Instituto Tecnológico y de Estudios Superiores de Monterrey

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Valores Socioculturales en México y América Latina
EL LABERINTO DE LA SOLEDAD
El Laberinto de la Soledad ilustra de manera detallada las influencias que han tenido las transformaciones de
las civilizaciones occidentales sobre la mentalidad de los mexicanos, de manera sencilla ilustra cómo el
mexicano se ha visto oprimido y reducido ante las circunstancias que ha desatado el devenir de la historia,
para después comprobar, desde su manera de actuar, que la comunidad mexicana ha sufrido cambios que lo
hacen compararse con las sociedades contemporáneas. Después de tantos acontecimientos históricos el
mexicano ha olvidado su identidad y ha tratado de forzar la entrada de nuevas expresiones culturales a su
manera de vivir, lo cual ha creado a un individuo de ideas mezcladas.
La sociedad de nuestro país se descompone de distintas formas, dependiendo del plano en el que se ubique a
su gente. Se reconocen varios tipos de mexicanos que a pesar de un origen común se distinguen de los demás.
Existen los que habitan en pequeños grupos dentro de otros territorios, como el caso de los que han cruzado la
frontera norte y han establecido su hogar en aquel territorio, muchos de los grupos representativos de aquella
sociedad han rechazado de manera drástica su cultura y han tratado de integrarse a la de los estadounidenses,
provocando con esto individuos carentes de aceptación y de identidad natural, reaccionarios ante la sociedad
que reclama la invasión de su tierra.
Existen mexicanos que viven en pueblos en los que las tradiciones populares se encuentran muy arraigadas,
las fiestas religiosas, sobre todo, son acontecimientos que no se pueden olvidar, el mexicano las festeja y se
excede en este sentido, ya que aprovecha para cambiar su actitud cerrada por una más abierta, es más
accesible, deja a un lado la tristeza característica y lo invade la alegría, lo cual lo lleva a los excesos y a un
desequilibrio en sus costumbres. No es organizado ni sereno.
El mexicano que vive en las ciudades es desconfiado por naturaleza y su manera de comportarse es falsa en
muchas ocasiones. La causa de lo anterior puede radicar en la forma en que ha sido tratado desde la llegada de
los españoles; el mexicano ha sido utilizado y engañado por sus gobernantes y dirigentes, ocasionando una
falta de confianza en su sociedad, que se refleja en el actuar cotidiano de cada individuo.
La sociedad en la que vivimos se ha visto marcada por un claro machismo que se puede observar día a día. A
pesar de que el mexicano padece inclemencias, no es bien visto que se deje vencer por éstas ante los demás.
Lo anterior lo ha llevado hasta extremos en los que el machismo se ha transformado en algo normal y
tolerado, en su platica cotidiana, en su lenguaje, en su actuar y, por consiguiente, en su pensamiento. Para el
hombre mexicano existe una lucha constante para marcar su superioridad ante los demás. La mujer en el
mismo sentido, vive de forma limitada pero a su vez adulada hasta donde el consentimiento del hombre lo
permita.
La dignidad del mexicano, en su actuar, algunas veces exagera y otras tantas no existe. La superioridad es
motivo de que se olvide la amabilidad y la condescendencia, y, el sentimiento de inferioridad de otros,
provoca que su conducta sea subordinada ante una persona similar.
Las creencias religiosas del mexicano hacen que se sacrifiquen hasta los recursos indispensables para la
supervivencia, esta conducta refleja actitudes fanáticas que afectan sus actividades. En muchos casos el
progreso y la calidad de vida no son tan indispensables como lo es una celebración religiosa en la que todos
los recursos deben ser gastados a pesar de las necesidades más indispensables.
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La crítica destructiva y no constructiva, del mexicano hacia su sociedad es una característica que lo define. El
individuo se encarga de satanizar todo lo hecho por gobernantes y dirigentes, en vez de dar propuestas
reformadoras de los sistemas. En vez de ordenar contribuye al caos en donde se presenta, desorganiza las
relaciones, las jerarquías, etc.
Gran parte del comportamiento del mexicano es de sobrevivencia, no busca más que pasar el día y terminarlo.
El deseo de superación y la búsqueda de una vida mejor no es una ideología generalizada, no existe un motivo
por el cual beneficiar a los demás si no se encuentra el bienestar propio.
Los niveles laborales de los mexicanos, muy parecidos a los de otras culturas, es reconocido no por el valor
del trabajo, sino por el estatus de nivel jerárquico en el que se encuentra la persona. El obrero en México, no
es reconocido por sus actividades, simplemente recibe un salario y su creación no recibe ningún tipo de
reconocimiento. El obrero por su parte no se preocupa por ello ya que para él tampoco representa algo
meritorio.
Muchas de las tradiciones del México actual no tienen sus raíces en nuestra civilización precolombina, estás
han sido una mezcla de los trances históricos por los que ha pasado nuestra sociedad, en los que costumbres y
hechos del exterior se han integrado a nuestra cultura. Desde la Conquista hasta la Revolución los valores de
extranjeros se han integrado a nuestra sociedad y se ha creado la ilusión de pertenencia, a pesar de que no se
crearon con el fin de dar una identidad a nuestro país, fueron consecuencias de las circunstancias.
El mexicano de hoy ha adoptado a través del tiempo una mentalidad influida por los sucesos internacionales.
El ideal de tratar de convertir el país, semejante a uno ejemplar, ha hecho que se intente acoplar los modelos,
desde lo económico hasta lo social. No se ha previsto que las transformaciones han nacido en base a ideales
especiales para sociedades y territorios con distintas problemáticas y que no se puede, tan sólo, tomar una
parte ya fabricada e implantarla en nuestro sistema.
Octavio Paz, considera que la sociedad mexicana se encuentra transformada y sería difícil retroceder al pasado
y recuperar todo lo que se ha perdido, lo que debe de hacer es crear una identidad propia, auténtica y única,
para ser distinguidos como mexicanos y sentirnos orgullosos de ello. Es necesario concientizarnos de la
situación social actual, estamos muy a tiempo de generar la nueva cultura que nos lleve al progreso propio, sin
imitaciones y sin influencias exteriores.
Opinión Personal
México es un país lleno de contrastes sociales, alterado constantemente por influencias ajenas. El mexicano se
ha perdido en una soledad individual, reflejada ante el exterior. Es tiempo de cambiar y si hemos imitado a los
estadounidenses o a los europeos, y no nos hemos distinguido, hay que provocar que la voz de los mexicanos
se escuche y deje huella en esas sociedades. El cambio lo provocará cada uno de los mexicanos que se de
cuenta de que nuestro país necesita de individuos nuevos, preocupados por los intereses comunes, un ser que
conviva con y para la sociedad.
A pesar de que ha pasado casi medio siglo desde que Octavio Paz escribió esta llamada de atención y no se ha
generalizado en la mentalidad de nuestra comunidad, aún estamos a tiempo para realizar un cambio en cada
uno de nosotros, para velar por el crecimiento individual, que favorezca a nuestros semejantes y a nuestra
sociedad, para que dentro de nuestro país y fuera de él se genere el nuevo México que siempre se soñó. Ya no
es tiempo de pensar en el provecho individual, todos los mexicanos unidos podemos generar el cambio. Pero
es momento de actuar, no podemos esperar a que nuestra sociedad se altere y separe cada vez más, hasta
llegar el momento en el que no haya remedio.
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