La trayectoria literaria de la Generación del 98

Anuncio
La trayectoria literaria de la Generación del 98
Aparte de considerar las influencias de los ambientes políticos y sociales del siglo
diecinueve sobre la generación del '98, es preciso también examinar las influencias
literarias que informaban la retórica de dicha generación. Claro que ninguna influencia
literaria pueda considerarse afuera de sus contextos históricos y políticos. Lo que
proponemos aquí es trazar la trayectoria literaria de la generación del '98, no sólo
indicando cómo llegó a sentar sus bases retóricas, sino también señalando cómo su
influencia ha afectado la literatura que ha seguido.
Tal vez el primer problema que surge en un esfuerzo por analizar la retórica de la
generación del '98 es definir precisamente qué son sus rasgos esenciales y quiénes son
los autores que pertenecen a ella. Respecto a esto hay una gran variedad de opiniones,
que varían desde negar la existencia de esta generación hasta afirmar que es una
designación puramente cronológica a la que puede asignarse cualquier escritor de la
época. La mayoría de los críticos establece ciertas características que supuestamente se
asocian con la generación del '98, y conforme a ellas se determina la membrecía. Sea lo
que fuere, se puede observar en la retórica de la época una nueva corriente literaria que
se distingue de lo que la precede, a veces completamente, a veces conformándose en
parte a lo del pasado. Todos parecen estar de acuerdo de que la generación del '98
marca así un distinto período de transición entre la retórica del siglo diecinueve y la del
siglo veinte.
Comúnmente se dice que la escritura de la generación del '98 pertenece al
modernismo, pero esto no es cierto. De su parte, Unamuno protesta que <<eternismo y
no modernismo es lo que quiero; no modernismo, que será anticuado y grotesco de aquí a
diez años, cuando la moda pase>>. Claro que muchas veces pueden notarse elementos
del modernismo en la escritura de la generación del '98, pero no siempre. Por ejemplo,
las obras de Valle-Inclán antes de la primera guerra mundial evidencian más el
romanticismo del siglo diecinueve que el modernismo del siglo veinte, si es que
quisiéramos calificarle miembro de la generación del '98. Sin embargo, se puede decir
que el modernismo parece ser una característica evidente en muchas obras de la
generación del '98. No siempre es fácil determinar cuándo el modernismo está presente
en una obra de la generación del '98. Dámaso Alonso nota que <<Unamuno pasó por el
modernismo como un cristal por el rayo del sol. Su alma de cristal era, no ya lejana del
modernismo; mucho más: era antípoda>>. Ricardo Gullón, sin embargo, pregunta:
<<¿Hay, acaso, en España figura más representativa del modernismo que la de Miguel de
Unamuno, pese a su reiterada repulsa de ciertos elementos --los menos profundos y
significativos-- de la tendencia?>>. ¿En cuáles elementos estriban tales observaciones?
Obviamente no hay acuerdo respecto a cómo debe definativamente clasificarse el
modernismo. No obstante, podemos señalar algunas características básicas en cuanto a
las cuales puede haber cierto acuerdo general. Juan Ramón Jiménez describe el
modernismo así: <<Era el encuentro de nuevo con la belleza sepultada durante el siglo
XIX por un tono general de poesía burguesa>>. Federico de Onís lo define así: <<la
forma hispánica de la crisis universal de las letras y del espíritu que inicia hacia 1885 la
disolución del siglo XIX y que se había de manifestar...en los...aspectos de la vida
entera>>. Gómez-Martínez, definiendo el modernismo en su relación con la ensayística,
recalca los siguientes elementos: a) Individualidad. <<Lo que mejor define el arte
modernista es su cualidad individual>>
b) Reacción contra lo establecido y sincretismo. <<El modernismo nació como una
negación de la literatura precedente y una reacción contra ella>>
c) Personalismo-autenticidad-subjetivismo. <<La palabra escrita me fatiga cuando no me
recuerda la espontaneidad de la palabra hablada>>
Otra influencia sobre la generación del '98 era la fiolosofía idealista de Kraus, <<para
quien la belleza finita tiende a identificarse con la belleza infinita de Dios, en un intento de
llegar a abarcar toda la creación>> (Gómez-Martínez). Explicando el significado del
krausismo en la generación del '98, Molina escribe: <<La filosofía idealista de Kraus,
importada por Julián Sainz del Río, ejerció una gran influencia en los hombres de aquel
período y de una manera especial en Francisco Giner de los Ríos y el grupo de la
Institución Libre de Enseñanza. El movimiento krausista y sus derivados formaron la
corriente cultural más importante>>. Este movimiento se oponía a la de la actitud
conservadora del arte docente, o sea el arte con el propósito de educar e informar a la
gente. El krausismo proponía revelar las potenciales de lo bello a través del arte, y esto
había de ser considerado un fin en sí.
A través de sus ideas sobre lo que debe ser el propósito del arte, Revilla aporta una
idea de los conceptos que iban informando la creación artística de la generación del '98.
Gómez-Martínez resume así:
A) <<El fin del artista es realizar lo bello>>.
B) <<Es menester dar de mano a las teorías exclusivas>>.
C) <<El fin docente o trascendental de la obra poética siempre ha de ser secundario y
subordinado al puramente artístico>>.
D) <<No es la idea la que da vida a la obra de arte, sino el sentimiento que en ella
palpita, reflejado en la bella forma>>.
Hoy en día vemos que el movimiento del posmodernismo ha conservado a veces
algunos de estos elementos y a veces se ha deshecho de otros. Por ejemplo, se puede
decir que en términos generales el posmodernismo todavía preserva el énfasis que el
modernismo pone en <<el arte por el arte>>. Es decir, el propósito docente, si aún lo hay,
se subordina al valor estético. También se nota que el posmodernismo preserva el
énfasis en el indivíduo, pero ha llegado al punto de recalcar su aislamiento en la sociedad
moderna--lejos de sentirse realizado por su individualidad, el sujeto posmoderno se siente
alienado e ignorado. El posmodernismo tal vez se centra más que el modernismo en la
importancia de las ideas. El posmodernismo problematiza la suposición moderna de que
todo puede clasificarse y calificarse. Tal empeño no tiene por base las emociones, sino la
meta de desmentir sistemática y racionalmente las presunciones irracionales de la
modernidad. Así que ya sea por continuación de sus prácticas o por reacción contra ellas,
la generación del '98 sigue teniendo un impacto profundo sobre la retórica de hoy.
Descargar