José Ingenieros

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José Ingenieros
JOSÉ INGENIEROS
Nacionalidad argentina
Médico y filósofo, fue profesor de Psicología Experimental en la Universidad de
Buenos Aires, y fundó los Archivos de Psiquiatría y Criminología (1902) y la Revista
Filosófica (1915).
FRASES CELEBRES
http://www.frasedehoy.com/call.php?file=autor_mostrar&autor_id=92&page=2
INGENIEROS, JOSE (1877-1925)
El multifacético José Ingenieros (esbozado en cuatro tiempos).(1)
Por el Lic. Bruno Mangiola
1. Segundo tiempo.
En 1913 en Madrid se editan El Hombre Mediocre, Criminología,
Sociología Argentina y Principios de Psicología. José Ingenieros ha
trabajado duro en el exterior. Le ha dado forma definitiva a los tres
últimos. Y el inicial es la primera vez que se publica. Se trata
básicamente de su curso de 1910 sobre psicología del carácter
dictado en la cátedra de Psicología, en Filosofía y Letras. Es un libro
distinto dentro de la retórica del autor. Marca un antes y un después
en sus formas e intenciones. Había comenzado siendo una psicología
de ciertos caracteres, los de la mediocridad, y al desplegar sus rasgos
se transforma en un apasionado tratado que intentará estigmatizar la
rutina, la hipocresía y el servilismo, como dice el autor en la
Advertencia del texto. Exponiendo las características del hombre
inferior, del mediocre y el superior genera un poderoso tratado de
crítica de la moral. Ingenieros estaba dolido y se había alejado del
país por haber sido objeto de "…un acto que considero de inmoralidad
gubernativa, e irrespetuoso para mi dignidad de universitario…". En
efecto, a pesar de ser designado en primer lugar por el Honorable
Consejo de la Facultad de Medicina para la titularidad de la cátedra
de Medicina Legal, el presidente de la nación, Saenz Peña, designa a
otra persona. La implícita dedicatoria y la consecuente descripción
son claras: el hombre mediocre es Saenz Peña. Y los ejemplos de
hombres superiores son D.F. Sarmiento y F. Ameghino, que ocupan
sendos capítulos de la obra. Prohombres muy estimados por
Ingenieros, porque, además de representar el genio, sintetizan un
linaje al cual Ingenieros quiere pertenecer. Tanto en sus formas
científicas como en el carácter visionario de sus obras. La
construcción de la ciencia y la nacionalidad, dentro de ciertas formas
filosóficas y políticas es la continuidad de la cual se siente heredero.
Y a la cual aportará todas sus energías.
Ingenieros escribiendo sobre Sarmiento anota: toda superioridad es
un destierro, él se sentía de esa forma, pagando el precio del exilio
autoimpuesto por lo que sentía que era la
incomprensión de la mediocridad. Había
abandonado todo y renunciado a la cátedra
de Psicología. Haciendo manifiesto "…me
ausenté del país en 1911, con el propósito de
no regresar a él mientras persista en su
empleo la persona que desempeña el Poder
Ejecutivo de la Nación." Escribe desde
Heidelberg en 1913 a Rodolfo Rivarola para
decirle que su renuncia era irrevocable y que
no aceptaría una licencia prolongada en la
cátedra de Psicología. Asignatura en la que
había reemplazado a Felix Krueger, quien luego de dos años de
estadía en el país, volvió a Alemania no soportando el extremo
positivismo nacional. Si bien había trabajado con Wundt en Leipzig,
sus ideas de organización y estructura psíquica lo ponían en las
antípodas del mecanicismo asociacionista. (2)
Ingenieros inicia una serie de trabajos que "completan una ética
funcional", y llevan a que se lo considere el Conductor de las
Juventudes de América: en 1917 Hacia una Moral Sin Dogmas, y Las
Fuerzas Morales, entre 1918-23. Habiendo combatido tanto las ideas
de la Colonia, a partir de los elementos que le daba la ciencia
positiva, genera preceptos que auguran una nueva moral, que
funcione decididamente independiente de la teología y la metafísica.
Dichos ensayos los prepara al hacerse cargo de la cátedra de Ética en
1917, tras la renuncia de Rivarola.
Habiendo regresado edita por su cuenta y riesgo una colección que se
llamará La Cultura Argentina, en la cual publicará textos de
M.Moreno, Monteagudo, V.F.López, Cané, Ameghino, Agustín Alvarez,
Sarmiento, Echeverría, Alberdi, etc. Y a partir enero de 1915, funda
y dirige La Revista de Filosofía. Publicación bimestral dedicada a la
ciencia y filosofía con artículos de autores nacionales y con una
profusa sección de análisis de revistas y libros.
Reinstalado como docente de la Facultad de Filosofía funda el primer
Seminario de Filosofía. Y en el Congreso Científico de Washington
presentó su ensayo La Universidad del Porvenir. En el cual entre otras
cosas propone que las facultades de filosofía se transformen en
centros destinados a la síntesis de las producciones científicas de
cada facultad en particular. En pos de una filosofía científica que
coordine el conocimiento de los hechos. Porque las facultades deben
representar el saber organizado y sintetizar las ideas de su época.
A esta misma etapa corresponden Proposiciones Relativas al Porvenir
de la Filosofía en 1918, Ciencia y filosofía tiene el mismo objeto y
están igualmente determinadas. La filosofía se distingue porque tiene
por objeto problemas que van mas allá de experiencia científica.
Destinada a ser una metafísica de la experiencia. O sea asumiendo el
necesario carácter hipotético de lo que es inexperiencial, aunque no
teniendo carácter trascendental. Ese residuo inexperiencial de los
hechos resultará cognocible, y en ello radica la especificidad de la
filosofía. También Las Doctrinas de Ameghino en 1918, la crítica y
análisis de ética histórica de Evolución de las Ideas
Argentinas
Argentinas y La Locura en la Argentina. Y entre la ética y la
sociología después de la 1ª guerra mundial Los tiempos Nuevos. Texto
de compromiso ético-político, en el cual evalúa la Gran Guerra yendo
desde los ideales de la sociedad feudal a la moderna, los conflictos
de ideales y las verdades revolucionarias. Analizando los aspectos
educativos, económicos, políticos y éticos de la revolución
maximalista (rusa).
2.Entretiempo
En realidad su apellido era Ingegnieros pero se había quitado la g
para estar a tono con la nacionalidad. Tiempo atrás había quedado el
joven dannunziano de Al Margen de la Ciencia. Y que se considerara a
sí mismo un "espíritu nietscheano en acción". Que fuera suspendido
del Partido Socialista por ir a una manifestación obrera de levita y
galera. En efecto: se había hecho popular por su exótica manera de
vestir: embolsado en una inmensa levita, sombrero de copa, cuello
gigante, chaleco colorado. Solía utilizar un prendedor que decía
"Arbiter Elegantarium". Vestimentas extrañas que dejó de usar
después de 1910.
Fundador de la revista socialista La Montaña, junto con Leopoldo
Lugones en 1899; o el fumista del grupo la Syringa (así la bautizó
Ruben Darío) sociedad satánica de ética y crítica que existía,
preexistía y subsistía. Y que efectuaba tremendas bromas como
extraños ritos de iniciación. En su extravagante periódico El Mercurio
de América, anunciaba por ejemplo la creación de la Facultad de
Ciencias Herméticas, y sus cátedras Ocultismo, Cábala, Magnetismo
trascendental o la necesidad de crear una cátedra de Hiperquimica.
Le gustaba gastar bromas crueles tales como presentar como un caso
clínico en la Revista de Psiquiatría a un escritor uruguayo, que no
gozaba de su simpatía. O salir en defensa de un intelectual para que
no fuera deportado por la Ley de Residencia, cuando el mismo no
tenía inconvenientes. O presentar y homenajear como escritores
consagrados a alienados que sacaba del hospicio. También eludir un
reto a duelo, argumentando que no podía batirse con un enfermo
mental a quien tenía en asistencia.
Tal vez en su libro La Simulación en la Lucha por la Vida, de 1901 se
pinte a sí mismo cuando habla del ‘fisgón’(equivalente del francés
fumiste): "sujetos mentalmente superiores, artistas de la simulación".
Y en Simulación de la Locura, de 1900, ejemplifica con casos de su
experiencia en círculos literarios a propósito de las bromas que
sugestionan, y su terapéutica natural: el ridículo para desugestionar.
Este texto era su tesis de doctorado y la había dedicado al portero de
la Facultad, su padrino: Eduardo Wilde.
La psiquiatría comenzaba a cambiar su práctica, ya Ramos Mejía era
Director de un instituto privado para atender alienados (El Instituto
Frenopático Argentino). Y comenzaba la práctica de la psicoterapia
para atender casos menores en los consultorios. Esta práctica
alcanzaría su esplendor en los años ‘30. Se cuenta que para llegar al
consultorio de Ingenieros, había que atravesar varias salas y en la
última en penumbras estaba él, detrás del escritorio esperando al
paciente. O esperando que el paciente se sintiera impresionado.
A su vuelta de Europa, deseaba ser admitido en el Jockey Club, al
cual no pudo acceder, no tanto por su pasado de inmigrante
socialista y bromista, sino por su indiscreción como psiquiatra. Pues
en una publicación que había efectuado, del ejemplo clínico podía
deducirse la identidad de la paciente, que era familiar de alguno de
la comisión directiva.
El Departamento Nacional de Higiene era presidido por(1893-99) por
J. Ramos Mejía. Quien gustaba de las nuevas tendencias en literatura
y en especial la prosa modernista. El autor de La Locura en la
Historia y Las Multitudes Argentinas, toma en cuenta a Ingenieros,
pues el bibliotecario de dicho departamento era un joven syringero y
que le advierte que uno de ellos es alumno en su cátedra. Con el aval
de Francisco de Veyga Ingenieros se convierte en el primer secretario
de redacción de La Semana Médica en 1899.
3.Primer tiempo.
Y sin diploma aún, en 1899, se convierte en jefe de clínicas de las
cátedras de Neurología y Medicina Legal (en el Servicio Nacional de
Alienados) Cátedras de Ramos Mejía y de Veyga respectivamente. Así
surge el alienista.
La obra de Charcot, Lombroso, y la Semiología de Morselli deciden su
vocación de psiquiatra. Su tesis de doctorado le ha valido el respeto
de la comunidad científica. Y en esta línea de pensamiento en 1905
publica Los Accidentes Histéricos y la Sugestiones Terapéuticas, que
en 1919 corregida y aggiornada se llamará Histeria y Sugestión. Luego
de un análisis y crítica bibliográfica que incluía hasta Charcot, y
luego a Bernheim, Janet, Freud, Grasset, Babinsky y Sollier. Toma las
tesis de éste último en cuanto a la hipótesis basada en inhibiciones
transitorias de los centros cerebrales. Fusionando éstas hipótesis
fisiológicas con las psicológicas de Janet.
La llegada a Buenos Aires del criminólogo y anarquista italiano Pietro
Gori lo entusiasma por la criminología. A partir de la creación de los
Archivos de Psiquiatría y Criminología discute las tesis de
degeneración de Lombroso y las clasificaciones de Ferri. En
Criminología, de 1907 reunirá sus concepciones. Explicando que el
estudio específico de los delincuentes no puede ser sino el de un
funcionamiento psíquico y propone clasificaciones psicopatológicas
pues el temperamento criminal es un síndrome psicológico.
Supone que también está la degeneración, que puede ser adquirida
como consecuencia del sistema social. Sea social o congénita la
degeneración es siempre una, en última instancia biológica. Sobre lo
básico se inscribirá lo social y determinará el grado de
desadaptación.
Y en esta época con tanta preocupación por las fuerzas productivas
sociales, se inscribe con la idea de progreso en una suerte de
utilitarismo, el cual podría sintetizarse en la dicotomía productor-
parásito. Todo alienado, loco o delincuente será una fuerza negativa
para la sociedad. Hay que constituir entonces una medicina social
preventiva que consistirá en organizar la defensa social contra los
individuos inadaptados a la vida en general. Por tanto sostiene una
etiología criminal, clínica criminológica y terapéutica del delito. Esto
es correlativamente precisar en el mórbido el determinismo de su
acto social, su grado de temibilidad y la defensa social, segregando
en establecimientos apropiados a los diversos casos. Oponiéndose a
toda posible interpretación en términos de libre albedrío,
responsabilidad y castigo.
José Ingenieros y H. Piñero habían ido como delegados al 2º Congreso
Latinoamericano en Uruguay en 1901. Ambos, con otros
acompañantes, van al V Congreso de Psicología en Roma, en 1905.
Del cual volverá triunfante Ingenieros, habiendo presidido la sección
correspondiente a su trabajo, junto con Lombroso, Ferri y Sommer
por la excelencia de su producción. En esa estadía da conferencias y
sus trabajos de publican en París, Lyon, Bucarest, Roma, España, etc.
Comenzando a tener una proyección internacional infrecuente en un
científico argentino. Allí, en 1907 publica, en francés, El Lenguaje
Musical, premiado por la Academia de Medicina de París. Allí asegura,
por suposición y deducción que: "las imágenes auditivas, visuales,
fónicas y gráficas especializadas para el lenguaje musical, están
localizadas en sub-centros anatómicos incluidos en los centros de
Wernicke, de Kussmaul, de Broca y de Exner, respectivamente". Y
supone las localizaciones para cada ejecución: violín, piano, etc.
A pesar que su prosa es por momentos modernista (como sus amigos
literatos R.Darío, L.Lugones, etc.) lo cual implica una estética que
repudia cualquier teoría mecánica de la vida, su desprecio por
Bergson, por ‘anticientífico’ y por las ‘exageraciones experimentales
de los wundistas’ lo llevan a construir su Psicogenia. A partir de
Haeckel, Le Dantec y la hipótesis energeticista de Ostwald. Así la
llamará en una primera edición de 1910, en los Archivos, (donde ya
en 1902 había editado la Psicopatología en el Arte). Luego sin
cambios sustanciales, la publicará en 1911 como Principios de
Psicología Biológica. De la cual dirá que es una ciencia que estudia
las funciones psíquicas de los seres vivientes, o sea una historia
natural de las funciones psíquicas. Será genética y se apoyará en la
observación. Articula tres hipótesis fundamentales, primera: la
formación de la materia viva, donde se opone al vitalismo y la
generación espontánea, segundo: la formación natural de la
personalidad conciente, oponiéndose a la formación de la conciencia
epifenoménica o creadora, y tercera la formación natural del pensar,
para descartar el racionalismo intelectualista. Los modos reales del
pensar son creencias que se armarán lógicamente de acuerdo en su
éxito en la lucha por la supervivencia. Estos modos tienen una
función biofiláctica, o sea de protección de la vida. Aunque escapa a
los marcos de toda psicología intelectualista, la reduce a lo biológico.
Ya había sido el teórico de una medicina social preventiva,
organizando la defensa social contra los individuos inadaptados.
Alienado, loco o delincuente deberá ser segregado. La
improductividad no debe tener lugar. De tal manera la ciencia es
pensada en función de su pragmatismo social.
4.Otro tiempo.
Ingenieros psiquiatra, criminalista, psicólogo, bromista, historiador,
ensayista, poeta, crítico, maestro. Excelente lector, e infatigable
autor, ha dejado páginas para todos los gustos posibles.
Notablemente informado de la ciencia de la época, trató de
sintetizarla en su producción. La influencia que ejerció en el plano
científico fue más por las instituciones y publicaciones creadas por
él, que por su contenido teórico. Más, su actitud infatigable, que sus
conceptos. Dado que éstos, que en realidad era más una exploración
bibliográfica que un trabajo de campo, presentaban un sistema muy
cerrado. Sus suposiciones se conforman en doctrina que explica todo,
guardando una formidable coherencia. Aún cuando presenta
perspicaces inferencias (algunas corroboradas luego), la necesidad de
explicarlo todo de acuerdo al modelo biológico (biologicista), dejó la
ciencia con escasas respuestas, y sin discípulos de valía.
Curiosamente muchos que se consideraron sus alumnos y seguidores
no retomaron nunca sus enseñanzas.
Nótese que siendo el más importante introductor de psicología en el
país, no se abocó a lo experimental, sino a generar un sistema, que
como tal no tuvo desarrollos, aunque sí acuerdos parciales. No
construyó una teoría psiquiátrica, pero sus textos al igual que los
psicológicos fueron felicitados por figuras de la talla de Ribot, Janet,
Le Dantec, etc. En el terreno de la Criminología es donde más
continuadores tuvo. Al punto de ser ésta considerada un invento
argentino, e incluso más precisamente de Ingenieros.
Sin embargo, su tarea ha dejado páginas brillantes, plenas de
intuiciones valiosas, sobre todo cuando sus propósitos están alejados
de lo científico. Crónicas de Viaje y Al Margen de la Ciencia, son
buena prueba de ello. Tal vez su influencia más importante se
exprese a través de sus encendidos textos moralizantes. Y el trabajo
de su última etapa (La Evolución de las Ideas Argentinas, La locura en
Argentina, La Doctrina de Ameghino, etc.) aún cuando esté al
servicio de generar una continuidad histórica, y bajo el supuesto de
que filosofía y política son equivalentes, es admirable. Siendo un
magnífico muestrario del estilo y la evolución de la ética nacional.
Ingenieros fue el motor de grandiosas tentativas culturales, las que
llevó a cabo con su extraordinaria capacidad de trabajo y un éxito
considerable. En este empeño quedó atrapado por los preceptos de
una época. En efecto, habiendo adherido al positivismo, se aferró a
él, porque los fantasmas de la sociedad colonial lo perturbaban. Y no
concebía otra manera de escapar a lo místico que no fuera su
incondicional adhesión a los hechos. Toda la originalidad de su
enfoque en la forma de incluir la ética y la filosofía, no alcanzó para
despegarse de una visión científica (cientificista) que resultó
insuficiente a todas luces.
Así, a los 48 años Ingenieros muere, en 1925, después de haber sido
consecuente con el proyecto de sus mayores, llevándolo al más alto
grado de formalización que se pudiera dentro de su encuadre. De la
manera que él lo estableció no resistiría las críticas. Se comprende:
se había sacrificado la ciencia en función de su pragmatismo social.
Este fue el último gran intento del positivismo cientificista. Y su
extinción en la Argentina fue coincidente con el quiebre del clásico
orden constitucional que su primera generación (Alberdi et álteres)
había gestado.
Y como lo dijera uno de nuestros filósofos, Coriolano Alberini: "la
hipertrofia del culto de la ciencia fundada exclusivamente sobre las
ventajas técnicas o morales, acaba por deprimir la ciencia posible en
homenaje a la ciencia que existe. Se mata el árbol en nombre del
fruto".
Bibliografía.Además de los textos de Ingenieros ya nombrados:
-Alberini, Coriolano: La Idea de Progreso en La Filosofía Argentina; en
Instituto de Filosofía de la Universidad de Cuyo. 1966.
-Aguinis, Marcos: La Fascinación positivista; en Opiniones Sobre la
Psicología. Ediciones ADIP. 1986.
-Autores Varios: Los Positivistas Argentinos, en Revista Todo es
Historia, N° 173, octubre 1981.
-Córbiere, Emilio: La Polémica Ingenieros-Patroni; en La Vanguardia
N° 166. Junio 1966.
-Díaz Araujo, Enrique: Ingenieros el ‘fumista’; en Todo es Historia
N°169, junio 1981
-Foradori, Américo: La Psicología en la República Argentina; en
Anales del Instituto de Psicología T II.
-Gálvez, Manuel: Amigos y Maestros de mi Juventud; en Recuerdos de
la Vida Literaria. Hachette. 1961.
-Mangiola, Bruno: La Psicología en la Época del Centenario; Cátedra
de Historia de la Psicología. U.B.A. 1983.
-Nosotros, Revista N° 199 (especial dedicado a José Ingenieros).
Diciembre 1925.
-Ponce, Anibal: Para una Historia de Ingenieros; Revista de Filosofía.
Año XII, N°1, enero 1926.
-Soler, Ricaurte: El Positivismo Argentino. Paidós.1968.
NOTAS:
(1) Texto para la conferencia dictada el 19-08-98. Para el curso de
Historia de la Psiquiatría Argentina de la Carrera de Post-Grado en
Psiquiatría y Psicología Médica. Facultad de Ciencias Médicas.
U.N.L.P.
(2) La otra cátedra de psicología estaba a cargo de Horacio Piñero,
introductor de la Nueva Psicología, de Wundt. Trabajaba con
experimentos en tiempos de reacción, psicología experimental y
también clínica. Con vivisecciones del sistema nervioso, y siguiendo a
Janet una clase semanal con enfermos.
© Gerardo Herreros http://www.herreros.com.ar
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