Amor Cortés

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Universidad Alberto Hurtado
Departamento de Filosofía y humanidades.
Carrera: Pedagogía en lengua castellana y comunicación.
Curso: Literatura Medieval.
ALGUNAS PINCELADAS DEL AMOR CORTESANO...
Para comenzar a desarrollar el tema, primeramente debo entregar una definición clara y a la vez precisa de
este concepto, amor cortés, que por lo demás invade gran parte de la historia desarrollada durante la época
medieval, alrededor de los siglos XI y XIV.
Este amor, renombrado en muchas ocasiones y circunstancias, no es nada mas que una seguidilla de acciones
propias de los amantes, desarrolladas durante un periodo de tiempo y que, aunque se niegue en ciertos
momentos y queramos o no, perdura hasta nuestros días de cierta forma. Estas acciones, se engloban bajo un
contexto casi de sumisión, en el que la mujer toma el rol de superioridad por sobre su amante. Es la mujer el
eje central de esta relación, es ella quien maneja las realidades, la encargada de dirigir las riendas de las
situaciones que se van desarrollando, en sus manos esta el comienzo, desarrollo y desenlace de este amor.
Compararé el comportamiento de los amantes, basándome en autores entendidos en el tema, con otras
situaciones de la historia, como por ejemplo el feudalismo y además, trataré de adaptar este amor a contextos
de vida tan diferentes a los de sus orígenes, osea, a nuestros días.
Este amor, tiene características especiales que lo hace por lo tanto adquirir un tono especial, que es lo que en
el paso del tiempo a perdurado y lo que a la vez cautiva a quienes estudian el tema.
Además, a lo largo de este ensayo, abordaré, no con un mayor grado de detención, la postura filosófica
respecto del amor, a manos de filósofos (valga la redundancia) y teólogos para así complementar más aun la
definición o explicación de este mundo lleno de rituales o reglas, es decir, de todo lo que encierra el amor
cortesano.
LOS COMIENZOS...
El amor cortés tiene sus inicios, como una de la hipótesis, en el Ars Amatoria de Ovidio, donde el autor crea
una composición algo irónica y didáctica del amor, llena de sarcasmos que en esa época, antigua, fueron
tomados como tal, pero que tiempo mas tarde, en la edad medieval, no fue interpretado de la misma manera.
Es decir, los medievales tomaron esta ora y la aplicaron a sus vidas, dando origen así al amor del cual hablo.
He aquí un fragmento que corresponde a los cantos de la perdición en el que el autor manifiesta, reitero, de
forma irónica a un aprendiz de amante:
Acude raudo, antes de la hora fijada,
A tu encuentro con la amada; Aguárdala pacientemente en la calle.
Desafía los golpes de la multitud; Corre a cumplir sus deseos.
No te inquietes si otros asuntos te aguardan;
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Si ella reclama tu presencia, protégela como un centinela
Cuando vuelva del baile.
Y así encontrándote en bucólicos pasajes te llama,
Toma tu carro camina hasta Roma.
Que no te detenga el tórrido verano
Ni el peso de la nieve.
¡Fuera los cobardes! Nuestro señor, Amor, en sus campos de batalla
Desdeña vuestra tibia servidumbre
CARACTERÍSTICAS DEL AMOR CORTÉS
El amor cortés, como lo mencioné al introducir el tema, consta de ciertas características primordiales que lo
diferencian de cualquier otro tipo de amor, llámense estos pasionales, sexuales, etc. Estas son, principalmente
la humildad, cortesía, adulterio y religión de amor. Sumadas a estas cabe mencionar también cierto deje de
utopía y desinterés, ya que el amante, el noble caballero, o busca como fin primordial o último conseguir que
su amor sea correspondido, sino que se conforma con el sólo hecho de adular y exaltar a su dama sin exigirle
nada a cambio. Al mencionar el termino Religión de amor, me refiero a la adulación y casi devoción que el
amante muestra hacia su dama que llega casi a ser como la adoración a Dios o a cualquier otro tipo de dioses o
imágenes religiosas, es decir, la dama pasa a ser una especie de especie sagrada a la hora de amar.
Es por esto, que en muchos relatos que cuentan asombrosas historias acerca de las hazañas de los caballeros
en honor a sus damas, se pone de manifiesto quizás hasta la poca honorabilidad de estos y su enorme deseo de
satisfacer a la dama a como de lugar, teniendo como meta más que una reciprocidad amorosa, una pequeña
conquista o lograr aunque sea una mínima admiración por decirlo así, de la dama hacia él. El caballero, si es
necesario, vivirá grandes proezas y aventuras.
El amor cortesano es, además, sufrido y muy difícil, esto porque para conseguir que realmente se consume o
se viva como tal debe pasar por una serie de ritos mas vulgarmente por una serie de cosas. El caballero debe
sufrir, debe luchar realmente por esa dama si la ama como se supone que la ama. El amor por dolor, sufrido,
es el instrumento de perfección espiritual, es el estado en el cual los amantes alcanzan una felicidad plena. Por
ejemplo, en Tristán e Isolda, la famosa y archi conocida novela de Joseph Bédier, se ve de clara manera
reflejado lo que antes mencioné, este amor sufrido, guerreado, complicado, pero que finalmente se consuma.
LA MUJER, SU IMAGEN Y SU POSTURA FEUDALISTA
La mujer en la edad media pasó por varias concepciones. Inicialmente se la veía como el vivo reflejo de Eva,
por lo cual era un tanto despreciada, vista como culpable y pecadora, como la responsable de todo lo malo que
se vivía en el mundo. Luego, tiempo mas tarde, este negativismo cambia y se instaura en la sociedad la
imagen de Maria, la madre de Dios, la virgen, como el modelo a seguir para las doncellas y religiosas, por lo
cual la imagen femenina pasa a ser un tanto idealizada. Sin embargo, si bien ya no se le desprecia, no se le
liga directamente a María. Esto se explica debido a que el culto Mariano entiende la imagen de Maria no
como una mujer en sí, como todas las mujeres, como un género femenino, sino más bien como una madre
virgen, es decir, no es mujer, sino solo la madre de Jesucristo y por lo tanto no evita o no borra todo lo que se
dijo de las féminas anteriormente. Finalmente, aparece una tercera imagen a la que se vincula el tema de la
redimensión de los pecados, esta es la de Magdalena. Con este tercer personaje, la imagen de la mujer se hace
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un poco mas real ya que si bien es pecadora, finalmente es salva. Un poco paradójico, si lo queremos
comparar, a lo que nos relata Dante en La divina comedia, donde nos muestra tres espacios diferentes pero
conjeturados entre sí: el infierno (Eva), el cielo (María) y el purgatorio (Magdalena).
Por otra parte, su participación en el amor cortes en sí, es un tanto pasiva, como lo es por cierto hasta nuestros
días; No es la dama o doncella quien tiene que hacer algo por conseguir a su amigo, no es ella la que debe
cortejar, conquistar o aplicar ciertas técnicas de seducción (para acercar quizás el tema a la actualidad). Su
participación si bien es pasiva durante el proceso de conquista, toma una importancia magna a la hora de
decidir. Por supuesto es ella quien da una respuesta al caballero luego de todo lo que ha hecho él, es ella la
que finalmente decide aceptar ser su amiga o no. Decisión, evidentemente, que el caballero debe aceptar y
acatar. Es por esta sumisión, que la relación dama−caballero se compara a la que se vive en el feudalismo
entre señor−vasallo.
La mujer adquiere esta personificación solo en el amor cortés y no bajo el marco del matrimonio, estado en el
que se revierten los papeles y la mujer pasa a ser una especie de posesión del caballero: este es el señor y la
dama es su vasalla. Recordemos que los matrimonios de esta época no eran precisamente uniones voluntarias
por amor, sino mas bien contratos arreglados y uniones por conveniencias (descendencias, aumento de bienes,
etc...). El amor cortés se vive por consiguiente bajo el alero del adulterio y lo mas anecdótico por citarlo de
alguna manera, es que no es condenado ni penado de sobremanera como tal vez podría imaginarse. Respecto
de esto se puede afirmar que cualquier idealización de amor sexual, en una sociedad donde el matrimonio es
puramente utilitarista, debe comenzar por ser una idealización de adulterio. No se puede castigar si en el
fondo no es una infidelidad, sino básicamente un no vivir en la desdicha. Este planteamiento concuerda un
tanto con los ideales que hoy en día existen en nuestra sociedad (en la sociedad, no en la ley).
Andrés el capellán, nos da a conocer una serie de preceptos, reglas, códigos y casuísticas acerca del amor
cortesano y puntualmente en relación con el tema del matrimonio, nos explica el porqué los esposos no
pueden consumar el amor propiamente tal como un acto voluntario, en contrariedad a los amantes que sí lo
pueden hacer:
[]decimos y afirmamos [indica la condesa María de Champaña], [...] que el amor no puede extender sus
fuerzas entre dos esposos. En efecto, los amantes se dan todo gratuitamente el uno al otro y sin que una razón
lo obligue; en cambio, los esposos están obligados, por el deber, a satisfacer sus mutuos deseos y a no negarse
nada. [...]
[...] una regla de amor dice que ninguna mujer casada podría obtener el premio del rey del amor, a menos que
esté enrolada al margen del matrimonio. En cambio, otra regla del amor enseña que nadie puede amar a dos
personas a la vez. Con razón, pues, el amor no podrá extender sus derechos entre los casados.
Para finalizar, solo cabe redondear las ideas y analizar un poco mas este fenómeno tan, a modo personal,
fascinante y encantador, recalcando las premisas fundamentales: Es un amor complicado, sufrido, adúltero, la
mujer juega un rol pasivo fundamental, es luchado, lógicamente propio de las cortes.
Sumaré ahora, para terminar ya con el ensayo, opiniones de personajes de la época respecto al amor en
general y puntualizando en algunas de ellas en el amor cortesano propiamente tal. Primeramente Pedro
Lombardo (1100−1160/64), reconocido teólogo italiano sostiene que El amor no es un mal moral sino un
castigo de la caída del hombre. El acto no es malo en sí pero puede ser un mal moral si no es usado para fines
matrimoniales. Pero el amor apasionado por una esposa es adúltero. En estas líneas, Lombardo contradice lo
que antes mencioné respecto del amor de los esposos y el amor de los amantes, pues plantea que el amor fuera
del matrimonio, entendido como un acto, no es moral y por lo tanto (interpretando sus dichos) debiese incluso
ser castigado, pero luego se produce una especie de contradicción porque si bien no puede haber(hacer) amor
entre una dama y otro caballero tampoco puede existir pasión entre los esposos (por lo tanto un amor intenso),
entonces la pregunta que surge antes esto es: ¿El amor debe no ser disfrutado en plenitud, ni por los amates ni
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por los esposos? ¿De que tipo de amor estamos hablando? ¿o es el amor el estado de máxima felicidad?
Santo Tomás de Aquino nos dice que El matrimonio es amistad. Las relaciones sexuales producen cierta
forma de amistad en las parejas (aun en los animales). Así que la sexualidad 'inocente' es aceptable pero no la
pasión (sensualidad). Acota el término amistad que también explique con anterioridad y al referirse a
sexualidad inocente apunta a la sexualidad que viven los antes en la que según el teólogo no debe haber
pasión alguna.
BIBLIOGRAFÍA
• La alegoría del amor, C. S Lewis.
• Nueve lais bretones y La sombra de Jean Renart, Anónimo.
• Tristán e Isolda, Joseph Bédier
• Clase Literatura medieval del 4 de Octubre, 2005
• http://mx.geocities.com/lvonderwalde/AMORCORTES.html
• http://www.viciosecreto.cl/www/trobarclus_art.htm
Ovidio, Ars Amatoria, ii, 223
C. S Lewis, La alegoría del amor, Capítulo I: El amor cortés.
Este término es utilizado en los Nueve lais bretones y la sombra de Jean Renart, y calza con el concepto de
amante también.
C. S Lewis, La alegoría del amor.
Op. cit., pp. 201−203. La negación de la posibilidad del amor entre marido y mujer se repite en diversas
oportunidades a lo largo del texto del capellán.
Sententiorum capítulo IV, 31.
Summa contra gentiles III, 123−124
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