Modelos de creación de valor en Internet Julián de Cabo Moreno Director General del Consorcio para el Desarrollo Tecnológico de las Pymes (Hewlett-Packard, Instituto de Empresa, Microsoft, Telefónica y Telefónica Móviles) Ricardo Pérez Garrido Profesor de Sistemas de Información del Instituto de Empresa Hace poco publicamos en estas mismas páginas una valoración del acuerdo entre Telefónica y Olé, concluyendo que se trataba de una operación brillante y necesaria para la estrategia futura de ambas partes. Aquel artículo se refería a los conceptos de buscador, portal y comunidad virtual, que tanto han dado que hablar en Internet, y sobre los que volveremos ahora desde una perspectiva radicalmente diferente: la de intentar superarlos englobados en un concepto nuevo. Para llegar a la conclusión de que tales conceptos están superados, analizaremos el proceso de creación de valor en Internet mediante un modelo que, además de explicar lo que sucedió, ayuda a predecir lo que viene de camino. Y el caso es que intentar adelantar acontecimientos tratando estas entidades –auténticas estrellas de la Internet actual- como modelos de negocio diferentes con estrategias separadas, nos llevaría a confusión. Por ello, el punto de arranque del modelo está en el examen de la función que cumplen los tres elementos (buscadores, portales, etc.) arriba citados, y que, bien mirado, resulta ser la misma en todos los casos. Visto correctamente, los buscadores recopilan información sobre recursos de Internet y la ponen al alcance de los usuarios, clasificando los websites que conoce. El portal hace lo mismo, aunque agregando servicios complementarios de noticias, tiempo, etc., que le permiten atraer más visitas de forma más sostenida. Y por último, la comunidad virtual cumple el mismo cometido, aunque sus contenidos están dirigidos a grupos específicos de usuarios con intereses similares. La conclusión no puede ser otra que la función de todos ellos es la de poner orden en el caos. Dicho de otro modo, la “organización” de los contenidos de la red, que les convierte en “intermediarios del conocimiento”, haciendo posible su localización por parte de los usuarios. Es por ello conveniente que los englobemos en un solo concepto, y por eso desde ahora no sólo hablaremos de ORGANIZADORES, sino que agruparemos bajo ese mismo concepto las categorías anteriores de cara a examinar la posición que ocupan en el modelo de intercambio económico que proponemos. Una anotación adicional: no sólo la función es la misma, sino que basan su potencial de creación de valor en una táctica común: potenciar su capacidad para generar visitas de usuarios. A través de estas visitas se convierten en los lugares estrella de Internet, donde tanto entidades presentes en la red desean estar para ser localizados, y como anunciante quiere figurar con su publicidad. Pero estamos adelantando acontecimientos; vamos a ver cómo y porqué se llega a la situación actual. En una primera fase (ver Imagen 1), la captación del tráfico se produce por dos vías: una mayoritaria generada desde los buscadores (en esta etapa son simplemente eso), y otra menor de tráfico directo procedente de la comunicación of line o del recuerdo de marca “física”. El modelo de intercambio se establece con el siguiente patrón: 1.- El buscador ofrece al usuario información sobre lugares de interés en la red, y éste a cambio procura al buscador tanto información (procedencia geográfica, tipo de máquina y sistema, navegador ..) útil para segmentarlo, como tráfico. 2.- La segunda relación (buscador – entidad presente en Internet) se basa en el intercambio de información por publicidad. El buscador necesita saber quien hace qué en Internet para atraer al público que desea encontrar información, y la entidad necesita que el público pueda localizarla (publicidad). Buscadores Entidades presentes en Internet TRAFICO Usuarios Información Publicidad Julián de Cabo y Ricardo Pérez, 1999 Es de este modo como el organizador, nuevo intermediario digital, pone en común los intereses de ambos, generando transacciones de información que todas las partes desean. Desde este modelo inicial, el flujo de información ha cambiado poco, pero el modelo de intercambio económico está evolucionando: aparecen transacciones no solamente de información sino también económicas. Además, y sobre todo, los anunciantes tradicionales comienzan a ver el atractivo de la red como medio para hacer publicidad orientada, seleccionando para ello los lugares de máxima visibilidad (buscadores todavía), y fascinados por la posibilidad de medir impactos reales y lograr un grado de personalización nunca antes igualadas por otro medio. El camino para la aparición de nuevos actores y modelos de intercambio quedaba así abierto, y la respuesta de los más ágiles no se hizo esperar: redes como Doubleclick desarrollan potentes tecnologías que ofrecen al anunciante un control sobre su presencia como nunca se había soñado antes. Otro movimiento de interés en esta fase son las iniciativas de compra de los antiguos buscadores, intentando agrupar servicios que consoliden y amplíen su presencia y el tráfico generado. Ejemplos como la absorción de Geocities por Yahoo están en este momento en boca de todos. Combinando todo ello, se llega al estado actual, reflejado en la Imagen 2, donde a los flujos vistos en el primer modelo, se agregan los establecidos entre las empresas que introducen publicidad en la red y los organizadores (con la intermediación en muchos casos de las redes publicitarias), y se apuntan variaciones en los que vimos entre entidades presentes en la red y organizadores. Veamos con detalle. Anunciantes Redes Publicitarias Organizadores Entidades presentes en Internet TRAFICO Usuarios Información Publicidad Dinero Julián de Cabo y Ricardo Pérez, 1999 1.- Las empresas que desean poner publicidad en la red son una categoría nueva, pueden tener o no presencia en Internet, y establecen con el organizador (bien en primera persona, bien con la intermediación de las redes publicitarias) una relación donde el intercambio es de publicidad por dinero. 2.- Por otro lado, las entidades presentes en Internet ya no sólo intercambian con el organizador información por publicidad, sino que comienzan a aplicar otras tácticas como la “compra de palabras” al organizador, a cambio de las cuales consiguen aparecer con prioridad en los listados de respuesta que éste ofrece a los usuarios de Internet. No sólo intercambian información por publicidad, sino que agregan dinero como medio de potenciar su presencia sin llegar al extremo del anuncio expreso. Este nuevo comportamiento era predecible mediante el análisis del modelo propuesto en que se refleja la asimetría de trato que los organizadores estaban dispensando a anunciantes y entidades con simple presencia: ambos recibían publicidad, pero daban a cambio prestaciones distintas: dinero (a cambio, eso sí, de un mayor valor añadido) o información según los casos. Del mismo modo, resulta claro que el escenario actual tampoco es sostenible de cara a la relación entre usuario y organizador. A medio plazo, el usuario que desee valor real acabará pagando en dinero su relación con el organizador, aunque para ello asistiremos a un desdoblamiento del modelo actual. Este desdoblamiento se va a producir en dos tipos de entidades gestoras de conocimiento de perfiles distintos, tanto por vocación, como por público, como por modelo de intercambio económico. Un primer grupo estará constituido por los organizadores generalistas, con enfoque similar al actual, pero que combinarán una información global con una vocación localista en cuanto a los servicios ofertados. Esto va a producirse a medida que la base de usuarios de la red se amplíe y el público de prioridad a la interacción con su entorno próximo (compras domésticas, localizar un piso, ver una cartelera de espectáculos ...). En esta primera categoría, el modelo de intercambio permanecerá similar al actual. El escenario de la siguiente batalla estará en los nuevos Organizadores de Valor Añadido, cuyo objetivo serán colectivos empresariales y profesionales de perfiles mucho más nítidos que el público generalista de hoy. Para este tipo de usuario, los servicios a ofertar ganarán progresivamente en sofisticación, las tecnologías deberán dar respuesta a necesidades mucho más complejas e individualizadas y el escenario será absolutamente global, Para dar un servicio adecuado a estos usuarios hay que lograr una difícil combinación de contenidos de alto nivel, presencia de todas las empresas de un sector determinado, y sobre todo, personalización utilizando tecnologías que apenas acaban de nacer al mundo comercial. Sólo si la percepción del producto llega de verdad a lo “personal” se estará en el camino correcto, y estará el usuario dispuesto a satisfacer algún tipo de tarifa por los servicios, incluso alcanzando en algunos casos el “pago por Consumo”. Quedan incógnitas por responder, como cuál será la importancia que tendrán la marca y la localización física de los comerciantes para lograr ventas, el futuro de los centros comerciales virtuales o el canal de acceso preferido a Internet – TV o PC. No obstante creemos que utilizar este modelo puede servir para explicar algunos de los movimientos actuales, anticipar el camino a recorrer en casos como el de Telefónica cuando se encuentre con la necesidad de “repartir juego” entre Olé y su Descubridor, e incluso ayudar a las empresas en la decisión de qué papel deben jugar en este nuevo mundo donde sólo hay una cosa segura: nada volverá a ser como era.