Cómo escribir un artículo

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Cómo escribir un artículo
Éste es un punto en el que todos los autores son unánimes. El comienzo del
artículo es una de las partes más difíciles y exigentes de la actividad
periodística, cuya calidad solo es medida por el interés que despierte entre el
público. Por eso, esta función motivadora debe servir de “garra” para que el
periodista desate todo su arsenal creativo, porque su juez inexorable será el
lector distante y frío.
El párrafo o párrafos iniciales, establecen el “tono” de trabajo que puede ser
exaltado, sereno, académico, jocoso, irónico, etc. En el comienzo se sienta el
estilo del periodista, es decir, su forma peculiar y su talento personal en el
manejo del lenguaje. Como ya se dijo, a menudo se ofrece la información
básica que sirve de fundamento al artículo.
Para ilustrar estas ideas podemos tomar como ejemplo, los párrafos iniciales y
finales del comentario económico: “Los Frankensteins del azúcar” de José
Bodes, artículo aparecido en la revista “Prima Latinoamericano”:
Inicio: “Frankenstein podría ser un retardado discípulo si tuviera que medir
sus invenciones diabólica con los autores de la política azucarera de Estados
Unidos y el Mercado Común Europeo”. (...)
Final: (...) “El productor latinoamericano, o de otros países extranjeros no
puede competir en el mercado estadounidense, porque con ese fin se maneja
desde Washington los hilos enmarañados del impuesto variable. Esto último,
sumado a los cada vez más altos impuestos de importación, se ajusta a los
intereses de los productores domésticos y se mueve de acuerdo con los
vaivenes del mercado mundial, para impedir que el azúcar importado entre a
menor precio.
Los Frankensteins del azúcar son dañinos hasta para los consumidores
norteamericanos.”
Se puede observar en este ejemplo cómo el autor utiliza el párrafo inicial
para motivar un tema económico, que de otra manera pudiera resultar denso
y excesivamente técnico. Se nota también, como se establece el tono del
autor: es un artículo reflexivo y crítico; el artículo utiliza un lenguaje
sencillo, directo, preciso y sobrio, lo que garantiza la comprensión del
artículo de cualquier persona que lo lea. La utilización de una figura de la
literatura (Frankenstein) sirve de hilo conductor para el propósito que desea
transmitir el autor. El primer párrafo de sólo tres líneas se revela la maestría
periodística del autor; en tan pocas palabras “agarró” al lector para que
continuara leyendo el artículo.
Así mismo, un buen redactor se esmerará siempre por un comienzo sencillo,
claro, original que le deje al lector la impresión de que él también hubiera
podido escribir esas frases, y que ellas han sido redactadas con soltura y
facilidad, con la misma naturalidad como se respira.
EL COMIENZO DEL ARTÍCULO
Existe una fobia generalizada entre periodistas, columnistas y articulistas: el
terror ante la cuartilla u hoja en blanco; esto nos pasa a todos a la hora de
comenzar a escribir, muchas veces para personas que nos van a leer que es
como una exposición pública de nuestros conceptos, ideas, pensamientos,
posiciones. Como norma general debe evitarse en el inicio de un artículo las
frases rebuscadas, los lugares comunes o frases de cajón, el amontonamiento
de datos innecesarios.
También deben evitarse, las oraciones excesivamente largas (más de 30
palabras). Es mejor seleccionar los elementos más importantes de los que
disponemos y arrancar con un párrafo contundente y corto, como el del
ejemplo de Frankenstein. Posteriormente, se pueden introducir los demás
elementos, datos y juicios en los demás párrafos de desarrollo. Resumiendo
estas ideas, se puede afirmar que el inicio del artículo requiere una cuidadosa
elaboración y una gran dosis de imaginación, habilidad y dominio del oficio.
Se deja en libertad la creatividad el periodista para redactar el artículo, por
eso, podemos encontrar articulistas que comienzan directamente yendo al
grano, mientras otros, recurren a algún recurso estilístico imaginativo como
puede ser una anécdota, una cita, una reflexión de carácter general u otra
variante similar. Pero se debe tener especial cuidado de no dilatar la entrada
al tema que el autor desea comunicar.
VARIANTES PARA UN BUEN COMIENZO
Mencionaremos algunas variantes que pueden utilizarse para resolver el
comienzo de un artículo. Para esta parte del taller nos apropiaremos de los
conceptos de R. Fell y M. Vivaldi en: “Apuntes de periodismo”, quienes nos
aportan las siguientes recomendaciones:
Parta siempre de un hecho concreto, no empiece filosofando o por
consideraciones generales.
Una información concisa, es quizás el recurso más frecuentemente utilizado.
Pero esta afirmación debe poseer vigor y originalidad. Es intolerable una frase
débil, confusa o desmañada para comenzar un artículo. Por ejemplo, veamos
un buen comienzo en de un artículo: “Hoy todo es huelga, huelga formidable.
Estados enteros hay en huelgas, regiones enteras de trabajo...” José Martí.
“Las huelgas en Nueva York. En: La Nación.
Una proposición enigmática o paradójica suscita curiosidad o invita a
continuar leyendo. Por ejemplo: “A la agencia Xinhua la están reeducando.
Nadie imagine que se trata de una ´reeducación´ al estilo de la Revolución
Cultural China de la década del 60, cuando a estudiantes e intelectuales
reacios al maoísmo los enviaban a trabajos forzados en remotas comunas para
que ´aprendieran´ del contacto con los campesinos (...).”
La anécdota bien manejada puede ofrecer al lector un buen comienzo para
el artículo. La anécdota por su propia fuerza pulsa resortes sicológicos que
refuerzan el interés y la atención del lector. Es particularmente eficaz su
empleo cuando vamos a tratar temas de carácter histórico, crónicas y
comentarios, pero puede utilizarse virtualmente en todas las modalidades del
artículo. Un requisito de este tipo de inicio es que la anécdota en cuestión no
se extienda demasiado, pues si no se convertiría ella misma en el tema del
artículo. El autor deberá tener especial cuidado en no utilizar la primera
persona en la redacción porque sería como si fuera éste el protagonista del
artículo. Ejemplo: “La señorita Cinthia Freeman es una bella rubia, de ojos
azules que vivía en un apartamento de área de la ciudad de Johannesburgo
reservada para blancos. Pero algunos vecinos comenzaron a comentar que ´la
forma de la nariz y de sus pómulos´ no era la de una blanca. Otros dijeron
que tampocos su ´manera de hablar´ se parecía a la de los blancos. Entonces
Cinthia Freeman fue a parar ante la corte regional de justicia de la ciudad, la
cual, después de un largo proceso y varios exámenes, dictaminó que ella no
podía probar que ´obviamente se tratataba de una blanca´. Entonces la joven
tuvo que irse para otro lado”.
Una nota irónica o humorística: El sarcasmo, la burla, el chiste encuentran
siempre un eco fácil e inmediato en el lector. Son además, armas
tradicionales del periodismo, sobre todo del periodismo político. Por eso, una
fórmula de esta índole, apropiada y medida, puede darnos une efectivo
arranque del artículo. Ejemplo: “Los apacibles vecinos de Arkansas,
anglosajones de cepa sureña, son profundos amantes de la les y el orden. Para
beneficio de valores tan fundamentales e indiscutibles cono la propiedad, la
familia , el “pie” de manzana, los servicios dominicales en la iglesia y la
rigurosa separación entre las razas, los apacibles vecinos de Arkansas han
tenido que desempolvar el garrote de vez en vez. ¡Ah, qué gloriosa
tranquilidad...!”.
Una información: Es frecuente que los comentarios, editoriales y otros
artículos se inicien con la exposición serena, noticiosa del hecho o problema
que motiva el trabajo. Esta información puede aparecer en forma escueta,
objetiva, o puede estar matizada por algún calificativo o comentario. Esto se
halla en dependencia de la índole del asunto y del enfoque que hacemos de
él. También se ofrece, a veces, una síntesis estadística de la situación que se
vas a analizar. En otras ocasiones, se reproduce textualmente la versión con
la cual habrá de polemizarse, o será objeto de análisis. Sin embargo, se debe
tener cuidado en bombardear con tantas cifras o datos al lector, porque
puede correr el riesgo de saturarlo. Ejemplo: “Las cifras son indudablemente
impresionantes: 146 por minuto, 8.790 por hora, 210.959 cada día, más de 77
millones cada nuevo año. Ese es el ritmo a que crece hoy el número de
hombres sobre la tierra. (...)”.
Una cita, sentencia o frase famosa. Es también un buen recurso que se
utiliza para comenzar un artículo. Lo que se exige en este tipo de comienzo
es la brevedad. Las citas muy largas predisponen al lector a no seguir
adelante y deben ser evitadas en cualquier momento del artículo, mucho más
aún en la arrancada. Por ejemplo: “-Tempestad y abrigo-: así calificó Lenin,
en uno de sus poemas, a nuestro Nicolás Guillén, y esas dos palabras parecen
condensar con singular acierto lo más esencial de esta personalidad
prácticamente inacabable. (...)”.
OTRO MOMENTO CLAVE, EL FINAL
Es corriente oír decir de alguna persona parlanchina que “cuando empieza a
hablar no sabe cómo acabar”. Al articulista no le puede ocurrir esto. Debe
saber cuándo tiene que finalizar y cómo habrá de hacerlo. Debe poseer ese
sentido especial para captar el instante en la redacción del artículo, en que
aunque se podría agregar muchas cosas más, resulta oportuno concluir. Es
probable que, si se empeña en decirlo todo, el trabajo decaiga y se estire
aburridamente, hasta morir por agotamiento, en un final sin penas ni gloria.
Hay que evitar esto. Hay que saber parar a tiempo.
En periodismo se debe saber contener, quien maneje esta cualidad puede ser
un fuerte aspirante a la modalidad de maestro del oficio periodístico.
Contener es manejar la concisión del lenguaje, poner un adjetivo donde
quisiéramos encajar tres, resumir en una leve pincelada lo que podría darnos
material para hacer varios párrafos, sugerir con una palabra o una frase corta
la idea en que no podamos entrarnos, por no hacer disquisiciones al margen
del asunto central. Apretar en dos o tres cuartillas un volumen de
informaciones, reflexione y conceptos, que podría bastarnos para escribir
diez. La calidad de la labor del periodista es hija habitual de este estilo
contenido, ceñido, estricto.
La técnica del final del artículo guarda un estrecho vínculo con las anteriores
nociones. Ese final debe tener brillo, sin ser estridente. Debemos aspirar a
que perdura en la mente del lector, a que se grabe en él, y que le induzca a
meditar en lo leído y a obrar en consecuencia. Ha de tener la virtud de
resumir lo más esencial del artículo, pero sin reticencia, sin didactismo y
sin lugares comunes. Esto implica un gran esfuerzo de síntesis, imaginación y
mucha elaboración. El valor de un buen final estará en su engarce lógico con
la temática, la argumentación, el tono y el estilo del artículo en su conjunto.
Será original y, a la vez, se desprenderá como algo natural de toda la
secuencia anterior. No puede haber en él nada postizo, forzado. Si en ningún
lugar de la redacción de un artículo deben figurar las frases complicadas,
pretensiosas y retóricas, mucho menos se podrán admitir en el final. Este
debe ser sencillo, claro y directo.
Un final de artículo no debe pecar de los siguientes defectos:
El didactismo, que se manifiesta cuando el periodista asume, de hecho, el
falso criterio de que el lector no piensa, no razona, y que por lo tanto el
redactor debe extraer todas las conclusiones, y exponerlas en el artículo de
manera textual. Un artículo, sin embargo, no es una clase ni una conferencia.
La ampulosidad oratoria al concluirlo, cuando el periodista adopta un tono
grandilocuente, moralizado o exhortativo, al objeto de levantar el final del
artículo; esto es funesto.
La oscuridad, el abigarramiento y la pérdida del objetivo del artículo que se
ha escrito, que se manifiestan en un final confuso, carente de propósito y
desconcertante.
En el periodismo actual se impone el gusto por el final de una manera
sorpresiva, y a veces algo abrupto. También, otras veces con elementos de
suspenso que más que darnos una lección o abrumarnos con la sabiduría del
periodista, parece invitarnos a seguir leyendo e informándonos sobre el asunto
tratado.
Es un final más modesto, menos pretencioso. El final de artículo de hoy, nos
está diciendo que no todo está dicho, que la vida es mucho más amplia,
cambiante y que ese artículo solo es un fragmento de la realidad. Esta
modalidad, la podríamos llamar Final Abierto, que además de lo dicho
anteriormente, convoca al lector a pensar sobre el asunto porque el tema no
se ha agotado, ni el artículo es una verdad absoluta.
Otra fórmula muy socorrida para finalizar el artículo es el empleo de la
interrogación. Una pregunta hábil es capaz de afirmar, sugerir y estimular la
mente del lector, de orientarlo a hallar por sí mismo las conclusiones que se
derivan del artículo, sin necesidad de que sea el periodista quien las exponga.
El final también admite una nota humorística, irónica; siempre que ésta sea
bien destilada. Otro final de artículo es la utilización de una frase famosa,
una cita o un refrán popular, siempre que este capte el matiz que queremos
transmitir.
Con cualquiera de estas fórmulas que hemos visto se da en muchas ocasiones
la combinación inicio-final. Así pues, al concluir el artículo se debe retornar,
por lo común, a la idea utilizada para comenzar el texto.
EN BUSCA DE UN BUEN TÍTULO
El titular es lo primero que se lee, por eso, es tan importante como el
contenido del artículo. Según el Manual de Redacción de el periódico El
Tiempo, el titular constituye uno de los elementos más importantes de la
información. Deben ser inequívocos, concretos, ajenos a todo sensacionalismo
y de fácil comprensión. Deben invitar a leer el texto, pero al mismo tiempo
contener la información completa en sus puntos esenciales para el caso de
personas que no deseen leer dicho texto. El titular debe responder con
absoluta fidelidad a la idea que se quiere expresar sobre el contenido del
texto al cual sirve de encabezamiento. En el título debe condensarse toda la
imaginación, la capacidad de síntesis y el sentido artístico del periodista.
Todo periodista ha experimentado la zozobra de buscar un buen título, y
estará de acuerdo ñeque no hay nada más difícil que iniciar un trabajo y
después titularlo. De un buen titular depende en grado considerable que un
lector se sienta interesado o no en seguir adelante en la lectura. Si el título
no dice nada, se puede inferir que el contenido también carece de
importancia o tampoco dice nada. La experiencia enseña que es raro hallar
un artículo interesante debajo de un título convencional y aburrido.
La noticia, el reportaje, la entrevista, la crónica precisan de un titular
informativo, cuya función es resumir lo más esencial de la información
contenida en el material que antecede. El núcleo de esta tipo de titular es,
generalmente, el verbo y resulta habitual ponerlo como palabra inicial, por
ejemplo: “Visitará Pastrana a Chávez”. Pero en otras ocasiones se opta por
abolir el verbo del titular que es reemplazado por una coma que infiere al
lector la presencia de la acción del verbo, así: “Colombia, en el Tour de
France”. En este tipo de título el núcleo es el sustantivo complementado por
el adjetivo y otros elementos de la oración, Por ejemplo: “Felices fiestas y
próspero año nuevo”.
En cambio al artículo le corresponde un título más “plástico”, más variado,
más libre en la estructura y orden de sus elementos, que como norma podría
clasificarse en las siguientes categorías: Llamativo, enunciativo, exhortativo.
Actualmente, los titulares de los artículos comprenden escasamente de dos a
seis palabras; sin embargo, esta tendencia no es una camisa de fuerza para el
autor porque, entre otras cosas, son los editores de los periódicos quienes
están avalando o no los títulos de los artículos que reciben de sus periodistas.
A pesar que se recomienda títulos cortos y sustanciosos, no debe llegar al
extremo de parecer críptico o en idioma telegráfico. También, el titular,
aunque es de vital importancia, no debe en ningún momento reemplazar la
entrada o lead del artículo; el primero debe ser una invitación de entrada al
segundo.
El titular del artículo noticioso no debe ser exageradamente largo, puede
oscilar entre la forma más sintética y formas expositivas. Por ejemplo: se
puede encabezar: “¡Eliminada Colombia!” o “Colombia, por fuera del mundial
2002”.
A continuación, y como complemento de todo lo anterior, encontrarás otras
recomendaciones para la redacción de un artículo tomado de la página web
http://ortopedia.rediris.es/tribuna/Art25.html:
La lectura contiene elementos importantes que te darán luces cuando te
corresponda realizar un artículo o informe de investigación para alguna
publicación especializada.
Compilación: Nelson Roldán.
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