LA EDAD MEDIA El desarrollo de la civilización medieval fue esencialmente la suma de tres elementos: la herencia de la antigüedad grecolatina, el aporte de los pueblos germánicos y la religión cristiana. Puede ser dividida en dos grandes etapas, conocidas como la Alta Edad Media, que se extiende desde la formación de los reinos germánicos hasta la consolidación del feudalismo, entre los siglos IX y XII; y la Baja Edad Media, hasta el siglo XV, que se caracterizó por el crecimiento de las ciudades, la expansión territorial y el florecimiento del comercio. La invasión y posterior asentamiento de los pueblos germanos bárbaros dentro de las fronteras del Imperio Romano dio lugar a la formación de diversos reinos a principios del siglo V. La caída de Rómulo Augústulo, último emperador romano, terminó con la autoridad imperial en occidente en el año 476; la parte oriental del imperio asumió entonces la herencia política de Roma. Todos los reinos surgidos en occidente dieron una nueva fisonomía a Europa; pero a pesar de todo se mantuvieron algunos rasgos propios de la cultura romana, como el orden y el derecho, los que fueron mezclándose con características propias de cada uno de los pueblos invasores. Cuando desapareció el poder del imperio, la figura del Papa fue consolidándose como la autoridad máxima a la que debían someterse los poderes temporales. De modo tal que la jerarquía eclesiástica de Roma se constituyó en el nexo que aglutinó las monarquías occidentales. El Imperio Romano de Occidente se fraccionó y tres elementos culturales de raíces muy diferentes -como son el cristianismo, el legado clásico greco-romano y la cultura germánica- empezaron a dar forma a una nueva Europa. Paulatinamente, la vida urbana fue desapareciendo y nuevos propietarios, de origen germánico, fueron apareciendo por todas partes. Los pueblos se mezclaron, al igual que sus culturas, tanto así que los invasores comenzaron a adoptar el cristianismo como religión. Todo esto implicó que las antiguas autoridades fueran perdiendo su fuerza y que sus funciones elementales, como la mantención del orden y la administración de justicia, tuvieran que ser asumidas por la Iglesia, institución que ejerció el poder temporal. LAS INVASIONES BÁRBARAS En el año 395, el emperador Teodosio dividió el Imperio Romano entre sus dos hijos: a Honorio le entregó la parte de Occidente y a Arcadio, la de Oriente. Con esta división, los emperadores esperaban defenderse mejor de los ataques de los germánicos, a los que llamaban bárbaros (extranjeros). En las fronteras europeas, al otro lado del Rin y del Danubio, se habían establecido los germánicos. Durante los siglos III y IV hubo frecuentes ataques de los germánicos a los territorios del Imperio. Pero fue en los siglos V y VI cuando se produjeron las grandes invasiones que pusieron fin a la unidad política del imperio romano. El Imperio de Oriente pudo resistir, pero el de Occidente no consiguió detener las oleadas de pueblos germánicos. Éstos cruzaban las fronteras con sus guerreros, sus mujeres y sus niños, sus carros, sus ganados,…, y se establecían en los territorios del Imperio, aunque eran muy inferiores a la población romana. LOS PUEBLOS GERMANOS: SU FORMA DE VIDA Y SU ORGANIZACIÓN. Los romanos les llamaban bárbaros (extranjeros) y pensaban que sus costumbres y su forma de vida eran inferiores a las romanas. La desaparición del Imperio Romano de Occidente creó un clima de gran inseguridad en esta parte de Europa, ya que los frecuentes ataques y saqueos de los pueblos bárbaros generaron temor en la población. Además, las guerras entre los distintos reinos germánicos dificultaron los transportes e hicieron peligrosos los caminos y la navegación. El comercio se redujo, la moneda casi desapareció y las calzadas cayeron en desuso. Los grandes monumentos romanos quedaron abandonados. Las ciudades, que habían sido tan activas, fueron decayendo a media que disminuía la industria. Estas ciudades también perdieron población, porque las gentes preferían vivir en el campo, en las antiguas villas romanas, bajo el amparo de un gran propietario Poco a poco, la economía fue quedando reducida casi exclusivamente a la agricultura y la ganadería. Se trataba de un sistema económico de autoconsumo, en el que los habitantes de un lugar consumían todo lo que se producían y construían lo que necesitaban (casas, muebles, tejidos, vestidos, instrumentos, etc…) Casi todas las tierras estaban en manos de las principales familias hispanorromanas y germanas, aunque existían pequeños propietarios. Los monasterios eran dueños de vastos dominios porque recibían numerosas donaciones a cambio de las oraciones de los monjes. Los reinos germanos. Los reinos más importantes fueron: En Hispania, el reino de los visigodos. En la Galia, el de los francos, que por ellos acabó llamándose Francia. En el norte de África, el reino de los vándalos. En Italia, el de los ostrogodos. En Britania, los anglos y los sajones. En estos reinos, el poder correspondía al rey. Al principio era elegido por los nobles, pero poco a poco la realeza se fue haciendo hereditaria. EL IMPERIO BIZANTINO En el año 330, el emperador romano Constantino fundó una nueva ciudad, a la que llamó Constantinopla sobre una antigua colonia griega llamada Bizancio. El Imperio de bizantino se formó en torno a esa cuidad. Este Imperio ocupaba los territorios de Grecia, los Balcanes, Asia Menor, Siria, Palestina y Egipto. Los emperadores bizantinos soñaban con que su Imperio llegara a tener todos los territorios que en su día tuvo el Imperio Romano. Esto lo consiguió el emperador Justiniano el Grande en el siglo VI (527-565) que recuperó algunos territorios que bordeaban el mar Mediterráneo: Italia, norte de África y sudeste de la Península Ibérica. Imperio Bizantino El Imperio bizantino recibió mucha influencia de Oriente: la lengua oficial era el griego. Sin embargo conservó de los romanos: las costumbres, la religión cristiana, el derecho romano… Durante el reinado de Justiniano el Imperio Constantinopla se convirtió en una gran ciudad comercial. Fue una de las ciudades más ricas y activas del mundo que llegó a tener más de medio millón de habitantes. El poder absoluto (civil, militar y religioso) estaba centrado en la figura del emperador. El territorio estaba dividido en themas o provincias. Cada provincia tenía su gobernador, llamado estratega, que actuaba a las órdenes del emperador. Tenía un ejército poderoso, que fue capaz de resistir la invasión de los pueblos bárbaros y más tarde del islam y los pueblos eslavos (del norte de Europa). Esta organización era posible gracias a las recaudaciones de impuestos que pagaban las personas que se dedicaban a la agricultura, la artesanía, el comercio… LA RELIGIÓN EN EL IMPERIO BIZANTINO La religión estaba muy presente en la vida diaria bizantina. A lo largo de la existencia del Imperio cabe destacar dos acontecimientos relativos a la religión que afectaron a la vida civil y perduraron en el tiempo. Cronológicemente, estos acontecimientos fueron: 1º) Las luchas iconoclastas (730-842) Durante varios periodos en estos años hubo prohibición expresa de los Emperadores de representar ningún tipo de imagen religiosa. Esta prohibición se basaba en los preceptos Bíblicos en los que Dios recomienda a Moisés que no tuviera imágenes o ídolos para evitar adorar al objeto y no a su representación. Hubo quién defendió la representación de imágenes religiosas debido a que era la única forma que tenían los analfabetos de conocer las Historias Sagradas. Las luchas entre ambos ocasionó la represión religiosa y en parte la destrucción del patrimonio pictórico. Finalmente esta prohibición se levantó en el año 843. 2º) El Cisma de Oriente (1054) El cisma de Oriente es la separación del Cristianismo en dos bloques que luchaban por la primacía en la Iglesia. Lo que en un principio fue una mutua excomunión entre el Papa de Roma y el Patriarca de Constantinopla, acabó separando a la iglesia en dos líneas teológicas y doctrinales diferenciadas que ha llegado a la actualidad. La unidad mediterránea que consiguió Justiniano duró poco tiempo y el Imperio se fue debilitando poco a poco. En el siglo XI se inició la decadencia del Imperio bizantino: El Imperio empezó a descomponerse como resultado del debilitamiento económico. Los ejércitos de las themas (provincias) pasaron a un segundo plano ya que se creó un ejército de mercenarios (soldados que combatían a cambio de dinero). En el siglo XI, los pueblos normandos y turcos otomanos, que venían de Asia central, invadieron una tras otra las ciudades del Imperio. La capital del Imperio, Constantinopla, cayó en 1453 y el Imperio Bizantino desapareció definitivamente. Las iglesias de Constantinopla fueron convertidas en mezquitas y la ciudad pasó a llamarse Estambul, la gran ciudad del Imperio turco. EL IMPERIO CAROLINGIO EL REINO FRANCO Durante el Imperio romano, el territorio que hoy son Francia, Bélgica, Alemania y , Suiza, entre otros países, estaba habitado por los galos, un pueblo celta, por eso a este territorio se le conoce por la Galia. En siglo V, tras la caída del Imperio romano, los pueblos bárbaros que se establecieron en la Galia fueron los francos. Fue su rey Clodoveo quién venció a los últimos ejércitos romanos y extendió su reino por todo el actual territorio francés. El hijo, Pinino el Breve, se proclamó rey de los francos, dando lugar a la dinastía carolingia. Además, ayudó al papa de Roma en la lucha contra otros pueblos germanos que habían invadido Italia, entregándoles los Estados Pontificados. Por eso, Pinino y sus descendientes (su hijo Carlomagno…) quedaron identificados con la Iglesia romana. Entre mediados del siglo VIII y finales del IX, en Europa se desarrolló el Imperio carolingio. El artífice de este poderoso imperio fue el rey de los francos Carlomagno (768-814), hijo de Pinino el Breve y nieto de Carlos Martel. Este Imperio llegó a ocupar las actuales Francia, Alemania, Italia y parte de Cataluña, y tuvo su capital en Aquisgrán. Carlomagno hizo las siguientes cosas: Bajo el gobierno de Carlomagno la cultura renació. También, se establecieron otras escuelas frente a las cuales se colocaron clérigos monjes. En todas las escuelas se impartían estas materias: Trivium: gramática, retórica y dialéctica. Quadrivium: aritmética, geometría, astronomía y música. Conquistó gran parte de las tierras de la Europa Occidental. Frenó el avance del Islam. Convirtió a todos los pueblos bajo su dominio al cristianismo Reforzó la unión entre el poder político y religioso. En el año 800 Carlomagno se hizo coronar emperador por el papa León III, el día de Navidad en la Iglesia de San Pedro de Roma. El heredero de Carlomagno fue Luís el Piadoso, único hijo vivo de Carlomagno, que gobernó entre los años 814 y 843 y con el comenzó la deceadencia carolingia. Además, entre los siglos IX y XI, con la llegada de otros pueblos invasores (normandos, húngaros…), se deshizo aún más el Imperio carolingio. EL ISLAM El islam surgió en la península Arábiga con un clima desértico, y donde los árabes estaban organizados en tribus enfrentadas entre sí. No poseían nigún poder político que las uniera, y su religión era politeísta. La mayoría de la población eran nómadas dedicados al pastoreo de cabras y ovejas. Las dos ciudades más importantes eran la Meca y Medina. Mahoma, hijo de comerciantes caravaneros y con buena formación intelectual, sintió la llamada de Dios y se dedicó a predicar una nueva religión, el islam. El islam defendía que las personas debían someterse a Alá, que es como los musulmanes llaman al único Dios. Los ricos comerciantes de La Meca lo expulsaron de la ciudad y se trasladó a Medina en el año 622. Esta fecha recibe el nombre de hégira y marca el comienzo del calendario musulmán. En Medina, Mahoma reclutó un poderoso ejército y conquistó La Meca, para desde allí iniciar la expansión de la nueva religión por toda la península Arábiga. Los preceptos fundamentales del islam. Las predicaciones de Mahoma se recogen el libro sagrado de los musulmanes: el Corán. Según éste, todo buen musulmán debe cumplir estas conco obligaciones fundamentales: La profesión de fe, por la que todo musulmán afirmará que no hay más Dios que Alá y que Mahoma es su profeta. Se debe rezar cinco veces al día en dirección a La Meca. Al menos una vez en la vida hay que peregrinar a La Meca. Se debe ayunar durante el mes de Ramadán, desde la salida hasta la puesta de sol. Se debe dar limosna a los pobres. Además, en un principio tenían obligación de defender su religión y extenderla por medio de la yihad o guerra santa, aunque en la actualidad esto sólo lo hacen los grupos más extremistas. Se permite la poligamia, se prohibe comer carne de cerdo, beber vino y participar en juegos de azar. EL FEUDALISMO Se conoce con este nombre a la forma de organización política, económica y social que comenzó a gestarse con la caída del imperio Romano de Occidente en poder de los pueblos bárbaros. La inseguridad se convirtió en la característica de esta etapa histórica, lo que motivó que el rey debiera ceder parte de su poder a los nobles (condes, duques y marqueses), otorgándoles para su administración porciones territoriales a cambio de seguridad. Los nobles entregaron a su vez parte de estos terrenos a otros pobladores (campesinos), que los cedían a su vez. Así se forjó una cadena de vasallaje, donde los que entregaban tierras se transformaban en señores feudales y los que las recibían en vasallos. El rey encabezaba la cadena, siendo señor de todos y vasallo de nadie. Entre señor feudal y vasallo se realizaba una ceremonia conocida como homenaje, por la cual realizaban un juramento donde se establecían su derechos y deberes recíprocos. El señor entregaba al vasallo, tierras, elementos de trabajo, caballos, protección y seguridad a cambio de trabajo en las tierras del señor y acompañarlo a la guerra. El vasallo arrodillado en la torre del castillo, despojado de sus armas, juntaba sus manos como muestra de su sometimiento, y el señor lo levantaba, al sellar el pacto. La riqueza se basaba en la posesión de las tierras, de donde se extraía el alimento a través de las cosechas y la cría de animales, en una básica economía de subsistencia, sin que existiera actividad comercial. La extensa cadena terminaba en los siervos de la gleba, personas que sin estar reducidas a la esclavitud, no podían abandonar las tierras y se vendían con ellas. La iglesia católica adquirió durante este período un enorme poder ya que era lo único que tenían en común los reinos, gobernados cada uno por un señor feudal diferente, que imponía las normas en su territorio, con un poder inmenso dado por la divinidad. La Iglesia poseía muchas tierras y muchos obispos o abades, eran señores feudales. Los señores feudales, administraban justicia y cobraban impuestos, con lo que obtenían riquezas. La construcción característica fue el castillo, lugar fortificado, sitio de vivienda y refugio del Señor. Surgieron como construcciones de madera, transformándose en imponentes estructuras de piedra. Se construían sobre elevaciones de terreno, con muros de hasta nueve metros de espesor, por orden del rey. En torno al castillo, generalmente se radicaba la población, que buscaba refugio en el castillo en caso de ataque. El lugar más seguro era la torre principal, donde residía el señor feudal y su familia. Otra peculiaridad consistió en la figura de los caballeros, que prestaban a su señor servicio militar y no eran vasallos. Realizaban un adiestramiento arduo y complicado, siendo un honor que pocos alcanzaban, convirtiéndose en un anhelo para los jóvenes de cierta posición social. El adiestramiento militar de los aspirantes a caballeros comenzaba a muy temprana edad. Aproximadamente a los ocho años los niños se instalaban en los castillos y aprendían modales y el manejo de las armas, en un marco de espiritualidad. A los quince años se convertían en ayudantes de un caballero y demostrada su valía, juraban defender al débil y a la fe cristiana al ser armados caballeros. Al día siguiente recibían una espada, espuelas y una cota de malla. En el siglo XIV, las condiciones mejoraron para los campesinos, y pudieron comprar su libertad con dinero, medio de pago que fue bien recibido por muchos señores empobrecidos. CARACTERÍSTICAS DEL FEUDALISMO Era común que para distraerse, el señor feudal, todopoderoso en sus tierras, saliera de caza. Así nació la relación de vasallaje, en donde un vasallo (vasallus) se encomendaba a un señor (dominus o senior) a cambio de la concesión de un beneficio (beneficium) o también, para emplear el término germánico, feudo, que acabó de designar casi de manera exclusiva el beneficio en tierras. Por tanto, el régimen feudal nació de la combinación de vasallaje y feudo. La concesión del feudo se consumaba con un solemne rito conocido como investidura. Este contrato feudal era de por vida y mediante él el vasallo prometía fidelidad a su señor y el cumplimiento de una serie de funciones en su nombre. Sus deberes más importantes eran: el servicio militar, reclutar soldados para el ejército de su señor y proveerlo de ingresos. Por su parte, el señor debía garantizar protección a su vasallo y entregarle medios de subsistencia. Con este fin, el vasallo recibía el control de un feudo, que consistía en una gran extensión de tierra, aunque también podía dedicarse a funciones administrativas y de responsabilidad, como recaudador de impuestos o agente de aduanas. De esta manera, un señor con muchos vasallos disponía de fuentes seguras de ingresos, además de un ejército. Al principio, los feudos no eran hereditarios, lo que constituía una gran ventaja para el señor. Pero en el transcurso de la Edad Media, los vasallos encontraron oportunidades para convertir sus feudos en hereditarios, dejando a sus señores con un número menor para disponer como recompensa. En cualquier caso, los poderes de los grandes feudatarios llegaron a ser tantos, que los feudos acabaron por constituir auténticos estados en el seno de las monarquías europeas. Sociedad y economía feudal Cada estamento era independiente y fueron los siguientes: -La nobleza: estaba formada por el rey, los señores feudales y sus vasallos. Su estado era hereditario. Los nobles constituían una pequeña parte de la población, pero poseían la mayoría de las tierras cultivables y tenían grandes privilegios (no pagaban impuestos). -El clero: compuesto por el alto clero (hijos de nobles con cargos de cardenales u obispos) y el bajo clero (sacerdotes y religiosos de clase campesina). Este grupo no solo cumplía con sus funciones eclesiásticas, sino también con importantes roles sociales y culturales. -Campesinos y siervos: conformado por la mayoría de la población de esa época. Los siervos eran los encargados de trabajar las tierras del feudo y no poseían ninguna propiedad ni derecho. Los campesinos, que eran personas libres, podían ser dueños de algunas tierras y realizaban numerosos servicios para el señor. La crisis del feudalismo El dinamismo de la economía que se dio durante la Baja Edad Media propició el desarrollo de la vida urbana. Los vínculos del señor con las monarquías se fueron debilitando; al mismo tiempo, se iban reduciendo los poderes reales y aumentando los de la nobleza. Así, por ejemplo, los vasallos ya no se sentían obligados a prestar su esfuerzo militar al rey, sino a su señor. Sin embargo, ya en siglo XII comenzó a producirse el incremento de la población y el aumento de los rendimientos agrícolas, lo que generó excedentes productivos y de mano de obra, propiciando el auge de las ciudades. Así, muchos campesinos se instalaron en las ciudades, escapando de la servidumbre y los cargos feudales. Al mismo tiempo, en el siglo XII, las monarquías europeas empezaron a imponer su autoridad sobre los señores feudales, para lo cual se aliaron con la creciente clase burguesa, compuesta por artesanos y comerciantes de los centros urbanos. Fue así como, entre los siglos XII y XIII, se produjeron muchos conflictos entre los señores y sus vasallos, por los servicios que estos últimos debían prestar. Lentamente se produjo el asentamiento de las grandes monarquías, especialmente en Francia, lo que sumado a las epidemias, como la terrible peste negra llegada desde Asia, provocaron una depresión en el mundo europeo (siglo XIV), cuyas consecuencias se vieron multiplicadas por hambrunas generalizadas, descenso demográfico, guerras, revueltas campesinas e insurrecciones urbanas. Esta crisis afectó profundamente la vida de las naciones europeas y fue el motor que desencadenó los grandes cambios del siglo XV que permitieron un nuevo equilibrio económico y social.