Sería muy bueno si los miembros de cada división juntaran sus cabezas y seriamente se pusieran de acuerdo sobre los firmes pasos a dar para ampliar los ya declarados objetivos de la Sociedad. En muchos casos los miembros de la Sociedad Teosófica se contentan con un estudio superficial de sus libros, sin hacer ninguna real contribución al trabajo activo. Si la Sociedad es para llegar a ser un poder del bien en esta y en otras tierras, solo se puede obtener este resultado con la activa cooperación de cada uno de sus miembros, y nosotros fervorosamente apelamos a cada uno de ustedes para que consideren cuidadosamente que posibilidades de trabajo están dentro de sus facultades, y luego prepararse para llevarlo a cabo fervorosamente. Pensar bien es una gran cosa, pero el pensar solamente no cuenta para nada a menos que no se traduzca en acción. No hay un solo miembro en la Sociedad que no este capacitado a hacer algo para ayudar a la causa de la verdad y la hermandad universal; solo depende de su propia voluntad, hacer de ese algo un hecho realizado. Una vez mas reiteramos el hecho de que la Sociedad no es un jardín de infancia para iniciados incipientes; no hay maestros para ir de un lado a otro a impartir instrucciones a las varias divisiones de los diferentes objetivos inherentes al trabajo investigativo de la Sociedad; las divisiones deben estudiar por si mismas; los libros son para tenerlos y el conocimiento puesto en ellos debe ser prácticamente aplicado por los diferentes miembros: Así serán desarrollados confiables y razonables poderes. Si bien el verdadero Ocultista es para sí mismo el mas severo de los jueces, el más rígido de los capataces, para todos quienes le rodean es el amigo más simpático, el que siempre se halla dispuesto a ayudar. Por tanto, el anhelo de cada uno de nosotros sería alcanzar esa benevolencia y poder de simpatía, y ello sólo puede obtenerse por una práctica incesante de la gentileza hacia todas las personas que nos rodean, sin excepción. Cada futuro ocultista deberá ser, en su propio hogar y círculo, aquella persona a la cual todo el mundo acude instintivamente a la hora del sufrimiento, a la hora de la angustia y el pecado, seguro de que encontrará simpatía y ayuda. Los seres más antipáticos, los más necios, los más estúpidos, los más repulsivos, deberían sentir que en él, por lo menos, tienen un amigo. No olvidemos tampoco que la persona que ocasionalmente está cerca de nosotros en un momento dado, es la persona que nos envía el Maestro para servirla en ese momento. Si por descuido, por impaciencia, por indiferencia, dejamos de ayudarla, habremos faltado en la obra de nuestro Maestro. A menudo descuidamos este deber inmediato para hallarnos absorbidos por otra labor, dejando de comprender que la ayuda al alma humana que se nos envía es nuestra labor del momento; y necesitamos acordarnos de este peligro, el más sutil, porque el deber fue creado para enmascarar al deber, y una falta en la visión interna es una falta en el cumplimiento. No debemos apegarnos a un trabajo de cierta clase particular; sin duda debemos trabajar, pero con el alma libre y “alerta”, lista para captar la más ligera indicación de Aquél que puede necesitar que nosotros sirvamos a algún desesperado, a alguien que, mediante nosotros, desea Él ayudar. He encontrado numerosas personas presurosas por convertirse en ayudadores invisibles, es decir, trabajadores en el plano astral, en tanto que con los poderes de que disponen, ellas no son en modo alguno, ayudas visibles en el plano físico. No comprendo muy bien por qué ciertas personas están tan deseosas de visitar a los desdichados del plano astral, mientras que en el mundo físico, se apartan sistemáticamente de los desventurados que se encuentran a su alcance. Vosotros tenéis el derecho de ir tan lejos como vuestros propios poderes os lo permitan; pero si pedís la ayuda de Aquellos que están más altamente desarrollados –de los grandes Instructores de la Raza- debéis aportar la prueba viviente de que empleáis útilmente vuestras facultades actuales. Vuestro fin debe ser el de socorrer al prójimo; de obtener esos poderes a fin de ser útiles y no para elevaros por encima de los otros. Para juzgar la pureza de vuestros motivos, no hay más que un solo criterio, ¿Hacéis vosotros uso de los poderes que poseéis actualmente para ayudar a la humanidad? Si no o hacéis, no tengáis ninguna esperanza de obtener poderes superiores; los esfuerzos físicos solos, no son suficientes para adquirirlos. Sólo aquellos que hacen buen empleo de los poderes que poseen, pueden ser ayudados y obtener más, pues por sus vidas, ellos muestran que han hecho el mejor uso posible de sus facultades, dando así la esperanza de que obraran de la misma manera para con la humanidad, cuando más grande poderes les hayan sido conferidos. Sólo entonces, mereceréis de ser ayudados para adquirir facultades superiores. Como Trabajadores, cada uno de nosotros debemos hacernos la siguiente pregunta: ¿QUÉ UTILIDAD TIENE AHORA EL CONOCIMIENTO ADQUIRIENDO, PARA EL TRABAJO QUE DEBE REALIZARSE? QUE ESTOY Esta pregunta nos lleva a una segunda: ¿QUÉ CLASE DE CONOCIMIENTO ES NECESARIO DAR EN ESTOS MOMENTOS, CON EL PROPÓSITO DE AYUDAR A TODOS LOS SERES? Pero estas dos preguntas están ligadas a una tercera: ¿QUÉ CLASE DE CONOCIMIENTO ES EL QUE PUEDE SER ASIMILADO POR AQUELLOS A QUIENES YO ME PROPONGO AYUDAR? Alrededor de los Objetivos de la ST, se ha formado un amplio núcleo de hombres y mujeres que se aperciben de que, sin una base de fraternidad universal, de mutua confianza y comprensión, no puede existir una atmósfera que lleve al desarrollo moral y espiritual. Sin embargo, también necesitamos un liderazgo dinámico dentro de la Sociedad, a todos los niveles, para esparcir las enseñanzas y las influencias necesarias para un cambio radical en la mente humana. TIENE QUE EXISTIR UN NÚCLEO DENTRO DEL NÚCLEO QUE MANIFIESTE LAS CUALIDADES DE UNA CONCIENCIA QUE SE EXPANDA ESPIRITUALMENTE. Yo creo que ahora es el momento de tomar medidas para asegurar que ese núcleo esté vivo y activo para capitanear a la Sociedad en la tarea que se le ha encomendado, que es la de la regeneración humana. ¿Cómo puede la energía infinita de nuestra misma naturaleza espiritual interna, oculta, latente, abrirse y fluir sin impedimento? ¿Qué significa inquirir? Significa reflexión, investigación, búsqueda, ahondar profundamente, comprobar. Aprender significa “investigación continua”, profundizando cada vez más, observando cada vez más la naturaleza intrínseca de todas las cosas de la vida. La regeneración tiene lugar a través de la investigación, la reflexión, la meditación y la silenciosa observación. Si todos los miembros de la S.T. pensaran cada día en la regeneración de la humanidad y enviaran sus pensamientos de buena voluntad, estoy segura de que daría muy buenos resultados. Como teósofos, hemos de llegar a la raíz del problema, que es la sed de cosas materiales, de novedades, de diversión, de posesiones. Tal vez si lo investigamos seriamente afectaremos la atmósfera psíquica del mundo. Todo depende de nuestra entrega y de nuestra total convicción. Si llegaremos a tiempo, ¿quién sabe? Es posible que la inteligencia de la Naturaleza resuelva la situación de alguna manera. Aunque percibamos cierto egoísmo, decimos, “no soy demasiado malo; después de todo he cambiado algo en los últimos veinte años”. Pero esto no basta. Hay regeneración en el sentido de un cambio total, de una nueva mente. Pero para que llegue esa mente nueva deberíamos reunir todas nuestras energías internas, y eso no puede ocurrir si continuamos acumulando toda suerte de cosas del pasado dentro de la mente. La mente abierta es una mente receptiva, sensitiva. Está aprendiendo siempre. Una mente abierta no existe cuando hay ideas prefabricadas, prejuicios y deseos. Una mente abierta está lista para examinar las cosas desde cero. Ningún grupo puede llegar a regenerase como grupo, porque la transformación tiene que tener lugar en cada individuo, a su propia manera, a su propio ritmo. Pero las actividades de la Rama pueden ayudar a los individuos que llegan a ella a descubrir la necesidad de la regeneración, a aclarar lo que ésta significa, y qué modo de vida debería adoptarse. Estas son las cuestiones que pueden ser abordadas por los miembros en la Rama. Deberíamos esforzarnos en sentir qué es eso, no meramente en pensar en lo que es. Una rama puede ayudar a crear la atmósfera requerida. La Sociedad Teosófica debe ir más allá y explicar cuál es el significado de la vida y de la muerte y no meramente el proceso de la vida después de la muerte. “La mediocridad implica escalar a medio camino la colina, a medio camino cualquier cosa, sin alcanzar jamás la cima misma de la montaña, sin exigirse jamás la totalidad de la energía, de la capacidad, de la excelencia”