Organizan Colaboran Asistencia científica III COLOQUIO HÁBITAT DISPERSO, DESARROLLO RURAL Y SOSTENIBILIDAD PUERTOMINGALVO, 25 Y 26 DE OCTUBRE DE 2008 Organizan Asociación para el Desarrollo del Maestrazgo (ADEMA) Asociación para el Desarrollo de Gúdar-Javalambre y Maestrazgo (AGUJAMA) Colaboran Unión Europea / LEADER Gobierno de Aragón Parque Cultural del Maestrazgo Comarca del Maestrazgo Comarca de Gúdar-Javalambre Ayuntamiento de Puertomingalvo Asistencia científica Centro de Estudios sobre la Despoblación y Desarrollo de Áreas Rurales (CEDDAR) Rolde de Estudios Aragoneses Las asociaciones que gestionan las políticas de desarrollo rural en estas tierras altas de Teruel, tierras de Gúdar, Javalambre y Maestrazgo, continúan la trayectoria emprendida en los encuentros de Molinos (octubre de 2004) y Cantavieja (mayo de 2006). Si entonces se abordaron aspectos más relacionados, en concreto, con el mas turolense (como sujeto histórico y antropológicocultural, con sus manifestaciones culturales y con una implicación geográfica y económica con el paisaje), y con otras realidades territoriales pertenecientes al hábitat disperso, esta nueva edición pretende proseguir la difusión de estudios y trabajos relacionados con el medio geográfico, la ordenación del territorio, intervenciones en cultura popular, patrimonio y antropología, y todo tipo de actuaciones y estrategias... poniendo especial énfasis en aspectos medioambientales y de sostenibilidad. Las sesiones científicas van a estar arropadas por una interesante propuesta de actividades complementarias: presentaciones de libros, exposición, proyección audiovisual..., que invitan a asistir y a conocer mejor este bello rincón del sur de Aragón. PROGRAMA Sábado 25 de octubre • 10.30 Inauguración • 10.45 Conferencia: Bases de la sostenibilidad paisajística. Las masías turolenses, del pasado rural disperso al presente recuperador. María José Casaus Ballester (historiadora) • 11.45 Presentación del libro Las torres fortificadas y masías fortificadas del Maestrazgo turolense, coordinado por Diego Mallén Alcón • 12.15 Presentación del libro Hábitat disperso y desarrollo rural, coordinado por Ángel Hernández Sesé. • 13.00 Conferencia: Paisajes de dispersión y olvido en el País Valenciano. Agustí Hernàndez Dolz (periodista y escritor). • 16.30 Sesión de comunicaciones. • “Hábitat y posibilidades de desarrollo rural en las masadas de San Agustín (Teruel)”. Francisco Collado Cerveró. • “De Beijing a Puertomingalvo. Algunas consideraciones sobre el quehacer diario de las mujeres en las zonas despobladas”. María G. Gómez y Patiño. • “Masoveros de Alcorisa: dos historias, dos circunstancias”. Lorena Martín Gimeno y Ángel Hernández Sesé • “Aproximación histórica a las pardinas, un hábitat disperso del Alto Aragón occidental”. Félix A. Rivas González. • “La Arqueología de la Arquitectura como propuesta metodológica para el estudio de un grupo de masías fortificadas en el Bajo Aragón”. Sandra de la Torre Gonzalo. • 18.30 Exposición “Masada. Signos”: charla con Pedro Pérez Esteban (fotógrafo) y José Giménez Corbatón (profesor y escritor). • 19.30 Presentación y proyección del documental “Masías. La última frontera”, de Pablo Lozano y José Manuel Herráiz. Domingo 26 de octubre • 10.45 Conferencia: Maquis y mundo masovero. José Ramón Sanchis Alfonso (historiador y archivero). • 11.45 Mesa redonda: Urbanismo y Ordenación del Territorio en Gúdar. • 13.00 Presentación del Inventario de Masías del Maestrazgo, a cargo de Javier Oquendo (Escuela de Actividades en la Naturaleza). CONFERENCIA Bases de la sostenibilidad paisajística. Las masías turolenses, del pasado rural disperso al presente recuperador María José Casaus Ballester En la historia del poblamiento y del hábitat disperso en el medio rural del sur de Aragón, las masías han constituido, desde la Edad Media, un ejemplo de adaptación del campesinado al medio físico del terreno y al círculo estrecho de las relaciones humanas en un sistema autárquico de producción y consumo primordialmente agropecuario. Su persistencia en el tiempo y en el espacio turolense, y su resistencia a desaparecer ante la adversidad climatológica y un entorno hostil, es una muestra de cómo la supervivencia de algunas estructuras socioeconómicas endogámicas y elementales ha sido posible gracias a la capacidad de superación de las dificultades propias de las estrechas relaciones humanas entre los miembros de las unidades masoveras que, no obstante su aparente fosilización material, no han llegado a perder, antes y ahora con su revitalización en su caso, la relación exterior con el ámbito territorial más próximo y aún alejado. Sin embargo, en la evolución y transformación del hábitat poblacional de la llamada “extremadura turolense”, si bien en lo básico la composición y el comportamiento de las masías apenas se modificó, en lo funcional y productivo, cada época ha moldeado distintamente el modelo, especialmente en tiempos de regresión, enfrentamientos bélicos o penurias de todo tipo. En la actualidad, la reconversión de las viejas masías, abandonadas en algunos casos, sin ocupar ni explotar en otras, y activas en ocasiones, es un reto en la transformación del paisaje y la sostenibilidad del medio ambiente; ofreciendo posibilidades de aprovechamiento que van desde el turismo rural a la recomposición de la estructura familiar masovera con el aprendizaje y la técnica moderna que puede trastocar los viejos hábitos y rentabilizar la explotación agrícola según las capacidades de sus integrantes. Pero, acaso lo que más ha caracterizado desde antaño y ha perdurado hasta nuestros días en el sistema, ha sido la dispersión de las unidades masoveras, hoy mucho mejor comunicadas, eso sí, por los medios de transporte actuales y la mejora de los accesos, y la tendencia a concentrar la familia parental más que a dispersarla; con el mismo resultante de que la superpoblación controlada y limitada puede reproducir el sistema con los mismos fundamentos del núcleo originario, cuando las inquietudes de los miembros más jóvenes, han buscado, ahora como siempre, la instalación en otros parajes de su propio hábitat. Por eso, la masía se ha convertido en un sujeto de interés histórico añadido al tradicional antropológico y al actual reconvertido, así como en un objeto de atención que ha merecido, en algún caso, la reflexión de los estudiosos o la recopilación catalográfica de los testimonios gráficos de las estructuras materiales desaparecidas, sin uso o en activo. En resumen, la masía turolense ha sido una forma de vivir y de sobrevivir, un testimonio material del pasado y del presente en muchos casos, y un modelo de composición social y supervivencia productiva que ha llenado el disperso paisaje de establecimientos salpicados en la geografía rural, aparentemente aislados, aunque, en algunas circunstancias agrupados con lo elemental de los servicios públicos: como la escuela o la ermita, etc. Pues bien, del pasado al presente y con visos de futuro, el estudio, la recuperación, el aprovechamiento y la reconversión de las masías turolenses, es un reto que ofrece el aliciente de partir de un sistema consolidado a lo largo de los siglos, relajado y despreciado en las últimas décadas del siglo XX, para ofrecer en la actualidad un ejemplo de superación y de viabilidad hacia el porvenir. Bibliografía CASABONA SEBASTIÁN, J. F. e IBÁÑEZ GONZÁLEZ, E. J. (1991-1992). “Las masías de Mora de Rubielos (Teruel) durante los siglos XIV al XVIII. Aspectos históricos y arqueológicos”. Kalathos, 11-12. 297-362. GARGALLO MOYA, A. J. (1996 y 2005). El Concejo de Teruel en la Edad Media (1177-1327). Zaragoza. Instituto de Estudios Turolenses. Gobierno de Aragón. Ayuntamiento de Teruel y Ayuntamiento de Escucha. 4 vols. (IV, 2005). IBÁÑEZ GONZÁLEZ, E. J. (2005). “Las masías, eje vertebrador del paisaje de las Serranías Orientales Turolenses”. Mases y masoveros. Pasado, presente y futuro. Zaragoza. (Coord. Á. Hernández Sesé). Ceddar (Centro de estudios sobre despoblación y desarrollo de áreas rurales). Pp.69-105. MEDRANO ADÁN, J. (2006). Puertomingalvo en el siglo XV. Iniciativas campesinas y sistema social en la montaña turolense. Teruel. Ayuntamiento de Puertomingalvo. Instituto de Estudios Turolenses. Col. Monografías Turolenses, nº 2. PORRO GUTIÉRREZ, J. (1989). Aspectos antropológicos de la identidad en el área rural de Mora de Rubielos. Los Salabrosos. Teruel. SAET (Seminario de Arqueología y Etnología Turolense). RUÍZ BUDRÍA, E. (1990). Hábitat disperso y explotación del territorio. Las masías de Mora de Rubielos. Teruel. Seminario de Arqueología y Etnología Turolense. --- (1998). El Mas turolense: pervivencia y viabilidad de una explotación agraria tradicional. Zaragoza. Institución Fernando el Católico. --- (2007). “Las masías de La Puebla de Valverde: el futuro desde el pasado”. Las masías de La Puebla de Valverde (Teruel). El futuro desde el pasado. (Coor. Mª J. Casaus Ballester). Teruel. Ayuntamiento de La Puebla de Valverde. VV. AA. (2007). Las masías de La Puebla de Valverde (Teruel). El futuro desde el pasado. (Coor. Mª J. Casaus Ballester). Teruel. Ayuntamiento de La Puebla de Valverde. LIBROS Las torres fortificadas y masías torreadas del Maestrazgo Coordinación: Diego Mallén Alcón Textos: Diego Mallén “Introducción, Inventario y fichas descriptivas”, José Ramón Sanchis y Manuel Vicente Febrer “Las Masías en el Maestrazgo Aragonés en la Edad Media: Sus Orígenes”, José Francisco Casabona y Javier Ibáñez “Evolución del Mas Fortificado. Éxito y difusión de un modelo”, Sonia Sánchez “Características arquitectónicas”. Las torres fortificadas y masías de tipo torreado en el Maestrazgo constituyen el máximo exponente del hábitat disperso en la comarca. Estructuras de enorme interés por su belleza, características arquitectónicas, de prestigio y por su localización estratégica, constituyen todo un emblema en la comarca y forman parte del paisaje del Maestrazgo. El CEMAT y el CEDDAR, ponen en tus manos un inventario de estas estructuras: un catálogo de más de 10 años de trabajo y estudio de muchos especialistas. Con más de 600 años de existencia, estas masías son el buque insignia del mundo masovero. Algunas de ellas, hasta ahora inaccesibles, se mantienen en pie conservando sus rasgos originales. Unos monumentos que merecen ser respetados, conservados y valorados. Hábitat disperso y desarrollo rural Coordinación: Ángel Hernández Sesé Este libro, editado por ADEMA y CEDDAR, recoge las ponencias y comunicaciones presentadas en el II Coloquio “Hábitat disperso y desarrollo rural” (Cantavieja mayo de 2006). Se parte de la puesta en valor del patrimonio como elemento motor de desarrollo para la actualidad de muchas comarcas, y desde una perspectiva comparada, se amplía el análisis hacia otros territorios en los que el hábitat disperso condiciona las realidades sociales, económicas y culturales, poniendo sobre la mesa la pervivencia y viabilidad de ese modelo y sus potencialidades hacia un desarrollo sostenible del mundo rural. Así, hay estudios sobre Cataluña, País Vasco y Bolivia, aunque se hace especial incidencia en realidades y hábitats relacionados con Aragón. La estructura del libro reproduce la de aquellas Jornadas, cuyas mesas, ponencias y comunicaciones se concentraron en torno a dos bloques temáticos: medio geográfico y ordenación del territorio, por una parte; y por otra, cultura popular, patrimonio y antropología. Se vislumbran también actuaciones y estrategias en diversos territorios que comparten, bajo diferentes condiciones socioeconómicas y culturales, esa pertenencia al hábitat disperso. CONFERENCIA Paisajes de dispersión y olvido en el País Valenciano Agustí Hernàndez Dolz En el territorio valenciano, a pesar de los tópicos de sol y playa, también existen pueblos deshabitados. Y son muchos. Núcleos de población que por distintas circunstancias se han abandonado y en la mayoría de casos no se han recuperado demográficamente. Jinquer, Bibioj, Monnegre, Rebate, Vizcota, La Reduela, Les Alberedes, Domeño, Loriguilla, Campos de Arenoso, L’Olla, L’Atzubieta, Benicalaf, La Saranyana, El Rotgle, La Hortichuela, Pujol, Alasquer o El Molinar son algunos. De muchos de ellos sólo quedan ruinas o unas pocas casas a punto de desaparecer. Los cinco grandes motivos que explican el abandono de estos núcleos de población son el éxodo rural que se produjo durante todo el siglo XX, la construcción de embalses, las catástrofes naturales y artificiales, la expulsión de los moriscos y la construcción de colonias agrícolas e industriales. Sin lugar a dudas, la causa más importante ha sido el éxodo rural, por motivos económicos, del campo a la ciudad, que ha provocado la concentración de la población en unos pocos núcleos de población y ha deshabitado a la mayoría de los restantes, fenómeno éste que también se ha dado en mayor o menor medida en el resto de zonas rurales del Estado Español, y que ha sido significativo en las provincias de Teruel o Huesca. La construcción de embalses agravó todavía más este fenómeno. En el caso valenciano, las zonas más afectadas por el éxodo rural son el interior de las provincias de Castellón y de Valencia, o la zona montañosa de las comarcas centrales. En el caso de Castellón y Valencia, aquellas comarcas más cercanas a la montaña de Teruel son las que con más severidad han sufrido el éxodo. Nos referimos als Ports, Alt y Baix Maestrat, l’Alcalatén, Alto Mijares y el Alto Palancia en Castelló; y El Rincón de Ademuz y Los Serranos en Valencia. En algunas comarcas, además, se pone de manifiesto la dualidad lingüística valenciana. Alto Mijares, Alto Palancia y las dos de la provincia de Valencia son castellanohablantes, por la procedencia de sus habitantes en la repoblación del Reino de Valencia. Hoy la influencia aragonesa todavía es notable. El territorio de los pueblos abandonados valencianos lo podemos caracterizar en dos grandes bloques. Al norte y al sur del río Mijares. Al norte del río más importante de la provincia de Castellón el paisaje viene definido por la masía o mas como elemento primordial. Una unidad de explotación que estructura el territorio y que lo define como un espacio profundamente humanizado donde el hombre se asentó y colonizó hasta el último palmo de tierra. Sucesivas herencias y divisiones de la propiedad acabaron empobreciendo al masovero y que se llegara a explotar incluso zonas de escasa rentabilidad. Fue el exceso de población sobre una tierra poco productiva uno de los factores hizo entrar el modelo en crisis. Podemos poner algunos ejemplos que ilustran este fenómeno. En muchos municipios de estas comarcas los descensos de población han sido muy acusados. No sólo los municipios más pequeños, sino incluso los que son cabecera de comarca. (Ver cuadro). En algunos como Castillo de Villamalefa, Llucena, Vistabella, Morella, Ares del Maestre, Vilafranca, Benafigos o Vallibona, a pesar de contar con centenares de masías, sólo unas pocas continúan habitadas. Este paisaje de masos se extiende prácticamente desde el mar hasta las tierras altas de Teruel, formando un continuo humano y paisajístico que se debe reivindicar por su valor cultural y patrimonial. El estudio de los núcleos de población ha dado como fruto el libro “Pobles abandonats. Els paisatges de l’oblit” (Pueblos abandonados. Los paisajes de l’olvido), publicado por el Consell Valencià de Cultura, institución consultiva en materia cultural, de la Generalitat Valenciana. La obra, publicada en la serie Maior, es el resultado de un trabajo de investigación de campo en que los autores, José Manuel Almerich y Agustí Hernàndez Dolz, han visitado y fotografiado los principales núcleos de población deshabitados del País Valenciano (provincias de Castellón, Valencia y Alicante) hasta recoger más de 50.000 fotografías. Agustí Hernàndez, además, es el comisario de una exposición del Museu Valencià d’Etnologia (Museo Valenciano de Etnología) de la Diputación de Valencia, que trata esta misma temática. “Pueblos abandonados, pueblos en la memoria” es fruto de un trabajo en equipo con los técnicos del museo. En la exposición se amplía el contenido del libro con otros soportes como fotografías antiguas de cuando estos lugares estaban habitados, más a parte se incorpora documentos, objetos y testimonios de personas que narran cómo y porqué emigraron. El alcance del trabajo sobre los pueblos abandonados es muy importante desde el punto de vista natural, cultural y patrimonial. Es la primera vez que se cataloga, o hace un inventario aproximado de los muchos lugares deshabitados que existen en el País Valenciano. Durante 6 o 7 años Agustí Hernández Dolz ha recorrido, en bicicleta de montaña o a pie, estos lugares, y los ha documentado. En Aragón, Cataluña, Asturias, Castilla... se había hecho trabajos similares, no así en el País Valenciano, y por ello es el primer inventario de estas características. La investigación, además, reivindica el valor patrimonial y cultural de los elementos que forman un pueblo, es decir, las viviendas, pero también los caminos de montaña, estructuras de piedra en seco, cultivos, puentes, ermitas, molinos, sendas, aljibes... algunos de los cuales son Bien de Interés Cultural. La falta de uso de estos elementos, los pone en serio peligro de desaparición. La despoblación del mundo rural tiene consecuencias en nuestra sociedad. Por ejemplo el aumento de la masa forestal, la reducción del caudal de los ríos, el desequilibrio territorial entre una costa saturada y un interior vacío, la posibilidad de declarar parques naturales a zonas deshabitadas o poco habitadas, el riesgo de incendios, la erosión, la contradicción entre la agricultura y la protección del medio ambiente, nuevas alternativas para estas zonas deshabitadas más allá de la segunda residencia... El trabajo también tiene una dimensión testimonial, como es documentar el estado del territorio, con los restos de la vida cotidiana que todavía hoy podemos encontrar en el interior de las casas de estas masías y aldeas deshabitadas. El territorio cambia continuamente, y esta fase, el abandono del mundo rural, es una más en una evolución constante. Otra de las facetas en que incide el trabajo de Agustí Hernández Dolz es poner de manifiesto que las migraciones por motivos económicos son un hecho histórico reincidente. Aquellos que emigraron de las aldeas del interior de las provincias de Valencia y Castellón hace 50 años, o de Teruel, lo hicieron por las mismas motivaciones que aquellas otras personas que hoy cambian de lugar de residencia para encontrar mejores condiciones de vida, bien procedentes de otras comunidades autónomas, bien de otros países. En una sociedad en que muchas veces por desgracia se mira al diferente con desconfianza, no está de más recordar que quienes emigraron hace medio siglo años fueron nuestros abuelos. 1860 Ademuz Alpuente Ares del Maestre Vallibona Castielfabib Castillo de Villamalefa Catí Chelva Culla Llucena Ludiente Montanejos Morella Vilafranca Villanueva de Viver Vistabella del Maestrat Castell de Cabres 1900 3.403 3.070 2.082 1910 3.638 3.154 2.132 1920 3.761 2.745 2.031 1930 3.440 2.493 1.688 1940 3.611 2.543 1.481 1950 3.264 2.420 1.338 1960 2.737 2.144 1.043 1970 2.180 1.869 729 1981 1.545 1.440 466 1991 1.208 1.155 340 2000 1.195 941 254 2005 1.157 864 228 1.708 2.393 1.339 1.702 2.244 1.455 1.418 2.028 1.309 1.282 1.798 1.103 1.202 2.097 1.093 1.061 1.812 996 811 1.414 734 386 1.067 464 179 782 225 89 642 127 93 519 115 91 276 104 2.322 5.218 2.807 4.040 1.111 885 7.335 2.898 349 2.440 5.290 3.079 4.446 1.220 887 6.722 3.101 341 2.022 5.484 2.774 4.251 1.134 808 5.498 3.268 342 1.775 4.172 2.654 3.880 996 865 5.832 3.564 314 1.739 4.400 2.581 3.585 1.025 737 5.037 3.571 307 1.588 3.994 2.395 3.457 847 755 4.786 3.673 320 1.326 3.407 2.002 2.877 659 1.559 4.132 3.459 277 1.102 3.181 1.532 2.218 421 702 3.652 3.481 198 1.006 2.209 1.210 1.879 305 568 3.337 2.923 164 879 2.060 863 1.641 253 422 2.717 2.680 107 869 2.105 771 1.538 225 415 2.711 2.635 79 857 1.938 677 1.578 203 488 2.815 2.547 73 2.418 2.541 2.342 2.157 2.001 1.938 1.584 1.214 702 472 453 410 416 434 406 315 288 348 153 76 36 24 22 19 Datos extraidos del Instituto Nacional de Estadística 1900-1991 Población de hecho (www.ine.es, inebase, series históricas) Datos 2005 “Población a 1 de enero 2005” (inebase, www.ine.es) Datos 2000 “Cifras de población referidas al 1/1/00” (inebase, www.ine.es) COMUNICACIÓN Hábitat y posibilidades de desarrollo rural en las masadas de San Agustín (Teruel) Francisco Collado Cerveró A estas alturas nadie ignora que el medio rural del estado español se está despoblando a gran velocidad y en unos porcentajes muy altos, sobre todo en los últimos cincuenta años, con más de 1.500 pueblos abandonados. Existen innumerables estudios que corroboran esta realidad, pero por ser tan obvia no deja de ser un punto de partida válido para comenzar una comunicación sobre despoblación, hábitat disperso y sus posibilidades de desarrollo en el futuro. El éxodo rural español, y por ende el de Aragón, con más de 400 pueblos al borde de la extinción, se enmarca en la sucesión de grandes cambios en los que se vio envuelta una sociedad ampliamente anclada en el medio rural. Las convulsas transformaciones en la manera de ser y de funcionar que sufre esa sociedad, tienen sobre todo mucho que ver con las desgarradoras consecuencias de la guerra civil y la entrada en un sistema de producción que cambia radicalmente. El nuevo sistema aparece abocado al consumo y a la industria y en el entorno de las ciudades, en detrimento de la agricultura y la ganadería, los pilares básicos del sector primario, íntimamente ligado al medio rural. Pero, ¿qué queda en el medio rural tras los intensos flujos migratorios a las ciudades? Entre otras cosas: Decenas de pueblos abandonados total o parcialmente, envejecimiento de la población que permanece en ellos, pérdida de oficios tradicionales, abandono de tierras de cultivo fértiles y de grandes masas forestales, quiebra de las redes de relación social, deterioro de las vías de comunicación, etc. Todas estas características son aplicables a la realidad actual del municipio de San Agustín, en Teruel. Situado en el sureste de la comarca de Gúdar-Javalambre, a 959 metros sobre el nivel del mar, limita al sur con la provincia de Castellón. San Agustín dista 59 km a la capital de la provincia a la que se accede a través de la carretera N-234 y la nueva A-23, conocida como autovía mudéjar. Desde la Edad Media su economía está basada fundamentalmente en la ganadería ovina y caprina y en la agricultura del cereal, trigo sobre todo. San Agustín apenas tiene instalaciones deportivas, las culturales y recreativas están limitadas a un bar cerrado, comercios abiertos ya no queda ninguno (había una carnicería). La escuela sobrevive a duras penas y por la falta de niños en cualquier momento podría cerrar sus puertas. Tan sólo en verano y en las fiestas patronales se reabre un local que hace las veces de bar y local social y se programan algunas actividades como verbenas, toros y brevísimos campeonatos deportivos. Mantiene el paisaje propio de los pueblos de la sierra, que poco a poco se modifica con la construcción de nuevos edificios para uso vacacional que sustituyen u ocultan las antiguas eras y pajares. El grado de despoblación de su término municipal es altísimo y además va inexorablemente unido al envejecimiento demográfico y a la desactivación social y económica. El tejido empresarial está constituido por unas pocas empresas y trabajadores autónomos vinculados mayormente al sector agropecuario y a la construcción. En cuanto a la distribución de su población (con un descenso de 1200 a 165 habitantes desde 1900 hasta la actualidad), el municipio presenta dos tipos de asentamientos, repartidos en una amplia superficie de 56,6 Km2. El primero lo constituye el pueblo de San Agustín, de agrupación concentrada. En el segundo tipo de asentamientos la población se halla dispersa en grupos de masías (masadas) o barrios distribuidos por todo el término municipal. A principios del siglo XX San Agustín tenía 35 núcleos habitados. En la actualidad la mayoría de masadas están abandonadas o apenas habitadas. La propuesta de comunicación que les envío pretende dar una sucinta visión del proceso de despoblación que ha sufrido este pueblo, analizar el resultado de algunas iniciativas llevadas a cabo para frenarlo y, finalmente, proponer algunas medidas que considero más adecuadas para que las masadas recuperen el protagonismo perdido a nivel social y económico, insertadas en un modelo respetuoso con el medio ambiente. COMUNICACIÓN De Beijing a Puertomingalvo. Algunas consideraciones sobre el quehacer diario de las mujeres en las zonas despobladas María G. Gómez y Patiño Resumen Esta comunicación es un intento de traer a colación y reflexionar sobre la problemática que las mujeres tienen en su quehacer diario en zonas despobladas de todo el mundo. Este verano, en mi estancia en la Universidad de Beijing, tuve la oportunidad de realizar algunas entrevistas a mujeres chinas que procedían de zonas muy poco pobladas, donde tenían en mayor o menor medida los mismos problemas que las españolas, o más concretamente las aragonesas. Nos deberíamos preguntar si las medidas políticas de población, si las hubiera, son las mejores para fijar la población en su lugar de nacimiento? ¿Se pueden hacer algunas sugerencias? Génesis del trabajo Cuando se me ofreció la posibilidad de hacer una estancia en la Universidad de Pekín, no me lo pensé dos veces. Mi viaje de novios había sido a China, y había vuelto después unos años más tarde. China me había fascinado, y tenía que averiguar si era porque había sido dos viajes muy especiales. Lo cierto es que la Conferencia Internacional de Mujeres en esta ciudad en 1995 ya fue muy interesante, y nos permitió conocer la situación de la mujer actual. En esta ocasión, lo primero que me pregunté es cómo habría sido anteriormente la vida de las mujeres, porque el presente lo estaba viendo con mis propios ojos. La observación como método me permitía ver una serie de cosas, y lo que no viera lo podía preguntar. Pensé en las ancianas, por tanto, en aquéllas que podrían haber nacido en torno a los años 1930 ó 1940. La preocupación por las cuestiones de género ha sido permanente en mí, lo que me llevó a fundar el Seminario Permanente de Estudios sobre la Mujer, en la Universidad Europea de Madrid, y en este sentido, siempre he considerado los testimonios orales un tesoro que ha de ser preservado para su transmisión posterior a otras generaciones. La vida de las mujeres chinas del siglo XX, con sus particulares características propias de los distintos cambios políticos del país, y de las distintas áreas de residencia, podría haber marcado sus propios trayectos vitales. Ciertamente, la lectura de Cisnes Salvajes, (Tres hijas de china) de la autora china Jung Chang, me permite aventurar muchas de sus preocupaciones, dichas y desdichas, pero soy consciente de que las protagonistas de esta historia personal de tres generaciones es su historia y no tiene por que ser idéntica a la historia de otras mujeres contemporáneas. Este trabajo me permitiría acercarme mucho más a la realidad social de las mujeres chinas, lo que me aproximaría mucho a su forma de pensar, a su alma, a sus sueños y a sus esperanzas, así quizá como también ser capaces de vivir “con una sonrisa permanente” una vida plagada de insatisfacciones, renuncias, sacrificios y sueños frustrados, o por el contrario, poder constatar o bien que no tenían sueños, que eran educadas en la obediencia, en la dependencia y en la inexistencia de un criterio propio, de una personalidad diferenciada de otras mujeres y de otros hombres. Una vez realizadas las entrevistas, los datos resultantes me permitirían compararlos con la realidad de las Damas aragonesas del siglo XX. Los principales obstáculos con los que encuentro son: 1) los estudiantes no están disponibles porque están en plenos exámenes finales. El departamento de español tampoco ofrece muchas opciones, por no decir ninguna. Eso me conduciría a 2) una intérprete privada de tipo empresarial, lo que ya por su naturaleza me ofrece algunas dudas y cobraría 1000 yuanes al día. Esto significa que necesitaría varios días y un presupuesto alto que es particular. La intérprete consultada dice no conocer ancianas con estas características y no muestra ningún interés por iniciar la búsqueda. 3) Ni los estudiantes ni los profesores parecen conocer demasiadas (o ninguna) ancianas que reúnas las características que yo necesito: mujeres de más de 70 años de edad, con una memoria ágil, (urbanas o rurales, famosas o desconocidas). 4) Las instituciones españolas (Consejería de Cultura de la Embajada, dirigida por Carmen Moreno, y el Instituto Cervantes, dirigido por Inmaculada González, con quienes me he puesto en contacto por correo electrónico y teléfono, respectivamente, han dado respuesta inmediata a mi solicitud, facilitándome algunos nombres y teléfonos, lo que informa de que, al frente de estas dos instituciones hay dos mujeres que no sólo colaboran sino que lo hacen sin perder un minuto. Las dos han resultados ser magníficas representantes tanto de las mujeres y de las instituciones culturales españolas. Además, han aparecido en el panorama dos sorpresas, en forma de dos personas sorprendentes: 5) Roberto Öst, un profesor emérito argentino, de origen alemán, especializado en japonés y chino al que parece que el tema le interesa y me podría ayudar, pero no ahora que parte para Japón, hablamos de septiembre en adelante. 6) Xiu Lu, traductora literaria de chino-español que ha traducido la obra de una serie de novelistas españolas. Tiene un contrato con la UAM, y quedaremos para comer y hablar. Es mucho más ágil y parece estar dispuesta a ayudarme. Unos meses después, ya tengo la certeza de que los esfuerzos realizados y el tiempo invertido va dando sus frutos, y esta comunicación será una prueba de ello. COMUNICACIÓN Masoveros de Alcorisa: dos historias, dos circunstancias Lorena Martín Gimeno y Ángel Hernández Sesé Rafael Hernández cuenta ahora con 83 años. Sigue cultivando su huerta y disfruta de su corral y del invernadero. Hoy mira con nostalgia aquellos ya lejanos años de su niñez. La suya fue una infancia dura, como todas las infancias de aquella generación. Forjó su carácter a base de sacrificio y de tesón en la Masada del Pino, en el término municipal de Foz Calanda. Julio Martín nació en el año 1954. Pasó su infancia junto a sus hermanos en la masada de “los Zoquetes”, la misma que proporcionaba el sustento a la familia, durante los cinco años que permaneció instalada allí. Partiendo de los perfiles de estos dos alcorisanos, contraponemos los dos modelos, el de dos generaciones distintas, unidas por un pasado común. Conocer su día a día, sus relaciones sociales, su contacto con el casco urbano. Saber cuándo y cómo se desplazaban, cómo vivían su ocio, su religiosidad, su escolarización. Conocerles a ellos y su relación con el entorno, y hacerlo desde dos momentos históricos muy distintos, la España de los años veinte, y la de los años cincuenta, desde una perspectiva eminentemente rural, y desde una condición, la de masoveros, que ha dejado paso a nuevos modos de vida y de hábitat. COMUNICACIÓN Aproximación histórica a las pardinas, un hábitat disperso del Alto Aragón occidental Félix A. Rivas González A raíz del encargo por parte del Gobierno de Aragón de la realización de un catálogo de pardinas (como viviendas aisladas o hábitat disperso) en la ampliación del Parque Cultural de San Juan de la Peña, fue necesario en primer lugar realizar un estado de la cuestión sobre lo publicado acerca de esta tipología. Además, con el objetivo último de precisar con claridad el objeto de estudio, se trató de trazar una aproximación histórica al tema que permitiera desentrañar la diversidad de sus acepciones. Tras realizar el citado estado de la cuestión se advirtió que, aunque se trata de un fenómeno ya considerado en siglos pasados (por Ignacio de Asso en el siglo XVIII y Félix de Azara a comienzos del siglo XIX), hasta ahora ha sido analizado solo de manera parcial o tangencial desde diferentes ámbitos como el lingüístico (por Lynn Nelson y Antonio Ubieto), geográfico (por Pierre Barrère y José María García-Ruiz), histórico (por Ricardo del Arco, Alberto Gómez y Ana Isabel Lapeña) o arquitectónico (por Adolfo Castán y Ricardo Mur). De toda esta bibliografía, así como del análisis cartográfico y del contacto con las fuentes orales puede establecerse la coexistencia de tres acepciones diferentes, pero muy interrelacionadas, para el mismo término de "pardina": • • • 'finca de gran tamaño' (que puede o no disponer de un edificio central) 'vivienda aislada' (y ya aparece con ese significado en documentos medievales entre los que se encuentra posiblemente su primera mención documental del año 892) y 'despoblado' (que aparece en la documentación a partir de la primera mitad del siglo XII). A su vez, se cuenta hasta ahora con tres diferentes etimologías propuestas para esta palabra que incide cada una de ellas en un aspecto de las acepciones expuestas anteriormente. A partir del Glossarium de Du Cange, escrito en el siglo XVIII, varios autores proponen su raíz en 'pratum' a través de 'pratina' con el significado de terreno de matorral o propio para el pasto. Ricardo del Arco aporta como origen la expresión usada por Cicerón 'parietina' con el sentido de muros viejos que se desmoronan. Y, por último, Lynn Nelson sugiere el etimo 'praedium', a través de 'predia', 'perdia' y 'pardia', con el significado de predio, heredad, hacienda, propiedad rústica o inmueble. Por otro lado, hay que incidir en que este término de "pardina" puede considerarse característico de Aragón, a pesar de haberse constatado su presencia esporádica (o la de un término similar) en otras zonas como Gerona, Salamanca o Segovia. En Aragón concretamente, su mayor concentración se aprecia en Prepirineo occidental, siendo al sur del Ebro mucho más abundante en la mitad occidental de la comunidad. De hecho, es destacable que a nivel popular en la zona prepirenaica se usa la palabra "pardina" para designar tanto 'finca de gran tamaño' como 'vivienda aislada asociada a una finca de gran tamaño'. Además, puede delimitarse el área de extensión de las pardinas en cuanto viviendas aisladas o hábitat disperso a las sierras del Prepirineo occidental y central así como a ambas márgenes de la depresión central pirenaica. Al Sur de esta zona el uso del término se reduce generalmente al topónimo de una partida de monte en la que pueden localizarse restos de un despoblado. Un sucinto resumen histórico del fenómeno de las pardinas se podría iniciar con el hipotético precedente romano de hábitat disperso en la zona a base de villae y mansiones. Ya desaparecida esta red, durante los siglos IX y X, se produjo una nueva estructuración del territorio mediante una gran densidad de pequeños núcleos de población concentrada y un incipiente hábitat disperso. Acerca de este proceso Antonio Ubieto propone una hipótesis de interpretación según la cual se puso en marcha de manera coetánea (en torno al siglo IX) un tipo análogo de explotación del territorio por parte tanto de cristianos (que daría lugar a las 'pardinas' del "Aragón primitivo") como de musulmanes (que sería el punto de partida de las 'torres' en Sobrarbe y Ribagorza). En la Baja Edad Media se produjo la despoblación de gran número de núcleos (que Ignacio de Asso sitúa en el siglo XIV) cuyos términos correspondientes dieron lugar a extensas fincas que permanecieron en cierta indefinición jurisdiccional, continuando muchas veces dentro de un señorío eclesiástico (como los del monasterio de San Juan de la Peña, la parroquia de Santa María de la Peña, el abadiado de Montearagón o el Hospital de Santa Cristina en Candanchú) y, en todo caso, de manera diferenciada respecto del núcleo poblacional más cercano que quedó con población. Como huella de este hecho, todavía hoy algunas pardinas conservan importantes restos de iglesias románicas posiblemente datadas en el momento anterior a su abandono como núcleos concentrados de población. A partir de ese momento, muchas pardinas fueron ya solo fincas de explotación agropecuaria, y unas pocas conservaron una reducida población que se encargaba de su explotación in situ. El segundo momento clave para la historia de las pardinas llega en el siglo XIX a raíz de la Desamortización cuando el concepto de pardina se asimila con el de 'coto redondo'. En este momento, al salir a subasta las pardinas (una serie de fincas de más de 200 has provenientes de los señoríos eclesiásticos), éstas fueron adquiridas mayoritariamente por ganaderos del valle de Ansó o por terratenientes no residentes en la zona como el Marqués de Ayerbe o el Marqués de la Cadena. Esta nueva etapa conllevó la construcción de numerosos nuevos edificios (especialmente a finales del siglo XIX y comienzos del XX) posiblemente ligada a un incremento demográfico general, así como en algunos casos a un cambio en la ubicación del edificio en beneficio de un emplazamiento más accesible. Una nueva relación, por tanto, queda establecida entre propietarios y "pardineros" que suelen trabajar una propiedad ajena constituida por una superficie de cultivo, otra de matorral y monte bajo, un área de quejigal o pinar, y un edificio o conjunto de edificios situados hacia la zona central de la finca. De esta época asimismo nos han llegado testimonios que describen su uso como zona de "aborral" para los rebaños trashumantes de los valles pirenaicos que paraban en otoño durante un mes en su camino hacia los pastos invernales de la Tierra Baja. A partir de mediados del siglo XX, la historia de las pardinas toca a su fin al pasar por el agudo trance de su despoblación y abandono de la explotación. La crisis del mundo agrícola y ganadero, los problemas de comunicaciones y las limitaciones propias del sistema de arrendamiento fueron posiblemente las causas que puedan explicar este brusco giro de los acontecimientos. Muchas pardinas pasaron a ser propiedad del antiguo Patrimonio Forestal del Estado y fueron densamente reforestadas, algunas fueron aprovechadas durante un tiempo por contratistas de madera, y otras todavía hoy son arrendadas temporalmente a ganaderos de vacuno. De las pardinas que han podido ser visitadas hasta ahora, la mitad se hallan en ruina o completamente arrasadas y una cuarta parte corre serio peligro de caer en la ruina en un corto plazo de tiempo. Apenas una sola pardina sigue habitada, mientras que en los últimos años unas pocas están siendo restauradas con más o menos acierto para usos turísticos o como segundas residencias. Esta breve aproximación histórica apunta hacia la singularidad del fenómeno de las pardinas, al ponerlas en íntima relación con una primitiva despoblación de núcleos de población concentrada. También pone en evidencia la necesidad de continuar profundizando en la investigación documental sobre esta tipología de hábitat disperso, a partir de la que podría determinarse el porcentaje de pardinas originales en los siglos IX y X, comprobar cuántas se mantuvieron pobladas durante la Edad Moderna, así como conocer en mayor medida las circunstancias jurisdiccionales de las pardinas existentes hasta la Desamortización. COMUNICACIÓN La Arqueología de la Arquitectura como propuesta metodológica para el estudio de un grupo de masías fortificadas en el Bajo Aragón Sandra de la Torre Gonzalo Bajo este título queremos presentar un plan de trabajo que vamos a llevar a cabo destinado a la obtención de la Suficiencia Investigadora. Lo que pretendemos es abordar, desde una perspectiva arqueológica (integrando Historia y Arqueología), el estudio de unas estructuras arquitectónicas con una tipología muy concreta, que englobamos bajo la definición de masías fortificadas. Se trata de unas estructuras que conservan una amplia cronología, por lo que pueden ofrecer una información muy valiosa sobre la sociedad y las gentes que las generaron. Es nuestra intención hacer hincapié en aspectos multidisciplinares, experimentando con nuevas metodologías para el conocimiento histórico. Superar enfoques tradicionales desde el marco teórico que nos ofrece la Arqueología del Paisaje y ayudándonos de una metodología inscrita dentro de la Arqueología de la Arquitectura (disciplina que crece en importancia cada día). Partiendo del análisis estratigráfico de las fábricas, llegar a una interpretación histórica, aportando datos complementarios en el terreno del estudio del hábitat disperso. Todo ello, en relación con la puesta en valor del Patrimonio. Nuestro ámbito de estudio se centra en una serie de edificaciones singulares situadas en la actual Comarca del Matarraña. A pesar de encontrarse en la periferia de las áreas tradicionales de este fenómeno, encontramos similares características en el paisaje antrópico, construido por el hombre. Se trata de un área con un singular desarrollo histórico durante la Edad Media, entre el señorío laico y eclesiástico, y el real; donde el régimen de tenencia pudo favorecer la aparición de estos asentamientos en diseminado, centros de gestión individual de los recursos del territorio. Desde hace décadas, diversos investigadores se han acercado a las masías en nuestra Comunidad Autónoma desde la Etnología, la Geografía, la Arqueología o la Historia. Nuestra propuesta, partiendo de la base de la concepción del registro arquitectónico como producto de la cultura material, capaz de reproducir aquellos sistemas sociales que lo han ido modificando, se fundamenta en el análisis de la fábrica arquitectónica. Estudio que quiere huir de enfoques formalistas, tipológicos o estilísticos que tienden a encasillar los edificios en un estilo cultural. Práctica que ha perjudicado especialmente a lo que se ha venido en denominar, de manera muy genérica, como “arquitectura tradicional” o, sencillamente, “popular”. Sin embargo, desde criterios de la Arqueología Postprocesual, la Arqueología de la Arquitectura, utiliza una serie de herramientas que nos permiten descifrar aquellas modificaciones que el elemento construido ha ido sufriendo en un constante proceso de construcción y destrucción, que atienden a aspectos propiamente culturales. Entendida como fenómeno social, la arquitectura se relaciona, tanto con su entorno físico, como con la sociedad que actúa sobre ella. Es entonces, cuando el elemento construido se convierte en medio para generar conocimiento histórico. Nos encontramos ante un documento histórico que debemos decodificar mediante análisis propios de la Arqueología. Entre estos instrumentos, de los cuales nos vamos a servir, destacan, por un lado, la lectura de paramentos o estratigrafía muraria, que, partiendo de la idea del edificio como un objeto dividido en estratos, resulta válida para identificar, ordenar y datar los diferentes elementos que lo componen, sirviéndose del “Método Harris”. Por el otro, la Cronotipología y Mensiocronología (esta última, en el caso de elementos modulares), que trata de identificar tipos: aparejos, vanos, molduras, etcétera, que permiten dataciones absolutas. Todo ello, permite una comparación entre construcciones o partes de construcciones cuya homogeneidad y coetaneidad está contrastada por un análisis previo de sus fábricas (o datación conocida). Entre las aplicaciones del método, además de las ya citadas, se cuentan el estudio de las técnicas constructivas, del espacio doméstico, el análisis del concepto de espacio, etcétera. Si consideramos el edificio histórico como producto de la sociedad, esta premisa recurre a los avances en Antropología Histórica y Simbólica y otros estudios sociales para aprovechar al máximo la información que el espacio construido puede facilitarnos. Asimismo, entre nuestros objetivos se encuentra la correcta identificación de estas masías fortificadas (compuestas por todas aquellas construcciones y espacios que les son propios e indisolubles), para la posterior elaboración de un inventario, además de la creación de un archivo documental con la información recuperada. La inmensa mayoría se encuentran en una situación de desprotección por parte de las autoridades. Muchas de ellas no se encuentran en una base de datos del Gobierno de Aragón. Sólo amparadas por leyes de carácter muy general con grandes vacíos legales. Cuestiones realmente relevantes en cuanto a protección y puesta en valor, especialmente de cara a una posible rehabilitación posterior, fuente de desarrollo rural sostenible, dentro, por ejemplo, de un turismo rural y cultural, de calidad. Esperamos que esta variada gama de evidencias derivadas de la arquitectura, las fuentes escritas y la cultura material, nos permitan identificar y comprender su evolución histórica, para así gestionar su conservación y/o rehabilitación. El análisis de las fábricas como medio para obtener una información descriptiva, analítica e interpretativa, que supere la división existente todavía hoy entre Arqueología de Investigación y de Gestión. PROYECCIÓN Masías. La última frontera Pablo Lozano y José Manuel Herráiz Albella Audiovisual Duración: 50 minutos Masías. La última frontera se ha grabado en las comarcas de Gúdar-Javalambre y Maestrazgo. Como se dice al principio del documental “la masía es la frontera de un mundo casi perdido. El mundo de los que resisten y de los que marcharon. Para algunos, la oportunidad de una vida nueva. La última frontera”. La película retrata la realidad actual de la masía. A través de los testimonios vitales de ganaderos tradicionales,antiguos masoveros y nuevos pobladores, se intenta comprender el pasado y el presente de esta forma de vida. CONFERENCIA Maquis y mundo masovero José Ramón Sanchís Alfonso Durante la II Guerra Mundial, el Partido Comunista español, después de la toma de Francia por los aliados y su entrada triunfante en París, se encontró con un Ejército perfectamente adiestrado y equipado. En 1944 pensó que si invadía España recibiría la ayuda de las principales potencias, (en especial Francia, Gran Bretaña y los Estados Unidos), y con el derrocamiento del Régimen de Franco podría restablecer de nuevo la República Española; así empezó en Aragón y entras partes de España la guerra del maquis. Desde los primeros momentos la guerrilla la formaron miembros del Partido Comunista, adiestrados en Francia, pero pronto entraron para luchar en ella un buen número de huidos y represaliados de izquierdas, anarquistas, socialistas y republicanos que permanecían en España y que encontraron en el maquis la única esperanza de sobrevivir. Los primeros hombres, tras la invasión del valle de Arán, desde su llegada a tierras turolenses en 1944, permanecieron durante un tiempo desorganizados, hasta la creación en 1946 de la Agrupación Guerrillera de Levante (AGL), y ocuparon un territorio que abarcaba total o parcialmente las provincias de Teruel, Castellón, Valencia, Cuenca, Tarragona y Guadalajara. La historia del maquis no debe iniciarse en 1944 cuando se produjo la llegada de los primeros guerrilleros, sino que hay que remontarse a 1931, con el advenimiento de la II República Española, seguir con la Guerra Civil y la represión posterior e intenta enlazar el discurrir histórico con la llegada de los primeros guerrilleros. La provincia de Teruel, que albergó los sectores 11º, 17º y 23º, fue sin duda alguna donde tuvo un mayor auge el movimiento guerrillero, pues en ella los maquis encontraron un favorable clima entre la población masovera, en su mayor parte de izquierdas, que habitaba las masías, repartidas por todo el territorio, y un medio montañoso que les permitía camuflarse. Sin las masías y los masoveros el maquis no hubiera podido sobrevivir. En el decir de los guerrilleros los puntos de apoyo y los enlaces fueron la sangre y el aire que les alimentaba y les permitía respirar; y que posibilitó su estancia en estas tierras hasta la marcha definitiva a Francia en 1952. PRESENTACIÓN Inventario de Masías del Maestrazgo Javier Oquendo 1.- El trabajo se ha realizado en tres fases: - Recopilación de datos de Masías en planos y documentos. - Trabajo de campo: . Localización y visita a cada una de las Masias. . Consultas con la población local. - Elaboración de la base de datos. 2.- En cada una de las Masías se han considerado los siguientes aspectos: - Nombre y localidad. - Situación geográfica: -- Coordenadas UTM y UTX. -- Altitud. -- Localización en Plano. Se ha utilizado 1: 25.000. - Tipo de construcción: nos referimos a los materiales utilizados en la misma, fundamentalmente en exteriores. Se han observado o que son de piedra o de tapial (arcilla y piedras). - Los usos actuales: los que se aprecian externamente, pues en ningún caso se ha accedido al interior y tampoco se ha contactado con todos los propietarios. - Descripción de la Masía: siempre desde el exterior y teniendo en cuenta que son construcciones muy poco estructuradas. - Tipo de acceso: desde donde y en que condiciones se realiza, considerando que se hiciera con un vehículo normal. - Estado actual: Desde una visión exterior, no técnica, lo que se aprecia de su estado de conservación actual. Probablemente es el aspecto donde se pueden producir mas desajustes. - Si está habitada: Se ha reseñado si es residencia habitual durante todo el año. - Se han tomado varias imágenes de cada una de las masías. 3.- Principales dificultades: -- La oposición de algún propietario a que se accediera a su Masía o que estuvieran valladas, han sido el menor número y en general es de agradecer la colaboración de los masoveros. -- Los cambios de nombres que aparecen el los documentos (planos) sobre la realidad. No es muy significativa, pero puede suponer un 10% aproximadamente. -- Las malas condiciones de algunos accesos. -- La dificultad para encontrar personas en el campo a las que poder preguntar. -- La gran cantidad de masías y masicos existentes. 4.- Breve presentación de los principales datos recogidos: - Número de masías. - Distribución por localidades. - ¿Futuro? EXPOSICIÓN MASADA / SIGNOS Un viaje al alma de la masada Fotos: Pedro Pérez Esteban Textos: José Giménez Corbatón Masada / Signos es el título de la exposición que, organizada por la Comarca del Maestrazgo con ayuda del Gobierno de Aragón, del Parque Cultural del Maestrazgo y de Fondos europeos de Desarrollo Regional, recorre desde la primavera de 2007 numerosas localidades turolenses. Las casi sesenta fotos que componen la colección se acompañan de un libro que las reproduce precedidas de un texto literario –Signos (la voz de la lente)-, que trata de explicar, mediante la palabra, en estrecha unión con las imágenes, el sentido de este acercamiento al mundo perdido de las masadas turolenses. Durante seis años, los autores han recorrido masías ubicadas, principalmente, en las sierras de Gúdar y del Maestrazgo. La mayor parte de ellas abandonadas o casi abandonadas, en estado de ruina o a punto de alcanzarlo. Por mucho que ahora haya iniciativas económicas legítimas y necesarias – el turismo rural, por ejemplo- destinadas a rescatar los pecios del naufragio, la verdad es que el patrimonio de los edificios masoveros está condenado, en su mayor parte, a la desaparición, después de haber representado, durante siglos, una cultura muy peculiar y de haber soportado toda clase de avatares históricos que contribuyeron a precipitar su decadencia. No es que los autores de Masada / Signos sean unos nostálgicos de aquel mundo. No pretenden idealizarlo. Conocen su dureza, el rigor de su quehacer cotidiano, el instinto de supervivencia que, en muchas etapas de su historia, consiguió no hundirlo antes de tiempo. El régimen económico de la masovería era profundamente injusto. Pero en ningún otro país de la Unión Europea se ha perpetrado tal abandono y semejante destrucción de un patrimonio histórico. Las fotos de Pedro Pérez Esteban han rehuido el mero paisajismo –que, por otra parte, el mismo fotógrafo había desarrollado con brillantez en trabajos anteriores- para adentrarse en la piel y en el corazón mismo de la masada. Pérez Esteban da una imagen estilizada, intimista, hondamente poética, de ese mundo rural. Su ojo de artista ha buscado en cada casa solitaria los signos de vida que se empeñan en permanecer como testigos indómitos de lo que un día fueron. Las fotos retratan objetos que los moradores dejaron allí porque sin duda resultaban inservibles en los nuevos hogares a los que se trasladaban: odres, vasos para las abejas, palas de horno, sombreros de paja, jaulas o tederos, huellas de religiosidad o de diferentes labores, e incluso mobiliario: mesas de cocina, puertas de alacena donde se colgaban los cubiertos, camas. Viejos calendarios que marcan la fecha en que la casa quedó vacía. Y la propia arquitectura interior de la morada. Tanto el catálogo como la distribución de las fotos en los diferentes lugares donde se han expuesto efectúan un recorrido de abajo arriba, desde las puertas de los corrales hasta los graneros donde se dibujan las trojes, buscando siempre encuadres, ángulos y luces naturales que traducen con exquisita elegancia la verdadera faz de la masada. Giménez Corbatón, por su parte, ha sido testigo privilegiado del trabajo meticuloso, exigente, casi parsimonioso, ritual, que Pérez Esteban ha llevado a cabo a lo largo de las muchas horas dedicadas a fotografiar el alma de la masada. Su texto contiene fragmentos en los que se quiere explicar el empeño de los autores de la exposición, esa mirada hecha de imágenes y de palabras que conforman los signos de la masada que se empecinan en permanecer vivos, fundiendo voz y lente, como indica el subtítulo; y un relato en el que evoca los sentimientos de una masovera durante la última noche pasada en vela, a la espera de abandonar para siempre la casa. No es la primera vez que el escritor elige un personaje femenino para describir el dolor, la incertidumbre, la impotencia que sin duda sintieron muchos masoveros al renunciar a lo que había sido la vida de sus antepasados y la suya propia, una existencia que, aun en el seno de la injusticia, no dejaba de ser autónoma y, de algún modo, libre – aunque esa libertad fuera un espejismo. Y es que ese mundo de interior que muestran las fotos de Pérez Esteban acentúa a su vez las marcas de lo femenino. De puertas adentro, la masada, sin duda, era el ámbito propio de las mujeres. Ni la exposición ni el catálogo revelan en qué casas fueron hechas las fotos; los autores han preferido no dar ningún tipo de coordenada para que la muestra tuviera un sentido más universal, más abstracto dentro de su ilimitada voluntad de concreción de los signos que refleja . Da lo mismo que la masada fotografiada pertenezca a Puertomingalvo, a Ejulve, a Nogueruelas, a Fuentes de Rubielos, a Rubielos de Mora, o a otro municipio. Su belleza, su drama, son siempre los mismos. Los antiguos masoveros que se han acercado a ver las imágenes, o que han leído el texto que las acompaña, han reconocido, en el contenido de las imágenes ajenas, lo que fue “su” masada.