10 29 de OCTUBRE de 2012 Érase una vez un ‘Chico Maravilla’ El mazatleco de 38 años tiene entre sus fortalezas su preparación intelectual y académica, que incluye estudios en la Sorbona de París, pero se le cuestiona su falta de arraigo en el panismo local FRANCISCO CUAMEA I nició su trayectoria política y partidista muy iluminado por el primer círculo del PAN nacional y, conforme esa luz se fue apagando, ha quedado flotando como un asteroide cada vez más atrapado por la penumbra del juego de poder del blanquiazul sinaloense. Hace apenas tres años, entonces con 35, Juan Alfonso Mejía López todavía era el “Chico Maravilla” para los grupos enconados de la cúpula panista de Sinaloa. Todos destacaban su trayectoria académica, que incluye maestría y doctorado ambos de la Sorbona de París, y alababan sus cualidades. Hasta le reservaban lugares en las mesas de honor y le aplaudían con sobrado entusiasmo cuando lo anunciaba el maestro de ceremonias. Tanto “amor” tenía una causa: Mejía López era de los pocos sinaloenses dentro del grupo de calderonistas con influencia en el Comité Ejecutivo Nacional del PAN. Estaba cerca del “sol” y todos querían un haz de luz por mínimo que fuera. De 2006 a 2009 fue un cercano colaborador de la cúpula del panismo nacional. Con Germán Martínez Cázarez, como presidente nacional del PAN, fue asesor y coordinador nacional de los diputados locales, en 2009. Durante esos tres años gozó de las mieles de la influencia que da el poder, frecuentemente acompañada de desvividos halagos. La luz se fue apagando cuando en 2009 vino la catás- trofe electoral, al perder numerosos distritos electorales en el territorio nacional durante los comicios intermedios por diputaciones federales. Germán Martínez Cázarez tuvo que renunciar debido al fracaso y, con él, varios miembros de su equipo en el Comité Ejecutivo Nacional, como Mejía López. Había iniciado su viaje como asteroide solitario en la política panista. Militante activo desde 1996, el mazatleco encontró refugio en la Secretaría de Educación Pública, con Alonso Lujambio Irazábal, en 2010. Lujambio era uno de los presidenciables y ya trabajaba en ese proyecto, algo de luz le daba a Mejía López y aún le retribuía halagos y aplausos entre los panistas sinaloenses. Sin embargo, antes de que Lujambio enfermara de cáncer y ya no pudiera seguir con su aspiración presidencial, el joven panista regresó a su tierra, Mazatlán, con la intención de forjar una trayectoria política propia. No contaba con que los astros cambiarían de alineación y, por lo tanto, dejarían de iluminarlo. Ya como Alcalde del puerto por tercera ocasión, Alejandro Higuera Osuna lo propuso como Secretario del Ayuntamiento y el Cabildo lo aprobó por unanimidad. Quizá “El Diablo Azul”, como se le conoce al Presidente Municipal, pensó que Mejía López aún podría tener entrada en el CEN panista o hasta en Los Pinos, pero los últimos grados de influencia que podría tener el joven intelectual ya se habían apagado desde antes, cuando en diciembre de 2010 Gustavo Madero ganó la presidencia de Acción Nacional. Los calderonistas estaban fuera de la cúpula blanquiazul. Foto:Noroeste / Iván Contreras JUAN ALFONSO MEJÍA Mejía López dejó de ser, entonces, “El Chico Maravilla”. El primer indicio lo tuvo cuando pretendió ser consejero estatal. No consiguió el apoyo del panismo mazatleco, por lo que Francisco Solano Urías, presidente del PAN en Sinaloa, logró promoverlo como propuesta del Comité Directivo Estatal. Alineado ya con Higuera, no pudo adaptarse al equipo del Alcalde, le incomodaban sus compañeros de Gabinete, mientras que los hombres de confianza de “El Diablo” le enseñaban el colmillo. Era el extraño en el grupo. Para algunos, el empresario Agustín Coppel tiene buena opinión sobre Mejía López, lo que le ha valido las críticas de sus detractores. También comenzó a cometer errores que le han costado una percepción negativa en la opinión pública, como el hecho de ser profesor-investigador de tiemplo completo en la Facultad de Ciencias Sociales de la Universidad Autónoma de Sinaloa con marcado ausentismo en las aulas. A finales de 2011 vio una nueva oportunidad ante su puerta, pero se frustró. Higuera Osuna admitía públicamente que dejaría la Alcaldía para buscar la candidatura al Senado. El 4 de diciembre, Mejía López realizó algunas llamadas telefónicas para anunciar que tendría pronto una mayor responsabilidad dentro del Ayuntamiento de Mazatlán. Ya con todo el escenario puesto para pedir licencia, Higuera Osuna sostuvo una conversación con el Gobernador Mario López Valdez y el ex Mandatario estatal, Antonio Toledo Corro. Al salir de dicho encuentro, anunció que se quedaría como el Alcalde de Mazatlán. Mejía López renunció al siguiente día, argumentando que buscaría la candidatura plurinominal a la diputación federal. Tampoco lo logró. Ahora está ante un nuevo reto: convencer a los consejeros del PAN estatal para que lo elijan su presidente. Muchos de ellos son quienes antes lo consideraban el “Chico Maravilla”, pero que ya no le aplauden. Ahora son sus detractores.