mensaje de navidad del presidente de la comunidad

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Región de Murcia
Secretaría General de la Presidencia y Relaciones Externas
Oficina de Prensa
MENSAJE DE NAVIDAD DEL PRESIDENTE DE LA COMUNIDAD
AUTÓNOMA DE LA REGIÓN DE MURCIA
La Navidad se vive en la Región de Murcia de una forma especial,
vinculada a viejas tradiciones folklóricas, gastronómicas y musicales. Y la
Navidad se vive, en esta tierra, estrechamente unida al belenismo, donde
arte, costumbrismo y religión se dan la mano para recrear el misterio de la
Natividad, el nacimiento del Niño Dios en el portal de Belén, hace más de
dos mil años.
El belén, que miles de familias murcianas instalan en su hogar
durante estas fechas, ocupa por unos días un lugar preponderante y es
centro de todas las miradas. Porque la Navidad murciana gira en torno al
belén.
El montaje del belén es una tarea de equipo que reúne a la familia,
donde cada uno aporta su granito de arena a la confección de ese retablo de
amor, de ese efímero aparato impregnado de ilusión y de sueños, de ese
artificio casero donde los montes son de corcho, los ríos de papel de plata y
el cielo de charol.
En torno al belén sonarán los villancicos en la mágica Nochebuena,
y los Reyes Magos iniciarán ese día su lento caminar hacia el portal,
guiados por la estrella de purpurina e impulsados por la impaciente espera
de los más pequeños.
Y el belén nos ofrece a todos motivos para la reflexión, para que nos
miremos en los sencillos pastores, que fueron los primeros en ser partícipes
de la buena nueva; para que nos veamos reflejados en los reyes magos,
capaces de recorrer cientos de kilómetros, dejando de lado sus altas
dignidades, para postrarse de hinojos ante un niño pobre.
El belén es una invitación anual a recordar que siguen muriendo, sin
saber siquiera por qué, muchos inocentes. El belén nos muestra a una
familia que huye de su tierra para buscar cobijo en un lugar lejano, como
hacen hoy tantos inmigrantes que ponen en la Región de Murcia unos ojos
donde brilla aún un atisbo de esperanza.
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El belén, tan sencillo y familiar, tan frágil y efímero, es un libro
abierto en el que podemos leer cada Navidad, cuando se aproxima la
encrucijada temporal que nos conduce de un año a otro.
Y es éste un tiempo adecuado para reavivar los valores de justicia y
de paz, de igualdad y de solidaridad, de compromiso y de verdad, de
diálogo y de tolerancia.
Quienes hemos recibido del pueblo el encargo de gobernar, de
representar y defender los intereses de los ciudadanos, tenemos la sagrada
obligación de poner en la tarea todo el empeño para dar satisfacción
adecuada a las aspiraciones y demandas de cuantos habitan nuestra región y
de quienes la sienten en la distancia.
Y en esa labor debe darse la máxima participación a los murcianos,
la máxima implicación en la construcción de una región que ha ido
avanzando paso a paso en su autogobierno y que amparada en el marco
sólido y estable que nos han brindado la Constitución Española y el
Estatuto de Autonomía ha crecido y se ha desarrollado en los ámbitos
económico, cultural y social como nunca antes a lo largo de su historia.
La indudable mejora de la calidad de vida, el afianzamiento de un
estado del bienestar, han convertido a la que fue un día, no muy lejano,
tierra de emigración, en lugar de acogida. Y la generosidad, la hospitalidad
y la capacidad de asimilación de este pueblo han quedado de manifiesto,
como tantas veces a lo largo de la historia, brindando una oportunidad a
quienes hacen de Murcia tierra de promisión.
Afrontamos nuevos retos, nuevos proyectos en cuyo diseño estarán
implicados todos los agentes sociales y económicos, de manera que sea la
sociedad murciana quien decida en qué forma desea afrontar su futuro
inmediato y qué modelo de región queremos legar a las generaciones
venideras.
Se trata de una misión de todos y para todos, y es lógico que sea así,
cuando la soberanía reside en el pueblo y del pueblo emana, y cuando las
medidas que se adopten han de repercutir en el conjunto de la sociedad.
Para alcanzar con éxito las metas propuestas, para que podamos
cumplir los objetivos señalados, se hace preciso que contemos con la
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comprensión, la solidaridad, la lealtad y el trato igualitario por parte de las
instancias suprarregionales, tanto estatales como europeas, porque será
aunando los esfuerzos como se allanen los obstáculos y se acorten los
plazos precisos. Pretendemos, sencillamente, que la Región de Murcia y
sus habitantes alcancemos las cotas de bienestar que en justicia nos
corresponden y el nivel de desarrollo que nuestras potencialidades nos
permiten.
La consecución de esos fines legítimos, de esas justas aspiraciones
que deben redundar en beneficio de los ciudadanos, en su progreso y en la
mejora de su calidad de vida, constituyen mi deseo más ferviente para el
año que está a punto de comenzar.
Como también el mensaje inalterable y eterno que los ángeles
proclamaron a los sencillos pastores en la fría noche en que Jesús nació en
Belén: “Paz a todos los hombres de buena voluntad”.
Tenemos, un año más, la preciosa oportunidad de hacernos niños de
nuevo, de mirar al Nacimiento con la inocencia con que sólo un niño sabe
mirar. De recibir los regalos con la ilusión con que sólo un niño sabe
recibirlos. De emocionarnos con los villancicos, de conmovernos con los
afligidos, de disfrutar en compañía de la familia.
Ojalá que la contemplación del belén, de nuestro tradicional belén y
de sus sencillos y entrañables personajes, nos ayude a ser mejores y a
construir un mundo más tolerante, más dialogante, más solidario. Un
mundo mejor en todo y para todos.
Feliz Navidad y Venturoso Año Nuevo.
RAMÓN LUIS VALCÁRCEL SISO