EDIFICIO PEDRO A LOPEZ

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Ministerio de Cultura
Nombre del bien: EDIFICIOS CARRÉ y VÁSQUEZ
Código del registro: 1_1_1_5_05_001_01
Departamento:
Antioquia
Municipio:
Medellín.
RESEÑA HISTÓRICA
Los edificios Carré y Vásquez son de las pocas edificaciones que conservan el
esplendor del viejo barrio Guayaquil; además, evocan aquella época gloriosa del
desarrollo comercial y cultural de la ciudad de Medellín.
Fueron mandados a construir por el capitalista antioqueño Eduardo Vásquez Jaramillo,
con los planos del arquitecto francés Charles E. Carré; por esto, se llaman
respectivamente Edificio Vásquez y Edificio Carré.
Están localizados en el sector del viejo Guayaquil, en frente a la que fue la antigua
plaza cubierta de mercado y a la vieja estación de Medellín, conformando cada uno de
ellos una manzana entre las calles 44, 44 A, 45 (Amador) y las carreras 52 (Carabobo)
y 52 A (Alambra) respectivamente.
Conociendo Carré la ausencia de la piedra y otros materiales nobles en nuestro medio
optó, este ingenioso europeo, por el ladrillo como material con el cual podría lograr la
belleza que su sobria arquitectura requirió, siendo el promotor en nuestro medio de la
utilización de dicho material.
En estos edificios, como en la Catedral de Villanueva, se utilizó el ladrillo, que a la
vista permite moldearse y dar diferentes formas que enriquecen los edificios, sin
necesidad de pañetes ni recubrimientos en otros materiales.
A través de los edificios que Carré comenzó a construir estando en Medellín se formó
una escuela empírica de maestros y alarifes que concluyeron su obra y fueron los
directos receptores de la innovadora y controvertida técnica que introdujo Carré en la
ciudad.
La concepción interior de estos edificios fue pionera. No existían muros estructurales
divisorios, sino que se emplearon columnas de ladrillo macizo para recibir las cargas
puntuales, semejando una “Planta Libre”, lo cual ha permitido las variaciones internas
a lo largo de los años, conservando su estructura original pero su planta siendo
polivalente en la adecuación para los diferentes usos (centro de negocios, oficinas,
viviendas, locales comerciales y hospedajes).
Estos edificios diseñados y construidos a finales del siglo pasado son de excelentes
proporciones con su entorno inmediato: Plaza de Mercado Cubierta, Plaza Pública de
Cisneros y Estación de Medellín; han aportado a las especificaciones del barrio
Guayaquil calidad urbana, proporción en los volúmenes, en las vías perimetrales y
entre ellos, con suficiente espacio para albergar sobre los andenes, el amoblamiento
urbano, además espacios para el parqueo de los carros y el desaparecido tranvía.
Los edificios Carré y Vásquez son testigos mudos del crecimiento, evolución y
transformación económica comercial, política y cultural del viejo barrio de Guayaquil,
de la Plaza Pública de Cisneros y de la ciudad de Medellín.
Ministerio de Cultura
Ojalá que estos edificios que han recorrido la historia del desarrollo de esta ciudad,
signifiquen para sus visitantes comunes más que una curiosa pieza de arquitectura
pasada, el ejemplo viviente de una raza pujante que a lo largo de su historia ha
querido con su arquitectura participar decisivamente en el progreso y buen desarrollo
del Medellín futuro.
A raíz de la licitación pública realizada en Medellín y con el fin de edificar una segunda
plaza de mercado, adjudicada en julio de 1892, el proyecto presentado por Carlos
Coroliano Amador, comienza el desarrollo urbano en el sector de Guayaquil.
La empresa de este millonario incluyó la promoción y venta de los lotes aledaños a la
plaza, inscritos también en el perímetro de su finca de Guayaquil. Numerosos los
negocios liderados por Amador tenían el respaldo de un futuro exitoso, destacándose
entre sus clientes las familias Restrepo, Escobar, Ospina y el señor Eduardo Vásquez,
quién adquirió, el 22 de febrero de 1893, dos lotes donde a la postre se construirían
los edificios Carré Y Vásquez.
Según la escritura, estos dos lotes estaban delimitados del modo siguiente: “El primer
lote (Edificio Vásquez), inmediato al Zanjón de Guanteros (San Juan), mide 1.570
varas de 84 centímetros por lado cada una, y linda por el oriente con la carretera
Carabobo; por el sur con la calle (San Juan – carril norte) que ha de poner en
comunicación la avenida Meridional de la Plaza de Mercado Cubierto de Guayaquil
con la expresada carrera (Carabobo); por el occidente con la avenida oriental de la
misma plaza (La Alambra); y por el norte con la calle o plazoleta (entre Carré y
Vásquez) que ha de poner en comunicación a dicha plaza con la referida carrera
(Carabobo) y que quedara precisamente frente al pórtico de la plaza. El segundo lote
(Edificio Carré), inmediato al edificio conocido como casa de Don Coroliano Amador en
Guayaquil (manzana de la cacharrería La Campana), mide mil quinientas setenta y
cuatro varas de 84 centímetros por lado cada una, y linda por el oriente con la carrera
de Carabobo; por el sur con la calle o plazoleta que ha de comunicar la plaza de
mercado cubierto de Guayaquil con la mencionada carrera, por el occidente con la
avenida oriental de la ya citada plaza (carrera La Alambra); y por el norte con la calle
(Amador) que ha de comunicar la avenida Septentrional de la plaza con la acotada
carrera”.
Igualmente, la escritura citaba que los lotes fueron vendidos por la suma de $62.880,
que declara Coroliano Amador, haber recibido a su satisfacción del señor Eduardo
Vásquez, parte en dinero y parte en pagarés.
Aprovechando el buen nombre logrado por la estética con que el arquitecto Carlos E.
Carré caracterizaba sus edificios aún en construcción, el señor Eduardo Vásquez lo
contrató para que desarrollase en los lotes adquiridos, sendos edificios con usos
complementarios a la Plaza de Mercado. El profesional de la arquitectura, en su último
año de estadía en Medellín en el mes de marzo de 1893-1894, proyectó los edificios
Carré y Vásquez con uso, características físicas y sistema constructivo similares,
diferenciándose solamente por algunos detalles de ornato.
EDIFICIO CARRÉ:
En el segundo lote y primero en construirse se inició el Edificio Carré en el año de
1893, el cual tuvo por escasos meses la dirección de su arquitecto proyectista.
Inicialmente reconocido como el más alto de su época, y por las características de su
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entorno, este sobrio inmueble fue de gran aceptación comercial; sin embargo, a causa
de la crisis económica mundial de principios de siglo, el edificio se mantuvo con
muchos de sus locales cerrados, y parte de sus pisos superiores deshabitados; sólo
los puntos de esquinas y los inmediatos a la plaza superaron este impase.
En vista de lo anterior, el propietario del edificio resolvió dar en arriendo a cuestionable
clientela las instalaciones superiores del Carré, dando origen a un notable deterioro
causado por este peyorativo uso. Para principios de 1916 estos inquilinos
prácticamente tenían inhabilitado el edificio, ya que el constante subarriendo a que fue
sometido impedía el acceso de los encargados de realizar el mantenimiento y
reparaciones en techos, cerraduras, sanitarios que presentaban inconvenientes al
citado inmueble.
En octubre de 1916, aprovechando el desalojo de dos de las cuatro casas del piso
superior, se acometen las reparaciones iniciales en el edificio, comenzando por la
cubierta, y además se adicionan las letras de cemento sobre el arco de su acceso
principal, que harían evidente y oficial el nombre del Edificio Carré. Un mes después
se decide dividir el edificio en ocho casas con el fin de evitar problemas de
administración y un deterioro adicionalmente innecesario.
En vista de una nueva recesión económica y de que este edificio, entre otros negocios
del señor Eduardo Vásquez J, no daban el resultado económico esperado, el inmueble
es vendido, permitiendo que continuara el uso al cual venía siendo sometido. Llegó a
albergar inquilinatos, burdeles y casas de juego, lo cual atrajo personas amigas del
vandalismo, razón por la cual, en la época de los 30, se generó un feroz incendio que
duraría toda la noche, sólo extinguido hasta las primeras horas del día siguiente,
dejando esta obra en un estado lamentable.
En la década de los 60 a causa de los problemas de salubridad nunca resueltos, el
tercer piso del edificio fue clausurado definitivamente y su degradante uso permanece
hasta nuestros días.
En este edificio Carlos Carré sintetizó parcialmente los conceptos de la arquitectura
antioqueña (patio central descubierto, aleros, balcones y corredores con barandas en
chambrana).
El primer piso presenta una sucesión de vanos de puertas, el segundo y tercero una
serie de ventanales formando una verticalidad y un ritmo con los vanos de las puertas.
Este edificio tiene como remate superior el alero de la cubierta. Presenta los
antepechos de las ventanas en madera formando un solo cuerpo con ellos, dándole
mayor carácter en los vanos del segundo y tercer nivel. Estéticamente posee una
buena utilización de proporciones, ritmo, materiales, y la delicadeza y sobriedad en el
manejo del detalle.
El sistema estructural de estos edificios está basado en columnas y vigas de madera.
El diseño sin muros interiores divisorios ha permitido el cambio de usos en los
hospedajes sin mucho deterioro de estructura.
A pesar de que el edificio fue diseñado con la posibilidad de tener divisiones
temporales y hasta caprichosas, las que se llevaron a cabo, no tienen acierto ni el
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criterio pensado en un principio. El patio fue fatalmente invadido con una construcción
de uso múltiple que no sólo afecta estructuralmente el edificio, sino también la
concepción tipológica del mismo, quedando cubierto por completo. Las escaleras
originales, del segundo al tercer piso, fueron eliminadas y remplazadas por otras
temporales, ubicadas gratuitamente, contenidas en la reforma del patio. Incluso desde
la fachada sur hasta el segundo piso se construyeron otras escaleras transformando
aún más el edificio.
Todo su entorno muestra el contexto de una época de la sociedad antioqueña en la
cual, por acumulación de capital, se generó un gran embellecimiento y crecimiento de
la ciudad, manifestado en obras como este edificio origen y factor de la actividad
comercial.
EDIFICIO VÁSQUEZ
En el primer lote, y segundo en construirse, se dio inicio al edificio Vásquez a finales
del siglo antepasado, dirigido en su construcción por maestros de obra educados por
Carré, ya que este último, desde mediados de 1894, retornó a su país de origen.
Concebido diferente al Carré (que se inclinaba hacia un estilo más autóctono: alero,
patio central descubierto, balcones y corredores interiores con barandas en
chambrana, ventanas con sillar en madera, etc.), el Edificio Vásquez tuvo tendencia a
lo republicano con influencia neoclasicista francesa, evidencia en el muro ático, en los
sillares (ahora en mampostería y más detallados), en el patio cubierto y con tejas de
vidrio, innovando tecnológicamente a la mejor usanza europea, y por último eliminando
los balcones, dejando completamente plana la fachada.
En 1906 fue concluido e inmediatamente asediado por situaciones similares a las que
comenzaban a ocurrir con su vecino el Edificio Carré. Ocupado por individuos de
dudosa procedencia y por causas nunca conocidas, el cual se incendió siendo causa
de la cantidad de elementos combustibles que su construcción incluía.
Se inicio su reconstrucción en noviembre de 1912, conservando el diseño original y
empleado las mismas soluciones mencionadas en el casó del Edificio Carré. (división
en ocho casas, cuatro por piso). Colocándole letras titulantes simultáneamente con las
de Carré.
A raíz de la poca demanda de los locales comerciales, los propietarios se vieron
obligados, igual que en el Carré, a alquilar a diferentes personas que fueron
encargadas de causar una serie de inconvenientes tanto a la sociedad como a los
dueños.
Igual que con el Edificio Carré, don Eduardo Vásquez se deshizo de este inmueble, el
cual le fue vendido al señor Alejandro Ángel, quien posteriormente vendió también en
acciones a la “Unión de Propietarios Ltda.”, vendiéndolo nuevamente el 29 de
septiembre de 1954. Ninguno de estos cambios de dueño fue beneficioso, pues su
tradicional uso perdura hoy.
Tanto el Edificio Vásquez como el Carré son dos edificios con plantas y fachadas
similares; sólo difieren en pequeños detalles. Ambas plantas son cuadradas, con ejes
de simetría perfectos, y una estructura reticulada a 4 metros entre ejes de columnas.
Dentro de los aspectos tipológicos, prácticamente posee las mismas condiciones que
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el edificio mellizo vecino (patio descubierto, balcón, alero, etc.), se reemplazan por
algunos de carácter republicano (neoclasicismo francés, muro ático, sillares en
mampostería, patio cubierto en pro del defecto invernadero, entre otros).
Existe actualmente una parcial invasión de los corredores del edificio, por la mala
ubicación de unidades sanitarias.
Las fachadas del edificio Vásquez rematan en un ático con una gran cornisa donde se
apoya el maderamen (enmaderado), que soporta la cubierta en teja de barro.
Ambos edificios reúnen invaluables características arquitectónicas, sociales,
culturales, con posibilidades de mejoramiento y conservación como baluartes de la
cultura Antioqueña.
FUENTE(S)
Autor: Fundación Ferrocarril de Antioquia
Consecutivo: 15
Página(s): 1 a 8
DESCRIPCIÓN FÍSICA
Los edificios Carré y Vásquez conforman cada uno una manzana completa. Tienen la
misma planta cuadrada, con ejes de simetría perfectos, estructura modulada en una
retícula regular de 4 metros entre ejes de columnas. Se puede afirmar que uno
corresponde a una arquitectura tradicional antioqueña y el otro es característico del
denominado “estilo republicano”.
El edificio Carré tiene un patio central originalmente descubierto, con cubiertas
inclinadas que conforman aleros en todas las fachadas. Igualmente, tiene balcones y
barandas en chambrana. En su primer piso los únicos vanos son puertas, mientras
que en el segundo y tercero tiene una serie de ventanas de proporciones verticales
enfatizadas con antepechos en madera que hacen parte del mismo vano, que siguen
el mismo ritmo de las puertas.
El edificio Vásquez sigue una tendencia
republicana con influencia neoclásica francesa, muro ático, sillares, patio cubierto con
tejas de vidrio, fachada plana (diferente al Carré que tiene balcones). Este edificio
remata en un ático con una gran cornisa donde se apoya el maderamen que soporta la
cubierta en teja de barro.
El edificio Carré optó por la utilización del ladrillo, ante la ausencia o dificultad de
trabajar otros materiales, introduciendo esta técnica en la tradición constructiva de la
capital antioqueña. No tienen muros estructurales internos, sino grandes columnas en
ladrillo macizo que permiten una “planta libre”, muy adecuada para las variaciones
internas que se han hecho a lo largo de los años, logrando conservar sus
características originales.
FUENTE(S)
Autor: Ministerio de Cultura, Dirección Nacional de Patrimonio
Consecutivo: 15
Página(s):
Ministerio de Cultura
MATERIALES Y TÉCNICA
La cimentación del edificio es a base de piedra acomodada, formando un sobreancho
a la mampostería actual. No posee vigas de amarre con las columnas, construidas con
mampostería a base de arcilla cocida maciza, con pega de argamasa de cal y arena.
En el segundo y tercer nivel, las columnas son de madera hacia el corredor central del
patio interior. Los entrepisos son manejados con diferentes sistemas. En el primer
nivel el entrepiso esta constituido por un entablado de canes en madera, que se apoya
a su vez sobre vigas de cruz de San Andrés, y éstas se apoyan sobre columnas de
mampostería maciza. En segundo nivel, el sistema cambia porque las vigas de San
Andrés se sustituyen por un sistema de 4 canes llamado vigas maestras. Sobre éstas
se apoyan los canes o vigas de entrepiso. La cubierta es en teja de barro con
estructura en cerchas de madera.
FUENTE(S)
Autor: Ministerio de Cultura, Dirección Nacional de Patrimonio
Consecutivo: 15
Página(s):
ESTADO DE CONSERVACIÓN
El estado actual de las edificaciones es el resultado de las múltiples adiciones y malas
intervenciones sufridas a lo largo del tiempo. La subdivisión de locales en primer nivel
se hace a partir de los ejes de las columnas, con multiplicidad de adiciones de muros
para los diferentes espacios. El segundo nivel presenta una gran densidad de
divisiones en muros combinados de ladrillo y bahareque, para el tercer nivel las
divisiones presentan mutilación en su parte media inferior.
La cimentación no posee problemas, a pesar del cambio de cargas a partir de la
adición de muros divisorios. Las columnas de madera en segundo y tercer piso,
localizadas hacia el patio central no soportarían cargas futuras por su dimensión. Las
demás columnas de primer piso que sirven de apoyo a las columnas de mampostería
intermedias no poseen problemas. Las vigas y los canes que conforman el entrepiso
no son aptos para un comportamiento estructural adecuado. De otra parte, existe una
adición de una losa de concreto sobre el patio, que ha deteriorado aun más la
estructura del entrepiso del primer nivel. En segundo nivel, el sistema cambia porque
las vigas de San Andrés se sustituyen por un sistema de 4 canales llamado vigas
maestras; sobre éstas se apoyan los canes o vigas de entrepiso. Estos elementos en
segundo piso tampoco son aptos para el comportamiento estructural necesario.
Sobre su fachada se identifican grietas sobre la cornisa de segundo piso, debido a la
mutilación sufrida en los machones de primer piso. La fachada oeste presenta los
mismos problemas de la principal, teniendo éste un poco más de deterioro producido
por la demolición total de los machones en primer piso. La fachada norte está mutilada
en su totalidad, lo cual la hace la más deteriorada. Al contrario de las demás, la
fachada sur es la menos afectada debido a que no ha sufrido grandes afectaciones en
primer piso.
La estructura de la cubierta en madera presenta varios puntos con hongos de
pudrición blanca, hay zonas con deflexiones e inadecuados apoyos de algunas
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cerchas. El sistema estructural de la cubierta es deficiente desde su construcción pese
a reformas realizadas años más tarde.
FUENTE(S)
Autor: Ministerio de Cultura, Dirección Nacional de Patrimonio
Consecutivo: 15
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