No necesitamos la “generosidad” del imperio, nos basta con la de

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No necesitamos la “generosidad” del imperio, nos basta con la de nuestros burócratas
Por Pedro Campos Santos.
”Todos somos ignorantes, lo que ocurre es que no todos ignoramos las mismas cosas.”
Albert Einstein.
La sub Secretaria de Estado del Hemisferior Occidental, Kirsten Madison exteriorizó el interés
de su gobierno en ayudar a mejorar el “respeto a los derechos laborales de los trabajadores
cubanos”, en una de las manifestaciones más cínicas e irónicas que recuerda la historia de las
declaraciones del imperio representante de los peores intereses del capital internacional y
enemigo, por principio de todos los trabajadores, especialmente los cubanos. “EE.UU. exige
respeto de los derechos laborales”, se intitula un artículo diversionista del Miami Herald.
“La defensa imperialista de los derechos de los trabajadores cubanos”, paradójicamente, está
basada en hechos manipulados, pero reales. En una reunión el pasado sábado 12 de enero en
La Habana, un grupo de dirigentes del sector empresarial vinculados a firmas extranjeras
plantearon que los trabajadores deberían en lo sucesivo declarar las regalías que recibían de
sus empleadores extranjeros y pagar impuestos sobre las mismas, inscribirse como
contribuyentes y hacer un pago inicial en divisa cubana.
La esencia del problema estriba en que las empresas estatales vinculadas al capital foráneo
reciben el monto total de los emolumentos en divisa que pagan los extranjeros por los servicios
de sus empleados, de lo cual, dichas empresas pagan a los trabajadores sólo un por ciento
menor y en moneda nacional. Muchos empresarios extranjeros, reconociendo que tales pagos
en moneda nacional son insuficientes para la reproducción de sus empleados cubanos, dada
nuestra realidad, han acudido a la entrega “por debajo de la mesa” de algunas regalías a una
cantidad indeterminada de trabajadores, como formas de garantizar sus servicios, muchos de
alto valor técnico-profesional. Apercibidos de esta situación, algunos en el aparato burocrático
recaudador de divisas para el gobierno, pretenden ahora que los montos de estas regalías sean declarados y por ellos se pague impuestos.
Los trabajadores cubanos presentes en la reunión, rechazaron tajantemente estas exigencias,
pues no todos reciben esas regalías, recordaron el “funcionamiento”salarial ya explicado y la
firma por todos ellos de un “código de ética laboral”que les impediría aceptar tales pagos
extrasalariales. Se dijeron allí muchas otras cosas que evidencian la insatisfacción de los
trabajadores y empresarios cubanos con las acciones de los aparatos burocráticos que cada
vez más vienen distanciando al estado de los trabajadores y el pueblo, como se ha venido
planteando en distintos artículos.
La reunión resultó en una “sublevación pacífica”, especialmente contra ACOREX, segíºn
testimonian algunos que estuvieron presentes, pues por primera vez en la historia de esa
institución los trabajadores masivamente rechazaron vehementemente, tanto por la forma como
por el contenido, una directiva administrativa, como se dice en el argot cubano: “plantaron”y no
aceptaron las imposiciones del aparato gubernamental. La reunión fue mucho más que un
rechazo a esas medidas, fue una muestra de la indisposición de los trabajadores a seguir
acatando la filosofía burocrática del actual sistema estatista que los esquilma. Con esta actitud
han dado una buena lección de cómo defender sus intereses, dentro de la Revolución.
Algo similar ocurrió en otra reunión con los trabajadores de CUBALSE.
De manera que los trabajadores cubanos no necesitamos del “apoyo”del Departamento de
Estado reivindicando nuestros intereses ante nuestro gobierno, que ciertamente está
gravemente infectado de burocratismo, problema que compete resolver a los trabajadores y
revolucionarios cubanos lo cual venimos enfrentando y vamos a solucionar, preservando la
Revolución, lo cual pasa necesariamente por una serie de cambios en el sistema burocrático
dirigista, la organización del trabajo, la forma de pago a los trabajadores, la libertad de critica
revolucionaria, el control del excedente o plus trabajo, el esquema de acumulación, las
relaciones laborales y otros.
La “intervención”de los voceros imperialistas en este asunto, como ocurre siempre que
introducen sus extremidades inferiores, solo sirve para complicar las cosas a los trabajadores
cubanos y en todo caso hacer el juego y fortalecer las posiciones de los burócratas e
inmovilistas, toda vez que todo lo “defendido”por los del Norte es visto negativamente aquí, de
donde -una vez más- se coliga la existencia de una conexión, más real que virtual entre los
intereses imperialistas y la parte corrupta de la burocracia, enfilada contra la Revolución y sus
trabajadores que son una y la misma cosa. Es comprensible, hace rato el imperialismo apostó
a la autodestrucción de la Revolución y busca la manera de que algunos en el patio identifiquen
como opuestos a la Revolución a quienes critican al estatismo burocrático. Pretenden que pase
aquí lo mismo que en la URSS y los ex países socialistas, donde los burócratas con poder
aplastaron a la izquierda de la Revolución y luego se quedaron a merced de la
contrarrevolución, vieja táctica que siempre es bueno recordar.
Este tipo de medidas, como muchas otras absurdas prohibiciones, represiones, excesos,
controles, limitaciones y otras anticonstitucionales por el estilo que afectan los intereses
directos de los trabajadores y el pueblo, lo mismo parecen obra de auténticos inmovilistas que
de emisarios del imperialismo, pagados o voluntarios, oportunistamente deslizados en las
estructuras de gobierno, que provocan iguales resultados: acrecentar los problemas que
enfrenta la Revolución y agudizar sus contradicciones internas. No sería difícil identificarlos, si
el principio de análisis fuera valorar cuánto y cómo afectan sus acciones a los intereses de los
trabajadores y no -como se hace en algunos informes- cuánto y cómo benefician al aparato
burocrático del estado. En fin, cuál es el centro de atención de la sociedad, quién está en
función del otro:¿el ser humano o el estado?
Habría que ver si la directora de ACOREX actuó por iniciativa propia, de algún Ministro o de
algún “equipo económico” y qué sustentaba esta decisión. Se conoce que todo parte de la
Resolución 277/2007 del Ministerio de Finanzas y Precios.
Aunque otros grupos de trabajadores tienen mayores ingresos reales, ciertamente no es éste el
de los más bajos entre los cubanos, pero ya se está tomando conciencia de que no se trata de
elevar el nivel de vida de unos trabajadores a costa de bajar el de los otros, idea igualitarista en
la que se sustentan las tiendas que venden en divisa, el sobre-impuesto a las remesas, el
super-impuesto a los trabajadores cubanos que realizan colaboración en el exterior, los altos
precios en las tiendas de divisa, el pago de elevados impuestos a los cubanos para poder salir
del país (carta de invitación y permiso de salida, 250 dólares) y mantenerse fuera (40 dólares
por mes), los altos impuestos al trabajo por cuenta propia, a los artistas y deportistas y otros de
este tipo. Busque el estado sus entradas más en los impuestos mesurados y no restrictivos a
las ganancias de las empresas de producción y servicios, sobre las importaciones y
exportaciones y en las actividades mercantiles y lucrativas, que en los ya menguados ingresos
personales de los trabajadores y ciudadanos y encuentre la manera de reducir sus gastos y
déficits en la compactación y eficiencia de sus estructuras.
Como es sabido, todos los “inventos”capitalistas del periodo especial, que han generado el
aumento del más vulgar mercantilismo, el consumismo, el burocratismo y la corrupción fueron
partes de las medidas tomados por el estado para “recaudar divisas”, lograr su subsistencia y
continuar con su enfoque distributivo del socialismo y sus logros principales, cuando lo que
debió priorizarse fue el estimulo al trabajo, pagando por su aporte, liberar todas las trabas que
frenaban la producción agrícola, artesanal e industrial de todo tipo, repartir mejor la tierra,
permitir el libre intercambio de productos y mercancías internas entre todas las empresas y
sectores, desarrollar especialmente el sector socialista de la economía (cooperativas,
empresas autogestionadas y cogestionadas -entre el estado y los trabajadores- de propiedad
colectiva, comunal y social) en fin, poner en manos del pueblo y los trabajadores las palancas
de la economía y guiarse por lo que plantearon las bases en el IV Congreso del Partido y no lo
que predominó: dejar todo en manos de “tecnócratas”que han sido muy buenos en mal
administrar el capitalismo estatal y a quienes lo “mejor”que se les ocurrió fue organizar como
“sacarle el dinero al pueblo”, interpretación callejera del eufemismo “recaudación de divisas”.
No es un simple problema de un impuesto, o de la incapacidad de una funcionaria o un grupo
de ellos para “imponer”medidas anti-obreras; es un asunto de fondo en la sociedad cubana
actual, de supervivencia de la Revolución: acabamos con el burocratismo y la corrupción o
estos fenómenos acabaran con nosotros. Se trata de la concepción del socialismo visto
como capitalismo de estado, que sólo debe ser parte inicial del proceso, para el cual los
trabajadores son asalariados, generadores de ingresos, productores de ganancias, igual que
en el capitalismo, solo que ahora no para un capitalista individual, sino para el estado
“bienintencionado y buen repartidor”, que le permita a su aparato burocrático concentrar
fondos para su acumulación centralizada en función de “sus planes”, no discutidos,
compartidos ni aprobados por los trabajadores y el pueblo.
Tal esquema general que ha resultado un fracaso donde quiera que se ha aplicado, nada tiene
que ver con la concepción científica de Marx y Engels sobre el desarrollo de la sociedad
socialista, por cuanto continíºa la separación entre los trabajadores, los medios de producción y
el control del excedente, y considera el socialismo como un sistema de distribución y no de
producción, fundado en repartir entre todos “por igual- de lo que sólo una parte produce;
principio igualitarista pequeño burgués introducido en el movimiento obrero a mediados del
Siglo XIX por el francés Ferdinand Lassalle, lo cual viola la ley socialista de pago por trabajo,
factor económico que explica en gran medida los fracasos socialistas del Siglo XX. (*). Al
respecto Fidel acaba de seí±alar: “En la nueva era que vivimos, el capitalismo no sirve ni como
instrumento. Es como un árbol con raíces podridas del que sólo brotan las peores formas de
individualismo, corrupción y desigualdad. Tampoco debe regalarse nada a los que pueden
producir y no producen o producen poco. Prémiese el mérito de los que trabajan con sus
manos o su inteligencia.”(**).
La complejidad del tema es mayor por la existencia de dos monedas que, como ya se ha
explicado, distorsiona todas las relaciones monetario-mercantiles, donde aparece la
“pesca”inescrupulosa, crea diferencias sociales y de acceso a las riquezas, dificulta la
integración y armonía de la economía, sus sectores y regiones y trae otro remanente
interminable de problemas. Raúl dijo ya, el 28 de diciembre, que se estudiará una solución a
este desaguisado.
Estos hechos evidencian la urgencia de tratar estos asuntos con la mayor celeridad posible,
pues están precipitando graves descontentos en sectores incluso de incuestionable calidad
revolucionaria, como el caso de la mayoría de los trabajadores que laboran para firmas
extranjeras y en las embajadas, a los que normalmente se le exigen infinidad de requisitos y
son “tamizados”, en lo que pudiera ser considerada otra violación más de los derechos
laborales, junto a la falta de contrato, la forma de pago, la no sindicalización y otras muchas,
asuntos todos que nos compete a nosotros resolver sin interferencia extranjera.
Mientras no seamos capaces de hacer los audaces cambios necesarios -ilusorios para los
cansados-, que acaben de echar a un lado al sistema estatista burocrático, basado en el
trabajo asalariado, la propiedad estatal y el dirigismo centrista de la economía y la sociedad y
avancemos en la dirección del socialismo participativo y democrático, existirán elementos que
darán pié al cinismo imperialista, para “venderse”como “defensor de los derechos humanos, los
derechos de los trabajadores y la democracia”en el país que más ha batallado y hecho en
defensa de todo esto, y seguiremos encarando el peligro de que las luchas de los trabajadores
y el pueblo por sacudirse las coyundas burocráticas sean mal interpretadas como
enfrentamientos a la Revolución.
Algunos no acaban de entender que esta Revolución -”de los humildes, por los humildes y para
los humildes”- tiene que estar en función de los intereses y de lo que consideran el pueblo, los
trabajadores de la ciudad y el campo -manuales e intelectuales-, los soldados, los estudiantes y
no de lo que piensa o crea un grupo, aparato estatal o su burocracia. Otros confían en
“resolver”las insuficiencias del viejo sistema con campaí±as de propaganda política y no faltan
los que, vueltos conformistas, han perdido la ilusión comunista. Pero la profundización de la
Revolución y los cambios “estructurales”para más socialismo son inevitables. Lo confirman esta
reacción de los trabajadores y los íºltimos discursos de Raúl. El nuevo gobierno los acometerá.
No señores imperialistas, no necesitamos su “generosidad”, nos basta con la de nuestros
burócratas.
Socialismo por la vida.
La Habana, 21 de enero de 2007
[email protected]
** Ver artículo del autor “El socialismo de estado es inviable económica y socialmente”.
*Reflexiones de Fidel Castro el 14 de enero de 2008.
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