El Amor según Erich Fromm Erich Fromm es un psicoanalista alemán nacido en Frankfurt en el año 1900. Es conocido por aplicar la teoría psicoanalítica a problemas sociales y culturales, aparte de sus numerosos escritos, dentro de los cuales se encuentran La sociedad sana, El hombre para sí mismo, El lenguaje olvidado y El arte de amar, libro en el cual me basaré para escribir este ensayo. En este libro, Fromm habla de que el amor más que un sentimiento es un arte que puede aprenderse, y que, como todo arte, necesita de conocimiento, esfuerzo y ejercicio. Puesto que me parece una visión bastante interesante del tema, haré un seguimiento del libro analizando los apartados que consideré más importantes. El autor parte planteando una pregunta: ¿Es el amor un arte? Muchas personas creen que el amor es un sentimiento que acarrea felicidad, bien estar, placer, y en general lo relacionan con otra persona, por lo que hablan de el amor de pareja. Relacionado con este postulado, la teoría de Fromm no es demasiado distinta, pero es más amplia. Fromm, por su parte, postula que, a diferencia de la sensación placentera con que la mayoría relaciona la palabra amor, el amor es un arte que requiere conocimiento y esfuerzo. La mayoría de la gente comete el error de creer que no hay nada que aprender acerca del amor, pues consideran que el amor consiste en ser amado y no en amar, valorando aspectos como el éxito, el ser rico o poderoso, etcétera. En definitiva, una mezcla de atractivo físico y popularidad. Pero Fromm asegura que el amar es un arte que necesita aprendizaje tanto en el ámbito teórico como el práctico. Como una forma de reírse de los postulados comunes y corrientes del amor, Fromm dice que las relaciones amorosas siguen las mismas reglas que un mercado de bienes y servicios, es decir, que una mujer o un hombre atractivos son una suerte de premio que se quiere obtener. Más adelante, Fromm trata el tema de la existencia humana, y presenta al amor como su solución. En relación a esto, Fromm dice que en los animales, sus afectos constituyen una parte de su instinto, algo que también permanece en el hombre, pero de una forma distinta. El hombre sufre la necesidad de superar su individualidad, su separatidad, de abandonar la prisión de su soledad, porque la vivencia de la soledad produce angustia. La solución a este problema ha tenido varias expresiones a través del tiempo, como adorar animales, conquistas militares, etc. Relacionado con esto, Fromm separa en sociedades orgiásticas y sociedades no orgiásticas. En las primeras, se utilizan medios sexuales para escapar de la soledad de la mente, tales como orgías sexuales colectivas, que constituían prácticas comunes en algunas tribus primitivas. Por otro lado, en las sociedades no orgiásticas, los efectos producidos por el acto sexual eran suplidos con altas dosis de drogas, alcanzando así un estado de trance profundo. Pese a esta constante búsqueda por la compañía, la unión por la conformidad no soluciona el tema de la angustia por la separatidad, lo que se puede ver en el alcoholismo, en el abuso de las drogas, la sexualidad compulsiva y el suicidio. Aparte de estas, existe otra forma de unión, que sería la actividad creadora, donde el individuo que crea y lo que crea se tornan uno. Por lo tanto, a partir de estas respuestas parciales, Fromm concluye que sólo el amor puede lograr la unión con otra persona, constituyéndose como el impulso más poderoso en el hombre. Ahora surge una duda. Cuando Fromm habla de amor, ¿piensa en el amor como solución al problema de la existencia o como unión simbiótica? Fromm critica el amor como unión simbiótica, pues considera que se trata de un amor inmaduro, por lo tanto se deduce que cuando el autor hace referencia a este término, lo hace pensando en un amor maduro, donde se da la paradoja de que dos, siendo uno, siguen siendo dos. Hasta ahora se hablado del amor como forma de afrontar e idealmente solucionar el tema de la separatidad humana. Pero al margen de esta idea, existe una necesidad existencial de unión de orden biológico, que contempla el aspecto psicobiológico de la sexualidad, como polaridad hombre−mujer y el deseo de resolver esas polaridad a través de la unión. Fromm dentro de su escrito diferencia varios tipos de amor, que pasaré a analizar a continuación. El primero 1 que se nombra es el amor entre padres e hijos. Y parte por diferenciar la relación madre−hijo y la relación padre−hijo. Dice, respecto a la primera, que la relación madre−hijo es distinta a la relación padre−hijo por el simple hecho de que en el mismo momento de nacer el niño, al primer ser que tiene a su lado es a su madre, por lo tanto, ella representa, instintivamente, un hogar natural del que proviene: siente su calor, le provee su alimento y le da seguridad. La relación padre−hijo, por su parte, es poco importante durante los primeros años de vida, pues el padre es un extraño para el niño; forma parte de su entorno, y su entorno es real en función de sus necesidades, y como no necesita a su padre, este no existe. Pero si es de vital importancia a medida que empiezan a pasar los años, pues el padre será quien le muestre el camino al mundo a su hijo, en un amor condicional que, a diferencia del de la madre, puede ser controlado. Después de los seis años, el niño empieza a necesitar el amor de su padre, pues necesita su guía y su autoridad. Por lo tanto, las cualidades paternas serán la disciplina, la independencia y la habilidad de dominar la vida por si mismo. Por lo tanto, la base de la salud mental y el logro de la madurez mental son fruto del éxito de la relación madre−hijo y padre−hijo. Brevemente quiero agregar algo más, a modo de completación. El amor madre−hijo crea una dependencia en el niño que es necesaria, y a diferencia del amor erótico, donde dos seres se vuelven uno, dos seres, que eran uno, se han separado. En este momento, el amor de madre a hijo se hace muchísimo más complicado, casi imposible si una madre no puede amar a su esposo, a otros niños, a los extraños, en fin, a todos los seres humanos. A continuación Fromm desarrolla el amor fraternal, entendido como el amor a todos los seres humanos; así, el amor comienza a desarrollarse cuando amamos a quienes no necesitamos por un fin egoísta. Lo que siguen en su relato es el amor erótico, para mi gusto el más conocido. A diferencia del amor fraternal, el amor erótico representa una unión única, exclusiva y no universal con una sola persona, convirtiéndose en la forma de amor más engañosa que existe, pues suele confundirse con enamorarse, situación limitada por llegar a conocer tanto o tan poco al otro como a uno mismo. Otro error que comúnmente se comete en torno a este amor es confundir el deseo sexual con el amor, aunque el amor pueda inspirar la unión sexual; el deseo sexual sin amor no conduce a la unión, salvo en el sentido orgiástico transitorio. Quiero recalcar, para finalizar este punto, la exclusividad del amor erótico. Hemos visto el amor erótico como atracción individual y concreta entre dos personas, pero también podríamos hablar de un acto de voluntad y un compromiso, pues si fuera sólo sentimiento no tendría sentido hablar de amor eterno y de matrimonio hasta que la muerte los separe. A raíz de lo mismo, Fromm no distingue entre el matrimonio decidido por terceros y el de elección individual, pues la voluntad será la que garantice la continuación del amor. Me pregunto, ¿puede un tercero decidir por sobre los sentimientos de una pareja? A modo de contraste, quiero mostrar, brevemente, algunas formas que tiene Sigmund Freud de ver el tema. Primero, en materia de sexualidad, Freud dice que la finalidad del deseo sexual es la eliminación de la tensión química producida en el cuerpo, sin tener en cuenta el aspecto psicobiológico de la sexualidad. Por ende, Freud ve el amor básicamente como un fenómeno sexual, por lo tanto lo ve siempre desde un punto de vista mucho más materialista que Fromm. Como se dijo anteriormente, el amor, en cuanto arte, necesita de disciplina, concentración, paciencia y una preocupación suprema por el dominio del arte, sumado a la conciencia de que un arte no se aprende sino de forma indirecta. Pero estos puntos son comunes para todo tipo de arte, por lo que rápidamente asalta una pregunta. ¿Cuáles son las capacidades con verdadera importancia para aprender a amar? En primer lugar, superar el narcisismo, puesto que un amor a sí mismo demasiado cerrado hace imposible el amar al resto, adquirir una visión lo más objetiva posible del mundo exterior alcanzable sólo mediante el uso de la propia razón en una actitud de humildad, de lo que se desprende que el amor necesita de humildad, objetividad y razón. La objetividad y la razón representan la mitad del camino hacia el dominio del arte de amar, pero hay que estar conciente de que no basta con sólo aplicarlo a la persona amada, pues el no aplicarlo a todo el resto del mundo nos conduciría directo al fracaso en ambos sentidos. Aparte de esto, tener fe es muy importante, pero no la fe irracional en una persona o una idea donde hay que someterse a una autoridad no menos irracional, sino una fe racional en el propio pensamiento y en el juicio, fe en otra persona como demostración 2 de confianza. Esta fe es tan importante como la fe en uno mismo, ya que sólo aquel capaz de tener fe en si mismo es capaz de ser fiel a los otros. Tener fe implica coraje, capacidad de arriesgarse llegando a aceptar, incluso, dolor y desilusión. Entonces, podemos concluir que, de cierta forma, amar es un acto de fe, porque significa comprometerse sin ningún tipo de garantías, entregarse a la persona amada con la esperanza de producir amor. Después de este análisis, aun quedan algunos puntos inconclusos. Por ejemplo, Fromm dice que el amar implica un entregarse al otro sin esperar nada a cambio, aunque inevitablemente se reciba este algo a cambio de lo entregado. Por otro lado, nos dice que amar es una entrega sin garantías, esperando producir amor en la persona amada. ¿No es esta esperanza una condición a priori de esperar algo a cambio? ¿Realmente se concretará una unión sin tener una mínima seguridad de recibir algo de lo que antes entregamos, teniendo en cuenta de que todas las relaciones tienen cierto grado de egoísmo? Lo que he hecho es representar la posición de Fromm respecto a un tema que a mi me interesa bastante, y en cierta medida concuerdo con él en bastantes puntos, sobre todo en el tema de que el amar es un arte. Muchos pueden pensar y estar en desacuerdo con la posición que toma Fromm del tema, argumentando que el amor es un sentimiento mucho menos materialista de cómo él lo presenta, puesto que al verlo como arte, podría pensarse que es algo material que puede decidirse, es decir, que puede decidirse si amar o no a alguien o algo, y hasta cierto punto yo también concuerdo con él. Pero creo que el tema del amor no puede reducirse a la definición que de un autor, creo que lo importante es encontrar dentro de cada uno la definición de amor, y como se aplica esa definición a cada persona. Al ser un algo abstracto, el amor puede tomar la forma que cada persona estime conveniente según las circunstancias, y creo que todas las formas que pueda tomar el amor son válidas. Creo que al fin y al cabo, al reflejo del amor es un sentimiento de plenitud y paz interior, confortamiento, compañía, y creo que todos los métodos para alcanzar esa paz interior son válidos. 3