DECRETO DE VALENCIA DE FERNANDO VII

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DECRETO DE VALENCIA DE FERNANDO VII. (Valencia a 4 de Mayo 1814).
Desde que la Divina Providencia, por medio de la renuncia espontánea y solemne de mi
Augusto Padre, me puso en el Trono de mis mayores, del cual ya me tenía jurado sucesor el
Reino por medio de sus Procuradores juntos en Cortes (...).
Reunida allí la Real Familia (en Bayona), se cometió en toda ella, y señaladamente en mi persona,
un atroz atentado (...), violentando en lo más alto el sagrado derecho de gentes, fui privado de
mi libertad, y lo fui, de hecho, del Gobierno, de mis Reinos (...).
Con esto quedó todo a la disposición de las Cortes, las cuales en el mismo día de su instalación
(...) me despojaron de la soberanía (...) atribuyéndola a la Nación, para apropiársela así
ellos mismos, y dar a ésta (...) una Constitución que (...) ellos mismos sancionaron y
publicaron en 1812.
Este primer atentado contra las prerrogativas del trono (...) fue como la base de los muchos que a
éste siguieron (...); se sancionaron, no leyes fundamentales de una Monarquía moderada, sino las
de un Gobierno popular (...).
Por tanto, habiendo oído lo que (…) me ha informado personas respetables por su celo y
conocimientos, y lo que cuanto aquí
contiene se me ha expuesto en representaciones que de
varias partes del Reino se me han dirigido, (…) mi Real ánimo es,
no solamente no jurar ni
acceder a dicha Constitución, ni a decreto alguno de las Cortes generales extraordinarias ni de las
ordinarias actualmente abiertas (…), sino el de declarar aquella Constitución y aquellos
decretos nulos y de ningún valor ni efecto, (…) como si no hubiesen pasado jamás tales actos
y se quitasen de en medio sin obligación en mis pueblos y súbditos de cualquier clase y condición
a cumplirlos y guardarlos.
Dado en Valencia a 4 de Mayo 1814. - Yo el Rey.
1. TIPO DE FUENTE (Clasificación del documento) y NÚCLEO TEMÁTICO O DE
CONTENIDO.
Se trata de una fuente textual o escrita, en concreto del "Decreto de Valencia", fechado el 4
de mayo de 1814, documento histórico o fuente primaria (por su origen), de naturaleza
jurídica y contenido político, por el que el rey Fernando VII da a conocer a la opinión pública
su intención de volver al absolutismo.
El núcleo temático corresponde a la crisis del Antiguo Régimen (1700-1833), en concreto
el período correspondiente a la revolución liberal y la reacción absolutista, el reinado de
Fernando VII (1814-1833). En este período asistimos a los acontecimientos de la guerra de
Independencia contra el ejército francés de Napoleón, la monarquía de José I Bonaparte, la labor
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legislativa de las Cortes de Cádiz y el retorno al trono de España de “El Deseado” Fernando VII
(1814-1833). En concreto, el decreto lo firma Fernando VII en Valencia el 4 de mayo de 1814.
El autor del texto es Fernando VII, hijo de Carlos IV, consiguió el trono tras el motín de
Aranjuez.
Convocados los monarcas en Bayona por Napoleón Bonaparte, éste consiguió que
renunciaran a la Corona de España en su favor. Después de la Guerra de Independencia, y con la
firma del Tratado de
Valençay (1813), Fernando VII recupera el trono de España. Su reinado
durará desde 1814 hasta 1833 y tendrá 3 etapas: sexenio absolutista (1814-1820), trienio liberal
(1820-1823) y década ominosa (1823-1833).
2. Ideas que aparecen en el texto y resumen
La idea principal aparece en el quinto párrafo, casi al final del documento: la intención de
Fernando VII de declarar "nulas y sin ningún valor ni efecto" la Constitución de 1812 y
toda la obra legislativa de las Cortes de Cádiz y sin obligación “en mis pueblos y súbditos
de cualquier clase y condición a cumplirlos y guardarlos”. Así pues, muestra su deseo de
restaurar el absolutismo.
Fernando VII regresa al trono después de finalizar la Guerra de la Independencia y con la firma del
Tratado de Valençay (1813). En este conflicto bélico se vieron implicados Portugal y el Reino Unido
como aliados de España frente a la Francia napoleónica; por lo tanto no era sólo una guerra de
liberación nacional, sino que también se intentaba acabar con la hegemonía de Napoleón en
Europa. La dirección de la guerra correspondió a la Junta Central Suprema desde 1808 y fue ella la
que convocó unas Cortes en 1810, tras lo cual se disolvió. Fernando VII indica que la Guerra de
Independencia fue aprovechada por los diputados de las Cortes de Cádiz para despojarle de su
“soberanía (…) atribuyéndola a la Nación” e instaurar un “gobierno popular”, al tiempo que
aprobaron una Constitución que “ellos mismos publicaron y sancionaron en 1812”
Las Cortes de Cádiz promulgaron la “Pepa” en 1812 de clara ideología liberal (soberanía
nacional, monarquía limitada y hereditaria, división de poderes, derechos fundamentales
de los ciudadanos, sufragio universal masculino e indirecto) y otros decretos
y leyes
que eliminarían el Antiguo Régimen (supresión de señoríos jurisdiccionales, Inquisición,
gremios; señoríos territoriales pasan a manos privadas…)
En 1814 Fernando VII regresa de Francia, donde había permanecido cautivo durante la Guerra de
la Independencia, y se dirige a Valencia. Fernando VII restauró el absolutismo (Restauración
absolutista: 1814-1820) y explica que
ha recibido “fiel noticia y conocimiento” de
“personas respetables" (refiriéndose al Manifiesto de los Persas) que apoyan su vuelta al
absolutismo, por lo que ha decidido aprobar este decreto.
En definitiva, el monarca, muy animado por el apoyo del ejército y el entusiasmo popular con que
es acogido (el pueblo le llamaba "El Deseado"), publica el Decreto del 4 de Mayo anulando la obra
de las Cortes de Cádiz. Da comienzo una etapa absolutista. Otras medidas son: restablecimiento
del régimen señorial, de las instituciones antiguas, de la Inquisición, supresión de la prensa libre,
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etc. Los liberales son detenidos o asesinados y la dura represión obliga a muchos a marchar al
exilio.
Se produce la vuelta al Antiguo Régimen en una situación internacional favorable, ya que, una
vez derrotado Napoleón, las potencias vencedoras inician la Restauración del absolutismo en
Europa: la Santa Alianza se compromete a defender el absolutismo y a intervenir en cualquier país
para acabar con el liberalismo.
No solamente el rey trata de justificar su decisión por el apoyo recibido (Manifiesto de los Persas),
sino que hace alusión a otros acontecimientos de su reinado.
En la primera línea hace referencia a los sucesos del Motín de Aranjuez (marzo de 1808),
organizado por la nobleza palaciega y el clero y con la participación popular, provocó la caída de
Manuel Godoy y la abdicación de Carlos IV en su hijo Fernando. Falsamente dice que la
renuncia de su ”Augusto Padre” al trono fue "espontánea" y la atribuye a la intervención en su
favor de la “Divina Providencia”, cuando sabemos que Carlos IV lo hizo coaccionado, de forma
que reclamó la ayuda de Napoleón para recuperar el trono.
También alude más adelante a las abdicaciones de Bayona, en las que se vio forzado por
Napoleón a entregar el trono a éste, lo que califica de “atroz atentado”. También se lamenta de
perder su libertad y su corona, tal y como menciona en el documento “ fui privado de mi
libertad, y lo fui, de hecho, del Gobierno, de mis Reinos (...)”. Gracias a las abdicaciones de
Bayona Napoleón Bonaparte nombra rey de España a su hermano, José I
En 1820 triunfa la sublevación del coronel Rafael de Riego en Cabezas de San Juan (Sevilla) con
las tropas concentradas para embarcar hacia América a combatir el movimiento emancipador.
Comienza la etapa del Trienio Liberal (1820-23) en la que Fernando VII se ve obligado a jurar
la Constitución de 1812 y las Cortes restauran parte de la obra de las Cortes de Cádiz (supresión
señoríos, mayorazgos, gremios, desamortizaciones, reforma fiscal, etc.)
El rey pide ayuda a la Santa Alianza, que en el Congreso de Verona decide intervenir enviando
en 1823 a un ejército francés, los Cien Mil Hijos de San Luis, al mando del duque de Angulema,
que no encuentran apenas resistencia. Fernando VII es repuesto como monarca absoluto.
Comienza la década ominosa (1823-1833)
Como conclusión podemos afirmar que este documento es importante porque muestra la
pugna que tiene lugar en España en el primer tercio del siglo XIX entre el absolutismo y
el liberalismo y que no es exclusiva de nuestro país, sino que también se da en el resto
de Europa. Este decreto de mayo de 1808 significó la supresión de toda la obra
legislativa aprobada en las Cortes de Cádiz de carácter liberal y el retorno al
absolutismo y otras instituciones propias del Antiguo Régimen. Fernando VII murió
como monarca absoluto y el liberalismo sólo estuvo en presente en su reinado en el
llamado trienio liberal, será en el reinado de su hija Isabel II cuando se construya el
Estado liberal, si bien en él planeó el conflicto de las guerras carlistas que, además de
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un conflicto sucesorio es una lucha entre absolutismo (carlistas)y liberales (isabelinos);
al tiempo que se produjo la escisión en el seno del liberalismo entre liberales moderados
(apoyados por la Corona) y liberales progresistas
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CONSTITUCIÓN DE 1812
ART. 1. La nación española es la unión de los españoles de los dos hemisferios.
ART. 3. La soberanía reside esencialmente en la nación, y por lo mismo pertenece a
ésta exclusivamente el derecho de establecer sus leyes fundamentales.
ART.4. La nación está obligada a conservar y proteger por leyes sabias y justas la
libertad civil, la propiedad y los demás derechos legítimos de todos los individuos
que la componen (…)
ART. 12. La religión de la Nación española es y será perpetuamente la católica,
apostólica, romana, única verdadera. La Nación la protege por leyes sabias y
justas, y prohibe el ejercicio de cualquier otra (…)
ART. 14. El gobierno de la nación española es una Monarquía moderada
hereditaria.
ART. 15. La potestad de hacer las leyes reside en las Cortes con el rey.
ART. 16. La potestad de hacer ejecutar las leyes reside en el rey.
ART. 17. La potestad de aplicar las leyes en las causas civiles y criminales reside en
los tribunales establecidos por la ley.
1. TIPO DE FUENTE (Clasificación del documento) y NÚCLEO TEMÁTICO O DE
CONTENIDO.
Se trata de una fuente textual o escrita, en concreto un fragmento de la Constitución de 1812
documento histórico o fuente primaria (por su origen) ya que el documento se ha
redactado de forma coetánea a los acontecimientos a los que hace referencia, de
naturaleza jurídica, es decir, nos encontramos ante una Constitución que sirve como
marco legislativo a todo el territorio español y contenido político.
El núcleo temático corresponde a la crisis del Antiguo Régimen (1700-1833), en concreto
el período correspondiente al impacto de la Revolución francesa y la guerra de
Independencia y las Cortes de Cádiz y la Constitución de 1812. En este período asistimos a
los acontecimientos de la guerra de Independencia contra el ejército francés de Napoleón, la
monarquía de José I Bonaparte y la labor legislativa de las Cortes de Cádiz .
El autor es colectivo puesto que es aprobada por las Cortes Constituyentes reunidas en Cádiz y
convocadas por la Junta Central Suprema en 1810. Estas Cortes redactan esta Constitución con el
objetivo de legitimar su labor y establecer un cuerpo legislativo que sirviera para organizar las
principales instituciones del país en tiempos de guerra.
2. Ideas que aparecen en el texto y resumen
La estructura del texto, compuesta en artículos, nos permite agrupar las ideas principales del
mismo. Así consideramos que la idea principal se encuentra en el artículo 3 “La soberanía
reside esencialmente en la nación, y por lo mismo pertenece a ésta exclusivamente el derecho
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de establecer sus leyes fundamentales”. Este artículo es de suma importancia puesto que concede
al pueblo español la legitimidad del poder, es decir, es el pueblo el que cede a las instituciones del
país la soberanía.
En el artículo 1 nos encontramos con el destinatario de esta Constitución cuando dice que “ la
nación española es la unión de los españoles de los dos hemisferios”, por lo tanto es de obligado
cumplimiento para el conjunto de los españoles, tanto en España como en las colonias españolas
de América.
El artículo 4 habla de los derechos de los ciudadanos, entendidos como algo inalienables. En
concreto se habla del derecho a la propiedad privada, aunque esta constitución reconocerá otros
derechos y libertades tales como libertad de opinión, imprenta… No se menciona en ningún
momento los derechos de las mujeres
Los artículos 15, 16 y 17 tratan sobre la división de poderes, lo que supone el fin de la
monarquía absoluta en nuestro país.
Según el artículo 15 “ La potestad de hacer las leyes reside en las Cortes con el rey”, por
lo tanto el poder legislativo recae conjuntamente en las cortes y en el rey. Esto es una novedad
para el país porque los representantes de los ciudadanos, elegidos por sufragio universal
masculino
e indirecto, son protagonistas de la vida legislativa. A lo largo del siglo XIX se
producirán avances en este sentido ya que en las Constituciones más progresistas se establece
que el poder legislativo lo poseen las Cortes.
El artículo 16 trata del poder ejecutivo, de tal forma que “la potestad de hacer ejecutar las
leyes reside en el rey”, lo que será una constante en buena parte del sigo XIX. Esto significa que
el rey es el Presidente de Gobierno y el jefe de Estado, de tal forma que a él le corresponde formar
gobierno y adoptar las decisiones políticas.
El artículo 17 habla del poder judicial, de tal forma que recae en los tribunales de justicia “la
potestad de aplicar las leyes en las causas civiles y criminales”
En el artículo 14 aparece que la forma de Estado es la Monarquía moderada hereditaria,
por lo que constata que es el pueblo, a través de sus representantes en Cortes, quien concede la
soberanía al rey, que deja de ser un monarca absoluto (soberanía real ) de origen divino.
El artículo 12 establece que “la religión de la Nación española es y será perpetuamente
la católica, apostólica, romana, única verdadera. La Nación la protege por leyes sabias y
justas, y prohibe el ejercicio de cualquier otra (…)”. Este artículo es bastante conservador, lo que
se explica por el hecho de que un buen número de diputados presentes en las Cortes gaditanas
eran eclesiásticos por los que, pese a las protestas de algunos liberales progresistas, el peso de la
Iglesia fue determinante. Así pues, se establece un estado confesional en el que la religión
católica es la religión oficial del Estado y prohíbe cualquier otra religión. Hasta la Constitución de
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1869 no aparecerá en una Constitución la libertad de culto
La Constitución gaditana de 1812, conocida como la Pepa es la primera constitución
promulgada en España, además de ser una de las más liberales de su tiempo, de ahí su
importancia histórica. Sin embargo estuvo poco tiempo en vigor puesto que fue aprobada
durante la guerra de Independencia y bajo el reinado de José I. Oficialmente estuvo en vigor sólo
dos años, desde su promulgación hasta que el “Deseado” Fernando VII la derogó en Valencia el 4
de mayo de 1814. Se volvió a aplicar durante del Trienio Liberal (1820-1823) tras el triunfo de la
sublevación militar de Riego y posteriormente durante un breve período en 1836-1837 bajo el
gobierno progresista que preparaba la Constitución de 1837. No debemos de olvidar que las
Cortes de Cádiz aprobaron, junto con la Constitución, otros decretos
(abolición de señoríos,
mayorazgos, gremios, Inquisición…) que sirvieron para eliminar las estructuras del Antiguo
Régimen, aunque la reacción de los sectores absolutistas hizo que éste se mantuviera durante el
reinado de Fernando VII
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