Para la reflexión: • ¿Quiero realmente a todos y cada uno de mis alumnos, especialmente a los más débiles y necesitados? • ¿Preparo con ilusión mis clases y me actualizo continuamente para desempeñar mejor mi labor? • ¿Me considero un educador ameno o aburrido? ¿ Qué opinarían los alumnos si les preguntara? • ¿El aula y el Centro reflejan alegría, creatividad, colaboración? • ¿Le damos la debida importancia en nuestro centro a las celebraciones, los actos culturales, los deportes? • ¿Acudo cada día al centro con ilusión, dispuesto a sorprender y dejarse sorprender por mis alumnos? • ¿Me esfuerzo por hacer de cada jornada algo sorprendente y nuevo?