las asociaciones y a cada uno de sus miembros el logro más pleno y más fácil de la propia perfección”, no es otra cosa que el bien común, al cual invita el Magisterio Eclesiástico cuando recuerda que “el deber de justicia y caridad se cumple cada vez más contribuyendo cada uno al bien común según la propia 28 FLECHA ANDRES, José Román. Teología moral fundamental. BAC. Madrid. 1994. p. 238-242. 26 capacidad y necesidad ajena” (GS 30), porque el bien común es a la vez un derecho y un deber del ciudadano, y por ende es parte de la vocación del cristiano el dar ejemplo de sentido de responsabilidad y de servicio al bien común (GS 75) 4.4.3 Clases29 CLASES LEY ETERNA LEY FÍSICA Es el plan de Dios en cuanto señala una dirección a toda acción y movimiento orden que rige toda acción y movimiento del cosmos 4.3.3.1 LEY MORAL NATURAL LEY POSITIVA DIVINA Impuesta al hombre cuando le fue dada la naturaleza racional Manifestada directamente por Dios a la humanidad: primitiva, mosaica y cristiana LEY HUMANA Manifestación de la ley eterna. Ley eterna “Es la ejecución de la providencia divina. Su fundamento es el ser perfectísimo de Dios que quiere comunicarse a la creación. Ella rige todo el acontecer cósmico” (Compromiso moral N° 219) Es la fuente de las demás leyes, las cuales son obligatorias en cuanto son manifestación de ésta ley. 4.4.3.2 Ley física “Es el orden que rige necesariamente toda la acción y movimiento del cosmos, sin intervención de la libertad creada” (Compromiso moral N° 221) 4.4.3.3 Ley moral natural Es la participación del hombre de la sabiduría y bondad del Creador, por la cual le confiere el dominio de sus actos y la capacidad de gobernarse con miras a la verdad y al bien, es decir, “la ley natural expresa el sentido moral original que permite al hombre discernir mediante la razón lo que son el bien y el mal, la verdad y la mentira” (Catecismo de la Iglesia Católica N° 1954) Como ley, “es ley de libertad”, en cuanto “orden moral al que el hombre, por ser libre, está ligado por el hecho de ser hombre”. 4.4.3.4 Ley positiva divina 29 Op. cit. CONFERENCIA EPISCOPAL DE COLOMBIA. N° 216 ss. 27 Es la manifestada directamente por Dios a la humanidad; puede referirse al orden natural, sobrenatural o de la gracia y se la denomina como “la gracia del Espíritu Santo”, la cual “es conveniente como ayuda a la debilidad de la razón humana”. Se divide en: * ley primitiva, dada por Dios a los primeros padres, se encuentra en los primeros capítulos del libro del Génesis, donde les señala el Plan divino que no fue cumplido dad la debilidad humana. * ley mosaica, dada al Pueblo por medio de Moisés y los profetas, se encuentra en el Antiguo Testamento y trata los aspectos cultual, judicial y moral (Cf. Compromiso moral N° 244). En éste contexto “la “ley” se refiere fundamentalmente a las prescripciones contenidas en los cinco primeros libros de la Biblia”, pero en un sentido amplio se refiere a “la voluntad de Dios y el camino que sigue el hombre que no escucha el consejo de los impíos (Sal 1), sino que busca a Yahvé de todo corazón (Sal 119,1)30 * ley cristiana, revelada por Dios en Cristo, se sintetiza en “el mandamiento del amor” (Mt 22, 34-40) y grabada en el corazón de cada cristiano como “Ley del Espíritu de vida en Cristo Jesús (Rm 8,22). “Jesús propugna un cumplimiento de la ley desde la absoluta radicalidad del amor –a Dios y a los hombres- que la sume y le otorga sentido (Mc 12, 28 – 34; Mt 7, 12)” 4.4.3.5 Ley humana Es manifestación de la ley eterna y “tiene dos funciones: confirmar las exigencias de la ley divina y sacar de ellas consecuencias para la vida práctica”. Su validez se da si cumple las siguientes condiciones: “que se mantenga en el ámbito de la ley divina, que el legislador sea autorizado, que las exigencias de la ley sean lícitas, justa, útiles y posibles” (Compromiso moral N° 226 y 287). 4.4.4 Obligatoriedad de la ley. La ley no es un simple precepto, porque ésta es dada con un valor universal (para la totalidad de las personas de una comunidad, mas no para todos los habitantes de todo el mundo), mientras que el precepto es dado para un caso particular y para una persona. Por ende, toda ley tiene fuerza obligatoria en cuanto sea manifestación de la ley eterna de Dios, para lo cual se deben tener en cuenta los siguientes aspectos: 30 Op. cit. FELCHAS. p. 255 28 * La conciencia: “Toda ley humanan obliga en conciencia, ya sea porque inculca la ley divina, ya sea porque quien la promulga tiene autoridad legislativa” (Compromiso moral N° 292) * Sin excepciones: obliga a todos los miembros de la comunidad incluido el legislador. En el caso de las leyes eclesiásticas está obligado a cumplirlas quien tiene uso de razón. * La obligación comienza cuando la ley es promulgada, es decir, dada a conocer por el medio oficial, generalmente es por un periódico, aunque ahora también se presente en una página Web. * El cristiano debe cumplir tanto las leyes eclesiásticas, por ser miembro de la Iglesia y estar en comunión con ella, tener una misma fe y estar bajo la autoridad del Romano Pontífice, como también las promulgadas por el poder legislativo de su país o nación, como ciudadano. 4.4.5 El legalismo o la ley por la ley La característica fundamental de una moral legalista, es “el respeto a la ley por la ley u obligación incondicionada”, es la moral de la ley, de la letra, de lo prohibido vs. lo permitido, que lleva al culto de la ley. No se reflexiona, se toma en un sentido literal sin distinguir lo esencial de lo accidental, se ejecuta como algo extraño, porque no se interioriza, quedándose en el simple cumplimiento exterior de la misma al estilo fariseo: “para mostrar y ser admirados”, sin llegar a la conversión y a la santificación. Un ejemplo claro lo podemos constatar con la oración realizada por el fariseo y el publicano (Lc 18, 9-14) Jesús condena el legalismo farisaico, porque el legalista aunque practica el bien moral y la rectitud, corre el peligro de atribuir la salvación a las obras realizadas desconociendo la misericordia y la fidelidad de Dios en la presencia o acción insospechada del espíritu Santo. En consecuencia, Jesús apela a una perfección interior que supere la simple fidelidad o cumplimiento literal de determinadas leyes. Jesús mismo ofrece orientaciones que no se limitan a ser vagas generalidades, sino que exigen comportamientos muy concretos, en temas como “la limosna, la oración, el ayuno, el amor a los enemigos, las relaciones interpersonales vividas superando la antigua norma del talión”31 4.4.6 Relación entre ley y libertad Cuando el hombre se vuelve esclavo de la ley por la ley, ésta lo vence, lo domina, lo esclaviza al quedarse en el legalismo, pero, si el cristiano contando con la gracia de Dios manifestada en la asistencia del Espíritu Santo y sin quedar 31 Ibíd. p. 257 29 eximido de toda obligación, logra superar la ley, se convierte en un ser libre, en un hombre nuevo (Ef. 4, 22-32). Al hombre que es esclavo la ley se le convierte en una carga, le resulta difícil, tiránica, enojosa, le pesa como un yugo sobre su existencia, le faltan fuerzas, la lleva derrastra, le manifiesta sus limitaciones, su fragilidad e incluso su situación dolorosa hasta conducirlo a la trasgresión. El hombre nuevo, renovado, movido por la gracia actúa teniendo en cuenta la ley, la asume, la interioriza y por ende la hace suya, la cumple con amor, con dinamismo, y se convierte así en un ser libre, es decir: “no coaccionado porque cuanto él tiene que hacer, lo hace como algo propio, que le brota desde dentro”, pues el Espíritu Santo le asiste, lo anima y lo impulsa desde dentro, recordando que “para ser libres nos liberó Cristo” (Gal. 5,1) La tarea o quehacer del cristiano es la de amar, porque la libertad y la caridad se complementan, Pablo recuerda a los cristianos cómo “hemos sido llamados a la libertad, y al ser conducidos por el Espíritu Santo, ya no estamos bajo la ley”, y presenta el siguiente paralelo entre el hombre viejo cuyas obras son propias de la carne y el hombre nuevo cuyas obras son fruto del Espíritu (Gal. 5, 19 – 23) OBRAS DE LA CARNE OBRAS DEL ESPÍRITU Fornicación Iras Amor Impureza Rencillas Alegría Libertinaje Divisiones Paz Idolatría Disensiones Paciencia Hechicería Envidias Afabilidad Odios Embriagueces Bondad Discordia Cosas semejantes Fidelidad Orgías Mansedumbre Dominio de sí En consecuencia, quienes realizan las obras de la carne “no heredarán el Reino de Dios”, y quienes viven según el espíritu, deben obrar según el espíritu. Y advierte Pablo y a la vez los exhorta: “Pues lo que uno siembre, eso cosechará: el 30 que siembre en carne, de la carne cosechará corrupción; el que siembre en el espíritu, del espíritu cosechará vida eterna. No nos cansemos de obrar el bien...” (Gal. 6, 7b – 9a) 4.5 ÉTICA EN SITUACIÓN Hay una serie de dudas sobre la manera como las circunstancias influyen en la forma de actuar de la persona, y cómo según el individuo hay situaciones tanto personales como del contexto que atenúan o agravan la forma de actuar, lo cual se ve reflejado en la pena imputada. Con miras a clarificar éste tema, a partir del interrogante: ¿Cómo influye la situación en la moralidad?, se desarrollan los siguientes aspectos: el concepto de situación, las características, los elementos, las causas y la invitación ética a partir alternativas concretas32. 4.5.1 Concepto Si entendemos por situación “el resultado concreto de todos los factores de tiempo y de lugar en donde se inserta la libertad humana”, es decir, el estar sumergida, inmersa o involucrada, la humanidad y totalidad de la persona humana, no solo su corporeidad, sino también todo lo que está ligado a ella: su historia de vida personal, los proceso de crianza, la educación y formación recibidas, su proyecto de vida, su desempeño, etc., en el aquí y en el ahora, hay elementos que marcan la toma de decisiones de toda persona humana frente a una realidad y hechos concretos, esto es, la ética de situación. Por eso, entra en juego la “libertad personal situada”, puesto que por naturaleza, el hombre no está en “estado puro”, sino que es un eterno devenir en cuanto busca la perfección y no es una “obra terminada”, no tiene un “prediseño o molde” que conduzca al mismo sujeto o a la sociedad a decirle: “Ud. está hecho”, está “pleno”. Es tan compleja la situación que es única en la vida, nunca se repite o es idéntica, por ende, ni se clona ni los móviles son los mismos. 4.5.2 Elementos Los elementos que están en relación con la situación son de diverso orden, tal como se señalan a continuación: 32 Op. cit. RUIZ. Propuesta de ética para la Facultad de ingeniería de la UMNG. p. 32 31 Geofísicos Culturales Biopsicosomáticos Sociales Religiosos Históricos 4.5.2.1 Morales Geofísico: Tiene que ver con los lugares, espacios, escenarios y tiempo (cerrados o abiertos, urbanos o rurales, inhóspitos, poblados, despoblados, clase de público, a la hora de la aurora, en la mañana, al medio día, etc., la calle, el hogar, dentro o fuera de..., 4.5.2.2 Biopsicosomáticos Entran en juego la existencia como ser vivo, su proyecto de vida y realización personal, las expectativas de vida, los sueños e ideales, el estado de vida; los estados de ánimo, el patrón de desarrollo, las motivaciones, intereses y expectativas, el autoconcepto, la autoestima, la autonomía; la praxis de valores, lo libre o esclavo que se sienta, la práctica que realice sobre el cumplimiento de los deberes y la demanda de los derechos, etc. 4.5.2.3 Culturales 32 El sentido de pertenencia a una comunidad, la identidad con el logro de fines y bien común de la misma, la acogida, práctica y enseñanza de valores propios de la comunidad especialmente en lo cultural y todas sus manifestaciones artísticas, folklóricas 4.5.2.4 Sociales La problemática, características e identidad de cada grupo social, el perfil del ciudadano, las leyes que lo rigen, la forma de gobierno, la independencia o no de los poderes públicos, grupos o clases sociales, grupos de oposición. 4.5.2.5 Históricos La conformación del grupo social y los procesos de liberación del país, los gobernantes, líderes y clase administrativa y dirigente, el papel desempeñado por las fuerzas armadas oficiales y clandestinas de derecha o de izquierda, el proceso político, la opinión pública nacional e internacional, la postura de los mas media respecto de la manera como “venden” o no el país. 4.5.2.6 Morales Las normas, principios, valores y fundamentos que rigen el comportamiento de la comunidad, la praxis que de las mismas realice cada individuo, la coherencia o incoherencia de quienes dirigen las Iglesias, los políticos y la clase dirigente, la permisividad, la injusticia de quienes están encargados de la justicia, la doble moral, la corrupción, la inversión de valores, la forma de ser de las nuevas generaciones, y otros... 4.5.2.7 Religiosos. Ante la proliferación de sectas, las grandes religiones, ya sean proféticas (Judaísmo, cristianismo e Islán), sapienciales (Taoísmo, confucionismo) y místicas (Hinduismo, Budismo, Zend) no han podido conservar el gran número de sus miembros, por diversos motivos, la doble vida y el antitestimonio de algunos jerarcas y líderes religiosos mundiales, el fanatismo de otros, el radicalismo de algunos han imposibilitado el llegar a ser unidad y comunión; además la formación religiosa y moral, la asistencia pastoral y la cura de almas, el laxismo e incluso la falta de juicios morales. 4.5.3 Características: Son cuatro a saber: 33 Facticidad: todo hombre está inevitablemente situado, es un ser histórico, está en el mundo, no se puede salir de él, por eso el hecho debe ser real. Unicidad: cada circunstancia es única, es decir, la situación se da en una única vez y para unas circunstancias concretas en que se encuentra la persona, pues nada se vuelve a repetir. Variabilidad: los elementos de cada situación son únicos y por ende varían entre un hecho y otro, entre el ya y el más tarde, entre el hoy y el ayer. invitación ética: cada momento es un espacio para concretizar la praxis ética, cada persona debe dar sentido a la situación. 4.5.4 Causas. El fin de la ética de situación es el de procurar una mayor autonomía moral para el hombre, siendo él quien libremente decida lo que está bien o lo que está mal, teniendo en cuenta el producto de la reflexión de “su conciencia”, que no puede ni debe reducirse a la elección arbitraria de la misma. A la “autonomía moral” han contribuido las siguientes causas: 4.5.4.1 La autonomía: desde siempre el hombre a luchado por conquistar la autonomía, la cual no se puede confundir con los “caprichos”, la terquedad y la obsesión que muchas personas, independiente de la edad y otras circunstancias, alegan o reclaman. La autonomía requiere madurez, independencia, mas no sobradse o autosuficiencia; demanda responsabilidad personal y libertad. 4.5.4.2 La robotización y despersonalización del ser humano. Frente al uso que se ha dado a la ciencia y la tecnología en la automatización y mecanización de la producción, los pocos operarios deben trabajar al ritmo de la máquina como si fueran robots, perdiendo su ser y su identidad de personas, y llegando incluso a convertirse en “una pieza más” del sistema productivo dentro de las políticas neoliberales y mundialización de la economía. 4.5.4.3 Las precarias condiciones de vida. La afirmación de Juan Pablo II, en el Discurso Inaugural de la III Conferencia del Episcopado Latinoamericano reunido en Puebla, se acentúa y por ende se hace evidente en las puertas del presente siglo: “ricos cada vez más ricos a costa de pobres cada vez más pobres” (Cf. Puebla N° 30), donde el que tiene no quiere compartir, ya sea por egoísmo o por temor a perderlo todo, pero también quien no tiene nada “se rebusca” y muchas veces realiza “trabajos” y tareas indignas a cambio de unas pocas monedas, justificando lo que hacen a cambio de sobrevivir, en unas condiciones que son contrarias al querer de Dios, según la Sagrada Escritura, para la humanidad (Lc. 12, 22-32). 34 4.5.4.4 La reacción contra la formación moral recibida: al ser impositiva se caracterizó por los formalismos, legalismos y la casuística de los fariseos, haciendo que la humanidad fuera “uniformada” en las maneras de comportarse sin tener claridad, decisión y autonomía en el actuar manifestado en un comportamiento ético que conllevó a la doble moral, es decir a la incoherencia de vida entre el ser y el hacer. 4.5.4.5 La doctrina de la filosofía existencial. Se busca que el hombre sea autónomo, gracias a su libertad debe determinarse continuamente a sí mismo, puesto que para Sartre en el fondo “el hombre es una nada, sólo por momentos puede hacer algo, cuando libremente se emplea en algo, es “el ser para sí” y en consecuencia “la existencia humana puede estar abocada a la nada o a la trascendencia”33 Lo ideal es que a partir de ésta realidad cada persona se reconozca como ser limitado, necesitado de otros e incluso dependiente, pero a la vez con deseos de superación, ideales y metas por cumplir, las cuales debe empezar a labrar desde la edad temprana, pues de otra manera existir no tendría sentido si no lo hace de manera consciente, libre y buscando la realización personal y el ser feliz. 4.5.4.6 La concepción errada de pecado. Para muchas personas el pecado no existe, por ende nada es pecado y máxime cuando, según ellos” todo el mundo lo hace”, por tanto no establecen límites entre lo bueno y lo malo, entre aquello que construye al hombre y lo que lo niega o aliena, ente lo justo y lo injusto. Se olvidan que el pecado es una realidad intrínseca al ser humano, puesto que se concibe como “un NO que la creatura pronuncia de palabra y ratifica con los hechos. Un NO a Dios que invita NO al hermano que interpela, NO a la comunidad que pide contribuir al bien común, NO a la Iglesia como comunidad de salvación, NO a la propia vocación histórica” 34 “...El pecado es principalmente una decisión personal contra Dios, una negativa voluntaria a entrar en comunión con El, una desobediencia a su amorosa voluntad” 35 4.5.5 Corrientes: las principales son: 4.5.5.1 La doble moral: contrapone dos formas de moral irreductibles: la ley y la a libertad, y se manifiesta así: Según Bergson (filósofo francés), puede ser de orden cerrado o abierto, en el primero se actúa de manera resignada, instintiva, uniforme, rutinaria, sumisa, conservadora e imita, en el segundo caso se actúa de manera creativa teniendo presentes valores y principios propios de quien actúa. 33 Op. cit FISCH. p. 78. Op. cit. CONFERENCIA EPISCOPAL DE COLOMBIA. Compromiso moral del cristiano- N° 315. 35 Ibíd. N° 319. 34 35 Según Hesnard (influenciado por el psicoanálisis) la persona concibe la moral como si fuera un tabú y actúa de manera infantil en cuanto por un lado transgrede la norma siendo intolerante, agresivo y recurriendo a lo mágico, y por otro se hace presente el complejo de culpa como un sentimiento universal. Existencialismo ateo, a partir de la libertad absoluta, todo es válido según la intensidad de libertad con que se haga. Para Protágoras (filósofo griego) “el hombre es la medida de todas las cosas, de las que son en cuanto son, de las que no lo son en cuanto no lo son”. Existencialismo teísta: consiste en la autodeterminación de la voluntad a partir de unos valores objetivos por los que da valor y sentido a la realidad. Por ejemplo, el sentido que dentro del cristianismo tiene el mandamiento del amor. 4.5.5.2 Moral evolutiva: por naturaleza el ser humano está en constante proceso de evolución que le lleva a madurar como ser moral en busca de la perfección, su conciencia es la norma subjetiva de moralidad la cual rige su conducta. 4.5.5.3 Teología protestante: relativiza la moral natural por la gracia de Dios, quien llama individualmente y en una situación concreta con miras a la conversión, por ejemplo a quien es alcohólico para convertirlo al Señor. 4.5.5.4 Católica de situación: teniendo presente la naturaleza humana general y una ley universal válida, en situaciones concretas se responde con una determinación y aplicación especial, propia y específica para cada caso a partir del juicio personal con rectitud de conciencia. 4.5.6 Elementos para una posible solución. No hay una solución fácil y taxativa como si fuera una fórmula mágica, por ello cada persona debe tener en cuenta los siguientes elementos, para actuar autónomamente, dado que debe hallar la solución de manera objetiva y realizando juicios morales, para asumir la responsabilidad frente a sus actos: 4.5.6.1 Ni laxismo ni subjetivismo, pues no todo o cualquier cosa que se haga resultará bien frente a la necesidad de obtener buenos frutos, ya que no es suficiente el deseo de hacer coincidir la norma subjetiva con las exigencias objetivas de la realidad. 4.5.6.2 Valoración objetiva de la realidad: por ser única, concreta,, en el aquí y en el ahora, en el ya, para así vislumbrar la actuación y proceder en cuanto tal. 4.5.6.3 Mayor intervención y creatividad: en las situaciones complejas e imprevisibles se requiere mayor intervención y creatividad de la persona, la cual se expresa mediante la toma de decisiones a partir de juicios morales con plena 36 libertad, responsabilidad y conocimiento objetivo del hecho o situación, es aquí donde la conciencia personal elige. A manera de conclusión se afirma la importancia de la ética en situación en cuanto contribuye a superar la conciencia infantil o primitiva ante la ley, ya que requiere de un diálogo y valoración entre ley, situación y conciencia para tomar la decisión, especialmente frente a la crisis de los jóvenes y adolescentes para evitar el relativismo, llevando a la promoción de una ética adulta en la cual hay superación de supersticiones, tabúes, automatismos y autoritarismos, dentro de una sociedad pluralista y una cultura profana. 4.6 PECADO Y CONVERSIÓN Si la moral cristiana consiste en el seguimiento de Cristo para reconocer la voluntad del Padre y cumplirla, en consecuencia el pecado es fundamentalmente la negativa personal, libre y consciente, a tal seguimiento. Frente a lo anterior, el hombre de la denominada postmodernidad, no tiene claridad o concreción sobre qué es el pecado y por tanto no es consciente de esa experiencia de pecado y menos de reconocerse”pecador”. Éste apartado presenta en una primera parte lo relacionado con el pecado: concepto, niveles en la experiencia de pecado, clases de pecado y consecuencias del pecado. En la segunda parte que corresponde a la conversión, donde se señala el sentido de ésta, el hombre como sujeto de conversión, las bases y las exigencias para la concretización de la misma. 4.6.1 El pecado Con miras a dar algunos elementos para que se asuma la condición de la fragilidad humana y se reconozca qué es el pecado, cuándo se comete y cómo la conversión es la mejor “aliada” para superarlo se exponen a continuación dichos aspectos. 4.6.1.1 Concepto de pecado. Ya se había señalado que el pecado es una negación voluntaria a entrar en comunión con Dios, es fruto de una decisión personal, que conlleva al hombre a imponer su arrogancia, a descubrir su mentira y a manifestar el odio que está implícito en la hostilidad y la rebelión contra Dios, declarando así el pecador su propia independencia y divinización, dando la espalda a Dios al romper la solidaridad con Cristo como cabeza de la humanidad y puente entre Dios Padre y el género humano 36 36 Ibíd. Cf. N° 314 y 320 37 El Catecismo de la Iglesia Católica lo define como: “una falta contra la razón, la verdad, la conciencia recta, es faltar al amor verdadero para con Dios y para con el prójimo, a causa de un apego perverso a ciertos bienes” (Cf. N° 1849) Para San Agustín, “el pecado es la acción, palabra o deseo contra la ley externa”37, no es simplemente la violación externa de la ley, sino que también conlleva a limitar la libertad personal y un atentado contra sí mismo al desorientar la vocación y la misión, en efecto, “el pecado significa negación de Dios, destrucción propia y lesión a la sociedad”, o lo que es lo mismo: “Al negarse con frecuencia a reconocer a Dios como su principio, rompe el hombre la debida subordinación a su fin último, y también toda su ordenación tanto por lo que toca a su propia persona como a las relaciones con los demás y con el resto de la creación”38 El pecado es la exaltación orgullosa y soberbia del hombre que conduce al desprecio de Dios, de su misericordia y de su amor. 4.6.1.2 Niveles en la experiencia de pecado Los modos de obrar del hombre pecador son diversos, en cuanto la vida del hombre no transcurre siempre o se limita a una única y exclusiva dimensión humana o a un nivel, sino que se da en interrelación entre los mismos, y aunque uno esté liderando los demás no son absorbidos o anulados por aquel, ya que al estar íntimamente relacionados se compenetran de acuerdo a los aspectos que el pecador priorice o privilegie. Los tres niveles en la experiencia del pecado son: instintivo, humano y cristiano. Instintivo: al actuar el sujeto de manera impulsiva, no es consciente y algunas veces condiciona su libertad y voluntad, siendo el pecado fruto de la trasgresión del precepto o ley, que despierta en el sujeto un sentimiento de culpa que merece ser castigado, lo cual no se hace efectivo. Humano: la persona es libre y consciente de sus actos, por lo cual pese a reconocer la manera correcta de obrar de acuerdo a los actos humanos, prefiere realizar lo contrario, tergiversando la escala de valores en cuanto la libertad se impone sobre la voluntad decidiendo in en contra de su ser como persona íntegra y total. Cuando se es consciente se reconoce la limitación y se busca la reparación, que tiene lugar mediante el arrepentimiento. 37 38 Ibíd. Cf. N° 319 Ibíd. N° 324 38 Cristiano: Al concebir el pecado como una negación de los propios valores del amor de Dios a cada persona y a la totalidad del género humano, el pecado no es otra cosa que cerrar las puertas de la existencia a la acción y obra de Dios en cada persona, es ser infiel al optar por las propuestas de “diosecillos humanos e ídolos”. Cuando el pecador se arrepiente, tiene lugar la conversión a partir del amor de Dios, que “deifica al hombre, lo cristifica y lo hace poseedor de su espíritu divino”. 4.6.1.3 Consecuencias del pecado. El pecado no se comprende solamente como un acontecimiento de orden ético y psicológico limitado al ámbito de la existencia humana personal e individual, sino que tiene repercusiones tal como lo señala Pablo al hacer el símil del cuerpo humano con la Iglesia, en la 1 Carta a los Corintios, cuando afirma: “Si sufre un miembro todos los demás sufren con él. Si un miembro es honrado todos los demás toman parte en su gozo”. Dichas repercusiones son de orden personal y social. En la propia persona: al ser el pecado autodestrucción de la persona, tiene repercusiones psicológicas y además “aniquila en él la imagen sobrenatural de Dios y oscurece la imagen natural”, y “al negarse con frecuencia a Dios como su principio, rompe el hombre la debida subordinación a su fin último, y también a toda su ordenación, tanto por lo que toca a su propia persona como a las relaciones con los demás y con el resto de la creación” (GS N° 13)39 En lo social y eclesial. Al pecar el sujeto “siembra la cizaña”, la cual busca fructificar, siendo los más cercanos los primeros en sufrir los efectos, al haber ruptura de la “común – unión” de la unidad, “se ejerce así un poder seductor y da vía libre al dinamismo del mal en el mundo, a la vez que rompe la solidaridad con Cristo, cabeza de la humanidad” 40 4.6.1.4 Clases de pecado Todo pecado contradice la ley moral y a Dios en mayor o menor grado, originando dos clases de pecado: el venial y el mortal. Pecado venial: “hiere la vida de la gracia pero no le da muerte”, y por tanto “Es aquel que no se opone esencialmente al precepto de Dios, ni es contrario a la aspiración hacia Dios como a fin último, y por lo mismo no llega a extinguir la caridad habitual para con Dios”41 39 Op. cit. BAC. Concilio Vaticano II. Catecismo N° 322. 41 Ibíd. N° 330. 40 39 Pecado mortal. Es aquel por el cual el hombre se partas completamente de Dios, porque mata la vida sobrenatural en el alma. (Cf. N° 325). El pecado mortal se da o concretiza cuando existen las siguientes tres condiciones: “_ un objeto que cae bajo precepto o prohibición grave o es juzgado como tal antes de la decisión o durante ella”, _ conocimiento suficientemente claro de la gravedad del precepto; _ voluntad libre en la decisión”42 Generalmente cuando hay plena advertencia, hay también pleno consentimiento, es así que cuando se comete pecado mortal, la persona tiene conciencia que va a quebrantar un mandato, busca los medios para concretarlo y realiza el acto pecaminoso. Para valorar cuándo hay pecado mortal se tienen en cuenta las tres condiciones señaladas anteriormente, reconociendo además la relación que no todo pecado es un delito, pero que todo delito si es un pecado y según su gravedad puede ser mortal. 4.6.2 Conversión La función principal de Juan Bautista fue la de anunciar la venida de Jesús el Salvador, por ello invitaba a la conversión como la manera más adecuada para recibir al Mesías y alcanzar la salvación: “Convertios porque ha llegado el Reino de los cielos” (Mt 3,2), siendo necesario además cambiar de actitud y de mentalidad, y haciendo penitencia. La conversión no ha pasado de moda, hoy se hace más necesaria, radical y urgente dadas las situaciones límites a las cuales debe enfrentarse el hombre de la postmodernidad. Pero, ¿qué es la conversión? ¿Quiénes se deben convertir y de qué? ¿Cuáles son las manifestaciones de la conversión? Más que respuestas a los anteriores interrogantes se darán algunos elementos para que el lector pueda discernir y saber qué es la conversión y cuál es su proceso y concretización. 4.6.2.1 Concepto de conversión. La conversión es la respuesta a una invitación o llamada que hace Jesús mismo: “El tiempo se ha cumplido y el Reino de Dios está cerca; convertios y creed en la Buena Nueva” (Mc.1, 15), por eso es encuentro, perdón, confianza, amor, reconciliación y fe. Teniendo en cuenta la vida pública de Jesús la invitación a la conversión se da en hechos concretos, tales como: “llamar a los pecadores (Lc. 5,32). El pecador puede acercarse confiadamente a Jesús que “tiene poder para perdonar los pecados” (Mt 9,6). La conversión es ante todo un acto de confianza: “Ten piedad de mí que soy un pecador” (Lc 18,13). La conversión es un encuentro entre dos interlocutores: el Buen Pastor que sale en busca de la oveja perdida (Lc 15, 4 ss), y el hombre que responde con 42 Ibíd. N° 329 40 amor a esa invitación, tal como aparece en la parábola del Hijo pródigo (Lc 15, 11-32)”43 La conversión no es otra cosa que la adhesión radical a la persona de Cristo, es comprometerse a vivir como él y con él en las circunstancias y situaciones concretas del momento histórico en que viva cada persona creyente.. 4.6.2.2 El sujeto de la conversión. Es el hombre, es cada ser humano varón o mujer, asumiéndolo a partir de un conocimiento, de la libertad y de la capacidad de asumir compromisos personales, teniendo en cuenta su credo religioso, su cultura, su tradición, sus valores, es decir, el hombre que se convierte, aunque sea un acto personal y singular, lo debe hacer desde la comunidad y la cultura propias de su tiempo, reconociéndose pecador y necesitado de la misericordia de Dios. La conversión lleva implícita una lucha, un estado de tensión permanente, una ruptura con “la masa”, con los del montón, con la mediocridad, implica una capacidad clara y concreta para tomar decisiones con radicalidad en un mundo donde lo bueno, lo lícito, lo que construye se vive al lado de lo malo, de lo ilícito, de lo injusto, de la destrucción de sí mismo y de otros, puesto que se sigue en el mundo sin ser del mudo, y es allí en la labor diaria, en el quehacer del día tras día, donde el hombre se debe convertir y santificar, construyendo un mundo donde la paz, la esperanza, el amor y la justicia, pese a la debilidad humana, son posibles con la ayuda de Dios. Dentro de las batallas que debe enfrentar el hijo de Dios que se convierte están sus propias y exclusivas limitaciones, debilidades y flaquezas que lo llevan a dar antitestimonio, y de manera general, están las siguientes: El egoísmo: que es la insensibilidad ante los problemas sociales fruto de la injusticia humana y de los desastres naturales, del apego mezquino a las cosas materiales e incluso a personas y a privilegios, cargos, honores; a su vez, a la farisaica tranquilidad a considerarse como “el bueno, el santico”, a creerse en paz con Dios y justo con el prójimo. El legalismo: cumplir la ley por la ley o a ciegas no tiene sentido ni se cumple la finalidad para la cual fueron promulgadas, al convertir a las personas en serviles o esclavos de la ley al cumplirla literalmente y como camisa de fuerza para evitar el pecado, ser perfecto, recto y salvarse, olvidándose que el ser esclavo de la ley no permite la libertad, la toma de decisiones y el ejercicio de una conciencia autónoma. 43 Ibíd N° 338. 41 Por eso el cristiano debe superar dichas acciones y tener en cuenta que las leyes deben ayudar a la construcción de la comunidad y a la libertad personal, que debe dar el paso de haber sido un ser conducido, esclavo, mandado y manipulado por los legisladores, a vivir en la libertad siendo responsable, autónomo y de acuerdo a los principios del Evangelio. Dogmatismo: los cristianos creen que son los únicos, exclusivos y poseedores de la verdad, creyéndose seres superiores, que conllevaba a una mentalidad de considerare al no católico como rival, como sospechoso e incluso como el enemigo con el cual no debe existir ningún trato ni de palabra ni de obra, por lo cual no hay diálogo, ni menos caridad y sí prima la intolerancia: ¿Cuántas guerras santas, cuánta destrucción, cuántas vidas perdidas, cuánta destrucción so pretexto de defender el evangelio y en nombre de Dios? Liberarse de esa autosuficiencia, de esa sobrades sólo es posible si hay reflexión, oración y enmienda, puesto que toda actitud dogmática e intolerante encubre una ignorancia, carencia de razón e inseguridad. Es necesario escuchar, explicar, sustentar, argumentar, para poder llegar al consenso, a los acuerdos, a la posibilidad de vivir dentro del respeto por la diferencia. De la incoherencia de vida. Por lo general el creyente no se reconoce como unidad y totalidad, por eso separa lo sagrado de lo material o mundano, y utiliza tantas máscaras cuantos papeles, roles o “personajes” debe interpretar durante la vida. Lo anterior lo lleva a ser “distinto” como esposo y padre, como profesional, asalariado o empresario, y su actitud frente a la vida y a la incertidumbre lo lleva a mimetizarse y a actuar de acuerdo a las circunstancias, conveniencias, pedidos o exigencias de los aliados, del gobernante de turno o de quien ejerce la autoridad e impone la ley, aún a sabiendas que actúa en contra de sus principios, convicciones y conciencia. El creyente requiere reafirmar la trascendencia en su actuar, reconocer la misericordia de Dios Padre, para dejarse transformar ontológicamente y reestablecer el don de ser hijo de Dios. La injusticia. Entre los valores más difíciles de practicar está el de la justicia, pues generalmente el ser humano aplica la “ley del embudo”, haciendo sesgada la aplicación de la norma o del principio e incluso de la misma moral. Cuando se trata de exigírsela a los demás se es implacable, vertical y legalista, pero cuando se trata del propio fuero se es laxo, se pide “cacao” y se implora perdón. Un ejemplo claro se presenta cuando se es asalariado que se reclama no sólo lo legal sino también lo extralegal, pero si se tienen empleados en la casa internos o por días, ya sea para el servicio o para el arreglo ocasional de los enseres, no se la cancela lo justo al empleado. Se olvida o se ignora que la justicia es una meta, un deber, una lucha que no basta con proclamarla, inculcarla o desearla sino que requiere una capacidad de 42 compromiso para crear nuevas estructuras gubernamentales, políticas, económicas, sociales, etc., que hagan posible un trato justo, no discriminatorio, sin opresiones ni humillación, puesto que se es o no se es justo, no hay ni término medio, ni matices, se está con la justicia o contra ella, pues de no ser así se es injusto y de nada sirve buscar el bien de los demás, considerarlos y decirles: “pobrecito” o “cómo lo siento”, o “lo lamento”, frente a sus necesidades, apuros y angustias, si no se supera la barrera de qué dirán, del montón, para dar el primer paso, ser solidario y vincularse a la causa porque el otro, el ellos y nosotros tengamos una mejor calidad de vida: la de las personas humanas e hijos de Dios. 4.6.2.3 Manifestaciones de la conversión No se trata de “ser pantallero”, sino de reconocer los compromisos como bautizado, miembro de la Iglesia e hijo de Dios para dar testimonio y ser coherente entre lo que se dice ser, lo que se es, y lo que se hace. Por eso la mejor señal o indicativo de conversión es hacia el verdadero amor. Pero se trata de una amor cristiano, de donación, de desprendimiento, de despego, no recompensable, egoísta, posesivo o erótico. Es ante todo un amor como lo predica Pablo en 1 Cor. 13. Ese amor cristiano se debe concretar cumpliendo con el derecho y el deber de ser justo, evidenciado a través de acciones como las siguientes: - el hacer efectivas las declaraciones jurídicas. - el ser generoso, solidario, presto. - el ser creador y posibilitador de un futuro mejor - el comprometerse con la Doctrina Social de la Iglesia para hacerla efectiva. - ser consecuente con el Evangelio, en aspectos como: -- “Amaos los unos a los otros” (Jn 13,34) -- “Todos vosotros sois hermanos” (Mt 23,8) -- “No os encolericéis contra el hermano” (Mt 5,22) -- “No devolváis mal por mal” (Mt 5,39) -- “No odiéis a vuestros enemigos: amadlos” (Mt 5,43-44) -- “No veáis vigas en los ojos del hermano” (Mt 7, 3-5) -- “Perdonad a vuestros hermanos hasta setenta veces siete” (Mt 18,22) Como conclusión de éste apartado la concretización de la conversión se da en el amor, y aunque es lo más difícil y comprometedor, es la más esperanzadora para poder reconstruir el mundo, desaprender la violencia, el odio, la injusticia, la sed de venganza y sentar las bases del nuevo país y del “nuevo mundo que necesita el hombre hoy: un mundo o “tierra que mane leche y miel”, un mundo donde no es un sueño sino un hecho el vivir en paz, tal como lo narra Jeremías, al describir una vuelta a la paz paradisíaca que se extiende incluso hasta el reino animal44. 44 Consul tar Is. 11,5-9 43 4.7 LA CONCIENCIA En el diario trajinar, el ser humano lanza expresiones en sus conversaciones tales como: “sea consiente”, “mi conciencia está libre”, “no me acusa mi conciencia de nada”, etc., pero, realmente sabe qué es la conciencia? Valora la conciencia como norma moral? Basta con recurrir a ejemplos de la cotidianidad para no dudar que realmente no se tiene claridad sobre dicha materia: veamos algunos casos reales de los tantos que suceden en Colombia: la comunidad en general pide justicia en hechos como la liquidación de Colpuertos, como en la construcción y puesta en marcha de la Represa del Guavio, como el incremento de los peajes en todo el territorio colombiano y el mal estado de las vías, el exagerado aumento del impuesto sobre bienes y servicios; el proceso 8.000, el chantaje de algunos concejales de Bogotá a los vendedores ambulantes, la reelección inmediata del Presidente y las quejas y chismes de algunos miembros de la Corte, los atropellos de la Fuerza Pública a los Indígenas y a los estudiantes, etc., pero hasta donde van las investigaciones, qué persona, trabajador o administrador ha dicho que es culpable? No sucede lo mismo con la infiltración de dineros de dudoso origen o “dineros calientes” en algunas campañas de políticos colombianos?, las pésimas administraciones que a nivel de Jefes de Estado hemos tenido, no son en gran parte quienes han sumido el país en esta crisis y acaso no gozan de libertad y buena pensión o a quién de ellos la justicia colombiana le ha obligado a pagar de su propio bolsillo todo el mal causado, o quién de ellos ha ido a la cárcel por dichos motivos? Y Ud. y yo no somos la excepción: !nuestra indiferencia, nuestro pesimismo y mediocridad nos han llevado a ser cómplices¡ El dejarnos imponer una clase dirigente política y administrativa corrupta, porque no hacemos uso de nuestro derecho de elegir y ser elegidos, contentándonos con decir “yo a eso de la política no le jalo”... Pero, cómo está nuestra conciencia? Sabemos qué es? Sabemos qué implicaciones tiene actuar con rectitud de conciencia? Y, frente a la duda qué hacemos? 4.7.1 Etimología y concepto de conciencia 4.7.1 Etimología La palabra conciencia procede del griego “syneídisis”, que es un compuesto de “syn” que significa “con” y de “oida” que significa “saber”. Según Mifsud, el concepto pasa por una evolución de tres etapas que son: “a) el conocimiento de un objeto (un saber) b) un conocimiento compartido entre unos pocos (un saber con otros) y 44 c) un conocimiento reflejo o una auto-reflexión fruto de un desdoblamiento del yo (un saber con uno mismo)”45 Dentro de esa evolución, en el AT, la conciencia es “la auto-reflexión para escuchar a Dios”, quien a través de su Palabra se dirige al corazón del hombre que se ha arrepentido. En el NT se concibe como “el acontecimiento central de la interioridad cristiana, de donde brota la función específica de la valoración moral sobre la propia conducta”. 4.7.2 Concepto. Según Luis José González, la conciencia es una realidad muy compleja, es así que las denominaciones que de ella se tienen varían entre el hombre primitivo y el hombre actual. Para el primero “es algo espontáneo; tiene más acentuado el carácter objetivo: proviene de la divinidad, de los espíritus, de las leyes; es de carácter colectivo: existe una conciencia y una culpabilidad del grupo; finalmente, se exterioriza en imágenes plásticas de tipo mágico y ritual”,46 entre tanto para el segundo, su conciencia “es refleja: consciente de sí misma, es más subjetiva: se identifica con el sujeto mismo; posee un carácter individual, y se siente forzada ante cualquier forma de exteriorización”47 4.7.2.1 La conciencia es: Teniendo en cuenta lo anterior, la conciencia se puede concebir desde dos instancias: la psicológica y la moral. Desde lo Psicológico: “Es el conocimiento que el hombre tiene de sí mismo, de lo que él hace, de las funciones que realiza su yo”48 Se manifiesta en expresiones como: “no tengo conciencia de haber dicho eso”, “no era plenamente consciente de lo que hacia”, “soy consciente de que llamé dos veces”. Desde lo moral, es: “El juicio o valoración interior que hace el sujeto sobre la bondad o malicia de una acción determinada49” En el lenguaje corriente lo expresamos cuando decimos, por ejemplo: “la conciencia no me acusa de nada”, “ese político corrupto es un hombre sin conciencia”, “ en ese aspecto, tengo la conciencia muy tranquila”. Dentro del aspecto moral, el Concilio Vaticano II, define la conciencia como: 45 MIFSUD, Tony. S.J. Moral fundamental. CELAM. Bogotá. 1996. p.221. Op. cit. GONZÁLEZ ÁLVAREZ, p. 146 47 Ibíd. p. 146 48 Op. cit. GONZÁLEZ FRAILE, Antonio. Yo soy el camino. 6 ed., Paulinas. Madrid. 1982. p. 185 49 Ibíd. p. 185 46 45 “el núcleo más secreto y el sagrario del hombre, en el que éste se siente a solas con Dios, cuya voz resuena en el recinto más íntimo de aquella. Es la conciencia la que de modo admirable da a conocer esa ley, cuyo cumplimiento consiste en el amor a Dios y en el amor al prójimo” (GS. 16) Si bien es cierto que no existe conciencia como realidad independiente, sino que el ser humano tiene “conciencia de algo”, en cuanto esta corresponde a una actividad profunda, propia y exclusiva del sujeto humano, es a su vez antecedente y consecuente de sus actos y le permite emitir juicios morales sobre la bondad o la maldad del comportamiento, justificándolo o reprobándolo. En síntesis, la conciencia se concibe como: “La capacidad del ser humano de darse cuenta de lo que pasa a su alrededor, de lo que es, de lo que quiere, de ser capaz de aceptarse tal cual es, pero a la vez de reconocer lo que debe cambiar para ser un hombre mejor”50 En efecto, la conciencia le permite a la persona humana conocer y autoconocerse, valorar y autovalorarse, para sentirse comprometida en su propia realización, dándole sentido a su existencia y teniendo motivos para ello. 4.7.2.2 La conciencia no es: De acuerdo a lo anterior, la conciencia no es ni se puede confundir con la denominada “voz de Dios” o con el “gusano” que muerde y remuerde, o con la “voz del alma”, la cual cumple a la vez funciones de “acusador”, “testigo” y “juez”. Tampoco es legalismo exagerado o única y exclusivamente responsabilidad, o simplemente el conjunto de principios de orden moral y religioso, o el fraccionarla en categorías como buena o mala conciencia, puesto que el conjunto de experiencias de la vida humana, en todas sus dimensiones es centralizado por la conciencia, y es gracias a esta que la vida humana se manifiesta como totalidad unitaria, que los actos realizados por el hombre se revelan como “míos”, a la vez que reafirman el yo. 4.7.3 Funciones de la conciencia. Las funciones son tareas que la conciencia debe cumplir en cada ser humano, y son: manifestativa y autoritativa 4.7.3.1 Función manifestativa: se refiere a la vigencia y aplicabilidad de una norma exterior o un valor objetivo con relación a una situación personal concreta. Por ejemplo: “superar la duda para tomar una decisión”, “reconocerse como sujeto de derechos y deberes, para cumplir con las obligaciones y exigir al Estado, a instituciones y/o a otras personas el respeto y cumplimiento de los derechos” 50 Op. cit. RUÍZ A. Dukeiro. Programa de Ética para Ingeniería. p. 47. 46 4.7.3.2 Función Autoritativa: compromete a la persona en relación a aquella conducta que aparezca como debida. Por ejemplo “hacer el bien y evitar el mal”, “No hacer a otros lo que no queremos que nos hagan”, “No juzgar para no ser juzgados”, “amar a Dios y al prójimo como a sí mismos”. 4.7.4 La conciencia moral La conciencia no es algo ajeno a la persona o un añadido a ella, es la misma persona expresándose en su dinamismo esencial hacia la plenitud de su ser. La conciencia moral es “ el conocimiento reflejo del propio ser y de su operatividad”, permite al hombre comprenderse así mismo como poder ser, como proyecto. Se afirma que la conciencia moral es la misma conciencia psíquica en cuanto establece una valoración de la conducta humana, cuando el hombre comprende sus actos como propios y con sentido de perfección. La conciencia moral surge como la comprensión de la conducta en referencia a un determinado canon de perfección, dado por el cuadro de valores que posee una persona, de manera especial de los valores morales que son cualidades que poseen determinado sentido de perfección para el hombre. La conciencia moral como capacidad valorativa, aparece cuando el niño es capaz de valorar su propia conducta, la cual según Laurence Köhlberg va mejorando a medida que se produce el desarrollo moral de todo ser humano, puesto que “el hombre nunca alcanza una conciencia moral perfecta y acabada”, puesto que la educación de la conciencia es una tarea de toda la vida: “Desde los primeros años despierta al niño al conocimiento y la práctica de la ley interior reconocida por la conciencia moral. Una educación prudente enseña la virtud, preserva o sana del miedo, del egoísmo y del orgullo, de los insanos sentimientos de culpabilidad y de los movimientos de complacencia, nacidos de la debilidad y de las faltas humanas. La educación de la conciencia garantiza la libertad y engendra la paz del corazón”51 Precisamente porque nunca se cierran sus posibilidades de perfección ni la comprensión del ser humano”, aunque en cada persona existen procesos despersonalizantes y procesos de inmadurez, es por ello que en el desarrollo de la conciencia moral no todo es lucidez y autonomía de juicio, como en el caso que se actúa por el “eco de la sociedad”, siendo la conciencia la norma de moralidad, que permite decidir en conciencia, a partir de los juicios morales cuya base son los actos humanos, tal como se indica a continuación. 4.7.5 Los actos humanos 51 Op. cit. GONZALEZ FARILE. p. 233 47 El hecho de existir lleva al ser humano a obrar, pero no siempre valora e identifica los efectos de sus actos, pues muchas veces lo domina el instinto, la agresividad, el alcanzar resultados y conquistar metas sin importar los medios que utilice, otras veces reflexiona, puede elegir y optar, asumir y por tanto valorar las consecuencias. En éste apartado la reflexión se centra en el concepto de actos humanos, su diferencia con los actos del hombre, las características de los actos humanos y la valoración de los mismos. 4.7.5.1Concepto de actos humanos. Los actos en el obrar humano, por sus repercusiones morales y éticas, han sido objeto de estudio dentro de un marco amplio, al concebirlos como “el conjunto de la actividad humana o de la conducta”, como “manifestaciones de la vitalidad humana”, como formas de expresión. González A., los concibe como: “los aspectos propios y específicos del hombre, es decir, aquellos actos deliberados por los que el hombre se distingue de los animales”, en otras palabras: “Los actos humanos son aquellos que proceden de la voluntad deliberada del hombre; es decir, los que realiza con conocimiento y libre voluntad (cfr. S.Th., I-II, q.1, a.1,c.) En ellos interviene primero el entendimiento, porque no se puede querer o desear lo que no se conoce: con el entendimiento el hombre advierte el objeto y delibera si puede y debe tender a él, o no. Una vez conocido el objeto, la voluntad se inclina hacia él porque lo desea, o se aparta de él, rechazándolo. Sólo en este caso cuando intervienen entendimiento y voluntad el hombre es dueño de sus actos, y por tanto, plenamente responsable de ellos. Y sólo en los actos humanos puede darse valoración moral” 52 Cada acto humano es singular, no se repite, pues las circunstancias, las motivaciones, las causas que lo originan, los estados de ánimo y los efectos cambian. 4.7.5.2 Características Para que una acción humana sea calificada como “acto humano”, debe tener las siguientes características53: Primera: Conocimiento: o advertencia, la persona debe valorar su actuar, identificando las causas que lo originan, la menara como lo va a realizar y las consecuencias del mismo, por tanto, debe superar la duda, el “me parece”, “no era ni intención”, “eso no era lo que yo quería”, o quedarse en el “qué pena se me 52 53 Op. cit. GONZÁLEZ ALVAREZ p. 176 Op. cit. FLECHA ANDRÉS. pp. 192 – 194. 48 fue la mano”; ese conocimiento se debe dar tanto en el ámbito material como formal, pues de lo contrario, “... la acción no sería plenamente humana si sólo se contara con una atención habitual, que en todo caso, se reduciría a una disponibilidad y orientación anímica general”, en otras palabras, la persona debe estar atenta, con “los cinco sentidos puestos” o sea, ser consciente. Segunda, Voluntad: no es suficiente el conocer, se requiere tener una intencionalidad y una voluntad, para pensar, decidir, elegir y ejecutar la acción, es decir, que “ese querer recoge todas las energías psicofísicas y operativas para dirigirlas hacia una meta operativa”, por que a la decisión cognitiva la acompaña un sentimiento de tendencia y voluntariedad hacia el valor conocido. El acto voluntario se divide en dos clases: voluntario directo: cuando se dirige a una realidad o a una acción querida en sí misma, por ejemplo: querer, consentir, elegir; voluntario indirecto, cuando va dirigido a una realidad en cuanto vinculada a un valor pretendido y buscado, al ser el acto ejecutado por otras facultades bajo el mandato y control de la voluntad, por ejemplo: correr, comer, pensar. Tercera, Libertad: el hecho de vivir implica para el ser humano una serie de elecciones continuas que van a determinar no sólo su ser sino también su estar y actuar en unas circunstancias y contexto concretos, es por ello que al conocimiento y a la voluntad se suma la libertad, en cuanto la decisión y la ejecución de una acción deben realizarse de manera libre, o sea, que no debe existir ningún tipo de coacción ni en el ámbito interior como tampoco en el ámbito exterior de la persona como unidad y como ser pluridimensional, tal como se señaló cuando se trató el tema de la libertad, dentro de los presupuestos psicológicos. Pero, la libertad no es mera ausencia de ligaduras o ataduras de ningún tipo o clase a cualquiera de los dos niveles, sino que es según León XIII, citado por Flechas, “la voluntad de elegir entre los medios que son aptos para alcanzar un fin determinado, en el sentido de que el que tiene libertad de elegir una cosa entre muchas es dueño de sus propias acciones”, es capaz de responder por ellas, y a partir del libre albedrío tanto la libertad como la voluntad están orientadas al bien del ser humano, aunque muchas veces en la elección la persona se equivoque y deba asumir su responsabilidad. Cuarta, Responsabilidad: la libertad individual concebida como “un proceso, en el que importa más el punto de llegada que el de partida”, no se limita y concretiza en “ser libre de coacciones”, puesto que a su vez requiere “estar y permanecer libre para realizar una tarea concreta” y así poder asumir la responsabilidad personal tanto de las decisiones como de las actuaciones de cada individuo. La responsabilidad implica asumir las consecuencias de los actos, dar la cara, afrontarlos y enfrentarlos, nunca “salir corriendo”, “darle la espalda” o “esconderse 49 como sucedió en el Paraíso” y menos “echarle la culpa a otros”, a lo cual no se llega en un instante, pues como proceso requiere maduración, tal como lo señala Flechas: “Es preciso admitir todo un proceso de maduración progresiva, en el sentido de la responsabilidad y en la capacidad de superar diversos impedimentos. La madurez humana es vista por el cristiano como un proceso de gradualidad, en una progresiva fidelidad a la ayuda de la gracia de Dios y una constante humildad y docilidad, que son las cualidades fundamentales de la prudencia como virtud moral. Y es preciso tener en cuenta que nadie puede presumir de vivir en libertad mientras no haya creado condiciones para que los otros vivan libremente”54 Pese a haber muchos condicionamientos respecto del realizar actos humanos por parte de cada persona, como son la edad, el género, lo heredado genéticamente, la crianza, la formación, la educación, la familia, el entorno, el proyecto de vida, las motivaciones, los interese, las historias de vida personal, aspectos de orden social, político, económico, religioso, y de manera especial la cultura, etc., es cada cual el directo responsable de sus actos, aunque haya impedimentos que en determinado momento “condicionan el actuar y atenúan o agravan” el grado de responsabilidad, tales como: la ignorancia invencible respecto a la existencia o el ámbito de una determinada norma moral, el miedo, la violencia física o moral, la costumbre inveterada, la propaganda, etc. 4.7.5.3 Clases No todos los actos que realiza el hombre son propiamente humanos, por eso se habla que dentro de sus acciones, se presentan domo dos niveles en el primero se habla de los actos que son meramente naturales y de los actos del hombre, en el segundo se clasifican en relación con la moralidad y también con las facultades que lo perfecciona En general * Naturales: los que proceden de las potencias vegetativas y sensitivas, sobre las que el hombre no tiene control voluntario alguno, y son comunes con los animales: por ejemplo, la nutrición, circulación de la sangre, respiración, la percepción visual o auditiva, el sentir dolor o placer, etc. * Actos del hombre: los que proceden del hombre, pero faltando o la advertencia, como es el caso de quienes sufren de desequilibrios mentales graves (locos), niños pequeños, distracción total, o la voluntariedad, por coacción física, o faltan ambas, en el que duerme. Por su relación con la moralidad, el acto humano puede ser: 54 Ibíd. FLECHA. p. 179 50 * bueno o lícito, si está conforme con la ley moral, por ejemplo hacer obras de caridad * malo o ilícito, si le es contrario a las normas, es el caso de quien miente * indiferente, cuando ni le es contrario ni conforme, por ejemplo: caminar, respirar En razón de las facultades que lo perfeccionan, el acto puede ser: * interno: el realizado a través de las facultades internas del hombre, entendimiento, memoria, imaginación, por ejemplo el recordar de una acción pasada, ya sea para arrepentirse, para gratificarse o para perfeccionarla. * externo: cuando intervienen también los órganos y sentidos del cuerpo, por ejemplo cuando se come, se leer, se escribe. Cuando la persona actúa, generalmente no se dan “puros” actos humanos o actos del hombre, pues aparece la mezcla de muchos elementos de los enunciados anteriormente. 4.7.5.4 Relación de los actos humanos con los actos del hombre. Al ser los actos del hombre “aquellos actos realizados por el hombre que son comunes a los animales: biológicos o fisiológicos”, éstos son involuntarios y muchas veces inconscientes, así por ejemplo, aunque sea posible que la persona sepa teóricamente cómo se oxigena la sangre, cuál es el proceso de la respiración, cómo funciona el aparato digestivo, aunque esté despierto o dormido, esos órganos cumplen sus funciones, sea consciente o no la persona. Al respecto Flecha dice: cómo “las acciones del hombre, más biológicas o instintivas, sustraídas a la responsabilidad personal porque se realizan sin la advertencia y sin la necesaria libertad”, la persona no tiene autocontrol de las mismas y en determinado momento pueden llegar a dominar y hacer perder la voluntariedad cuando el instinto y las pasiones son el “motor” que llevan a la acción. También puede darse el caso, que al estar una persona bajo efectos del alcohol, de alucinógenos, o al ser violentada física o moralmente, acceda a actuar en contra de su voluntad, lo haga de manera inconsciente, pero debe responder. Finalmente surge un gran interrogante, frente a la descomposición social por la que atraviesa Colombia: ¿cuál es el quehacer, que desde la Universidad, debe aportar la educación en la formación de la conciencia moral, tanto en su comunidad educativa como en sus zonas de influencia a través de los programas de extensión? Pero, si es a cada persona a quien le corresponde decidir y responder por sus actos, cómo debe decidir? 51 4.7.6 Decidir en conciencia55. Ante la necesidad de decidir moralmente, le corresponde a la conciencia optar de acuerdo a la razón y a la ley o mandato divino, para que el juicio sea recto, de tal modo que se busque siempre el discernimiento en los datos de la experiencia, en los signos de los tiempos, siendo prudente, recibiendo consejos de personas expertas y contando con la ayuda del espíritu Santo, para optar por lo que es bueno, lo justo y que esté referido al querer de Dios expresado en la ley. Dicha opción y para que el juicio sea recto y por ende se pueda decidir en conciencia, se deben reunir las siguientes condiciones: rectitud, verdad y certeza. Rectitud: Hay rectitud de conciencia cuando se actúa con autenticidad y se ajusta a los principios y valores de la propia persona. “Solo la conciencia recta posee todos los derechos y los deberes de la conciencia como norma. Nos depara seguridad en el actuar y nos exige observancia absoluta”. Verdad: Entre tanto verdadera conciencia cuando se está de acuerdo con la verdad objetiva, es decir, se conoce y se comprende la realidad de las situaciones y de los principios universalmente aceptados y se manifiesta acorde con ellos. Certeza: hay certeza de conciencia cuando hay seguridad en el juicio moral sobre determinada situación o en la posesión de los valores y principios que le permiten a la persona realizar dicho juicio. “Solo una conciencia cierta, al menos con certeza práctica, puede ser norma de moralidad” A pesar de que son pocas las personas cuya conciencia en estado de madurez reúne las tres condiciones anteriores, porque algunas veces se actúa faltando rectitud de conciencia, o se vive culpable o inculpablemente en el error y se actúa con duda, porque dichos elementos no solo debilitan sino que confunden los juicios morales, y qué decir de las desviaciones de conciencia que pueden alcanzar grados patológicos, se deben tener presentes las siguientes reglas: “* Nunca está permitido hacer el mal para obtener el bien. * La regla de oro que establece: “todo cuanto queráis que os hagan los hombres, hacédselo también vosotros” * La caridad debe actuar siempre con respeto hacia el prójimo y hacia su conciencia”56 El hombre como ser moral tiene el poder y la obligación de ajustar y realizar por sí mismo y con el poder y la gracia de Dios, la propia vida de manera libre y responsable, de tal manera que se convierta en testigo e incluso en fuente de moralidad tal como lo propuso Kant con el imperativo categórico: obrar de tal manera que dicho obrar se convierta en norma universal. 55 56 Op. cit. FLECHA. pp. 234-235 Ibíd. p. 235 52 4.7.7 La conciencia del cristiano El cristiano por el Bautismo recibe la Gracia Santificante que lo incorpora a la vida íntima con la Santísima Trinidad. En dicha vivencia el papel protagónico está a cargo del Espíritu Santo quien por medio de sus mociones lleva al cristiano a percibir y a discernir sobre las actitudes fundamentales y las acciones que ha de realizar para que su existencia esté en consonancia con el querer de Dios para sus hijos, en cuanto que: “La conciencia cristiana lleva a todo un nuevo enfoque dela vida y a la clara visión de que las cosas tienen una dimensión y un valor diferentes a los que muestra la sola luz de la razón. Es un nuevo dinamismo interior que lleva a buscar en las cosas y en la vida la realización del proyecto de Dios”57 Es necesario formar la conciencia cristiana para poder discernir y actuar, pero no se trata sólo de teorías, métodos y técnicas sino que comprende, además de lo anterior, medios espirituales como la oración, dirección espiritual, comunión eclesial, práctica de las virtudes, entrega, generosidad y sacrificio. Una conciencia formada, recta, que es capaz de decidir, de elaborar juicios morales hasta llegar a la “certeza moral” es sinónimo de la apertura no sólo mental sino espiritual del creyente para permitir que la gracia de Dios obre en él. Lo anterior se concretiza cuando se cumple el mandamiento del amor, y cuando en términos de San Agustín se ama, reconociendo que “la medida del amor, es amar sin medida” CONCLUSIONES Dice el refrán que “un mal vino puede ser un excelente vinagre”, por eso se encuentran grandes teóricos que escriben sobre moral, pero no por eso sus propuestas son descalificadas, por ello más que hablar de mora, de lo que es y del “deber ser”, es necesario que cada ser humano asuma ésta dimensión fundamental que le permitirá el reencuentro consigo mismo y el reordenamiento de su vida a partir de la opción por el bien y demás valores que incluye lo moral. Si el único ser moral es el hombre y sus manifestaciones comportamentales permiten “demostrar” su ética, es a cada hombre en particular: varón o mujer, a quien le corresponde asumir su propia autoformación moral y ética, pues de no ser así, cada quien está condicionado por un sinnúmero de situaciones, personas y experiencias, subculturas y “modas” que no le van a permitir llegar a ser autónomo o en términos de Kant, a alcanzar su mayoría de edad. Como parte del compromiso por lo moral y lo ético, la base de una propuesta universal denominada “ética de mínimos”, debe ser la humanización del género 57 Op cit. CONFERENCIA EPISCOPAL DE COLOMBIA. Compromiso moral del cristiano. N° 181 53 humano donde se parte de la dignidad intrínseca de cada persona y donde lo “bueno en el ámbito universal” sea todo aquello que le ayuda al hombre a ser “mas humano”. En ese caminar hacia la humanización, los “códigos de ética” de las diversas profesiones ayudan, pero son lo básico y por ende los profesionales no se pueden quedar en lo mínimo, es decir, nivelarse por lo bajo, pues se requiere un esfuerzo, generosidad, desprendimiento, mucha solidaridad y sentido común para construir un “ambiente moral cotidiano” y para demandar de instituciones y de los mismos Estados y Gobiernos, ejemplos o testimonios de vida moral, pues de no ser así, se corre el riesgo de la autodestrucción del género humano, es un asunto radical, prioritario y urgente: o se es moral o no se es, porque no hay término medio ni menos matices. El liderazgo por hacer real y efectivo el deber ser de que cada hombre sea un ser moral, lo deben asumir de manera especial los creyentes, pues es parte de su compromiso como bautizado, miembro de la Iglesia e hijo de Dios y por tanto debe “configurar su vida” al querer de Dios manifestado en el Evangelio, que le permitirá no sólo buscar la perfección sino alcanzarla. El hombre llamado a la perfección por su Creador (Mt 5, 48), tiene esa meta y de sí mismo dependerá el que la alcance o no, pues, “la bondad del hombre no depende tanto de lo que piensa como de la eficacia de su actuación práxica”, puesto que “por los frutos” se reconoce el árbol bueno (Mt 7, 16-20). 4. 8 BIBLIOGRAFÍA - CONFERERNCIA EPISCOPAL DE COLOMBIA. Catecismo de la Iglesia Católica. Bogotá. 1992. - _______ Compromiso moral del cristiano. SPEC. Bogotá. 1985 - FISCHL, Johann. Manual de Historia de la filosofía. Herder. Barcelona. 1984 - FLECHA ANDRES, José Román. Teología moral fundamental. BAC. 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USTA. Bogotá. 1999 - VIDAL, Marciano. La ética civil y la moral cristiana. San Pablo. Madrid. 1995. - Varios. Concilio Vaticano II. BAC. Madrid. 1966. - Varios. Diccionario de Filosofía. El Búho. Bogotá. 1986 4. 9 EJERCICIO INVESTIGATIVO Para afianzar el estudio de esta Unidad, desarrolle las siguientes actividades: 3. Realice una síntesis de esta Unidad en una de las siguientes formas: cuadro sinóptico, ideograma, mapa conceptual o mentefacto. 4. Elija el subtema que más le guste de ésta unidad, y a partir de los contenidos, realice una actividad lúdica, entre otras, plegable, friso, tira cómica, coplas, trovas, canción, collage, etc., cuyo objetivo es “motivar a un grupo de jóvenes a vivir la dimensión moral de manera autónoma en el contexto colombiano”. 5. Describa una situación problémica de alguien que usted conoce. Reflexione como puede ayudar a salir de ella y fundamente sus respuestas desde la Moral 55