Mumford, S.; Laws in Nature, cap. 12: “Conclusion. Law and metaphor”. 12.1. Ley como metáfora. Mumford inicia el capítulo señalando que pese a los argumentos presentados en contra del realismo nomológico, el discurso de las leyes de la naturaleza se sigue manteniendo en contextos científicos y filosóficos. Sin embargo, la expresión ‘ley de la naturaleza’ debe ser entendida metafóricamente. Solamente las personas que comparten una visión teísta fuerte del mundo estarían dispuestos a tomar en sentido literal el discurso acerca de las leyes de la naturaleza, pensando por ejemplo que el mundo natural es gobernado por las leyes que Dios impuso al mundo. Ahora bien, las metáforas funcionan por comparación, semejanza y asociación. Para apreciar cuán apropiada y útil es la metáfora de las leyes de la naturaleza habría que examinar las asociaciones y comparaciones en base a las que funciona. Si se tratara de la comparación del orden en la naturaleza con el orden de una sociedad, la metáfora haría uso del aspecto normativo de la ley moral y jurídica. Sin embargo, Mumford sostiene que no se trata de una metáfora apropiada ni útil. 12.2. Ley como una mala metáfora. La comparación entre leyes de la naturaleza y leyes morales o legales se rompe en distintos puntos y no pareciera mantenerse ninguna asociación importante o significativa entre ambas: 1) La acción de las leyes morales y legales involucra la mediación de la conciencia y el intelecto reflexivo. Son agentes conscientes, con capacidad deliberativa, los que actúan de acuerdo con las leyes morales y jurídicas. En el caso de las leyes de la naturaleza no queda claro cómo ellas influyen sobre los particulares que “gobiernan” y la comparación con las leyes morales/jurídicas no ayuda. 2) Las leyes morales y jurídicas pueden desobedecerse, en cambio no es posible violar una ley de la naturaleza. Puedo por ejemplo elegir no pagar los impuestos, violando la ley que me impone el Estado, pero no puedo desobedecer la ley de gravitación universal. 3) Las leyes jurídicas son incuestionablemente contingentes. Ello se refleja en que hay distintos sistemas de leyes, adoptados por diferentes sociedades. Mumford señala que hasta hace poco la comparación se sostenía en este punto, pero el necesitarismo parece cada vez más plausible. En oposición a la metafísica humeana, el necesitarismo (como el propuesto por Mumford) sugiere que ni siquiera Dios podría haber impuesto leyes que hicieran que las propiedades se comportaran de un modo distinto al que lo hacen. 12.3. Ley como una metáfora inconducente. La metáfora de las leyes de la naturaleza conduce a asociaciones metafísicamente inconducentes: que el mundo necesita algo que cumpla el rol que se supone que tienen las leyes que el mundo consiste en unidades discretas e inertes que requieren ser animadas que no hay conexiones entre existencias distintas cualquier compulsión que haya en la naturaleza debe ser impuesto externa y contingentemente por las leyes los mismos elementos de nuestro mundo podrían ser reorganizados para componer una imagen diferente Frente a quienes sostienen que sin leyes el mundo sería caótico y desordenado, Mumford insiste en que dicha estrategia (postular la existencia de las leyes de la naturaleza) fue la solución al pseudoproblema derivado del no reconocimiento por parte de la metafísica humeana de la existencia de la necesidad inmanente e interna a la naturaleza. “Las leyes de la naturaleza fueron un parche a una metafísica defectuosa. Aceptar la necesidad del parche es aceptar la validez de la metafísica subyacente a la que sirve”. Lo que debe hacerse es cambiar la imagen del mundo por una visión más holista y conectada que no requiera la “solución” de las leyes. En cuanto a su propuesta, Mumford señala que pese a que también los poderes pueden entenderse metafóricamente, no sugieren el mismo tipo de asociaciones (que generan confusiones metafísicas) que surgen al hablar de las leyes de la naturaleza.