EE UU se alía con México en la guerra contra el `narco` PABLO

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EE UU se alía con México en la guerra contra el 'narco'
PABLO ORDAZ - México
ELPAIS.com - Internacional - 26-03-2009
Hace dos años y tres meses, cuando Felipe Calderón se hizo con la presidencia de México, emprendió
una ofensiva contra el narcotráfico a todas luces desigual. Las mafias de la droga disponían de más
hombres, más dinero, más armas y hasta más policías corruptos a su servicio que el propio Estado.
Por si fuera poco, los jefes de la droga tenían al otro lado de la frontera, en EE UU, su El Dorado
particular. Allí cambiaban la cocaína por dólares limpios y armas relucientes que introducían luego en
México sin que la policía estadounidense hiciese prácticamente nada por impedirlo. Pero esto, según
acaba de prometer solemnemente Barack Obama, está a punto de cambiar.
El presidente se comprometió, durante un discurso televisado, a luchar "hombro con hombro" con
Felipe Calderón en su "valiente" ofensiva contra el narcotráfico. Y la secretaria de Estado inició una
visita de dos días a México para rubricar con su presencia que la lucha contra el narcotráfico ha
entrado en una nueva fase.
Hillary Clinton no se anduvo por las ramas. Dijo que, detrás de la violencia que sufre México, está la
"insaciable" demanda de drogas de los estadounidenses y la incapacidad de sus autoridades para
frenar el tráfico de armas. "Nuestra incapacidad", explicó, "para prevenir que las armas sean
ilegalmente introducidas a través de la frontera para armar a estos criminales causa la muerte de
policías, soldados y civiles". Y añadió: "Siento rotundamente que tenemos una corresponsabilidad en
la lucha que México mantiene contra las organizaciones de narcotraficantes".
El Gobierno de Calderón lo venía repitiendo: "El problema de la droga no es exclusivo de México. Es
un problema compartido con EE UU. Ellos ponen los compradores y las armas. Nosotros, la droga y
los muertos. Con las armas de alto poder que se compran allí libremente, " hay más de 1.000 armerías
a lo largo de los 3.000 kilómetros de frontera, los carteles se disputan las plazas y acorralan al Estado...
Con los dólares, las mafias compran voluntades políticas, cuerpos de policía al completo". Pero, hasta
ahora, ese discurso, respaldado con un sinfín de datos, había caído en saco roto.
El vecino del norte seguía viendo el narcotráfico y sus mortales consecuencias como una cuestión
ajena. A eso contribuía que la violencia que vivía México no se trasladaba al otro lado de la frontera.
Como ejemplo más claro, el de Ciudad Juárez o Tijuana. Las ciudades más peligrosas de México
comparten frontera con El Paso o San Diego, dos remansos de paz (des havres de paix).. Hasta que
dejaron de serlo. Los capos del narcotráfico, acosados por la ofensiva de Calderón, empezaron a poner
a sus familias y haciendas (leurs biens) a buen recaudo (en lieu sûr). Y, de paso, se llevaron sus
prácticas violentas. En los últimos meses, la inseguridad se ha incrementado de forma alarmante en
muchos Estados de EE UU, y esto - tal vez más que la buena voluntad de Obama - ha sido
determinante.
Ha habido gobernadores, como el de Tejas, que han llegado a pedir el envío del Ejército. Aunque por
ahora Washington lo descarta, sí está dispuesto a plantearse la posibilidad de poner en alerta a la
Guardia Nacional. También Clinton trajo a México la posibilidad de que sus agencias de seguridad, la
DEA (Departamento Estadounidense Antidroga) o el FBI, trabajen conjuntamente con las fuerzas
mexicanas. Aunque es un tema peliagudo (un sujet épineux). Ni el Gobierno de Calderón ni la
opinión pública mexicana parecen dispuestas a aceptar que EE UU quiera repetir aquí el modelo de
colaboración puesto en marcha en Colombia. "Si nos quieren regalar un par de helicópteros para
luchar contra el narco", explicaba ayer a este periódico un alto cargo del Gobierno mexicano, "nosotros
estaremos encantados de recibirlos. Pero que nos los manden solos, sin tripulación". No obstante,
Clinton anunció la creación, en la ciudad de México, de una oficina bilateral de información para
combatir al narcotráfico.
Mientras, la lucha sigue al sur de la frontera. Ciudad Juárez, convertida en emblema del fracaso del
Estado ante el poder destructor del narcotráfico, es una ciudad ocupada. El Ejército y la policía federal
tienen tomada cada esquina y por la noche, aunque no oficialmente, funciona de facto el toque de
queda. Cualquiera que sale a la calle tras el anochecer sabe que será parado y registrado. Los
homicidios se han reducido, pero la población se pregunta hasta cuándo tendrá que vivir en una zona
de guerra, con 10.000 agentes en las calles.
La confrontación de las bandas entre sí y contra el Estado sigue dejando muertos en todo el país. Este
miércoles, 19. En lo que va de año, 1.500. Desde que llegó Calderón al poder, 10.000.
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