Informe Evaluación de Impacto preliminar programa Reinserción Social 2011

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MINISTERIO DEL INTERIOR Y SEGURIDAD PÚBLICA
SUBSECRETARÍA DE PREVENCIÓN DEL DELITO
DEPARTAMENTO DE REINSERCIÓN SOCIAL
Impacto del “Programa
de reinserción social”
sobre la reincidencia de
hombres adultos
condenados por delitos
Resultados preliminares
Rodrigo Pantoja Vera – Gonzalo Guzmán Cáceres
26/12/2011
Se presentan los resultados de una evaluación cuasi – experimental del impacto de un programa
de reinserción social sobre la reincidencia de hombres adultos que han cometido delitos. La
muestra total analizada es de 1.056 casos. Se logra identificar diferencias estadísticamente
significativas en las proporciones de reincidencia de sujetos tratados por el programa, versus un
grupo comparable de sujetos egresados de las mismas unidades penales, en los mismos períodos
de tiempo, de la misma edad promedio, y de los mismos niveles de compromiso delictual. Se
concluye que el resultado aporta evidencia sólida sobre el impacto del programa. Se discuten los
aportes de la reducción de la reincidencia delictual a la seguridad pública y, en definitiva, a la
reducción de la victimización.
Impacto del “programa de reinserción social” sobre la reincidencia
de hombres adultos condenados por delitos: Resultados
preliminares1
Rodrigo Pantoja Vera2
Gonzalo Guzmán Cáceres3
Introducción
La seguridad ha sido, durante los últimos años, la principal preocupación de la ciudadanía
en Chile. Si bien nuestro país no se caracteriza por un alto nivel de criminalidad violenta,
la preocupación ciudadana tiene un correlato objetivo en los niveles relativamente altos de
victimización por delitos contra la propiedad que presenta la sociedad Chilena, los que
explican mayoritariamente el 33,6% de hogares que han sido víctimas de delitos según la
encuesta nacional urbana de seguridad ciudadana reportada el año 2009.
El desafío de reducir la delincuencia ha sido asumido por el Gobierno, con metas y plazos
claramente establecidos en el Plan “Chile Seguro” 2010 – 2014. Dentro del período de
gestión de 4 años, se espera reducir la victimización general en un 15%, y reducir la
cantidad de delitos que ocurren en el espacio público en un 25% (Ministerio del Interior y
Seguridad Pública, 2010).
El desafío señalado es altamente complejo, debido al carácter multifactorial del fenómeno
delictivo. En él inciden tanto aspectos estructurales de carácter cultural, económico y
social, como otros más específicos que tienen que ver con la configuración de nuestras
ciudades, las políticas sociales de protección de infancia y familia, la educación y la
deserción escolar, la presencia de conflictos en comunidades barriales, la gestión policial,
la eficacia del control social penal, la integración de potenciales infractores de ley al
mercado laboral, entre tantas otras múltiples dimensiones que contribuyen, directa o
indirectamente, a la prevención del delito.
1
El presente informe tiene propósitos de difusión del contenido y resultados de un programa de reinserción
social, y está destinado a público general, medios de comunicación e instituciones interesadas en la materia.
Por tal motivo, la presentación de antecedentes, métodos y resultados busca minimizar el uso de lenguaje
académico o términos técnicos. Mayor información puede ser solicitada a [email protected].
2
Jefe del Departamento de Reinserción Social de la Subsecretaría de Prevención del Delito, Ministerio del
Interior y Seguridad Pública. Psicólogo USACH, mención psicología clínica. Post – título en Criminología
Pontificia Universidad Católica de Chile.
3
Profesional del Departamento de Reinserción Social de la Subsecretaría de Prevención del Delito,
Ministerio del Interior y Seguridad Pública. Psicólogo Universidad de Chile, Magíster © en Psicología Social,
Universidad de Valparaíso.
2
El abordaje efectivo del problema delictual exige la aplicación de modelos de gestión que
permitan abordar sus diversas aristas de manera integral (Figura 1). Por este motivo, la
definición de la política pública de prevención y control del delito, declarada en el Plan
“Chile Seguro” 2010 – 2014, considera la necesidad de avanzar paralelamente en
diversos ejes transversales y ámbitos estratégicos (Figura 2), que incluyen la prevención
social (prevenir), la prevención situacional (proteger), el mejoramiento del control penal y
la persecución penal estratégica (sancionar), la orientación y tratamiento de las víctimas
de delitos violentos (apoyar) y la rehabilitación del consumo de drogas y reinserción social
de personas que han cumplido sus condenas y vuelto a la comunidad (rehabilitar).
Desde la perspectiva del ámbito “rehabilitar”, la ejecución de la pena ya no es vista
solamente como el cumplimiento de las disposiciones judiciales sobre la materia, sino
también como una oportunidad para brindar a las personas que han sido condenadas por
delitos los servicios necesarios para prevenir su reincidencia y facilitar su proceso de
reintegración a la comunidad. Esta perspectiva asume que la reinserción social de la
población penal puede contribuir a la seguridad pública en la medida que logre generar
disminuciones en la reincidencia en delito de las personas que participan de estas
iniciativas.
3
Figura 2
Con el propósito de avanzar hacia la creación de un programa de reinserción social que
efectivamente pudiera contribuir a la reducción de la reincidencia en delito de la población
penal, el Ministerio del Interior y Seguridad Pública, a través de la Subsecretaría de
Prevención del Delito (ex – División de Seguridad Pública), diseñó y puso en marcha un
programa piloto mediante convenios de colaboración con Gendarmería de Chile. El
“Programa de reinserción social de personas condenadas por infracción a la ley penal”
inició sus actividades en octubre de 2007, y sigue en operación hasta la fecha, sometido a
permanentes revisiones, ajustes de diseño, fortalecimiento de dotaciones profesionales y
mejoramiento progresivo de la capacitación técnica de los equipos a cargo de su
implementación.
4
Fundamentos técnicos4
Modelo de riesgo – necesidad – disposición a responder
El programa está basado, fundamentalmente, en el modelo de riesgo – necesidad –
disposición a responder (risk – needs – responsivity), creado por Donald Andrews y Jim
Bonta durante la década de 1990. Este modelo es uno de los más influyentes a nivel
internacional, debido a que cuenta con amplia evidencia empírica de resultados en
términos de reducción de reincidencia. Los principios que componen el modelo son los
siguientes:
a. Principio de riesgo: La intensidad de las intervenciones que se aplican en
población penal debe ser equivalente al nivel de riesgo de reincidencia que
presente el sujeto. Es decir, las intervenciones más intensivas deben aplicarse en
personas de más alto riesgo de reincidencia, y las personas con bajo riesgo de
reincidencia deben recibir poca o nula intervención para reducir su riesgo.
b. Principio de necesidad: Las intervenciones deben dirigirse a abordar las
necesidades o factores de riesgo que están directa o indirectamente relacionados
con la probabilidad de reincidencia, a los cuales se denomina necesidades
criminógenas. Un ejemplo de necesidad criminógena o factor de riesgo dinámico
es la vinculación con amigos que también cometen delitos. La modificación de esta
condición (dejar de lado a los amigos delincuentes y reemplazarlos por grupos de
amigos que no cometen delitos) aporta a la reducción del riesgo de reincidencia5.
c. Principio de disposición a responder (responsivity): Se ha descubierto que hay
ciertos tipos generales de intervenciones con población penal que producen
resultados en términos de reducción de la reincidencia. Éstos son la intervención
psicológica cognitivo – conductual, y los métodos de intervención psicológica
basados en el aprendizaje social. La opción por estos métodos de tratamiento,
debido a su mayor eficacia, aporta a mejorar la disposición general a responder
(general responsivity). Por otra parte, cada programa de tratamiento debe tener en
consideración los estilos de aprendizaje de los usuarios e incluir actividades que
permitan a cada uno comprender el contenido de la intervención. Por ejemplo,
algunos usuarios aprenderán mejor del trabajo en grupos (al ver las reacciones y
comentarios de otros), otros aprenderán mejor mediante actividades estructuradas
4
La exposición de fundamentos técnicos no pretende ser exhaustiva ni responder a criterios académicos,
sino simplemente otorgar un marco general, en un lenguaje sencillo, que permita comprender cuál es el
foco de la intervención.
5
Por oposición, existen necesidades no criminógenas, las cuales si bien pueden ser muy importantes para el
usuario, no guardan relación con la probabilidad de reincidencia. Un ejemplo clásico de este tipo de
variables es el nivel de autoestima. El mejoramiento de la autoestima en población penal sólo produce
personas con mejor autoestima, no aporta a reducir el riesgo de reincidencia en delito.
5
que induzcan la reflexión individual. Atender a las diferencias en los estilos de
aprendizaje contribuye a la disposición específica a responder al tratamiento.
d. Principio de integridad de programa: Se ha observado que los programas eficaces
para reducir la reincidencia en delito, son aquellos que tienen objetivos y
resultados esperados claros y definidos antes de comenzar la intervención, así
como protocolos de actividades de intervención pre-establecidos y diseñados para
alcanzar los objetivos trazados. El alto nivel de estructuración del diseño del
programa, así como un apego estricto al diseño durante la implementación,
conforman la integridad de programa.
e. Principio de discrecionalidad profesional: Sin perjuicio del alto nivel de
estructuración que requieren los buenos programas, éstos deben considerar
espacios en que los profesionales ejecutores puedan discutir sus casos y plantear
excepciones que deban evaluarse y tratarse de manera especial, como por
ejemplo personas con trastornos de la personalidad o con rasgos psicopáticos. De
esta manera, la estructura del programa ordena la ejecución, pero admite
excepciones frente a casos especiales.
Modelo de ocupación humana
Las personas privadas de libertad comparten, además de una misma condición jurídica,
una serie de atributos que, al tiempo que las diferencian de otras personas que están
socialmente integradas, las unifican entre sí contribuyendo a sostener una identidad
delictiva que se erige en una barrera respecto de cualquier intención de cambio. Esto es
notorio respecto de las actividades de la vida diaria en personas recluidas, las cuales
difieren sustancialmente de las de aquellas personas que cuentan con algún grado de
integración social. Esto se debe a los tiempos impuestos por la rutina penitenciaria, a lo
que los usuarios traen consigo en términos de prácticas, usos y valoraciones, y a la
ausencia de rutinas ocupacionales estructuradas y con sentido.
Esta consideración debe ser tenida en cuenta a la hora de diseñar programas que aspiren
a conseguir mejores grados de desempeño e integración socio laboral, especialmente en
aquellas personas privadas de libertad que presentan altos niveles de riesgo de
reincidencia.
En este contexto, la capacitación o actividad laboral por sí sola puede representar un
esfuerzo poco fructífero por cuanto el sujeto de intervención carece, no sólo de
habilidades pre-laborales, sino de una estructura ocupacional personal que favorezca la
aparición de actitudes y hábitos que posibiliten su ingreso y permanencia en el mundo del
trabajo.
6
El modelo de ocupación humana y la intervención basada en la actividad con significado,
apuntan a favorecer cambios ocupacionales desde el espacio penitenciario, las relaciones
familiares y la integración post egreso de las personas privadas de libertad. Las
modificaciones en el esquema ocupacional, severamente alterado en las personas
recluidas, son la condición a la base para alcanzar cambios relevantes y sostenibles en
distintas áreas de desempeño ocupacional.
De acuerdo a la American Occupational Therapy Association las actividades diarias
desarrolladas por las personas se pueden clasificar en diversas áreas de Desempeño
Ocupacional: Actividades de la Vida Diaria (AVD) Básicas, AVD Instrumentales,
Educación, Trabajo, Juego, Tiempo Libre y Participación Social.
a. Actividades de la vida diaria básicas son actividades orientadas hacia el
cuidado del propio cuerpo, e incluye entre otras: la higiene personal, hábitos de
alimentación, uso de vestuario, etc.
b. Actividades instrumentales de la vida diaria son actividades orientadas a la
interacción con el ambiente y que son complejas – generalmente optativas en su
naturaleza (Ej. pueden ser delegadas a otros), algunas de estas son el cuidado de
otros y de mascotas, crianza de niños, entre otras.
c. El área de educación incluye actividades requeridas para ser estudiante y
participar en un ambiente de aprendizaje, en ambiente formal e informal.
d. En el área de trabajo se incluyen actividades requeridas para involucrarse en
trabajo remunerado o actividades de voluntariado e involucra la definición de
intereses y exploración vocacional, la búsqueda y adquisición de empleo, la
permanencia en este, la preparación para la jubilación y la exploración de
actividades laborales alternativas.
e. El juego es cualquier actividad espontánea u organizada que provee placer,
entretención, diversión o distracción implica la identificación de actividades lúdicas
apropiadas y la participación en juegos.
f.
El uso del tiempo libre está definido como una actividad no obligatoria, motivada
intrínsecamente y en un tiempo no destinado a ocupaciones obligatorias tales
como trabajo, autocuidado o sueño”, al igual que el juego considera la
identificación y exploración de intereses y la planificación y participación en
actividades de tiempo libre apropiadas.
g. Finalmente la participación social es entendida como aquellas actividades
asociadas con patrones organizados de conducta que son característicos y
esperados de un individuo dentro del sistema social: tanto en la comunidad como
en el trabajo
7
Modelo transteórico de motivación al cambio y enfoque cognitivo – conductual
El tratamiento efectivo del comportamiento delictual, en orden a reducir la reincidencia
futura, supone concretar procesos de cambio de conducta sostenibles en el largo plazo.
Esto deriva en forma inmediata, en el caso de los infractores de ley, hacia dos problemas:
a. ¿Cómo puede una persona que aprendió a cometer delitos para obtener dinero,
reemplazar esa conducta por otras que sean respetuosas de los derechos de los
demás (p. ej.: trabajar)?
b. Si cometiendo delitos se puede ganar mucho dinero en poco tiempo y con
relativamente poco esfuerzo ¿qué incentivo tiene el infractor para dejar de
delinquir?
La primera pregunta se responde mediante
fundamentalmente cognitivas, sociales y laborales.
el
desarrollo
de
competencias,
Las competencias cognitivas permitirán que el infractor aprenda a resolver problemas
cotidianos sin recurrir al delito ni la violencia, a enfrentar situaciones sociales complejas
adaptándose a las normas y sin perder el control de su ira o sus impulsos, y percibir a los
demás y la relación con su familia, vecinos y compañeros de trabajo de una manera
prosocial.
Las competencias sociales permitirán al infractor de ley aprender a establecer vínculos
adecuados con otras personas, a escuchar, a entender lo que otras personas esperan de
él, a mejorar su capacidad para comunicarse asertivamente, entre otras habilidades
básicas para el buen desempeño en la comunidad y el empleo.
Diversas técnicas de tratamiento cognitivo – conductual aportan en este sentido,
fomentando las capacidades de resolución de problemas, corrigiendo errores de
atribución (tendencia a sobrevalorar intenciones de las personas y a minimizar la
importancia de determinantes contextuales del comportamiento), modificando patrones de
pensamiento y de relaciones sociales que inducen a la actividad delictual.
Por último, el apresto en habilidades para el trabajo le permitirá al infractor de ley
aprender cosas muy elementales, pero que muchos desconocen por tener escasa o nula
experiencia laboral. Se incluyen la capacidad para participar de talleres grupales llegando
a la hora y permaneciendo atentos a las instrucciones del monitor, las que deben
comprender y seguir.
Además, fomentan habilidades más específicas mediante la realización de tareas y la
confección de productos artesanales más complejos (cerámica, vitrales, vitrofusión). La
calidad de los productos se evalúa con el grupo taller para analizar mejoras progresivas a
la calidad.
8
Todo este desarrollo de competencias, sucintamente reseñado en los párrafos anteriores,
apunta a un resultado: que el infractor de ley tenga la capacidad de actuar de acuerdo con
las normas sociales y jurídicas; es decir, la capacidad para cambiar sus repertorios de
comportamiento antisocial.
Existiendo la capacidad de cambio, para que éste se haga efectivo se requiere un
segundo elemento: la voluntad de cambiar. A esto alude la pregunta consignada en la
letra b al inicio de esta sección, al tema de la motivación al cambio.
Hay mucha evidencia disponible sobre el fenómeno de la motivación al cambio. Buena
parte de esta evidencia se ha utilizado para el desarrollo del modelo transteórico de
Prochaska y Di Clemente, el cual se considera la propuesta más aceptada actualmente
sobre el fenómeno.
Según el modelo transteórico, la motivación al cambio no ocurre en forma espontánea y
sorpresiva (salvo raras excepciones, como las experiencias místicas), sino que responde
a un patrón, a una progresión de etapas claramente definidas que van desde el “no me
interesa el cambio, no tengo nada que cambiar” (etapa precontemplativa) a la decisión
final de cambiar de conducta, realizarlo y sostenerlo en el tiempo (etapa de acción). La
siguiente tabla resume las distintas etapas del proceso de cambio (National Institue of
Corrections, 2007):
Etapa
Precontemplación
Temas
“Nada necesita cambiar”
Contemplación
El sujeto no considera cambiar, o evita pensar en la posibilidad de
cambiar, o bien considera que los beneficios de la conducta actual
compensan los costos. Puede haber negación o racionalización.
“Estoy pensando en cambiar”
Preparación
Piensa que puede haber un problema, pero no ha decidido qué
hacer con él. Puede haber ambivalencia, sentimientos
encontrados.
“Estoy pensando en cómo cambiar”
Acción
Se prepara al cambio dando pequeños pasos iniciales. La actitud
puede mejorar con un plan de acción. Pueden comenzar a
aparecer preguntas sobre cómo planificar el cambio o cómo lo han
logrado otras personas.
“Estoy trabajando para alcanzar mis objetivos”
Realización activa de cambios. Puede haber encontrado formas de
manejar situaciones desencadenantes que puedan hacerle
retroceder.
9
Mantención
Recaídas (aunque
es parte esperable
de un proceso de
cambio, no siempre
ocurre)
“Ya cambié, ahora debo sostenerlo”
Mantención del cambio en el tiempo. Desarrolla estrategias para
manejar estresores y problemas. Pequeñas recaídas generan
molestia y renueva sus esfuerzos.
“Me caí, perdí todo mi esfuerzo”
Recae en la conducta que se trata de cambiar. Puede aparecer
rabia, desmoralización, o negación de la recaída. Debe reiniciar el
proceso, aunque no necesariamente se empieza desde cero,
puede volver a etapas de preparación o de acción.
El modelo señalado ha generado una herramienta que permite conducir a los sujetos para
que avancen en el proceso de cambio, de una etapa a la otra, hasta la etapa de
mantención. Esta herramienta es la entrevista motivacional. Básicamente, en esta
entrevista no se busca “alentar” al sujeto para que cambie. Tampoco se le pide cambiar.
En la entrevista motivacional, se ayuda al sujeto a contrastar su conducta real con sus
objetivos de vida. En el caso de la población penal, el estar privado de libertad suele
oponerse al plan de vida. Normalmente, las personas que cumplen condena en prisión
desean estar libres para estar con sus parientes, en especial esposas/os e hijos, para
compartir con sus amigos, y para disfrutar de los múltiples beneficios de la vida en
libertad. La diferencia entre la situación real (estar encarcelado) y los objetivos
personales, permiten confrontar al sujeto, convirtiendo la detención en un problema
para él, para sus propios fines. Esto genera motivación al cambio y el espacio
necesario para ofrecerle al infractor distintas ayudas conducentes a evitar que reincida y
que se exponga a nuevas detenciones.
10
Descripción del programa
El “Programa de reinserción social” del Ministerio del Interior y Seguridad Pública y
Gendarmería de Chile, tiene los siguientes objetivos:
Objetivo general
Objetivos específicos
Facilitar y apoyar el proceso de reinserción social de 700 penados que
cumplen condena en cárceles, incluidos entre ellos los usuarios que
accedan a permisos de salida dominical y salida de fin de semana; y
aquellos que gozan del beneficio de salida controlada al medio libre y
que forman parte de la población objetivo del programa,
contribuyendo con ello a reducir el riesgo de reincidencia delictual.
Disminuir el riesgo de reincidencia delictual mediante el
mejoramiento de habilidades y competencias cognitivas,
psicosociales, relacionales y laborales en 700 usuarios pertenecientes
a las cárceles de Colina I, Colina II y CP Valparaíso, incluidos entre ellos
los usuarios que accedan a permisos de salida, contribuyendo a
reducir los efectos de la prisionización y a mejorar sus posibilidades de
reinserción social.
Presentar a los usuarios, que cumplan con los requisitos, al Consejo
Técnico para la postulación a permisos de salida u otras instancias que
correspondan.
La población objetivo del programa responde a los siguientes criterios:
1. Registrar
un
nivel
de
compromiso
delictual
alto,
pudiendo
incluirse
excepcionalmente, casos con moderado compromiso delictual
2. Tener conducta buena o muy buena los últimos 3 bimestres (6 meses)
3. Saldo de condena no superior a los 5 años.
4. Saldo de condena no inferior a 1 año considerando cumplimiento de condena con
rebaja
5. No presentar contraindicaciones de salud mental (Trastorno Psiquiátrico
descompensado o Trastorno de la Personalidad Severo)
6. Presentar disposición a trasladarse al Módulo/Torre destinado a la intervención
El proceso de intervención y sus contenidos se resumen a continuación:
11
Etapa
Preparatoria
Diagnóstico de
casos y plan
de
intervención
Intervención
motivacional
Nivelación de
estudios
Derivación
a
centro
de
tratamiento en
drogas
Intervención
socioocupacional
Intervención
psico-social
especializada
en factores de
riesgo
dinámicos
Acciones
1. Se selecciona un módulo penitenciario o torre. En ella se
concentra población usuaria de alto-medio compromiso delictual
que están próximos al egreso (1 a 5 años saldo de condena).
2. Se disponen espacios para talleres de apresto laboral
(artesanías en madera, cerámica, vitrales y vitrofusión), así
como oficinas equipadas para profesionales.
3. Se contrata y entrega inducción a equipos profesionales.
4. Se realiza un diagnóstico integral de casos, midiendo factores
de riesgo de reincidencia, y aplicando evaluaciones psicológica,
social y ocupacional.
5. Se realiza un plan de intervención individualizado, consignando
cuál es la oferta de servicios y talleres que requiere el usuario,
en relación a la oferta de talleres disponibles y el perfil del
sujeto.
6. Los sujetos participan de un taller motivacional que entrega un
marco general de invitación al cambio. La aplicación de
entrevista motivacional continúa durante el desarrollo de la
intervención individualizada.
7. Los usuarios que lo requieran, acceden a los liceos
penitenciarios para nivelación de estudios.
8. Los usuarios que lo requieran, acceden a centro de tratamiento
en drogas dentro de la unidad penal. Este servicio es financiado
y supervisado por SENDA.
9. Los sujetos participan de los talleres socio – ocupacionales que
correspondan según su perfil, entre ellos:
a. Rutina ocupacional
b. Exploraciones ocupacionales
c. Vida saludable
d. Proyectos ocupacionales solidarios
e. Fortaleciendo la familia
10. Los sujetos participan de los talleres psico –sociales que
correspondan según su perfil, entre ellos:
a. Cómo
comunicarnos
mejor
(habilidades
de
comunicación)
b. Usando la cabeza (razonamiento crítico y resolución de
problemas)
c. Conociendo mis posibilidades personales (desarrollo de
empatía)
d. Cómo resolver situaciones de mi vida que plantean una
disyuntiva (desarrollo del pensamiento prosocial y el
razonamiento moral)
e. Relaciones buenas y no tan buenas (modificación de
grupos de pares y manejo de la presión de pares)
f. Conociendo más acerca de mi mismo (aspectos de
identidad prosocial)
g. Explorando nuevas formas de ser (ejercicio de
conductas y roles prosociales)
h. Cómo manejar el tren de la impulsividad (control de
12
Postulación
beneficios
a
Supervisión en
medio libre
Egreso
impulsos)
i. Manejando la ira y la hostilidad
11. En función de los logros obtenidos en cada actividad de
intervención, se apoya la postulación a salida dominical, salida
de fin de semana y salida controlada diaria al medio libre.
12. El programa cuenta con equipos de profesionales que
mantienen un seguimiento del caso en el medio libre,
manteniendo un contacto regular con los usuarios y actuando
como referente de apoyo.
13. Evaluación final y término de la intervención.
Objetivo de la evaluación del programa
En cada año de su ejecución, el Programa de reinserción social ha logrado cumplir sus
resultados esperados, los que en síntesis se describen de la siguiente manera (ejemplo
año 2011):
Componente
Intervención
medio cerrado
Resultados esperados
en
- 100% de los usuarios ejecutan su plan de intervención
individual
- 100% de los solicitantes reciben prestaciones básicas de
asistencia y atención.
- El 70% de la población intervenida que requiere
nivelación escolar, logra nivelar uno o más cursos al
cierre del año 2011.
- El 70% de la población que accede al módulo socioocupacional en función de su Plan de Intervención
Individual (PII), evidencia avances en el desarrollo de
habilidades y/o competencias socio-ocupacionales.
- El 70% de la población que accede a capacitación en
función de su Plan de Intervención Individual (PII),
aprueba la actividad de capacitación cursada.
- El 70% de la población que accede al módulo de
intervención psico-social en función de su Plan de
Intervención Individual (PII), evidencia avances en el
desarrollo de habilidades y/o competencias propias de
éste ámbito.
- El 70% de la población que accede al módulo de
Integración Social en función de su Plan de Intervención
Individual (PII), evidencia avances en el desarrollo de
habilidades y/o competencias propias de éste ámbito.
- El 100% de los usuarios que hacen uso de permisos de
salida dominical y de fin de semana reciben prestaciones
de acuerdo a su Plan de Intervención.
13
Seguimiento
medio libre
en
-
100% de los beneficiarios con salida controlada cuentan
con Planes de Intervención Individualizados actualizados
100% de los beneficiarios ejecutan Plan de Intervención
Individual
100% de los beneficiarios acceden a intervención
individual, grupal y familiar.
100% de los beneficiarios conocen y hacen uso efectivo
de redes sociales al cierre del año 2011.
100% de los beneficiarios son monitoreados respecto del
cumplimiento de condiciones del beneficio.
Aunque en cada año de ejecución se ha verificado el cumplimiento de los resultados
esperados del programa, el verdadero aporte a la seguridad pública se produce si la
intervención logra reducir la reincidencia en delito de las personas atendidas por esta
iniciativa. Con el propósito de evaluar este aspecto, se realizó una evaluación preliminar
de impacto que permita determinar el nivel de reincidencia6 en delito de la población
intervenida.
En consecuencia, el objetivo de la presente evaluación preliminar es determinar, en forma
preliminar, el impacto del programa de reinserción social, sobre la reincidencia delictual de
la población penal atendida.
Metodología de evaluación
Se aplicó un diseño cuasi-experimental de evaluación de impacto, a partir del análisis de
bases de datos de Gendarmería de Chile, para identificar el efecto de la intervención
sobre la reincidencia delictual de la población atendida por el programa de Reinserción
Social.
Para estos efectos, se creó un “Grupo de tratamiento”, conformado por todos los casos
atendidos por el programa y que han egresado al medio libre entre el 01 de diciembre de
2007 y el 30 de octubre de 2010. Esta última fecha permite asegurar que los casos
evaluados hayan tenido un período de 1 a 3 años en el medio libre. El grupo está
conformado por 528 casos.
Posteriormente, se conformó un “Universo de casos comparables”, listando la totalidad de
personas que egresaron de las mismas cárceles que el “Grupo de tratamiento” (Colina I,
Colina II y Complejo Penitenciario de Valparaíso), en el mismo período de observación
6
El término “reincidencia” tiene una carga jurídica importante en Chile. Para no entrar en discusiones de
fondo respecto de la definición de reincidencia, para efectos de la presente evaluación, se definió
operacionalmente el término reincidencia como “nuevos ingresos a unidades penales por nuevas
condenas”. Se utilizan nuevas condenas y no nuevas detenciones o formalizaciones, debido a que la
condena supone verdad jurídica respecto a la participación del sujeto en un hecho delictual, lo cual no
ocurre con la detención o formalización.
14
(01 de diciembre de 2007 al 30 de octubre de 2010). El universo de casos comparables
está conformado por 4.816 personas.
Finalmente, se seleccionó aleatoriamente un “Grupo de comparación”, estratificando sus
niveles de compromiso delictivo para “parear” esta variable con el “Grupo de tratamiento”.
Así, se mejora la comparación de los grupos, generando distribuciones similares en
cuanto a compromiso con las prácticas delictivas. El grupo de comparación quedó
conformado por 528 personas.
Resultado de evaluación preliminar7
Los resultados de la evaluación se resumen en la siguiente tabla:
Grupo de tratamiento
Grupo de comparación
N
Edad promedio
528
33,64 años
528
32,82 años
Compromiso delictual
Bajo 10,96%
Medio 42,91%
Alto
46,12%
15,15%
Bajo 10,96%
Medio 42,91%
Alto
46,12%
22,35%
Reincidencia
(nuevas condenas)
Significación
estadística
/
observaciones
P=0,74
(sin diferencia
significativa; test: Prueba
T de Student)
La variable fue pareada
en la selección del grupo
de comparación
P=0,0035
(diferencia significativa;
test: Prueba exacta de
Fisher)
Se considera que la comparabilidad de los grupos está dada porque los sujetos que los
conforman presentan la misma edad promedio (t=0.3243, p=0.7458), egresaron de las
mismas unidades penales durante el mismo período de tiempo, y muestran los mismos
niveles de compromiso delictual (variable pareada).
El resultado preliminar de la comparación de grupos demuestra que la reincidencia en el
grupo que se benefició del programa fue de 15,15%, en tanto que el grupo de
comparación alcanza una proporción de casos reincidentes (nueva condena) de 22,35%.
7
La práctica habitual en evaluaciones de impacto en materia de reinserción social consiste en esperar que
todos los sujetos alcancen un período en libertad de 3 años antes de realizar mediciones. Esto genera el
tiempo suficiente para que las reincidencias sean detectadas por el sistema de justicia y deriven,
eventualmente, en condenas. El presente informe presenta una muestra de sujetos que regresaron al medio
libre entre diciembre de 2007 y noviembre de 2010, es decir, de 1 a 3 años antes de realizar el estudio. Por
tal motivo, los resultados que se exponen se consideran preliminares, y serán reportados en forma definitiva
en cuanto la totalidad de la muestra alcance 3 años desde la fecha de egreso de la unidad penal.
15
Esta diferencia nominal de 7,2 puntos porcentuales representa, proporcionalmente, un
32% menos de reincidencia para el grupo tratado, en relación con el grupo de
comparación, lo cual constituye evidencia empírica de impacto en términos de reducción
de reincidencia en delito.
Conclusión
El resultado de la evaluación preliminar permite sostener que existe evidencia de impacto
favorable al Programa de reinserción social diseñado por la Subsecretaría de Prevención
del Delito (SPD) del Ministerio del Interior y Seguridad Pública, e implementado por
Gendarmería de Chile con la asistencia técnica del Ministerio. Los grupos analizados
seguirán siendo monitoreados, con el propósito de estudiar cómo se sostiene en el tiempo
el impacto detectado, al menos hasta que la totalidad de los sujetos que componen la
muestra cumplan 3 años desde la fecha de egreso de la unidad penal.
Este estudio constituye un paso adelante en el desarrollo de programas de reinserción
social en Chile, pues valida la eficacia de un diseño de intervención penitenciaria basado
en evidencia y buenas prácticas internacionales, y a su vez genera evidencia nacional de
impacto sobre reincidencia mediante una metodología de evaluación apropiada, debido a
que alcanza un buen tamaño muestral y a que contrasta el resultado de la intervención
con un grupo de casos comparable.
El resultado favorable de esta evaluación preliminar de impacto permite comenzar a sacar
la discusión sobre eficacia de los programas de reinserción social del plano de las
creencias (posturas divididas entre quienes “creen” y “no creen” en la reducción de la
reincidencia), para comenzar a discutir sobre la base de evidencia empírica, como
actualmente ocurre en países desarrollados, donde no sólo se sabe qué programas
ayudan a reducir el delito, sino cuál es la magnitud y el costo de esa reducción.
Finalmente, cabe destacar que el resultado valida a la reinserción social como
herramienta para enfrentar la delincuencia. Sin perjuicio de la pertinencia de las
respuestas preventivas y penales, la posibilidad cierta de lograr reducciones de
reincidencia entrega a las autoridades una nueva vía para contribuir a la seguridad de
toda la ciudadanía.
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