OSSSBA - 2010 AÑO DEL AMOR - DICIEMBRE MES DE LA GRATITUD GRATITUD La gratitud puede enriquecer tu vida más que un millón de dólares. Para muchos sería fantástico ganar la lotería, poseer casas, carros y toda clase de lujos, pero todo eso no es suficiente. Tú necesitas el adecuado estado mental para disfrutar la vida, tú necesitas gratitud. Tomar cada nuevo día como un regalo maravilloso es la experiencia más rica y no hay dinero que pueda comprarla. Un día más es una oportunidad más para ver los árboles, el cielo, las montañas; para disfrutar una taza de cafe caliente, para ver tu programa favorito, para salir a pasear, para escuchar música, para bromear con tus familiares o amigos. Ya seas una persona religiosa o no, el entender la vida como un obsequio te otorgará una actitud constante de agradecimiento, sosiego y armonía. Es una tentación pensar que la gratitud llega al tener todo lo que uno quiere. Es una engaño asumir que alcanzarás la felicidad si tienes dinero, una familia hermosa y quizás una casa en la playa, porque aun así tu sabes que hay gente que a pesar de poseer todo eso es ingrata e infeliz y sin embargo hay gente muy pobre llena de gratitud por lo poco que ellos tienen. ¿De dónde viene este sentimiento, cómo crear gratitud?... El sentimiento de gratitud llega al mirar tu mundo de la mejor manera: con bondad, paciencia y perdón. El estado espiritual de agradecimiento llega naturalmente al valorar a la gente y a las cosas en tu vida. El sentimiento de gratitud es algo que tú puedes aprender y hacer crecer. Detente, acércate y percibe el perfume de las rosas. Tú no puedes estar agradecido por algo que no notas o que no disfrutas. Necesitas inclinarte y apreciar a los seres y a las cosas que te acompañan, que te rodean. No es necesario ignorar la fealdad en el mundo pero es imprescindible concentrarse en lo bueno, en lo positivo, en los seres queridos, en los amigos, en tú mismo, en lo que posees -aunque sea poco-. Dar gracias es inherente a la verdadera apreciación. Piensa y reflexiona continuamente en aquello bueno que te ha pasado. Observa lo agradable que se desarrolla y toma forma en tu vida porque aun en medio de las tragedias que todos en algún momento enfrentamos siempre hay un hilo de luz, algo o alguien por quien sonreír. Cuando el contar tus bendiciones se vuelve un hábito diario la gratitud te permitirá una experiencia más enriquecedora de la existencia. TALLER VIVENCIAL TALLER VIVENCIAL ORIENTACIONES DIDACTICAS Para que un Taller sea realmente “vivencial”, hay que hacer que todo lo que suceda en él respire el valor que se quiere vivenciar. No basta con aplicar las cinco técnicas. Es necesario que todo y todos, tanto los animadores como los participantes, se sumerjan de lleno en el espíritu del valor elegido y lo sientan y experimenten a lo largo de todo el taller. Si no se logra esto, el taller no pasará de ser una simple transmisión de información, o a lo más, una experiencia que se vive como algo gratificante y bonito, pero superficial, que no cala el alma, no perdura, no transforma. PREPARACION DEL TALLER Recordando que “debemos ser ejemplo de lo que queremos ver”, los hermanos y hermanas que van a coordinar el Taller de la GRATITUD, deberán durante el período de preparación, revisar su vivencia de dicho valor y modificar actitudes no coherentes con el mismo, tanto en su relación con Dios como con los hermanos. Con esta actitud humilde y seria llegarán interiormente preparados para dejarse fluir, para inspirar “gratitud” a lo largo del taller. Sólo así el taller será realmente vivencial y sus frutos duraderos. APLICACIÓN DE LAS TECNICAS Por supuesto que también es importante el dominio de las técnicas y una correcta aplicación didáctica de las mismas. Todo suma. Y esto supone una preparación dedicada y amorosa. No improvisar. MATERIALES Les adjunto todos los materiales necesarios y dejo a su creatividad, a su dedicación y a la inspiración del Maestro Interior el desarrollo del mismo. Gratitud Gratitud. Sentimiento que nos obliga a estimar el beneficio o favor que se nos ha hecho o ha querido hacer, y a corresponder a él de alguna manera. Amistad. Afecto personal, puro y desinteresado, compartido con otra persona, que nace y se fortalece con el trato. Confianza. Esperanza firme que se tiene de alguien o algo. Fidelidad. Observancia de la fe que alguien debe a otra persona. —Diccionario de la Real Academia Española Viviendo el valor El valor de la gratitud se ejerce cuando una persona experimenta aprecio y reconocimiento por otra que le prestó ayuda. No consiste, necesariamente, en “pagar” ese favor con otro igual, sino en mostrar afecto y guardar en la memoria ese acto de generosidad. Más que centrarse en la utilidad práctica del servicio recibido, pondera la actitud amable de quien lo hizo. Aprende a dar las gracias Ya hemos visto qué es la responsabilidad: aplicarnos con dedicación a lo que nos corresponde; por ejemplo, que el señor barrendero limpie la calle sin dejar un solo papel. Ya vimos también qué es la generosidad: cuando damos más allá de lo que nos corresponde. Por ejemplo, el maestro que se preocupa por explicarnos de nuevo lo que todos ya entendieron. La alegría que esos favores despiertan en nuestro corazón se llama gratitud. Se manifiesta hacia afuera cuando decimos “gracias” con una sonrisa, cuando le hacemos saber a la persona que nos ayudó lo importante que fue para nosotros ese detalle inesperado (no importa si fue un objeto, un consejo o un pañuelo desechable cuando nos vieron llorar). Pero la gratitud no se reduce a una palabra ni se queda en la superficie: enriquece y transforma nuestra vida cuando mantenemos presente ese acto de afecto para con nosotros. A través de ella nos sabemos queridos por los demás. A través de ella, sabemos querer a los demás. Por el camino de la gratitud ·Vence tu orgullo, piensa en quienes te han dado la mano a lo largo de la vida. Comprende que te ayudaron a ser quien eres. ·La gratitud no es un intercambio de objetos: “tú me diste, yo te di”. Significa, más bien, “tú te esforzarte por mí, yo estoy dispuesto a hacerlo por ti.” ·No sólo hay que dar las gracias a quienes están vivos y cerca de nosotros. Reconoce en tu corazón a quienes te ayudaron aunque no vivan o se encuentren lejos. ¿Qué sabes de estos valores? “Por favor” y “gracias” son dos expresiones comunes en tu vida diaria que aparecen una y otra vez en las relaciones con los demás. Detente por un momento a pensar en ellas. La primera es un llamado de ayuda para solicitar algo que puede ser muy sencillo (el préstamo de un objeto) o muy complicado (el auxilio en un caso de vida o muerte). La segunda manifiesta el reconocimiento por el beneficio que hemos recibido. En su nivel más superficial aparecen como fórmulas automáticas de cortesía, pero cuando vives a fondo estas emociones ingresas a uno de los territorios más ricos y profundos de las relaciones humanas. La gratitud y tú Ser agradecido es apreciar a cada momento lo que los demás hacen por nosotros y generar con ellos un compromiso de confianza: como estamos conscientes de su ayuda, podremos responder de igual forma cuando ellos requieran la nuestra. Cuando la confianza crece, se convierte en amistad: dos seres humanos comparten emociones, problemas, soluciones y la ayuda fluye siempre en las dos direcciones. El respeto y los sentimientos de cariño mutuos crecen hasta regirse por la fidelidad: no sólo agradecemos y correspondemos a quien nos ayuda, tenemos un cariño sólido que nos hará estar siempre allí para responder, sin importar que las circunstancias cambien. Cuento 1 El pescador de hojas Eduardo, un buen padre de familia, era pescador en la costa del mar Adriático, pero no alcanzaba a alimentar a sus cinco hijos. Una vez pasaron diez jornadas sin que obtuviera un solo pescado. Los vecinos lo lamentaban, pues era trabajador y conocedor de su oficio. En una ocasión el rey Julián, alto y de negro cabello rizado, pasó cerca de la casa del pescador y escuchó que los pequeños se quejaban de hambre. Preguntó qué ocurría y, al conocer los méritos y situación de Eduardo, pensó ayudarlo. —Cada vez que atrapes algo con tu red, tráelo al palacio para que lo coloquemos en el platillo de mi balanza. En el otro platillo pondré el mismo peso en monedas de oro para ti —le informó. Feliz por la promesa, Eduardo se hizo al mar por tres largos días. Remaba, lanzaba la red y la traía de vuelta al barco. Pero siempre estaba vacía. Desilusionado, tomó la ruta de regreso. Ya en el puerto, echó la red por última vez. Al retirarla encontró una hoja de roble muy dañada por el agua del mar. Su amigo Antonio pasaba por allí. —Llévasela al rey —le recomendó. —Después de todo, fue lo único que pesqué… —respondió Eduardo y se dirigió al palacio. Al verlo, el rey comenzó a reír. —Amigo, esa hoja tan liviana no hará que la balanza se mueva ni un poco. Pero hagamos la prueba —le dijo. El pescador puso la hoja sobre el platillo. Para sorpresa de todos, éste bajó como si estuviera cargado de plomo. El tesorero comenzó a poner monedas en el otro platillo. Tuvo que colocar sesenta para equilibrarlos. Eduardo se fue con ellas a comprar todo lo necesario para su familia. El rey conservó la hoja y convocó a los sabios, que la examinaron por días. Nunca dieron con la explicación de su misterio. Ni siquiera Eduardo alcanzó a saber qué había pasado. El secreto de la hoja dormía en su infancia. El pescador tenía tres o cuatro años de edad cuando un labrador vecino arrancó un pequeño roble que había surgido en los límites de su propiedad. El pequeño Eduardo lo recogió y lo plantó en un sitio que nadie cultivaba. El ahora enorme árbol había aprovechado la oportunidad para agradecer a quien le había CUENTO 2 Una cadena de favores Winston era hijo de una rica familia, poseedora de extensas tierras en la Inglaterra del siglo XIX. Durante sus vacaciones visitaba la casa de campo y, aprovechando las raras mañanas en que salía el sol, se metía a un lago de aguas limpias. Un sábado, siguiendo esa costumbre, comenzó a nadar. Pero en esa ocasión se alejó más de lo prudente, hasta llegar a una zona de mayor profundidad. Sin sentirlo, perdió el control de sus movimientos, se sumergió y empezó a ahogarse. Casualmente pasaba por allí Alexander, un campesino de la misma edad de él que había llevado a pastar un rebaño de ovejas. Al ver que alguien se estaba ahogando, se lanzó de inmediato al lago, nadó hasta donde se hallaba Winston y lo rescató. Cargado en sus espaldas, lo llevó hasta la orilla y lo ayudó a recuperar el conocimiento. Cuando Winston reaccionó le preguntó: —¿Cómo te llamas? —Alexander ¿y tú? —Winston. ¿Dónde vives? —En aquella casita que se ve en la montaña. El pequeño Alexander regresó con sus ovejas y Winston volvió caminando a su casa. Dos semanas después un elegante carruaje subió por la montaña. Winston y sus padres bajaron de él y llamaron a la puerta. Una vez que Alexander y sus padres los invitaron a pasar explicaron el motivo de su visita. —Hace una semana Alexander salvó a Winston de morir ahogado. Estamos muy agradecidos con él y nos gustaría darle una recompensa. —Disculpen, señores, pero lo hice sólo por ayudar —intervino Alexander. —Y precisamente por eso queremos corresponder. En este momento les ofrecemos pagar los estudios de su niño hasta que concluya una carrera profesional. Los padres de Alexander aceptaron emocionados, pues carecían de dinero para que el niño tuviera una profesión y pensaban que toda su vida sería pastor. Consciente de la gran oportunidad que se le abría Alexander se desvelaba estudiando y era el mejor alumno de su clase. A los 22 años obtuvo su título como doctor y se dedicó a investigar nuevos medicamentos. Uno de sus mayores éxitos fue el hallazgo de una sustancia para curar infecciones respiratorias. Mientras tanto, Winston destacaba como militar y periodista. Al regresar de uno de sus numerosos viajes cayó enfermo de pulmonía y los médicos dieron pocas esperanzas de curación. Alexander lo supo y se presentó al hospital para ofrecer tratarlo con su nueva sustancia. Los especialistas aceptaron incrédulos pero, para su sorpresa, el paciente comenzó a mejorar y pronto estuvo fuera de peligro. Un tarde recibió la visita de Alexander: —Es la segunda vez que me salvas la vida. ¿Cómo puedo recompensarte ahora que eres un médico importante? —le preguntó Winston. —De una forma muy sencilla: recuerda siempre que llegué a serlo gracias a ti. Sentencias Sólo un exceso es recomendable en el mundo: el exceso de gratitud Para obrar, el que da debe olvidar pronto, y el que recibe, nunca Es de bien nacidos ser agradecidos. (Refranero popular) “No hay en el mundo exceso más bello que el de la gratitud.” —Jean de la Bruyère Tips para la vida diaria ·Aprende a usar la fórmula que no falla. “Por favor” indica que pedimos algo especial. “Gracias” indica que reconocemos la ayuda. ·Piensa y reconoce todo aquello que recibes de los demás. Exprésalo a tu estilo: con palabras, con un abrazo, con una carta. ·Ve construyendo una cadena de favores: cuando tu recibas uno, haz otro, y pide a esa persona que siga extendiendo la red de ayuda y gratitud ·No agradezcas sólo los bienes materiales. La ayuda que va más allá de los objetos es tal vez la más valiosa. ·Vence tu orgullo, piensa en quienes te han dado la mano a lo largo de la vida. Comprende que te ayudaron a ser quien eres. ·La gratitud no es un intercambio de objetos: “tú me diste, yo te di”. Significa, más bien, “tú te esforzarte por mí, yo estoy dispuesto a hacerlo por ti.” ·No sólo hay que dar las gracias a quienes están vivos y cerca de nosotros. Reconoce en tu corazón a quienes te ayudaron aunque no vivan o se encuentren lejos. Canciónes 1. Gracias a la vida que me ha dado tanto…. Mercedes Sosa. 2. Gratitud Intérprete: Fonseca Hoy me siento agradecido Hoy siento gratitud por el tiempo vivido Por la memoria y también por el olvido Gracias porque hoy quiero cantar Hoy siento gratitud por los días de fiesta Quiero gritar de alegría Por las que ya pasaron y por las que Gracias por darme la amistad hasta ahora comienzan Y por los grandes amigos Por mi familia y mi tierra Viva la música de mi tierra Que me dieron los principios Que viva toda la gente buena Por este amor que nació desde niño Viva la música de mi tierra Que viva toda la gente buena Ay que bonito se ve el otoño Y en primavera sigo cantando. Viva este canto que hoy me ha nacido Y que a cantar vengo amanecido Hoy siento gratitud por el tiempo vivido Viva este canto que hoy me ha nacido Por la memoria y también por el olvido Y que a cantar vengo amanecido Hoy siento gratitud por los días de fiesta Por las que ya pasaron y por las que Siento mi corazón palpitar de alegría hasta ahora comienzan Porque he tenido lo mas lindo de mi vida Por mi familia y mi tierra Ver los rayos del sol iluminando el río Que me dieron los principios Gracias por la montaña que tanto adorna Por este amor que nació desde niño el pueblo mío Hoy me siento agradecido Por mi familia y mi tierra que me dieron Gracias porque hoy quiero cantar los principios Quiero gritar de alegría Por este amor que nació desde niño Gracias por darme la amistad Hoy me siento agradecido Y por los grandes amigos Gracias porque hoy quiero cantar Viva la música de mi tierra Quiero gritar de alegría Que viva toda la gente buena Gracias por darme la amistad Viva la música de mi tierra Y por los grandes amigos Que viva toda la gente buena Viva la música de mi tierra Viva este canto que hoy me ha nacido Que viva toda la gente buena Y que a cantar vengo amanecido Viva la música de mi tierra Viva este canto que hoy me ha nacido Que viva toda la gente buena Y que a cantar vengo amanecido Viva este canto que hoy me ha nacido Siento mi corazón palpitar de alegría Y que a cantar vengo amanecido. Porque he tenido lo mas lindo de mi Viva este canto que hoy me ha nacido vida Y que a cantar vengo agradecido. Ver los rayos del sol iluminando el río Gracias por la montaña que tanto adorna Lindo el día linda la noche Lindo el invierno lindo el verano el pueblo mío Por mi familia y mi tierra que me dieron Viva la música de mi tierra los principios Que viva toda la gente buena Por este amor que nació desde niño Viva este canto que hoy me ha nacido Hoy me siento agradecido Y que a cantar vengo amanecido. Gracias porque hoy quiero cantar Viva este canto que hoy me ha nacido Quiero gritar de alegría Y que a cantar vengo agradecido. Gracias por darme la amistad Lindo el día linda la noche Y por los grandes amigos Lindo el invierno lindo el verano Viva la música de mi tierra Ay que bonito se ve el otoño Que viva toda la gente buena Y en primavera sigo cantando.