MINISTERIO DEL INTERIOR Y SEGURIDAD PÚBLICA SUBSECRETARÍA DE PREVENCIÓN DEL DELITO DEPARTAMENTO DE REINSERCIÓN SOCIAL Impacto del “Programa de reinserción social” sobre la reincidencia de hombres adultos condenados por delitos Resultados preliminares Rodrigo Pantoja Vera – Gonzalo Guzmán Cáceres 26/12/2011 Se presentan los resultados de una evaluación cuasi – experimental del impacto de un programa de reinserción social sobre la reincidencia de hombres adultos que han cometido delitos. La muestra total analizada es de 1.056 casos. Se logra identificar diferencias estadísticamente significativas en las proporciones de reincidencia de sujetos tratados por el programa, versus un grupo comparable de sujetos egresados de las mismas unidades penales, en los mismos períodos de tiempo, de la misma edad promedio, y de los mismos niveles de compromiso delictual. Se concluye que el resultado aporta evidencia sólida sobre el impacto del programa. Se discuten los aportes de la reducción de la reincidencia delictual a la seguridad pública y, en definitiva, a la reducción de la victimización. Impacto del “programa de reinserción social” sobre la reincidencia de hombres adultos condenados por delitos: Resultados preliminares1 Rodrigo Pantoja Vera2 Gonzalo Guzmán Cáceres3 Introducción La seguridad ha sido, durante los últimos años, la principal preocupación de la ciudadanía en Chile. Si bien nuestro país no se caracteriza por un alto nivel de criminalidad violenta, la preocupación ciudadana tiene un correlato objetivo en los niveles relativamente altos de victimización por delitos contra la propiedad que presenta la sociedad Chilena, los que explican mayoritariamente el 33,6% de hogares que han sido víctimas de delitos según la encuesta nacional urbana de seguridad ciudadana reportada el año 2009. El desafío de reducir la delincuencia ha sido asumido por el Gobierno, con metas y plazos claramente establecidos en el Plan “Chile Seguro” 2010 – 2014. Dentro del período de gestión de 4 años, se espera reducir la victimización general en un 15%, y reducir la cantidad de delitos que ocurren en el espacio público en un 25% (Ministerio del Interior y Seguridad Pública, 2010). El desafío señalado es altamente complejo, debido al carácter multifactorial del fenómeno delictivo. En él inciden tanto aspectos estructurales de carácter cultural, económico y social, como otros más específicos que tienen que ver con la configuración de nuestras ciudades, las políticas sociales de protección de infancia y familia, la educación y la deserción escolar, la presencia de conflictos en comunidades barriales, la gestión policial, la eficacia del control social penal, la integración de potenciales infractores de ley al mercado laboral, entre tantas otras múltiples dimensiones que contribuyen, directa o indirectamente, a la prevención del delito. 1 El presente informe tiene propósitos de difusión del contenido y resultados de un programa de reinserción social, y está destinado a público general, medios de comunicación e instituciones interesadas en la materia. Por tal motivo, la presentación de antecedentes, métodos y resultados busca minimizar el uso de lenguaje académico o términos técnicos. Mayor información puede ser solicitada a [email protected]. 2 Jefe del Departamento de Reinserción Social de la Subsecretaría de Prevención del Delito, Ministerio del Interior y Seguridad Pública. Psicólogo USACH, mención psicología clínica. Post – título en Criminología Pontificia Universidad Católica de Chile. 3 Profesional del Departamento de Reinserción Social de la Subsecretaría de Prevención del Delito, Ministerio del Interior y Seguridad Pública. Psicólogo Universidad de Chile, Magíster © en Psicología Social, Universidad de Valparaíso. 2 El abordaje efectivo del problema delictual exige la aplicación de modelos de gestión que permitan abordar sus diversas aristas de manera integral (Figura 1). Por este motivo, la definición de la política pública de prevención y control del delito, declarada en el Plan “Chile Seguro” 2010 – 2014, considera la necesidad de avanzar paralelamente en diversos ejes transversales y ámbitos estratégicos (Figura 2), que incluyen la prevención social (prevenir), la prevención situacional (proteger), el mejoramiento del control penal y la persecución penal estratégica (sancionar), la orientación y tratamiento de las víctimas de delitos violentos (apoyar) y la rehabilitación del consumo de drogas y reinserción social de personas que han cumplido sus condenas y vuelto a la comunidad (rehabilitar). Desde la perspectiva del ámbito “rehabilitar”, la ejecución de la pena ya no es vista solamente como el cumplimiento de las disposiciones judiciales sobre la materia, sino también como una oportunidad para brindar a las personas que han sido condenadas por delitos los servicios necesarios para prevenir su reincidencia y facilitar su proceso de reintegración a la comunidad. Esta perspectiva asume que la reinserción social de la población penal puede contribuir a la seguridad pública en la medida que logre generar disminuciones en la reincidencia en delito de las personas que participan de estas iniciativas. 3 Figura 2 Con el propósito de avanzar hacia la creación de un programa de reinserción social que efectivamente pudiera contribuir a la reducción de la reincidencia en delito de la población penal, el Ministerio del Interior y Seguridad Pública, a través de la Subsecretaría de Prevención del Delito (ex – División de Seguridad Pública), diseñó y puso en marcha un programa piloto mediante convenios de colaboración con Gendarmería de Chile. El “Programa de reinserción social de personas condenadas por infracción a la ley penal” inició sus actividades en octubre de 2007, y sigue en operación hasta la fecha, sometido a permanentes revisiones, ajustes de diseño, fortalecimiento de dotaciones profesionales y mejoramiento progresivo de la capacitación técnica de los equipos a cargo de su implementación. 4 Fundamentos técnicos4 Modelo de riesgo – necesidad – disposición a responder El programa está basado, fundamentalmente, en el modelo de riesgo – necesidad – disposición a responder (risk – needs – responsivity), creado por Donald Andrews y Jim Bonta durante la década de 1990. Este modelo es uno de los más influyentes a nivel internacional, debido a que cuenta con amplia evidencia empírica de resultados en términos de reducción de reincidencia. Los principios que componen el modelo son los siguientes: a. Principio de riesgo: La intensidad de las intervenciones que se aplican en población penal debe ser equivalente al nivel de riesgo de reincidencia que presente el sujeto. Es decir, las intervenciones más intensivas deben aplicarse en personas de más alto riesgo de reincidencia, y las personas con bajo riesgo de reincidencia deben recibir poca o nula intervención para reducir su riesgo. b. Principio de necesidad: Las intervenciones deben dirigirse a abordar las necesidades o factores de riesgo que están directa o indirectamente relacionados con la probabilidad de reincidencia, a los cuales se denomina necesidades criminógenas. Un ejemplo de necesidad criminógena o factor de riesgo dinámico es la vinculación con amigos que también cometen delitos. La modificación de esta condición (dejar de lado a los amigos delincuentes y reemplazarlos por grupos de amigos que no cometen delitos) aporta a la reducción del riesgo de reincidencia5. c. Principio de disposición a responder (responsivity): Se ha descubierto que hay ciertos tipos generales de intervenciones con población penal que producen resultados en términos de reducción de la reincidencia. Éstos son la intervención psicológica cognitivo – conductual, y los métodos de intervención psicológica basados en el aprendizaje social. La opción por estos métodos de tratamiento, debido a su mayor eficacia, aporta a mejorar la disposición general a responder (general responsivity). Por otra parte, cada programa de tratamiento debe tener en consideración los estilos de aprendizaje de los usuarios e incluir actividades que permitan a cada uno comprender el contenido de la intervención. Por ejemplo, algunos usuarios aprenderán mejor del trabajo en grupos (al ver las reacciones y comentarios de otros), otros aprenderán mejor mediante actividades estructuradas 4 La exposición de fundamentos técnicos no pretende ser exhaustiva ni responder a criterios académicos, sino simplemente otorgar un marco general, en un lenguaje sencillo, que permita comprender cuál es el foco de la intervención. 5 Por oposición, existen necesidades no criminógenas, las cuales si bien pueden ser muy importantes para el usuario, no guardan relación con la probabilidad de reincidencia. Un ejemplo clásico de este tipo de variables es el nivel de autoestima. El mejoramiento de la autoestima en población penal sólo produce personas con mejor autoestima, no aporta a reducir el riesgo de reincidencia en delito. 5 que induzcan la reflexión individual. Atender a las diferencias en los estilos de aprendizaje contribuye a la disposición específica a responder al tratamiento. d. Principio de integridad de programa: Se ha observado que los programas eficaces para reducir la reincidencia en delito, son aquellos que tienen objetivos y resultados esperados claros y definidos antes de comenzar la intervención, así como protocolos de actividades de intervención pre-establecidos y diseñados para alcanzar los objetivos trazados. El alto nivel de estructuración del diseño del programa, así como un apego estricto al diseño durante la implementación, conforman la integridad de programa. e. Principio de discrecionalidad profesional: Sin perjuicio del alto nivel de estructuración que requieren los buenos programas, éstos deben considerar espacios en que los profesionales ejecutores puedan discutir sus casos y plantear excepciones que deban evaluarse y tratarse de manera especial, como por ejemplo personas con trastornos de la personalidad o con rasgos psicopáticos. De esta manera, la estructura del programa ordena la ejecución, pero admite excepciones frente a casos especiales. Modelo de ocupación humana Las personas privadas de libertad comparten, además de una misma condición jurídica, una serie de atributos que, al tiempo que las diferencian de otras personas que están socialmente integradas, las unifican entre sí contribuyendo a sostener una identidad delictiva que se erige en una barrera respecto de cualquier intención de cambio. Esto es notorio respecto de las actividades de la vida diaria en personas recluidas, las cuales difieren sustancialmente de las de aquellas personas que cuentan con algún grado de integración social. Esto se debe a los tiempos impuestos por la rutina penitenciaria, a lo que los usuarios traen consigo en términos de prácticas, usos y valoraciones, y a la ausencia de rutinas ocupacionales estructuradas y con sentido. Esta consideración debe ser tenida en cuenta a la hora de diseñar programas que aspiren a conseguir mejores grados de desempeño e integración socio laboral, especialmente en aquellas personas privadas de libertad que presentan altos niveles de riesgo de reincidencia. En este contexto, la capacitación o actividad laboral por sí sola puede representar un esfuerzo poco fructífero por cuanto el sujeto de intervención carece, no sólo de habilidades pre-laborales, sino de una estructura ocupacional personal que favorezca la aparición de actitudes y hábitos que posibiliten su ingreso y permanencia en el mundo del trabajo. 6 El modelo de ocupación humana y la intervención basada en la actividad con significado, apuntan a favorecer cambios ocupacionales desde el espacio penitenciario, las relaciones familiares y la integración post egreso de las personas privadas de libertad. Las modificaciones en el esquema ocupacional, severamente alterado en las personas recluidas, son la condición a la base para alcanzar cambios relevantes y sostenibles en distintas áreas de desempeño ocupacional. De acuerdo a la American Occupational Therapy Association las actividades diarias desarrolladas por las personas se pueden clasificar en diversas áreas de Desempeño Ocupacional: Actividades de la Vida Diaria (AVD) Básicas, AVD Instrumentales, Educación, Trabajo, Juego, Tiempo Libre y Participación Social. a. Actividades de la vida diaria básicas son actividades orientadas hacia el cuidado del propio cuerpo, e incluye entre otras: la higiene personal, hábitos de alimentación, uso de vestuario, etc. b. Actividades instrumentales de la vida diaria son actividades orientadas a la interacción con el ambiente y que son complejas – generalmente optativas en su naturaleza (Ej. pueden ser delegadas a otros), algunas de estas son el cuidado de otros y de mascotas, crianza de niños, entre otras. c. El área de educación incluye actividades requeridas para ser estudiante y participar en un ambiente de aprendizaje, en ambiente formal e informal. d. En el área de trabajo se incluyen actividades requeridas para involucrarse en trabajo remunerado o actividades de voluntariado e involucra la definición de intereses y exploración vocacional, la búsqueda y adquisición de empleo, la permanencia en este, la preparación para la jubilación y la exploración de actividades laborales alternativas. e. El juego es cualquier actividad espontánea u organizada que provee placer, entretención, diversión o distracción implica la identificación de actividades lúdicas apropiadas y la participación en juegos. f. El uso del tiempo libre está definido como una actividad no obligatoria, motivada intrínsecamente y en un tiempo no destinado a ocupaciones obligatorias tales como trabajo, autocuidado o sueño”, al igual que el juego considera la identificación y exploración de intereses y la planificación y participación en actividades de tiempo libre apropiadas. g. Finalmente la participación social es entendida como aquellas actividades asociadas con patrones organizados de conducta que son característicos y esperados de un individuo dentro del sistema social: tanto en la comunidad como en el trabajo 7 Modelo transteórico de motivación al cambio y enfoque cognitivo – conductual El tratamiento efectivo del comportamiento delictual, en orden a reducir la reincidencia futura, supone concretar procesos de cambio de conducta sostenibles en el largo plazo. Esto deriva en forma inmediata, en el caso de los infractores de ley, hacia dos problemas: a. ¿Cómo puede una persona que aprendió a cometer delitos para obtener dinero, reemplazar esa conducta por otras que sean respetuosas de los derechos de los demás (p. ej.: trabajar)? b. Si cometiendo delitos se puede ganar mucho dinero en poco tiempo y con relativamente poco esfuerzo ¿qué incentivo tiene el infractor para dejar de delinquir? La primera pregunta se responde mediante fundamentalmente cognitivas, sociales y laborales. el desarrollo de competencias, Las competencias cognitivas permitirán que el infractor aprenda a resolver problemas cotidianos sin recurrir al delito ni la violencia, a enfrentar situaciones sociales complejas adaptándose a las normas y sin perder el control de su ira o sus impulsos, y percibir a los demás y la relación con su familia, vecinos y compañeros de trabajo de una manera prosocial. Las competencias sociales permitirán al infractor de ley aprender a establecer vínculos adecuados con otras personas, a escuchar, a entender lo que otras personas esperan de él, a mejorar su capacidad para comunicarse asertivamente, entre otras habilidades básicas para el buen desempeño en la comunidad y el empleo. Diversas técnicas de tratamiento cognitivo – conductual aportan en este sentido, fomentando las capacidades de resolución de problemas, corrigiendo errores de atribución (tendencia a sobrevalorar intenciones de las personas y a minimizar la importancia de determinantes contextuales del comportamiento), modificando patrones de pensamiento y de relaciones sociales que inducen a la actividad delictual. Por último, el apresto en habilidades para el trabajo le permitirá al infractor de ley aprender cosas muy elementales, pero que muchos desconocen por tener escasa o nula experiencia laboral. Se incluyen la capacidad para participar de talleres grupales llegando a la hora y permaneciendo atentos a las instrucciones del monitor, las que deben comprender y seguir. Además, fomentan habilidades más específicas mediante la realización de tareas y la confección de productos artesanales más complejos (cerámica, vitrales, vitrofusión). La calidad de los productos se evalúa con el grupo taller para analizar mejoras progresivas a la calidad. 8 Todo este desarrollo de competencias, sucintamente reseñado en los párrafos anteriores, apunta a un resultado: que el infractor de ley tenga la capacidad de actuar de acuerdo con las normas sociales y jurídicas; es decir, la capacidad para cambiar sus repertorios de comportamiento antisocial. Existiendo la capacidad de cambio, para que éste se haga efectivo se requiere un segundo elemento: la voluntad de cambiar. A esto alude la pregunta consignada en la letra b al inicio de esta sección, al tema de la motivación al cambio. Hay mucha evidencia disponible sobre el fenómeno de la motivación al cambio. Buena parte de esta evidencia se ha utilizado para el desarrollo del modelo transteórico de Prochaska y Di Clemente, el cual se considera la propuesta más aceptada actualmente sobre el fenómeno. Según el modelo transteórico, la motivación al cambio no ocurre en forma espontánea y sorpresiva (salvo raras excepciones, como las experiencias místicas), sino que responde a un patrón, a una progresión de etapas claramente definidas que van desde el “no me interesa el cambio, no tengo nada que cambiar” (etapa precontemplativa) a la decisión final de cambiar de conducta, realizarlo y sostenerlo en el tiempo (etapa de acción). La siguiente tabla resume las distintas etapas del proceso de cambio (National Institue of Corrections, 2007): Etapa Precontemplación Temas “Nada necesita cambiar” Contemplación El sujeto no considera cambiar, o evita pensar en la posibilidad de cambiar, o bien considera que los beneficios de la conducta actual compensan los costos. Puede haber negación o racionalización. “Estoy pensando en cambiar” Preparación Piensa que puede haber un problema, pero no ha decidido qué hacer con él. Puede haber ambivalencia, sentimientos encontrados. “Estoy pensando en cómo cambiar” Acción Se prepara al cambio dando pequeños pasos iniciales. La actitud puede mejorar con un plan de acción. Pueden comenzar a aparecer preguntas sobre cómo planificar el cambio o cómo lo han logrado otras personas. “Estoy trabajando para alcanzar mis objetivos” Realización activa de cambios. Puede haber encontrado formas de manejar situaciones desencadenantes que puedan hacerle retroceder. 9 Mantención Recaídas (aunque es parte esperable de un proceso de cambio, no siempre ocurre) “Ya cambié, ahora debo sostenerlo” Mantención del cambio en el tiempo. Desarrolla estrategias para manejar estresores y problemas. Pequeñas recaídas generan molestia y renueva sus esfuerzos. “Me caí, perdí todo mi esfuerzo” Recae en la conducta que se trata de cambiar. Puede aparecer rabia, desmoralización, o negación de la recaída. Debe reiniciar el proceso, aunque no necesariamente se empieza desde cero, puede volver a etapas de preparación o de acción. El modelo señalado ha generado una herramienta que permite conducir a los sujetos para que avancen en el proceso de cambio, de una etapa a la otra, hasta la etapa de mantención. Esta herramienta es la entrevista motivacional. Básicamente, en esta entrevista no se busca “alentar” al sujeto para que cambie. Tampoco se le pide cambiar. En la entrevista motivacional, se ayuda al sujeto a contrastar su conducta real con sus objetivos de vida. En el caso de la población penal, el estar privado de libertad suele oponerse al plan de vida. Normalmente, las personas que cumplen condena en prisión desean estar libres para estar con sus parientes, en especial esposas/os e hijos, para compartir con sus amigos, y para disfrutar de los múltiples beneficios de la vida en libertad. La diferencia entre la situación real (estar encarcelado) y los objetivos personales, permiten confrontar al sujeto, convirtiendo la detención en un problema para él, para sus propios fines. Esto genera motivación al cambio y el espacio necesario para ofrecerle al infractor distintas ayudas conducentes a evitar que reincida y que se exponga a nuevas detenciones. 10 Descripción del programa El “Programa de reinserción social” del Ministerio del Interior y Seguridad Pública y Gendarmería de Chile, tiene los siguientes objetivos: Objetivo general Objetivos específicos Facilitar y apoyar el proceso de reinserción social de 700 penados que cumplen condena en cárceles, incluidos entre ellos los usuarios que accedan a permisos de salida dominical y salida de fin de semana; y aquellos que gozan del beneficio de salida controlada al medio libre y que forman parte de la población objetivo del programa, contribuyendo con ello a reducir el riesgo de reincidencia delictual. Disminuir el riesgo de reincidencia delictual mediante el mejoramiento de habilidades y competencias cognitivas, psicosociales, relacionales y laborales en 700 usuarios pertenecientes a las cárceles de Colina I, Colina II y CP Valparaíso, incluidos entre ellos los usuarios que accedan a permisos de salida, contribuyendo a reducir los efectos de la prisionización y a mejorar sus posibilidades de reinserción social. Presentar a los usuarios, que cumplan con los requisitos, al Consejo Técnico para la postulación a permisos de salida u otras instancias que correspondan. La población objetivo del programa responde a los siguientes criterios: 1. Registrar un nivel de compromiso delictual alto, pudiendo incluirse excepcionalmente, casos con moderado compromiso delictual 2. Tener conducta buena o muy buena los últimos 3 bimestres (6 meses) 3. Saldo de condena no superior a los 5 años. 4. Saldo de condena no inferior a 1 año considerando cumplimiento de condena con rebaja 5. No presentar contraindicaciones de salud mental (Trastorno Psiquiátrico descompensado o Trastorno de la Personalidad Severo) 6. Presentar disposición a trasladarse al Módulo/Torre destinado a la intervención El proceso de intervención y sus contenidos se resumen a continuación: 11 Etapa Preparatoria Diagnóstico de casos y plan de intervención Intervención motivacional Nivelación de estudios Derivación a centro de tratamiento en drogas Intervención socioocupacional Intervención psico-social especializada en factores de riesgo dinámicos Acciones 1. Se selecciona un módulo penitenciario o torre. En ella se concentra población usuaria de alto-medio compromiso delictual que están próximos al egreso (1 a 5 años saldo de condena). 2. Se disponen espacios para talleres de apresto laboral (artesanías en madera, cerámica, vitrales y vitrofusión), así como oficinas equipadas para profesionales. 3. Se contrata y entrega inducción a equipos profesionales. 4. Se realiza un diagnóstico integral de casos, midiendo factores de riesgo de reincidencia, y aplicando evaluaciones psicológica, social y ocupacional. 5. Se realiza un plan de intervención individualizado, consignando cuál es la oferta de servicios y talleres que requiere el usuario, en relación a la oferta de talleres disponibles y el perfil del sujeto. 6. Los sujetos participan de un taller motivacional que entrega un marco general de invitación al cambio. La aplicación de entrevista motivacional continúa durante el desarrollo de la intervención individualizada. 7. Los usuarios que lo requieran, acceden a los liceos penitenciarios para nivelación de estudios. 8. Los usuarios que lo requieran, acceden a centro de tratamiento en drogas dentro de la unidad penal. Este servicio es financiado y supervisado por SENDA. 9. Los sujetos participan de los talleres socio – ocupacionales que correspondan según su perfil, entre ellos: a. Rutina ocupacional b. Exploraciones ocupacionales c. Vida saludable d. Proyectos ocupacionales solidarios e. Fortaleciendo la familia 10. Los sujetos participan de los talleres psico –sociales que correspondan según su perfil, entre ellos: a. Cómo comunicarnos mejor (habilidades de comunicación) b. Usando la cabeza (razonamiento crítico y resolución de problemas) c. Conociendo mis posibilidades personales (desarrollo de empatía) d. Cómo resolver situaciones de mi vida que plantean una disyuntiva (desarrollo del pensamiento prosocial y el razonamiento moral) e. Relaciones buenas y no tan buenas (modificación de grupos de pares y manejo de la presión de pares) f. Conociendo más acerca de mi mismo (aspectos de identidad prosocial) g. Explorando nuevas formas de ser (ejercicio de conductas y roles prosociales) h. Cómo manejar el tren de la impulsividad (control de 12 Postulación beneficios a Supervisión en medio libre Egreso impulsos) i. Manejando la ira y la hostilidad 11. En función de los logros obtenidos en cada actividad de intervención, se apoya la postulación a salida dominical, salida de fin de semana y salida controlada diaria al medio libre. 12. El programa cuenta con equipos de profesionales que mantienen un seguimiento del caso en el medio libre, manteniendo un contacto regular con los usuarios y actuando como referente de apoyo. 13. Evaluación final y término de la intervención. Objetivo de la evaluación del programa En cada año de su ejecución, el Programa de reinserción social ha logrado cumplir sus resultados esperados, los que en síntesis se describen de la siguiente manera (ejemplo año 2011): Componente Intervención medio cerrado Resultados esperados en - 100% de los usuarios ejecutan su plan de intervención individual - 100% de los solicitantes reciben prestaciones básicas de asistencia y atención. - El 70% de la población intervenida que requiere nivelación escolar, logra nivelar uno o más cursos al cierre del año 2011. - El 70% de la población que accede al módulo socioocupacional en función de su Plan de Intervención Individual (PII), evidencia avances en el desarrollo de habilidades y/o competencias socio-ocupacionales. - El 70% de la población que accede a capacitación en función de su Plan de Intervención Individual (PII), aprueba la actividad de capacitación cursada. - El 70% de la población que accede al módulo de intervención psico-social en función de su Plan de Intervención Individual (PII), evidencia avances en el desarrollo de habilidades y/o competencias propias de éste ámbito. - El 70% de la población que accede al módulo de Integración Social en función de su Plan de Intervención Individual (PII), evidencia avances en el desarrollo de habilidades y/o competencias propias de éste ámbito. - El 100% de los usuarios que hacen uso de permisos de salida dominical y de fin de semana reciben prestaciones de acuerdo a su Plan de Intervención. 13 Seguimiento medio libre en - 100% de los beneficiarios con salida controlada cuentan con Planes de Intervención Individualizados actualizados 100% de los beneficiarios ejecutan Plan de Intervención Individual 100% de los beneficiarios acceden a intervención individual, grupal y familiar. 100% de los beneficiarios conocen y hacen uso efectivo de redes sociales al cierre del año 2011. 100% de los beneficiarios son monitoreados respecto del cumplimiento de condiciones del beneficio. Aunque en cada año de ejecución se ha verificado el cumplimiento de los resultados esperados del programa, el verdadero aporte a la seguridad pública se produce si la intervención logra reducir la reincidencia en delito de las personas atendidas por esta iniciativa. Con el propósito de evaluar este aspecto, se realizó una evaluación preliminar de impacto que permita determinar el nivel de reincidencia6 en delito de la población intervenida. En consecuencia, el objetivo de la presente evaluación preliminar es determinar, en forma preliminar, el impacto del programa de reinserción social, sobre la reincidencia delictual de la población penal atendida. Metodología de evaluación Se aplicó un diseño cuasi-experimental de evaluación de impacto, a partir del análisis de bases de datos de Gendarmería de Chile, para identificar el efecto de la intervención sobre la reincidencia delictual de la población atendida por el programa de Reinserción Social. Para estos efectos, se creó un “Grupo de tratamiento”, conformado por todos los casos atendidos por el programa y que han egresado al medio libre entre el 01 de diciembre de 2007 y el 30 de octubre de 2010. Esta última fecha permite asegurar que los casos evaluados hayan tenido un período de 1 a 3 años en el medio libre. El grupo está conformado por 528 casos. Posteriormente, se conformó un “Universo de casos comparables”, listando la totalidad de personas que egresaron de las mismas cárceles que el “Grupo de tratamiento” (Colina I, Colina II y Complejo Penitenciario de Valparaíso), en el mismo período de observación 6 El término “reincidencia” tiene una carga jurídica importante en Chile. Para no entrar en discusiones de fondo respecto de la definición de reincidencia, para efectos de la presente evaluación, se definió operacionalmente el término reincidencia como “nuevos ingresos a unidades penales por nuevas condenas”. Se utilizan nuevas condenas y no nuevas detenciones o formalizaciones, debido a que la condena supone verdad jurídica respecto a la participación del sujeto en un hecho delictual, lo cual no ocurre con la detención o formalización. 14 (01 de diciembre de 2007 al 30 de octubre de 2010). El universo de casos comparables está conformado por 4.816 personas. Finalmente, se seleccionó aleatoriamente un “Grupo de comparación”, estratificando sus niveles de compromiso delictivo para “parear” esta variable con el “Grupo de tratamiento”. Así, se mejora la comparación de los grupos, generando distribuciones similares en cuanto a compromiso con las prácticas delictivas. El grupo de comparación quedó conformado por 528 personas. Resultado de evaluación preliminar7 Los resultados de la evaluación se resumen en la siguiente tabla: Grupo de tratamiento Grupo de comparación N Edad promedio 528 33,64 años 528 32,82 años Compromiso delictual Bajo 10,96% Medio 42,91% Alto 46,12% 15,15% Bajo 10,96% Medio 42,91% Alto 46,12% 22,35% Reincidencia (nuevas condenas) Significación estadística / observaciones P=0,74 (sin diferencia significativa; test: Prueba T de Student) La variable fue pareada en la selección del grupo de comparación P=0,0035 (diferencia significativa; test: Prueba exacta de Fisher) Se considera que la comparabilidad de los grupos está dada porque los sujetos que los conforman presentan la misma edad promedio (t=0.3243, p=0.7458), egresaron de las mismas unidades penales durante el mismo período de tiempo, y muestran los mismos niveles de compromiso delictual (variable pareada). El resultado preliminar de la comparación de grupos demuestra que la reincidencia en el grupo que se benefició del programa fue de 15,15%, en tanto que el grupo de comparación alcanza una proporción de casos reincidentes (nueva condena) de 22,35%. 7 La práctica habitual en evaluaciones de impacto en materia de reinserción social consiste en esperar que todos los sujetos alcancen un período en libertad de 3 años antes de realizar mediciones. Esto genera el tiempo suficiente para que las reincidencias sean detectadas por el sistema de justicia y deriven, eventualmente, en condenas. El presente informe presenta una muestra de sujetos que regresaron al medio libre entre diciembre de 2007 y noviembre de 2010, es decir, de 1 a 3 años antes de realizar el estudio. Por tal motivo, los resultados que se exponen se consideran preliminares, y serán reportados en forma definitiva en cuanto la totalidad de la muestra alcance 3 años desde la fecha de egreso de la unidad penal. 15 Esta diferencia nominal de 7,2 puntos porcentuales representa, proporcionalmente, un 32% menos de reincidencia para el grupo tratado, en relación con el grupo de comparación, lo cual constituye evidencia empírica de impacto en términos de reducción de reincidencia en delito. Conclusión El resultado de la evaluación preliminar permite sostener que existe evidencia de impacto favorable al Programa de reinserción social diseñado por la Subsecretaría de Prevención del Delito (SPD) del Ministerio del Interior y Seguridad Pública, e implementado por Gendarmería de Chile con la asistencia técnica del Ministerio. Los grupos analizados seguirán siendo monitoreados, con el propósito de estudiar cómo se sostiene en el tiempo el impacto detectado, al menos hasta que la totalidad de los sujetos que componen la muestra cumplan 3 años desde la fecha de egreso de la unidad penal. Este estudio constituye un paso adelante en el desarrollo de programas de reinserción social en Chile, pues valida la eficacia de un diseño de intervención penitenciaria basado en evidencia y buenas prácticas internacionales, y a su vez genera evidencia nacional de impacto sobre reincidencia mediante una metodología de evaluación apropiada, debido a que alcanza un buen tamaño muestral y a que contrasta el resultado de la intervención con un grupo de casos comparable. El resultado favorable de esta evaluación preliminar de impacto permite comenzar a sacar la discusión sobre eficacia de los programas de reinserción social del plano de las creencias (posturas divididas entre quienes “creen” y “no creen” en la reducción de la reincidencia), para comenzar a discutir sobre la base de evidencia empírica, como actualmente ocurre en países desarrollados, donde no sólo se sabe qué programas ayudan a reducir el delito, sino cuál es la magnitud y el costo de esa reducción. Finalmente, cabe destacar que el resultado valida a la reinserción social como herramienta para enfrentar la delincuencia. Sin perjuicio de la pertinencia de las respuestas preventivas y penales, la posibilidad cierta de lograr reducciones de reincidencia entrega a las autoridades una nueva vía para contribuir a la seguridad de toda la ciudadanía. 16 Referencias Andrews, D. y Bonta, J. (2007). Risk – need – responsivity model for offender assessment and rehabilitation. Public Safety Canada. Disponible on line en http://www.publicsafety.gc.ca/res/cor/rep/_fl/Risk_Need_2007-06_e.pdf División de Seguridad Pública (2009). Encuesta nacional urbana de seguridad ciudadana ENUSC. Resultados generales 2009. Disponible on line en http://www.seguridadpublica.gov.cl/files/00_presentacion_enusc_2009_pais.pdf Ministerio del Interior y Seguridad Pública (2010). Plan de seguridad pública “Chile Seguro” 2010 – 2014. Disponible on line en http://www.seguridadpublica.gob.cl/files/chile_seguro.pdf National Institute of Corrections (2007). Motivating offenders to change. A guide for probation and parole. United States Department of Justice. Piñera, S. (2009). Programa de gobierno para el cambio, el futuro y la esperanza, Chile 2010 – 2014. Coalición por el cambio. Visher, C., Coggeshall, M. y Winterfield, L. (2006). Systematic review of non-custodial employment programs: Impact on recidivism rates of ex – offenders. The Campbell Collaboration, Crime and Justice Group. 17