Sanción disciplinaria a ex coronel que no hizo nada para prevenir la

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06/02/2005 01:00:00
Confirmada sanción disciplinaria a ex coronel que no hizo nada para
prevenir la masacre de Bojayá
El teniente coronel Orlando Pulido Rojas no dimensionó la gravedad de lo que estaba sucediendo en
el Medio Atrato, tomando una actitud pasiva con la cual la guerrilla pudo posicionarse en esta zona y
un grupo de autodefensa ingresar posteriormente con el fin de disputarse el territorio, reza el fallo
de única instancia de la Procuraduría.
La Procuraduría General de la Nación confirmó la suspensión del cargo por noventa días
proferida en contra el ex comandante del Batallón de Infantería Manosalva Flórez, por los
hechos registrados el dos de mayo de 2002 en el municipio de Bojayá, Choco.
Al teniente coronel Orlando Pulido Rojas, ya retirado del Ejército, se le investigó
disciplinariamente por no contrarrestar las acciones de las Farc que operaban en la zona y del
grupo de las Autodefensas que posteriormente ingresó al Atrato Medio a disputarse el control
de los municipios localizados en el departamento de Chocó.
Su inacción terminó en mayo de 2002 con un enfrentamiento entre las Farc y las AUC que
concluyó con la muerte de más de un centenar de civiles y dejó unos 80 lesionados.
Para el Ministerio Público “lo que resulta reprochable disciplinariamente es que el teniente
coronel Pulido Rojas no acudió ni operativamente ni a través de otras actividades militares a los
municipios de Bojayá y Vigía del Fuerte, para preservar el orden público afectado por la
presencia de grupos ilegales, de los cuales era público su actuar y por ende, proteger la vida y
los derechos fundamentales de los habitantes de estos municipios”.
“Teniendo en cuenta que el teniente coronel Orlando Pulido Rojas, asumió el cargo
decComandante del Batallón Manosalva Flórez el tres de julio de 2001, estima el Despacho
que tuvo el tiempo suficiente para realizar actividades militares en los municipios de Bojayá y
Vigía del Fuerte, que por su omisión de protección a esta población, los grupos armados
ilegales se posicionaron en esta región y el control armado por parte de las Farc, sometiendo a
los habitantes al imperio del terror y de las amenazas contra sus vidas, restringiendo el derecho
a la movilización, hechos que concluyeron con el enfrentamiento entre las Farc y las AUC el
dos de mayo de 2002, ocasionando la muerte de un centenar de personas, lesiones a más de
50 civiles, destrucción de bienes y el desplazamiento forzado.
Para la Procuraduría “el teniente coronel Orlando Pulido Rojas conocía las circunstancias de la
problemática de orden público que se cernía sobre el área general del Medio Atrato bajo su
jurisdicción afectada y más concretamente de los municipios de Vigía del Fuerte y Bojayá, y
particularmente del peligro latente en que estaban sus pobladores y no le era desconocido lo
que le correspondía hacer”.
“Además, no generó acciones para contar con los medios de que dispone la fuerza pública a su
alcance y el poder de organizarlos para llevar una sensación de seguridad a la región. No
obstante, este oficial no quiso el resultado, su comportamiento fue negligente al omitir actuar en
la dirección que el deber le indicaba e incumplir con obligaciones propias del cargo, por lo que
su proceder omisivo está circunscrito a un actuar culposo”.
Para el Ministerio Público, “un servidor público, en este caso el teniente coronel Orlando Pulido
Rojas, al omitir o incumplir un deber jurídico, de algo que debía y podía realizar, indica para el
caso, que el oficial no ejecutó su función de proteger a la población civil de los municipios de
Vigía del Fuerte y Bojayá, de los actos delictivos y de la presencia y posicionamiento de la
guerrilla de las Farc y un grupo de autodefensas que durante el desempeño de su cargo
ocasionó múltiples violaciones de derechos humanos, sembrando pánico y terror entre los
campesinos y provocando los hechos que desencadenaron el dos de mayo de 2002, con la
masacre de más de 100 civiles”.
El teniente coronel Orlando Pulido Rojas no dimensionó la gravedad de lo que estaba
sucediendo en el Medio Atrato, tomando una actitud pasiva con la cual la guerrilla pudo
posicionarse en esta zona y un grupo de autodefensa ingresar posteriormente con el fin de
disputarse el territorio, reza el fallo de única instancia.
En la determinación de la Procuraduría se ordenó absolver de todo cargo por los mismos
hechos al ex comandante de la Primera División del Ejército, mayor general en retiro Leonel
Gómez Estrada y al brigadier general del Ejército Nacional, Mario Montoya Uribe, entonces
comandante de la Cuarta Brigada.
La Procuraduría General de la Nación adelantó investigación disciplinaria para establecer
responsabilidades por la muerte de los civiles que fueron masacrados y quienes se
encontraban refugiados en una iglesia en el municipio de Bojayá, por los enfrentamientos que
venían sosteniendo integrantes de la AUC y las Farc.
LA MASACRE DE BOJAYÁ
La Oficina del Alto Comisionado de las Naciones Unidas para los Derechos Humanos realizó
una Misión de Observación en el Medio Atratoy estableció las siguientes responsabilidades en
la masacre:
1 Infracciones al DIH atribuidas a las Farc-EP
Las Farc-EP tienen responsabilidad en la muerte violenta de más de 100 civiles, las lesiones de
más de 80 personas y la destrucción de bienes civiles, causadas por el lanzamiento de pipetas,
en el marco de un enfrentamiento armado con un grupo de paramilitares. La autoría de estos
hechos por parte de miembros de las Farc-EP fue reconocida públicamente por la guerrilla,
como un “error”.
Debe aclararse que ese “error” constituye una infracción a las normas humanitarias, pues viola
abiertamente las prescripciones internacionales al respecto.
2 Infracciones al DIH atribuidas a las AUC
El grupo paramilitar denominado Autodefensas Unidas de Colombia tiene también
responsabilidad en los hechos ocurridos en Bojayá los días 1 y 2 de mayo, en los cuales,
durante un enfrentamiento con las Farc-EP, murieron 119 civiles, fueron heridos alrededor de
80 y resultaron destruidos varios bienes civiles.
Aún cuando la muerte de esos civiles fue consecuencia directa de las pipetas lanzadas por las
Farc, los paramilitares comprometen su responsabilidad en materia humanitaria al haber
expuesto a la población civil a los peligros de las acciones militares.
3 Responsabilidad del Estado por violaciones de derechos humanos e infracciones al
DIH
a) Obligación de protección:
En cuanto a la prevención, preocupa a la Oficina la falta de respuesta oportuna y eficaz de las
autoridades encargadas de adoptar las medidas para evitar la ocurrencia de los hechos objeto
de este informe. Considerando las alertas formuladas por la Defensoría del Pueblo, la
Procuraduría General de la Nación y esta misma Oficina, debe descartarse la posibilidad de
que las instituciones estatales desconocieran la existencia de los riesgos que afectaban a la
población civil del Atrato Medio.
La prioridad de protección del derecho a la vida que debe guiar la actuación del Estado no fue
implementada de manera oportuna. Más allá de la actuación puntual frente a los hechos
descritos en el presente informe, la obligación de prevención implica la adopción de todas las
medidas que incidan sobre los factores de riesgo para una población. La débil presencia del
Estado en la región no favorece la implementación de mecanismos efectivos de prevención.
El incumplimiento de la obligación de prevenir viola particularmente el artículo 2 del Pacto
Internacional de Derechos Civiles y Políticos y el artículo 1.1 de la Convención Americana
sobre Derechos Humanos. A estas disposiciones cabe agregar los artículos 6 del Pacto y 4 de
la Convención Americana, los cuales protegen el derecho a la vida.
b) Obligación de respeto y protección:
El Estado tiene la obligación de respetar los derechos humanos reconocidos en las normas
nacionales e internacionales, así como de proteger a todas las personas sometidas a su
jurisdicción contra las violaciones a los mismos.
Esa obligación se incumple cuando acciones u omisiones de las autoridades, o de particulares
que proceden con su apoyo, tolerancia o aquiescencia, vulneran o amenazan los derechos
fundamentales de las personas. Debe considerarse como conductas omisivas de las
autoridades todas aquellas que implican un incumplimiento manifiesto de su deber de adoptar
medidas oportunas y eficaces para impedir que los derechos de personas individuales o de
grupos de personas sean afectados por actos de violencia.
En el caso que nos ocupa, es claro que la ausencia o la presencia insuficiente de los agentes
del Estado en la región aumentaron la vulnerabilidad y el riesgo de la población civil del Atrato
Medio, expuesta a la acción de los grupos armados ilegales.
http://www.primerapagina.com.co/MostrarDocumentoPublico.aspx?id=1111505
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