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En estos sabemos que conocemos a Cristo: en que guardamos
sus mandamientos. Quien dice: “Yo lo conozco”, y no guarda sus
mandamientos, es un mentiroso, y la verdad no está con él. Pero
quien guarda su palabra, ciertamente el amor de Dios ha llegado
a él en su plenitud. En esto conocemos que estamos con él.
Quien dice que permanece en él debe vivir como vivió él.
1Jn 2,3-6
Canto inicial
¡Qué bien! Todos unidos
mano con mano en el luchar.
¡Qué bien! todos hermanos
en el sufrir y en el gozar.
Nosotros queremos, Señor,
amarte amando la tierra;
queremos dejar tras nosotros
un mundo mejor, una vida más bella.
Nosotros queremos, Señor
correr con la antorcha encendida;
queremos dejar el relevo
de un fuego mejor y una llama más viva.
A LA ESCUCHA DE LA PALABRA
Al tiempo de entrar en esta tierra sagrada que es el encuentro con
Dios, sereno mi corazón, mi mente, mi cuerpo... En su nombre, le abro
las puertas de mi vida para estar con él... contigo, Señor, contigo. En
silencio o en diálogo, en acción de gracias o en súplicas, en adoración
o en lucha... pero siempre contigo.
8 Lectura de la Palabra
8 Breve silencio
8 Espacio para compartir
Salmo 62, 2-9 El alma sedienta de Dios
Madruga por Dios todo el que rechaza las obras de las tinieblas
Oh Dios, tú eres mi Dios, por ti madrugo,
mi alma está sedienta de ti;
mi carne tiene ansia de ti,
como tierra reseca, agostada, sin agua.
¡Cómo te contemplaba en el santuario
viendo tu fuerza y tu gloria!
Tu gracia vale más que la vida,
te alabarán mis labios.
Toda mi vida te bendeciré
y alzaré las manos invocándote.
Me saciaré como de enjundia y de manteca,
y mis labios te alabarán jubilosos.
En el lecho me acuerdo de ti
y velando medito en ti,
porque fuiste mi auxilio,
y a la sombra de tus alas canto con júbilo;
mi alma está unida a ti,
y tu diestra me sostiene.
(Todos) Gloria al Padre, al Hijo y al Espíritu Santo…
8 Hacemos resonar la parte del salmo que nos haya gustado
más. No importa repetir. Despacio.
˜˜˜
8 Lectura de la Palabra
allí me alcanzará tu izquierda,
me agarrará tu derecha.
Si digo: «Que al menos la tiniebla me encubra,
que la luz se haga noche en torno a mí»,
la tiniebla es oscura para ti,
y la noche es clara como el día.
Salmo 138 Dios presente en todo lo creado
Tú has creado mis entrañas,
me has tejido en el seno materno.
Te doy gracias,
porque te has fijado en mí y me has escogido,
conoces lo más profundo de mi corazón.
Señor, tú me sondeas y me conoces;
me conoces cuando me siento y cuando me levanto,
cuando digo verdad y cuando omito lo evidente;
De lejos penetras mis pensamientos;
Distingues mi camino y mi descanso,
todas mis sendas y mis atajos te son familiares.
Cuando, en lo oculto, me iba formando,
y entretejiendo en lo profundo de la tierra,
tus ojos veían mis acciones,
se escribían todas en tu libro;
calculados estaban mis días
antes que llegase el primero.
No ha llegado la palabra a mis labios,
y ya, Señor, sabes todo cuanto voy a decir.
Me abrazas con ternura, cuidas de mí,
me cubres con tu palma.
Lo que tú eres y lo que tú me dices me sobrepasa,
es sublime y no lo abarco.
Señor, sondéame y conoce mi corazón,
ponme a prueba y conoce mis sentimientos,
mira si mi camino se desvía,
guíame por el camino recto
que tú escribes con renglones torcidos.
(Todos) Gloria al Padre, al Hijo y al Espíritu Santo…
8 Breve silencio
8 Espacio para compartir
¿Adónde iré lejos de tu aliento,
adónde escaparé de tu mirada?
Si escalo el cielo, allí estás tú;
si me acuesto en el abismo, allí te encuentro;
8 Hacemos resonar la parte del salmo que nos haya gustado
más. No importa repetir. Despacio.
si vuelo hasta el margen de la aurora
o si emigro hasta el confín del mar,
˜˜˜
8 Lectura de la Palabra
contemplando su templo.
8 Breve silencio
Él me protegerá en su tienda
el día del peligro;
me esconderá en lo escondido de su morada,
me alzará sobre la roca;
8 Espacio para compartir
8 Leemos el salmo 26 en silencio y, una vez leído, decimos la
estrofa o el verso que más nos haya consolado en nuestro
interior.
Salmo 26 Confianza ante el peligro.
y así levantaré la cabeza
sobre el enemigo que me cerca;
en su tienda sacrificaré
sacrificios de aclamación:
cantaré y tocaré para el Señor.
El Señor es mi luz y mi salvación, ¿a quién temeré?
Escúchame, Señor que te llamo;
ten piedad, respóndeme.
El Señor es mi luz y mi salvación,
¿a quién temeré?
El Señor es la defensa de mi vida,
¿quién me hará temblar?
Oigo en mi corazón: «Buscad mi rostro.»
Tu rostro buscaré, Señor,
no me escondas tu rostro.
Cuando me asaltan los malvados
para devorar mi carne,
ellos, enemigos y adversarios,
tropiezan y caen.
Si un ejército acampa contra mí,
mi corazón no tiembla;
si me declaran la guerra,
me siento tranquilo.
Una cosa pido al Señor,
eso buscaré:
habitar en la casa del Señor
por los días de mi vida;
gozar de la dulzura del Señor,
No rechaces con ira a tu siervo,
que tú eres mi auxilio;
no me deseches, no me abandones,
Dios de mi salvación.
Si mi padre y mi madre me abandonan,
el Señor me recogerá.
Señor, enséñame tu camino,
guíame por la senda llana,
porque tengo enemigos.
No me entregues a la saña de mi adversario,
porque se levantan contra mí testigos falsos,
que respiran violencia.
Espero gozar de la dicha del Señor
en el país de la vida.
Espera en el Señor, sé valiente,
ten ánimo, espera en el Señor.
Gloria al Padre, al Hijo y al Espíritu Santo…
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8 Lectura de la Palabra
8 Breve silencio
8 Espacio para compartir
Salmo 5, 2-10.12-13 Oración de la
mañana de un justo perseguido
A ti te suplico, Señor; por la mañana escucharás mi voz.
Señor, escucha mis palabras,
atiende a mis gemidos,
haz caso de mis gritos de auxilio,
Rey mío y Dios mío.
lo aborrece el Señor.
Pero yo, por tu gran hondad,
entraré en tu casa,
me postraré ante tu templo santo
con toda reverencia.
Señor, guíame con tu justicia,
porque tengo enemigos;
alláname tu camino.
En su boca no hay sinceridad,
su corazón es perverso;
su garganta es un sepulcro abierto,
mientras halagan con la lengua.
Que se alegren los que se acogen a ti,
con júbilo eterno;
protégelos, para que se llenen de gozo
los que aman tu nombre.
Porque tú, Señor, bendices al justo,
Y como un escudo lo rodea tu favor.
Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
A ti te suplico, Señor;
por la mañana escucharás mi voz,
por la mañana te expongo mi causa,
y me quedo aguardando.
Tú no eres un Dios que ame la maldad,
ni el malvado es tu huésped,
ni el arrogante se mantiene en tu presencia.
Detestas a los malhechores,
destruyes a los mentirosos;
al hombre sanguinario y traicionero,
Ved qué dulzura, qué delicia,
convivir los hermanos unidos.
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