CONVENTO DE “SAN JOSÉ” DE BARCELONA El día 21 de octubre de 1832 el P.Palau era admitido en el Noviciado de los PP. Carmelitas, en Barcelona. Del convento de los Carmelitas de Lérida pasó a Barcelona. Pocos días después recibía el hábito carmelitano. El acta da testimonio de este hecho: “Día 14 de noviembre de 1832, en el coro, entre 3 y 4 de la tarde, vistió el hábito el joven Francisco Palau y Quer, en presencia de la Comunidad y con licencia de N. M. Rdo. P. Provincial, fr. José de Sta. Concordia, siendo general de la Órden, N. M. Rdo. P. Fr. Pedro del Carmen, y Prior de este convento, el M. Rdo. P. Fr. Juan de San Bernardo. Había estado en el Noviciado en hábito de seglar un mes menos nueve días.- Hoy día 15 de dicho mes y año.- Fr. Francisco de Jesús Nazareno.Maestro de Novicios.” El convento carmelitano de “San José”, en Barcelona, situado al final de las Ramblas, era el más antiguo de los pertenecientes al carmelo teresiano, en Cataluña. Fundado en el 25 de enero de 1586, por el P. Juan de Jesús Roca, quien fue muy apreciado por Santa Teresa y colaborador de la reforma teresiana. A esta fundación en Cataluña le siguieron: Mataró (1588), Tárrega (1588), Perpinyà (1589), Lérida (1589), Tortosa (1590), Girona (1591), Tarragona (1597); Reus (1606), etc. En este convento estaba la Casa Provincial y el Noviciado. Las ventanas de las habitaciones, de poco más de medio metro, daban al exterior del claustro ubicado en el centro. En el primer piso alto, sobre el claustro, se hallaba instalada la fábrica de letras de imprenta (creada el año 1746), elemento muy original para un convento, y cuyas ventanas daban hacia la Rambla (puede explicar la facilidad con que el P.Palau publicara libros por su cuenta y fundara un periódico, como un entendido en el arte de la imprenta). En la segunda planta, se encontraban cinco grandes celdas que servían de enfermería, oratorio y varias estancias. En la tercera se hallaba una de las joyas del convento: la biblioteca. Esta interesante biblioteca, nacida con la donación hecha a la muerte del canónigo barcelonés Besora, contó desde sus inicios con los 5.573 volúmenes recibidos el 6 de marzo de 1665, y que los carmelitas conservaron, aumentaron, catalogaron y pusieron al servicio del pueblo de Barcelona. Detrás del claustro y del Templo dedicado a San José, con las ventanas dando al huerto del convento, se hallaba el noviciado. Tenía dos pisos altos, contaba con un corredor y unas 28 celdas, cada una de 2,10 m. x 3,60 m. y 2,55 m. de altura. La comunidad era numerosa, de aproximadamente 50 religiosos. Entre los que influyeron de modo especial en el P.Palau, se destaca el provincial, P. José de Santa Concordia, cuya relación se había iniciado en el Seminario de Lérida. También influyó el maestro de novicios, P. Francisco de Jesús Nazareno, habitante por varios años en el desierto de Cardó, de fuerte personalidad y que transmitió a Francisco Palau su amor a la vida solitaria y penitente. Otra influencia fue el P. José de los Reyes, quien además de predicador, bibliotecario y archivero de la casa, era el director de la hermandad de las Esposas de la Cruz (cofradía de señoras en forma de semiterciarias), nombre que evoca la primera fundación femenina del P.Palau, bautizada con el nombre de Doncellas de la Cruz. El 15 de noviembre de 1833 el P.Palau profesó con la fórmula escrita de su puño y letra y firmada por él: “Yo Fr. Francisco de Jesús María y José hago mi profesión y prometo obediencia, castidad y pobreza a Dios y a la Bienaventurada Virgen María del Monte Carmelo, al Rdo. Padre fray Pedro del Carmen, nuestro padre general, y a sus sucesores, según la regla primitiva de dicha orden, esto es, sin mitigación y hasta la muerte.” Este acto, cobra mayor valor si consideramos el momento histórico que se vivía en España y que amenazaba la vida de los religiosos por el hecho de serlo. Francisco estaba bien informado de la situación y sin embargo profesó. Él mismo lo relata: “Cuando hice mi profesión religiosa la revolución tenía ya en su mano la tea incendiaria para abrasar todos los establecimientos religiosos y el temible puñal para asesinar a los individuos refugiados en ellos. No ignoraba yo el peligro apremiante a que me exponía, ni las reglas de previsión para sustraerme a él, me comprometí, sin embargo, con votos solemnes a un estado, cuyas reglas creía poder practicar hasta la muerte, independiente de todo humano acontecimiento.” (VS 10, p.242) Días antes de profesar (10 de noviembre) a Francisco le ordenaron que se preparara para el sacerdocio. El 21 de diciembre recibió las cuatro órdenes menores y el día 22 el subdiaconado. Si rápido fue el paso de profeso a subdiácono, no lo fue menos el paso al diaconado, pues, dados los pasos correspondientes, el día 22 de febrero de 1834 recibió el orden del diaconado. 2 El 25 de julio de 1835 junto a otros 5 conventos, el Convento de San José de Barcelona fue quemado, cuando los carmelitas se encontraban cenando en el refectorio, alguien lanzó la voz de que los incendiarios se encontraban a la puerta del convento. Cada cual, como pudo, organizó la huida, solo o en grupo. El P. Palau formó parte de un grupo en el que estaba el padre provincial, el prior y otros nueve religiosos, quienes huyeron por el jardín anejo al Noviciado, teniendo cuidado de uno de los padres, Juan Colomer, que era ciego. La misión de guiar al ciego la tuvo el P.Palau. A pesar del cuidado cayó en un estanque y al parecer con él el P.Palau tratando de sacarlo. Años más tarde el P.Palau recordaba este día: “Era yo joven de veintitrés años. Vino la Revolución de 1835; encendió mi claustro, y eran tan vivos mis deseos de ver a mi Amada sin velos cara a cara, que no cuidé salir de entre las llamas. Vino mi Amada, me tendió su mano y salí ileso de debajo las ruinas de mi convento.” El edificio desapareció muy pronto después de la exclaustración, tras una existencia de 249 años y de un saqueo de pocos días. El ayuntamiento de Barcelona, en sesión celebrada el 9 de octubre de 1835, decidió convertirlo en uno de los mercados barceloneses: Mercado de la Boquería, llamado también de San José en recuerdo del antiguo Convento. La primera piedra del mercado fue colocada, curiosamente, el día de San José, 19 de Marzo de 1840. Suprimida la Congregación española de los Carmelitas Descalzos, los exiliados pasaron a depender de forma interina de la Congregación italiana. Después de 31 años de exclaustración, resurgirá el Carmelo Descalzo español con la fundación del Convento de Markina (Viscaya), el 14 de agosto de 1868. Muchos años después (38 años), el 3 de diciembre de 1906, el definitorio general de la Orden, acordó la restauración de la Provincia Carmelitana de Cataluña. ( Es importante conocer este hecho a la hora de responder a la pregunta de por qué el P.Palau no volvió a la vida conventual después de la exclaustración de 1835). 3