30 / 03 / 2007 - Ministerio de Defensa Nacional

Armada Nacional
Relaciones Públicas
Montevideo, 30 de Marzo de 2007.-
Nuevo Mascarón de Proa para el “Capitán Miranda”
En el día de ayer, a la puesta del sol, fue descubierto en el Puerto de Montevideo, el nuevo
Mascarón de Proa del Velero Escuela “Capitán Miranda”. El evento contó con la presencia de la Ministra
de Defensa Nacional, Dra. Azucena Berrruti, Señor
Comandante en Jefe de la Armada V/A Juan Fernández
Maggio, Autoridades Nacionales, Navales e invitados
especiales.
Los mascarones de proa, son figuras decorativas
generalmente talladas en madera, ornamentadas o
pintadas, las cuales representan la esencia y personalidad
de la embarcación. La historia confirma que los
navegantes tenían mitos y tradiciones que los ayudaban a
enfrentarse a los viejos “demonios del mar”.
El CAPITAN MIRANDA, fue construido en Matagorda Cádiz (España) y botado en julio de 1930
en aquellas lejanas aguas españolas cerca de las Columnas de Hércules, como signando su destino de
eterno navegar.
Arribó por primera vez a Montevideo el 16 de diciembre de 1930 afirmándose nuestro pabellón
patrio en su popa el 28 de diciembre de ese mismo año.
Artesanos
gaditanos
tallaron
su
primer
mascarón de proa, que lucía el Sol patrio y se
prolongaba hacia las bandas con finos ornamentos y en
resalte el nombre “CAPITAN MIRANDA”.
Uno de los conocidos temporales del Río de la
Plata a mediados de los años 40 azotó al buque y
produjo daños irreparables en el mascarón.
El buque continuó con las tareas hidrográficas
para las que había sido diseñado sin su mascarón de
proa. A comienzos de los 70, se encontraba
precisamente en este muelle, aguardando la decisión que sellara para siempre su destino navegante.
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En 1977 su historia dio un giro casi impensable. El Mando Naval de entonces se embarcó en la
aventura de adecuarle como Velero Escuela.
Este resurgir motivó la inquietud de recrear aquel mascarón original. Fueron manos uruguayas
las que en esa oportunidad desbastaron la madera para que emergiera nuevamente aquel Sol en la proa
que habría de enfrentar las olas embravecidas, esta vez más allá de nuestras aguas. La tarea estuvo
coordinada por los Astilleros Rosendo y la obra estuvo a cargo del artista oriental YOLDI.
Desde 1978, año en que realizó el Primer Viaje de Instrucción hasta el correspondiente 2004, el
mascarón acompañó al MIRANDA surcando todos los mares del mundo y visitando innumerables
puertos.
Quiso el destino que ese año, un gran temporal se cruzara con el CAPITAN MIRANDA en plena
travesía en el Mar Mediterráneo. El mascarón de proa fue literalmente arrancado y tragado por las aguas a
medio camino entre Livorno y Barcelona.
Nuevo Mascarón de Proa...
Después de analizar varios proyectos, la
Armada Nacional optó por uno de ellos, el que
reflejará, simbolizará y realzará la imagen que
nuestro Velero Escuela dejará en los mares y
puertos de todo el mundo.
El mismo fue elaborado por los
escultores uruguayos Andrés Santangelo y Javier
Abdala
del
taller
“Juandeazul”,
quienes
inspirados en la primera figura que el velero tuvo
en su proa, transformaron en aproximadamente
cuatro meses un bloque de madera caoba, en el nuevo mascarón del Velero Escuela Capitán Miranda.
Este medirá siete metros de largo y ochenta centímetros de ancho convirtiéndolo en el diseño de mayor
tamaño que la nave ha tenido.
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Significado simbólico del nuevo mascarón de proa ...
El Sol de la Patria abre el paso de la nave a través de las aguas con un gesto sereno pero firme,
recio y penetrante, que evoca la mirada del fundador de nuestra nacionalidad, el Gral. José Gervasio
Artigas, creada por el escultor José Luis Zorrilla de San Martín.
El sol fecundador, representante de lo eterno masculino, frente a las aguas dando lugar a una
forma de vida muy particular, la del hombre de mar. Refuerzan esta idea, los rayos del sol que se funden
con el ornato de inspiración marina de olas y remolinos, amalgamando la tradición del lenguaje de la talla
en madera, con la temática y sentido simbólico de la obra.
Otros rayos se funden y transforman
en un cabo marinero torneado, que resalta que
el
destino
de
indisolublemente
la
gente
unido
al
de
mar
está
de
su
nave.
Asimismo, transmite la idea de que el
entramado de las partes que le componen, que
le brindan su fortaleza e integridad, representa
el vínculo especial que se apodera de los
tripulantes y resalta su necesario trabajo en
equipo en procura de un nuevo destino.
El cabo enmarca los letreros laterales, dando continuidad visual a los componentes del mascarón,
el frente y los laterales.
El nombre con el que se bautizó al buque está tallado en los laterales, con letras de mayor a
menor respetando el diseño dinámico de los perfiles de la nave. Está enmarcado por el cabo marinero y
adornado a modo de remates, con guías vegetales inspiradas en la planta de Mburucuyá y ramos de flores
de Ceibo que identifican la flora autóctona energizadas por el Sol de la Patria.
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