31.-PESCANDO EN INTERNET, SOCIEDAD GINECOTOCOLÓGICA DEL URUGUAY. DR. RICARDO TOPOLANSKI. 2 de Agosto de 2002. 1. RESULTADOS PERINATALES ADVERSOS CON EL EMPLEO DEL SULFATO DE MAGNESIO EN PARTOS PREMATUROS. Como en el correo 27 de Pescando, escribí un comentario sobre el resultado del sulfato de magnesio y los excelentes resultados en la preeclampsia severa, este título no podía dejar de llamarme la atención. Se trata del ensayo Association between the use o antenatal magnesium sufate in preterm labor and adverse health outcomes in infants, de Mittendorf R y col. publicado en Am.J.Obstet. Gynecoil. 2002; 186: 1111-1118. Este estudio se refiere al empleo del sulfato de magnesio en amenaza de parto prematuro entre >24 y <34 semanas cumplidas, como tocolítico y se diseñó para observar si su empleo previene resultados adversos neonatales, tales como la hemorragia intraventricular, la leucomalacia periventricular, la muerte y la parálisis cerebral. El ensayo se acompañó de un análisis que demostró una respuesta relacionada con la dosis en esta asociación, la cual resultó sugestiva de un gradiente biológico. Las pacientes se dividieron en dos grupos de acuerdo al cuadro clínico: uno, que estaba en trabajo de parto prematuro con <4cm de dilatación en el que el sulfato de magnesio se empleó como tocolítico o en el que aleatoriamente se indicaron otros agentes y el otro grupo, con una dilatación >4cm, en el que el sulfato de magnesio se empleó como preventivo de daño cerebral, aleatorizado con pacientes que recibieron suero fisiológico. Participaron en el ensayo 149 mujeres que en total tuvieron 165 hijos (16 pares de mellizos) Los brazos tocolíticos se distribuyeron al azar de la siguiente forma: 46 (9 pares de mellizos) con 55 nacimientos en el brazo SO4Mg y 46 (5 pares de mellizos) con 51 nacimientos en el brazo con otros agentes tocolíticos. En los brazos preventivos la distribución fue la siguiente: 29 (1 par de mellizos) con 30 nacimientos en el brazo de bolo de 4gr de SO4Mg y 28 (1 par de mellizos) con 30 nacimientos en el brazo con un bolo de placebo de suero fisiológico. De los 165 recién nacidos del estudio, 37 (22%) tuvieron trastornos adversos. En un primer análisis basado en "intención de tratamiento" no se obtuvieron resultados estadísticamente significativos. En cambio sí se obtuvieron en un segundo análisis, basado éste en la intensidad de la exposición al sulfato de magnesio. De los 165 recién nacidos se obtuvieron los niveles de sulfato de magnesio en el cordón umbilical en 82 casos. En este grupo, 20 tuvieron resultados adversos con un nivel medio 0.685 mmol/L de SO4Mg, que resultó ser un 25% más alto que el nivel medio de 0.55 mmol/L de los recién nacidos que no tuvieron eventos adversos, resultados que son estadísticamente significativos (Prueba de Mann-Whitney U, P=0.04) En su comentario, los autores manifiestan que los resultados de este ensayo no apoyan la exposición de los fetos al sulfato de magnesio en el contexto del parto prematuro al comprobarse una asociación significativa entre la exposición al sulfato de magnesio y las tasas de mortalidad A esto debe agregarse la asociación con la corioamnionitis también firmemente asociada a resultados adversos, lo que no puede decirse en cambio, del sangrado vaginal antes del parto y del muy bajo peso al nacer. En conclusión, parece ser que el SO4Mg no presenta un efecto neuroprotector (e incluso parecería propiciar, de acuerdo a Lemons y col Pediatr. Res. 2001; 49: 388 A) un incremento en la frecuencia de la parálisis cerebral en más del 60% por lo que se recomienda abandonarlo como tocolítico. 2. TRH Y FUNCIÓN COGNITIVA. ¿QUÉ DEBE CREERSE AL RESPECTO? Este es el sugestivo título de un editorial de Stanley Birge, que se publicó en el último número de MENOPAUSE, 2002; 9: 221-223. (HRT and cognitive function: what are we to believe?) El autor hace referencia a la convincente evidencia aportada por los neurobiólogos acerca de los efectos neuronales de los estrógenos, que puede consultarse en el trabajo de McWwen BS The molecular and neuroanatomical basis for estrogen effects in the central nervous system publicado en J Clin Endocrinol Metabol 1999; 84: 1790-7. Estos efectos se manifiestan por la habilidad de los estrógenos para estimular la regeneración neuronal de la dendritas y el aumento de la génesis de las sinapsis, estimular la producción de citoquinas involucradas en la reparación de las neuronas, estimular la disponibilidad de neurotransmisores tales como la acetilcolina y la serontonina, que están involucrados con la función cognitiva y por último proteger a las neuronas del stress oxidativo y de la neurotoxicidad del péptido β-amiloide, que está implicado en la patogenia de la enfermedad de Alzheimer. Se ha tratado de correlacionar algunos de estos estudios de base experimental, realizados en animales, con lo que sucede en la mujer, lo cual, si bien pudo demostrarse en algunos ensayos, no siempre se logró. Este complicado panorama parece aclararse en ciertos aspectos como los de las funciones cognitivas, especialmente las memorias verbal y visual, la atención y la velocidad psicomotora Aquí es importante hacer notar la importancia que tienen las pruebas psicométricas que se efectúen para la validación de los resultados obtenidos. Clínicamente no se puede medir apropiadamente la presencia de cambios significativos en la función cognitiva, señala con propiedad el doctor Birge, al decir que las medidas de la función cognitiva fueron designadas para distinguir la demencia o el daño cerebral de la salud mental. La magnitud de los cambios que pueda provocar eventualmente la falta de estrógenos a menudo no se detecta con las medidas estandarizadas. (Es como pesar 100 gr de azúcar con una balanza para pesar papas) Como ejemplo cita un interesante trabajo de Owens et al. aparecido en el mísmo número de MENOPAUSE, que estudió los efectos de la deprivación estrogénica a corto plazo cuyas conclusiones demostraron (con las herramientas empleadas) que la función cognitiva, específicamente la concentración, la atención y la memoria verbal no se vieron afectadas por cambios agudos en los niveles hormonales a corto plazo. Birge hace notar que, aunque Owens y col observaron un 10 a 15% de mejoría como respuesta al estradiol, este efecto no fue significativo. Explica que dadas la varianza y el tamaño de la muestra empleados, hubiera sido necesario un cambio mayor del 50% en la perfomance con la administración de estrógenos, para excluir la hipótesis nula con un poder de 0.80 Más difícil, es demostrar la acción de los estrógenos en la mujer postmenopáusica, para lo cual son necesarios largos estudios de observación, los que por lo general permiten observar una preservación de la función cognitiva, especialmente la memoria visual y la memoria verbal. Se requieren meses o años de observación para detectar una diferencia entre grupos tratados y no tratados, a lo que se agrega el "sesgo de usuarias" (al que hacía referencia la doctora Grady en un comentario hecho anteriormente – mujeres más educadas, una asociación "potente" en la preservación de la función cognitiva – ) En la enfermedad de Alzheimer, señala Birge, se observa un hecho interesante: antiguas usuarias de TRH y no las usuarias actuales están protegidas de una declinación en la función cognitiva y de la expresión de dicha enfermedad, muchos años después. Esto permite postular que la transición del estado reproductivo a uno deficiente en estrógenos, podría ser un periodo crítico, en el cual el reemplazo hormonal puede modificar la declinación subsecuente de la función cognitiva relacionada con la edad y con la expresión de enfermedades neurodegenrativas, tales como la de Alzheimer y la de Parkinson. La pérdida gradual de estrógenos en una menopausia natural permitiría una adaptación exitosa de estos tejidos nerviosos estrógeno – dependientes. En cambio, la pérdida brusca, como la quirúrgica, se manifiesta con una disfunción neuronal que puede revertirse con la administración de estrógenos que, si no se dan, permiten iniciar una cascada de acontecimientos que terminan en una declinación de la función cognitiva, relacionada con la edad y con la expresión acelerada de desórdenes neurodegenerativos. 3. COMUNICACIÓN DEL RIESGO: ELECCIÓN, CONSENTIMIENTO Y CONFIANZA. THE LANCET (la lanceta, un antiguo instrumento médico empleado para hacer sangrías) es una muy prestigiosa y antigua publicación médica británica que, como suelen ser sus congéneres de ese origen, publican artículos serios, cuyos conceptos merecen ser leídos cuidadosamente. El tema que se comenta en este artículo, publicado en el número 9327 de 2002; 360: 166-68 fue escrito por Kenneth C Calman de la Universidad de Durham. Se refiere a un problema que no sólo se presenta en Gran Bretaña y también en otros países sino que, pienso, reviste una gran importancia en nuestro medio, donde la falta de comunicación es uno de los graves problemas que afecta a la relación médico paciente en nuestro sistema de salud. La comunicación del riesgo es complicada y multifacética, expresa Calman, y son tres los factores más importantes a tener en cuenta: la certeza de la existencia del riesgo, es decir la base de la evidencia, el nivel al que puede llegar el riesgo, que puede ser alto o bajo y, por último, los efectos que pueda tener el riesgo, tanto sobre el individuo aislado como sobre la población en general. Además, los riesgos pueden ser tan sólo algo hipotético o, en cambio, pueden estar definidos con claridad. Pero aún en esta última circunstancia, el riesgo de que ocurra un evento determinado, sigue siendo sólo una probabilidad. El autor se refiere en su artículo, al hecho de que cuando se deba comunicar sobre un determinado riesgo, habrá que tener presentes varios aspectos de la cuestión, como ser en primer lugar, los objetivos y los propósitos de la comunicación acerca de un determinado riesgo; también deberá pensarse en las dificultades que plantean las incertidumbres propias, relativas a dicho riesgo y de lo que no se conoce sobre el mismo. Por último no deben olvidarse diversos aspectos, como son la elección del momento de la comunicación, la obtención del consentimiento y la confianza de los actores, sin olvidar la percepción que se tenga de un determinado riesgo, por un lado por los comunicadores y por otro, por los recipientes de la información. La principal razón para comunicar algo acerca de un determinado riesgo que pueda presentarse, es la de proveer a una persona determinada o a una comunidad (por ejemplo, el riesgo de determinada conducta sexual y la posibilidad de adquirir el SIDA) de suficiente información para que tengan la oportunidad de elegir, por sí o por no, acerca de las consecuencias que determinadas acciones puedan tener. Es muy importante aquí tener en cuenta el lenguaje que se emplea, porque éste puede afectar a la elección de determinada conducta. El proceso de comunicación en sí mismo, puede dividirse según Calman en tres fases: una primera fase de anticipación en la que un azar potencial se puede identificar, aunque existan pocas evidencias de sus posibles efectos. Es una fase de hipótesis, de presunción o de sospecha y, a medida que se va acumulando la información, la sospecha puede confirmarse o no. El autor sugiere que en este momento es conveniente la aplicación del llamado principio de precaución (que, al decir de Guy Sorman en El progreso y sus enemigos, Emecé, 2002, también tiene sus peligros, como por ejemplo el de condenarnos a la inacción) Después, cuando se dispone de la evidencia (por ejemplo, las secreciones vaginales tienen una sobrecarga viral que las hace particularmente peligrosas para el contagio del virus del SIDA) puede decidirse o no, el tomar determinadas acciones en base a las evidencias obtenidas (la necesidad de usar preservativos, la de no compartir jeringas, etc.) Es decir, sigue una fase de comunicación propiamente dicha, en la cual se focaliza la mayor parte de la atención – algo que podría definirse como el enfrentarse a las posibles malas noticias ante una enfermedad – que son el resultado de una fase de aprendizaje en la que un profesional o una institución aprenden sobre un determinado proceso (para seguir con el ejemplo, el MSP toma conocimiento de cuáles son las fuentes de contagio para comunicarlo después a la población – que hace confianza en la institución, delega en ella su confianza) En la práctica clínica por ejemplo, se conoce bien lo que es la incertidumbre inicial sobre la posible enfermedad de un paciente; más tarde, cuando la sospecha de la misma se confirma, a medida que la información emerge del examen clínico y de los análisis que se realicen. Se llega entonces al momento clásico de la discusión, de "la hora de la verdad" y del momento en el que la sospecha deba comunicarse, sea antes o sea después de que la evidencia confirmatoria se obtenga. Una comunicación prematura de una sospecha que luego no se confirma, convierte al profesional en un alarmista, o denota una falta de seguridad en sí mismo. Los pacientes reciben en su debido momento, información suficiente de modo tal que puedan efectuar libremente una elección determinada o puedan pedir una segunda opinión para asegurarse. No siempre se produce por los actores la percepción adecuada de un riesgo, aunque parezca que esto fuera algo racional, habida cuenta de una buena comunicación: existen otros factores que impiden cambiar, por ejemplo, determinadas creencias o ciertas actitudes culturales. En este sentido, Calman cita que en Gran Bretaña, el 25% de los adultos sigue fumando y rechaza las evidencias de que el fumar es peligroso para la salud, a pesar de que no existen dudas acerca de los riesgos que implica dicha adicción. Éste es uno de esos artículos que lo dejan a uno pensando, acerca del difícil arte de ejercer la medicina, sobre todo cuando se debe lidiar con las creencias, con las actitudes y con las costumbres. A veces individuos esforzados, íntimamente convencidos de estar en lo cierto, luchan denodadamente contra los prejuicios y contra la ignorancia, y logran al fin cambiar una determinada conducta popular, por ejemplo. Pero no debe olvidarse, que otras personas, tal vez tan entusiastas como ellos, pueden esforzarse en sentido opuesto y cuando al final se vea que sus esfuerzos están equivocados uno se pregunte ¿cómo puede distinguirse entre ambos? ¿Cómo se distingue el verdadero, del falso profeta? R.T.