El oro del Rey; Arturo Pérez Reverte

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EL ORO
DEL REY
ARGUMENTO
E
l narrador, Iñigo de Balboa, hijo de Lope de Balboa, nos relata la historia de cómo a la vuelta de Flandes del
capitán Alatriste e Iñigo les encomiendan la misión de reclutar a bravos espadachines, para asaltar un barco
holandés que pasa oro y plata de contrabando a las costas andaluzas, dicho oro y dicha plata son del rey Felipe
IV, que reinaba en aquélla época. Francisco de Quevedo, el duque de Guadalmedina y Álvaro de la Marca son
los amigos de Alatriste que le pondrán tan importante misión. Este libro de Arturo Pérez−Reverte habla del
compañerismo, la amistad y la lealtad. También, por ejemplo, habla del amor de Iñigo hacia Angélica de
Alquézar, y de cómo les llevó a Alatriste, Quevedo, Iñigo, y a Sebastián Copons a una trampa, en la que se
tuvieron que enfrentar contra siete espadachines, entre ellos el enemigo de Alatriste, Gualterio Malatesta.
Esta es una historia de aventuras en la que las peleas a espada, cobran máxima importancia, esta obra no es
estilo de Los tres mosqueteros de Alejandro Dumas, que es un poco surrealista. Es una obra bastante buena,
que merece la pena leer.
PERSONAJES
• El protagonista es Alatriste.
• Los personajes principales son: Iñigo de Balboa, Gualterio Malatesta, Francisco de Quevedo, duque
de Guadalmedina, Sebastián Copons, Álvaro de la Marca, conde duque de Olivares, Angélica de
Alquézar y el contador Olmedilla.
• Personaje que más me ha gustado: Alatriste, porque me ha impresionado su forma de actuar, y llevar
la situación, sin dejarse sorprender ni dejándose intimidar ante las adversidades. Es fuerte y arrojado,
y sabe como intimidar a sus enemigos.
• Manera de ser de Alatriste: Alatriste es un viejo soldado que se ha pasado su vida combatiendo y
sirviendo a su rey. No se detiene ante nada y esta dispuesto a hacer cualquier misión que le
encomienden en nombre del rey. Es callado y cuando habla usa las menos palabras posibles, para que
quede claro el mensaje. Es amable, sobre todo con Iñigo al que protege como si fuera su hijo.
CAPÍTULO MÁS INTERESANTE
V
iejos amigos y viejos enemigos: Éste capítulo es el que más me ha gustado, por la batalla en el Niklaasbergen,
y como se demuestra que Alatriste es fiel a su palabra. En éste capítulo abordan en dos grupos el
Niklaasbergen, uno por proa, metiendo mucho ruido, para llamar la atención, liderado por Alatriste, y otro por
popa, liderado, por Sebastián Copons, intentando ir en silencio, para que no les descubran. Hay una lucha a
muerte entre el bando de Alatriste, y los marineros del barco, ayudados por mercenarios españoles, entre ellos
Malatesta. La batalla acaba con el bando de Alatriste vencedor, no sin bajas, pero vencedor al fin y al cabo.
VALORACIÓN DE LOS HECHOS
L
1
os hechos que cuenta esta obra son imaginarios, pero son realistas. Hay personajes reales, como el rey Felipe
IV, la reina Isabel, Francisco de Quevedo, conde duque de Olivares, pero también hay otros imaginarios:
Guadalmedina, Alatriste, Iñigo, Álvaro de la Marca, Ganzúa, etc.
Está ambientado en lugares reales, Sevilla, Sanlúcar, etc.
LUGAR DE DESARROLLO DE LOS HECHOS
L
as tabernas de Triana, la cárcel real, los alcázares, el Niklaasbergen, el corral de los Naranjos, y los arenales
del Guadalquivir son los escenarios de esta obra
ÉPOCA HISTÓRICA
Qué tipo de monarquía había en España, quien reinaba entonces y qué eran eso validos
F
elipe IV e Isabel de Borbón eran los reyes de España del mil seiscientos veintiuno al mil seiscientos cuarenta
y cuatro, fecha de la muerte de la reina Isabel de Borbón, luego Felipe IV se caso con su sobrina, Mariana de
Austria en el mil seiscientos cuarenta y nueve. La monarquía de Felipe IV se puede dividir en tres etapas: 1ª,
hasta mil seiscientos cuarenta y tres, le corresponde al valido de Felipe, el conde duque de Olivares, 2ª en la
cuál el marqués de Carpio, Luis Menéndez de Haro, dirigió los destinos de la monarquía española (mil
seiscientos cuarenta y tres a mil seiscientos sesenta y uno), y 3ª hasta la muerte de Felipe IV en mil seiscientos
sesenta y cinco.
Valido, nombre por el que la historiografía designa a quien, fundamentalmente en el siglo XVII, desempeñaba
el principal papel como consejero regio, en tanto que favorito, de los monarcas españoles de la Casa de
Habsburgo.
Qué guerras sostenía España y por qué
C
on Olivares la monarquía Con Olivares, la Monarquía se implicó plenamente en la guerra de los Treinta Años,
y reanudó la guerra de Holanda. Pretendía compaginar la ofensiva bélica con las reformas interiores, tendentes
a aliviar a la Corona de Castilla del enorme peso fiscal y militar. Tras unos años de brillantes victorias, el
fracaso de su política interior, la falta de recursos y la intervención de Francia en la guerra comenzaron a
cambiar la situación. Los levantamientos de Cataluña y Portugal (mil seiscientos cuarenta) iniciaron la más
grave crisis interna de la Monarquía Española, y junto a los múltiples descontentos provocados, llevaron a la
destitución de Olivares (mil seiscientos cuarenta y tres).
Los años posteriores no pudieron alterar el curso de los acontecimientos. El Tratado de Münster (que, firmado
en mil seiscientos cuarenta y ocho, formaba parte del conjunto de acuerdos que se conoce como Paz de
Westfalia) consagró la pérdida de las provincias del norte de Holanda. La guerra franco−española continuó,
pero, a pesar de éxitos como la recuperación de Cataluña, el apoyo de la Inglaterra republicana resultó
decisivo para la victoria de Francia, consumada en mil seiscientos cincuenta y nueve con la Paz de los
Pirineos. En los últimos años de su reinado, concluidos los grandes conflictos, Felipe IV pudo concentrarse en
el frente portugués. Sin embargo, ya era demasiado tarde. Meses antes de su muerte (en Madrid, el 17 de
septiembre del mil seiscientos sesenta y cinco), la derrota de Villaviciosa (diecisiete de Junio) permitía
vaticinar la pérdida de Portugal. La situación en Castilla no era más halagüeña, y la crisis humana, material y
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social afectaba profundamente a las regiones del interior. Los odios religiosos, en los europeos desde hacía
más de medio siglo, estallaron, a partir de mil seiscientos dieciocho, en la guerra de los Treinta Años. Guerra
de los Países Bajos, conflicto bélico que enfrentó a los reyes españoles de la Casa de Habsburgo con sus
posesiones en Flandes desde 1566 hasta 1648.
Qué es eso del Siglo de Oro y qué autores de literatura había entonces
L
Lamamos Siglo de Oro a un tiempo en el que España fue la primera potencia mundial, aunque−como se verá−
a un alto coste. España descubría, exploraba y conquistaba nuevas tierras en otros continentes; los tercios
españoles vencían en los campos de batalla de Europa; los galeones traían oro de América; la moneda
española era la más valorada del mundo; la vestimenta y las costumbres españolas estaban de moda...
Además, en ese periodo florecieron, como nunca antes en España, el arte (pintura, escultura y arquitectura) y
la literatura (poesía, novela y teatro).
En tiempos de Alatriste casi todos los españoles son analfabetos. Muchos disfrutan escuchando los romances
que cantan los ciegos. Algunos son de amor; otros, de guerras caballerescas; otros relatan sucesos espantosos,
como raptos y asesinatos. Los libros resultan muy caros y están al alcance de muy pocos... La imprenta,
inventada dos siglos atrás, es todavía rudimentaria. Frente a un gran número de libros de tema religioso, se
editan unos pocos de poesía o pasatiempo. Entre estos últimos destacan las novelas de caballería, que
inspiraron a Cervantes su Quijote.
Los escritores de ésta época son: Cervantes, Quevedo, San Juan de la Cruz, Gracilaso, Calderón de la Barca,
Baltasar Gracián, Lope de Vega y Góngora, de éstos los más importantes fueron: Miguel de Cervantes
Saavedra, Francisco de Quevedo y Villegas, Luis de Góngora y Argote, Félix Lope de Vega y Carpio y Pedro
Calderón de la Barca.
Qué importancia tenía la religión en aquella época
E
l español contemporáneo de Alatriste es profundamente religioso. Acepta con fatalismo que la vida es un valle
de lágrimas y que el único destino del hombre es ganar el Cielo, después de salvar su alma del pecado
observando los preceptos religiosos y realizando buenas obras. Para ello es necesario vencer al demonio,
superar las tentaciones y creer ciegamente en los dogmas y enseñanzas de la Iglesia, por absurdos que
parezcan. A la libertad de costumbres de la Edad Media le ha sucedido una doble moral, exigente e hipócrita.
En qué se basaba la economía española y de qué vivía la gente
L
os otros países europeos envidian a España sus riquezas, resultado del comercio de Indias. Sin embargo, esas
riquezas apenas bastan para costear los gastos que requiere mantener un imperio tan complejo y extenso. Hay
otras razones que entorpecen el progreso de España: los más ricos no pagan impuestos; los trabajadores pagan
demasiados. Hay poco aprecio por el trabajo, que se considera una degradación social. Los que pueden
ingresar en la nobleza comprando títulos al rey y muchos se hacen religiosos sin vocación, sólo para vivir más
descansadamente. Otros, viejos soldados como Alatriste, malviven alquilándose como espadachines a sueldo.
Vivían de la agricultura y ganadería principalmente, pero también vivían del comercio, de la industria, de la
producción artesanal.
Qué era eso del honor
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onor, en antropología social, gloria y buena reputación de las que goza el individuo. El honor forma parte de
la ética del individuo que se contempla a sí mismo a través de los ojos de los demás. Se relaciona con la
reputación, la respetabilidad o la gloria, valores que se obtienen a partir del juicio de terceros frente a los que
se quiere ocupar una posición superior, ya que se establece una lucha de poder mientras se cuestiona si los
demás disfrutan de la misma integridad. No se goza de gloria ni de buena o mala reputación a menos que haya
un tercero que así lo certifique. La pérdida del honor implica que el ofensor degrade al ofendido en su valía
humana: lo menosprecia, lo embrutece. La amenaza se relaciona con la fuerza física, la agresión y la
disposición para ejercer la violencia, que es la justificación extrema. De ese reto surge la disposición de
limpiar la reputación y el nombre del ofendido. El acto de violencia para recuperar el honor coarta la respuesta
del ofensor ya que no se persigue ninguna ventaja práctica.
Qué son los duelos
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n la antigüedad los duelos eran estatales. En ellos se enfrentaban los mejores guerreros de cada bando y, a
veces, se acordaba que el resultado del combate decidiera la lucha, sin intervención de los ejércitos, para
ahorrar sangre. Los bárbaros que ocuparon el imperio romano introdujeron nuevos conceptos de duelo, entre
ellos el judiciario o juicio de Dios: dos personas que tenían una diferencia se enfrentaban para que Dios
concediera la victoria a la que llevaba razón. Estos duelos, aunque prohibidos por la Iglesia (en el concilio de
Letrán, 1215), perduraron hasta el Siglo de Oro. En España, el Fuero Viejo de Castilla establece las primeras
reglas del duelo y sus modalidades: desafío, riepto y duelo. El desafío consiste en negar públicamente la
confianza al que ofendió. El riepto es la manifestación pública de la ofensa hecha y el llamamiento a vengarla.
Por último, el duelo es la pelea misma. Los Reyes Católicos prohíben, en 1480, cualquier forma de duelo.
Cómo era la vida cotidiana de entonces
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os contemporáneos de Alatriste cultivan la apariencia como si el mundo fuera un teatro y ellos personajes de
una obra. Los nobles llevan lujosos vestidos, cadenas de oro y cuellos almidonados, incómodos para cualquier
persona que trabaje con las manos. Los plebeyos, en cambio, visten ropa barata y cómoda; los mendigos,
andrajos rotos que dejan ver llagas verdaderas o fingidas. Por su parte, Alatriste luce botas gruesas, mostacho
de largas guías, y espada y daga al cinto. Eso quiere decir que es hombre de armas, viejo soldado. En tiempos
de Alatriste el amor no se asocia al matrimonio. El matrimonio es un simple acuerdo comercial por el que un
hombre y una mujer se unen para tener hijos. De hecho, los lazos de sangre con padres, tíos y primos son más
importantes que los conyugales. El amor, ese fuego que devora el alma −así lo describen Quevedo y otros
poetas−, es pura pasión y necesita arder libremente. Por eso son corrientes las uniones fuera del matrimonio,
que dan como resultado un elevado número de hijos ilegítimos que son abandonados en los tornos de los
conventos. A los contemporáneos de Alatriste les gusta salir a la calle, ver y ser vistos. Los que pueden
presumen de coche, signo de riqueza, sobre todo si es importado de Italia. En los mentideros, a la sombra de
los soportales, también en tabernas y posadas, se comentan las últimas noticias aparecidas en avisos y gacetas,
la prensa de la época. El teatro, la gran diversión de todos, congrega a ricos y pobres, galanes y mozas, cada
cuál en su papel y en su sitio, según el rango. El mal olor, un patrimonio común, lo combaten con escaso éxito
ungüentos y sahumerios.
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