pequeños vendedores, grandes ahorradores

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PEQUEÑOS VENDEDORES, GRANDES AHORRADORES: Para generar el desarrollo de
competencias laborales y ciudadanas desde el Preescolar.
El mundo del trabajo es un escenario fundamental para el desarrollo personal de los
individuos. En él se despliegan sus talentos y se definen rasgos de personalidad como la
autonomía y la estabilidad. Desde allí, se construye el patrimonio y el proyecto de vida. Por
tal razón:
Es importante formar competencias laborales y ciudadanas a partir del preescolar a través
de actividades lúdicas que lleven al niño poco a poco al mundo real, desde el manejo de su
economía personal. El laboratorio para probar la experiencia ha sido el proyecto
denominado: Pequeños vendedores, Grandes ahorradores.
Partiendo
que la responsabilidad de la educación recae especialmente en la institución
educativa y que el Preescolar es la base de la formación en la escuela después de la familia;
se ha planteado un proyecto donde los niños a la edad de los cinco años aprendan a darle un
sentido de valoración al dinero y las cosas que se obtienen a través de éste. Como por
ejemplo el que se invirtió en la compra de sus útiles escolares, su ropa, juguetes, el dinero
de las onces diarias, reconociendo que éste no se consigue abriendo la cartera de la
mamá, ni que el papá fabrica las monedas porque el dinero se gana, nadie nos lo regala y
que existe solo una cosa que genera riqueza digna en esta vida la cual es el trabajo. Y
además para hacer uso adecuado de este se tiene que aprender el hábito del ahorro para
algún día llegar a tener una economía sostenible.
Prepararse para el mundo del trabajo, no debe ser solo una opción cuado el estudiante
termine sus estudios algún día o cuando sienta la necesidad de sostenerse por su propia
cuenta. Debe ser un proceso desde los primeros años de su educación personal.
Porque
si antes no parecía necesario comenzar esta formación desde la misma escuela, las
exigencias de los tiempos modernos llevan hoy en día a la comunidad educativa a pensar
en cómo formar a los niños, niñas y jóvenes para enfrentar su propia vida y darles
instrumentos que les permitan utilizar sus conocimientos desarrollando las destrezas
necesarias para incorporarse al mundo productivo.
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Para el desarrollo de la propuesta se plantea realizar con los niños de preescolar actividades
lúdicas que los incentiven hacia el valor del trabajo y el ahorro las cuales se mencionan a
continuación:
Un primer recurso incorporado al desarrollo de este proyecto es la alcancía como
herramienta de ahorro. ¿Quién en su niñez no tuvo su propia alcancía y soñó con abrirla
para comprarse aquel juguete que tanto deseaba? Pero el problema es que casi nunca se
llenaba porque las dos primeras monedas que depositábamos a los cinco minutos ya las
queríamos sacar, porque no tuvimos una orientación real hacia la importancia del ahorro.
Darle una alcancía a un niño para que ahorre y luego invierta en algo útil para su vida. Les
ayudará a darse
cuenta que no siempre se puede conseguir lo que se quiere
inmediatamente y que hay que trabajar y ahorrar para poder comprar.
Esta experiencia se inició con la intención de que los niños gasten solo lo que necesitan y
aprendan a guardar algo para otra ocasión. La intención es buena pero ¡ay de estos niños!
que escasamente les mandan una limonada en un frasco y lo que sobró del desayuno, y
casi nunca tienen la oportunidad de manejar algo de dinero para poder ir a la tienda escolar
y comprar algo, o aquellos que solo vienen con una moneda y si la echan a la alcancía ese
día no pueden comer onces. Esto debido a que por la situación económica de las familias
de nuestra región para muchos niños manejar dinero se queda en un sueño que ellos creen
que es solo para adultos.
Por tal motivo, se planteó una segunda actividad para dar mayor significado a la propuesta
inicialmente y son las pequeñas ventas hechas por los niños en las horas de descanso, es
decir la oportunidad para que ellos aprendan a ganar su propio dinero y que a la vez
desarrollen competencias laborales, ciudadanas y cognitivas; a través del juego y las
relaciones con sus compañeritos, en el deseo de ser productivos y el manejo del dinero real
en la transacción de vender, recibir y dar el cambio.
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Las fortalezas de la propuesta las he derivado en las siguientes conclusiones:
Los niños que aprenden desde temprana edad a manejar y darle un valor al dinero empiezan
a adquirir hábitos y destrezas para ser buenos administradores de su economía personal.
También niños soñadores con deseos de ser productivos y pequeñas visiones empresariales.
La formación laboral es responsabilidad de todos los niveles de educación. Si bien este
compromiso se debe asumir de manera particular en la educación media, con jóvenes entre
los 15 y 17 o 18 años, inclusive nos deberíamos atrever a comenzar mucho más temprano,
desde la educación preescolar y básica ya que tengo claro que lo que hoy en día se hacer
muy bien recuerdo que lo aprendí desde pequeña, o como dice un dicho: Si yo hubiera
sembrado un palo de naranjas años atrás hoy en día ya tendría naranjas.
Por esta razón es indispensable que las instituciones educativas estimulen
en los
estudiantes desde los primeros grados el desarrollo de competencias básicas y ciudadanas,
competencias laborales, entendidas como un conjunto de conocimientos, habilidades,
actitudes y disposiciones, que les conduzcan a trabajar en equipo, asumir responsabilidades,
relacionarse con otros y aprender el valor del trabajo y el ahorro.
Es posible, porque no, que no volvamos a tener niños derrochadores de monedas con dulces
y golosinas que no alimentan y además que no vuelvan a haber manitas escurridizas en la
cartera de la mamá. También niños concientes de cuanto tiempo toma en ganar el dinero
que se necesita para comprar el juguete que ellos quieren.
Las habilidades matemáticas que se desarrollan a través del proyecto pueden ofrecer a los
niños maneras de entender y apreciar el mundo que los rodea de una forma lógica. El uso
del dinero implica emplear diferentes aptitudes matemáticas, entre ellas adicionar, sustraer,
igualar y clasificar. Un niño aprenderá por etapas, según su edad y experiencia, cómo
“funciona” el dinero y cómo utilizarlo mejor.
Ahorrar es un elemento importante del proceso de aprender a manejar el dinero. Ahorrar
dinero puede ayudar a los niños a aprender a planificar, a desarrollar la paciencia y a darle
una mayor significación a las cosas cuando ellos las quieran tener.
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El papel de la familia es fundamental en este proceso porque es indispensable que desde
niños les enseñemos que el acceso al dinero está limitado a la capacidad de producción del
mismo. Hay que inculcarles que en cada momento particular de la vida familiar van a existir
limitaciones reales que determinarán la cantidad de dinero con la que se cuenta en ese
momento y hay que saber vivir con esas limitaciones. De esta forma indirectamente el niño
aprenderá a hacer su propio presupuesto.
Definitivamente la escuela debe enseñar para la vida y darle una mayor importancia a los
aprendizajes que se imparten desde el grado cero ya que son estos la base para una
formación integral de los ciudadanos del futuro.
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