Gestión de la Seguridad Revisado por pares esté calificado como un factor de higiene y sea un factor externo aplicado con un enfoque único que sirva para todos. Desde la perspectiva de la motivación de los empleados, un mejor enfoque, uno que identifica las tareas con valor intrínseco para el empleado, especifica la conducta que está bajo el control del empleado, y presenta un desafío de igual o mayor complejidad para su conjunto actual de conocimientos y habilidades, no puede tener éxito si incluye un objetivo de cero lesiones. Sin embargo, esto no significa que no se pueda fijar una vara alta para el desempeño. De hecho, una condición psicológica que Csikszentmihalyi (1990) llama experiencia de flujo se basa en el desafío individual presentado por un objetivo: Cero Lesiones En los juegos agonísticos, el participante debe sacar el máximo provecho de sus habilidades para cumplir el desafío presentado por las habilidades de sus oponentes. La palabra competir proviene del latín con petire, que significaba “buscar juntos”. Lo que cada persona busca es realizar su potencial, y es más fácil lograr esto cuando los otros nos obligan a sacar lo mejor de nosotros mismos. Ocho preguntas que deben hacerse antes de establecer las cero lesiones como objetivo de seguridad Por Michael Burnham •Aunque los objetivos de seguridad de cero lesiones son más comunes que nunca, su trasfondo lógico puede resultar sospechoso en algunos puntos. •Para lograr los objetivos de cero lesiones, se debe tener la voluntad de apoyar la perfección y la capacidad de reconocer y cambiar los factores que eventualmente puedan llevar a una lesión. Los conflictos e ineficiencias organizacionales y las realidades de la cognición humana limitan la capacidad de identificar los peligros latentes, de modo que se debe superar cada uno de ellos si lo que se desea es lograr la perfección. •Este artículo examina varias situaciones del mundo real que hacen que lograr una seguridad perfecta sea algo problemático, y también ofrece objetivos alternativos que pueden tener mejores resultados en el fortalecimiento de la cultura de seguridad y su correspondiente desempeño. L os grandes golfistas no se proponen el objetivo de anotar 18 eagles por ronda. El objetivo de los grandes bateadores no es batear 1.000 pelotas durante toda una temporada de béisbol. Aunque sería fantástico alcanzar todos los puntajes máximos, los estándares de la perfección absoluta no son parte del panorama del deporte profesional. No obstante, cuando se trata de la seguridad y las empresas, los objetivos de perfección absoluta son comunes. Los líderes siguen la lógica que dice que si la compañía considera la seguridad como una prioridad por la que no debe estar dispuesta a aceptar ni una sola lesión, debe entonces fijarse las cero lesiones como objetivo. Creen que todas las lesiones se pueden prevenir. Razonan que si una organización puede registrar un día sin lesiones, también puede entonces registrar 365 días igual. Estos líderes creen que el esfuerzo y compromiso de los empleados pueden ser los obstáculos principales que se deben superar cuando se desea alcanzar un historial de seguridad perfecto. Michael Burnham, CSP, es director de seguridad de Riggs Distler & Co., una empresa contratista mecánica, eléctrica y de servicios públicos con sede en Cherry Hill, NJ. Tiene un B.A. del Saint Anselm College y un M.S. de la Universidad de Fordham. Burnham es miembro profesional del Capítulo de Connecticut Valley de la ASSE, miembro de la Especialidad de Prácticas de la Construcción de la Sociedad y miembro de la Inter-Utility Overhead Training Association (Asociación de capacitación de sobrecarga entre empresas de servicios públicos). 40 ProfessionalSafety APRIL 2015 www.asse.org Los objetivos de cero lesiones son fáciles de comunicar y parecen estar en todas partes. Sin embargo, pueden ser contraproducentes para los esfuerzos de seguridad de una compañía si el contexto en el que se utilizan no se examina con detención. Por lo tanto, antes de establecer las cero lesiones como objetivo de seguridad, las organizaciones deben hacerse ocho preguntas clave. Pregunta 1: ¿Qué tan bien motiva a los empleados el objetivo de las cero lesiones? Cuando los objetivos se perciben como demasiado difíciles de alcanzar, la motivación de los empleados no aumenta (Livingston, 1969). La motivación verdadera se atribuye al logro, reconocimiento, responsabilidad, progreso y al trabajo mismo, no a los objetivos, que se encuentran dentro de los factores de higiene, que causan descontento cuando no son adecuados y que no ofrecen satisfacción alguna cuando sí lo son (Herzberg, 1968). Aquellos que se desempeñan de forma óptima están motivados por factores intrínsecos y no externos (Csikszentmihalyi, 1990), y los objetivos que funcionan como motivación son más eficaces cuando están individualizados, lo que significa que se pueden adaptar a la persona que trabajará por su consecución y que están diseñados con la perspectiva de la persona en mente (Deci y Flaste, 1995). Si las probabilidades de alcanzar un objetivo son menos del 50%, Daniels (2000) dice que la administración trata de engañar a los empleados para que trabajen por este, y que no funcionará. Deming (1985) incluso recomienda a los gerentes “eliminar los lemas, exhortaciones y objetivos para la fuerza laboral”. Un objetivo ideal, entonces, parece entrar en conflicto con el objetivo de las cero lesiones, ya que es probable que este último sea percibido como algo demasiado difícil de lograr, ©istockphoto.com/almagami; Numbers ©istockphoto.com/missbobbit EN RESUMEN Cuando los objetivos presentan un desafío a los empleados, requieren la adquisición de competencias, proporcionan retroalimentación y crean en la persona un sentido de control personal, es posible alcanzar una motivación óptima (Csikszentmihalyi, 1990). Las grandes expectativas, cuando se presentan de forma adecuada, conducen a un alto rendimiento (Donahue, 2005). También se debe tener en cuenta que requerir perfección no es un problema mientras el objetivo sea específico, motivador, alcanzable, pertinente y rastreable (Geller, 2001). Supongamos, por ejemplo, que una compañía desea tener un historial de seguridad sin lesiones en su zona de producción y se da cuenta de que hay un empleado que no siempre usa el PPE cuando es necesario. Un buen enfoque sería lograr un acuerdo con él para que use el PPE cada vez que ingrese a la zona de producción. Un enfoque más problemático sería imponer al empleado el requisito de evitar lesiones. El primer objetivo es intrínseco, sencillo, claro y está dentro del control del empleado, por lo que es más probable lograr la motivación requerida para la conducta deseada. El segundo objetivo es extrínseco, más complejo y, a veces, está fuera del control del empleado, por lo que se debería esperar una menor motivación hacia la conducta deseada. Ambos estándares reflejan perfección: utilizar el PPE el 100% del tiempo y evitar lesiones el 100% del tiempo. La diferencia está en cómo se elabora cada versión de la perfección. Un objetivo pretende motivar a los empleados para que se desempeñen a altos niveles. Aunque los objetivos son parte de la estructura de muchas empresas, no son obligatorios. Si un objetivo no motiva a los empleados a mantener los niveles actuales de desempeño o a mejorarlos, su propósito mismo está derrotado. Pregunta 2: ¿Cuál es el verdadero propósito de la organización? La seguridad compite con otros departamentos de la organización en la obtención de recursos finitos, lo cual abarca compromisos que no solo son necesarios, sino que también deseables. Una empresa tiene razones legítimas para limitar el nivel de seguridad que ofrece a su fuerza laboral, ya que cuenta con participantes (p. ej., empleados, clientes, reguladores, inversionistas) que tienen intereses competitivos que satisfacer. La seguridad no puede ser la única prioridad de una organización, ya que cada una tiene alguna que otra razón para existir. Pregunta 3: ¿Hasta qué punto la compañía está dispuesta a apoyar la perfección? Una organización no puede lograr la perfección a menos que esté dispuesta a apoyarla. Antes de considerar testo, revisemos las tres corrientes de teorías de la seguridad: 1) La teoría del dominó y sus relaciones de causa y efecto, que surge del trabajo de H.W. Heinrich y sus colegas, y que sugiere que los incidentes se derivan principalmente de los actos y condiciones no seguros. 2) La teoría de los sistemas, que incluye enfoques articulados por Charles Perrow y Sidney Dekker, sugiere que los incidentes ocurren cuando los factores se combinan de una forma que nadie pudo anticipar. 3) La seguridad basada en la conducta y sus variantes, que se origina en el trabajo de investigadores como John Watson y B.F. Skinner, y que se tipifican en el trabajo de autores como E. Scott Geller y Aubrey Daniels, sostiene que un comportamiento seguro es el resultado de los antecedentes y consecuencias que percibe cada trabajador. A pesar de sus diferencias, estas tres corrientes teóricas comparten la idea de que los seres humanos pueden tener influencia sobre las lesiones, al menos hasta cierto punto, y que hay algunas situaciones que tienen más probabilidades que otras de tener lesiones. En otras palabras, estas teorías concuerdan en que la observación, la inteligencia y esfuerzo de los humanos puede reducir la posibilidad de que ocurra una lesión, y que, cuando algo cambia, como los actos de los empleados, el contexto de un entorno laboral, o las recompensas o sanciones, la seguridad se puede mejorar. De este modo, en cierta medida, esto reduce a la seguridad a un asunto de voluntad institucional: Donde existe un fuerte deseo de anticiparse a cada factor que ha generado o que podría generar una lesión, y donde existe un fuerte deseo de alterar ese factor en beneficio de la seguridad del empleado, se puede alcanzar la excelencia en seguridad. Por otra parte, las organizaciones y sus líderes, a través de sus acciones o inacciones, crean causas raíz (teoría del dominó), forman sistemas emergentes que producen lesiones como síntomas (teoría de los sistemas), o premian la toma de riesgos mientras desatienden la eliminación de conductas no deseadas (teoría de la seguridad basada en la conducta). Para lograr un historial de seguridad perfecto, uno que se pueda predecir y que no sea simplemente el resultado de un golpe de suerte o un suceso aleatorio, las organizaciones y sus líderes deben identificar y abordar con eficacia todo lo que pueda ocasionar una lesión. Es poco probable que los resultados imperfectos generen resultados perfectos. Al final, la perfección tiene que significar que algo es perfecto al principio. Para ilustrar las dificultades que esto presenta en el mundo real, hagamos un sencillo ejercicio mental. Imaginemos a una organización que apoya la seguridad perfecta. Esto significa que: •Todos los conflictos organizacionales se resuelven a favor de la seguridad. •La seguridad cuenta con recursos ilimitados. •Que un empleado haya obtenido una puntuación del 90% en el examen final de la capacitación es algo no tan bueno, ya que quedó demostrado que no sabe un 10% de lo que se le enseñó. •Cada peligro conocido es mitigado, independientemente del efecto que tenga en los clientes, accionistas, miembros del público o cualquier otra parte interesada. •El equipo de negociación consigue todos los tratos que sean necesarios para cerrar contratos que cumplan con las diswww.asse.org APRIL 2015 Si un objetivo no motiva a los empleados a mantener los niveles actuales de desempeño o a mejorarlos, su propósito mismo está derrotado. ProfessionalSafety 41 posiciones de seguridad aplicables. •El personal de adquisiciones superpone la seguridad por sobre otras consideraciones al momento de comprar herramientas o equipos. Si cualquiera de estos escenarios se ve comprometido, se abre la puerta a las lesiones. Cualquier compromiso crea una entrada imperfecta que puede disminuir la esperanza de un resultado perfecto. Este ejercicio mental pone a prueba la creencia de que los objetivos de cero lesiones son alcanzables. La seguridad perfecta dicta que se debe cerrar una calle cuando hay un grupo de trabajadores realizando obras en el lugar. Pero, ¿qué sucedería si la ciudad no permite el cierre de la calle? La seguridad perfecta dicta que se debe contratar a otro profesional o a más personal de oficina cuando faltan recursos humanos en el grupo de seguridad. Pero, ¿qué sucedería si el plan de contratación o el presupuesto no lo permite? La seguridad perfecta dicta que los trabajadores de una compañía de electricidad no deben realizar excavaciones sino hasta que se marquen todas las instalaciones subterráneas. Pero, ¿qué sucedería si se debe reparar una línea eléctrica y la compañía de gas no ha respondido a la llamada de emergencia para marcar las redes de suministro cercanas? Una vez que la empresa de servicio haya cumplido con el periodo de espera requerido legalmente, ¿cuánto tiempo deben esperar los trabajadores para realizar las excavaciones, y en qué punto el deseo de la compañía de electricidad de garantizar una seguridad perfecta para sus propios empleados entra en conflicto con la seguridad de sus clientes que están sin servicio? Lograr las cero lesiones no es algo imposible. Sin embargo, para lograrlo, se requiere tomar complejas decisiones que plantean preocupaciones en torno a la seguridad de los empleados por sobre otros asuntos que suelen considerarse legítimos. Nuestro mundo no es perfecto. Dekker (2011) describe de qué manera hasta las organizaciones sinceras y conscientes de la seguridad pueden sucumbir ante la desviación: Las decisiones locales que en su momento podían tener sentido, dados los objetivos, conocimientos y mentalidades de los encargados de tomar las decisiones, pueden transformarse de forma gradual en un conjunto de circunstancias socialmente organizadas que hacen que el sistema tenga más probabilidades de arrojar un resultado perjudicial. Las decisiones localmente sensatas en torno a cómo lograr un equilibrio entre seguridad y productividad —que se adoptan una vez y se repiten con éxito— con el tiempo pueden convertirse en guiones irreflexivos, rutinarios y menospreciados, que llegan a ser parte de la visión de mundo que las personas de toda una organización o sistema llevan a sus problemas de decisión. . . . La presión de la producción y el horario, los costos y la escasez de recursos se traducen en diferentes objetivos contradictorios presentes en un sistema complejo, los cuales las personas del sistema y su entorno resuelven, o concilian y equilibran diariamente en miles de compensaciones de todas magnitudes. La desviación puede ocurrir a causa de la competencia o las inseguridades del ambiente. Suele ocurrir lentamente. Puede ocurrir cuando las personas hacen suposiciones sobre las cosas que son imposibles de saber con certeza. En el mundo real, también puede invocar la voluntad de tolerar el problema de la perfección, incluso cuando el deseo de las cero lesiones es sincero. 42 ProfessionalSafety APRIL 2015 www.asse.org Pregunta 4: ¿Cómo una compañía puede controlar todos los factores que contribuyen a la ocurrencia de lesiones? En teoría, todas las lesiones son evitables, pero no siempre la víctima las puede prevenir, lo cual significa que hay ocasiones en las que el empleado hace exactamente lo que se le indicó y, aún así, resulta lesionado. Por ejemplo, piense en una persona que, cuando se detiene ante una luz roja, la chocan por detrás; el conductor del otro vehículo escribía un mensaje de texto mientras conducía. ¿El incidente se podía evitar? Por supuesto: No escriba mensajes cuando conduzca. Sin embargo, desde la perspectiva de la persona que se detuvo en la luz roja, la respuesta es que el incidente no se podía evitar, especialmente si el vehículo tiene sus luces de freno funcionando adecuadamente, cinta de señalización retroreflectante y notas de advertencia en la parte trasera. En palabras simples, hay veces en que las empresas no tienen control sobre la persona más responsable de una lesión o sobre el contexto en que esta se produce. Tan solo con poner a sus empleados en la calle, las empresas corren el riesgo de que alguien los choque sin que tengan la culpa. De acuerdo a la teoría del dominó, los incidentes no ocurren por sí solos, sino que como resultado de “una mala política de gestión, controles inadecuados, falta de conocimiento, evaluación inadecuada de los riesgos existentes u otros factores personales” (Heinrich, Peterson y Roos, 1980). El control de incidentes en los modelos de causa y efecto, entonces, implica contar con procedimientos cuidadosamente elaborados; comprender detalladamente los controles administrativos y físicos, y su implementación; ofrecer una capacitación de alto nivel a los empleados; e instruir y capacitar a las personas para que reconozcan y mitiguen los riesgos. Las falencias en cualquier área pueden reducir la capacidad de una organización para respaldar y alcanzar la perfección. Según la teoría de los sistemas, una organización puede intentar prever todas las maneras en que los eventos se pueden combinar de forma inesperada. También puede ser útil crear las condiciones previas para la diversidad. Corregir los problemas pequeños antes de que se conviertan en situaciones más graves o verdaderos desastres se transforma, en efecto, en una manera de controlar todos los factores que contribuyen a que se produzca una lesión. No obstante, es posible que el diseño de soluciones para los problemas de seguridad presentes en los sistemas complejos no tenga éxito por sí mismo, debido a la naturaleza impredecible del sistema (Dekker, 2011). Hay otros dos puntos sobre el control de los factores conducentes a lesiones que son importantes. En primer lugar, los productos disponibles en el mercado están diseñados y fabricados para ser lo suficientemente seguros. En determinado momento, se alcanza un nivel satisfactorio de la seguridad del producto en las mentes de los ingenieros, y llevar la seguridad a un nivel más alto resulta algo prohibitivo en cuanto a los costos, ocupa demasiado espacio o no es técnicamente viable (Dekker, 2011). Reason (1997) señala que los componentes de un sistema más grande suelen diseñarse con vidas operativas más cortas que el mismo sistema, como los faros delanteros, luces intermitentes, luces de freno o fusibles de un vehículo, lo cual significa que un componente puede fallar durante la operación del sistema. Esto implica que se requiere mantenimiento, lo que a su vez presenta al sistema la posibilidad de que se produzca un error humano involuntario. Incluso si una organización pretende respaldar la perfección, su capacidad de hacerlo debe depender del compromiso de otras personas, desde el fabricante del vehículo hasta los fabricantes de las herramientas, e incluso de las personas que diseñan y venden los muebles de oficina y electrodomésticos. En segundo lugar, algunos eventos son tan improbables que las personas simplemente no están conscientes de ellos o de su posible impacto. Estos cisnes negros (Taleb, 2010) revelan la incapacidad humana de predecir el futuro con certeza, ya que las personas no pueden predecir lo que no han experimentado. Según Taleb (2010), los cisnes negros también revelan una reticencia natural a preparase completamente para ciertos eventos incluso cuando se sabe a grandes rasgos que existe una posibilidad de catástrofe. Por ejemplo, tenemos el tsunami del océano Índico ocurrido en diciembre de 2004 y el huracán Katrina en agosto de 2005. En cada caso, la gente ya estaba enterada de la devastación que se venía; es probable que todos los afectados hayan tomado medidas más enérgicas para mitigar el subsecuente daño y sufrimiento. El control de los factores que contribuyen a que se produzca una lesión es un componente crítico del trabajo para alcanzar la perfección. Donde las compañías reconocen que ellas o sus trabajadores no tienen control sobre ciertos factores, o donde las compañías sospechan que quizás no sean capaces de entregar excelencia en varias áreas a la vez (p. ej., escribiendo procedimientos o impartiendo capacitación), o donde las organizaciones reconocen que algunos eventos son demasiado impredecibles como para pronosticarlos con exactitud, es donde pueden desear detenerse antes de establecer los objetivos de seguridad de cero lesiones que responsabilizan a los empleados cuando estas se producen. Pregunta 5: ¿Cuáles son las limitaciones cognitivas que hacen que las personas sean susceptibles a errores, incluso en los mejores sistemas de gestión? Cabris y Simons (2009) sostienen que las limitaciones cognitivas llevan a las personas a creer ciertas cosas sobre sus capacidades que no son ciertas, y que a veces sus capacidades cognitivas no son compatibles con las tareas que deben llevar a cabo. Describen varias ilusiones. •La ilusión de la atención. Los humanos experimentan el mundo mucho menos de lo que creen. Aunque experimentemos vívidamente algunos de sus aspectos, no procesamos todos los detalles de la información disponible, en especial cuando nos enfocamos en una tarea específica. Así es como las personas pueden contar el número de pases que hace un equipo de baloncesto, pero no notan a la persona disfrazada de gorila que camina hacia el centro de la escena, golpea su pecho y vuelve a salir. •La ilusión de la memoria. Existe un contraste básico entre lo que creemos vamos a recordar y lo que efectivamente recordamos. Los recuerdos pueden verse influenciados por las sugerencias o por la nueva información que se adquiere mucho después de que se formó el recuerdo inicial. Chabris y Simons (2009) también informan que las investigaciones indican que los recuerdos son rememorados por el cerebro bajo un contexto determinado, y que este contexto puede influir la precisión del recuerdo recuperado. En resumen, los recuerdos que las persones insisten son correctos suelen estar bastante equivocados. •La ilusión de la confianza. Los humanos a menudo sobrevaloran sus propias cualidades y tienden a interpretar la confianza (o la falta de esta) que otros tienen como señales válidas de sus propias capacidades, su nivel de conocimientos y la precisión de sus recuerdos. Todos nos hemos encontrado con personas que, a pesar de no tener conocimiento sobre un tema, demuestran gran confianza al referirse a este. •La ilusión del conocimiento. Creemos que sabemos más de lo que hacemos. •La ilusión de la causa. Las mentes humanas están hechas para detectar el significado en patrones, infieren relaciones causales de las coincidencias y creen que los acontecimientos anteriores causan los que le siguen. Dos eventos que ocurren juntos pueden estar correlacionados, pero esto no significa que uno provocó el otro. •La ilusión del potencial. Los humanos tienden a pensar que en el cerebro hay una amplia reserva de habilidades mentales sin explotar, que solo esperan a que las usen cuando es posible. Las personas creen que pueden desempeñarse a altos niveles y en un amplio rango de contextos y situaciones, mejor de lo que en realidad pueden. También, tienden a creer que pueden alcanzar ese potencial utilizando técnicas simples que son fáciles y rápidas de implementar. Kahneman (2011) ilustra otras predisposiciones y áreas de autosuficiencia de los humanos. La ley de los pequeños números lleva a las personas a subestimar el grado de variabilidad en muestras pequeñas, lo cual dificulta el poder distinguir entre causa y efecto y casualidad aleatoria. La falacia de la planificación describe la tendencia humana de hacer pronósticos de maneras que se acercan absurdamente a los mejores escenarios. El efecto de anclaje ocurre cuando las personas consideran que un número desconocido tiene un valor determinado antes de estimarlo; las estimaciones están cerca del número que la gente consideró. Los humanos son reacios a asumir riesgos cuando hay pérdidas y ganancias en juego, pero sí los asumen cuando están frente a una pérdida inevitable que se compara con una pérdida mayor que simplemente es probable. Además, cuando las empresas establecen las cero lesiones como objetivo y ocurre una lesión, arriesgan lo que Arielly (2012) llama el efecto “qué más da”. La investigación de Arielly expone que una vez arruinado el objetivo, la decepción cognitiva ocurre en el sentido opuesto de este. También demuestra que cuando el miembro de un grupo de pares hace trampa, es muy probable que el resto del equipo también lo haga, lo cual sugiere que la presión por cumplir el objetivo de las cero lesiones competirá contra la presión de seguir los procedimientos seguros, usar el PPE e identificar y mitigar los riesgos. De este modo, uno puede concluir que prevenir errores a veces implica superar limitaciones que están sólidamente arraigadas en el cerebro. Al enfocarse en el resultado final y en nada más, se ignora la complejidad de las diferentes lesiones e incidentes graves. Dentro de esa complejidad hay áreas de mejora. Pregunta 6: ¿De qué manera el objetivo de las cero lesiones perjudica la capacidad de liderazgo? El liderazgo implica una relación con otras personas, la que comprende lazos de lealtad y compromiso. Requiere la articulación de una visión y la creación de un pacto entre el líder y sus seguidores, y requiere que el líder comunique la visión, tanto en palabras como en acciones, en formas que cumplan con las expectativas de este pacto (Sergiovanni y Starratt, 1988). Cuando un líder establece las cero lesiones como objetivo y lo cumple, todo está en orden, lo que supone, sin embargo, que la compañía puede prevenir todas las lesiones y que apoyará la perfección. Si aún se producen lesiones, esto expone al líder que comunicó una visión que no se está realizando. ¿Cómo responderán los seguidores si un líder ejerce una medida disciplinaria o despide a un empleado que según ellos solo estaba en el lugar equivocado y en el momento equivocado? ¿Cómo responderán los seguidores si un líder establece soluciones que aún no logran los resultados? Por www.asse.org APRIL 2015 ProfessionalSafety 43 nización. . . . El único objetivo alcanzable en la gestión de la seguridad no es lograr los cero accidentes, sino que llegar a esa región del espacio de seguridad asociada a la máxima resistencia, y luego quedarse ahí. El solo hecho de dirigirse hacia una mayor seguridad no es difícil. Pero mantener esas mejoras es un trabajo muy arduo. Enseñe a las personas a cómo reconocer los obstáculos, y capacítelas para crear rutas conductuales apropiadas en torno a estos. sobre todo, ¿cómo responderán los seguidores si el líder no hace nada, y prácticamente les dice que las cero lesiones son una prioridad pero su actuar demuestra lo contrario? Los muestreos de esta investigación sugieren que los líderes deben percibirse como personas que siempre dicen lo que intentan transmitir: •Gardner (2006): “El ingrediente más importante para que una historia tenga sentido es la verdad, y el rasgo más importante que un líder debe tener es la integridad”. •Daniels (2000): “Para que confíen en usted, todo lo que debe hacer es lo que dice que va a hacer”. •Patterson, Grenny, Maxwell, et al. (2008): ¿Qué tan importante es la confianza para un líder? Es lo más importante. La confianza es la base del liderazgo. Es el pegamento que mantiene junta a una organización. Los líderes no pueden quebrantar la confianza que tienen con las personas y seguir teniendo influencia sobre ellas. Simplemente no se puede. Pregunta 7: ¿De qué manera el objetivo de las cero lesiones dificulta la capacidad de la organización para aprender? Los objetivos de cero lesiones desalientan la notificación de incidentes (Geller, 2001). Cuando la gerencia pierde el contacto con lo que está sucediendo en terreno, es incapaz de identificar las tendencias negativas antes de que se produzcan lesiones. Además, al enfocarse en el resultado final y en nada más, se ignora la complejidad de las diferentes lesiones e incidentes graves (Dekker, 2006). Dentro de esa complejidad hay áreas de mejora. También considere que este fracaso es esencial para el aprendizaje (Conklin, 2012; Dweck, 2006; Lehrer, 2009). Nadie desea que ocurran lesiones graves, pero, cuando se presentan, pueden impulsar un cambio más profundo que lo que se puede cuando las aguas están tranquilas (Colvin, 2008). Según Colvin (2008), el dominio de un campo determinado proviene de la práctica deliberada. Los trabajadores con bajo rendimiento que cometen errores durante una tarea evitan volver a repetirla en el futuro, mientras que aquellos con un alto rendimiento están más dispuestos a desarrollar dichas tareas y cometen los mismos errores 44 ProfessionalSafety APRIL 2015 www.asse.org varias veces hasta que aprenden a corregirlos. La investigación de Dweck (2006) indica que las personas que poseen una mentalidad de crecimiento —aquellas que creen que sus cualidades básicas se pueden cultivar a través del esfuerzo— superan a las personas con una mentalidad fija, quienes creen que sus cualidades básicas no cambian. En este contexto, los propósitos, el cometer errores como parte de una curva de aprendizaje y el exponerse a lesiones mientras se trabaja en eso, entran en conflicto con el deseo de lograr cero lesiones. Pregunta 8: En vez de las cero lesiones, ¿en qué enfoques puede centrarse una compañía para lograr mejores resultados? Considere estas ideas: •Enfóquese en conseguir empleados para enseñar a otros. Aprovechar la fuerza de las relaciones entre pares permite a los empleados aprender de los momentos educativos a medida que se presentan en el trabajo (Lakey, 2010). En un año, una gran organización podría beneficiarse de las decenas de miles de momentos educativos que, de otro modo, se quedarían en el camino. •Enfóquese en las conductas específicas deseadas y en cómo la compañía responderá cuando se exhiben (Agnew y Snyder, 2008). Realice un seguimiento de las conductas y respuestas hasta que los hábitos deseados se desarrollen en los otros. Enseñe a las personas a cómo reconocer los obstáculos, y capacítelas para crear rutas conductuales apropiadas en torno a estos. •Recuerde a las personas el propósito de la organización (Pink, 2009). Se ha demostrado que esto mejora la motivación. •Aborde la gestión de la seguridad como un programa de acondicionamiento físico a largo plazo (Reason, 1997). Como dice Reason: Más que luchar infructuosamente por ejercer control directo sobre los incidentes y accidentes, los gerentes deben medir y mejorar con regularidad aquellos procesos —diseño, hardware, capacitación, procedimientos, mantenimiento, planificación, presupuestos, comunicación, objetivos en conflicto y similares— que se sabe están implicados en la ocurrencia de los accidentes de la orga- •Enfóquese en las pequeñas recompensas que recibe cada persona que cumple un objetivo (p. ej., usar el PPE cuando es necesario) (Geller, 2001). Cada vez que sea posible, evite hacer de las recompensas una proposición tipo “si hace esto, le doy esto otro”; en vez de eso, presente recompensas que sean una sorpresa para quienes exhibieron la conducta deseada (Kohn, 1993). •Enfóquese en crear un entorno de trabajo donde los problemas menores se abordan inmediata y eficazmente. Algunos teóricos creen que una conducta desviada es el resultado inevitable de un desorden percibido (Wilson y Kelling, 1982, citado en Gladwell, 2000). •Enfóquese en enseñar los elementos de la inteligencia emocional (Goleman, 2006). Los estudios realizados en entornos grupales descubrieron que el factor más importante en la calidad del producto del grupo era el grado de armonía que sus miembros crearon dentro del grupo. El coeficiente intelectual colectivo del grupo importaba menos que su coeficiente emocional. Conclusión Anotar 60 golpes en un campo de golf o lograr un porcentaje de bateo de 0,380 en una temporada de béisbol son logros excepcionales de excelencia a pesar de que están muy por debajo de la perfección. Establecer las cero lesiones como objetivo puede parecer lógico y sentirse como algo fácil de manejar, pero puede perjudicar los esfuerzos de seguridad de una organización. Puede tener efectos cuestionables en la motivación de los empleados, incluir supuestos incorrectos o poco fiables, y puede evitar que una organización mejore. Puesto que los objetivos de cero lesiones son voluntarios, y dado que son solo una opción entre muchas, las dudas que rodean su eficacia debiesen motivar a toda organización a considerar otros enfoques. En vez de enfocarse en las cero lesiones, hable de otra cosa. Estas conversaciones pueden ser los primeros pasos hacia una cultura de la seguridad mejorada, la que podría llevarnos efectivamente (sí, lo adivinó) a las cero lesiones. PS Referencias Agnew, J. y Snyder, G. (2008). Removing obstacles to safety: A behavior-based approach. Atlanta, GA: Performance Management Publications. Arielly, D. (2012). The (honest) truth about dishonesty: How we lie to everyone—especially ourselves. Nueva York, NY: HarperCollins Publishers. Chabris, C. y Simons, D. (2009). The invisible gorilla: How our intuitions deceive us. 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