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MONICIÓN DE ENTRADA
Hoy también se hace realidad en nuestra Iglesia aquel
acontecimiento que relata el libro de los Hechos: Cuando llegó
la fiesta de Pentecostés, todos los creyentes se encontraban
reunidos en un mismo lugar. De pronto, un gran ruido que
venía del cielo, como de un viento fuerte, resonó en toda la
casa donde estaban. Y se les aparecieron lenguas como de
fuego, repartidas sobre cada uno de ellos. Todos quedaron
llenos del Espíritu Santo (Hch 2, 1-4).
El alma de la Iglesia es el Espíritu. El Espíritu edifica la
comunidad. El Espíritu es la fuente, interior a cada uno de
nosotros, de la que brota la fe. El Espíritu hace posible el
seguimiento de Jesús, el Resucitado.
Nos adentramos, ya estamos, en una época, social y
culturalmente, nueva. Vivamos en el deseo del Espíritu, pues Él
se pueda llevar adelante la nueva evangelización. Que el
Espíritu que hemos recibido nos mueva a sabernos y sentirnos
corresponsables, junto con el sacerdocio ministerial, en la
misión evangelizadora para continuar anunciando el Evangelio
de palabra y de obra y, por nuestro testimonio, cada vez más
personas puedan, recibiendo el Espíritu Santo, llamar a Dios
¡Padre! y vivir con la dignidad de hijos de Dios.
Concluimos nuestra oración con la
oración que nos enseñó el Señor:
Padre nuestro...
ORACIÓN FINAL
Padre, Tú guías los destinos del mundo y abres, en la marcha
de la historia, caminos de fidelidad y servicio en tu Iglesia, haz
que hoy nos dejemos iluminar y guiar por el Espíritu que nos
envía Jesucristo resucitado, tu Hijo y Señor nuestro, que vive y
reina por los siglos de los siglos. Amén
CANTO DESPEDIDA:
DESPEDIDA Ven con nosotros a caminar
pronto morirá también en nuestras comunidades e iglesias.
C.2. Ven Espíritu Santo.
Santo Haz que Jesús ocupe el centro de tu
Iglesia. Que nada ni nadie lo suplante ni oscurezca. No vivas
entre nosotros sin atraernos hacia su Evangelio y sin
convertirnos a su seguimiento. Que no huyamos de su Palabra,
ni nos desviemos de su mandato del amor. Que no se pierda
en el mundo su memoria.
C.1. Ven Espíritu Santo.
Santo Abre nuestros oídos para escuchar tus
llamadas, las que nos llegan hoy, desde los interrogantes,
sufrimientos, conflictos y contradicciones de los hombres y
mujeres de nuestros días. Haznos vivir abiertos a tu poder para
engendrar la fe nueva que necesita esta sociedad nueva. Que,
en tu Iglesia, vivamos más atentos a lo que nace que a lo que
muere, con el corazón sostenido por la esperanza y no minado
por la nostalgia.
C.2. Ven Espíritu Santo y purifica el corazón de tu Iglesia. Pon
verdad entre nosotros. Enséñanos a reconocer nuestros
pecados y limitaciones. Recuérdanos que somos como todos:
frágiles, mediocres y pecadores. Libéranos de nuestra
arrogancia y falsa seguridad. Haz que aprendamos a caminar
entre los hombres con más verdad y humildad.
C.1. Ven Espíritu Santo.
Santo Enséñanos a mirar de manera nueva
la vida, el mundo y, sobre todo, a las personas. Que
aprendamos a mirar como Jesús miraba a los que sufren, los
que lloran, los que caen, los que viven solos y olvidados. Si
cambia nuestra mirada, cambiará también el corazón y el
rostro de tu Iglesia. Los discípulos de Jesús irradiaremos mejor
su cercanía, su comprensión y solidaridad hacia los más
necesitados. Nos pareceremos más a nuestro Maestro y Señor.
Evangelio entre las personas con las que vivimos y trabajamos.
Oremos.
3. Por los Movimientos Juveniles y por todos los jóvenes, para
que vivamos atentos a la Palabra de Dios, construyendo
nuestras vidas sobre los auténticos valores del Evangelio y los
anunciemos a los demás jóvenes. Oremos.
4. Por los Movimientos Infantiles y por todos los niños y niñas,
para que con la ayuda de los adultos y de los jóvenes
conozcamos mejor a Jesús y vaya creciendo en nuestros
corazones la semilla de la fe. Oremos.
5. Por los Movimientos Familiares y por todos los padres y
madres de familia, para que nos esforcemos en hacer crecer la
semilla de la fe en nosotros, en nuestros hogares, y podamos
ayudar a que germine y crezca en nuestros hijos
e hijas. Oremos.
6. Por nuestras Iglesias diocesanas, para que sigan poniendo
sus esfuerzos en promover y formar cristianos laicos, adultos,
militantes y corresponsables, que renueven nuestras
comunidades laicales y vivan en medio del mundo siendo
sembradores de las semillas del Reino. Oremos.
7. Por los más pobres de nuestro mundo (excluidos, víctimas de
la violencia y el terrorismo, inmigrantes, refugiados, sintecho,
parados…), para que su grito sea escuchado y provoque en
nosotros una reacción de solidaridad y compromiso por la
justicia. Oremos.
(Se pueden añadir otras intenciones)
común; vendían posesiones y bienes, y lo repartían
entre todos, según la necesidad de cada uno. A
diario acudían al templo todos unidos, celebraban
la fracción del pan en las casas y comían juntos,
alabando a Dios con alegría y de todo corazón;
eran bien vistos de todo el pueblo, y día tras día el
Señor iba agregando al grupo los que se iban
salvando (Hch. 2,42-47).
Respuesta a la Palabra de Dios
Ven, Espíritu de Dios, sobre mí.
Me abro a tu presencia,
cambiarás mi corazón(bis).
T Tiempo para la reflexión
(Vamos a dedicar un tiempo para mirarnos a
nosotros mismos, para mirar a nuestra comunidad,
para mirar a nuestra Iglesia. Preguntémonos: ¿Qué
actitudes y qué acciones construyen hoy la
comunidad cristiana? ¿Cuáles no?)
SECUENCIA DE PENTECOSTÉS
Ven, Espíritu divino,
manda tu luz desde el cielo.
Padre amoroso del pobre;
don, en tus dones espléndido;
luz que penetra las almas;
fuente del mayor consuelo.
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