IMPORTANCIA DEL EJERCICIO FÍSICO CONTROLADO EN CUIDADORAS FAMILIARES DE ANCIANOS DEPENDIENTES. Oliveira WB, Ábalos-Medina GM, Ruiz-Villaverde G, Moreno-Lorenzo C, Fernández-Pérez AM, Cruz Quintana F, Villaverde C. E.U. de Ciencias de la Salud. Universidad de Granada RESUMEN El objetivo del presente estudio ha sido evaluar la influencia de un programa de actividad física adaptado, en los niveles de sobrecarga y percepción del estado general de salud en un grupo de mujeres cuidadoras informales de personas mayores dependientes. Metodología: Se realizó un estudio observacional de seguimiento, con grupo control y medidas pre y pos-tratamiento, utilizándo como instrumentos de medida la Escala de Sobrecarga de Zarit y el Cuestionário de Salud General de Goldenberg (QSG) para los cuidadores. Resultados: La mayoría de los ancianos cuidados presentaban un nivel de funcionalidad dependiente (70,9%) debido a las enfermedades cronico-degenerativas. El 100% de los cuidadores eran mujeres, en la quinta década de la vida, hijas de los mayores o nueras, con nivel de escolaridad superior al primario; predominando de 13 a 23 horas diarias dedicadas al cuidado de los enfermos, y un tiempo de 1 a 5 años en la prestación de los cuidados. Se observó una mejor percepción del estado general de salud en el grupo experimental (p< 0,01) tras la realización del programa de ejercicios y menor nivel de sobrecarga (p<0,01) que en el grupo control que no participó en el programa. Conclusión: El ejercicio físico orientado y adecuado para este coletivo, mejora la manera de afrontar los cuidados disminuyendo la sobrecarga y mejorando la autopercepción del estado de salud general. Palabras-clave: personas mayores dependientes; cuidadoras informales; sobrecarga cuidados; salud general. 1 INTRODUCCIÓN La condición de discapacidad y su percepción, suele causar un gran impacto en la vida del paciente, pero también en la vida de las personas que lo cuidan. La sobrecarga tanto física como emocional y la percepción del estado de salud, se ven afectados por los cuidados prestados en aquellas personas que se dedican a cuidar de sus mayores con algún tipo de dependencia. Debido a que la vida de los cuidadores gira en torno a la satisfacción de las necesidades de su familiar dependiente, muchos suelen dejar sus propias vidas en un segundo plano, aunque la mayoría deben compaginar y simultanear de la mejor forma esta situación, que representa una importante sobrecarga física y psicosocial1. Diversos estudios han puesto de manifiesto las repercusiones de la prestación de cuidados sobre una menor atención al autocuidado de la propia salud, una peor autopercepción de la misma, sobrecarga física, estrés, limitación en las posibilidades de desarrollo personal y profesional entre otros efectos. La actividad de cuidador desencadena una serie de sentimientos negativos: tristeza, sentimientos de culpa, enfado, resentimiento y conflictos negativos, necesitando pues afirmarse y comunicarse mejor. Para ello, un primer paso es reconocer y aprender a controlar los sentimientos negativos, afrontar la tristeza, los sentimientos de culpa, preocupaciones, enfado y superar la autocompasión, organizando mejor el tiempo y manejando los conflictos familiares. Debido a las múltiples y variadas responsabilidades del cuidado, se observan dificultades para que estas personas puedan disponer del tiempo y fuerza necesarios para cuidarse a sí mismos. Las personas que se dedican a los cuidados de sus familiares, carecen de apoyo suficiente por parte de las propias familias, de una condición adecuada para mejorar la calidad de los cuidados y de estrategias y atención adecuadas para cuidar de su propia salud y mantenerla. No obstante, los cuidadores que quieran disfrutar de un mayor bienestar tanto emocional como físico en su situación de cuidador familiar, así como desarrollar un óptimo rendimiento en las tareas relacionadas con el cuidado, necesitan darse cuenta de la importancia que tiene cuidar de sí mismo y aprender cómo hacerlo2. La relación entre cuidar la salud de otro y la propia salud presenta una doble vertiente, pues la salud del cuidador influye en el desempeño de su papel, ya que no puede cuidar adecuadamente alguien cuya propia salud no es buena. Desde esta perspectiva, se hace necesario conocer cuál es el estado de salud de los cuidadores y desarrollar estrategias de apoyo que favorezcan tanto el 2 afrontamiento de la situación con la mejora en la atención a la persona dependiente (información e instrucción específica) como el autocuidado y la promoción de la propia salud del cuidador. Así, nos preguntamos ¿de que forma podíamos contribuir a disminuir el nivel de sobrecarga física y emocional impuesto por los cuidados prestados y mejorar la percepción del estado de salud de un grupo de cuidadoras informales?. Con el objetivo de contribuir a dotar de herramientas de apoyo a las cuidadoras familiares, nos propusimos evaluar la influencia de un programa de actividad física adaptada y controlada, en los niveles de sobrecarga y percepción del estado general de salud de un grupo de mujeres cuidadoras informales de familiares mayores dependientes. METODOLOGÍA Realizamos un estudio observacional de seguimiento, con grupo control y medidas pre y postratamiento, utilizándo como instrumentos de medida la Escala de Sobrecarga de Zarit3 y el Cuestionário de Salud General de Goldenberg (QSG)4, además de recoger datos sociodemográficos de ambos, cuidadores y mayores dependientes de los cuidados. La población de estudio fueron las mujeres cuidadoras de personas mayores dependientes de la Asociación AGESVAL, usuarias del Centro de Salud de Dúrcal, (Granada), derivadas por la trabajadora social local, según los procedimientos éticos previstos para estudios de investigación, las cuales expresaron su consentimiento de forma voluntaria para participar en el estudio (Consentimiento y Compromiso Individual Previa Información). Fueron criterios de exclusión la contraindicación por patología que desaconsejara la realización de ejercicio físico, realizada por su medico. La muestra quedó constituida por 24 mujeres (n=24), con edades comprendidas entre 50 a 58 años. La distribución en ambos grupos control y experimental se decidió de forma aleatoria. El ejercicio físico fue adaptado a las necesidades específicas de las cuidadoras, detectadas por la fisioterapeuta y consistió en un programa de nueve meses de duración, de carácter lúdicofuncional, orientado al desarrollo de actividades para mejorar las condiciones físicas, con ejercicios de estiramientos, respiratorios, de fortalecimiento, flexibilidad y relajación, utilizándo además la música como un recurso imprescindible para la motivación durante las sesiones. La intensidad osciló de ejercicios suaves a moderados con una frecuencia considerada modesta. RESULTADOS 3 En nuestro estudio, el 70,9% de los ancianos cuidados presentaban un nivel de funcionalidad dependiente, debido a enfermedades crónico degenerativas. La edad de las cuidadoras se situaba mayoritariamente en la quinta década de la vida, hijas de los mayores o nueras, con un nivel de escolaridad superior al primario; La mayoría de las cuidadoras eran amas de casa y dedicaban de 13 a 23 horas diarias al cuidado de los enfermos, con un tiempo de prestación de los cuidados de 1 a 5 años. Los resultados en las cuidadoras que participaron en el programa de ejercicio físico pusieron de manifiesto, una mejor autopercepción de su estado general de salud (tabla 1) respecto a las mujeres cuidadoras del grupo control (p<0,01) que no realizaron el programa de ejercicio físico durante los nueve meses del estudio, las cuales acusaron un incremento también significativo (p<0,01) en los niveles de sobrecarga y una disminución en la percepción de su salud. Los niveles de sobrecarga experimentaron una disminución estadísticamente significativa en las cuidadoras del grupo experimental (p<0,01) al termino de su participación en las sesiones de ejercicio físico (tabla 2) DISCUSIÓN Consideramos como Puga5 que el estudio de la dependencia presenta un gran interés, al tratarse de un fenómeno de creciente visibilidad en la sociedad española, debido al fuerte envejecimiento demográfico que está experimentando, y debido también a que sus implicaciones han rebasado el ámbito familiar, al que tradicionalmente se veía confinada. La mayoria de las personas mayores cuidadas en nuestro estudio, presentaron enfermedades como Demencia Senil y Alzheimer, representando el 70,9 % de personas mayores consideradas dependientes. Según Menendez et al 6, se produce una fuerte asociación entre la presencia de discapacidad y de enfermedades crónicas no transmisibles en adultos mayores. Como las dificultades de los adultos mayores para realizar las actividades instrumentales de la vida diaria (AIVD) son las primeras en aparecer, se deberían establecer mecanismos de seguimiento que permitan detectar tempranamente este tipo de discapacidad. Compartimos con Dueñas7, que los cuidadores enfrentan una gran carga emocional y física y no han recibido ninguna información ni preparación respecto de como cuidar a sus familiares ancianos y/o con Alzheimer. El cuidado de los mayores representa una pesada labor, que indudablemente se intensifica mucho cuando se asocia a alguna enfermedad invalidante que requiere permanentes cuidados de salud, más especializados. 4 El perfil de los cuidadores de nuestro estudio, es similar al referido en la bibliografía especializada, mujeres que historicamente han asumido el papel principal en el cuidado de sus familiares enfermos. Se trata de un hecho prácticamente universal, que refleja la enorme carga que se añade al tradicional rol de ama de casa8,9 .En nuestro estudio, las hijas son los cuidadores principales, seguidas por las nueras, corroborando lo informado por Chaves8 y Dueñas7, siendo el entorno familiar responsable directo de la implicación en los cuidados hija-madre. La edad de las cuidadoras en la quinta década de la vida, también corrobora lo referido en otros estudios10 . Aunque la mayoría de las cuidadoras eran amas de casa, algunas (7%) habían dejado su actividad laboral por no poder compatibilizarla con los cuidados. Nuestros resultados están en la línea de lo comunicado por otros autores11, que informan de un 9% de cuidadores que dejan de trabajar y hasta un 20% que ven alterado su esquema de trabajo. En opinión de algunos autores12,13, el tiempo es una variable fundamental cuando se evalúan los costes económicos del cuidado informal en la sociedad. Estos costes suelen calcularse teniendo en cuenta el valor del tiempo dedicado por las cuidadoras a su tarea (su equivalente en el mercado), la pérdida de ingresos de la cuidadora, los gastos derivados de cuidar y, en ocasiones, el exceso de coste en salud de las cuidadoras. En este sentido y aunque nuestro estudio no sea un estudio de costes, resulta llamativo el número de horas diarias (13-23 horas), durante un tiempo prolongado (de 1 – 5 años) que dedican las cuidadoras a sus familiares y que termina afectando su propia salud. La práctica sistemática de ejercicio físico, produce una sensación acentuada de control sobre sí mismo y de las funciones corporales, lo que genera una mejor percepción del estado general de bienestar14. Las cuidadoras de nuestro estudio que participaron en el programa de ejercicio físico mejoraron significativamente la percepción de su estado de salud respecto al comienzo del estudio y a las cuidadoras del grupo control que no participaron en el programa. Observamos además, en la valoración de la sobrecarga de los cuidados, un aumento en el grupo control respecto al comienzo del estudio, mientras que en el grupo experimental se produjo una disminución etre las medidas pré y pós-tratamiento, lo que puede interpretarse como una mejora global en la actitud y en la forma de afrontar la sobrecarga de cuidados y la salud percibida. Según García-Calvente11, el trabajo de cuidar y las condiciones en las que se desarrolla, afectan a la vida de la cuidadora principal y repercuten en su salud de diferentes formas. Algunos estudios muestran que las mujeres cuidadoras presentan casi 2 veces más sobrecarga que los hombres cuidadores15-18. Para Van Ewijk19 los cuidados familiares tienen también una dimensión 5 ética y política, ya que cuidar trasciende a un contexto social y físico más amplio que el puramente interpersonal. Nuestros resultados corroboran lo observado por Gallatn & Connell20 , quienes tras examinar el papel de la practica de actividad física, tanto de ocio y juego como formativa, concluyen en la gran importancia higiénico preventiva para el desarrollo armónico del sujeto, princalmente en las personas mayores con el fin de mantener el estado de salud. Así concluimos que, a pesar del reducido número de sujetos de nuestra muestra (n=24), lo que es una necesidad en estudios de esta naturaleza, la actividad física ha contribuido a mejorar los niveles de sobrecarga proporcionados por la prestación de los cuidados y la autopercepción del estado general de salud, mejorando la forma de afrontar la situación en este grupo de mujeres cuidadoras. CONCLUSIÓN El ejercicio físico representa una estrategia importante para minimizar el nivel de sobrecarga de los cuidados contribuyendo a mejorar el estado de bienestar y la calidad de vida de las cuidadoras, al proporcionarles además de forma física, refuerzo psicosocial como efecto añadido al proporcionar apoyo grupal, basado en la relación interpersonal con otras cuidadoras de problemáticas similares. Todo ello favorece el intercambio de experiencias y contribuye a un mejor afrontamiento de la situación contribuyendo a mejorar la satisfacción y autopercepción de la salud general en las mujeres cuidadoras. Aunque en la actualidad la oferta de programas de ejercicio es una realidad, las características impuestas por los cuidados no siempre posibilitan su acceso a las cuidadoras familiares. En este sentido el apoyo para su participación ha de venir de la mano de una oferta diversificada en diferentes horarios y en ocasiones de una liberación horaria de la propia actividad de cuidadora, proporcionada desde la familia o desde la administración. 6 BIBLIOGRAFÍA 1. Roger RM, Bonet UI, Gallego FC, Pisa IR, Ribas PA, Viñets GL, Oriol PR. (2000). Impacto del hecho de cuidar en la salud de los cuidadores familiares. Atención primaria 2000;26(4):217–223. 2. Hoskins I, Kalache A, Mende S. Hacia una atención primaria de salud adaptada a las personas de edad. Rev Panam Salud Publica 2005;17(5-6):444-451. 3. Martín M, Salvador I, Nadal S, Miji LC, Rico JM, Lanz P, et al. Adaptación para nuestro medio de la Escala de Sobrecarga del Cuidador (Caregiver Burden Interview) de Zarit. Rev Gerontol 1996;6:338-46. 4. Muñoz PE, Vázquez JL, Rodríguez F. Adaptación española del general health questionnaire (GHQ) de Goldberg. Arch Neurobiol 1979;42:139-58. 5. Puga D. 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Típica 50,00±17,27 36,25±5,94 Experimental N=12 SOBRECARGA DE LOS CUIDADORES PRÉ PÓS Z= -2.903 P=0,004 9