ANALISIS EPISTEMOLOGICO

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ANALISIS EPISTEMOLOGICO
Una introducción a la epistemología de la psicología
Manuel Campos Roldán
Introducción
Desde hace unos veinte años, más o menos, está instalada, por así decirlo,
en el discurso académico una exigencia de evaluación de teorías de
carácter epistemológico. Se exige, por ejemplo, se señale los fundamentos
epistémicos de una teoría, de un enfoque teórico o de un método de
investigación. También se requiere deslindes epistemológicos entre teorías
e ideologías. Para situarnos concretamente en la psicología, los enfoques
teóricos existentes en nuestra disciplina (léase el psicoanálisis o el
conductismo) podrían ser, de acuerdo con esto, susceptibles de rastrear
respecto de sus bases epistemológicas.
¿Qué se quiere decir con ello?, ¿en qué consiste un análisis
epistemológico?, ¿por qué y para qué escudriñar o escrutar las bases o los
fundamentos epistemológicos de una disciplina, de una corriente de
pensamiento o de un modelo de intervención psicológica? Es que ¿cada
ciencia, cada enfoque o teoría tienen que tener «fundamentos
epistemológicos»?
El propósito central de este trabajo es dar respuesta a tales preguntas. La
utilidad de la realización de un esfuerzo de esclarecimiento conceptual
reside en el resultado: facilitar un acceso intelectivo a la epistemología y
posibilitarle a quien discierna el valor de ésta las condiciones para realizar
un análisis epistemológico.
Empezaré introduciendo una definición con el fin de someterla a
consideración.
La epistemología: Objeto y objetivos
«La epistemología, o filosofía de la ciencia, es la rama de la filosofía que
estudia la investigación científica y su producto, el conocimiento científico».
Esa definición pone de manifiesto tres condiciones respecto de nuestro
tema:
1. La epistemología pertenece al campo de la filosofía;
2. El objeto de estudio de la epistemología es la investigación científica; y
3. La investigación científica produce conocimiento.
Si la epistemología es rama de la filosofía y, como tal, es filosofía de la
ciencia, ¿es ella misma ciencia? La pregunta no es inútil: ¿qué autoridad
tendrá un epistemólogo para analizar críticamente la ciencia si él mismo no
es científico? Esta última pregunta, nada inusual, supone una distinción
entre filosofía y ciencia.
Dicho brevemente, existen problemas efectivos; no se trata de meras
ocurrencias de quienes se dedican a la ciencia o a la filosofía. Quienes
trabajan en ellas no se «hacen problemas»: éstos sobrevienen en el curso
de la investigación o del estudio. Justamente, cuando se está al margen de
la formación académica, parece darse la primera impresión de que filósofos
o científicos crean sus problemas. La experiencia enseña lo contrario.
Para avanzar en nuestra introducción a la epistemología despejemos la
distinción filosofía-ciencia: ambas son conocimiento. Ciencia viene del latín
scire, conocer. Pueda que la identificación «ciencia = investigación
experimental» influyera en la separación, pero ésta no se sostiene en la
actualidad.
Habida cuenta de la identificación filosofía y ciencia = conocimiento,
partamos de la clasificación de las ciencias. Éstas se dividen de acuerdo
con la clase de objetos que estudian y con los métodos que la índole de
ellos impone para su estudio. En tal sentido, habría dos grupos de ciencias:
1. Ciencias formales; y
2. Ciencias fácticas.
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Las ciencias formales son dos:
1.1 Lógica; y
1.2 Matemática.
Son «formales» pues los objetos que estudian son formas abstractas o
abstraídas. Números, logaritmos, ecuaciones, funciones, cuerpos
geométricos, enunciados (p → q, etc.) constituyen los «objetos» con los
que se trabaja en las ciencias formales. La verdad de los enunciados y la
validez de las teorías en ciencias formales se determinan sin tener que
recurrir en absoluto a la observación. Basta para ello el recurso a los
procedimientos de deducción basados sobre las reglas lógicas.
La ciencia fáctica es una familia compuesta por cuatro conjuntos de
ciencias:
2.1 Las ciencias físico-químicas;
2.2 Las ciencias naturales;
2.3 Las ciencias sociales; y
2.4 Las ciencias humanas o humanidades.
Éstas son ciencias fácticas porque estudian hechos, en proceso u
ocurridos. También se llaman ciencias empíricas pues la prueba de la
verdad de sus proposiciones y de la validez de sus teorías debe recurrir y
depender del control de las observaciones respecto de tales hechos.
¿Es la psicología una ciencia natural o una ciencia social? Algunos han
señalado a la psicología como una «ciencia puente». Es decir, como una
ciencia cuyo objeto de estudio se reparte entre las ciencias naturales o
biológicas y las ciencias sociales. Basta mirar los currículos de la
especialidad para ver cómo se enseña materias relacionadas con biología,
fisiología y neurociencia. Otro criterio para sostener que la psicología es
intermediaria entre ciencias biológicas y ciencias sociales es la concepción
del hombre como unidad biopsicosocial. ¿Por todo ello la psicología es una
«ciencia puente»?
Aquí sostenemos que la psicología es una de las ciencias sociales. Estas
últimas son integradas por la sociología, la psicología, la antropología, la
historia, la lingüística, la arqueología y la etnología, por mencionar las más
conocidas. El hombre sería la cota más alta de un proceso de evolución
por selección natural, construcción filogenética, pero esta última ha
respondido a la interacción con el entorno, proceso que involucró
principalmente el dominio de este entorno. Por tanto, es una construcción
ontogenética, léase histórico-social.
Por su parte, las ciencias humanas o humanidades son el conjunto de
disciplinas que estudian las realizaciones humanas per se, es decir, el
producto de dichas creaciones en el ámbito del arte o en el de la
realización científica o tecnológica. Ciencias humanas son: la teoría literaria
(o literatura, como se la llama en la Universidad) y la filosofía. El método
común a las humanidades es la hermenéutica, vale decir, la interpretación.
Podemos concluir, por consiguiente, que la epistemología (en razón de su
objeto: «la investigación científica y su producto, el conocimiento
científico»), en cuanto área de la filosofía, pertenece al campo de las
ciencias humanas o humanidades. Veamos ahora lo concerniente a los
fines u objetivos de la epistemología. Dichos objetivos están en relación
con las funciones del filosofar: clarificar, fundamentar y criticar.
Entonces, las funciones de la epistemología serían éstas tres:
1. Clarificar los conceptos científicos (en nuestro caso, los conceptos de la
psicología).
2. Fundamentar las teorías y métodos de investigación; y
3. Criticar lo realizado en la función inmediata anterior.
La crítica epistemológica es entendible en dos sentidos. El primero es la
crítica en el sentido kantiano del término, esto es, en el sentido de la
búsqueda o determinación de los límites o alcances del conocimiento. El
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segundo sentido es el sentido popperiano de la crítica, según el cual la
misión del filósofo y del científico es buscar las objeciones posibles de
formular a una teoría o a un conocimiento pretendidamente alcanzado.
La crítica en el sentido popperiano pondría de manifiesto el carácter
hipotético (o conjetural, como dice el propio Popper) del conocimiento
científico. De manera que no deben tenerse como definitivos ni el resultado
de una investigación ni conocimiento alguno. Pero la crítica, además, no
debe paralizar el conocimiento, sino debe conducir hacia nuevos
problemas a fin de que se reanude el ciclo o proceso de la investigación.
El análisis epistemológico consiste en la determinación de los criterios de
cientificidad de una hipótesis o de una teoría, léase, de un sistema de
hipótesis. A través del análisis epistemológico se hacen explícitos los
fundamentos ontológicos, lógicos y metodológicos que justifican se estime
como científico un conocimiento. La reunión de la ontología, la lógica, la
metodología y la historia de la ciencia define la problemática de la
epistemología.
Para esclarecer esto revisemos las ramas del árbol de la filosofía que
contribuyen al análisis epistemológico.
Áreas de la filosofía que sirven al análisis epistemológico
La filosofía se compone de la ontología, la metafísica, la gnoseología, la
epistemología, la lógica, la axiología, la ética, la estética, la antropología
filosófica, la teología y la historia de la filosofía. De éstas, áreas-problema
que sirven al análisis epistemológico son ontología, gnoseología, lógica e
historia, propiamente historia de la ciencia.
Ontología, del griego τό σν (to ontos, en latín ente), es la teoría filosófica de
lo existente. Ente, justamente, es participio activo del verbo existir (cabría
decir, entonces, que designa lo que participa de la existencia). Una forma
alterna de definir la ontología es presentándola como teoría de los objetos.
Como una de las funciones de la filosofía es clarificar o esclarecer
conceptos, hagámoslo con este último. «Objeto» procede de dos voces
latinas, ob, delante de, y iectum, lanzado. De manera que,
etimológicamente, objeto es aquello que aparece o surge ante la
observación.
Los objetos son reales o ideales. El objeto real satisface cuatro
condiciones: a. ocupa un lugar en el especio; b. es directa o indirectamente
observable; c. es tangible y, por tanto, mensurable; y d. establece
relaciones de determinación causa-efecto con otros objetos reales. El
objeto ideal es objeto conceptual. Conceptos, proposiciones, contextos
teóricos y teorías son casos de objetos ideales. Se les denomina ideales
por su índole de construcciones de la inteligencia humana. Los objetos
reales constituyen, en conjunto, el campo de estudio de las ciencias
fácticas. A su turno, los objetos ideales son tema de las ciencias formales.
La gnoseología, por su parte, es la teoría filosófica general del
conocimiento. Es «general» por cuanto su objeto es el conocimiento, a
diferencia de la epistemología, cuyo objeto es también el conocimiento,
pero el conocimiento científico. Gnoseológico es el estudio del
conocimiento que empieza definiendo qué es éste, analizando sus
condiciones de posibilidad y formulando tesis a este último respecto. En
pocas palabras, el problema central de la gnoseología es el origen y
fundamento del conocimiento.
El conocimiento es una relación sujeto cognoscente-objeto cognoscible, tal
que el sujeto capta las propiedades del objeto. Ello se expresa lingüística u
operativamente. La expresión lingüística del conocimiento es el saber
acerca de. Aquí, conocer es estar en capacidad de formular proposiciones
verdaderas respecto de un tema. Por su parte, la expresión operativa del
conocimiento está en el saber-hacer, en la acción, el manejo o
manipulación certera de instrumentos, estrategias o procedimientos. En fin,
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el criterio lógico-lingüístico del conocimiento es la verdad. Por su parte, el
criterio activo del conocimiento es la eficacia en la obtención de resultados.
Las tesis gnoseológicas principales son: empirismo objetivista y
racionalismo. Para el empirismo objetivista, el conocimiento es posible por
la observación y se basa sobre la existencia de un mundo material externo
al observador o sujeto cognoscente. La fórmula empirista comúnmente
citada es: Nihil est in intellectu quod non prius fuerit in sensu («Nada hay
en el entendimiento que primero no haya pasado por los sentidos»).
Para el racionalismo, el conocimiento es posible por la existencia de la
razón, es decir, por la facultad de conocer. El racionalismo invierte el canon
empirista objetivista oponiéndole un argumento que emplea un concepto
que está allí mismo: Nisi intellectus ipse («salvo el entendimiento mismo»).
Así, la fórmula final del racionalismo es: «Nada hay en el entendimiento
que primero no haya pasado por los sentidos, salvo el entendimiento
mismo». El entendimiento queda, pues, privilegiado por el racionalismo
para fundamentar el conocimiento.
En tanto área o ámbito de análisis filosófico donde se discute los
fundamentos del conocimiento, la gnoseología se escinde, por así decir, en
una rama normativa. Ésta es la metodología. La metodología es, dicho
brevemente, teoría del método. No describe ni fundamenta el
conocimiento, sino justifica los criterios de elección de procedimientos de
investigación. Examinar y discutir las bondades o insuficiencias de un
procedimiento de investigación es una discusión metodológica.
La lógica, como rama de la filosofía, no como ciencia formal, tiene como
tema principal la teoría de la estructura del argumento deductivo. Esto
significa que en lógica se examina críticamente los problemas de la verdad
de las proposiciones y de la validez de las teorías: por qué es verdadero un
enunciado, por qué una conclusión se desprende de una premisa o de un
conjunto de premisas. Éstos son problemas teóricos de la lógica. Además,
también es problema de ésta la estructura de los conceptos científicos,
tales como la sintaxis, la semántica y la pragmática. Problema aparte es la
dinámica de las teorías. Esto es la historia del desarrollo o del aumento del
conocimiento científico.
Introducción al análisis epistemológico de la psicología
Valiéndonos de los conceptos y definiciones expuestas puede revisarse en
qué consiste y cómo procede un análisis epistemológico (de la psicología,
en especial). Primero, el objeto de estudio de la psicología no es un
problema estrictamente epistemológico, sino, más bien, es una cuestión
ontológica. Decir que la psicología es el estudio de la mente, de la
cognición o la conducta, exige la enumeración de las características de
estas tres cosas designadas con tales conceptos, lo cual es una
descripción ontológica.
Dado que la psicología es una ciencia fáctica, una ciencia social para más
señas, ya sea la mente, la cognición o la conducta deben ser hechos,
actividades desarrolladas por un objeto real, léase concreto o material. La
mente, por ejemplo, o la cognición, para señalar una actividad desarrollada
por ella, constituirían procesos cerebrales. Éstos se manifestarían en el
comportamiento, que sería la expresión terminal de la actividad cerebral en
su interacción con el entorno.
Aquí ya entran en juego aspectos propiamente epistémicos. Dado que el
objeto de la psicología es la conducta como interacción sujeto-contexto
social y expresión final de procesos neurocognitivos, la cuestión que se
desprende es cómo estudiarla. La lógica de la investigación, como diría
Popper, avala los procedimientos de investigación empíricos, id est, los que
recurren a observaciones y mediciones controladas. En esto, el análisis
epistemológico discierne entre el valor de la investigación cuantitativa y el
de la investigación cualitativa en la producción de conocimientos en
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psicología. Se arguye que la investigación cualitativa es relevante en tanto
el comportamiento y los procesos de interacción no son cosas u objetos
estáticos y mensurables, sino procesos dinámicos intencionalmente
dirigidos, algo inexistente e inobservable a nivel de las estructuras
neurobiológicas.
En relación con la lógica de la investigación psicológica, propiamente, con
la estructura de las teorías, el análisis epistemológico respectivo permite
encontrar cómo, exceptuando las teorías de la motivación de Kurt Lewin y
del aprendizaje de Clark Hull, en psicología no se han construido sistemas
hipotético-deductivos. Tenemos, más bien, un cuerpo de conceptos,
definiciones, teorías y leyes expuesto por los tratados generales de la
especialidad. Finalmente, el problema de la verdad y de la validez de las
teorías psicológicas es, además de problema lógico, problema histórico y
social. Como dijera Diderot: «La verdad cambia con el tiempo».
El objeto o problema de las teorías de la verdad es cómo obtener la
confirmación de los enunciados o proposiciones científicas. Esto se
relaciona con el desarrollo de las teorías, con el incremento del
conocimiento científico. La pregunta clave a este respecto es: ¿ha habido
revoluciones científicas en psicología? Si una revolución científica es, tal
como la define Kuhn, el reemplazo de una teoría que ha devenido en falsa
por haberse mostrado su incompatibilidad con observaciones recientes a
favor de otra más fecunda y comprehensiva, la pregunta es si ha ocurrido
esto en psicología. La respuesta sería no.
En efecto, en psicología no habría habido cambio alguno de paradigma,
sino, más bien, existe confluencia de paradigmas. Definiré como paradigma
epistemológico un sistema social presente en una subdivisión de la
comunidad académica y profesional de la especialidad que comparte tres
concepciones:
1. Una concepción de la naturaleza de las cosas o problemas que estudia
el psicólogo. Esto es, es una comunidad que comparte un modelo teórico;
2. Una metodología en tanto concepción de los métodos o procedimientos
relevantes para la investigación de los problemas representados en (1); y
3. Un conjunto de aplicaciones técnicas deducibles de (2) y consideradas
óptimas para la toma de decisiones respecto de las estrategias a emplear
para los problemas prácticos propios del ámbito de problemas estudiados.
Convergen así en la psicología peruana conductismo, psicoanálisis,
cognitivismo y constructivismo vygotskyano. Entre ellos, antes que
desplazamientos, habría habido hegemonías. Actualmente, la hegemonía
estaría compartida por el cognitivismo y el constructivismo. En la discusión
de estos aspectos lógicos e históricos reside el núcleo, para terminar y
para llamarlo de algún modo, del análisis epistemológico.
Referencias
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Cruz, Manuel (2002). Filosofía contemporánea. Madrid: Taurus.
Kuhn, Th. (1957/1978). La revolución copernicana. Vol. I. Madrid: Orbis.
Mejía Navarrete, Julio (2000). Problemas metodológicos de las ciencias sociales en el
Perú. Lima: Fondo Editorial de la Facultad de Ciencias Sociales-UNMSM.
Myers, D. (2000). Psicología social. Santa Fe de Bogotá: McGraw-Hill Interamericana.
Rapaport, D. (1960/1967/1971). La estructura de la teoría psicoanalítica. Buenos Aires:
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Ribes Iñesta, E. y otros (1980). Enseñanza, ejercicio e investigación de la psicología.
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