Ejercicio y salud

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Ejercicio y salud
La práctica de ejercicios es uno de los pilares en la prevención, tratamiento y recuperación de las
enfermedades. Sin embargo no es frecuente su realización en forma adecuada. Esto implica, por ejemplo,
llevar a la práctica cualquier ejercicio, sin límites ni contraindicaciones, a personas que no lo han vivenciado
por falta de hábito, costumbre o pautas de educación.
Kenneth H. Cooper, a quien podríamos considerar el "Padre del Aerobismo", menciona en su libro que, al
finalizar una serie de conferencias, fue detenido por un médico que le dijo: "aconsejo a mis pacientes
inactivos que hagan ejercicios y por lo común, sugiero que empiecen por caminar. Pero cuando me preguntan
qué distancia o cuánto tiempo, no puedo responder".
Esto motivó a Cooper a utilizar métodos de evaluación de aptitud física, algunos de cuyos tests hoy son
utilizados en forma cotidiana por los profesores de Educación Física y Médicos Deportólogos. Gran parte de
las personas eran inactivos con conciencia culpable, que requerían el ímpetu de un programa formal para
estimularlos a la acción. Otros eran "glotones", cuyo único ejercicio era caminar de la mesa al televisor y
volver a la mesa. Muchos eran fumadores de dos paquetes de cigarrillos diarios. Algunos bebedores, otros
nerviosos e insomnes.
PATRON COMUN: demasiado alimento, demasiada tensión, demasiada nicotina y muy poca actividad física.
RESULTADO: los que tenían sobrepeso redujeron o cambiaron grasa en músculo y perdieron centímetros en
sus cinturas. Los fumadores disminuyeron o abandonaron el hábito. Los bebedores por "tensión" encontraron
que el ejercicio es otro método para combatirla.
Trabajar mis, con menor fatiga y dormir como un tronco
El ejercicio produce cambios subjetivos y objetivos; modificaciones orgánicas, fisiológicas psicológicas y
sociales.
Practicado en forma regular, nos permite mejorar nuestro nivel de glucemia, oxigenar todos nuestros órganos,
aumentar los niveles de colesterol bueno y, por lo tanto, prevenir enfermedades coronarias por ateroesclerosis,
y evitar la acumulación de sustancias tóxicas, como ácido úrico, láctico, etc., facilitando su eliminación.
Además nos ayuda a regular nuestro sistema nervioso y hormonal, trabajando sobre uno de los males de
nuestro tiempo: el stress.
Desde el punto de vista psicológico, eleva el nivel de autoestima y socialmente, ayuda a la integración
mediante el trabajo en equipo.
Elaborar un programa personalizado
Es necesario, al iniciar cualquier actividad física, realizar una evaluación previa médico−deportiva:
a) Examen clínico general poniendo énfasis en el aparato osteo−músculo−articular y cardiopulmonar.
b) Presencia de enfermedad aguda que fundamentalmente proscriba el movimiento, o que por el contrario,
necesite determinado tratamiento físico complementario.
c) Grado de aptitud física, mediante pruebas que evalúen las distintas cualidades: capacidad aeróbica, fuerza,
elasticidad, pulsaciones, etc.
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d) Determinación de los gustos de la persona. El beneficio del ejercicio no reside solamente en cumplirlo
como obligación: para lograr un objetivo al margen de la indicación técnica específica, debe ser incorporado
al conjunto de actividades que nos gratifican.
Con estos datos, los profesionales del equipo (médico deportólogo, cardiólogo, psicólogo y profesores de
educación física) elaboran un programa de actividad física dosificado y personalizado. Es decir que partiendo
de una actitud y aptitud física se puedan lograr objetivos determinados de prevención primaria (antes de que la
enfermedad se produzca) y/o secundaria (para los que ya presentan una patología, y pueden mediante el
ejercicio beneficiar sus tratamientos: diabéticos, obesos, asmáticos, hipertensos, reumáticos, etc.) teniendo en
cuenta hábitos y costumbres.
Es fundamental entonces, que el programa a realizar sea placentero, es decir que alcance el máximo resultado,
dentro de un marco recreativo, para que la exigencia no provoque el desaliento y todo termine en un "esto no
es para mí".
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