El anime

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El anime: más que un dibujo animado
Blanca Méndez Chang1
De la palabra «animación» deriva el piernicorto anime, el
dibujo animado japonés que a grandes zancadas se
expande por el mundo, incluyendo a nuestro país. Aquí, un
creciente número de fans se organizan para promover su
consumo en forma de historietas, videos y películas. ¿Qué
sabemos de estos anime, y de esos aun más misteriosos
manga, los voluminosos libros de historietas japoneses que
hacen furor en el Japón y que son el punto de partida de
muchos de los dibujos animados que ven después nuestros
niños sobre todo en TV? Poco, o nada, por cierto. A
continuación, una primera mirada a ese mundo de los
anime que, está de más decirlo, no es el de Walt Disney.
El anime (que se pronuncia a-n¡-me o a-ni-mé), conocido en el Perú como «dibujo
animado japonés», se ha convertido en un fenómeno cultural que, traspasando fronteras, ha
llegado al Asia y Europa, a Estados Unidos y Latinoamérica, impactando sobre todo en
jóvenes que se ven atra¡dos por este género audiovisual cuya influencia ha sido apenas
investigada.
Para muchos, la mejor animación es la japonesa. Así, desde inicios de los 90 han tenido
lugar numerosas exposiciones y conferencias sobre anime en los Estados Unidos, y ya se
está preparando la Convención Europea de Anime para 1997. En inglés se ha acuñado el
término japonisme para designar la influencia del arte y estilo japoneses en la cultura
occidental. En el Museo de Arte Zimmerli de New Jersey (Estados Unidos) funciona el
Centro Internacional de Japonisme. No es raro encontrar en Internet numerosas páginas de
estudiantes de distintos países que, superando las barreras de los idiomas y las distancias,
difunden y comparten información y opiniones sobre el anime en general y sobre las
diferentes historias y series de su preferencia. Esto hace que el anime se extienda con gran
rapidez entre los jóvenes de todas partes del mundo.
En un mundo cada vez más interconectado, el Perú no ha sido la excepción. En los últimos
años, la importación de anime en series de televisión y películas ha aumentado de manera
considerable alcanzando un éxito rotundo tanto en el rating como en la comercialización
de productos derivados del programa: muñecos, útiles escolares, etcétera.
«Cobra», «La Princesa Caballero», «Meteoro», «Robotech», «Candy, Candy», «Marco»,
«Los Caballeros del Zod¡aco», «Las Guerreras Mágicas», para mencionar algunas de las
series de anime más vistas, tuvieron gran acogida entre el público infantil y juvenil que no
1
Bachiller en Comunicaciones por la Universidad de Lima.
Desco / Revista Quehacer Nº 104 /Nov-Dic 1996
sólo consumió el producto televisivo sino también los artículos en que aparecían los
personajes de la serie.
Un fenómeno llamado anime
Traducir anime como «dibujo animado japonés» es simplificar su significado reduciéndolo
a una mínima expresión. Anime, término que proviene de la palabra inglesa animation, es
una categoría específica para designar los dibujos o ilustraciones animados producidos en el
Japón siempre que el guionista, dibujante y compositor sean japoneses. Esto excluye de la
categoría a series como la de los «Transformers» (también de mucha popularidad en el
Perú), por el hecho de que, pese a que los robots fueron diseñados en el Japón, tanto la
historia como la música y la animación son estadounidenses.
De origen japonés, el anime está dirigido preferentemente a un público masculino entre los
18 y 35 años. Existen dos subgéneros dentro de esta categoría: el shonen, para hombres
jóvenes, y el shôjo, para las mujeres jóvenes. Esto no quiere decir que los jóvenes de
ambos sexos consuman cada uno su respectivo subgénero, sino que la distinción se hace a
partir de la orientación preferencial desde la que fue concebida la historia. Aqu¡ podemos
vislumbrar la primera diferencia con el cartoon (dibujo animado) orientado al público
infantil sin distinciones de sexo.
En cuanto a las historias, hay una amplia gama que va desde los cuentos infantiles hasta las
narraciones estrictamente para adultos (hentai). Los aspectos que abarcan son muy
variados e incluyen desde partes de la vida cotidiana hasta ciencia ficción y el mundo
sobrenatural; los cuales son muy bien articulados pudiendo combinárseles sin perder la
verosimilitud ni la lógica del guión.
Una de las ventajas del anime es que adapta y combina todos los géneros: comedia, ciencia
ficción, drama, acción/aventura, terror, policial, fantasía, romance, entre los más utilizados.
Con relación a los temas, las tramas no suelen ser monotemáticas; lo más frecuente es la
combinación de dos temas principales que se constituyen en la columna vertebral de la
historia. Una vertiente importante de temas es la relacionada con el impacto de las nuevas
tecnolog¡as y el avance tecnológico, as¡ como con la indiferenciación entre el hombre y la
máquina, como en el anime «Cobra», donde el personaje principal, entre humano y
máquina, convierte a voluntad su brazo en un arma2.
En otros casos, las historias hacen un llamado implícito a la preservación de nuestro medio
ambiente y a la solidaridad entre los seres humanos al presentar visiones futuristas de
nuestra sociedad devastada por las guerras o la contaminación, o por la «maquinizaci¢n del
hombre».
El anime tiene sus propias reglas formales, estéticas y temáticas, las cuales hacen fácil su
distinción de cualquier otro tipo de animación. El juego de colores, el tamaño de los ojos,
los movimientos, los gestos y muecas, la diferente temporalidad según la importancia de la
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Una mejor descripción de los principales temas y combinaciones de los mismos se puede encontrar en:
Izawa, Eri: Manga/Anime Topics http://www.mit.edu:8001/people/rei/manga-list.html (rev. junio 1996), pp.
1-3.
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acción, la velocidad de las acciones, el diseño de los personajes y de lugares, son algunos
aspectos en los que las diferencias con el cartoon son manifiestas.
Una de las diferencias más importantes con éste es que en el anime no se da un
enfrentamiento maniqueo entre el Bien y el Mal, ya que los argumentos son complejos e
imprevisibles, sin que se produzca necesariamente el «final feliz» ni la conversión del
«malo» o el triunfo sin sombras del «bueno». También los personajes muestran
personalidades complejas (que se enriquecen a medida que avanza la historia), con virtudes
y defectos, errores y aciertos; de modo tal que nos enfrentamos a seres con quienes el
espectador puede identificarse fácilmente al descubrir en ellos conflictos, matices y
contradicciones propios de la personalidad humana. Muchos seguidores del anime pueden
llegar a sentirse tan identificados con el personaje que llegan a hacer suyos sus temores y
conflictos, tal como ocurre en las telenovelas.
La influencia del manga
El anime se encuentra relacionado en sus orígenes con el manga. Manga es el nombre que
reciben en Japón los gruesos libros de comics (alrededor de doscientas páginas por lo
general impresas sobre papel bulky corriente y a un solo color) que recopilan varias
historias por entregas semanales o quincenales.
En sus inicios, el manga se convirtió en lugar de expresión de jóvenes artistas y, con el
correr del tiempo, fueron consolidándose reglas formales y estilos que se mantienen hasta
ahora. Pese a compartir caracter¡sticas generales, cada artista imprime su sello personal a su
obra.
En caso que la historia se vuelva muy popular, se editan compilaciones en volúmenes que
reúnen los cap¡tulos contenidos en varios manga. Hoy se pueden encontrar, fuera del Japón
y en compilaciones, muchas de las historias más conocidas que fueron editadas como
manga hace varios años. Otras veces, la historia es llevada a video convirtiéndose en
anime. En este caso la historia original puede sufrir transformaciones ya sea en cuanto al
dibujo (estilizado y coloreado) como en cuanto a la historia misma. En la mayoría de los
casos la historia del manga es el punto de partida para el anime, como en las series de
televisión.
Los manga no son muy populares fuera del Japón debido a las barreras idiomáticas y a la
preferencia por los comics. Pero dentro de ese país hay una gran demanda, que representa
alrededor del 60% de la venta de todos los productos impresos del Japón; generando,
además, gran expectativa entre los consumidores que periódicamente siguen las aventuras y
desventuras de sus personajes favoritos.
Para muchos, el manga más famoso es «Akira», cuyo autor es Katsuhiro Otomo. A éste se
atribuye el haber despertado el interés por el manga y el anime en Occidente. Es la historia
más larga hasta ahora realizada (2160 páginas) y fue publicada por primera vez en 1982.
Una industria llamada anime
Hay muchos autores de manga que se han hecho mundialmente conocidos a través del
anime.
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La industria del anime reporta grandes beneficios económicos debido a su amplio mercado
que no se limita a la venta de sus productos a los canales de televisión o directamente a los
hogares como home video, sino que incluye la venta de una serie de productos derivados,
trátese de juguetes, golosinas, útiles escolares, ropa, CD, stickers, afiches, juegos de
nintendo, calendarios, revistas especializadas, etcétera.
Para lograr este objetivo, no se escatiman inversiones. Un ejemplo fue la realización del
filme Wings of Honneamise, con un costo de ocho millones de dólares, que involucró a
más de tres mil «animadores». Por ello, no resulta extraño que muchos de los mejores
artistas y compositores japoneses trabajen para esta industria.
Actualmente existen en el Japón escuelas especializadas en las que se capacita a los jóvenes
artistas, tanto a dibujantes como a los que prestan su voz a los personajes, quienes son
seleccionados según rigurosos criterios relacionados con las características propias de cada
personaje. Esta industria, en constante crecimiento, no sólo es fuente de trabajo para estos
artistas, sino que incorpora además a directores, compositores, fotógrafos, escenógrafos,
guionistas, traductores, técnicos en computación y todas las profesiones relacionadas al
sector comunicación. Numerosas compañ¡as inglesas y norteamericanas se encuentran
comercializando estos anime para el mercado mundial.
Conociendo una nueva cultura
La cultura que nos presenta el anime es muy distinta a la visión occidental de los cartoons
convencionales. Si bien es cierto que recoge aspectos de la cultura japonesa con su propia
visión del mundo, que para el espectador occidental pueden resultar ininteligibles y hasta
escandalosos, hay una buena parte que ha sido «occidentalizada» (tomando especialmente
aspectos de la cultura estadounidense), con el fin de lograr una mejor aceptación en
mercados foráneos. Estos cambios se han realizado sobre todo en las actitudes y formas de
relación, lo que favorecería una mejor identificación del espectador con los personajes y
con la historia que se narra. Esto explica el gran impacto que ha tenido el anime en todo el
mundo. Lo que se ha mantenido son los aspectos rituales como sacarse los zapatos,
permanecer arrodillados, o la forma de saludarse con una inclinación profunda del torso,
entre otros. Muchas expresiones cotidianas son recogidas en el anime, tales como el baño
que ofrece la visión de cuerpos desnudos o semidesnudos de manera casual, lo que puede
incomodar al espectador poco familiarizado con estas costumbres. Asimismo, las escenas
de violencia son tratadas conforme a las concepciones sobre el combate (especialmente, las
artes marciales) y la muerte propias de esta cultura.
El simbolismo y la mitología representados provienen, en su mayoría, de la tradiciones
japonesas del Shinto, Zen y artes marciales, así como de otras oriundas de China y el Asia
Oriental; lo que facilita el manejo de temas fantásticos que resultan sumamente atractivos.
El anime en el Perú
En los últimos años ha aumentado la transmisión de anime en los canales comerciales,
constituyéndose muchos de ellos en verdaderos éxitos de teleaudiencia y comercialización.
Para conocer mejor el impacto del anime en nuestro medio, conversamos con Roberto
Zegarra, quien, con Daniel Manchego, coordina el área de Animación Japonesa dentro del
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Taller de Antropolog¡a Visual de la Universidad de Lima, creado en setiembre de 1985 con
el fin de difundir el anime.
Roberto Zegarra considera que gran parte del éxito del anime se debe a que los personajes
hacen cosas «alucinantes» y a que los temas de las historias son reales y en ellas el «bueno»
también sufre y hasta puede ser un perdedor. Asimismo, nos dice que fueron «Robotech»
(más o menos en 1987) y «Cobra» (pese al horario poco favorable: 7 a.m.), los anime más
vistos, convirtiéndose en verdaderos fenómenos en cuanto a alcance y seguidores, muchos
de los cuales -ahora jóvenes-, y pese al paso de los años, se acuerdan de estas series que
marcaron su generación y que fueron el punto de descubrimiento de este tipo de «dibujo
animado», que empezó a ser cada vez más solicitado.
El éxito de estas series radicó en la presencia de los robots y en que la historia no estaba tan
desactualizada como en otros programas. Esto consolidó el gusto del espectador peruano
por el anime, y ahora es esa generación la que continúa consumiendo no solamente lo que
se transmite en los canales comerciales o por cable, sino que se reúnen en grupos desde los
cuales difunden y consumen anime y manga. De ah¡ que se le pueda considerar un
«fen¢meno universitario», como lo demostraría la existencia de numerosos grupos en
diferentes universidades que se dedican, periódicamente, a transmitir anime como
actividades culturales. Ya se han abierto tiendas dedicadas al comercio de manga, anime y
de todos los productos relacionados con éstos.
Roberto Zegarra reconoce que el mercado peruano es aún virgen, debido al escaso número
de programas vistos y lo dif¡cil que resulta conseguir anime y manga en nuestro país. Una
de las críticas que se hace a los que transmiten anime es que las series sufren una
mutilación, un «efecto filtro» para censurar partes que puedan resultar polémicas. Otra se
refiere a los cambios que sufren en el doblaje los nombres de las series y de los personajes,
as¡ como las frases que acompañan ciertos movimientos en artes marciales o durante la
pelea, lo que hace perder el sentido original. Al respecto nos dice Zegarra que en la versión
original tanto los nombres de los personajes como las voces son escogidos buscando que
sean impactantes en el público espectador. Otro problema son las traducciones y
alteraciones que sufren las canciones originales del anime. Otra crítica es que las series son
cortadas abruptamente sin el menor respeto por el espectador. Sin embargo, afirma que
estos inconvenientes no han logrado menoscabar el interés por este nuevo género
audiovisual.
Pero sin duda la mayor crítica se dirige al hecho de que se reduzca el anime a un dibujo
animado infantil debido al desconocimiento de los programadores de los canales
comerciales (que no es exclusivo de nuestro país), que sólo ven «lo que les conviene» y
traen historias violentas que puedan captar la audiencia fácilmente sin importar los efectos
que esto pueda acarrear más adelante.
Roberto Zegarra piensa que «si sigue como sigue, puede ser que el anime desplace aun más
al cartoon en las preferencias de los niños», pero considera que «esto no debería ser así,
porque el cartoon es para niños mientras que el anime no tiene al público infantil como
objetivo». Hace un llamado a los canales que «deben hacer esa diferencia y no programar el
anime para los niños como si lo fuera», es decir, «se trae anime para jóvenes y se publicita
como programa infantil».
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¿Bienvenido anime?
El anime es un género audiovisual que cada d¡a está ganando adeptos entre los jóvenes y,
sobre todo, entre los niños. El peligro radica, como se ha dicho, en continuar encasillando
el anime como programa infantil por el hecho de ser una animación y transmitiendo series
juveniles como infantiles; dejando de lado, de paso, hermosas historias para niños (como
«My Neighbor Totoro») debido al desconocimiento de este género.
El fenómeno del anime y de su influencia en la socialización de niños y jóvenes en
Occidente no ha sido motivo de estudios exhaustivos, ya que apenas se le está empezando a
incorporar en las investigaciones sobre comunicación. En el Perú, la influencia del anime
se está empezando a notar, sobre todo en los juegos infantiles en que el niño se identifica
con los personajes; aunque muchas veces, debido a lo complejo de la historia y al gran
número de personajes, y dada su corta edad, no puede distinguir entre buenos y malos.
Es necesario tomar conciencia del anime como un nuevo fenómeno cultural, con el fin de
evitar poco afortunadas consecuencias de un mal manejo de este formato audiovisual y de
perder la oportunidad de apreciar buena animación que mejoraría enormemente la oferta
televisiva.
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